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Capítulo 79

≪❈ANALEPSIE Ⅲ. EIGENE ENTSCHEIDUNG❈≫

Una línea dividía a los soldados voluntarios de los residentes militares de Paradis, quienes se encontraban a la espera de la llegada de una persona importante a la isla en el puerto recién terminado tras los primeros dos años de llegada de los soldados anti-Marley.


—¡No nos recibían así desde la primera vez que nos encontramos! —saludó emocionada Yelena, estirando suano para saludar a Eren, pero siendo detenida tras los cuerpos de Levi y Odelia situándose frente al castaño.

—No, todavía no puedes hablar con Eren. Lo máximo a lo que vas a llegar es en verle la cara —le detuvo el azabache, deteniendo con su mano a la rubia, quien después posó su mirada en la otra morena.

—Eso quiere decir que a usted sí la puedo saludar, ¿Odelia? —estiró su mano hacia la castaña, quien, sin querer portarse como alguien maleducado, estrechó su mano, incómoda—. Estoy más que conforme con esto, ya que hoy será un día magnífico. Puesto que el puerto está completado y es la primera vez que se usa, conocerán a alguien—.

En la lejanía podían divisar una especie barco en la que habían viajado los soldados hacia ellos un año atrás. La diferencia de este es que era mucho más grande, tamaño que mantenía inquieta a la castaña, preguntándose por la cantidad de gente que pudiera llegar a la isla.

Su sorpresa fue mayor al encontrarse con una mujer vestida de manera muy elegante, y detrás de ella, hombres igualmente bien vestidos y a la vez intimidantes detrás de la mayor. Sus rasgos faciales eran semejantes a los de Mikasa, observando sus ojos oscuros y profundos y un cabello negro y hermoso como la oscuridad de la noche; aunque, podía decir que a pesar de sus finos y pequeños ojos, podía apostar que de joven fue una mujer muy hermosa.

»La primera y única Nación que se volverá nuestra aliada. La nación de Hizuru —explicó la rubia, colocándose a un lado de Mikasa, frente a Odelia, permitiéndole escuchar lo que le decía a los demás pero permaneciendo especialmente cerca de Mikasa—. Su embajadora nos ha visitado, Kiyomi Azumabito. Ella tiene fuertes lazos con países extranjeros y tiene una alta influencia en los asuntos externos a su nación, también es la cabeza de su familia. —Odelia fruncio el ceño al observar la mano de la rubia sorprender el hombre de la azabache, acercándose a susurrarle algo—. Ella ¿no se parece a tu madre? Es como te lo dije, está relacionada con tu línea sanguínea. Podrías...

Las manos de Odelia separando a ambas chicas para ponerse como intermediaria hizo que la atención de la de mejor estatura se posara en ella.

—Incluso si es alguien conocido de Eren, no puedes comunicarte con ellos, a menos que haya alguien de por medio —le mostró Odelia una de sus miradas más serias a Yelena, quien soltó una carcajada.

—Por supuesto, lamento la intervención, solo le decía que podía hablar con ella. Puede ser gratificante para la señorita Mikasa hablar con alguien de la misma ascendencia de su madre.

—¿Te gustaría eso, Mikasa? —giró su vista con notable preocupación a la de menor edad, quien bajó su mirada y tomó su muñeca cubierta con vendajes.

—Sí, me gustaría —respondió con un ligero sonrojo y sus ojos brillantes.

Odelia la miró atentamente, sabiendo que no podía impedirle de alguna forma saber sobre el origen de su familia. Con su mano libre, sostuvo a la azabache por la espalda, mostrándole apoyo.

—Solo ten cuidado —le pidió la morena una vez que Mikasa asintió ante su pedido, dejándola ir, para luego ella observar a la mayor oriental caminando junto a Historia y otros militares, donde la mirada de la extranjera se dirigió hasta Odelia, quien continuó su camino junto a los demás, sin ser consciente de que Levi había observado todo ese momento.

Tras la llegada al cuartel, Odelia saludó a todos los soldados que entraban en la habitación. Inclinó su cabeza cuando la extranjera entró a la sala y, dispuesta a retirarse junto al capitán Ackerman, la mano de la mayor sobre ella la hizo sobresaltarse.

—Me gustaría pedir que la señorita Baumeister nos acompañe en esta reunión —pidió la Azumabito, descolocando a todos los presentes en el lugar.

—Desconozco la razón por la que deseen que permanezca en su reunión —respondió la castaña, reacia a querer entrar en la misma sala, al no querer entablar una interacción con alguien que se le hacía sospechosa desde su primera sonrisa.

—Sería de gran importancia para mí que una descendiente de la familia Baumeister esté junto a todos nosotros en esta reunión.

Insegura, Odelia dirigió su mirada hacia el azabache, quien tampoco lograba entender la situación que estaba ocurriendo.

—Debería entrar, Odelia-san —la voz de Eren la estremeció, sintiéndose impotente al no poder negarse.

—Gracias por la invitación, Kiyomi-san —respondió la castaña, cediéndole la entrada primero a la de rasgos orientales, para luego ella mirar hacia la puerta antes de que la mirada del azabache sobre ella se desviara para entrar ambos en la Sala.

En la Sala, a pesar de que todos ya estaban presentes, nadie tomó asiento en la mesa para hablar por primera vez, siendo Mikasa el primer tema por entablar con aquellas personas desconocidas.

De uno de sus acompañantes, la mayor tomó una prenda con un dibujo impreso sobre la tela, mostrando una "A" unida en tres espadas dentro de un círculo.

—¿Has visto este símbolo antes? —cuestionó la mayor a la azabache quien, tanto como ella y Eren se sorprendieron al ver aquel dibujo, confundiendo a los demás.

Instintivamente, Mikasa llevó su mano hasta su muñeca derecha, tomándose con algo de fuerza.

—Deja que ella lo vea, Mikasa —le sugirió Eren, pero ella negó.

—Pero mi madre me dijo que lo mantuviera en secreto —replicó la azabache, insegura—.

—¿Pero no me lo enseñaste cuando éramos niños? Seguro ese secreto era para un día como este —replicó Eren, terminando por convencer a Mikasa de mostrarlo a los presentes.

Nerviosa, desenvolvió las vendas que cubrían su tatuaje, mostrando el mismo símbolo que estaba impreso sobre aquella prenda, dejando impactados a los invitados.

—Este sello es algo que heredé de mi difunta madre —explicó la azabache—. Incluso se me dijo que le confiara esto a mis propios hijos.
Los rostros de aquellos espectadores se mostraron profundamente conmovidos. La señora Azumabito caminó hasta Mikasa, tomándola de los hombros, hablando con un sollozo atorado en su garganta.

—Qué una chica tan fuerte y saludable eres.

Con cada palabra que explicaba la mayor Azumabito, Odelia no podía impedir sorprenderse ante las declaraciones. De alguna manera, era semejante a Mikasa, sintiendo ambas el peso de una línea sanguínea casi extinta —al menos para Odelia—, y tener que avanzar con esa sangre de por medio. «La esperanza de los Baumeister. El fruto de antecesores perdidos» no pudo ella evitar amoldar las palabras de Kiyomi-san a sí misma.

Tampoco pudo evitar sonreír al ver a Historia y Mikasa charlar, contagiandose del ánimo que mostró Eren en el momento en que observaba con atención el sonrojo de la azabache.

—Así que, ¿cuál es el plan del que hablaba Zeke Jaeger?

—Como ya saben, Zeke Jaeger afirma tener un secreto bajo la manga. Dice que la nación de Hizuru es crucial para guardar este secreto y así poder salvar a los eldianos y al resto del mundo —de sus pertenencias, la mayor Azumabito sacó tres documentos, mostrándoles a los presentes la declaración del medio hermano de Eren—. Ese es uno de los tres cursos de acción para proteger esta isla y arrasar con la tierra —explicó a Eren una vez que tomó uno de los documentos, al igual que los demás mandatarios presentes, explicando cada función de los planes.

Durante la reunión, Odelia no pudo evitar observar de reojo algunas veces a la mujer extranjera, de la cual no confiaba tras las palabras de Yelena como la única representante de un país que los apoyaría, e incluso, la manera en que se acercó a Mikasa le había molestado. Aunque quisiera intentarlo, no podía mostrar confianza en aquella rubia que observaba atenta los movimientos de Eren. Y mucho menos pudo tomarla en serio a la hora de hablar un rato atrás sobre el negocio sus materiales de reserva subterránea exclusiva en Paradis como la piedra explosiva de hielo y el bambú de hierro, materiales originarios de donde ella provenía.


—La tercera opción es...la continua posesión del titán fundador, y, un titán con sangre real —las miradas de Eren, Historia y Odelia se congelaron al escuchar las palabras de la mayor—. Para Zeke, el sucesor del titán bestia debe ser alguien con sangre real. Y antes de que los trece años pasen para el que tiene la sangre real, tendrás que ascender más para tomar su lugar.

«El retumbar de la tierra siempre será un arma poderosa, por cualquier ángulo que desee verse. La destrucción de las tropas militares de los enemigos facilitará la tardanza a la destrucción de la isla Paradis, a menos de que se encuentre otra forma de detener las cosas. Sin embargo... ¿permitir que Historia herede el poder del titán bestia y fundador? El que llegue a obtener primero el poder del titán bestia no significa la garantía de que el consciente del primer rey de las murallas no vaya a conquistar la mente de Historia, llevando todo eso al principio de cómo estaban las vidas de las murallas antes de que llegara el titán colosal y acorazado a irrumpir las murallas. Además... ¿Zeke Jaeger se ha dado cuenta de la cruel idea que está proponiendo? ¡Historia tendría que ser devorada por algún descendiente de ella para continuar con este legado! Ese maldito peludo... ¿quién se cree para venir a imponer estas ideas? Aún así...»

—Entiendo —la voz segura de Historia sacó a Odelia de sus pensamientos, observándola sorprendida—. Aceptaré la herencia del titán bestia siempre y cuando se asegure nuestra supervivencia.

La Sala se quedó en silencio, mientras que los demás soldados bajaban la mirada, entendiendo a la primera lo que pasaría tras obtener los poderes del titán bestia y fundador.

—Historia... —llamó Eren, levantándose de su lugar, alzando su mirada hacia la Azumabito—. Si nuestra supervivencia depende de reproducirse como ganado y morir en el proceso, incluso tras haber sido transgredidos después de la destrucción de las murallas... Entonces no puedo aceptar el plan de Zeke Jaeger.

—Es peligroso dejar para nosotros de lado nuestro destino para asegurar que el retumbar permanezca disponible para nosotros —intervino también Odelia, arrastrando su asiento detrás de ella para levantarse.

—¿No sería mejor plan considerar todas las opciones disponibles para nosotros en el tiempo que nos queda? —continuó Eren.

El rostro fruncido de Historia por evitar llorar provocó la misma reacción en la castaña, quien pudo ser fuerte para disimular su aspecto hacia la rubia.

Ambos castaños retomaron sus asientos, ganándose la mirada de ambos Ackerman y la mirada penetrante de la Comandante y su mano derecha.

—Sí... Ahora no es el momento de sacar conclusiones o decisiones abruptamente. Seguiremos siendo el intermediario de Zeke Jaeger —concluyó la mayor, dando así por finalizada la primera reunión con el clan Azumabito. —Sin embargo, otra condición que nos pidió el señor Jaeger fue la presencia de la soldado Baumeister en todas nuestras reuniones y decisiones —aquel pedido detuvo las acciones de Levi y Odelia, mirando sin rumbo fijo la habitación, consternados por aquel pedido.

—Puede decirle al señor Jaeger que cuente con eso —respondió la castaña dirigiendo una última mirada a la mayor antes de salir de la Sala.

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¿Cómo implicaba su presencia en las decisiones que se tomaran? Odelia aún no podía comprenderlo por completo, y el dolor de cabeza por haber saltado sus comidas la hacía molestarse más en no encontrar una solución a las tres propuestas.

Unos golpes en la puerta la hicieron salir con molestia para observar a la persona que se decidía en molestarla. Sintió su corazón golpear con fuerza y sus piernas temblar al ver al azabache frente a ella con una charola de comida y una taza de té.

—He notado que no has ido a comer en todos días, y lo que pides es demasiado poco para una persona.

Odelia arqueo una ceja, tratando de molestarse con el azabache, pero el quejido de su estómago por el olor a comida —incluso aunque esta no fuera la mejor— la hizo ceder ante el hambre que le impedía pensar.

Abrió más la puerta para permitir pasar al capitán, quien este se apresuró a dejar la comida en el escritorio del que antes fue su comandante, manteniéndose erguido por unos instantes antes de tomar asiento en una de las sillas. Aquel acto impresionó a la castaña.

—¿Acaso eres mi niñera para quedarte? —se cruzó de brazos la castaña ante la acción del azabache, quien desviaba su mirada de ella observando con cautela la oficina-habitación.

—Me cercioraré de que hayas comido hasta el último bocado de este plato, incluso si después tienes que vomitar de indigestión o te da una diarrea —le respondió Levi, esta vez, dirigiendo su mirada estoica hasta Odelia, quien gruñó antes de tomar la cuchara y comenzar a comer.

Mantenía el rostro arrugado al sentir la mirada gris de Levi sobre ella, impidiendo que se sienta tranquila al comer en paz.

»¿Sabes por qué aquella mujer quiere que estés presente? —cuestionó el azabache una vez que notó que Odelia se acababa medio plato en pocos minutos.

—No —respondió la castaña fingiendo no mostrar importancia al asunto.

—Ella había mencionado la importancia de mantener a una Baumeister dentro de la reunión... Odelia, ¿hay algo que le estés escondiendo a la Legión sobre tu apellido? ¿Por qué tiene que ver contigo todo esto?

—¿Por qué si tienes tanta duda sobre ello, no preguntaste en ese mismo instante? —replicó Odelia, manteniendo callado al azabache al no responder.

—Junto a tu hermana, ustedes más que nadie deben tener idea sobre eso. Yo no soy un Baumeister para poder generar curiosidad más que en otras personas sobre la mención de mi nombre en boca de personas extranjeras.

—Tienes razón, la próxima vez que esté junto a personas desconocidas les haré saber todas mis dudas. Deberías hacer lo mismo, Ackerman —resoplo la castaña antes de terminar su plato—.

Levi se removió incómodo en su lugar, levantándose para tomar la charola una vez que Odelia terminó de comer.

—No quería sonar mal —se disculpó el azabache con un tono de voz suave que hizo alzar la cabeza a la castaña para encontrarse con su mirada dolida—. Después de todo, al menos tú tienes una familia en dónde apoyarte. Vendré mañana para tú desayuno. Descansa, Odelia —se despidió el azabache saliendo de la habitación en sigilo.

Odelia suspiró pesadamente mientras dejaba caer su cabeza sobre el escritorio, mirando hacia lo único que había quedado del cuerpo de Erwin: su collar esmeralda.

Se levantó del asiento y caminó con pesadez hasta él, alzando su mano hacia la gema que brillaba en la penumbra de la noche. Algunos rayos lunares que se colaban por la ventana mostraban más brillante el collar. Odelia tomó por la cuerda hasta colocarlo sobre su cuello, para después tirarse sobre la cama una vez que llegó a su habitación. Se acomodó entre las sábanas hasta quedar hecha bolita, apoyando ambas manos sobre la esmeralda, sintiéndose así cerca de aquel que había sido su amigo y confidente por mucho tiempo.

—Erwin, no sé qué hacer —susurró antes de cerrar los ojos para quedarse dormida, aunque el toque en su puerta la hizo abrir los ojos nuevamente.

Con molestia, caminó hasta acomodar primero aquel collar y luego abrir la puerta, molestandose en pensar el tener que reencontrarse con Levi detrás de la puerta. Aunque la verdad era otra.

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Cada golpe que le daba a la puerta tras varios intentos solo lo hizo preocuparse más cuando Odelia no abría la puerta, optando por abrirla de un golpe aunque eso significara tener que pagar aquella puerta. Aunque su temor fue mayor cuando encontró la habitación sin ella dentro.

Preocupado, dejó la charola de comida en la cocina una vez que regresó al centro del cuartel, comenzando a buscar por todos lados a la castaña, mientras que una persona observaba con cautela su rostro lleno de frustración.

Se encaminó hasta la entrada del cuartel, preguntando por la soldado Baumeister.

—Ella salió en la noche hacia Nedlay. Puede que tarde aún un día en llegar si fue en carreta. Si quiere alcanzarla, será mejor que se lleve su caballo para ir más rápido.

—Ya lo sé —chasqueo la lengua el azabache antes de retirarse de la entrada agradeciendo al soldado.

Corrió lo más rápido que pudo hasta el establo para tomar su caballo y alistarlo para salir. No podía perder un segundo en dejarla sola.

«Probablemente la verdad se encuentre en el sótano de su casa. No por nada su padre la dejó a cargo de ese lugar, ¿no lo cree?» recordó Odelia las palabras de Eren durante la noche que la visitó. Aquella idea la había hecho preguntarse por lo que había en todos esos libros.

—No todos deben tener el mismo tipo de contenido —se dijo a sí misma, esperando porque no fuera como ella decía.

Una vez que llegó a su casa, entró lo más rápido posible tras guardar su caballo. Abrió la puerta de su casa y tomó la llave que había dejado escondida en la biblioteca de su padre. Tomó aire antes de agacharse con una vela en mano y abrir la puerta que estaba escondida debajo de su alfombra.

Con la respiración entrecortada, caminó en aquel pasillo que había recorrido con el comandante Pixis por primera vez. En esta ocasión, esperaba por conocer la verdad en aquellos escritos que su padre tuvo.

Una habitación repleta de libros sin dejar un pequeño espacio en los estantes. Todos aquellos libros podían significar la respuesta a la historia de su sangre Baumeister.

Buscó por fechas el libro que se mostrara más antiguo, tomando uno de ellos que ni siquiera tenía escrito un título.

Colocó el libro en la pequeña mesa que había en aquel oscuro lugar, acercó la vela hasta una distancia considerable para poder leer cada palabra escrita por su padre:

"Mi nombre es Cardin Baumeister. Este es el primero libro que escribo tras haber mantenido contacto con aquel a quien consideré indirectamente mi 'amo'q, Kyklo. La razón por la que escribo este libro es para poder esclarecer la duda que tenga algún descendiente mío una vez que obtenga el mismo cruel destino que yo, y los cientos de personas que sus historias queradaran plasmadas aquí. El recuerdo más antiguo que tengo es sobre el primer descendiente de aquel que comenzó todo. El nombre de su padre es todo un misterio para mí, pero, en cuanto tenga conocimiento con el pasar del tiempo, sé que podré encontrar el nombre del primer Baumeister y su amo".

Tras aquella primera lectura. Cerró el libro y continuó observando las fechas de cada libro que había en ese lugar, hasta terminar con la fecha más reciente y uno de los dos nombres plasmados en ese lugar: Caso Cardin Baumeister.

Abrió el libro y comenzó a leer, conociendo desde el inicio la vida de su padre fallecido hasta la última nota que dejó antes de morir.

Con la mirada ensombrecida, buscó un libro vacío entre los "tesoros" que su padre guardó, tomando una pluma y comenzando a escribir:

"Mi nombre es Odelia Baumeister. Escribo estas notas por si alguien llega a encontrar esta habitación. Quiero que sepan que lo que suceda de ahora en adelante, será por decisión propia, incluso si eso significa tener el repudio de la gente que amo. Porque, por las personas que hago esto, es para protegerlos, porque ellos me importan más que nadie en este mundo".

🌸
Holaaaa. ¿Cómo se encuentran el día de hoy? Espero que estén bien y que les haya gustado este capítulo.

¿Se veían esto venir? La verdad es que no tenía claro qué hacer con el sótano de la casa de Oda, por lo que decidí hacer algo al estilo Grisha y pues  a ver qué sale de todo esto jsjsjs. ¿Cómo creen que influya los libros en Odelia? Bueno, creo que está bastante esclarecido, ¿se les ocurre alguna idea o algo por el estilo? Además, ¿cómo creen que se enlace con Eren y Levi esto?

Espero que les haya gustado el capítulo y nos vemos pronto. Cuídense 💗✨

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