• • • • ❁ 𝖤𝘀𝗉𝗲𝖼𝗶𝖺𝗹 5𝗸 ❁ • • • •
「¿Qué le puede esperar al hombre más fuerte de la humanidad en su primer invierno?」
LEVI
Gracias al apoyo de Erwin y los demás, estaba tratando de superar la muerte de Farlan e Isabel. Entre una recolección entre Erwin, Hange, Mike, Nanaba y Odelia, fue que me ayudaron a conseguir ropa, ya que decían que estos tiempos de frío serían difíciles para mí al no acostumbrarme por completo a los diferentes cambios de clima.
Realmente sabía que nunca podría superar sus muertes. Desde aquel día, sufría intensamente con la pesadilla de repetir sus muertes una y otra vez en mi mente. Sin embargo...
—¡Levi! —llamó a la puerta la apestosa cuatro ojos entrando a mi cuarto como si nada.
—¿Qué rayos quieres, cuatro ojos apestoso?
—Alístate para salir. Usa ropa abrigada, creo que comenzará a nevar y tengo demasiado seguro que no querrás pescar un resfriado.
Como la apestosa me lo pidió, me decidí colocar un abrigo café que anteriormente Odelia me había regalado, junto a una bufanda tejida que ella misma hizo.
「Flashback」
Nos encontrábamos planeando entre escuadrón los planes que tendríamos al salir a la próxima expedición. El problema era que la mocosa de Odelia no permitía que escuchara a Erwin con claridad, girándome a observar a la molesta chica y su ruido.
—¿Puedes dejar de hacer ese maldito ruido? —me dirigí a la castaña arrebatando lo que tenía en manos que provocaba ese sonido.
—¡Enano idiota, lo vas a echar a perder! —gritó molesta Odelia mientras retomaba con brusquedad lo que le había quitado.
—¡Silencio los dos! —golpeó la mesa Erwin llamando la atención de ambos— Oda, por favor deja eso por un momento. Estamos en una reunión importante.
La castaña soltó un gruñido y dejó las cosas sobre su regazo, uniendo sus dedos y mirando atenta lo que Erwin continuaba diciendo.
Tras unos minutos finalizó la reunión, Erwin iba a decir algo más pero Odelia salió disparada de su asiento corriendo a la salida.
—Esa mocosa... ¿Cómo es que la soportas? —pregunté molesto mientras me levantaba para cerrar la puerta y volver a mi asiento. Fruncí el ceño al solo obtener una risa como respuesta.
—No puedo culparla. Está muy estresada por la nueva expedición y se tranquiliza tejiendo. Incluso me habló sobre darte algo a tí también. Se ha preocupado por ti desde la última expedición —sonrió ligeramente el rubio mientras jugueteaba con sus dedos.
Sentí mis mejillas calentarse, probablemente de la vergüenza al haberla molestado de esa manera. Jugueteé con mis dedos de la misma manera que Erwin.
Maldición. Ahora tendría que ir a disculparme con ella.
Me levanté de mi asiento y me despedi del cejas, dirigiéndome a la habitación de la mocosa.
«¿Estará demasiado enfadada conmigo que me cerrará la puerta en los dedos?» diablos, ahora estaba pensando cosas estúpidas mientras me decidía en si tocar la puerta o no.
Antes de que mis nudillos golpearan la madera de la puerta, la cabellera café de Odelia salió, haciendo que mirara un poco hacia arriba para verla.
Su rostro estaba sorprendido y luego desvió la mirada con una mueca demostrando su molestia. A pesar de que era obvio que no quería verme ni yo ella, no podía evitar sentir algo dentro de mi interior cada vez que la veía.
No pude decir algo cuando un sobre café cubrió mi vista hacia su rostro, ahora centrándome en el paquete que tenía frente a mí.
—Casi desbaratas la bufanda que estuve tejiendo para ti casi dos semanas... —tomé el sobre y lo abrí, viendo una bufanda gris— De todos modos, no debí gritarte de esa forma, lo siento...
Mis mejillas se inundaron de rojo por el frío del viento, al igual que sus pómulos se tiñeron de un color bermellón.
—Y-yo también lo siento.
「Fin de Flashback」
Espera, ¿qué rayos estoy haciendo?
Chasqueé la lengua y dejé las cosas en su respectivo lugar, cerrando la puerta de golpe.
En la entrada de cuartel general de la Legión nos esperaban todos, pero una mirada de enojo fue la que se posó sobre mí.
—¿Por qué estás sin cubrirte? Te enfermarás si te vas así —frunció el ceño Odelia.
—Tch. Simplemente tomo té y ya —respondí molesto, ni siquiera un Hola dijo primero.
Antes de que iniciáramos una pelea, Mike y Nanaba calmaron la situación, mientras que Erwin junto a Hange y Moblit se reían de nuestras peleas.
—Será mejor que iniciemos nuestra caminata antes de que la tormenta de nieve nos alcance —sugirió Mike mientras movía su nariz extrañamente.
—¡Sugiero una guerra de nieve! —gritó Nanaba mientras corría hacia el, ahora, piso cubierto de color blanco.
—¡El último que llegue a la cafetería es un titán excéntrico! —gritó la cuatro ojos mientras corría y saltaba entre la nieve con su niñera cuidando de que no se cayera.
—Vamos, chicos —sonrió Odelia mientras esperaba que Mike y Nanaba se decidieran a salir.
El cielo que ví al salir de las murallas era tan luminoso en el primer día, pero la lluvia torrencial fue la que me arrebató lo que más amaba en este mundo. Pero no podía dejar de preguntarme... ¿cómo se será ese nuevo cielo? ¿Cómo será verlo junto a todos ellos?
Todos caminaron hasta salir del lugar a excepción de Erwin quien quedó detrás de mí.
No podía dejar de pensar en cómo se sentiría aquello. Alcé mi mano y extendí la palma, esperando por que alguna de aquellas bolitas blancas cayera sobre mi mano, sintiendo al instante cómo se derretía sobre mi mano cada gota congelada.
—¿Qué tal es? —preguntó Erwin detrás de mí mientras se colocaba la bufanda que Odelia también le tejió.
Miré más allá de mi mano, observando a aquella chica de orbes chocolates mirando con la misma emoción la lluvia de copos que caían sobre su rostro y cabello.
—Es muy bella —respondí instintivamente. Para cuando me dí cuenta, Erwin me miraba con el celo fruncido, para después cambiarlo por una sonrisa socarrona—. N-no me malentiendas, yo...
—¿Quién habló sobre malentendidos? —guardó Erwin sus manos sobre los bolsillos de su chaqueta de la Legión y salió junto a los demás para alcanzarles el paso.
Suspiré decidiendo entre sí salir o no, la ventisca comenzaba a ser más dura, pero tampoco quería regresar por mis ropas...
—Tch. De verdad que no aprendes, ¿verdad?
Cuando menos me di cuenta, un calor se instaló alrededor de mi cuello, Odelia me había dado la bufanda que ella traía para que yo no tuviera frío. Miré sorprendido a la castaña que me miraba con molestia, como si quisiera decir algo más, pero a ninguno le salían las palabras.
»¿Vas a venir o no? —preguntó algo impaciente Odelia por querer alcanzar a los demás.
—Pero te va a dar frío...
—Yo no soy tonta como para dejar mi abrigo y que se quede cómodo en mi armario —rodó los ojos y con una sonrisa comenzamos a caminar.
Yo fui el último que quedó atrás, mientras veia cómo la marca de las suelas de zapatos de Odelia de hundían en la tomó la mano con la que había tocado aquella nieve, dejando la huella de sus pasos.
Dí mis primeros pasos colocando mis suelas sobre los rastros que dejaba en el suelo, haciendo que mi velocidad se ralentizara al caminar el mismo sendero que ella. No sé si la mirada intensa que Odelia me daba para apresurarme fue lo que me hizo levantar la cara, encontrándome con su sonrisa burlona por verme hacer eso, provocando que me sonrojara.
A pesar de que no había prisa, la posibilidad de que ella era a veces demasiado impaciente fue lo que provocó en alentarme a avanzar rápido al tomarme de la mano.
»¡Eh! ¡Tus manos están muy frías! —se quejó Odelia, pero en vez de separarse, unió más nuestro agarre.
Para ser sincero, el calor que se instalaba sobre mi cuello no se podía comparar a la calidez que me brindaba su mano y que lo transmitía a mi corazón, sintiendo una gran calma...
Sin darme tiempo a decir algo, comenzamos a correr sobre la nieve, se sentía como si pudiera caminar sobre aquella blancas nubes.
Llegamos hasta la cafetería donde los demás habían planeado ir a cenar, tomando asiento todos sobre una misma mesa. De un lado se encontraban Nanaba, Moblit y Odelia, en una de las laterales estaba Moblit y frente a los otros tres eran Hange frente a Nanaba, Mike paralelo a mí y Erwin cara a cara con Odelia.
—Levi —me llamó el rubio— ¿quieres que cambiemos de lugar? —preguntó con una sonrisa que parecía amable, pero sabía muy bien que era lo contrario, yo négue molesto.
—¿Por qué querría cambiar de lugar? —traté de defenderme.
—No lo sé, tú dime.
Chasqueé la lengua y antes de que pudiera replicar algo, la mesera del lugar comenzó a atendernos.
ꕤꕤꕤꕤ
—¡Ah! ¡Quedé demasiado llena que creo que podría rodar sobre la nieve sin problemas! —se quejó la cuatro ojos mientras masajeaba su estómago, los demás asistieron como respuesta.
—¡Mike, por favor cárgame! —pidió Odelia mientras trataba de subirse a su espalda, respuesta que fue negada cuando el sabueso la soltó.
—¡Me hundo en la nieve con cargarte! —bromeó el rubio, cosa que supimos que no salió bien cuando escuchamos un grito de fondo a lo que todos giramos— ¡Eso dolió!
—¡A qué hora debería reírme, sabueso! —Odelia estaba formando bolas de nieve y las lanzaba con fuerza hacia el rubio, quien trataba de esquivarlas sin mucho éxito.
—¡Declaro una guerra de nieve! —gritó Nanaba mientras alzaba sus manos de una forma extraña para después comenzar a formar con sus manos una bola blanca y lanzarla contra Hange, la cual fue interceptada por Moblit, quien cayó al suelo luego de que la bola de nieve diera en su cara.
—¡Moblit! —gritó Hange dramáticamente mientras sostenía en sus brazos al muchacho que fingía estar lastimado.
—Cabo Zöe —llamó con la voz entrecortada Moblit mientras movía con temblor su mano hacia el rostro de la gafuda, quien miraba con lágrimas en los ojos a su amigo— S-salvese y vi-viva en p-paz. Y-yo la... —antes de terminar su frase, dejó caer su brazo, sacó su lengua mientras cerraba sus ojos y Hange gritó.
—¡NOOOO! —su grito resonó en todo nuestro alrededor, llamando la atención de los que estaban a su alrededor— Moblit, prometo que te vengaré. ¡Así me cueste sacrificar mi vida yo...!
La bola certera de Odelia cayó en la boca de Hange, impidiendo que siguiera hablando y el resto de nieve cayera sobre la cara de Moblit.
—¡Dejen de hablar tonterías y jueguen limpiamente, sin dramatismo ni muertes! —regañó Odelia a los dos chicos, mientras les volvía a lanzar bolas de nieve que había hecho en todo ese transcurso de escena.
—¡Consagren sus corazones! —gritó Erwin mientras le lanzaba varias bolas a Mike y Nanaba, quienes contra atacaban al rubio de la misma manera.
Sinceramente, lo menos que quería ensuciar mi ropa, pero debido a la situación...
—¡Cejas, voltea hacia aquí! —llamó Odelia al castaño mientras corría con una gran bola de nieve alzándola al aire, lista para lanzarlo a la cabeza del rubio, sin embargo, en un rápido movimiento Erwin esquivó la bola.
Cayendo la gigantesca esfera de nieve sobre mi cabeza.
Quizás el calor que ahora sentía en mi cuerpo debía ser del enojo, pero lo único que podía pensar en la en la graciosa cara de susto que Odelia ponía.
—¿Qué pasa, Odelia, te zurraste del miedo? —pregunté de manera seria mientras me acercaba a ella y me limpiaba la nieve de mi cuerpo. Odelia por inercia se alejaba de mí dando pasos hacia atrás.
Me agaché para comenzar a formar una bola mucho más grande que la que Odelia hizo y la comencé a perseguir mientras yo le seguía el paso.
—¡Corre y no mires atrás! —gritó Nanaba mientras los demás se ordenaban para ver la situación detrás de nosotros.
—¡No te detengas, corre por tu vida! —gritó esta vez Mike.
—¡Dale duro, Levi! —gritó Hange mientras alzaba los brazos y zarandeaba a Moblit.
—¡No te dejes, Odelia! ¡Apresúrate, Levi! ¡No se alejen tanto! —el último grito que escuché fue el de Erwin. Diciendo esas tonterías, era difícil saber de qué lado estaba apoyando.
La castaña corría como si de salvar su vida se tratase, esquivando a diestra y siniestra a todos los transeúntes que paseaban tranquilamente por el lugar mientras yo le seguía el paso.
—¡Levi, podemos hablarlo! ¡Eres mucho más fuerte que yo! ¡Es injusto! ¡Además, fue sin querer! ¡Pido tregua! —gritaba algo histérica Odelia.
Yo intentaba reprimir una carcajada mientra la perseguía, creo que nos veíamos bastante ridículos de esta manera. Pero estaba seguro de no querer ceder hasta que pudiera tener mi revancha de esto.
No me detuve cuando quiso perderme después de derrapar debajo de un carruaje, mientras que yo decidí saltar encima de la carreta de madera, acercándome cada vez más a ella.
Llegamos hasta un callejón donde la dejé acorralada, sin el equipo tridimensional estaba perdida y yo ganaba esta apuesta, finalmente.
—L-levi, por favor, reconsidere esto. Ambos perderemos si seguimos así.
—Yo decido cuál es la elección más idónea, la que más me guste —hablé mientras alzaba con fuerza la masa gigante de nieve y me acercaba hacia ella—, y la que más me gusta es...
No tuve tiempo de reaccionar cuando recibí una tacleada por parte de la castaña, cayendo ambos al suelo y la gran bola de nieve aterrizaba directamente en todo mi rostro.
Maldición, nunca puedo predecir lo que pasará cuando estoy junto a ella...
—¡Levi, ¿estás bien?! ¡Perdóname! —fue lo que escuché a la profundidad de mi cara hundida en la nieve mientras Odelia retiraba toda la escarcha de mi rostro y cabello para después tomarme de las mejillas— ¿Te duele la cara? ¡T-tienes fiebre, estás muy rojo!
Lo peor de todo es que no era por la fiebre que estaba así de colorado. Odiaba que ella nunca se diera cuenta de lo estúpidamente cerca que estaba siempre.
—Tch. Dame espacio —fue lo único que dije mientras me limpiaba el resto de nieve que ahora se estaba volviendo agua.
—Lo siento —sé que lo decía de verdad, pero ahora no podía darle la cara si es que quería que se diera cuenta de lo rojo que estaba por su culpa.
Aunque en realidad, no fue necesario fingir mucho tiempo, ya que a los minutos comencé a estornudar sin cansancio, mientras que mi color rojo de las mejillas no se reducía.
Al final de la velada, me enfermé, también la cuatro ojos y Nanaba.
—Tómate estos días para descansar, no podrás trabajar en ese estado. Después enviaré a alguien para que te cuide, y no te atrevas a renegar —me ordenó Erwin, yo chasqueé la lengua y salí de la habitación, con un poco de mareo y escalofríos, pero pude llegar a mi habitación.
Directamente me dirigí a la cocina del comedor para preparar algo de té que quedaba. Tendría que ir después por más té.
La serie de estornudos no tardó en reaparecer y con cansancio me dirigió a la cabaña de los hombres que antes compartían con Farlan...
El golpe de la puerta me sacó de mis pensamientos, con esfuerzo alcé la voz y permití que pasaran, encontrando a una preocupada mocosa en el umbral de la puerta.
—No te preguntaré cómo te sientes, porque te ves realmente mal —dijo con un ligero tono de diversión, pero en la mayoría lo dijo con preocupación—. Erwin me dijo que te visitara.
Cerró la puerta y se dirigió a paso apresurado hacia mí acercando su mano hasta mi rostro, colocándome nervioso.
—¿Q-qué vas a hacer? —pregunté inquieto, ella apartó su mano y tomó asiento en una de las literas de la habitación.
—Ver cuánta fiebre tienes, por supuesto —respondió con obviedad—. Si tienes problemas conmigo, deberías decirle a Erwin.
—N-no los tengo —respondí removiendome en mi lugar, algo nervioso—. Es solo que no quiero ser una molestia.
Odelia chasqueo la lengua molesta— ¿Y quién te dijo que lo eres, tonto?
Aprete la tela de mi cama y hablé lo que sentía desde hace un tiempo.
—Es que... Lamento de alguna manera que todos hayan gastado de su dinero para ayudarme —declaré con sinceridad bajando la mirada.
Y era verdad lo que expresaba, después de haber intentado matar a Erwin, no podía evitar a veces sentirme culpable de lo que hice, al igual que cargaba conmigo las muertes de Isabel y Farlan, todo por culpa de mi egoísmo.
Antes de poder decir ora cosa, el rostro cercano de Odelia sobre mi cara me hizo tragar saliva, sintiéndome vulnerable debajo de ella.
—Levi, somos como... Una familia. Una familia debe cuidarse entre ella —trató de explicar la castaña mientras colocaba una mano sobre mi frente y su otra mano sobre su propio rostro.
De no habrá dicho esas palabras, no sé cómo habria reaccionado al verla tan preocupada.
Varias veces perdí a mi familia, eran tan difícil tener que avanzar sin ellos y volverme fuerte por sus voluntades, que no podía evitar dejar de soñar con ellos. Sinceramente, no quería perder a alguien más a quien pudiera considerar como mi familia.
Unos golpes en la puerta nos hicieron sobresaltarnos, observando a la cuatrojos asomarse por la puerta y sonreír divertida.
—¡Chicos! ¿Les parece venir junto a nosotros un rato?
—¿No te declaraste como enferma? —preguntó Odelia sonriente.
—¡Se me pasará rápido! —exclamó mientras se limpiaba el rastro de líquido extraño que salía de su nariz. No pude evitar hacer una mueca de asco- ¡Los vemos en el tejado!
Se fue azotando la puerta y comenzamos a escuchar los gritos de Moblit buscando a la apestosa, Odelia y yo no pudimos evitar mirarnos con confusión.
—¿Quieres ir? —preguntó la castaña con una sonrisa en su rostro.
Maldición, no podría decirle que no con esa maldita sonrisa.
—S-sería egoísta de mi parte que te quedes aquí. Puedes ir si quieres, trataré de descansar y no molestarte si voy —dije recostandome en la cama y tratar de cubrirme, para luego sentir escalofríos al ser descubierto bruscamente de mi fuente de calor.
Miré confundido hacia arriba, viendo a una castaña molesta.
—Mi trabajo es cuidarte. Si te quedas aquí entonces he incumplido con mi parte. Por lo que si voy, será contigo.
La mirada suplicante de Odelia por que yo aceptara no hizo que tuviera otro remedio que salirme de la cama y levantarme, dirigiéndome hacia la puerta.
»¡Espera! —pidió Odelia y yo me gire a verla, tenía sus manos sobre su cintura y movía un pie ligeramente— Aun no vayamos —dijo tomándome de la mano y sentándome de nuevo en la cama.
Se inclinó frente a mí y tomó una de mis piernas, quitando las calcetas que traía y colocando unas más calientes.
Por inercia me incliné para verla y me encontré con su mirada a pocos centímetros de mí, dejándome completamente rojo.
—¿Se sienten bien? —preguntó expectante a mi respuesta, nervioso, respondi moviendo la cabeza de arriba hacia abajo.
Una sonrisa se formó en su cara y bajó la mirada de nuevo haciendo su trabajo.
Moví los pies de adelante hacia atrás un poco emocionado por aquellas prendas, eran muy cómodas y calientes.
Tomó uno de mis abrigos del ropero y me ayudó a colocarlo junto a unos guantes, mientras que de nuevo me colocaba una bufanda, usando la que me había regalado y no usé horas atrás.
»Ahora sí estas listo —sonrió satisfecha Odelia y haciéndome recordar aquella calidez, me tomó de la mano para ayudarme a caminar.
Caminamos con calma hacia el lugar citado, aguardando silencio durante el camino, sin tener ningún sentimiento de incomodidad dudando el camino. Odelia abrió la puerta del lugar para encontrarnos con todos ellos esperando por nosotros.
La calidez de la mano de Odelia desapareció cuando me soltó de la mano para correr hasta donde estaban todos ellos.
Alcé mirada para encontrarme con todos ellos... Bajo aquel cielo que siempre nos cubría.
«¿Cómo será ese nuevo cielo? ¿Cómo será verlo junto a todos ellos?»
Posé mi mirada en la castaña que estaba en medio de todos ellos sin darse cuenta que la miraba, como todos los demás.
No hacia falta mirar hacia arriba, podía ver las estrellas en aquellos vivaces ojos.
Sonreí ligeramente y me uní a ellos a observar con detenimiento la vista que el cielo oscuro nos brindaba.
Era paz y la calidez... de una familia
Miré de nuevo hacia Odelia y los demás y observé detenidamente el azul que contrastaba con sus rostros.
Sí. Este cielo era diferente al que ví junto a ellos. Junto a Farlan e Isabel. Pero sin duda, era igual de hermosa.
Ahora mi nueva pregunta era...
「¿Cómo será ese cielo junto a ella, junto a Odelia?」
🌸
Holaaaa ¿qué les pareció el especial? Espero que les haya gustado, lo escribí con todo mi amors para ustedes gracias a que llegamos a las 5k vistas ¡muchas gracias por su apoyo en todo este tiempo y espero que nos continuemos viendo por medio de esta historia!
Espero que se encuentren bien y me gustaría saber sus comentarios al respecto de este especial, ¿ustedes cómo creen que será ese cielo junto a Oda? 🤭 me gustaría saber sus comentarios y nos vemos pronto. Cuídense 💗
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro