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Capítulo 94


Les recomiendo que lo lean con la canción de fondo. Sin más qué decir, disfruten el capítulo ❤.
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≪❈IN EINEM ANDEREN LEBEN Ⅱ. EIN LANGER TRAUM❈≫

ODELIA

Sentía mi cuerpo arder debido a la explosión de la lanza relámpago. Aquella cosa brillante no desaparecía con nada y a pesar de los esfuerzos de todos, se mostraba imposible terminar con esta pesadilla.

Las lágrimas salían de mí impotente de no poder resolver nada, de no haber sido capaz de liberar y encontrar con Eren otra alternativa. Aunque, después de haberlo comprobado, la única forma en que él hubiera sido feliz los últimos años de su vida, era con la decisión de Mikasa... Esa decisión que yo conocía tan bien y a la vez no.



ꕤꕤꕤꕤ

Caminamos hasta aquella colina abajo que quedaba algo lejana a la mansión de los Azumabito. Apenas había logrado alcanzar a Eren tras salir de la reunión con Kiyomi-san, me preocupaba el hecho de haber salido sin avisar.

—¡Eren, ¿qué ocurre?! —Me acerqué hasta él preocupada. Él nunca me contestó con palabras, pero la mirada con la que me vió me hizo saber lo que ocurría.

Será aquí la decisión que decidirá el futuro.

—¡Eren! ¡Odelia-san! —la voz de Mikasa molesta sonó detrás de nosotros mientras nos regañaba por habernos ido sin decir nada.

Una lágrima recorrió la mejilla de Eren antes de dedicarme unas últimas palabras:
—Gracias por todo, Odelia-san. —Aquella mirada llena de miedo y también de felicidad recorrió el cielo nocturno, mientras Mikasa finalmente llegaba junto a nosotros.

Ambos nos giramos frente a la azabache. La observé atentamente: su cabello corto negro como la noche hacía juego con su conjunto blanco, mientras Eren parecía combinarse con ella con su traje negro como una pareja de novios enamorados. Pero, en esos instantes, podía jurar que Eren no se sentía bien consigo mismo; su personalidad activa de antes se comparaba en nada al de ahora pero, siempre que estaba con Mikasa y Armin, tenía algo para seguir luchando... como lo había hecho todos estos años. «Ahora te toca ser feliz, Eren».

—¿El niño del mercado? ¿Hizo algo? —También lo notó Mikasa, observando junto a nosotros aquel niño acompañado de su hermano y quizás su abuelo.

—Aún no —contestó Ere—.

—¿Aún, dices? ¿Dónde estamos?

—Estas personas se refugiaron aquí, después de perder sus hogares por la guerra —contesté esta vez, observando la unión que tenían aquellas personas entre sí, como la familia que eran—. Tal como nosotros, perdieron sus vidas en un día. Les quitaron todo... incluso su libertad les fue arrebatada. —Dí un respingo en mi lugar al darme cuenta de todo lo que había dicho—. Perdón, perdón, no quería arruinar el ambiente de esta linda noche. Me pregunto si tendrán alguna bebida, tengo mucha sed como para esperar hasta la mansión Azumabito... —Me removí en mi lugar y luego de darle unos golpecitos de valentía a Eren, me alejé de ahí.

No entendía nada de lo que decían las personas, pero aún tras no compartir el mismo idioma, eran unas personas muy amables que me trataron como alguien más de su familia.

De reojo observaba lo que estaban hablando aquellos dos chicos y, en un solo instante, aquel beso que se dieron me hizo saber sobre su decisión. Ambos se tomaron de las manos y corrieron del lugar, no sin antes dirigirme una mirada de agradecimiento. Yo solo pude sonreír feliz por ellos, mientras desaparecían en la penumbra de la oscuridad.

La bebida no hizo efecto en mí, por lo que solo esperé a que llegaran los demás chicos, quienes probablemente estarían buscando a Eren y Mikasa. ¿Cómo podría decirles la verdad?

—¿Odelia-san? —Alcé mi rostro para observar a Sasha, Jean, Armin y Connie frente a mí, preocupados por sus amigos—, ¿ha visto a Eren y Mikasa? Los hemos buscado pero no los encontramos —explicó preocupada la castaña.

Fruncí mis labios en un intento de callar el miedo de pensar lo que viviríamos de ahora en adelante.

—Denles un tiempo hasta mañana, seguro regresarán a la mansión antes de la reunión —mentí como nunca lo había hecho en mi vida. La única verdad de todo esto, es que mañana sería la reunión, y dudaba que fuera para un bien lo que hubiera en esta—. Vamos, chicos, mañana será un día largo. —Me levanté de mi lugar y caminé junto a los demás hasta la mansión.

Todos ellos charlaban entre sí confiados de mis palabras. Ellos siempre tuvieron la certeza de jamás mentirles y traicionarlos, y justo eso era lo que haría.

Sus sueños se destruirían en cuanto la guerra de las alianzas terminara, y Marley atacaría a la isla. Todas las personas que aman y las que amo... todas ellas morirán.

—Pueden adelantarse, chicos, quisiera tomar un poco de aire. —Detuve mis pasos, inútil de poder dar uno más junto a ellos.

—¿Se siente bien, Odelia-san? —preguntó Armin preocupado colocándose junto a mí—.

—Por supuesto, Armin. —Revolví su cabello tratando de calmarlo—. Pueden continuar sin mí.

—Por favor no tarde, Odelia-san —se despidió por todos Connie.

Todos se miraron entre sí preocupados, pero al final accedieron a mi pedido.

Una vez que estuvieron lo suficientemente lejos, me tiré sobre el suelo, tratando de regular mi respiración que se volvió insuficiente para poder avanzar. Mi pecho dolía, se sentía como si fuera a salirse de su lugar.

—Te odio... ¡Te odio! ¡¿Por qué no pudiste protegerlos?! —Golpeé mi pecho repetidas veces, enojada conmigo misma de haber hecho nada al respecto—. ¿Qué les esperará ahora a ellos? ¿Por qué no puedes hacer nada al respecto? ¡¿Por qué no puedes hacer nada bien?! Erwin, Orlantha, Wanda, Farlan, Isabel, Charlotte, Mike, Nanaba, el escuadrón de Levi... ¡Todos murieron por mi ineptitud! ¡Porque no hice nada para salvarlos! ¿Hasta cuando... podré cumplir protegerlos?

Limpié rápidamente las lágrimas que se escaparon de mí. Enseguida me levanté del suelo y continué mi camino tratando de mostrarme calmada frente a los demás. Pero, ¿cómo puedo verles la cara con lo que voy a hacer?

«Erwin, ¿por qué no pudiste seguir a mi lado? Si tan solo ese día... no hubieras ido a Shiganshina... aún seguirías a mi lado, y hubieras confirmado lo bien que tus ojos combinaban con el mar. Pero ahora... ya no sé cómo enfrentarlos. ¿Cómo les diré que deben renunciar a sus vidas? ¿No soy tan valiente como tú creías que era. No soy como tú. No puedo guiarlos a su muerte como cabecilla. Yo... no quiero morir aún».

—¿Odelia? —la voz que tanto me había salvado del colapso, aquella que seguía conmigo a pesar de todo...

—Levi...

Mi ser ardía por dentro al tener que tratarlo así como lo hacía ahora al tener que ignorarlo, pero lo mejor era alejarme de él, hacerlo escapar junto a los demás. Sé que nada va a salir bien.

«Sé que si solo vas a sufrir por tenerme a tu lado lo mejor es que ya no estos juntos. Pero... tu mirada, tu voz cuando me llamas por mi nombre, tu sonrisa cuando estás completamente feliz, el ambiente que hay cuando estos juntos, el olor, el sonido, la temperatura... Anhelo tanto todo eso que no quiero soltarlo... Simplemente estoy enamorada de ti, y aún así... ¿por qué no puedo soltarlo? ¿Por qué no puedo soltarte, Levi? Tengo miedo de no verte una vez más».

—Odelia, ¿te sientes bien? —Me movió levemente tocando mi hombro, haciéndome sentir nerviosa en ese momento.

—Sí, no es nada. —Alejé su agarre de mí moviendo mi brazo, mientras caminaba hacia el calor de la habitación, tratando de alejar esos pensamientos deprimentes para mí. Aunque, realmente era la verdad de toda esta circunstancia. Todos moriríamos.

—¿En verdad estás bien? Realmente apesta cómo te ves ahora. —Siguió mis pasos hasta mi habitación, insistente sobre el tema.

—¡Ya te dije que estoy bien! ¡Deja de seguirme! —grité lo primero sin pensarlo, mientras dejé que mi mente decidiera las siguientes palabras para alejarlo de mí.

Su silencio detrás de mí me torturaba cada segundo. Aquellos pasos que siempre estuvieron junto a mí, ahora se alejaban.

—Bien, te recuerdo que mañana será la reunión con las demás naciones...

—¿Crees que no lo sé? —continué a la defensiva, aún sin girarme hacia él para mirarlo.

—Si lo sabes, ¿por qué has dejado ir a Mikasa y Eren? Será difícil para ellos regresar a tiempo mañana. Además, ¿sabes lo que significa que ellos se vayan solos? Aunque si regresan, ellos estarán...

—Déjalos ser libres, Levi. Y también a mí déjame en paz. —Abrí la puerta y la cerré tras de mí.

No podía moverme. Mis piernas temblaban como para dar un siguiente paso. Una vez que me cercioré que Levi se había alejado, me dejé caer sobre el suelo deslizando mi espalda sobre la puerta. Cubrí mi rostro entre mis piernas, y dejé que el llanto se ocupara de mí.

«Levi, solo déjame y sé libre para vivir».


La mañana siguiente llegó, y con eso la preocupación de todos por la desaparición de Eren y Mikasa, aunque una carta había llegado después de haber llegado de la reunión de las naciones con nuestra derrota impregnada en roca y poco antes de zarpar de regreso a la isla:

"01 de Junio, 853. Comandante Hange Zoe, y demás:

Seguramente están esperando por Mikasa y yo, sin embargo, nuestro único objetivo en esta carta es avisar de nuestro deceso en la Legión de Reconocimiento, queda más que claro que nosotros no regresaremos a la isla. No traten de buscarnos, porque no nos encontrarán. Esta carta debió haber sido enviada hace poco, por lo que Mikasa y yo estaremos lejos a este punto.

Lamentamos haber sido egoístas con ustedes, pero solo hemos hecho lo que alguna vez soñamos con realizar desde niños, aunque no lo supiéramos en ese entonces. Solo queremos vivir juntos lo que me queda de tiempo debido a mis poderes de titán.

Armin, perdónanos por haberte abandonado y no cumplir nuestro sueño juntos. Jean, Connie, Sasha, Artis, Darío, lamentamos haberlos traicionado. Comandante Hange, Capitán Levi, perdónenme por no cumplir con mi deber como soldado. Odelia-san, gracias por todo.

Gracias a todos por todo este tiempo y su apoyo. No tengo palabras para disculparme y mi vida no justifica todo este tiempo, pero solo esta vez quiero permitirme ser egoísta.

Atentamente,

EREN JAEGER".


«Eren, dejo en tus manos mis sueños y mi vida».

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—Han pasado diez meses tras la partida de Eren y Mikasa de la isla. A pesar del esfuerzo que he hecho por buscarlos, simplemente me he rendido en hacerlo. Parece que al final, Reiner, Berthold y tú tendrán lo que buscaban: la muerte de todos dentro de la isla. A decir verdad, no sé si decirte que lamento que tú también terminarás muriendo con o todos nosotros en la isla. Debías tener sueños y metas por cumplir antes de que tus años como titán mujer terminaran, ¿no es así, Annie? Nunca pudimos discutir nuestras bases para actuar. Hicimos ambos muchas cosas en tan poco tiempo, y ahora es tarde para enmendar nuestros errores. Probablemente, en poco tiempo atacarán la isla. En realidad, tengo miedo de morir.

Escuchaba la voz de Armin resonar en la habitación donde Annie permanecía bajo custodia. Todos estos meses nadie me ha dirigido la palabra tras la rebelión de
Eren y Mikasa escapando entre los refugiados de Marley. Aún así, no podía arrepentirme de la decisión que hice. Ya no podía escapar de esto. Todo era mi culpa.

Esperé a que Armin saliera de la habitación. Necesitaba hablar con él. Su mirada apagada había aparecido tras la huida de sus mejores amigos. Yo se los había arrebatado.

—Armin. —Lo tomé del brazo antes de que escapara de mi lado. Su mirada hastiada de mí provocó solo más dolor del que estaba arrastrando después de tantos años, ya nada más podía afectarle tanto—. Armin, por favor, escúchame. Tienes que escapar con los demás de aquí. Ustedes...

—Odelia, detengase por favor. No quiero hablar con usted lo que me reste de vida aquí en la isla.

«Lo sé. Merezco el odio de todos. Pero aún duele aceptarlo».

—Sé lo que hecho y no pienso arrepentirme de ello —respondí tratando de demostrar seguridad, mientras presionaba mis manos detrás de mi espalda—, pero no quiero que ustedes sufran las consecuencias de mi decisión.

El rubio bajó la mirada. Por supuesto que se mostrabaolesto conmigo y tenía razones para hacerlo.

—Es tu última oportunidad para salir de aquí. No quiero que sufras con todo esto. Toma contigo a todas las personas que puedas y escapa con los Azumabito, si es que desean aceptarlos.

—¿Qué será de usted, Odelia? —me sentí conmovida al escuchar algo de preocupación en su voz, por lo que no tuve valor para verlo a la cara.

—Yo... asumiré las consecuencias de todo esto. Permanecer aquí hasta que vengan. Lucharé hasta el final, justo como juré hace nueve años —recordé con nostalgia aquellos días de entrenamiento.

«Ian, Mitabi, perdón por haberlos traicionado. Rico, ojalá puedas escapar con todas las personas que puedas».

—¿Qué hay de su familia?

—Si tienes piedad de mí, por favor buscalos y escapa con ellos. Ellos no merecen ser parte de esto. No por mi culpa. Solo yo merezco esto.

—Odelia, míreme —pidió con voz átona Armin. Nerviosa, yo hice caso a su pedido.

«¿Cómo es que me perdí de lo mucho que has crecido? De lo mucho que has vivido y desarrollado en estos años con todos los demás. Estoy también orgullosa de ti, Armin».

»¿Por qué hace todo esto? ¿Por qué no habló con nosotros desde un principio? ¡Podríamos haber evitado todo esto! ¿Cómo les diremos a las personas que deben morir? ¡Dígame algo!

—Mejor que nadie reconozco lo que he hecho. Pero ya no se puede hacer nada. Debo llevar el peso de mis errores conmigo... ¿Realmemte merecemos morir todas las personas dentro de esta isla? ¿Justo como se había decretado antes de descubrir los secretos dentro de las murallas? ¡Armin, lo único que estamos haciendo es retrasar nuestro fin! —Alterada, lo tomé de los hombros—. Tarde o temprano sucederá... Y no podremos hacer algo para evitarlo. Por eso, Armin, te ruego que salgas de aquí con todas las personas que puedas. —Solté sus hombros, mientras las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos cansados.

—Odelia-san... —murmuró apenado Armin—.

A decir verdad, yo ya no podía hacer algo más que dejarme caer al suelo. Estaba realmente cansada de pelear, de tener que evitar a todos para hacerlos huir, tener que mentalizarme de las miles de vidas que me llevaré solo por la decisión de Mikasa. Aunque, si hubiera sido de otra manera, alguien más tendría que haber llevado esta horrible carga mental.

«Eren, por favor, promete que serás feliz en el tiempo que te quede... Mikasa, ¿por fin estás satisfecha de tener a Eren junto a ti, justo como lo habías añorado tantas veces? Ojalá me hubiera despedido de ustedes, aunque sabía que sería la última vez que nos viéramos en aquella colina».


El mar se había llenado de barcos. Más del setenta por ciento de la población había abandonado el interior de las murallas. Algunos huyeron a las montañas del Norte, aquel Naraka realmente comenzaba a existir; otros se habían resguardado y sellado las puertas de la ciudad subterránea, mientras que los soldados de alto rango, sus familias y las personas aristocráticas salieron con la ayuda de los Azumabito sin que nadie supiera acerca de ello. Las únicas personas que permanecían eran menos de los mitad sumando las tres facciones militares. Todas ellas permanecían en la ilusión de llegar a un acuerdo con las naciones extranjeras, pero ello sería imposible.

Sasha, Darío, Floch, Samuel, entre otros soldados de la Legión habían abandonado el Cuerpo; Nile había logrado salir con los padres de Darío, el nombrado, y mi hermana junto a mis sobrinas y mi madre, al menos por ello estaba un tanto calmada.

Sin embargo, todos los demás de la Legión, junto a Rico y otros soldados junto a los militares voluntarios de Marley permanecieron protegiendo la costa de la isla. Todos estábamos preparados para luchar hasta el final, aunque la respuesta final a esta guerra era obvia...

De lo único que me arrepentía es de no haberlos hecho abandonado sus puestos: Armin, Jean, Artis, Connie, Hange, Joelle, Rico, Levi... todos ellos permanecieron en sus posiciones, recordando la mayoría de ellos el juramento que hicieron años atrás.

«¿Por qué, chicos, siguen luchando hasta el amargo final? ¿Por qué no decidieron salvarse, incluso sabiendo que a esta isla no le queda ya un futuro? Armin, lamento que hayas tenido que alejarte obligatoriamente de tus mejores amigos, Jean, Artis, perdón por no haberles permitido tener un futuro junto a sus amigos, Connie, debiste haber sufrido mucho tras esperar un reencuentro con tu madre que nunca sucederá, Hange, Joelle, perdónenme por haberlas arrastrado a este infierno, cuando lo único que merecían era ser felices, Rico, de haber dejado tu puesto podrías haber logrado la familia que tanto anhelabas cuando me contaba aquellas noches de insomnio en el ciclo de entrenamiento, y tú, Levi... ¿por qué a pesar de todo, sigues apoyándome? Mereces toda la felicidad del mundo junto a los demás, me habría encantado ser partícipe de aquello que mereces en todo el mundo, pero yo soy la menos indicada para hacerlo. Si tan solo te hubieras ido, te habrías llevado a muchas personas contigo, y el final no sería tan fatal con tu ausencia».

Tantos arrepentimientos que quiero ignorar, pero lo único que logro es volverlos presentes con cada segundo que pasa. «Papá, ¿por qué tuviste a esta hija egoísta y culpable? Si tan solo no hubiera nacido, ¿las cosas habrían podido ser diferentes?».

Las balas llegan a nosotros en un solo parpadeo. Al otro lado se encuentran los portadores de los titanes dispuestos a arrasar con cada vida que hay de las murallas. Nisiquiera puedo recordar cuáles son sus últimas miradas que tienen antes de caer inertes al suelo, heridos o muertos. El único que realmente queda en pie es el titán colosal, el cual trata de proteger todo lo que puede a las personas que aún quedan con vida, pero el gran trabajo que es manejar aquel titán poco a poco lo debilita, quedando solo aquella figura gigante descomponiendose a cada segundo que pasa.

Jamás logré descifrar el momento en que aquella bala atravesó mi torso, permitiendo que la sangre fluya de mi cuerpo justo como lo había hecho Erwin hace tres años.

«¿Es una réplica esto? ¿Soy una copia mal escrita de aquel hombre a quien juré inconscientemente servir? Le he fallado a él, pero he recompensado la pena de los Baumeister, aquellos que quedan muertos en vida una vez que comienzan a ser conscientes de su destino. El mío no es diferente a de ellos».

Aunque traté de detener el sangrado, era inútil impedir el camino hacia mi final. Caminé entre los cuerpos que conocía y desconocía, permaneciendo frente a aquel que tantas veces me brindó su mano como un escudo contra todo lo que me había dañado. Levi Ackerman yacía muerto frente a mí.

Las lágrimas se mezclaron con mi sangre y la suya. Ya no podía luchar más, estaba realmente cansada de todo. «Papá, Erwin, Levi, lamento no haber cumplido mi promesa. Más que nadie en este mundo, merecían más que nadie en este mundo vivir y ser felices. Perdón por todo».

ꕤꕤꕤꕤ


—¡Odelia, despierta! —podía escuchar la voz de Levi llamándome—. No puedes dejarme. ¡Odelia! ¡Por fin somos libres! ¡Prometiste que no volverías a irte!

«Ya no puedo pelear más, Levi. Por favor, dejame ir».

Sus manos me sostenían con la delicadeza que siempre mostró conmigo. Aún seguían frías. «Ojalá pudiera sostenerlas toda mi vida. Pero esto termina ahora».

Aquella luz que tanto conocía volvía a aparecer en mi camino. Frente a mí, permanecía intacta mi estatua de arena que tenía conectada con Erwin de aquella última vez que estuvimos juntos. Poco a poco se desmoronaba, por lo que me permitía ver a las personas detrás de ella. Como era común en ese lugar, ya no sentía dolor ni cansancio, solo estaba asombrada por las personas que me observaban.

—¿Qué ha ocurrido? —pregunté, pensando que era una ilusión lo que veía—. ¿Qué ha pasado con Mikasa, Levi y los demás?

—Todo ha terminado por fin. Odelia, en verdad lo hiciste muy bien. Trabajaste duro sacrificando tus sueños, por lo que ahora ya puedes descansar de todo esto.

—Erwin...

—Odelia... ya te tengo.

🌸
Hola... ¿Cómo se encuentran? ¿Qué les pareció el capítulo? Como que algo raro, ¿no creen? En realidad, si se dieron cuenta, es una referencia al capítulo 138 del manga y el 37 en este fanfic. Creo que quedó un poco raro, pero me parece que es lo suficientemente "claro" para prever lo que pasará después...

¿Se imaginaban este "reencuentro"? ¿Quienes más creen que salgan? Me gustaría saber sus comentarios y nos vemos pronto. Cuídense ❤✨

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