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Capítulo 82

≪❈DER GEGENWART Ⅹ. REUE❈≫

Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Un frío desconocido y que, a la vez, inexplicablemente podía reconocer la abordaba con fuerza. Ya no sentía la lluvia sobre cayendo entre sus heridas de su espalda ahora descubierta de cortes y sangre. Intentó abrir los ojos, observando frente a ella el rostro de aquel niño que buscaba su libertad, junto a aquella a la que quería.

—¿Eres tú? —preguntó, asustada, sin obtener una respuesta del niño quien giró su cabeza hacia un lado y comenzando a correr en una dirección desconocida.

—Sí, es Bau. Tu ancestro, y el primer Baumeister que vivió desde el inicio de los titanes —le contestó una voz que detestaba por completo.

—¿Zeke? —lo llamó, girándose a ver completamente al hombre que parecía ser reconstruido por los únicos dos niños que había en el lugar—. ¿Qué haces aquí?

—No pareces sorprendida de estar en este lugar, ¿no es así, Odelia? —inquirió Zeke, observando con atención el cuerpo herido de la castaña que apenas y pudo mover su cabeza para observarlo.

Ella bajó la mirada, sintiéndose atrapada en aquel lugar, pero observando de reojo a aquella niña que se dedicaba a formar el cuerpo restante del abdomen hacia abajo del rubio.

—Es un lugar muy hermoso, demasiado para que ellos dos estén solos. Pero... ya no quiero estar más aquí, quiero permanecer al lado de Levi —murmuro a sí misma, pero siendo igualmente escuchada por el rubio.

—¿El capitán? —preguntó sorprendido. «Sí es popular después de todo» se dijo, reprimiendo una sonrisa mientras observaba a la castaña que trataba de moverse, pero notando las heridas que tenía en su espalda descubierta—. Me gustaría poder ordenarle a la niña que te ayude, pero creo que no es apta para ayudar a los sirvientes de la sangre real.

Odelia solo se dedicó a observarlo, sin intenciones de corregirlo ante lo que creía que era verdad para él.

—No importa. De todas maneras, merezco esto y mucho más. Lastimé a la gente que amo. —Inclinó la cabeza, sintiendo culpa de todo lo que había hecho atrás.

—Lástima que no podrás disculparte con todos ellos —respondió Zeke, causando la mirada de sorpresa de la castaña sobre él—. Tu cuerpo está muy débil como para poder sobrevivir. Simplemente deberías descansar... La verdad siento pena por ti. Pudiste haber vivido sin tener que intentar cubrir al capitán Levi, y él probablemente pudo haber sobrevivido.

—Tú... Nunca lo entenderías —espetó—.

—Sí, tienes razón. En realidad, yo no podría entenderlo. —Alzó su mirada al cielo, observando los cientos de estrellas que finalmente terminaban uniéndose al árbol que no muy lejos de ellos se encontraba.


Entre la lluvia, Hange y Joelle perdían la esperanza de poder detener lo que ocurría al escuchar el sonido de una lanza relámpago en la lejanía. Sus corazones latían con fuerza, ignorando las palabras que Floch y los otros soldados de la facción les reclamaban. Debían llegar lo más pronto posible si confiaban en su sentido, el cual les decía que algo malo ocurría.

Al llegar al lugar, los soldados de la facción Jaeger solo observaron a un titán a pocos metros de ellos, mientras que Hange y Jo notaron asustadas los caballos de Levi y Odelia muertos por la explosión.

—Hange... —llamó con voz trémula la pelirroja a la comandante, señalando los cuerpos que se encontraban a la orilla del río.

Ambas bajaron de sus caballos y corrieron a ver una escena absolutamente horrorosa: Odelia tenía su cuerpo encima de Levi y con la espalda completamente llena de cortes profundos por la explosión, mientras que Levi tenía un corte que llegaba desde su mejilla hasta su boca, pero teniendo su demás cuerpo completo, a excepción de dos dedos en su mano derecha.

—¡Oye, ¿sigues vivo?! —sacudió Hange al azabache sin llegar a obtener una respuesta, mientras que Joelle comenzaba a sollozar tomando de la muñeca a su hermana—. ¿Levi? —lo llamó de nuevo, observando disimuladamente el movimiento de sus ojos inyectados de sangre del azabache observando a la de lentes. Hange mantuvo el silencio, mientras comenzaba a derramar lágrimas sobre el cuerpo de su amigo, aliviada.

—Esto está dividido. Tuvimos suerte al tener aquí a nuestra mayor amenaza muerta, pero Odelia... Aún no entiendo qué hacía aquí antes que nosotros —comentó Floch, observando con algo de pena los dos cuerpos, pero más el de la mujer que admiraba.

—Disparemosle en la cabeza —sugirió uno de los dos soldados, cargando su arma y dispuesto a apuntar al azabache.

—Están muertos —murmuro Hange lo suficientemente alto para ser escuchada—. Quedaron en el rango de la explosión. He visto este tipo de accidentes durante el entrenamiento. Más allá de heridas externas, los órganos internos pueden estar hechos trizas y causar la muerte instantánea —explicó la castaña, sin notar el acercamiento del pelirrojo hacia el cuerpo de Odelia, tomándola de su mano por varios segundos y soltandola con suavidad.

—Sí... Está muerta —declaró el pelirrojo, conteniendo su tristeza—. Pero aún así, quiero tomar su pulso. Déjame revisarlo.

Un grito llamando al pelirrojo lo detuvo de tomar al capitán herido, mostrando todos atención en el titán que comenzaba a desprender vapor de su cuerpo.

»¡¿Está desapareciendo, murió?! —preguntó Floch sin entender lo que ocurría.

—No —respondió Hange—. Normalmente cuando el vapor es absorbido de esa forma, no desaparece.

Los soldados de la Legión apuntaron sus armas al revuelo que había entre el vapor del, ahora, esqueleto de un titán.

Nadie se había dado cuenta de cuándo había terminado de llover, pero tampoco se preguntaron dónde podía estar el cuerpo de Zeke en el lugar. Ahí estaba la respuesta.

El rubio salió desnudo de los huesos del titán, observando con claridad gracias a los rayos que sobresalían de las nubes los soldados apuntando a él. Pero, en especial, los dos cuerpos heridos de ambos soldados.

Mientras todos permanecían asombrados ante el portador del titán bestia. Hange y Joelle se miraron entre sí, tomando con fuerza los dos cuerpos y tirándose al río.

—¡Vayan por ellos! —ordenó Floch a los demás soldados que permanecíen sobre sus caballos, comenzando a cabalgar en dirección de la corriente del agua turbulenta mientras disparaban—. Señor Zeke, ¿qué sucedió? —preguntó el pelirrojo.

—No lo sé. Una pequeña niña que no conozco amasó tierra y moldeó mi cuerpo junto a otro niño que me observaba con odio. En este lugar que no conocía... fue lo único que pude ver fue eso, y también a otra persona... A pesar de que sentí que pasaron años, solo fue un instante —esbozó una sonrisa, atónito—. Ya veo, fue eso a lo que llaman los caminos, ¿no?

—Señor Zeke, fue acompañado por treinta soldados sobrevivientes de la Legión de Reconocimiento, quienes te vigilaban y fueron titanizados, ¿cierto? ¿Dónde están?

—Bueno, pasaron muchas cosas. Y ahora se han ido. Todos aquellos que estaban en nuestro camino se han ido —respondió Zeke a Floch, recordando la conversación que mantuvo con la castaña. Alzó su mirada al frente con decisión y comenzó a caminar—. Vamos, todo lo que podemos hacer es seguir adelante. Eren. —Caminó hacia el frente.

—Maldición —se quejó Floch, observando al suelo—. Aún no puedo creer que Odelia-san esté muerta. Ni siquiera podremos hacerle un funeral digno de una emperatriz —susurró lo último.

—¿De qué hablas? —preguntó confundido Zeke—. Odelia sigue viva. De no ser así, no me la podría haber encontrando en los caminos —respondió Zeke—.

—¿Qué?

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—Entonces... ¿nos quedaremos aquí viendo cómo todo se desenvuelve? —permanecía de brazos cruzados Connie, sintiéndose impotente dentro de esas celdas.

Todos permanecían callados, mientras la caldera llena de agua avisaba su punto de calentamiento. Niccolo y la familia Blouse entablaban una conversación y le entregaban algo de té a sus amigos, ignorando al peligris por completo.

—Ten, Connie —le entregó un poco de té Artis al nombrado, agradeciendo el ojiambar.

—No deberías moverte en tu estado —le regaño ligeramente Connie, ayudándola a sentarse con cuidado, teniendo precaución de no tocarla en los moretones que recorrían el cuerpo de la pelicobre.

—Gracias, Connie —le dedicó una sonrisa, tratando de ayudarlo a calmarse.

—Armin —llamó de nuevo Connie a su compañero—, ¿no puedes convertirte en titán para sacarnos de aquí?

—No puedo —le respondió el rubio—, aplastaría la ciudad entera. El titán colosal no puede hacer algo que requiera tanta destreza, no como Eren.

—Entonces... ¿Fuiste golpeado por Eren? Ya es hora de que nos lo cuentes. Lo sabes. —demandó Jean—.

—Lastimó a Mikasa, entonces yo empecé la pelea y terminé derrotado —respondió el rubio, manteniendo su mirada en la azabache para luego observar al suelo. Todos se sorprendieron.

—Cuando dices que hirió a Mikasa, ¿cómo es que lo hizo exactamente? —preguntó el castaño claro con preocupación.

—Bueno, eso fue...

—Detente —le interrumpió Mikasa—. Es-está bien.

—No, no está bien —respondió esta vez Artis—.

—Dinos cómo pasó —pidió de nuevo Jean.

—Suficiente, Jean —detuvo esta vez Connie, endureciendo su mirada a la nada—. Eso solo significa que Eren se ha  vuelto un pedazo de basura. Ir tan lejos lastimando a dos personas que solían ser las más importantes para él sin ningún motivo. Ya se perdió a sí mismo.

— Pero... suponiendo que todavía esté cuerdo, dudo que hiciera algo como eso sin ninguna razón. De algún modo... ¿no están sus verdaderas intenciones ahí dentro en algún lugar? —planteó Artis, llamando la atención de todos, pero sobretodo en su rostro golpeado.

—¿Y tú, Artis, qué ocurrió con Floch y Darío antes de que te encerraran junto a nosotros? ¿Por qué llegaste toda golpeada? ¿Ese idiota te hizo algo? ¿Dónde está ese cabeza de zanahoria? —preguntaron entre sí Connie y Jean, presionando a la pelicobre.

Ella bajó la mirada, estremeciendose al recordar lo ocurrido en ese momento.
—No es lo que piensan, no fue él... —respondió Artis, abrazándose a sí misma.

—Entonces, ¿quién te dejó todos esos golpes?

Antes de que pudiera responder, los pasos que se escucharon desde la entrada alertaron a los soldados encerrados, encontrándose de nuevo cara a cara con Yelena y Onyankopon.

—Hace tiempo que no nos vemos, Héroes de Shiganshina. Realmente me duele que nos veamos a través de estas barras de hierro.

—Oye —enterró sus manos sobre las vigas de metal que lo dividían del soldado que estaba frente a él—. ¡Así que también estás de su lado! ¡¡Sacanos de aquí!! —le reclamaba y gritaba Connie a Onyankopon, quien solo se alejó, mostrándose indignado.

—¿No es mucho pedir luego de haberme mantenido bajo arresto domiciliario y haberme arrastrado por ahí? Hasta que Zeke y Eren se encuentren, quédense aquí callados —respondió el moreno, alterando más al peligris que azotaba los barrotes.

—Estoy contento. Yelena, debes estar sintiendo cosas muy buenas desde que todo te ésta saliendo tan bien. Pudiste lograr que Eren y Odelia trabajaran para Zeke y tú fuiste el intermediario, hacerlo atacar Marley, y obtener el apoyo de los ciudadanos de Eldia. Ganar control sobre el ejército gracias al vino adulterado con el fluido espinal de Zeke, poner tus manos sobre la nación de Eldia y sobre el poder del titán fundador, y vengar a tu tierra natal derrocando a Marley; ese fue el verdadero motivo por el que los soldados voluntarios vinieron, ¿cierto?

—Hicimos prosperar este país —replicó el moreno hacia Jean—. Esta isla primitiva estaba cientos de años atrasada —dijo, causado furia en Connie.

—Eso hicieron y entonces ustedes podrían vivir la  buena vida, ¿cierto? Ustedes, quienes se convertirían en los comerciantes de esta isla —alegó esta vez Niccolo.

—Los que se dejaron engañar perdieron. Eso es todo lo que hay —respondió otro de los soldados que estaba fuera de las celdas, provocando la furia en el rubio cocinero.

—Grior... —lo llamó con rencor—, parece que subiste de rango a sirviente de Yelena después de habernos vendido, maldito soplón.

—¿Acaso eres estúpido? —se defendió el otro—. Quien nos empezó a traicionar y apoyó a los demonios eres tú.

—¿Qué estás...?

—Incluso babeabas por esa chica papa descendiente de los demonios. —Continuó, comenzando a insultar frente al rubio y la familia de la fallecida Sasha.

—Tú, maldito... ¡Te mataré! —Trató de alcanzarlo entre las barras, pero fue detenido por Jean en tratar de alcanzar a Grior.

—Tuve que soportar divagaciones sobre ella todas las noches. Fue estúpido pensar que entrarías en razón después de que esa zorra estirara la pata.

—Bastardo... ¡¿Qué demonios dijiste?!

—Lo diré de una forma que incluso tú puedas entender... Esa maldita zorra no eras más que una asquerosa descendiente de los dem...

Un disparo resonó en el lugar, seguido de gritos de terror al observar el cuerpo sin vida de Grior, con una bala que desplomó el interior de su cabeza.

—¡¿Yelena?! —la llamó Onyankopon, sin obtener una respuesta directa.

—Me disculpo por su mal comportamiento. Compañeros que los llamen demonios ya no son necesitados en esta isla —se disculpó la rubia, inclinándose como muestra de respeto hacia los que permanecían encerrados—. Por favor, créanme cuando les digo que nuestro objetivo no es algo tan insignificante como la venganza contra Marley, romper el ciclo de odio del mundo, para que incluso Marley y Eldia puedan salvarse, esta es nuestra verdadera meta. Sin ocultar nada, les explicaré todo, la medida secreta de Zeke para salvar el mundo es el plan de eutanasia, en su totalidad. —Inició su explicación, pidiendo por un asiento y por que recogieran el cadáver que había frente a ellos—. Comenzará con la unión de un titán de sangre real, es decir, Zeke, con el poder del titán primigenio, en este caso, Eren. Debido a que el poder que puede lograr una persona con el titán fundador y a la vez que tenga sangre real, las posibilidades de crear o no son infinitas, así como podría agregar algo en el cuerpo de un eldiano, como lo fue en su tiempo, eliminar la vulnerabilidad ante una pandemia y volverlos inmunes, también cabe la posibilidad de hasta borrar las memorias de las personas. En este caso, lo que queremos hacer es volver estériles a todas las personas que vivan dentro de las murallas y también fuera de estas.

—Eso quiere decir... ¿que ya no nacerán más niños? —inquirió Armin—.

—Es correcto —respondió la rubia—. El objetivo es liberar al mundo del sufrimiento resaltado por la existencia de los titanes de manera lenta y pacífica.

—No, espera... —repuso Jean—. ¿Cómo puede ser eso pacífico? Si los descendientes de Ymir desaparecen, la población disminuirá. En los últimos años, los sobrevivientes del país serían solo gente vieja y débil, ¿no es así? ¿Cómo protegeremos a la gente del país en esa situación? ¿Acaso crees que los demás países simplemente nos dejarán en paz?

—En cuanto a eso, es tal como tú dijiste. Podemos usar el retumbar para disuadir. Será esencial mantener la sucesión del fundador en la familia real. Afortunadamente, la reina Historia ha sido bendecida con un sucesor. Si ese niño vive el resto de su vida, varios descendientes de Ymir heredarían el titán fundador —explicó la rubia.

—Entonces todo sería perfecto, eso es lo que quieres decir, ¿no es cierto? —expresó esta vez Artis—.

—Perfección, totalidad,  cosas como esas no existen en ningún país. Todos y cada uno de los países cargan con sus propios y diferentes problemas. Como sea, una cosa es cierta... La enorme amenaza que representan los titanes, la historia de sangre y lágrimas, las personas que le pueden pone fin a esto existen; Zeke, Eren y Odelia. No sé cuántos miles de años de la historia humana seguirá. Me pregunto, ¿la gente que puede lograr tal hazaña aparecerá en la historia después de esto? Los dos hermanos y su mayor ayudante serán símbolos que serán recordados por el siguiente milenio. Justo como los dioses de la antigüedad. Y luego, incluso después de la muerte, los dos se convertirán en el sol que brillará en la humanidad como Salvadores —declaró con voz suave la rubia, preocupándose al escuchar el sollozos proveniente de las celdas, observando a Armin llorando—. ¿Qué pasa? —preguntó con preocupación.

—No creí que pensaras en algo tan noble —expresó balbuceando—. Yo... estoy conmovido. Me conmovió —expresó con lágrimas en los ojos, contagiando a la rubia también.

—Me alegra... —respondió conmovida, mientras Jean y Connie observaban de mala manera al rubio que aún lloraba—. Estoy feliz de que hayas entendido...

—¡Yelena! —Llegó uno de los soldados—. ¡Venga inmediatamente por favor! ¡Un intruso ha asesinado a uno de los soldados!

—Héroes de Eldia, yo debo retirarme. Espero que podemos volver a charlar en mejores condiciones —se despidió la rubia de ellos alejándose con prisa junto al moreno que les dió una última mirada antes de irse detrás de los demás soldados.

—Maldición, ¿qué es lo que está pasando? —se quejó de nuevo Connie una vez que se fueron los soldados—. ¿Y tú, Armin? ¿Qué pretendías con llorar como si lo que dijo Yelena fuera tan bello?

—Era la única manera de mostrar que no estamos en su contra —respondió Armin limpiandose las lágrimas, manteniéndose serio y diciendo su mirada a la pelicobre—. Artis —la llamó—, fue Darío quien te golpeó, ¿verdad? —Aquella pregunta estremeció a la nombrada, mientras que los otros se miraban entre sí, confundidos y molestos.

—¡¿Cómo que lo hizo él?! —gritó Connie molesto colocándose frente a Artis—. ¿¡Por qué no dijiste nada!?

—Porque yo confío en él. Y sé que no lo hizo a propósito, Floch lo habría lastimado de no ser así —respondió la pelicobre, mirando a los ojos uno a uno de ellos—. Por favor, confíen en nosotros...

Antes de que pudieran decir algo, un escombros y polvo cayeron del techo, mientras se escuchaba lejanamente alboroto fuera de las celdas.

—¡¿Qué pasa...?! —preguntó preocupado Connie.

—Ya comenzó... Los titanes... Se están moviendo... —dijo Armin—.

—¡Maldición! ¡Eren debe estar peleando en estos momentos! —gritó Jean frustrado.

—No podremos hacer nada aquí dentro. Lo único que nos queda es que nos aplastó el edificio o que alguien venga a ayudarnos —comentó Niccolo—.

Los pasos acercándose al lugar los avisaron de permanecer atentos, sorprendiendose de verlos ahí.

—¡¿Darío, Onyankopon?!

🌸
Holaaaa. ¿Cómo se encuentra hoy? Espero que estén muy bien.

¿Qué les pareció el capítulo de hoy? ¿Creen que diga la verdad Darío? Además, ¿qué pasará con Odelia y Levi? ¿Creen que salga bien de esta? Además, ¿por qué creen que dijo Zeke eso de que Odelia ya estaba acostumbrada? 👀 Ojalá podamos resolver estas incógnitas pronto.

Nos veremos en un próximo capítulo. ¡Cuídense! 💗✨

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