
OVA I - WANDA WICKHAM (17.5)
Siempre creí que casarme me salvaría del mundo en el que vivíamos, sin embargo, me equivoqué al contraer matrimonio con alguien que no me amaba como yo lo hacía. Si alguien lee esto, quiero que sepa que el matrimonio no lo es todo, y yo me he dado cuenta de eso demasiado tarde.
La chica castaña terminó de escribir aquella nota en su pequeño diario, miró por la ventana de su casa en Shiganshina, pronto regresaría su esposo del trabajo, sin embargo, ya no le interesaba, aquellos encuentros que tenían eran solo para discutir y ella siempre terminaba perdiendo.
Comenzó a caminar entre el salón de uso personal, comenzó a limpiar mientras miraba fugazmente a la ventana, su hermana iba a llegar de su expedición.
Aunque no lo aceptara, extrañaba realmente su familia en Nedlay y por cada día que pasaba se arrepentía de su decisión, aquella que le había advertido su hermana al intentar liarse con un hombre que ocupaba su dinero en bebida y apuestas, si es que no la engañaba aún.
Si hubiera podido, habría ido a visitar a su hermana a la entrada del distrito, pero el hombre que tenía por marido retenía por completo sus salidas a las calles, teniendo por pretexto el peligro de salir sola y sin saber cómo andar sola en el lugar donde vivían.
Sin embargo, no sabían que el peligro llegaría directamente a golpear a su casa.
Un temblor acompañado de una onda expansiva azotó a Wanda, quien cayó junto con los objetos y muebles de su casa.
—¡Pero qué ocurre?! —exclamó asustada la chica mientras se reincorporaba adolorida, había caído mal y algunas cosas cayeron sobre ella, lastimándola.
Los gritos fuera de su casa fue lo segundo que escuchó en aquel día de pesadilla, con esfuerzos tomó su diario en mano y salió a la calle observando la muerte frente a sus ojos: los titanes habían superado la muralla.
—¡Todos corran! ¡Los titanes nos aniquilarán! —gritó la mujer que vivía frente a ella y la había recibido el primer día que llegaron al distrito Shiganshina.
La chica como pudo comenzó a correr siguiéndole, a metros de ellas se encontraba un titán de al menos unos tres metros.
El miedo detuvo sus piernas haciéndola caer asustada, cientos de personas pasaron frente a ella y ninguno pudo ayudarla a levantarse, era la naturaleza humana del hombre buscar su propio bienestar, si eso implicaba el que otros la perdieran, pero los quince años de vida eran de poco experiencia para que Wanda entendiera eso.
Sollozó en silencio al pensar que era el fin de su vida, la cual fue demasiado corta y que en los últimos días no fue la mejor como ella creía que sería.
El retumbar del suelo avisaba el acercamiento de un titán a ella, era su fin.
—¡Mamá, perdóname! —comenzó a delirar la castaña en el suelo, sintiendo miedo de morir aplastada por aquel gigante. Pero eso nunca llegó.
El titán cayó frente a ella comenzado a liberar vapor al descomponerse, sobre el titán se encontraba el hombre del que alguna vez se sintió enamorada, quien corrió hasta ella.
—¡¿Wanda, estás bien?! —la tomó de ambos brazos analizando si estaba lastimada—. Levántate ahora mismo.
Temblando, ella hizo lo que le ordenó George, al ver que ella no avanzaba la tomó en brazos para comenzar a correr hasta las compuertas de la Muralla María, donde los barcos estaban partiendo.
La destrucción avanzaba sin remordimiento, Wanda observaba a las personas que dejaban atrás mientras George comenzaba a elevarse en su equipo tridimensional. Frente a ella, ahora se encontraban sus vecinos y aquella mujer que la ayudó, siendo tomada en manos por un gigante, devorandola al tenerla en su gigante boca. Soltó algunas lágrimas cerrando sus ojos para no ver lo que estaba pasaba frente a ella, y que por su esposo, tampoco era víctima.
—¿Pero qué fue lo que pasó? —se cubrió la boca la castaña evitando soltar gritos de miedo.
—En cuanto lleguemos a la muralla, subirás a los barcos que llegarán a Rose, irás al pueblo de Ragako, mi madre te estará esperando allá —habló George.
—¡Pero mi familia...!
—¡Pero nada, harás lo que yo te diga! —interrumpió el rubio apretando su agarre en la chica, quien comenzó a llorar asustada—. Solo haz lo que te digo, yo le informaré a Odelia en cuanto regrese, la Legión debe volver para ayudarnos, por mientras, hazme caso, por favor.
Llegaron hasta donde estaba el tumulto de gente por entrar a los barcos, era el último. Junto a ella entraron otros dos niños, los conocía, era el hijo y su hermana adoptiva del doctor Jaeger, quien había encontrado a ella y George cuando se escaparon, se giró a verlo.
—¡¿A dónde vas?! —preguntó alarmada al verlo alejarse y no ir subiendo con ella.
—Debo ir a ayudar para que no se acerquen a la muralla, me uniré después a ti.
—¡Entonces te esperaré! —corrió hasta él.
—¡No, tú debes irte, es peligroso que te quedes aquí! —la castaña comenzó a llorar desconsoladamente, tenía miedo de estar sola y George lo sabía—. Hey, te prometo que volveré, por ahora debes irte —la tomó de los hombros depositandole un beso en la frente—. Te amo.
Era la primera vez que le declaraba aquellas palabras, pero no sabía que sería la única. De haberlo sabido, hubiera deseado responderle de la misma manera.
Dirigió una ultima mirada al soldado que corría en medio del caos y ella subió junto a los demás en el barco, observó por el balcón cómo fue de las últimas en ser aceptada a subir en el barco, tomó asiento en el suelo y abrazó sus rodillas mientras miraba al suelo, sus piernas temblaban del miedo y la incertidumbre.
Lo único en que podía pensar era en su hermana y su esposo, quien se encontraba defendiendo la puerta de la Muralla María.
Pero el estruendo de unos pasos gigantes y los gritos de las personas la hicieron alzar la mirada hacia la pared gigante, encontrándose con el peor escenario: un titán había atravesado la muralla.
Las lágrimas dejaron de caer y lo único que pudo hacer fue observar atónita la horrible escena, deseaba que su esposo estuviera a salvo y que regresara a casa con ella pronto. Lo cual sería imposible.
Observó cómo aquel niño castaño se acercaba a la orilla del barco, mirando con enojo e impotencia la escena devastadora, se preguntaba qué estaría pensando aquel niño. Ella solo podía pensar en cómo poder sobrevivir en esta nueva etapa de su joven vida.
Sin duda, aquel día, la humanidad recordó el terror de una vida bajo su dominio... y la humillación de permanecer enjaulados como pájaros.
🌸
¿Qué les pareció este OVA? En lo personal siento feo de cómo lo vivió Wanda aquel día :c
F
inalmente me decidí por subir esta parte del capítulo para no esperar por el siguiente hasta el lunes. Con este OVA termina el capítulo 17, espero que les haya gustado uwu
Nos vemos en una próxima, cuídense ♡
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