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Capítulo 84

≪❈ DIE PFADE Ⅰ. ERINNERUNGEN AN DIE ZUKUNFT IM HANDUMDREHEN❈≫

Creía poder escuchar la voz de su hermana en la lejanía, sin embargo, lo único que encontró al abrir los ojos fue nuevamente aquel lugar, donde ahora también se encontraban Eren y Zeke. «Ha llegado el momento» cerró los ojos, observando con atención el árbol gigante junto al castaño.

—¿Dónde estoy? —preguntaba el castaño, observando atento al árbol luminoso que se hallaba frente a ellos tres.

Una gran calma se sentía en aquel lugar, el sonido no existía en ese lugar a menos que alguien hablara. No había ni frío ni calor, viento. Simplemente era como si el tiempo pasara y, a la vez, los minutos corrieran con rapidez en el lugar. Una sensación neutral recorría su pecho. No tenía prisa alguna, era como si pudiera descansar en ese lugar eternamente.

—La coordenada en el que todos los "caminos" se conectan, o eso creo —respondió el rubio, el cual ambos morenos lo observaron encadenado y con una mirada sombría al suelo de arena. Justo como la que recorría a toda la playa y, sintiéndose tan diferente a ese lugar cálido que recorrió alguna vez con sus seres amados—. Asumo que todos aquellos de la familia real y los amos y los subditos de Bau vienen aquí por el poder del titán fundador, tanto cuando usan su poder, como el momento en que mueren al haber cumplido su misión.

—Zeke... —pronunciaron ambos desconcertados al verlo descuidado físicamente. Su cabello se notaba más largo y sucio al igual que sus uñas de manos y pies.

—He esperado por mucho tiempo, Eren y Odelia. Siento como si hubiera estado aquí por años... Esperando porque ambos se recuperaran y por fin despertaran —expresó con voz cansada el rubio.

—¿Han pasado...? —.

—¿... años? —completó la pregunta Eren por Odelia, pero ambos mostrándose igual de consternados, sin embargo, Odelia recordó que aquella sensación era cierta.

—En realidad no lo sé. Aunque todo parece ir demasiado rápido en este lugar. Eren, Gabi te arrancó la cabeza, pero justo antes de que murieras completamente, fuimos capaces de hacer contacto. Eren... pudimos obtener el poder del titán fundador. Es así, ¿verdad, Odelia? Parece que tú has estado antes que yo en este lugar —aquella acusación hizo que Odelia desviara su mirada del castaño que le pedía una explicación.

Sin embargo de aquel árbol emergieron dos niños, una pequeña que avanzaba con lentitud hacia los tres del lugar, y otro niño que parecía tratar de detenerla, pero sin resultado.

—Hay más... —notó Eren mostrando su asombro y preocupación.

—No te preocupes, Odelia puede decirte quiénes son —demandó el rubio, dirigiendo su mirada hasta la morena.

—Ellos son... La fundadora Ymir y su compañero Bau —respondió la castaña.

—¿La fundadora Ymir? ¿Cómo sabes que es ella? —inquirió Eren, aun sin despegar su vista de la pequeña rubia.

—¿Quién más estaría en un lugar como este además de ella? Más importante aún, la fundadora reconstruyó la mitad de mi cuerpo con esta tierra y me trajo a la vida —declaró el rubio mientras jugaba con la arena entre sus manos—. La fundadora... creo que ella crea a los titanes en este lugar en el transcurso de una infinita cantidad de tiempo cada vez que usamos los poderes de titán. Bau, por su parte, y como podemos verlo ahora, siempre trata de detenerla, en base a lo que él cree mejor para ella, aunque nunca tiene éxito; no entiendo lo que hace aquí.

—¿Han estado... todo este tiempo... solos? —balbuceo Eren sin poder comprenderlo del todo.

—Eren, dale la orden a la fundadora —exhortó Zeke—. Es tiempo de hacer nuestro suelo realidad.

Eren dirigió instintivamente su mirada a la castaña, quien dejó de observarlo para mirar las cadenas que ataban al hermano mayor.

—¿Qué son esas cadenas? —preguntó la mayor—. No las tenías antes.

—Así que notaste las cadenas. Gracias por tu preocupación. —Tomó una de las cadenas entre sus dedos, observándolo con atención—. Bueno, porque antes solo estaba para que Ymir me recostruyera pero, ahora que tengo el poder de decidir, el juramento de renuncia a la guerra evitan que actúe con libertad —respondió el rubio, mirando atentamente a los dos castaños frente a él.

»Como lo imaginaba, ustedes son los únicos en poder moverse libremente en este lugar. Odelia puede que lidere a Bau para detenerlo, mientras que Eren es el único que puede comandarlos... Mi sueño, el sueño del doctor Xaver, tu sueño. Por favor. Salva al mundo, Eren.

Ambos hermanos cruzaron miradas. Aunque ambos tenían un sueño, los dos hermanos tenían diferentes convicciones. El mayor solo quería cumplir el sueño que compartía con aquel que amaba como a un padre, mientras que el hermano menor solo buscaba la libertad, aunque no fuera la suya.

Odelia solo se preguntaba qué había quedado de los pedazos que quedaron de su sueño. ¿Dónde se habían ido? Por más que buscara la respuesta, parecía no encontrarla.

Aunque, en menos de un segundo, los dos mayores pudieron observar el drástico cambio que había mostrado Eren en un instante.

—¿Eren? —lo llamó su hermano, sin obtener una respuesta aunque ambos aún conectaban sus miradas—. E-eren, dile a la fundadora ¡que modifique los cuerpos de todos los eldianos, para que así, sean incapaces de tener hijos para siempre! ¡Puedes activar el retumbar para destruir a los ejércitos aliados después de eso! —demandó Zeke.

—Crees que era mi sueño aplicar la eutanasia en todos los eldianos... —Le dió la espalda en todos los sentidos a su hermano, quien aún lo observaba desconcertado, mientras la castaña solo cerraba sus ojos, sabiendo lo que pasaría—. ¡Jamás apoyaría un plan tan absurdo como ese! —Le dirigió una mirada de furia al rubio—. Lo siento, Zeke. Solo estuve actuando para llegar hasta aquí.

La mirada del rubio se perdió entre las estrellas de aquel lugar, comenzando a sollozar tras lo que había escuchado. Tanto Odelia como Eren lo observaban con lástima.

—Mientras los eldianos sigan existiendo, este infierno nunca terminará. Eren, debes terminar esto aquí y ahora, o las matanzas como las que acabamos de presenciar nunca terminarán. El proceso que hemos repetido seguirá por siempre —sentenció Zeke, aún sin ser capaz de observar a aquellos dos traidores—. ¿Por qué, Eren? Odelia, ¿tú sabías sobre esto? Ambos, respondan.

—Eso es... ¡Porque yo nací en este mundo! —respondió Eren, dirigiendo su mirada hacia la rubia que caminaba hacia ambos castaños. Sus corazones latían con fuerza, sabiendo que ese inmenso dolor estaba a punto de acabar. Eren estiró su mano en dirección a la única niña del lugar, a punto de comenzar un instante que cambiaría el resto de la historia del mundo—. Fundadora Ymir, por favor, présteme su poder —pidió Eren, pero siendo ignorado por ambos.

Ambos soñadores de la libertad se encontraron incapaces de creer que la fundadora había ignorado al portador del titán primigenio. Aunque lo único que pudieron observar era su mirada perdida, y donde su servidor, Bau, era igual de ignorado por Ymir como Odelia y Eren.

—Lo sabía, Eren —susurró Zeke, descubriendo su rostro con sus manos—. Quería creer con todas mis fuerzas que tú, entre todas las personas, lo entenderías. ¿Este es el resultado del lavado de cerebro de nuestro padre? —La mirada incrédula de Odelia y Eren observaban a la niña que ahora se sentaba frente al rubio, tratado de ser frenado por el otro niño, quien aún creía en una salida para ellos dos.

—¿Qué... está pasando...?

—Logré aprender muchísimas cosas en el largo tiempo que estuve aquí esperando por tu despertar, tales como que la fundadora puede crear lo que sea aquí. Incluso unas cadenas hechas de tierra si se lo pide alguien con sangre real como yo —explicó Zeke, rompiendo con facilidad las cadenas que lo mantenían inmóvil, pero ahora, levantándose de su lugar, listo para enfrentar a su hermano que observaba desconcertado al rubio—. A diferencia de los reyes de los muros a través de la historia, yo llegué aquí sin ser influenciado por la ideología del primer rey. Y en la infinidad de tiempo que he pasado aquí con la fundadora, he aprendido a anular el juramento de renuncia a la guerra. —Ambos castaños escuchaban atentos a lo que decía Zeke, pero sin despegar la vista de los dos niños que ahora se inclinaban juntos frente al rubio que se deshizo de sus cadenas—. La Titán fundadora tiene un tamaño de poder increíble,  pero, en realidad no es más que una esclava que no posee voluntad propia; ¿y el otro niño...? Es peor que la fundadora. Ella ve a aquellos con sangre real como sus maestros y continúa siguiendo sus órdenes sin rechistar, y este otro niño, aunque sea consciente de la situación, no puede contrariar a la que es su ama, aunque sea solo una simple esclava. Y ahora poseo el primigenio. Eren, Odelia, ustedes solo fueron la llave para poder llegar hasta aquí.

—Imposible... —musitaron Eren y Odelia, sintiendo de repente sus manos atadas, observando cadenas que rodeaban sus muñecas y observaban a Ymir y Bau quedar detrás de ellos con un balde en medio, mientras Zeke acercaba cada vez más a su hermano menor.

—Me alegra haber esperado hasta escuchar tus intenciones verdaderas. Como pensaba, nuestro padre de verdad te lavó el cerebro. Realmente no es tu culpa, nacimos del peor padre posible, bueno, uno de tantos —espeto Zeke dirigiendo su mirada hasta la castaña, quien trataba de tomar la mano del castaño, siendo imposible tras el agarre de Zeke a los hombros de Eren—. Yo, sin embargo, tuve otro padre que estuvo ahí para salvarme. Tú solo necesitabas alguien que te salvara también, esa es la razón por la que nunca te abandonaré y ahora te arreglaré con el poder de la fundadora.

—Detente, será inútil —le advirtió Odelia tratando de detener a Zeke, el cual solo le dedicó una mirada filosa a la castaña antes de acercar su rostro hasta su hermano.

—Eren, cuando salve al mundo, lo haré junto a ti.

Fue lo último que dijo Zeke antes de que un rayo apareciera en el toque de frentes de hermanos, sin embargo, el roce de manos de Odelia y Eren creó un segundo rayo amarillo entre sus manos.

Un bebé era recogido entre los brazos de su padre con cariño, mientras la madre trataba de indicarle a su esposo la manera en que debía cargar con cuidado al pequeño que ahora comenzaba a llorar a todo pulmón, asustando a su padre que lucía inexperto, para luego entregarlo a su madre que entre ligeras risas lo tomó con dulzura y lo recargo sobre su pecho mientras calmaba al pequeño con una pequeña canción que tarareaba.

—Estos son...

—Los recuerdos de mi padre —completó Eren la duda de Odelia.

—Se ve muy feliz para ser alguien que envió a sus antiguos compañeros y a su vieja familia al infierno.

—¿Qué intentas hacer con esto? —inquirió Eren sin despegar su visita de aquel cuadro familiar, al igual que Odelia.

—Voy a mostrarte hasta que entiendas lo mucho que Grisha Jaeger te ha manipulado y cómo plantó en ti la semilla del nacionalismo. Lo haré sin importar cuánto tarde —se propuso Zeke abriendo una puerta con una luz brillante impidiendo ver lo que había más allá del umbral.

Ambos castaños fueron una última mirada a la mujer que cantaba antes de seguir los dos al rubio que murmuraba cosas sobre el padre de Eren y de él.

Varios recuerdos pasaron juntos aquellos tres. Entre ellos, Odelia pudo divisar al tío de Levi.

—¿Sabes? Aunque no lo quiero decir, sé que ese enano logrará mucho gracias a mi ayuda. En realidad, estoy seguro que hará muchas cosas y yo estaré orgulloso de él —le decía a la rubia que iba junto a ella una vez que dejaron atrás su mirada pesada en el padre de Eren que salía de uno de los pasillos del Palacio. La castaña continuó avanzando con los Jaeger.

Tanto Zeke como Odelia continuaron atentos a las acciones que mostraban de Grisha como un padre cariñoso hacia su segundo hijo. Mientras que el primogénito de los Jaeger se preguntaba las razones por las que su pade retrasara su doctrina hacia su hijo, la castaña no podía evitar preguntarse por los recuerdos de su infancia. Hasta ahora que lo pensaba con calma y claridad, no llegaba a tener recuerdos claros sobre su infancia al lado de sus hermanas.

Una foto sobre el escritorio y, a su lado, Grisha Jaeger descansando tras escribir en su diario. Durante los años que permaneció dentro de las murallas, no había dejado de investigar y escribir. Zeke observaba con repudio a su progenitor, mientras que Eren y Odelia solo miraban.

—Parece que se preocupaba tanto por su hijo que dejó en espera su misión como restaurador de Eldia. Es complemente diferente a como fue conmigo. Sin embargo, tus acciones solo son un reflejo de los propios recuerdos de nuestro padre y pronto te darás cuenta de eso, Eren —dijo Zeke dirigiendo su visita hacia las vitrinas del lugar, mientras que los dos castaños estaban detrás.

Eren dirigió su mirada hasta Odelia, al notar que ella no había dicho nada durante todo ese trayecto. Solo se dedicaba a observar en especial la relación de Eren con su padre, igual que Zeke.

—Zeke, lo siento... —habló dormido Grisha, despertando levemente y asombrando a todos—. ¿Zeke? —todos se preocuparon cuando el señor Jaeger se levantó del golpe de su lugar, observando con total atención hacia el lugar donde se encontraba el rubio, quien aún no salía del impacto—. ¡Zeke, ¿estás ahí?! —Movió la cabeza de un lugar a otro como si buscara algo en el aire, para luego soltar una pequeña risa y sentarse sobre su asiento, aún alterado—. Qué tonto soy. No hay manera de que ese hombre viejo y barbudo fuera Zeke. Solo fue un sueño.

Eren tomó de la manga de la ropa a Odelia, instándole a continuar su recorrido.

—Vamos al siguiente recuerdo —llamó Eren a Zeke.

—Eren, ¿por qué te rehusas a terminar este conflicto? ¿Qué planeas hacer con la fundadora? —inquirió Zeke.

Odelia dirigió su mirada al castaño que aún observaba atento a los dos niños de Shiganshina correr y jugar entre ellos, en busca de la libertad que ellos pensaban que se encontraba fuera de las murallas. Armin era el que dirigía aquella travesía de niños, pero que era importante para ambos.

—Yo... siempre he sido así.

Tras el inicio del juicio a Eren cuando fue encontrado como titán, Odelia había investigado el pasado del menor, el cual fue enlistado en asesinato por defensa propia cuando salvó a Mikasa Ackerman de un secuestro tras el asesinato de sus padres. Sin embargo, nunca creyó ver la escena en que Eren la había salvado a sus ocho años. "Tres cuerpos se hallaron en la escena del crimen, todos siendo atacados con un arma blanca. Los criminales habían sido dos niños de ocho años que, en defensa propia, asesinaron a tres secuestradores de uno de los agresores". Era lo que el expediente decía sobre el caso cuando investigó a fondo, aún sin poder creer quiénes habían sido aquellos niños. Ahora que lo presenciaba, Odelia no pudo evitar sentir un escalofrío recorrer su cuerpo, pero más cuando observó el estado deplorable en el que había sido Mikasa encontrada; jamás pudo imaginar lo que tuvo que haber pasado en esas horas ella sola.

—Al parecer pensaste que éramos iguales, pero te equivocas. Si alguien se atreve a quitarme mi libertad, no dudaré en quitarle la suya —dictó Eren, observando a su padre verificar los cuerpos de los asesinados en ese entonces. Los tres siguieron a Grisha una vez que salió de la cabaña para discutir con su hijo, mientras la pequeña azabache se encontraba en el fondo del lugar—. Nuestro padre jamás me hizo ser así. Es quien soy desde que nací.

—¿Desde que naciste? —preguntó inverosímil Zeke observando a un Eren pequeño.

—En mí no encontrarás al pequeño hermano patético que quieres. Ni a alguien con quién compartir tus cicatrices emocionales. Todo lo que veo aquí es un hombre que solo quiere actuar decidido a través de la continua negación del deseo de su padre de restaurar Eldia. Un hombre patético que aún sigue entramado por su muerto padre —espeto Eren observando a su hermano.

Zeke se defendió, pero ninguno de los dos castaños prestó atención al Jaeger, poniendo toda su vista en aquel niño que le entregaba su bufanda a alguien que ahora lo consideraría su nueva familia. Una familia que no quería perder.

—Vayamos a casa —se escuchó la voz dulce de Eren tomando de la mano a Mikasa antes de continuar avanzando.

La mirada de nostalgia de Eren no pasó desapercibida para Odelia, quien también recordaba todo lo que había vivido con cierta persona.

—Soy un eldiano fuera de las murallas. Soy del pueblo de Ymir, así como ustedes lo son. ¡Reina de las Murallas, por favor, mata a los titanes que atacaron la Muralla María! ¡Mi mujer y mis hijos...! ¡Mata a los titanes antes de que ataquen las murallas! —declaró y rogó Grisha, aún sabiendo que muchos de aquellos titanes eran sus camaradas y familia.

Frente a los tres Jaeger y Odelia se encontraba una hermosa y joven mujer, la cual su mirada asustada e inquieta cambió en un parpadeo a una de decisión y frialdad.

—No podemos escapar de nuestros pecados. Ha llegado el momento en que los súbditos de Ymir se enfrenten al juicio. El hombre es demasiado débil ante un poder masivo, y la tragedia de la guerra de los titanes me hizo darme cuenta de ello —declaró aquella joven, mirando fijamente al mayor de los Jaeger—. Alguien debe mantener el poder de los titanes fuera de las manos humanas, incluso si llegara la persona adecuada para poder manejar esta situación, pero no lo hay porque ha caído entre los descendientes de Ymir. Si el poder de los titanes volviera a caer en manos de los débiles, el mundo volvería a vivir el mismo infierno y para proteger a este mundo, debemos aceptar nuestros pecados. Nuestra única opción es perecer.

A pesar de que Zeke hablaba, nadie prestaba atención al rubio, estando absortos en lo que ocurría frente a ellos, pero asustandose tanto Odelia como Zeke al observar a Eren ensombrecido del rostro.

—¡Mi hogar está cerca de las murallas destruidas! Vivo ahí con mi esposa, mi hijo y mi hija. ¡La gente que vive en estos muros no saben nada de los crímenes cometidos por sus antepasados! ¡Todo porque les robaste sus memorias! ¡¿Llamas a esto expiación, condenándonos a ser devorados por titanes, que seamos ignorantes hasta el final?!

—No... No importa cómo nos arrepintamos, nosotros los eldianos nunca podremos devolver las vidas humanas que ya tomamos incluso si se encuentra una forma factible para hacerlo. Pero, lo que podemos hacer es prevenir la pérdida de vidas más allá de nuestros muros. Así que mientras permanezcamos ignorantes y aceptemos la furia de este mundo, nosotros los eldianos, seremos los únicos que tienen que morir —declaró, aún así, apenada por el mayor—. No tiene caso que trate de convencerme. Incluso si me quita el titán fundador, no puede...

—Lo sé. Me di cuenta que no puedo usar el poder del fundador. Cada uno de los nueve titanes es único a su manera, incluyendo el que yo poseo; el titán de ataque. Desde hace mucho tiempo, el heredero del titán de ataque nunca ha obedecido a otros. Yo sé por qué es así. Todo ha sido para oponernos a la justicia del rey... Sí... Por este momento... Es por eso que hemos sido arrastrados a esta memoria. El titán de ataque es capaz de ver en las memorias de sus futuros herederos. En otras palabras, es capaz de prever el futuro.

—¿El futuro? No lo entiendo —inquirió Zeke—. ¿Eren? —lo llamó. Sin obtener respuesta, se dirigió esta vez a la castaña, que no se mostraba sorprendida—. ¿Odelia, tú lo sabías...?

—¿El titán de ataque puede...? Eso no es verdad —balbuceo la pelinegra, sin creerlo.

—También sé que no eres consciente de esto, porque incluso si eres parte de la familia real, el juramento de renuncia a la guerra también evita que uses todo el poder del titán fundador —replicó Grisha, demacrando su rostro a una mueca de horror—. Es por eso que ahora y aquí mismo obtendré el fundador y pondré fin a la línea de sangre real. Porque ese es el futuro que ya se nos ha puesto.

De su chaqueta tomó una navaja de médico, dispuesto a cortar su mano para transformarse, mientras los demás miembros de la sangre real se escondían y esperaban por el contraataque de la poseedora del fundador en ese momento. Sin embargo, el primer ataque nunca llegó, luego de que Grisha cayera de rodillas al suelo, incapaz de realizar aquella barbarie.

»No puedo... Yo nunca podría matar niños... Yo soy un doctor. Salvo vidas.

—Imposible... Pero Grisha robó el fundador. Él masacró a esta familia, ¿cierto? No es como si el pasado pudiera haber... ¿cambiado?

Entre los presentes vestidos de túnicas blancas, todos ellos exhortaban a la pelinegra en atacar y asesinar al infiltrado. Odelia abrió sus ojos en sorpresa al escuchar el nombre de aquella chica que aún creía en aquel hombre. «¿Frieda... la media hermana de Historia?» Aquella chica que su mirada había cambiado, y aún no se decidía en defender lo que había sido parte de su linaje por cien años. Cerró los ojos al no saber cómo pasaría. No quería observar la muerte de personas que, finalmente, vivían dentro de las murallas, mismas que ella había prometido alguna vez derrotar a base de su lucha por la libertad. Sin embargo, ¿era esta la manera? ¿Quitando la vida a personas que también sufrían de aquel confinamiento?

—¿Qué estás haciendo? Levántate, papá. ¿Olvidaste por qué estás aquí? —la voz de Eren la hizo abrir los ojos, observando el iluminado lugar que conocía perfectamente.

Dirigió sus orbes hasta el lugar donde provenía la voz, observando la furia en el cuerpo de Eren, quien se inclinó hasta la altura de su padre para enfrentarlo.

—¿No era para vengar a tu pequeña hermana devorada por los perros? Por tus compañeros restauradores, por Dina, por Krüger. Debes seguir adelante para vengarlos. Incluso si mueres. Incluso después de morir. Tú comenzaste esta historia. ¿Cierto, Grisha?

Con un grito de desesperación, Grisha tomó su arma y la enterró en su mano, convirtiéndose en titán.

En ese mismo instante, Frieda se arrepintió por haber tardado tanto, convirtiéndose en el titán fundador con el fin de pelear contra el titán de ataque. Aún con todas sus fuerzas, la descendencia Reiss fue eliminada con lasanos gigantes de Grisha una vez obtuvo el titán fundador devorando a la chica que también fue víctima de sus antepasados. Las lágrimas brotaron de Odelia, mientras los otros dos solo observaban al suelo.

Tras salir de la capilla y también de su titán, los tres le siguieron el paso a un Grisha Jaeger alterado y arrepentido por lo que había hecho. Los gritos que soltaba el doctor Jaeger calaron profundamente en la piel de Odelia, quien aún caminaba con la vista nublada por las lágrimas, colocándose a un lado de Zeke, que veía a su padre inconsolable.

—¡EREN, MATÉ A LA FAMILIA REISS A EXCEPCIÓN DE SU PADRE! ¡¿Estás feliz ahora?! ¡¿ERA ESTO LO QUE TÚ QUERÍAS?! ¡¿Realmente tenían que ser las cosas así para poder salvar a Eldia?! ¿Por qué no me lo muestras todo..? Las murallas siendo destruidas... El día que sucede... Si Carla está a salvo... ¿Esto era realmente la única forma? Estás ahí, ¿no es así? —preguntaba sollozando y sin fuerzas para poder dar un paso más—. Zeke —llamó a su hijo—, de aquí en adelante las cosas no saldrán como tú quieras. Será como Eren lo decida —le advirtió su padre.

—¿Qué estás diciendo? —preguntó Zeke—.

—Ví las memorias de Eren de lo que está por venir pero, no puedo creerlo... Pensar que se volvería en algo tan abominable...

Grisha alzó la mirada hacia el frente, encontrándose a dos personas que lo observaban, pero solo cruzó su mirada con uno de ellos.

»¡Zeke, ¿eres tú?! —Se levantó extendiendo sus brazos hacia su hijo, acercándose para abrazarlo—. Cómo has crecido. Lo siento, fui un padre terrible. Te hice pasar por tantas cosas horribles... —Con sus fuerzas se recargo sobre su hijo en un abrazo que tomó por sorpresa al rubio, sin importarle lo caliente que estaba el cuerpo de su padre tras la evaporación de su cuerpo—. Zeke, te amo —le dijo con dulzura aún con su voz ronca y temblorosa—. Si tan solo hubiera pasado más tiempo jugando contigo... Perdóname.

Finalmente, el rubio cedió correspondiendo a aquel abrazo.

—Papá... —lo llamó con la voz entrecortada.

—¿Quién es esa mujer de ahí? —preguntó Grisha asustado al ver a aquella mujer detrás de ellos observando todo—, ¿ella es una descendiente de los Baumeister? Ellos son los únicos que pueden estar aquí además de ti en los caminos... ellos son una amenaza si están bajo el poder del fundador, porque ellos tienen el mismo poder del titán de ataque para prever el futuro, y siempre apoyarán todo lo que haga el fundador... Zeke, deténlos... Debes detener a Eren.

Fueron las últimas palabras que escuchó de su padre antes de regresar a los Caminos, cayendo al suelo tras su agarre en Eren, quien observaba a su hermano desde arriba.

—¿Por qué estoy libre...? —Odelia parpadeo tratando de detener las lágrimas mientras sentía que el peso de sus muñecas se iba.

—Aún no llegas a la parte donde me como a nuestro padre —dijo Eren—.

—Tú... —Zeke observó atónito a su medio hermano—, ¿tú fuiste el que empujó a papá a luchar contra la reina de los muros y el mundo? Si el titán de ataque y los Baumeister tienen el poder de trascender en el tiempo, tú, Eren, también deberías tener la habilidad de afectar el pasado mostrando a Grisha y a Odelia y sus antecesores solo las memorias que te convienen. Pa... Grisha dudó en llevar a cabo su deber como restaurador. Si lo que vimos en tus memorias fue verdad, él sabía que no podría usar el poder del fundador él mismo, incluso si lo tomaba. Y aún así... te los confío a ti. Fue porque vió las memorias más allá en el futuro... Tú le mostraste algo que está por suceder.

—Gracias, Zeke. Mi camino por delante solo fue gracias a que me llevaste a las memorias de nuestro padre —respondió Eren—.

—Él me dijo que no sería a mi manera, sino que como tú quisieras.

—Sí. Lo ví hace cuatro años. Memorias de un futuro yo dentro de las memorias de nuestro padre. Esa vista...

«Como un niño caprichoso» llegó a la mente de Odelia aquella frase sin saber la razón, pero poniéndose tensa al ver la mirada de furia del rubio.

—¡Fundadora Ymir, quita la capacidad de reproducirse a la gente de Ymir! —ordenó Zeke.

Tanto Odelia como Eren observaron atónitos a la pequeña moverse de su lugar para caminar hacia el árbol que conectaba a todos los eldianos con ella, quien estaba dispuesta a seguir órdenes sin rechistar, mientras que alguien trataba de detenerla en vano.

—¡La coordenada! —gritó Eren a Odelia, quien comenzó a correr en busca de detener a la rubia.

Las cadenas trataban de alcanzarla, sin embargo, a pesar de tratar de colocarse frente a ella, su mirada cerrada mostraba su lealtad hacia la gente de sangre real.

Entre el lugar se escuchaban los gritos de Eren y Zeke. Odelia no pudo observar cuando Eren se soltó de aquellas cadenas a costa de sus manos, pero solo le bastó un poco más a Odelia para poder alcanzar la mano de la rubia, conectando con ella sus lazos como Baumeister junto al niño que también había sido tomado de la mano por la castaña, conectando los tres de nuevo, dando una nueva vista a Odelia sobre ellos dos.

—Oh, tu nariz está goteando de nuevo —dijo divertida mientras buscaba entre sus cosas un pañuelo—. Deberías actuar más como una chica, ya sabes.

Tras ayudarla a limpiar su nariz, la incógnita quedó grabada en la mente de Historia.

—¿Qué significa "como una chica"? —preguntó curiosa la rubia sin entender a lo que se refería aquella chica.

—Significa... Que deberías ser más como esta chica de aquí —dijo señalando a la niña de un dibujo del libro que leían, captando la total  atención de la pequeña rubia—. Te gusta también ¿verdad? —preguntó, recibiendo como respuesta un "Sí"—. Ella es un tipo de chica que siempre piensa en la gente a su alrededor. Deberías ser como ella también. Este mundo es cruel y sin piedad. Debes convertirte en alguien que la gente ame, así se podrán ayudar los unos a los otros.

—¿Y quién es este de aquí? —preguntó señalando el dibujo de un chico semejante a la niña del dibujo, donde parecía que el niño sostenía a su amiga, casi queriendo tomarla, pero estaba alejado mientras que ella observaba a la bestia que estaba frente a ella.

La pelinegra se acomodó en su lugar, incómoda, para luego carraspear y explicarle:

—Él es... un buen chico también, es la mano derecha de ella y siempre está dispuesto a ayudar también, pero no es tan fuerte como ella —ligeramente la tomó de los hombros para obligarla a que la observara—. Solo debes ser como ella, debes convertirte en alguien que la gente ame para que se ayuden mutuamente, no simplemente ayudar por no tener... elección. Ella es la chica ideal a la que deberías aspirar a ser en esta vida —repitió sus palabras, nerviosa.

Odelia no podía en tener la razón por la cual observaba a Historia en aquel instante como su fuera ella la que hablaba con la pequeña, pero era la voz de la media hermana de la pequeña, Frieda, aquella que fue asesinada. Podía observar que estaba en una granja, y su vista finalmente se fijó en el dibujo de aquel libro, mientras su alrededor solo se cambiaba a otro entorno diferente, y mucho más tétrico. Sin embargo, sabía que esa sería la revelación para todas sus dudas, y también el momento que le permitiría avanzar.

Finalmente, llegaba la respuesta a dos mil años de espera.

🌸
¡Holaaaa! ¿Cómo se encuentran el día de hoy? Espero que estén bien y les haya gustado este capítulo que aaaaaaaaa la neta ni me aguanté de publicar hasta mañana (hora México) perdón akhsjaab.

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Alguna vez se han preguntado por la infancia de Odelia? Parece que nunca se ha dicho nada al respecto 🤔 quizás lo sepamos pronto o quizás no 👀.

En fin, también se me olvidó hablar en el capítulo pasado ajshja ¿qué les pareció a Colt sobreviviendo? La neta fue por el poder del guión xD pero como dijo Artis: ya no puedo separar a más familias (como la Baumeister:'v) jsjsjs y pues bueno, ahí está el resultado que espero que les haya gustado.

Ya el próximo capítulo ahora sí se viene lo chido, prepárense 😌.

Sin más qué decir, nos vemos pronto el lunes. Cuídense 💗.

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