≪❈DER GEGENWART XVIII. WEIHEN DEIN HERZ❈≫
LEVI
Aquellas dos miradas que tanto había seguido, ahora se volvían cada vez más lejanas de lo que alguna vez estube frente a frente. Despedirme de personas que ya formaban parte de mi familia era el pan de cada día, pero siempre era doloroso.
¿Por qué no pudo haber otra forma de realizar las cosas? ¿Acaso todas las muertes que presencié eran necesarias para este acontecimiento? Erwin, ¿tú qué habrías hecho al respecto? Parece que no pude cumplir tú última orden, pero aún no me quiero rendir. No quiero que mi decisión sea de arrepentimiento si no puedo asesinar a Zeke, vengarte. Tal parece que tampoco pude cumplir mi promesa de proteger a Odelia. Aún así, no quiero rendirme.
Tal como dijo Odelia instantes atrás, la capa de humo de los titanes se volvía cada vez más grande. No tan lejos de nosotros podíamos visibilizar a Eren en su forma de titán fundador avanzando hacia el Fuerte Slava.
—¡Maldición! ¡La máquina está casi muerta! —avistó Onyankopon dando lo mejor de sí para aún trabajar el bote volador.
—¡Debemos saltar! —indicó Armin detrás del moreno—. ¡Onyankopon de prisa!
—¡Aún no! ¡Debemos quedar encima del titán primigenio! ¡Realizaré un aterrizaje forzoso entonces, ¿está bien?! ¡Sosténganse! —pidió mientras daba un giro drástico al manubrio, provocando que varios de nosotros cayeramos de cabeza o rodaramos sobre los asientos.
—¡Levi! —La mano de Odelia sobre mi brazo me ayudó a no caer de cabeza sobre el suelo, sujetándonos ambos para evitar lastimarnos.
—¡¿Quieres hacer esto?! Ya no tienes que pelear —Me acerqué a ella tratando de hacerla entrar en razón, pero lo único que podía observar era la decisión en su mirada.
Aquellos ojos que había perdido tiempo atrás ahora regresaban, pero su aspecto me dejaban aún inquieto. Era como si solo estuvieran ahí para mentirme y seguir adelante.
—No soy lo suficientemente valiente para deslindarme de la vida. Aún así, tengo mis razones para enfrentar todo esto. Yo daré mi vida por todos ellos aunque me odien. —Observó a los demás para regresar hasta a mí, mirándome de una manera que pudo tranquilizarme. Alzó su dedo señalando por la ventana aquella silueta que reconocía y me había arrebatado una de las cosas que más quería—. Ahí está —dijo mientras el gigante lanzaba rocas hacia nosotros.
Una parte dentro de mí sintió volver a la vida. Mi deseo por cerrar este ciclo de una vez por todas me llamaba incesantemente a ir por él. A cumplir mi última misión a Erwin.
—Ahí está... ¡ese maldito mono!
Todos nos reunimos frente a Armin, esperando sus indicaciones antes de partir.
La mano cálida de Odelia tomándome una última vez antes de separarnos me hizo observarla con atención, queriendo recordar cada detalle de su rostro... «¿Por qué se siente como si nos estuviéramos separando?» temí por aquella pregunta, pero lo único que me quedaba por hacer es confiar en cada palabra de esperanza que me brindaba de reencontrarnos.
—Finalmente lo encontramos. —De nuevo nos giramos a ver al comandante, quien bjscaba cada mirada para saber que estábamos realmente dispuestos a esta pelear en esta guerra—. Nuestro objetivo es el titán bestia. ¡Haremos todo lo que podamos para detener el retumbar!
La voz de Onyankopon dando la señal para salir provocó en todos un recorrido de frío al abrirse la puerta corrediza delante volador. A metros se encontraba el titán primigenio debajo de nosotros.
—¡Ahora! —fue la señal de Armin para salir de la nave, dejándonos caer al vacío.
La presión del aire impidiendo respirar correctamente, de alguna manera, me recordaba a aquellos tiempos en que peleabamos contra los titanes.
Hange, Erwin, Farlan, Isabel, Joelle, Mike, Nanaba, Gunther, Petra, Auruo, Eld... nombres de compañeros y amigos que esperaron para este momento. El momento en que consagremos nuestros corazones hasta el final...
Los destellos en el cielo de Reiner y Pieck transformándose en sus respectivos titanes me hizo recordar también varias cosas que jamás creí que sucederían...
Eren, ¿de verdad te has convertido en aquello que jugaste destruir? Aquella mirada tétrica que mostraste cuando nos contaste a Erwin, Odelia y a mí sobre tu deseo de acabar con los titanes... ¿Realmentenfue falso? ¿Cuándo fue que cambiaste... y yo no pude ayudarte? Las vidas que se sacrificaron por ti, ¿fueron por nada?
Aterrizamos sobre los conjuntos de huesos gigantes de aquel titán al enganchar nuestros equipos entre las columnas largas que se cruzaban, mientras el titán acorazado se encargaba de atacar al titán bestia, lo cual parecía un éxito cuando la nuca del titán bestia comenzó a emitir vapor, mientras comenzaba a desintegrarse. Para sorpresa e infortunio de todos, Zeke no se encontraba ahí.
—Por eso no se resistía. —Chasquee la lengua frustrado—. Ya solo es un cascarón vacío.
—Ya veo... Zeke está usando la misma técnica que el titán martillo... Está ocultando su verdadero cuerpo.
—Entonces... ¡¿Dices que debemos encontrar un cuerpo de 1.10 metros en esta montaña de huesos?! —preguntó Darío agitado mientras los demás se acercaban a Armin y el acorazado.
—¡Es imposible! —esta vez interfirió Artis—. ¡Tenemos que aceptar la situación!
—¡Armin! —lo llamó Odelia tras no responder el rubio a todas las voces que lo llamaban a actuar.
—¡Ya lo sé! —gritó de vuelta Armin, mostrando decisión en su rostro mientras se aferraba a sus gatillos—. ¡En un minuto volaremos este lugar en pedazos! ¡Trabajen con el titán carguero para escapar! —La mirada de Mikasa al entender a lo que se refería la preocupó, por lo que Armin se encargó de explicar su plan—. ¡Eren espera un ataque semejante de mi parte! ¡No creo que esto lo aniquile! ¡Pero... volar en pedazos todos estos huesos podría ayudarnos a localizar el escondite de Eren y Zeke!
Todos lo observamos tomando una decisión en conjunto: haríamos lo que fuera necesario ahora para detener la hecatombe.
—¡Pase lo que pase, no nos des importancia y explota todo este lugar con todo tu poder de una vez! —Jean dijo por todos nosotros mientras nos alejabamos.
Sin embargo, de un momento a otro, el grito de Mikasa llamando al comandante nos hizo a todos girar a ver lo que sucedía, observando la escena de un titán bestia diferente devorar a Armin. «¿De dónde salió ese animal?» me pregunté preocupado, pero mi sorpresa fue mayor y peor al observar cientos de Titanes dirigirse hacia nosotros.
—¡Vienen hacia aquí, Reiner! —avistó Connie tratando de que todos nos alejemos de los titanes inteligentes, aunque Reiner no pudo hacerlo a tiempo, aunque gracias a la intervención de Mikasa, Jean, Artis, Connie, Darío, Odelia y yo contra los titanes que había a su alrededor pudimos salvarlo al lanzar nuestras lanzas relámpago contra los titanes a su alrededor.
—¿Qué son estos tipos? —preguntó preocupada Artis mientras aterrizaba con Jean en los hombros del acorazado.
—No parecen titanes puros y nos observan mientras coordinan sus ataques —observó detenidamente Jean.
—¡¿Qué hacemos?! ¡¿Se dan cuenta que las lanzas relámpago se están terminando?! ¡Además... ¿Armin seguirá vivo?! —preguntó ansioso Connie.
—Si hubiera sufrido un mínimo rasguño, se habría convertido en titán. En otras palabras, lo capturaron sin lastimar lo —respondió Odelia la pregunta de Connie, tratando de calmarlo—. Sin embargo, lo llevan hacia el trasero de Eren y ahora tenemos a todos estos titanes en nuestro camino.
—Aún sin estuviera en su forma, no elegiría atacarlos de frente —argumenté esta vez, observando de reojo el rostro preocupado de su amiga—. Así que cálmate, Mikasa, no corras tras él. Espera a que atraiga su atención; yo seré la carnada.
—Eso no será posible, capitán —se dirigió hacia mí Pieck transformada en su titán mientras se aferraba en los huesos gigantes del titán de Eren y llamando la atención de todos nosotros—. Ya descifré la naturaleza de nuestros enemigos. Son los nueve titanes de eras pasadas. —Todos permanecimos estáticos al escuchar la declaración Pieck, sabiendo que esto sería un gran obstáculo para detener a Eren y traer de vuelta a Armin—. No sé si estos tienen voluntad propia, pero debe ser posible revivirlos indiscriminadamente con el poder del titán fundador. Es una armada de titanes nacidos únicamente para luchar.
—¿Cómo se supone que debemos enfrentarlos? —preguntó de nuevo Connie, siendo difícil en él salir del impacto.
—Tenemos que propinarles un golpe decisivo —afirmó, comenzando a correr entre los titanes y dirigirse hasta la nuca del titán de Eren—. No soy amiga de Eren; por eso...
—Esa estúpida.... —murmure preocupado al verla dirigirse peligrosamente a Eren y colocar la fila de municiones explosivas sobre su esqueleto.
—¡Será mi objetivo primario el cuello del titán de ataque! —Emergió de su titán a punto de jalar la palanca de la bomba, mientras el grito de Mikasa pidiéndole detenerse se escuchaba de fondo—. ¡Desaparece, pesadilla!
Antes de poder realizar el posible detenimiento de todo esto, la horca de cuatro puntas del titán martillo de guerra apareció sobre la espalda del titán carguero, alzándolo sobre el aire.
—¡Pieck! —gritó Artis, Jean y Darío por la pelinegra, mientras el acorazado trataba de alcanzarla, pero siendo atacado por la espalda por el titán mandíbula.
Mi mirada pasó instintivamente por Jean, quien se acercaba para ayudar a Reiner, aunque por detrás estaba corriendo un titán mandíbula de melena oscura acercándose a él. Por inercia me acerqué a él para empujarlo de la mordida que estaba a punto de darle.
—¡Capitán! —me llamó sorprendido Jean, mientras yo trataba de recuprarme de aquel movimiento que hice.
—¡De prisa! ¡Tenemos que recuperar a Armin! —Todos nos levantamos con el equipo tridimensional enganchandonos sobre los huesos, evitando a los titanes que comenzaban a aglomerarse debajo de nosotros—. ¡Es nuestra única oportunidad! ¡De otra manera, moriremos aquí como perros!
Connie lanzó una lanza sobre el hocico de uno de los titanes, alejandolo de Reiner.
Tratabamos de hacernos paso entre los titanes para acercarnos hasta la cabeza del titán de Eren. Usamos nuestras lanzas relámpago y activamos las necesarias sobre sus nucas o dentro de sus bocas. A diferencia de Odelia de y yo, nosotros usábamos el EDMT antiguo, cortando los dedos que trataban de agarrarnos.
La inesperada llegada del titán colosal Berthold provocó el enfrentamiento entre él y el acorazado, siendo la diferencia bastante notable cuando el gigante explotó su cuerpo acorazado lo lanzó entre los aires. La sorpresa y desesperación provocó que rompiera una de mis espadas.
—¡Levi! —la voz de Odelia me hizo darme cuenta del movimiento inesperado del colosal contra nosotros, lanzando un golpe con uno de sus brazos, dando directamente en Connie, quien permaneció desmayado colgando entre las costillas del titán, mientras que yo terminé chocando contra uno de los huesos gigantes, provocando que tosiera sangre.
—¡CONNIE! —Apenas pude abrir mis ojos completamente, observé al titán que se acercaba peligrosamente a Connie que aún no reaccionaba. No pude permanecer quiero observando más y avancé en mi equipo hasta el titán, girando rápidamente y cortando en lo posible su mandíbula, siendo muy pobre el Corte provocando que cerrara su boca con mi pierna dentro de ella.
Pude sentir mi rodilla tronar con aquella fuerza presionando cada vez más, asegurando la pérdida de mi pierna.
El peso desapareció cuando Odelia abrió con una de sus espaldas su boca mientras Mikasa cortaba el cuello del titán, liberándome de aquel agarre. A pesar de sus esfuerzos, el dolor me hizo perder el conocimiento por unos instantes y lo único que pude observar fue la mano de Odelia tratando desesperadamente alcanzarme, aunque pude sentir unos brazos tomarme del torso, impidiendo mi caída al vacío.
A pesar que mi visión era borrosa y casi negra, aún podía escuchar algo de lo que sucedía.
Lo único que entendía es que algo suave permitía recargarme en el suelo. Unos brazos me habían rodeado y pude saber inmediatamente quién era.
Hice mi mayor esfuerzo por observarla de vuelta, notando algunas lágrimas caer de su rostro mientras gesticulaba alivio.
—Creí que te perdía. —Acunó mi rostro sobre sus manos ásperas y frías, saltándome después para ayudarme a sostenerme en el titán que era de Falco evolucionado. Afortunadamente, casi todos estábamos a salvo a excepción de Pieck y Armin, por lo que debíamos regresar por ellos.
Escuchamos atentamente todo lo que los chicos decían. Una vez que me había recuperado lo suficiente, me atreví a intervenir:
—Los dos. Vamos por ambos —dije decidido—. Un grupo rescatará a Armin porque necesitamos el poder fulminanten de su titán. El otro irá por los explosivos en el cuello de Eren. Ambos equipos atacarán simultáneamente.
—¿Capitán? —Seguida de la mirada sorprendida de Mikasa, los demás también pusieron sus ojos sobre mí. Yo solo me atreví a observar con dolor a Odelia, sabiendo que tenía razón desde un principio.
—Ya no... Ya no podemos darnos el lujo de preocuparnos por Eren. No... Nunca debemos hacerlo. —Bajé la mirada con dolor al haber expresado la única verdad.
—Pero... —la voz de Mikasa entrecortada fue interrumpida por Connie.
—¡Pero...! ¡¿"Pero" qué?! ¡¿No ven que si Falco no hubiera llegado milagrosamente, todos estaríamos muertos?!
—Sí, y no habríamos logrado nada —esta vez secundó el bicolor.
—Jean —expresó con profundo dolor Mikasa.
No podía verla a los ojos. Me dolía el tenerla que ver sola contra los demás esperando por una alternativa que no fuera la muerte de Eren, pero a estas alturas, era imposible eso.
—También quería decirle unas cuantas cosas a ese idiota pero... Maldición —me quejé sin saber qué decir en ese instante.
—¡Siento lo mismo! ¡Tampoco quiero matar a Eren! —declaró con lágrimas en los ojos Connie—. ¡Pero...! ¡Por mi culpa, el capitán ya no puede luchar! ¡Además, nuestro oponente es el titán primigenio! ¡¿Creen que podemos vencerlo si no atacamos con todo?!
—Mikasa... —la voz de Odelia reapareció, solo para recordar aquello que debíamos tener en mente desde un principio—, tienes que matar a Eren. Eres la única que puede hacerlo.
La mirada desconcertada de Mikasa solo nos afligió más. Aquella carga no merecía recaer solamente en ella, su amiga de infancia que siempre buscó protegerlo y estar a su lado.
—¡Mikasa! —Tomó Annie del cuello a la azabache para observarse—, ¡solo debes pensar en rescatar a Armin! No necesitas considerar nada más —de alguna manera, las palabras de la rubia hicieron efecto en Mikasa para evitar que cayera en un ataque de ansiedad.
—Sí —aquella palabra salió de Mikasa como si fuera una respuesta, aliviada de solo tener que hacer eso.
Sin embargo, en el fondo todos sabíamos que eso no era lo único que hacer, y Mikasa lo sabía cuando lo reflejó en su mirada perdida.
—Cuando le disparé a Eren en el cuello... Poco antes de que nos reuniéramos con Zeke-san, le disparé en el cuello a Eren con un rifle antititán que era de Colt —explicó a detalle Gabi todo lo que recordaba—. Y entonces, algo que parecía un ciempiés hecho de luz salió de su columna y conectó su cabeza con su cuello.
—¿Qué? Suena horrible —se quejó Annie—.
De un momento a otro, el tacto de Odelia desapareció de mi cuerpo, acercándose moderadamente hasta la pequeña castaña.
—Eso era el titán primigenio... No. La verdadera forma de los titanes. Si le cortamos el cuello, podemos hacerlo salir otra vez —dedujo Odelia, teniendo la aprobación de Gabi.
Al mantener mi mirada en el suelo, noté de reojo la riña que había entre los soldados y los que parecían ser los eldianos restantes de Liberio. «¿Realmemte vale la pena sacrificar nuestras vidas para una guerra que posiblemente siga?» me era difícil concebir cuál sería el resultado después de detener el retumbar, si es que lográbamos hacerlo.
—Incluso ahora quieren matarse mutuamente —Jean al igual que los demás también notaron aquella diferencia permanente, aunque la distracción no duró mucho.
—¡Falco, cuidado con los proyectiles! —Reiner y Colt dirigieron al menor mientras se dirigía de nuevo hacia Eren, mientras en sus huesos salientes se encontraban varios titanes martillos listos para atacar con sus misiles de flecha.
—¡Aquí vienen! —Todos nos sujetamos de la red que estaba atada a la espalda del titán de Falco, sosteniéndonos lo más fuerte posible.
—¡Ahora! —dictó Reiner, sintiendo todos la gran diferencia de velocidad de Falco, mientras algunas flechas llegaban a rozarnos—. ¡Más rápido! ¡Sosténganse!
Cuando se les habían acabado sus flechas, casi todos se levantaron de sus lugares dispuestos a regresar a luchar. Al ser inútil para seguir peleando, mi corazón se estremeció al ver a Odelia levantarse también. Por inercia la tomé de la mano, en un ruego por no ir. Por no dejarme.
Su mirada llena de arrepentimiento pareció doblegarme y lentamente la solté. Sus manos tomándome una vez más me hicieron creer que ella no mentiría esta vez y volvería a mi lado.
—Nos vemos, Levi. —Plantó un sincero beso sobre mi mejilla, para luego saltar junto Mikasa, Connie Annie de Falco y caer entre los huesos gigantes del titán de ataque para atacar contra el titán que se había tragado a Armin, yo permanecí junto a la mocosa que mató a Sasha.
Mi mente no podía trabajar más. Mi mirada se perdía buscando entre el humo de los titanes derrotados y las ráfagas de todos peleando me había hecho perderla de vista, observando a la distancia cómo seguían luchando, cómo consagraban su corazón hasta el final.
¿Qué hay de mí?
Lo único que podía hacer ahora era buscar a Zeke... «Zeke, ¿dónde carajo estás? Pero aunque lo encuentre, con estos brazos y estas piernas... no podré hacer mucho... ¡Maldición! Nunca fallé en cumplir las órdenes de ese maldito... ni una vez... Y aún así no puedo ejecutar las últimas. Erwin, ¿por qué te recuerdo ahora en esa última vez? Esa en la que nos despedimos para continuar adelante cumpliendo con nuestro trabajo... Aquel que debió haber terminado ahí en Shiganshina. Se supone que era para llevar a esos niños llenos de sueños al mar. Hey... todos ustedes... ¿acaso ofrecieron sus vidas para que otros pudieran ser aplastados? ¿Erwin, Hange, Isabel, Farlan, Joelle, Moblit, Mike, Nanaba, Auruo, Petra, Eld, Gunther...? No... el mundo sin titanes que soñamos debe ser asombro e ideal. De no ser así, entonces sus vidas sacrificadas no tendrían valor absoluto. Seguía aferrándome a vivir por Odelia y aquella última orden que me diste... Erwin... en verdad, no lamento no haberte elegido y tampoco haberle confiando nuestro futuro a un niño cuyos ojos brillan como los tuyos. Aunque extraño todos esos recuerdos de todos juntos, jamás me arrepentiría de haberte dejado descansar de este infierno».
—¡Levi-san! —la voz de Colt llamándome hizo que dejara de pensar, mientras me señalaba el titán que estaba escapando de los demás y que era el único que se acercaba hasta la cabeza de Eren. «Ese es el que se tragó a Armin» recordé.
—Apunta a su ojo, sería más fácil que tratar de asesinarlo de una —le dije, acercándome a Gabi y Colt para calcular el tiro.
Debido a su experiencia con armas que no conocía y en realidad serían mis enemigas,
Gabi presionó exitosamente del gatillo, dando directamente en el blanco solicitado, mientras Mikasa sacaba a Armin de la boca del titán entretanto Connie lo liberaba del agarre que aquella lengua gigante ejercía y Odelia por último lo remataba con sus cuchillas... «Simplemente asqueroso».
—¡Le dí! —Gabi ligeramente se emocionó por su acción, mientras permanecimos lejos de la acción, observando solamente cómo todos seguían peleando y, poco a poco, varios titanes de ellos se acercaban para luchar contra otros titanes—. ¡¿Qué significa esto?! ¡¿Los otros titanes nos están ayudando?! —preguntó confundida sorprendida la castaña, aunque yo estaba igual.
—Eso parece —fue lo único que pude responder, cuando una voz conocida gritaba en la lejanía.
«Zeke está aquí» pude acertar sin pensarlo mientras Falco se acercaba hasta donde se encontraba el maldito barbudo conectado sobresaliendo de uno de los huesos de Eren.
—¡Eeey! ¡Por aquí! —Alzó su mano llamando nuestra atención.
—Imposible —me dije casi a mí mismo.
—¡Viniste a verme! ¡¿No es así, Levi?! ¡Aunque yo no quería volver a encontrarme contigo!
—¡Zeke-san! —exclamaron sorprendidos Colt y Gabi mientras yo me preparaba para descender y asesinarlo de una vez por todas.
Pude observar la mirada llena de tranquilidad de Zeke mientras susurraba algunas palabras. A pesar de que fue inesperado este encuentro, no dudé en hacerlo pagar de una vez por todas.
Una sensación de calma recorrió mi cuerpo mientras la cabeza de Zeke caía tras haber sido cortada con mi espada. El sonido de los cientos de miles de pasos de los titanes colosales se detuvieron, quedando solo de fondo el ruido de los demás peleando y, seguido de eso, la explosión del cuello de Eren tras las municiones de dinamita que colocó Pieck instantes atrás.
Habíamos detenido por fin el retumbar, empero, el gusano gigante que mencionaron Odelia y Gabi había salido de la nuca de Eren, quedándose Reiner a pelear y detenerlo de no regresar a la nuca de Eren.
Como pude, regresé junto a los demás hasta el titán de Falco, siendo ayudado por Mikasa y... Odelia a subir de vuelta.
—Estoy de vuelta. —Algunas lágrimas salieron de Odelia mientras se acercaba a abrazarme, correspondiéndole de inmediato.
—Gracias, Odelia —acaricié su cabello mientras nos separabamos.
«Yo realmente... jamás te dejaré ir más».
—¡Deprisa! ¡Tenemos que alejarnos! ¡Armin volará en pedazos todos estos huesos —avisó Connie a Jean, Artis, Pieck, Darío y Reiner quienes aún tardaban en subir.
—¡Aguarda, Reiner aún...!
—El titán acorazado puede sobrevivir a la explosión del titán colosal. Además, no podemos desaprovechar esta oportunidad y Reiner está al tanto de las consecuencias —interfirió Pieck—.
Todos se apresuraron a caer sobre el lomo de Falco, mientras observamos a Armin y los titanes que nos ayudaron permanecer quietos, como si supieran lo que sucedería a continuación.
—Gracias —dijo aunque no la escucharan Odelia a todos los titanes que nos observaban—. De no se por su poder, habría sido imposible detener la hecatombe.
Los huesos cada vez desaparecían más, mientras nosotros avanzamos hasta el inicio del Fuerte, encontrándose varios de nosotros con sus familias.
—¿Eren... está muerto? —preguntó Jean aún sin creer todo lo que había sucedido. Aquello provocó un repentino dolor de cabeza en Mikasa y Odelia, tomándose de sus cabelleras.
—Eso escuché... Algo como eso —murmuró Mikasa, pero ninguno pudo entender a qué se refería—: "Cuando un Ackerman despierta su poder, es común que sufran intensos dolores de cabeza. Se comportan como esclavos, siguiendo órdenes sin vacilar. Por eso, siempre, desde que era un niño, Mikasa, siempre te he odiado" recordé aquellas palabras... Lo último que me dijo Eren la última vez que nos encontramos. Odelia-san... —dirigió su mirada cristalina a la castaña, tomándola de los hombros—, Odelia-san, no puede terminar así. Usted me dijo que Eren regresaría junto a mí incluso si estaba lejos de mí, de todos nosotros. ¡¿Por qué no puede regresar ahora?!
Lentamente Odelia se acercó hasta Mikasa para abrazarla, siendo correspondida con dolor por ella.
—Perdóname por no haber traído de vuelta a Eren. Perdóname por haberlo alejado de ti. —Lloró junto a Mikasa, desahogándose después de tanto tiempo de haber guardado sus sentimientos y dolores.
Después de haberse calmado, bajamos del titán de Falco para darles privacidad a él, su hermano y sus padres. Connie y Odelia me ayudaban a caminar permitiendo recargarme en ellos.
—No es que tengamos de qué lamentarnos pero nosotros sin duda logramos detener el retumbar.
Todos caminamos hasta la orilla del fuerte, observando a Reiner en el suelo herido, pero Armin emergía del hoyo que provocó su transformación, mientras aquel gusano brillante se acercaba hasta nosotros.
—Esa cosa... ¡¿sobrevivió a la explosión?! Imposible... ¿qué demonios es?
—Ni idea, pero sería peligroso dejarlo con vida.
Otra explosión ocurrió, apareciendo Eren en forma de titán colosal caminando hacia Armin.
—Sí, como sospechabamos... Eren, no morirías por algo como eso —suspiró cansado Jean y Artis imitó su acción.
—Pero entonces, ¿qué debemos hacer? —preguntó esta vez Darío.
—Eso es malo... —murmuró Gabi preocupada—. ¡Debemos alejar esa cosa de Eren! ¡No sabemos qué podría suceder! Otra vez podría suceder el retumbar.
—¡Tenemos que matar a esa cosa brillante! —dijo también Connie preocupado.
—Sobrevivió a la explosión... ¿Qué podemos hacerle? —pregunté a todos, sabiendo que no habría una respuesta clara
Estaba decidido a contestar lo que debía ser, pero Odelia se adelantó a hablar:
—Debemos ir por Eren —por fin volvió a declarar Odelia tomándose de la cabeza—. ¿Comprenden? Si no acabamos con él, esta pesadilla nunca terminará.
—¿Cómo? ¿Por qué? ¿Por qué tiene que acabar así? —se lamentó Mikasa sin poder pensar en alguna otra solución.
Antes de poder decir otra cosa, observamos los movimientos extraños de aquel gusano brillante, el cual expulsó un gasto extraño que comenzaba llegar a todos los del Fuerte.
—Este humo está saliendo de esa cosa brillante. —Todos comenzamos a toser debido al humo que entraba en todos nosotros, preocupándonos.
—¿Está muerto? —preguntó Mikasa—.
—No. No huele como un titán —respondió Connie—.
—Espera —llamó Artis preocupada—, ¿esto es como...?
—¿En la villa Ragako? —terminó de decir Connie—.
Si era de de esa manera, entonces no había otra opción más que subir a Falco para no morir en la explosión que hubiera por las transformaciones, o incluso no ser intentar comidos por los titanes si es que se transformaban todos los que estaban aquí... Mi vista recayó sobre Odelia, quien no le dirigía la vista a nadie y se levantó de su lugar, ayudándome a subir sobre el titán de Falco.
—¡Mikasa! ¡Pieck! ¡Levi! ¡Suban en Falco ahora! —ordenó Odelia a todos, Pieck se acercó a ella sin creer lo que escuchaba.
—¿Qué estás diciendo?
—Los Ackerman y quienes poseen el poder de los titanes son excepciones... Tú sabes bien lo que ocurrirá. —Bajó la mirada y soltó mi mano de nuevo, alejándose de mí.
—No... No puede ser...
—¡DEPRISA! —Algunas lágrimas saltaron de sus cuencas, al igual que en todos.
De nuevo tenía que despedirme. Posiblemente, la única manera en que pueda volver a verla sea si derrotamos a Eren.
«Odelia, prométeme que volveremos a estar juntos» pedí desde lo más profundo de mi ser mientras observaba cómo todos los que conocía y quería se transformaban en titanes.
—¿Qué...? —No podía creer lo que mis ojos veían, observando cómo Odelia sobresalía del humo y se encaminaba junto con los demás titanes hacia Reiner.
La única diferencia es que ella estaba luchando junto a Reiner y Annie tratando de derrotar a aquel gusano.
De un momento a otro, Pieck se lanzó del titán de Falco, cayendo directo sobre aquel gusano.
La explosión de la lanza relámpago de Odelia sobre el gusano no hizo ningún efecto sobre él, por lo que se vió obligada a escapar de aquellos gigantes que ahora trataban de atraparla.
Sabía que no podía hacer más que detener a Eren, pero yo no podría hacerlo, debía ser Mikasa. Ella era la única que podría hacerlo, pero ella ahora estaba llorando y con aquel dolor.
—¡¿Mikasa?! —la llamé preocupado—, ¡resiste! ¡Solo nosotros podremos matar a Eren! —declaré tratando de hacerla entrar en razón, aunque no me podía imaginar lo doloroso que podía ser para ella.
Aunque tratara de llamarla repetidamente, Mikasa ya no reaccionaba.
»Mikasa... —volví a llamarla cuando ella abrió los ojos, como si hubiera despertado de un largo sueño.
—Yo me encargo, ayúdenme —decidió Mikasa—.
—Enterado, Mikasa—respondí, mientras nosotros saltabamos de Falco y en el aire atacabamos.
Con la última lanza que me quedaba, la disparé directo a la dentadura del gigante, dejando una abertura en la que Mikasa entró directamente. Mientras caía, pude observarlo una última vez. Aquella mirada llena de dolor ahora podía descansar de lo que tuvo que hacer.
«Adiós, Eren».
Caí a suelo, pero gracias a la ayuda de Falco en sus últimos momentos como titán, no caí mortalmente, girando algunas veces antes de detenerme. Con las fuerzas que me quedaban me arrastré hasta una roca para recargarme.
Aquel humo que antes nos obligó a separarnos fue el mismo que me trajo devuelta a mis compañeros, con Erwin al frente de todos, como debía ser de un buen líder. Todos ellos por fin habían encontrado la razón por la que ofrecieron sus vidas. Ahora éramos libres.
—¿Lo vieron? Parece que así termina todo aquello por lo que consagraron sus corazones —me despedí de ellos con lágrimas y una sonrisa, mientras el juramento que siempre hicimos lo realizamos por última vez. Por fin, en nombre de mis camaradas, había logrado lo que buscamos.
Miré a mi alrededor, observando cómo todos se despedían de aquellos seres a los que amaban. Mi querida chica papa se aparecía frente a Jean y Connie, mientras el dúo raro de Ondine y Connor aparecían con una sonrisa por última vez para Artis. Darío y Annie se despidieron de Orlantha abrazados. Todos nosotros por fin éramos libres. Justo lo que buscamos y luchamos.
A pesar de todo, aún buscaba con la mirada a Odelia quien, en la lejanía, permanecía inconsciente en el suelo.
Corrí lo que pude hasta ella, tomándola en mis brazos esperando porque ella reaccionara, pero eso no ocurrió.
»No puedes dejarme. ¡Odelia! ¡Por fin somos libres! ¡Prometiste que no volverías a irte!
«¿Ya no podré estar junto a ti, Odelia? ¿Al final, nunca estaremos juntos? Tus manos siguen frías.
Te amo».
🌸
Hola, ¿cómo están? Espero que estén bien y que les haya gustado este capítulo. En un principio pensaba en que la batalla se dividiera en dos, pero pude resumir lo en un solo capítulo y... aquí está el resultado.
Ya estamos a nada de terminar esto, pensé que tardaría más pero no fue así. ¿Qué creen que pase? Han ocurrido muchas cosas que me gustaría que imaginen cómo terminará, aunque el final ya está decidido... Aún así, me gustaría saber qué les gustaría ver en esta historia. Además, les tengo una pregunta: ¿por qué creen que Odelia no se transformó a diferencia de su hermana, Wanda, quien sí lo hizo en Ragako?
La verdad han sido muchas aventuras y se siente muy nostálgico terminar esta historia, la cual duró exactamente un año, mismo en el que empecé a ver el anime y quedé prendada de este chaparro gruñon que tanto queremos.
De verdad muchas gracias por su apoyo, me encantó vivir esta historia junto a ustedes. ¡Pero no se preocupen! Parece que me despido pero no es así, como dije en el capítulo pasado, aún torneo cosas por compartir de esta historia y también pienso empezar otras, por lo que no se librarán de mí fácilmente XD.
Enserio agradezco que hayan leído esto y nos vemos en un próximo capítulo que, tal vez sea el último. Cuídense, lxs quiero 💗✨.
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