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OVA VII - SENTIMIENTOS (39.5)

La separación de la familia era algo común en la humanidad al realizar su objetivo como el matrimonio u otras circunstancias, sin embargo, en la familia de Joelle Baumeister era para nada un signo de felicidad el ver a su familia dividirse.

Siempre reparaba en ser la hija del medio, siendo usualmente a la que menos atención le brindaban sus padres, mientras que el cabeza de familia dirigía su atención a las dos mayores de la familia mientras que su progenitora solía pasar tiempo con sus dos hermanas menores, acostumbrando con tiempo a gastar las horas de sus días en los libros y el estudio.

No sintió otra opción más que unirse a la militar al saber de la noticia de su hermana menor desaparecida, Wanda, entrando en la Tropa de Guarnición con el fin de encontrar información sobre su pequeña hermana, sin perder la fe durante tres años de entrenamiento y su resto de tiempo en el cuerpo militar dando sudor y sangre a su mérito por encontrar a su querida Wanda. Sin embargo, las cosas cada vez parecían empeorar mientras el tiempo pasaba.

—¡Baumeister! —llamó Rico— Ayúdame a insistir a Hannes de dirigirnos al sur de Rose para verificar el hoyo de la Muralla —pidió casi en súplica la platinada para recibir una respuesta afirmativa que la pelirroja no pudo negar.

—Hannes-san, deberíamos cerciorar que los titanes no lleguen a las demás Villas de la muralla mientras esta sea evacuada —propuso la pelirroja mientras dirigía su dedo en el mapa donde encontrarían la posible horda de gigantes que habría en el lugar.

—¿Tienes algún plan para esto? —preguntó dubitativo el rubio observando con atención las facciones de decisión en la menor de su escuadrón, esta asintió resuelta a cumplir su objetivo de llegar al pueblo donde había faltado en buscar a su hermana.

«Yo... Necesito encontrarla a como dé lugar» se decidió Joelle apretando su puño y corriendo hacia la salida junto a los miembros y superior de su escuadrón junto al equipo de Rico.

La luz del atardecer se mezclaba con los rojos de su cabello, haciéndola sentir una vez más parte del cielo que esperaba algún día ver sin ataduras junto a todas sus hermanas, confiando en la esperanza que su hermana mayor le daba al luchar por la libertad humana.

—¡Cambien al equipo de maniobras tridimensionales! —ordenó la soldado Brzenka, haciendo caso los de su escuadrón a la de lentes.

Joelle buscó la mirada de su superior buscando una aprobación para ir junto a su compañera y amiga, recibiendo la respuesta esperada.

Con cuidado se levantó de su asiento inclinándose a un lado de su asiento sobre si caballo para hundir los ganchos de si equipo sobre uno de los edificios del pueblo, meciéndose sobre los aires para tomar posición junto a sus compañeros.

—¡Titán de 6 y 8 metros por la izquierda, dos de 10 metros por la derecha! —avistó uno de los soldados.

—Baumeister, iremos a la derecha ¡los demás encarguense de los titanes de la izquierda —ordenó Rico impulsada por el gas, siendo seguida por Joelle.

Las manos gigantes se acercaron a ambas chicas siendo obligadas a recorrer su ataque para primero hacer débiles los ataques de los gigantes hacia ellas.

Cortaron primero las articulaciones de los brazos para evitar ser atrapadas por las gigantes manos, siguiendo con los talones para detener su andar, haciendo que cayeran al suelo al mismo tiempo ambos titanes, uno boca abajo y otro mirando en dirección al cielo, donde Joelle volaba.

Sería difícil cortar la nuca de aquel gigante al estar cubierta boca arriba. Joelle tomó una vez más sus espadas para dirigirse al titán y eliminarlo de una vez.

—¿Joelle? ¿Qué sucede...? —escuchaba la voz de Rico resonando como eco dentro de su cabeza, concentrándose en la mirada pérdida de aquel titán.

«Aquello... ¿Son lágrimas?» se preguntó Joelle mientras se acercaba cada vez más al rostro gigante del humanoide, observando con atención cada rasgo de su rostro. Reconociendo con dolor el conjunto de lunares conformando la figura de media luna que tenía sobre su rostro.

Recordó en ese instante los buenos recuerdos de su niñez al ver a la última Baumeister nacer años atrás, mirando con atención cada aspecto de su rostro, formando con su pequeño dedo un camino de los lunares que conformaban debajo de su ojo izquierdo. "Es como el camino a la Luna" se decía sonriente mientras sostenía entre sus brazos aquella débil e indefensa niña.

El grito desgarrador que dio aquel titán la sacó de sus pensamientos, encontrándose con  la cercanía que tenía con aquel titán, siendo a punto de ser comida por la mitad al estirar su largo cuello para tomar a la humana.

—¡Jo, cuidado! —avisó Rico acercándose a la pelirroja, pero esta la detuvo de avanzar hacia ella.

—¡Pido que obtengamos a este titán como sujeto de pruebas! —pidió agitada la pelirroja evitando tener un contacto mortal con el gigante.

—¡Ya no hay tiempo! ¡Debemos eliminar a todos los gigantes que hay mientras obtengamos otra misión! —negó Rico preocupada por la rebeldía de la soldado.

Asustada y sin saber qué hacer, decidió alejar sus pies de la mandíbula del titán, sin percatarse de la rápida regeneración que emergía de los brazos del titán, escuchando un grito de dolor por parte de Rico al verla siendo sujetada por el gigante.

Tenía que hacer algo rápidamente. Cortó los dedos donde era sujetada Rico dejándola caer al suelo, dirigió una última vista completa al titán antes de anclar sus ganchos sobre la carne del titán y dirigirse a la parte trasera superior de su cuerpo.

—¡Perdóname! —dijo mirando directamente a los ojos de aquel titán pidiendo perdón a aquel que era su enemigo de años atrás, aquel gigante le había recordado a su hermana desaparecida.

Cortó entre lágrimas el punto exacto para derrotar al titán: 1 metro de ancho, 10 centímetros de largo.

Un grito desgarrador llenó los oídos de varios de los presentes al ser lo último que hizo ese titán antes de caer derrotado a los pies de Joelle. Presionó sus manos sobre la espada y cayó de rodillas soltando lágrimas que se secaban con el caliente vapor que emanaba el titán.

—¿Jo, éstas bien? —preguntó Hannes acercándose a la pelirroja, quien atónita miraba al suelo sin poder responder.

—Yo... Ya no sé qué hago aquí —fue lo único que supo decir antes de limpiar las lágrimas que restaban de su rostro.

—¡Partiremos a la Muralla! —avisó uno de los soldados al capitán Hannes, quien este asintió y dio una última mirada a la pobre Jo, quien seguía sin reaccionar.

—Puede que la Legión de Reconocimiento se reúna con nosotros, debemos partir si quieres ver a tu hermana —se incluso el hombre viendo con mayor libertad el rostro de la pelirroja, quien asintió tratando de calmarse—. Debes pelear por los que se han ido y por los que continuarán por todos nosotros —dijo tomándola de los hombros esperando una respuesta, siendo afirmativa.

—Sí, señor —respondió decidida Joelle para seguirle el paso a su superior, no sin antes darle una última mirada al titán del que ahora sólo quedaban restos de un profundo dolor.

—Rápido. Tenemos que avisar de que no hay brecha en la muralla.

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Llegaron tan pronto como pudieron a la muralla donde se encontraban varios soldados de la Legión de Reconocimiento, entre ellos se encontraba la mayor Hange junto a su ayudante Moblit, le habría gustado hablar con ella, pero ahora no se sentía bien para ello.

—¡Un gusto verte de nuevo, Jo! —saludó un poco entusiasmada la castaña al ver a la pelirroja subir a la cima de la pared gigante, pero notó enseguida los ojos llorosos e hinchados que traía la más joven— Oye, ¿por qué lloraste? —colocó sus manos sobre la mejilla de la pelirroja.

—N-no es nada —trató de alejarse Joelle de su agarre, pero no pudo hacer nada al sentir un sentimental abrazo de la castaña hacia ella, haciéndola llorar de nuevo en silencio.

Sintió calma al sentir la mano de la mayor acariciando su cabello para calmarla, cosa que funcionó instantáneamente, ambas se separaron del abrazo pero no de las manos.

—No te preocupes, hablaremos más tarde. Por ahora debes recuperarte —trató de calmarla la castaña dando un vistazo hacia donde estaban Reiner y Berthold junto a Eren—. Sin embargo, estoy preocupada, si no hubo una brecha en la muralla que permitiera a los titanes hacer su entrada... ¿Y si finalmente empezaron a aparecer titanes que puedan abrir túneles subterráneos? Si esa teoría es cierta... Tenemos un gran lío.

—Si ese es el caso, localizarlos implicará una gran dificultad —secundó Moblit a la castaña mientras caminaban. Joelle se detuvo de su andar, y con la cabeza baja habló:

—No puede ser eso —habló con voz baja la pelirroja, llamando la atención de dos soldados—. Estoy segura que es algo mucho más grave que eso. Si me permiten, quiero trabajar con ustedes sobre lo que creo.

Ambos soldados se miraron confundidos y asintieron a la petición de la pelirroja, continuando su camino sobre la vereda de la muralla.

—De acuerdo, por ahora solo preocupemonos por cómo transportar a salvo a Ymir, puesto que aún hay titanes vagando en la superficie —recalcó Hange caminando de nuevo tomando a Joelle.

Continuaron el camino ambos soldados de la Exploración para tratar de calmar su tensa situación con los dos chicos que levantaban sus signos de sospecha sobre ellos, sin saber la magnitud de la situación al ver a Mikasa atacar a los dos soldados traidores.

—¡¿Qué está pasando?! —gritó Joelle alterada al ver cómo la azabache atacaba a ambos soldados desarmados.

—¡Jo, corre! —ordenó Hange soltandola y empujandola detrás de ella, mientras que ahora comenzaba a emerger una luz amarilla de ambos soldados de atrás

Joelle con exactitud sabía que eso no era nada normal en un ser humano común y corriente, eso no era lo que sus libros de ciencia le habían enseñado años atrás, entendiendo inmediatamente lo peligroso que eran aquellos dos chicos, más bien, aquellos traidores.

Tomó con fuerza a Hange y Moblit obligándolos a retroceder y así evitar ser alcanzados por la onda que habia causado la aparición del titán acorazado y colosal, seguido del titán de Eren en aquel lugar, cayendo a los lados de la muralla pero enganchando su equipo tridimensional en la pared, evitando una caída fatal al igual que los demás soldados.

—¡Aléjense del muro! —ordenó Hange a todos los de su alrededor al ver la gigante mano del titán colosal ir a atacarlos, siendo la fortuna de que solo buscaba a la herida del lugar— ¡Preparense para la batalla! ¡Vamos a derribar al titán colosal! ¡Él es el enemigo de la humanidad! ¡¡Ataquen todos de una vez!!

Todos avanzaron sobre los lados del muro hasta alcanzar la parte trasera del titán colosal para atacar, colocando los ganchos debajo de su nuca esperando solo por atacar.

»¡Ahora! —ordenó Hange, haciendo todos caso al llamado y alzarse a la altura de la nuca del titán, sin esperarse el caliente vapor que los hacía desistir de su ataque.

—¡Caliente! —comentó Joelle mientras trataba de acercarse al titán, siendo inútil su esfuerzo y ganando varias quemaduras.

Con esfuerzo alcanzó a Hange quien estaba más cerca del gigante que emitía vapor, tomándola de la capa para alejarla del aire caliente del sitio.

—¡Retirada! —gritó con esfuerzos la castaña alejándose junto a Joelle del colosal.

Tras una dura lucha contra el titán, fueron derrotados al ver cómo su cuerpo se tiraba directamente donde estaba el titán Eren que peleaba contra el titán acorazado, ganando esa terrible ronda de batalla entre soldados y titanes.

Con esfuerzos, Joelle ayudó junto a los demás soldados menos heridos a juntar a sus demás compañeros, entre ellos Hange y su escuadrón. Colocaron sus capas debajo de ellos para evitar que tocarán el frío suelo del muro, dejándolos descansar hasta que llegaran refuerzos.

—Ojalá llegues pronto, Oda —suspiró Joelle mientras ayudaba acomodarse la inconsciente Hange, quitando de su rostro sus lentes y cerciorándose de que estuviera mejor.

»Yo... Necesito protegerla» se dijo a sí misma mientras derramaba lágrimas que caían sobre el rostro de la castaña.

Un fuerte dolor de cabeza asomó por varios instantes, mientras que una gran fuerza recorrió todo su cuerpo desde los pies hasta la cabeza, como si una gran fuerza despertara de ella.

Entrecerró los ojos con tranquilidad una vez que el dolor desapareció, plasmando toda su atención en Hange quien seguía desmayada.

«Sí, necesito protegerla, incluso con mi vida» se dijo a sí misma mientras acariciaba el cabello de la castaña.

Unió su mano con la de Hange entrelazando sus dedos, sintiendo la calidez que sabía que unía a las personas y desarrollo de sentimientos por los demás. Aquel sentimiento que ayudaba a las personas a unirse a pesar del dolor que llevaban por dentro.

¿Cómo se llamaba aquella sensación?

Observó llegar a su hermana horas después de donde estaban, estaba asustada en si decirle o no el posible descubrimiento que había hecho horas antes, sin embargo, la voz de Moblit pidiéndole cuidar de la líder Hange la hizo desistir de su juicio como hermana.

—Jo, ¿me vas a contar acerca de tus libros? Me encantaría escucharte —sonrió débilmente la castaña mientras era ayudada por Joelle a acomodarse de nuevo sobre su cama improvisada.

Acarició con suavidad las hebras despeinadas de Hange, soltando un suspiro antes de hablar:

—Es la historia sobre unos gigantes que aterraban a la humanidad sin saber la aparición de estas mismas, obligando a la gente a reducir sus espacios de vida en tres murallas...

—Lamento decirte que conozco a la perfección esa historia —soltó con amargura la castaña.

—Déjame terminar —pidió la pelirroja—. Fue entonces, aquel día, que recordaron el terror de una vida bajo su dominio... Pero... ¿Qué había con el terror de ellos mismos? Probablemente ellos jamás pidieron ser así...

—Jo, ¿de qué estás hablando? —preguntó preocupada la castaña.

—Yo ya no sé qué pensar de todo esto...

Algunas lágrimas cayeron de los ojos de la pelirroja que no sintió como las manos de la castaña la atraían hacia a ella para acurrucarla en un abrazo, quedándose ambas dormidas sin sentir la necesidad de soltarse, sino que en todo momento necesitaban la sensación de paz, complementándose en un sentimiento que no sabían que necesitaban.

«Yo... Prometo cuidarla» dieron su palabra de voto cada una en sus mentes antes de caer dormidas en aquella cama improvisada, mientras que sus demás compañeros luchaban en batalla por la libertad que ellas venían necesitando desde tiempo atrás.

Los sentimientos que lideran a la vida son el amor, el dolor y el odio poniendo en prueba los primeros dos, ¿cuándo sería el momento en tener que poner en práctica aquel sentimiento que residía en el interior de la mayoría de personas en este cruel pero maravilloso mundo?

🌸
Holaaaa jsjs espero que les haya gustado esta parte, estuve pensando bastante en esto y me gustaría decirles que esto será bastante importante para la historia —casi lo último— que explica un poco la sensación que tienen los Baumeister, aunque todavía no hay mucha información de ello, me gustaría saber sus comentarios al respecto o de otra cosa que les haya gustado uwu espero que les haya gustado el capítulo y nos vemos pronto.

Editado: Quisiera agradecer a HikaruOkhawa por la idea que me dió para esta parte, agradezco mucho su apoyo para esta obra ❤❤✨✨

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