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Capítulo 89

≪❈DER GEGENWART XIV. WARHEIT❈≫

—Eren... Eren... ¡Eren! —llamaba incesantemente Odelia al castaño en su búsqueda, luego de observarlo saliendo del auditorio del lugar instantes atrás.

Con cada paso que daba, temía por el paradero del menor en aquel lugar. Esas calles que recorrían, a diferencia de las que se encontraban en el inicio de su recorrido a Marley, ese lugar se mostraba mucho más insano y de poca seguridad. Las calles se llenaban de personas de cualquier edad y niños pidiendo dinero entre los transeúntes, y, por ende, albergaba el peligro de ser asaltados o atacados por alguna persona.

Entre los callejones que Odelia recorría de reojo pudo encontrar la silueta de Eren entre uno de esos oscuros caminossin salida. Al entrar cada vez más, podía escucharse los sollozos y gritos de un niño contra otras personas.

»¡Eren! £—por fin lo llamó alegrandose de encontrarlo. Ahora era hora de regresar junto a los demás y volver a la isla. Ya no quería estar más tiempo en ese terrible lugar.

—¡Oye! ¡Esa es la mujer de ayer! Debe tener también sangre de demonios como para decidir ayudarlo. ¡Que ninguno salga de aquí! —se apoyaron entren sí los residentes del lugar.

A pesar de los intentos de aquellos hombres por atacarlos, la experiencia de ambos soldados los hizo librarse fácilmente de aquellos viejos, los cuales quedaron inconscientes en el suelo.

—Eren, el niño... —tomó rápidamente la herida que aquellos hombres habían provocado en ese niño cortando por completo su mano. Odelia comenzó a acelerar su respiración por la preocupación, pero decidió mantener la calma tras ser la mayor de todos ahí—. Estarás bien, ¿de acuerdo? —Le dedicó una sonrisa fingida al niño que solo se dedicaba a observar el intento de vendaje que Odelia le había hecho para detener lo posible la sangre de aquel corte.

—¿Dónde queda tu casa? —preguntó Eren tratando de articular lo más posible para que aquel niño pudiera entender.

Odelia y Eren se miraron entre sí, sin saber exactamente qué hacer o decir. Hasta que el moreno recordó el rostro de aquel niño.
—Debe ser familiar de los niños que permanecieron en aquellas tiendas. Donde estuvimos con... los demás —sugirió Eren, aunque aquel tono conque no le agradó a Odelia, comenzando a preocuparse.

—Bien, hay que apresurarnos para llegar con los demás —pidió Odelia.

—Sí, claro... —contestó reacio Eren ante las palabras de la morena, quien pudo detectar aquel comportamiento que arrastraba consigo desde el inicio de su viaje.

El niño se subió a la espalda del más alto por petición de Odelia. Caminaron de regreso adonde ellos habían pasado un buen rato junto a los demás chicos.

—¡Gra-gracias! —trató de articular lo mejor posible aquel niño extranjero a esos desconocidos, pero asustandose por el repentino agarre del ojiesmeralda sobre sus hombros, derramando lágrimas en su intento por articular palabras.

—¡Lo lamento! ¡Lo lamento! —se disculpaba una y otra vez Eren con aquel niño que comenzó a asustar lo y preocupó a Odelia.

—¿Por qué lloras?

—Eren, ¿por qué te disculpas?

—La isla, para salvar a Eldia... No, no sólo para eso...

—Eren, dime qué es lo que pasa —pidió Odelia colocándose a su lado.

—Más allá de la muralla hay un mundo completamente diferente a aquel con el cuál soñaba. El mundo que aparecía en el libro de Armin era mentira. Cuando descubrí que la humanidad vivía más allá de las murallas... me.... me desilusioné. Y yo deseé que todo el mundo desapareciera. Lo lamento... Perdón... ¡LO LAMENTO TANTO!

—¡Eren, detente! —lo jaló del saco Odelia para soltarlo del chico que lo observaba asustado. Una vez que lo logró, tomó con suavidad los hombros de aquel niño—. Tranquilo, puedes irte ya —se despidió Odelia con una sonrisa de aquel niño, regresandole la tranquilidad. Una vez que aquel niño estaba los suficientemente lejos de ellos, se giró preocupada y molesta con el castaño—. Eren, ¿qué te ocurre? Sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad? Yo...

—Muy pronto, todos ellos morirán. No... yo los mataré —desahogó por fin su pesar a la castaña, quien abrió sus ojos en órbita al comprender a lo que se refería.

—Eren, tú...

—Sí, ya está decidido —interrumpió una vez más el menor a la castaña, quien retrocedió al escuchar cada palabra que salía de Eren—. Seguramente ellos tampoco... Como la isla Paradis, tampoco encontrarán el camino para sobrevivir. Todo desaparecerá por completo. Casas, personas, animales, sus vidas, sus sueños —Con el rostro desfigurado del dolor, alzó su mirada hasta la Odelia—. Mi madre... ¿qué pensaría sobre esto? Dime, Odelia, ¿acaso quienes deben morir somos nosotros los eldianos? ¿Tal como el rey de las murallas, que eligió esta camino? Al menos la cantidad de personas que murieron en la isla no se comparan con las que morirán "afuera".

Odelia bajó su mirada, en un intento por hacer desistir a Eren de aquella idea que los condenaría. Mientras recordaba todos los rostros de sus compañeros caídos.
«Siempre he sentido el peso de mis compañeros después de cada batalla y como si siempre me observaran para ver qué ocurrió con los corazones que consagraron» recordó las palabras que Erwin le había dicho tiempo atrás. Y, ahora más que nunca podía sentir reales esas palabras.
—Es verdad que si los eldianos murieramos, el problema de los titanes desaparecería. —Enterró sus uñas sobre la piel de su mano hecha puño, impotente al tener que aceptar esas palabras.

—Pero... no puedo estar de acuerdo con semejante resultado.

En la lejanía observaron aquel niño indeciso en entrar a casa con aquella herida, pero finalmente siendo recibido por las personas que siempre lo amarían.

»Ese niño... lo ví en mi memoria del futuro. Lo salvamos antes, aunque mataré a ese chico cuando llegue ese día... Qué hipócrita. —Pasó una mano sobre su rostro, frustrado—. La violencia que desencadenaré no tendrá límite. No pienso pretender que buscó hacer justicia porque el futuro no cambiará. En realidad, soy como Reiner, soy verdadera escoria. No... no es así. Soy menos que eso... Aún así, yo seré que termine esta historia.

Ambos derramaban lágrimas en silencio que sabían que nunca más iban a regresar, al igual que aquellos tiempos.

Con paso firme y lento, Odelia se acercó hasta quedar frente a frente con Eren. Tomó con delicadeza entre sus dos manos el rostro del menor, obligándolo a verla a la cara.
—Eren, mírame —le pidió casi en un susurro Odelia—. Tú eres... alguien especial. Eres quien ha tomado el peso de acabar con esta guerra por el bien de tus amigos y, aunque no sé por completo lo que pasará, quiero saberlo junto a ti. No te dejaré solo nunca más. Es una promesa —aseguró con un abrazo Odelia—. Estaré contigo pase lo que pase. Por ti, por todos mis compañeros, por todas esas personas que han esperado todos estos miles de años... Yo... te apoyaré siempre. No pasarás por esto solo, y llegaremos juntos hasta el final. Eren, eres el héroe que necesitamos para poner fin a esta historia.

El agarre de Odelia temblaba ante la incertidumbre de sus palabras. Quería demostrarle a Eren que saldría como planeara, incluso si ella no estaba de acuerdo con ello.

Aún así, aquel abrazo que demostraba la confirmación de una promesa de dolor y lealtad, jamás fue correspondida. Con la noche siendo testigo del suceso, la promesa no había sido pactada por el joven de mirada perdida en la verdad de aquel futuro.

—Sí, así será...

ꕤꕤꕤꕤ


El ambiente podía fácilmente cortarse con solo jalar de un débil hilo que sostenía la "paz" entre los dos grupos de guerra enemigas que, ahora, buscaban luchar en conjunto.

Los miembros de la Legión de Reconocimiento rebeldes a los que se unieron a la facción Jaeger se colocaban en un lado, mientras que el líder del Ejército de Marley junto a su titán carguero u dos soldados sobrevivientes estaban paralelos a aquellos de las capas de la libertad. A su vez, los soldados voluntarios y los Grice junto a Gabi permanecían en el medio, decididos a no estar de ningún lado que pusiera en disputa el plan para detener a Eren.

—¿Nadie me va a dar una mano aquí? —se quejó Hange tratando de aminorar la situación.

—Sí, yo te ayudo. No te vayas a quemar por el hervor. —Joelle se plantó a un lado de la castaña para tomar la cuchara y menear el caldo que habían preparado con todo lo que tenían y encontraron.

—Gracias, linda —susurró a la pelirroja, para luego dirigir su mirada cansada hacia los demás que parecían en posición de atacarse—. Por favor, dejen de mirarse de mal manera los unos a los otros —pidió de manera cordial, siendo ignorado en el acto.

—Compartir comida con la gente que hemos  matado y quienes también han matado a los nuestros... Qué interesante —ironizó el general Magath mientas bebía de su botella de licor—. ¿Por qué cambiaron de parecer? Si hubiesen dejado a Eren Jaeger solo, habrían visto al mundo convertirse en lo que deseaban, ¿no? Un paraíso para los demonios de esta isla. Estuvimos así de cerca de prevenir que Eren y Zeke hicieran contacto, si tan solo ni hubieran interferido...

—Tal como se lo expliqué, señor General, nosotros no deseamos un genocidio. De ser así, no habríamos huido al bosque a hacer un estofado.

—En otras palabras, ¿me dices que desarrollaron un sentido de justicia?

Antes de que la pelirroja interfiriera por Hange, Jean dió un paso delante, comenzando a expresar todo lo que llevaba guardandose.
—¿Justicia, dices? ¡¿Estás hablando de justicia?! ¿Tú, de todas las personas? Vivimos bajo la amenaza de los titanes que ustedes enviaron tras nosotros, ¿pero resulta que somos los malos? ¡Escúchame!, ¡la razón por la que peleamos desesperadamente es porque no queríamos morir siendo devorados por titanes! ¡¿Me estás diciendo que eso nos hace actuar como demonios, maldito viejo?!

—Sí, ustedes son demonios. —Dirigió su mirada de desdén hasta el bicolor, tomando un trago para seguir hablando—. Las teorías acerca de la amenaza que Paradis posee resultaron ser ciertas y ahora el mundo será destruido. Este es el resultado que ustedes obtuvieron por pelear hasta la muerte. ¿O me equivoco?

La mirada de todos los presentes se iba ensombreciendo cada vez más. Sacar a la luz las distintas perspectivas no era lo mejor para aquella conversación.

—Un momento... ¡Si las murallas no hubiera sido destruidas y su madre no hubiera sido devorada frente a él, Eren jamás había hecho esto! —declaró Jean alzando cada vez más la voz—. ¡¿Estás seguro de que ustedes no fueron quienes provocaron el retumbar?!

—Hey, ¿estamos hablando ahora de historia? ¿Entiendesbque Eldia fue la que hizo que Marley sufrieron y los que pisotearon primero?

—¡¿Cuánto tiempo van a hacerse las víctimas por algo que pasó dos mil años atrás?! —dió un paso hacia el frente, en confrontación con el mayor, quien tampoco dudó en responder.

—Realmente parece que estoy hablando con un mocoso. ¿De verdad crees que esa tontería vale algo contra dos mil años de historia actual? —enfrentó el general Theo, provocando que la furia de Jean aumentara, continuando reclamando la indiferencia y desdén de aquel hombre.

—Ah, paremos esto —pidió Hange, tratando de mediar la incómoda situación—. Esya charla de dos mil años de lo que sea, que nadie vió con sus propios ojos, es tonto —refutó, dirigiendo su mirada al castaña claro—. Jean, el señor Magath obviamente está desconcertado por tu existencia. Somos extraños demonios que están tratando de renunciar a su paraíso para rescatar a la gente que trató de exterminarlos —resumió en pocas palabras la chocante unión de bancos de diferentes ideas, historia y aspiraciones, aunque sabían que debían unir las pocas fuerzas que quedaban para detener la muerte que provocaría la tortura de sus consciencias—. Pasamos muchos meses en el mundo exterior. No podemos volver a ser ignorantes de nuevo.

Un terrible silencio volvió a arremolinarse en el lugar, donde el lúgubre sonido de las ramas moviéndose entre sí por el aire aminoraba sin éxito alguno.

—Entonces, ¿están preparados para matarlo? —alzó su voz esta vez Annie, observando de reojo a sus excompañeros y a la pelirroja que evitaba la mirada con la rubia. Un sonido de confusión salió del pecho de Armin. Los pasos sigilosos y lentos de Annie se posicionaron hasta el frente de Mikasa, quien ya acechaba con la mirada a la ojiazul—, ¿eres capaz de matar a Eren?

—Matar a Eren no es la única solución —contestó la azabache, ferviente en aquella conclusión.

—Pensé que dirías eso pero, ¿cómo lo harías? ¿Vas a hablar con él o algo? ¿Alguien que cometería genocidio cambiaría solo por eso? —continuó Annie—.

—No lo sabremos hasta que intentemos hablar con Eren —intervino esta vez Armin, dirigiendo su mirada soez a la guerrera de Marley.

—Entonces... Asumiendo que podremos tener una conversación con él, ¿qué haremos si él no se detiene con el genocidio? ¿Deberíamos tratar de no pensar en la opción final tanto como sea posible? —Las miradas serias e inexpresivas de aquellos que eran amigos de Eren respondían la pregunta de Annie—. Lo sabía. Si nosotros,  quienes tenemos un hogar en Marley, intentamos matar a Eren, ustedes van a terminar enfrentándonos seguramente. Así son las cosas después de todo, ¿verdad? Mikasa, porque probablemente tú nunca has pensado en algo más importante que Eren.

—Ignorala, Mikasa —pidió Darío mientras dirigía su mirada fulminante a la rubia que lo ignoraba a propósito.

—No... Annie, en otras palabras, ¿estás diciendo que debes matarme? —Sacó sus espaldas del equipo tridimensional. Annie mostró el filo de su anillo a Annie y los demás, recibiendo el llamado de atención del general Magath.

La rubia dirigió su mirada hasta la pelirroja que observaba preocupada al igual que los demás el paradero de aquella pelea. Annie soltó un suspiro antes de estirar su mano por completo, mostrando su son de paz hacia la soldado Ackerman.

—Entiendo bien cómo te sientes. Ya solo tengo una razón para proteger a Eren. No quiero que maten lo único que me queda de familia, que es mi papá en Marley, por eso les estoy ayudando. Si podemos detener a Eren hablando con él, está bien. Por lo menos, no tenemos ninguna razón de pelear hasta entonces —finalizó Annie, provocando que la mirada de Mikasa se detuviera en el suelo.

—Entendido —fue lo que recibió como respuesta de la azabache antes de que Hange interrumpiera con el aviso de su estofado listo.

Todos los presentes se acercaron a comer hasta las dos soldados heridas de ojo que servían en sus pequeños cuencos la reunión de verduras para poder cenar y retomar energías.

La mirada de Joelle permaneció en los orbes inexpresivos de Annie, quien también conectaba su mirada con la hermana de la chica que era una de las pocas razones que tenía para capturar a Eren en el pasado.

—Orlantha...

—Que todos estemos unidos no significa que pueda perdonarte. No ahora. No hables de ella cuando yo esté presente. No tengo intenciones de escucharte —interrumpió secamente la pelirroja a Annie, sirviendo con cuidado el caldo de guiso.

—Por supuesto, lo siento —se sinceró la rubia antes de regresar a su lugar con pasos cuidados de no dejar caer su alimento de varias horas.

Darío decidió alejarse de los demás dando de deber a los caballos el agua que consiguieron en el camino del río. Entretanto, Joelle explicó por Hange el plan:
—Parece que Kiyomi-san preparó un bote volador en el puerto para observar el retumbar. Si usamos eso, podemos acercarnos al Titán Fundador.

—Lo sabía... Los Azumabito estaban involucrados en esto a nuestras espaldas —aseguró Magath.

—El problema es la ubicación del titán fundador —declaró esta vez Hange la situación—. Si solo volamos a ciegas, nos quedaremos rápidamente sin combustible.

—Así es, tenemos que buscar el rastro del fundador —concluyó Theo—. Por eso la traje. —Dirigió su mirada hasta la rubia que permanecía renuente a dar un bocado, manteniendo la mirada al mayor—. ¿Adónde se dirige Jaeger, en primer lugar? —preguntó sin tapujos.

—No lo sabría. Incluso si lo supiera, ¿por qué tendría que responder? —habló por primera vez Yelena, permaneciendo impasible compra los demás.

—Quien prestó su conocimiento a Eren, que no sabía nada del continente, fuiste tú. Jaeger estaba planeando el Retumbar de antemano. Deberías poder predecir algo.

—Tú, maldita basura... —espeto Yelena, recibiendo un "¿Eh?" del mayor, incrédulo de lo que escuchaba—. Estoy preguntando por qué es necesario que coopere con una escoria marleyana.

—¿No es porque tenemos la ventaja de vida sobre ti? —intervino Annie—.

—No tiene sentido, ella está actuando como si quisiera morir —secundó Jean—.

—¿Pero no peleabas contra Marley por tú patria? ¿Estás bien con que tu patria sea pisoteada así?

Las preguntas de Connie no obtuvieron respuesta, por lo que la inquietud de Onyankopon aumentó con el silencio de la rubia con los demás.

—¿No está bien? —fingió desconcierto el general marleyense—. Porque ella también es una escoria marleyana —dejó al descubierto a la rubia, sorprendiendo a todos los presentes.

—Desde que me atrapaste en Liberio, Yelena, investigué todo sobre tu pasado y me sorprendí; cambiaste tus genéricos y cotidianos orígenes marleyanos a un pequeño país anexado por Marley y, desde que conociste a Zeke, decepcionada con Marley, se te ocurrió cierta historia. Es decir, una historia milagrosa de salvar al mundo con un príncipe. Cubriendo la verdad sobre ti, intentaste esculpirte en la historia. Admiro profundamente tu avaricia —explicó con calma la encargada del titán carguero.

—Heh... Es casi como si dijeras que son diferentes a mí —espeto la rubia acercando su mano para acariciar la piel rígida del titán carguero—. ¿Qué es exactamente diferente entre ustedes y yo? Salvar al mundo... ¿Hay alguna palabra dulce que cautive más que eso? —ironizó la rubia, causando la incomodidad de todos los presentes—. Entregarse a esa noble emoción de salvar cientos de millones de vidas, lavar todos los males hasta ahora por sus gargantas como si no existieran. Así es como ustedes se ven para mí en este momento. Hagamos un pequeño viaje por el carril, ¿de acuerdo? —Dirigió su mirada hasta el oficial rubio de Liberio, dispuesta a hablar no sólo de él—. Reiner Braun, al abrir un agujero en la muralla ¿cuántos eldianos crees que fueron devorados por titanes puros? Deslizándote entre las murallas, compartiendo alegrías y penurias con tus "camaradas" aquí, traicionando, matándose los unos a los otros, y ahora finges ser un camarada de nuevo... Annie Leonhart —dió pie a la segunda infiltrada años atrás—, también mataste una horrible cantidad de soldados, eventualmente pisoteaste a los residentes de Stohess en grandes números, parece haberte importado poco asesinar a una de las personas que más confiaba en ti en estas murallas llenas de demonios —aquellas palabras hicieron que Annie presionará su agarre contra su plato, tratando de pasar desapercibidas las palabras de la más alta—. Ah, por supuesto, ustedes los de Paradis fueron extremadamente heroicos contra Marley. Tú, normalmente una persona sensata, destruiste tan ruidosamente el puerto militar... Armin, usando el poder que robaste de Berthold Hoover, incluyendo los civiles, ¿qué tan alta es la montaña de cadáveres que levantaste junto con tus ganancias militares? —El rubio esquivó con la mirada las palabras de Yelena, sabiendo perfectamente todo lo que había hecho—. Y no sé nada de su valor en Liberio. —Se dirigió esta vez a los demás soldados de la Legión—, magníficamente aniquilaron a los soldados de Marley que los superaban en número y tiñeron a Liberio del color de la sangre. Especialmente Jean y Artis. —Indicó con la mirada la seriedad y repugnancia de la rubia hacia el castaño claro—. Para derrotar al titán carreta, apuntaste a Falco y disparaste con valentía tu lanza relámpago, y porque la lanza falló, es que apenas Falco sigue vivo.

Ambos mencionados conectaron miradas, recordando aquellos momentos terribles para ambos que finalmente fueron interrumpidos por la continuación de Yelena hablando:
—Luego Sasha recibió un disparo de la niña que está ahí, Gabi —se centró en poco tiempo en la menor, que levantó la mirada temerosa de lo que aquella mujer dijera—. En realidad Sasha era buena chica... hasta yo me sentí triste por su muerte. Pero seguramente no se puede comparar con la tristeza y odio de aquellos que pasaron tiempo con ella como familia desde que eran reclutas, o incluso aunque no haya pasado mucho tiempo. ¿No es así, Darío? Sorprendentemente, dos personas del mismo lugar de origen te han arrebatado a las personas que más has apreciado. —Todos observaron al pelinaranja permanecer quieto entre las sombras de los árboles, escuchando todo lo que aquella mujer soltaba sin tapujos y la feroz mirada que Darío le dedicaba a Annie.

—Hange-san, ¿puede servir me un plato? Huele delicioso y estar con los caballos ha provocado que entre en hambre también. —Ignoró por completo las palabras que la rubia soltó y desvió su mirada de la rubia que también le mantuvo la mirada, caminando hasta las dos soldados que servían alimento, acto que amenizó la presión que había entre todos los presentes.

—Hmm. Está delicioso, Hange-san, ¿puedo repetir? —Hizo segunda Jean pasando su plato a la castaña, quien no dudó en servir un poco más de su estofado. Mientras retomaba su porción y pasaba también el traste de Artis a la pelirroja para tener más comida, dió un sorbo de las bebidas que había antes de contestar a la rubia, que observaba inexpresiva la manera en que la ignoraron—. Gracias Yelena. Nos estás ayudando a sacar la mala voluntad del otro y controlar nuestras mentes, ¿verdad? Incluso aunque tu sueño caprichoso que tanto querías hacer realidad que incluso volaste los sexos de tus preciosos compañeros, terminó sin sentido y estabas lista para morir... Lo siento por la molestia de haberte salvado antes.

La mirada fulminante de la rubia terminó en un rostro sonriente y falso mientras abría sus labios para hablar de nuevo.
—Lo olvidé. ¿Cuál era de nuevo? El nombre de tu amigo cercano que me dijiste antes. Eso es... Marco —acertó alegre la rubia, provocando la tensión en los cuerpos de Jean, Annie y Reiner al escuchar aquel inolvidable nombre. Si no me equivoco... Dijiste que Annie estuvo involucrada en su muerte, ¿verdad? Pero ¿ya lo escuchaste de Annie? Sobre la muerte de Marco.

—Jean... —lo llamó Artis tratando de calmarlo al saber que pronto vendría una dolorosa charla con aquellos que los habían traicionado. Entendía perfectamente su derecho a enojarse, pero debían entender que no tenían que caer en el juego de Yelena y mantener la cabeza fría en todo momento, pero sabía que era demasiado tarde por la mirada de Jean hacia los dos rubios que permanecían frente a él.

—Tomé el equipo de maniobras de Marco. Por eso él fue devorado por un titán. —Bajó la mirada Annie al declarar la verdad de lo sucedido aquel día en la batalla de Trost.

—Annie solo actuó bajo mis órdenes —interrumpió Reiner a su compañera guerrera—. Marco... escuchó una conversación que entre Berthold y yo que debía mantenerse en secreto —relató Reiner, llamando la atención de todos los presentes—. Temía que descubrieran nuestras verdaderas formas y, pensé que, si Marco era asesinado por un titán, eso estaría bien para silenciarlo. Yo... arrojé a Marco a un techo desde el aire y mientras lo sostenía para que no pudiera moverse, Annie le quitó su equipo de maniobras tridimensionales. Marco no pudo moverse desde una esquina y... fue devorado por un titán que estaba detrás de él.

Todos permanecieron en silencio. Algunos recordando los Buenos momentos de aquel amigo, otros pensando en las pérdidas que tuvieron atrás y, otros, solo mostraban respeto en la situación, tanto al haber sido los causantes de aquella tragedia, como otros que no les competía enlazarse en aquella conversación, empero, podían empatizar con aquel compañero a través del recuerdo de las pérdidas y el duelo dela muerte de un ser querido.

—Marco... —murmuró Jean el nombre de suas cercano amigo, aquel que le dolía ya no poder recordar su rostro y que sabía que merecía ser parte de esa lucha y no en una conversación sobre su muerte—, ¿cuáles fueron sus últimas palabras?

—Marco dijo "aún no hemos podido hablar" —respondió Reiner—.

—¡Sí! ¡Es cierto! —jadeo el bicolor—. Aun no hemos podido hablar apropiadamente. ¿No es por eso que... nos hemos matado los unos a los otros así hasta que alguien de nosotros muera? Si tan solo hubiésemos hablado bien desde el comienzo, toda esta matanza hasta ahora...

Artis se acercó hasta Jean para abrazarlo por el hombro, recordando aquella noche en que Jean le había confesado el dolor de su corazón cada aniversario de la muerte de su amigo. Una muerte silenciosa e injustificadamente dolorosa que jamás lo abandonaría. Ambos habían llorado las muertes de sus seres amados. Y, ahora más que nunca, es que se mostraba de su parte.

—Es muy tarde para empezar ahora —intervino Hange—. Incluso personas como nosotros que se han matado los unos a los otros sin piedad, al menos... ahora estamos intercambiando palabras sin matarnos.

—¿Quién imaginaría que algo así sería posible? Que comiéramos juntos frente a la hoguera —secundó Joelle, tomando de la mano a la castaña y dedicándole una sonrisa que fue correspondida.

—Mientras miraba a Marco ser devorado por ese titán, yo... me dije a mí mismo por qué lo estaban devorando —se sinceró Reiner. Hange formuló un "¿Eh?" de confusión—, y luego me dejé llevar por la rabia y maté a ese titán mientras le decía "Tú le hiciste esto a Marco..."

—Suficiente —lo detuvo Jean, conteniendo la furia que crecía de a poco dentro de él—. Te volviste loco porque te sentías culpable, ¿cierto? —trató de cambiar el rumbo de la conversación.

—No me perdones... Realmente no tengo idea de qué hacer...

—Suficiente... Ya basta... —Cerró los ojos Jean.

—Reiner, detente —le pidió esta vez Artis, premeditando lo que podía ocurrir.

—...Lo siento...

A veces las palabras sobraban para situaciones sensibles, aquella era una de esas escenas para evitar más problemas, pero era imposible no reaccionar ante la incógnita de años que fue provocada por alguien considerado "amigo" tiempo atrás.

Jean se abalanzó sin titubear sobre el rubio, sin importarle pasar por el medio del fuego y los rostros asustados de los niños que observaban la escena sin poder hacer nada al respecto, al igual que los mayores que solamente observaban con dolor y buscando alguna manera de separarlos.

La frustración y furia de años sepultados dentro de su corazón salieron a la luz con cada golpe que le brindaba al rubio que se mantenía quieto, sin siquiera meter sus manos para evitar un golpe. La culpa y dolor que cargaba consigo por años no podía compararse con el dolor de aquellos que traicionó. Sabía de más que merecía eso y mucho más, pero aquellos a los que consideraba demonios, fueron los mismo que también separaron a los puños Jean de su rostro. Aunque el golpe que lo detuvo todo fue el de la patada del bicolor a la menor de todos que se interpuso entre ella y su primo, recibiendo dos duros golpes por parte del soldado de Paradis.

—¡Gabi! —Colt y Falco reaccionaron tarde al movimiento de la menor, la cueal se tomaba del estómago tratando de mantener la compostura.

—Perdón. Nosotros... Deseábamos que todos en la isla Paradis murieran —fue Gabi la primera en ser sincera y también en desear detener todos los conflictos entre sí—. Y luego... Mi papá y mi mamá... Toda la gente en Liberio terminará muriendo. Lo siento... —pidió una vez más, inclinando su cuerpo hacia los veteranos de la Legión como forma de respeto y solicitud—. Sé que esto es muy imprudente de mi parte, pero necesitamos su ayuda. Por favor, por favor... ¡Por favor, dennos sus fuerzas! ¡Por favor! ¡Detengan el retumbar con nosotros!

La voz que se expresaba implorando por su apoyo total, impedía que la mente de Jean pensara con claridad, sintiendo como todas las voces y ruidos dentro de sí volvieran a acumularse como los zumbidos de un enjambre.

—Sueltame —le pidió a Connie y Armin cuando estos lo habían tomado de los brazos para alejarlo del rubio, pero ahora lo único que quería era salir corriendo de allí.

—¡¿A dónde vas, Jean?! —lo llamó Connie, perdón no obtuvo una respuesta.

—Jean, ¿no quieres un plato más? —también se levantó Hange para llamarlo, pero nadie pudo hacerlo reaccionar.

—No sirvió de nada —sollozó dolida Gabi mientras era sostenida por Falco y Colt para acomodarla en el suelo... Él se irá...

—Gabi... —Quiso acercarse el comandante Magath hasta la pequeña que lloraba, pero el agarre súbito de Artis sobre la menor lo hizo detenerse.

—Dale un poco de tiempo. Él también desea acabar con esto —fueron las palabras que usó Artis para intentar calmarla—. Trata de descansar, y ya verás que al despertar él vendrá. —Le dedicó una sonrisa tratando de calmarla.

Conectó suirada con la de un Colt inquieto, Artis asintió con la cabeza para asegurarle que intentaría en mejorar las cosas con Jean, acto que entendió al momento el rubio, correspondiendo la misma acción. La pelicobre dejó escapar un suspiro antes de rodear el círculo de personas que había observado aquella acalorada discusión.

—Habla con él, por favor —pidió Armin preocupado por su amigo, Connie y Mikasa se encontraban en las mismas.

—Dile a ver si quiere otro plato de estofado.

—Yo se lo diré. —Comenzó a alejarse de los demás para caminar hasta donde se encontraba Jean escondido entre los árboles cubriendo sus orejas con fuerza.

Sintió su corazón doler al verlo tan alterado de esa forma. Cada vez que estaba demasiado preocupado y alterado se alejaba de todos y se impedía escuchar a su alrededor, con el fin de acallar los dolorosos pensamientos de su interior.

Con calma y un suave toque acercó susanos hasta las mejillas frías del castaño claro. Acarició casi rozando las yemas de sus dedos los pómulos tensos de Jean, quien aún no alzaba su mirada.

—Jean —lo llamó casi en un susurro al cual él se negaba a responder—. Jeanbo. —Aquellos ojos ámbar se abrieron lentamente ante aquel llamado que solo aceptaba de su madre y ella.

—Yo no quise lastimarlo... —Lentamente descubría sus oídos de sus manos, dando paso a Artis de enlazarse con sus fríos dedos por la noche.

—Lo sé, cariño. Debió ser duro para ti —dijo, apartando por completo las manos de Jean de sus orejas, permaneciendo conectados en aquel lazo de sus manos—. Estoy orgullosa de ti por no rendirte. Marco... yo nunca lo conocí, pero, tras todo lo que me has dicho, sé que él también lo comprendería. Jean, has demostrado ser tan capaz de actuar ante las situaciones más difíciles.

—Pero... De haber sido así, Sasha...

—Sasha... nadie podía imaginar que eso ocurriría. Pero eso no dependía de ti. Las circunstancias fueron las que provocaron esto. La guerra nos arrebató a los seres que amábamos, pero eso no significa que sea nuestra culpa. Lo único que nos queda es... Recordar porqué seguimos aquí, y jamás olvidarnos de ellos. Sasha, Ondine, Connor... ellos aguardan por que sigamos el camino que ellos buscaban —con aquellas palabras terminó por abrazar al castaño, quien correspondió con fuerza al cariño que le mostraba la pelicobre—. Jean, te admiro. Sigues siendo tan valiente desde el día en que te conocí, y jamás me cansaré de observarte.

—Gracias para estar para mí, Artis. Ondine y Connor deben estar muy orgullosos de ti. —Limpió sus lágrimas y las que brotaban de ella, abrazándose por última vez antes de observar al cielo nocturno—. Samuel... ¿has pensado en él?

Artis se encogió en su lugar al escuchar aquel nombre.
—No —respondió—. Pero me temo encontrarlo en las circunstancias que parecen más predecibles hasta ahora. —Ambos se sentaron en el escaso pasto del bosque, tomándose temblorosos de las manos, permaneciendo en un silencio que, lejos de ser incómodo, a los dos soldados losantenia calmados—. Jean, ¿quieres que nos quedemos aquí un rato más?

Sonrojado, el bicolor asintió en respuesta.

—¿Cómo estás de tus heridas? Me he dado cuenta que has alarecidoas lastimada desde que te alejarte con Darío antes del retumbar —declaró Jean preocupado.

—Hablando de eso...

—Tch. Qué ruidosos son —se quejó el azabache levantándose de su cama improvisada, retomando su lugar a poca distancia de la castaña.

Plasmó su mirada gris y melancólica sobre el rostro que tenía frente a él. Levi observaba paciente al despertar de la castaña después de tantas horas descansando. Quería saber lo que pensaba de aquella conversación que aquellos a quienes consideraba una familia se desmoronaban con el dolor de las pérdidas y la traición. ¿Qué cuentas rendirá ella ante su traición al escapar de aquella celda? ¿Qué dirá acerca de aquel día qué escapó junto a Eren? Tantas preguntas sin resolver, y que dolía la sola idea de aquellas incógnitas.

—Sí... —El corazón de Levi latió fuertemente al escuchar la voz débil de Odelia deslizarse entre sus oídos. El alivio de escucharla y contestar a su comentario lo hizo feliz pese a las circunstancias.

—Odelia... —Deseó haberla recibido con un gran abrazo y una sonrisa, pero aquel momento era demasiado incómodo para los dos.

—Levi... —Una lágrima se deslizó por el ojo de la castaña, provocando la misma sensación de ardor en los ojos al verla de esa manera.

—Odelia —las voces de Hange y Joelle se acercaron hasta ellos dos, también aliviadas de ver a la morena finalmente despierta.

—¿Cómo te encuentras? ¿Necesitas algo? —Se acercó cariñosamente hasta Odelia, pero fue detenida por su hermana.

—Nada de mimos. Queremos la verdad de todo esto. Odelia, ¿por qué? ¿Por qué te alejarte de nosotros junto a Eren? ¿Estás de su lado o del nuestro? ¿Qué es lo que deseas hacer en todo esto? —atacó con cada pregunta y sin pudor Joelle, mientras que Hange y Levi esperaban.

Un suspiro pesado salió de los labios de Odelia, sabiendo que era momento de hablar.

🌸
¡Holaaaa! ¿Cómo se encuentran el día de hoy?
Primero que nada, me disculpó por el retraso de una semana en el capítulo, la verdad es que fue una semana un poco difícil pero ya andamos al 100 ;D.
A decir verdad, tengo bastantes cosas por decir, así que agarrense xd (se crean jsjsjs).
Primero que nada, me gustaría aclarar varias cosas de la historia, en especial estos últimos capítulos que no sé si haya quedado del todo claro pero, en este primer punto, me gustaría saber su opinión acerca de el capítulo 85 sobre el capítulo de Ymir y Bau. En realidad, el capítulo 84 termina con Odelia "conectando" con las manos de ambos niños, por lo que, se podría decir que Odelia verdaderamente viajó al pasado y observó las vidas de Ymir y Bau, así que, prácticamente Odelia es la única que sabe con exactitud todo lo que pasó entre ellos dos, a Lijo de detalles. Por lo que, cuando Hange habla de no discutir al no saber la historia, Oda es la única que podría refutar, algo que en parte me parece un poco hilarante.

Número dos, me gustaría presentarles una imagen que creo que va de la mano con la representación tanto de Ymir y Bau, como de Levi con Odelia (este caso es más opcional el segundo):

Espero que les guste uwu.

Tercero. Me presento con una ambivalencia de sentimientos entre felicidad y tristeza al notificar que, quizás en unos 10-15 capítulos (aunque siento que serán en 10 o menos) se va a acabar esta historia. De verdad agradezco mucho el apoyo que me han dado y la oportunidad de haber pasado por esta historia y disfrutarla. Y, aunque esta historia acabe, no nos despediremos, no estoy muy segura de cuándo, pero tengo en mente varios proyectos a futuro (las pueden ver en mi perfil), además que pienso escribir algunos especiales y AU's de esta historia, al igual que un "capítulo" lleno de datos y headcanons, todo gracias a su apoyo.

Sin más que decir porque luego se me olvidan algunas cosas jsjsjs nos veremos pronto en un próximo capítulo. Cuídense ✨❤.

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