Capítulo 87
≪❈DER GEGENWART XIII. STOLZ❈≫
Los gritos en busca de una respuesta resonaban dentro de ella mientras su interior se mostraba oscuro y sin poder saber dónde se encontraba exactamente. Probablemente Armin se lo había dicho entre sus visitas. Podía escuchar las voces de aquellos dos que lo visitaban regularmente; incluso pudo recordar la voz de Darío en aquellas ocasiones a pesar que solo se refería a ella de manera despectiva. Aún así, no se trataba de excusar. Solo ella entendía sus razones para hacer todo lo que hizo. O eso es lo que ella creía.
Jamás se imaginó volver a escuchar la voz de Orlantha junto a ella. Sin embargo, tras la primera visita de aquella a quien solía conocer, simplemente resultó ser su hermana mayor que la visitaba. Podía recordarla en la ceremonia de graduación de su ciclo y durante la travesía de la expedición 57° de la Legión de Reconocimiento: una mujer de estatura normal y cabello castaño que llevaba hasta la mita de su espalda
«¿Qué puede hacer ella aquí hablando conmigo?» se preguntaba una u otra vez a pesar de saber la clara respuesta que ella misma le había dado durante su primera visita.
«Por su petición he venido a visitarte, aunque no sé si tú puedas escucharme, Annie. Si llegas a salir de este lugar, ¿qué pensarás de todo lo que ha pasado?» No podía entender por qué recordaba eso. Sentía una especie de temor recorriendo su cuerpo.
La voz de Eren se escuchaba como si estuviera entre la lejanía y tan cerca de ella a la vez. A pesar de que se encontraba dentro de su cápsula de cristal, podía sentir inmediatamente el cambio entre su encierro en el cuarto que se encontrara a diferencia de Los Caminos, lugar del que estaba consciente que había estado una vez que obtuvo el poder del titán hembra poco antes de salir de Marley y llegar a la isla de "demonios" que tanto le habían dictaminado en los años de entrenamiento.
«Annie... Prometeme que regresarás a casa» recordó las palabras de su padre antes de irse.
Escuchó el vidrio quebrarse en cientos de pedazos. Cayó al suelo sin poder moverse después de permanecer cuatro años inmóvil y en una misma posición. A pesar de la poca iluminación que había en aquella habitación, le era difícil acostumbrarse a la luz que se escapaba por la puerta y la antorcha que alumbraba tenuemente el lugar.
—P-pa-papá... Orla-lantha... —pronunció con dificultad mientras se acostumbraba a la luz del lugar.
Su cuerpo se sentía entumecido y mojado, no podía moverse fácilmente a pesar de estar completamente libre de su celda. Antes de abrir por completo los ojos, pudo observar en un parpadeo a aquellos dos seres más importantes para ella sonriendo, mientras esperaban por que se levantara del suelo. «Annie, alcanzanos» podía jurar escuchar la voz de su padre y Orlantha llamarla al mismo tiempo, eso antes de que se esfumaran como fantasmas.
»Yo... v-volveré a casa —dijo entre tos mientas we arrastraba por el suelo para acostumbrarse a caminar.
Su libertad estaba cerca cuando estaba a punto de alcanzar los manilla de la puerta. Entonces, volvió a caer.
Lágrimas de desesperación cayeron de ellas. Entre aquellas gotas que caían con rapidez, no pudo evitar llorar más por aquella chica que había perdido junto a su libertad. Su voz llamándola sonaba una y otra vez en su mente, tal como lo hizo todos esos años.
«Incluso si el mundo se pone en tu contra, yo estaré de tu lado».
Sonrió con lágrimas de alivio deslizándose por su mejillas. Encontrar la luz fuera de aquel sótano era suficiente para ella. Poco a poco encontraría la manera de escapar, incluso si moría en el intento.
Una vez que pudo recuperar más fuerza en sus piernas, caminó con lentitud hacia la habitación más próxima que había en el pasillo. Caminó en dirección a los muebles llenos de libros que había, hasta que escuchó una voz acercarse hacia donde ella se encontraba. Cerró la puerta y se colocó detrás de ella; con suerte, podría atacar el cuello de cualquier persona que entrara con su anillo que tanto la había salvado de muchas circunstancias.
La puerta se abrió lentamente y observó una silueta femenina colocarse frente a ella. A pesar de la diferencia de altura, estiró sus brazos y atrapó la boca de la más alta con una mano mientras la mano que llevaba su anillo lo colocó sobre su garganta.
»Grita y te cortaré la garganta —amenazó mientras cerraba la puerta con una de sus piernas. Al pensar que tenía la situación controlada, continuó—. Primero quítate el chale—
No pudo continuar cuando sintió que la tomaban de sus brazos y la lanzaban hacia el frente, cayendo adolorida al suelo y su espalda chocando contra uno de los muebles del salón.
—Tienes la fuerza de una abuela. Jamás pensé que podría dominarte, Annie. —Reconoció la voz de Hitch.
—¿Debía tener que encontrarme contigo, Hitch?
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Había finalizado el día y en la Isla Paradis únicamente se escuchaban los pasos de la muerte dirigiéndose hacia los enemigos de los residentes dentro de las murallas que, ahora, se habían destruido y a su paso dejaron el rastro de un gran terremoto, dejando caer edificios a su paso y siendo los mismos residentes a los cuáles proteger, ser varios de ellos quienes terminaron entre los escombros.
Mientras algunos miembros de la Legión permanecían exhaustos y ensimismados en sus sueños y deseos tras ser encarcelados por los miembros de la facción Jaeger, otro se dirigían hasta el punto que permitiría un colapso dentro de sí mismo al olvidar la voz de su cabeza y escucharar lo que su corazón dolido le dictaba. Y otros, acompañados de aquellos a quienes habían nombrado enemigos, eran quienes se adentraban en la búsqueda de paz entre sus semejantes. ¿Cuál era la posibilidad de dejar todos sus sueños y resentimientos en el pasado para terminar uniéndose en contra de la destrucción del mundo? Y, más aún, detener a aquellos que creían soler conocer.
—¿Crees que Falco estará bien? —el agarre de Colt en el torso del rubio le mostraba al jinete el gran temor que había en aquel chico de no encontrar a su hermano vivo.
—Connie debe estar pasándola muy mal pensando en qué hacer. Si tan solo Sasha... —musito lo último Armin mientras fijaba su mirada en el frente—. Él comprenderá.
—Si tan solo hubiera una manera de dialogar con él...
—La hay. Yo ya lo tengo planeado —respondió Armin seguro de sí, aunque su mirada demostraba lo contrario.
Con el amanecer enfriando la mañana, pronto llegaron hasta Ragako. A lo lejos pudieron observar las siluetas de dos chicos frente a la carpa que cubría el cuerpo gigante que quedaba de la madre de Connie, lo último que quedaba de su familia.
—¡Ahí están! —señaló Gabi apresurando ambos chicos a los caballos a galopar con más rapidez.
—Chicos, por favor, nosotros trataremos de arreglar esto —habló primero Artis, pero siendo ignorada por ambos soldados del lado contrario.
—¡Falco, aléjate de él! —gritó desesperado Colt a su hermano, llamando la atención del menor y Connie en la lejanía.
—¡Intentará que el titán te coma porque heredaste el titán mandíbula! —secundó la castaña.
Los cuatro jadearon cuando observaron al peligris acercar su espada hasta el cuello del pequeño rubio.
—¡¡Connie, alto!! —pidieron ambos soldados de la Legión a su compañero. Su mano temblaba ante el roce del hierro afilado con la piel de Falco, quien solo permanecía tratando de asimilar lo que estaba ocurriendo.
—¡Aléjense! ¡Aléjense de mí! —ordenó con voz desesperada Connie.
Ambos chicos detuvieron los caballos de inmediato, dejando atónitos a los otros dos chicos por su reacción.
—¡Connie...!
—¡Cállate, no quiero oírte! —interrumpió el peligris a su compañero; transladando su mirada de Armin a Artis progresivamente—. ¡Ustedes no lo entienden! ¡Dirán que es mejor que esté vivo, ¿cierto?! "Deja ir a tu madre..." ¡Alguien tan dotado como ustedes no pueden entender a un idiota como yo! —expresó con furia y dolor Connie mientras se acercaba hasta la escalera que conectaba con los pisos de madera que estaban encima de su madre.
Tanto Artis como Armin observaron sin saber qué decir a su compañero y amigo, por lo que Gabi decidió tomar la iniciativa.
—¡Falco, usa el titán del Galliard-san! —pidió la menor, causando un revuelo de emociones en el nombrado, al igual que provocó la reacción inmediata de Connie, comenzando a subir aquellas escaleras con Falco en brazos.
—¿Galliard-san está...? —no podía reaccionar Falco. Aún cuando escuchaba las voces de su hermano y Gabi.
—¡No, alto! ¡Falco!
Antes de que Colt comenzara a correr en dirección a su hermano, Armin enganchó su equipo tridimensional hacia la tabla que quedaba sobre la boca de la madre de Connie.
—Gabi, Colt, por favor, perdonen a Connie. Artis, cuídalos —propulsó su equipo hasta llegar a la altura que había colocado.
—¡Armin, ¿qué piensas hacer?! —gritó Artis preocupada por la mirada del rubio.
—¡Oye, dije que te alejes! —demandó Connie, observando la mirada que únicamente le dirigía Armin hacia la boca de aquel titán—. Oye, oye, ¡¿qué planeas hacer!? ¡Di algo! ¡Armin!
—¡¿No me dijiste que me callara?! —gritó esta vez Armin con lágrimas en los ojos—. Lo mediaré —fue lo último que dijo antes de disponer a caer sobre la boca abierta del titán.
—¡Falco! —las dos voces de Colt y Gabi se escucharon débiles tras el sonido de la propulsión del equipo de Artis empujando a los dos chicos fuera de las fauces del titán y sosteniendo a Falco de no caer de las escaleras, rodando ambos por el suelo al igual que Connie y Armin.
Colt y Gabi se apresuraron en ayudar a los tres soldados y después reencontrarse con Falco. Mientras tanto, tanto Artis y Armin permanecieron en silencio frente a Connie una vez que la pelicobre se reincorporó junto a sus compañeros.
—Si no te hubiera salvado, ¿qué habría pasado? —preguntó Connie al rubio, quien permanencia cabizbajo junto a Artis.
—Tu madre sería humana de nuevo —respondió Armin—.
—Como heredera del titán colosal —entendió Connie, bajando su mirada hacia el suelo—. Si eso pasara, mamá sufriría al saber lo que es ahora y cómo. Si es así, entonces lo entiendo. —Artis y Armin observaron dolidos a su compañero llenarse de lágrimas—. Aún cuando mamá me dijo que me convirtiera en un buen soldado cuando me fui, su hijo pudo haber matado a niños y amigos... Terminé convirtiéndome en esa clase de soldado.
—Yo también. No pude sustituir al comandante Erwin —habló esta vez Armin, siendo sincero con lo que llevaba dentro de sí y que lo atormentaba desde aquella decisión.
Los tres chicos dirigieron su mirada hacia los soldados de Marley que lloraban de alivio de tenerse entre sí, pero también por la muerte de sus compañeros.
—Armin, Artis, yo... quiero convertirme en un soldado del que mi madre se sienta orgullosa. Así que, vamos a ayudar a gente en problemas.
Todos se levantaron del suelo y caminaron en dirección del trío de Marley.
—Artis, ¿tú qué piensas hacer de ahora en adelante? ¿Piensas seguir en busca de Odelia-san? —preguntó Connie a su compañera que permanecía su mirada en los dos rubios.
—Ustedes no lo escucharon, pero me decidí por no arruinar ninguna familia más que esté en mi alcance ayudar —respondió la pelicobre, dirigiéndose hasta el soldado de Marley y tomándolo del hombro suavemente, llamando la atención de los tres—. Ya debemos irnos.
—Tú sabes dónde está Reiner, ¿no es así? —preguntó Armin esta vez a Gabi, quien asintió como respuesta—. Si tenemos el poder del acorazado de nuestro lado, puede ser más fácil llegar hasta donde se encuentre Eren en su forma de titán.
—Pero primero deberíamos comer algo, no podremos pelear con los estómagos vacíos —argumentó esta vez Connie, un poco más relajado tras lo ocurrido.
—Connie tiene razón, deberíamos primero descansar aunque sea un poco.
Todos comenzaron a caminar en silencio, hasta que Colt jadeo y llamó la atención de todos:
—¡Artis, también deberías tratar tus heridas! La explosión había llegado a ti cuando me salvaste de la transformación de Falco —gritó Colt alterado, preocupando a todos los demás que fijaron su mirada en la pelicobre que crujía los dientes.
—¡Lo haré después, ahora necesitamos comer algo! ¡Me repondré si como algo! —se excusó Artis mientras subía a su caballo de un intento a Gabi, para luego subir ella y cabalgar en dirección al pueblo más cercano.
Durante el camino no hablaron más de lo necesario, a excepción del reprendimiento de Armin y Connie a Artis por esconder sus heridas de la posibilidad del estado de descongelamiento de Annie en su protección de cristal. Todo eso hasta llegar al pueblo cercano, donde se sorprendieron del alboroto que había en los residentes al escucharlos celebrar la decisión que había hecho Eren a pesar del problema que hubo dentro de las murallas.
—Como sea, debemos ir pronto con Reiner —hablaban los seis soldados mientras se dirigían a una mesa para degustar su comida lo más pronto posible.
—Reiner está seguro. Ha estado en un estado comatoso por dos días —respondió Gabi un poco más tranquila.
—¿Está bien desviarnos? —preguntó Falco preocupado.
—Primero debemos llenar nuestros estómagos —conestó Connie al menor.
—Debes recargar tus energías después de todo esto —le siguió Colt, tomando del hombro a su hermano para guiarlo.
—Artis-san, ¿te encuentras bien? —preguntó preocupada Gabi a la pelicobre que había permanecido callada todo el tiempo. La pelicobre dio un respingo al salir de sus pensamientos y contestó con un "¿Eh?" al no estar en la conversación—. Has estado muy callada.
La pelicobre bajó la mirada y contestó:
—Es solo que me preocupa cómo están Jean, Mikasa y Darío. —Se abrazó a sí misma mientras contestaba.
Ambos chicos de la Legión se miraron entre sí preocupados, por lo que el peligris decidió cambiar el rumbo de la conversación para distraerla.
—Entonces, Armin, ¿es cierto lo que me dijo Artis en el camino acerca de que Annie podría haber vuelto?
—Sí —contestó el rubio—. Si todo el endurecimiento se deshizo, la posibilidad es...
No pudo continuar hablando cuando a su lado escuchó cómo una chica comenzaba a ahogarse con la comida. Los seis chicos observaron preocupados a la rubia que había mostrado su cara llena de migajas.
—¡Ah! ¡¿Annie?! —reconocieron al instante los dos chicos que fueron sus compañeros a la chica que ahora tragaba rápido toda su comida. Seguido de eso, la risa estruendosa de Connie llamó la atención entre los siete—.
—¡Annie está devorando ese pay!
—¡Connie, para! —pidió el rubio a su amigo mientras este seguía riendo.
—¡Cuatro años valieron la pena por un pay! ¡Qué modo de comer tan desagradable!
Los demás permanecieron en silencio sin saber qué hacer o decir. Después de todo, creían que Armin y Connie conocían mejor a Annie que ellos en Marley.
—¿Qué haces aquí? —preguntó esta vez Armin cuando Connie se calmó por los pedidos del rubio.
—Como dijo Armin, fue por el descongelamiento que ordenó Eren. En realidad, fue un alivio salir de ese lugar. Creí que estaría ahí toda mi vida.
—¿Y qué piensas hacer ahora? —preguntó Artis, manteniéndose a la defensiva de la rubia, quien fruncio el ceño.
—¿Qué harás al respecto de lo que yo decida? ¿Tratarás de detenerme?
A pesar del alboroto que había alrededor de ellos, un silencio incómodo se tornó entre los presentes, preocupándose de lo que podría ocurrir a continuación.
—Chicas...
—Solo estoy preguntando loque harás. Ya hay suficientes desastres como para que ocurra uno más. A estas alturas, todos sabemos que el plan que tenías con Reiner y Berthold de conseguir al fundador se fueron desde hace años y más con todo esto ocurriendo. Por eso te pregunto qué harás ahora.
—A mí nunca me interesó conseguir al fundador y esas idioteces. Yo... solo quiero regresar junto a mi padre, con mi familia —respondió Annie, apretando su quijada y regresando la mirada a la pelicobre—. ¿Y ustedes qué harán al respecto con Eren?
—Lo detendremos.
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—¿Ahora qué haremos, Armin? —preguntó Connie al rubio una vez que se dirigían hacia la sede de Shiganshina, donde se encontraban Mikasa, Jean y Darío.
—No lo sé, sin un plan...
—Chicos —llamó Artis la atención de todos una vez que señaló entre los edificios la silueta de la subcapitana Joelle que los llamaba discretamente.
—Iremos Artis y yo —indicó Armin a los demás.
Caminaron con disimulo entre los demás hasta que llegaron con la pelirroja.
—Subcapitana, ¿qué hace aquí? —preguntaron ambos chicos una vez que llegaron junto a ella.
—Estamos Hange y yo aquí para ayudarlos a venir junto a nosotros. Hemos hablado con el general Magath de Marley y nos hemos aliado.
—¿Para qué, Joelle-san?
—Para detener a Eren y salvar el mundo.
🌸
¡Hola, hola! ¿Cómo se encuentran el día de hoy? Espero que estén bien y en esta ocasión me gustaría agradecer a CeciVGarca por apoyar esta historia con sus votos y comentarios, prometo devolverle la estabilidad emocional pronto :'D y espero que le haya gustado el capítulo de hoy.
Muchas gracias por leer este capítulo. ¿Qué les pareció? La verdad estaba dudosa de si dejar que Colt viviera o no porque era difícil pensar en lo que podría cambiar en la trama, pero al final (gracias al poder del guión xd) no va a pasar de más algunos ligeros cambios posibles. Además, ¿qué les pareció el relato de Annie? La verdad no quería ahondar mucho en la conversación que tiene con Hitch porque al final sería muy repetido, y pienso que ella se encuentre, posiblemente, en un punto de la historia con Odelia, ¿de qué creen que podrán hablar ellas dos? 👀 Me gustaría saber sus comentarios y sin más, nos vemos pronto. Cuídense ✨💗
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