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Capítulo 74

≪❈DER GEGENWART Ⅳ. ATTENTÄTER❈≫

De lo que quedaba de aquel lugar que ahora sólo era una zona de batalla, lo único que se podía escuchar eran los disparos y gritos de ambos bandos por luchar por lo que creían que sería que los librara de terminar todo esto.

Jean y Artis eran los que iban a la delantera de los demás miembros de la Legión y atacaban a los soldados que se encontraban en los tejados de los ahora, severamente dañados edificios que servían como lugar de guerrilla para los soldados de Marley y Paradis. Ambos rodearon el lugar y, visualizando el los cuartos del edificio, Artis logró lanzar una granada dentro de donde estaba el bando enemigo, avisando a Jean con una seña de que debían alejarse rápido de ahí pero mostrando su posición debido a la explosión, comenzando a recibir disparos que apenas y los rozaban, igualmente atacando con rapidez a aquellos que no podían mantenerse atentos del todo al lugar, usando incluso su equipo de maniobras como arma. Sin embargo, al observar que uno de los edificios ardía en llamas, los hizo detenerse por un momento y dirigirse hasta donde se encontraba su otro compañero.

—¡Oye! —gritó Artis molesta mientras se dirigía junto a Jean hasta el pelirrojo que traía consigo pequeños barriles de combustible—. ¿¡Acaso tratas de quemar la zona de internación?!

—¡Contente y procura no lastimar a los civiles! ¿Entiendes, Floch? —le dio segunda Jean, recibiendo la mirada molesta del pelirrojo pasarse después a la pelicobre.

—Chicos, ¿han olvidado al grado que esta gente del exterior nos ha matado a nosotros, los que estamos "dentro de las murallas"? ¡¿Olvidaron a todos aquellos que fueron devorados y asesinados?! No podemos arreglar las cosas como están ahora, ¿cierto?

—¿Aún sigues diciendo cosas como esas? —preguntó molesto el castaño claro mientras tomaba de los hombros al pelirrojo.

—¡Mira! —señaló al frente de él donde se encontraban ambos gigantes peleando—. Eren y Odelia son el ejemplo. Ellos están peleando. No íbamos a esperar simplemente nuestras muertes dentro de las murallas. Para nosotros, esos demonios son necesarios.

Mientras tanto, Eren, Mikasa y Odelia esperaban a que Eren se recuperara. Con la mirada mostrando su profundo dolor, la azabache habló a los dos castaños:

—Eren, Odelia. Ustedes... ¿entienden todo lo que han hecho? Eren, tú mataste civiles, incluso niños. Y ambos saben que eso es irremediable.

Mikasa se inclinó hasta estar a la altura de Eren. Donde Odelia pudo observar el rostro de Eren suavizarse ante la mirada de la azabache.

—Mikasa —llamó Odelia observando perpleja al titán martillo comenzar a levantarse—, esto aún no ha terminado —señaló hacia el frente de ellos, llevándose la mirada desconcertada de ambos jóvenes.

—Esto no puede estar pasando —expresó aún sin poder creerlo la azabache—. Yo volé su nuca por completo.

—También pensé que su nuca había volado por completo —agregó Eren.

—Pero aún no ha muerto —dedujo lo obvio Odelia, frunciendo el ceño y gritando a Mikasa—. ¡Vamonos! —ordenó para que la menor tomara a Eren para esquivar la flecha que había lanzado con su ballesta gigante la titán martillo. Aún en el aire, Odelia no tardó en hablar lo que dedujo en esos momentos—. El titán martillo de guerra con su endurecimiento parece que puede hacer lo que quiera con cualquier parte de su cuerpo.

—Sí. Eso parece —abrió los ojos Eren, pensando ya en lo que debían hacer.

—Como sea, tal parece que no la mataremos incluso le volemos la nuca.

Una vez que lograron ponerse a salvo, observaron al titán martillo, que los miraba también con odio.

—Mikasa, llama su atención. Si todo sale bien, devoraré al titán martillo de guerra. Odelia, dispara.

Sacando de su cinturón una pistola, esperó a que Eren cubriera sus oídos y alzó el arma al aire mientras que con su otra mano libre disparaba su gancho hasta una de las columnas que el titán de guerra había creado, disparando en el aire una bala sonora que aturdió a los soldados enemigos, a la vez que Mikasa volvía a atacar al gigante adversario.

Pronto, varios disparos se escucharon alrededor de ellos, a la vez que varias luces se encendían alrededor de ellos.

Escuchó las cuerdas metálicas de su compañero aterrizar hasta donde ella se encontraba, encontrándose de nuevo con esos zafiros grises que ya no denotaban tristeza, sino enojo.

Odelia no pudo evitar entreabrir su boca al observarlo de cerca. Aunque no lo quisiera, aún aquellos orbes arremolinaban sentimientos dentro de ella. Aún cuando ninguno apartaba la mirada del otro, los estruendos alrededor de ellos le obligaron a regresar a la realidad.

Volvió a buscar a Eren entre los edificios, observándolo en el tejado del lugar con su mirada dirigida hasta el gigante.

Ambos se habían percatado del detalle de que el titán martillo tenía conectado un cordón que bajaba hasta el suelo y aún más.

Eren se lanzó desde el tejado y mordió su mano, permitiendo que la luz titánica cegara a todos por unos instantes para luego atacar al titán martillo desde el suelo, enterrando su mano gigante y tomando una especie de cristalización semejante a la de Annie. Aún en su forma de titán, Eren arrancó la conexión del cristal donde se encontraba Lara Tybur y el titán, permitiendo que este cayera cuando desconcertó ambos.

Tomando el capullo de cristal en su mano, abrió su mandíbula loas que podía para intentar comer al portador del martillo, pero sin esperar que el titán mandíbula estaba detrás de Eren, esperando por atacarlo por la nuca, asustando en especial a una persona.

—Ahora, Levi.

Solo escuchó un chasquido como respuesta mientras veía cómo el azabache con rapidez cortaba la mandíbula del titán, impidiendo que este arrancara del gigante al moreno y lo devorara.

Sin embargo, el poder que aún le quedaba a Lara Tybur le impidió ser devorada al utilizar de nuevo su poder atravesando todo el torso del gigante Eren, alzando entre los aires y dejándolo atrapado en el endurecimiento de su fuerte pero desgastante poder.

En un intento fallido por tomarlo de su melena, Eren permitió escapar al titán mandíbula, el cual corría directamente hacia Levi y los demás soldados que también se acercaron a él para atacarlo lanzando varias lanzas relámpago contra él. Sin embargo, el tiroteo del titán carguero impidió el ataque completo de la Legión contra el gigante de 4 metros, tratando ahora sólo de esquivar las balas que les lanzaba desde la lejanía el carreta. En la lejanía se escuchaban los pasos gigantes de aquel que era el enemigo de varios de ellos.

—¡Se acerca el titán bestia! —avisó uno de los soldados al capitán Ackerman.

El gigante peludo se acercó hasta donde se encontraban los otros gigantes de 4 metros.

—No los dejen escapar. Matenlos —ordenó Zeke desde el interior de su titán.

Del otro lado de la zona, los soldados de Paradis se posicionaban para atacar.

—No mueran. ¡Sobrevivan! —ordenó Levi a sus compañeros.

Mientras Levi y los demás trataban de atacar a Zeke a pesar de las balas que se atravesaban en el camino, Mikasa y Odelia se apresuraron a llegar hasta donde se encontraba Eren aún sosteniendo el capullo de cristal de la pelinegra. Esperando porque funcionara lanzaron cada una solo una lanza relámpago, pero sin obtener resultado alguno de ello.

—¡Odelia! —gritó Mikasa al ver desplomarse a la mayor cuando una bala la alcanzó, dejándose caer lastimada.

—¡Eren sigue ahí! ¡Sigue adelante! ¡AVANZA! —se escuchó en la lejanía mientras caía al vacío del lugar.

Tras observar lo que había pasado, Eren trató de enterrar su dentadura en el cristal de Lara, provocando que se lastimara debido a la rigidez del cristal.

Al saber que su titán estava lastimado, salió de nuevo a la superficie y caer mientras se transformaba de nuevo.

En la lejanía, los Titanes de Marley hablaban sobre cómo derrotar a Eren y la élite de Paradis, teniendo la confianza de que el ejército de Marley los tenía casi rodeados, mientras que los soldados de Paradis se escondían entre las casas de alrededor.

El gigante de 17 metros tomando las rocas de los escombros, lanzó con ambas manos cientos de piedras que comenzaban a alcanzar a los soldados escondidos. Justo como años atrás.

—Eren Jaeger no es mi enemigo —soltó el gigante, desconcertando a los otros dos soldados de Marley—. Vamos, Levi. Sé que estás ahí. El tiempo se acaba.

Por otro lado, Levi observaba impaciente el reloj de mano que tenía. Solo esperaba por la última parte del plan que quedaba. Observando todos una explosión proveniente del puerto de Marley.

Con furia, el titán mandíbula corrió hasta Eren con el fin de atacarlo, encontrándose solamente con que su decisión "provocó" que el titán mandíbula fuera atacado derribando a todos los miembros del escuadrón Panzer y que al titán bestia le explotara la nuca el capitán Ackerman, desconcertando a todos los que se encontraban alrededor del titán que ahora yacía en el suelo.

Sin embargo, no contó con el ataque de Mikasa, una también Ackerman que era apoyada por la capitán Odelia se encontraban detrás de una brecha lo suficientemente grande para esconderse y así poder lastimar una de sus piernas gigantes, permitiendo a Eren sujetarlo, no sin antes arrancar primero cada una de sus extremidades.

El enfoque de todos los que estaban alrededor fue directo hacia lo que estaba haciendo Eren: usar de cascanueces al titán mandíbula para así poder devorar el fluido espinal del titán martillo.

El sonido del cristal rompiéndose entre los dientes afilados del titán fue lo último que se escuchó una vez que el cristal se quebró y Eren pudo beber el fluido espinal de Lara Tybur, quien ahora estaba completamente muerta.

Rostros de angustia y náuseas era lo que había entre los demás soldados, pero el terrorde Marley volvió a aparecer cuando se percataron de que el siguiente en ser devorado era el mandíbula.

—¡REINEEEER! ¡Galliard será devorado! ¡VEN Y SALVALO! —se escuchó el grito de una niña no muy lejano a ellos. El cuerpo de Odelia se tensó en ese momento al no pensar en que aún hubiera niños en la zona, pero más aún, que habían visto esa terrible escena—.

—¡REINER-SAN! —recordó perfectamente la voz de Falco, aquel niño que le había caído bien, quien ahora gritaba junto a la niña una y otra vez el nombre de titán acorazado.

«Por supuesto, son soldados de Marley. Ellos mejor que nadie estarán aquí para intentar salvar a los suyos» se tomó de la cabeza bajando la mirada, pero subiendo nuevamente para observar aquel escenario que tanto detestaba.

—Eren, apresurate —pidió en lo bajo Odelia mientras se removia entre las piedras, sin embargo, el ruido de los Titanes al transformarse había soñado detrás de ella, girándose para observar que el titán acorazado se encontraba detrás de ella.

Ambos Titanes se enfrentaron, llevándose Eren el primer golpe directo a la mandíbula de Reiner quien, a pesar del duro golpe que recibió, pudo tomar al titán mandíbula en su mano, impidiendo que este fuera devorado en ese mismo instante.

—¡Vamos, Mikasa! —ambas se acercaron hasta donde se encontraba el titán de Eren, el cual emergió de la nuca de su titán, liberando gas en el momento, girándose a ambas al escuchar a Mikasa llamándolo por su nombre.

—Es tiempo de acabar con esto, ya no tengo más fuerzas —reconoció el castaño, el cual mantenía su vista hacia el acorazado que estaba severamente dañado—. Hey, Reiner, parece que aún no podremos derrotarte.

—Ya veo... Entonces vamos, regresemos a casa —pidió Mikasa con suavidad.

Odelia pudo observar la mirada baja de Eren tras aquellas palabras, sintiendo ahora la mirada del ojiesmeralda sobre ella.

—Reiner, nos veremos luego —se despidió en el aire Eren, observando cómo Odelia y los demás le seguían el paso con el equipo omnidireccional hasta la nave que los esperaba encima de sus cabezas.

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El sonido de los disparos se alejaba cada vez más de ellos siendo sustituido con el ruido de la nave aérea en la que ahora comenzaban a subir Eren, Mikasa y Odelia, en silencio. La mirada incómoda y de la azabache les dejó claro a ambos que no estaba de acuerdo con lo sucedido. Los dos aceptaron ello y decidieron mantener el silencio, quedando solo con sus pensamientos.

La puerta de deslizó, permitiendo ver a Armin ayudando a Eren a subir por completo a la nave, aunque aquella mirada que el rubio les dedicaba a ambos; a pesar de saber en lo que se metían, seguía doliendo.

Odelia observó con atención al rubio, notando las quemaduras tras su transformación como titán colosal, donde sus ojos resaltaban con el rojo de su cara. Aquella mirada seria que le dedicaba mientras la ayudaba a subir le provocó un dolor en el pecho.

«Erwin, es igual a ti» sonrió para sus adentros la castaña una vez que se soltó del agarre del rubio, pero los pasos que se acercaban a ellos dos la hicieron centrarse en el hombre que ahora veía cara a cara, y el cual no parecía nada contento con lo ocurrido momentos atrás.

—Te ves horrendo —se dirigió al castaño, quien alzó su mirada para encontrarse con los grises de Levi—, pensé que te habías caído en un estercolero, Eren.

—Capitán...

Una mirada fugaz de rencor se mostró en el rostro fulminante del azabache antes de patear con fuerza al castaño, ganándose el grito de Mikasa preocupada, siendo detenida por Armin.

El cuerpo de Odelia se tensó cuando escuchó los pasos acercarse hasta ella hasta quedar a la misma altura del suelo. Lentamente alzó su mirada hasta encontrarse con la de él, quien solo se dedicaba a observarla con dolor y una gran furia. Ambas al mismo tiempo.

—Y tú... Jamás creas en que puedes darme órdenes. No debiste irte nunca.

—Jamás lo entenderías, Levi —espetó la castaña.

—No, jamás entendería a unos homicidas como ustedes lo son. Es una porquería lo que hicieron.

Fue lo único que le dijo antes de levantarse y alejarse para que Eren y Odelia fueran apuntados con armas por parte de otros dos.

»Están bajo arresto. Hablaremos después.

—No importa. Todo está en la carta, pensé que usted sí lo entendería.

Un gimoteo salió del azabache, dirigiendo su mirada de desprecio al castaño. Esa cara... esa cara despreciable la he visto muchas veces en el subterráneo. Nunca pensé que tú... —vió de reojo a la castaña, quien mantenía la cabeza baja, por lo que una sensación en su pecho le impidió continuar—. Alegrense, todo sucedió como ustedes pensaron. Quedarán bajo custodia junto al maldito mono. Odelia, espero que no se te peguen las pulgas de ambos hermanos.

Durante su corto camino hasta el cuarto antes de la cabina, Odelia pudo escuchar los gritos de victoria de todos los que lograron subir a la nave. Inquieta, la castaña dirigió su mirada hasta el más alto, que parecía perdido en su mundo al escuchar también aquellos gritos. Sin embargo, la voz débil de Mikasa llamándola provocó que dejara de poner atención en su alrededor.

—Odelia-san, ¿por qué? —escuchaba la voz quebrada de la menor.

Se mantuvo en silencio y bajó la mirada, sin poder responderle como tal.

Por otro lado, los gritos de victoria de varios soldados llenaban la sala de ruido mientras varios aún subían en la nave.

—Jean, Artis —les extendía la mano Sasha junto a Connie.

—Aquí, chicos —le ayudó a subir al castaño claro mientras que Sasha a la pelicobre, agradeciendo ambos su ayuda.

—¿Cómo están las cosas? —preguntó Artis.

—Aún falta el escuadron Lyma —respondió el peligris.

—Hasta el momento tenemos seis bajas —respondió Connie afligido, ambos altos bajaron la mirada y crujiente los dientes.

—Ya veo... Maldición —exclamó Artis, siendo escuchada por Floch, quien había puesto atención en ella una vez que subieron los dos líderes del escuadrón.

—Pero comparado con el daño que le hicimos al enemigo...

—¡Fue una victoria aplastante! —le interrumpió Samuel para todos, a excepción de los cuatro, comenzar a celebrar su victoria.

—Luego de esta batalla, ¿cuánto tiempo necesitamos para acabar con todo? ¿A cuántos más tenemos que matar? —se preguntó dolida Artis mientras los otros dos castaños bajaban la mirada, siendo tomados por sorpresa cuando el peligris los tomó a todos desprevenidos para abrazarlos.

—Para empezar, nosotros estamos vivos. Lo siento por los otros compañeros, pero ustedes son especiales par mí —susurró Connie mientras abrazaba con fuerza a Jean y Sasha y acariciaba loas que alcanzaba el cabello de la pelicobre—, lo siento, Artis, tú también eres muy especial para mí, pero mis brazos no son muy largos para abrazarte —todos soltaron una risita, acomodandose para abrazarse entre sí, mientras que un pelinegro a lo lejos los veía.

—Aunque Connie, eres un idiota. No me abraces por la espalda si estás vestido de metal —se quejó el castaño claro.

—¡¿Qué dices, Jean!?

—Tonto. ¿Quién afeita su barba cuando es la primera vez que le crece?

—¿Qué?

—Es cierto, si dejas la barba crecer, te será difícil para comer. ¿Verdad, Jean?

—¡Qué?

—Oigan, ¿cuánto falta para cenar?

—Tienes que esperar hasta que lleguemos a la isla.

—Qué líder tan incompetente.

—Perdonalo, Sasha, no sabe lo que hace.

—¡Artis! ¡Tienes que defenderme, no echarme de cabeza!

Con ello, los cuatro amigos rieron en lo bajo y mantuvieron la calma en lo que esperaban a los demás soldados que faltaban, sin embargo, un golpe hueco provocó que la atención de Sasha se desviara a ello.

—¿No escucharon algo? —preguntó Sasha algo nerviosa.

Los otros tres se miraron entre sí mientras se preocupaban por ello. Sabían perfectamente que su amiga jamás se equivocaba ante sus sospechas.

—¡Hey, bajen la voz! —pidió Artis, siendo ignorada por los demás.

—¡Estén quietos! —hizo segunda Jean.

—Oigan, ¿Lobov-san aún no ha llegado? —se preguntó Connie, inquietando a los demás

—Él seguramente llegará en breve —trató de calmarlos Jean.

Sin embargo, la visión de reojo de Artis y Jean hicieron que ambos observaran con terror a una niña eldiana lanzarse dentro de la nave con un rifle en mano, apuntando hacia uno de ellos y recibiendo Sasha aquella bala asesina, cayendo herida al suelo.

—¡¿Sasha?! —la voz de Connie retumbó en el silencio de la nave, quedando ahora sólo Jean y aquella niña como rivales en tiro.

Dos disparos se escucharon nuevamente. La bala de Jean había sido esquivada por otro niño que había subido a la nave, mientras que Floch y Samuel corrían hacia Artis cuando ella desvió la bala que iba dirigida a Jean, golpeando su hombro, para después correr contra los niños y arremeter contra ellos, mientras que solo Jean, Connie y Artis miraban con preocupación a la castaña. El peligris llamaba incesante a su querida compañera de años atrás.

—Mucho ruido... ¡Ja! ¿Es hora de comer...? —la voz débil y delirante de Sasha dolía mucho más que la herida que tenía ahora Artis, pidiendo solo porque reaccionara su amiga, aunque le dolía conocer aquellas acciones, porque eran las de una persona pereciendo—. Niku...

Las lágrimas descendían de los soldados que miraban impacientes a sus compañeros por vendar el cuerpo herido de su amiga, llorando más tras ver que era imposible detener el sangrado.

Las manos nerviosas de la pelicobre se dirigieron hasta la herida de Sasha, tratando de detener el sangrado que comenzaba a manchar sus manos y el suelo.

«¿Por qué otra vez?» se preguntó sin dejar de llorar la pelicobre, esperando porque ello fuera algo que pudiera detenerlo.

Connie miraba inerte el cuerpo de su amiga, Jean se había alejado presionando su cabeza con ambas manos esperando por saber qué hacer. Todo estaba empeorando.

—Jean —llamó Floch la atención del castaño claro, quien dirigió su mirada hasta el pelirrojo que sostenía de las cabellera a ambos niños, ahora severamente golpeados—, estos niños llegaron aquí usando el equipo de Lobov. ¿Qué tal si los lanzamos desde aquí? Con eso será suficiente, ¿no?

Impotente, llevó sus dos puños hasta la madera del Interior de la nave, maldiciendo en lo bajo todo lo sucedido.

—Si los arrojas desde el cielo, ¿crees que detendrá la matanza?

—Odelia-san, es un gusto verla de nuevo. Le queda muy bien ese corte bob —saludó animada la rubia a la castaña que entraba junto a los demás, recibiendo solo una mirada como respuesta.

—¿Hasta cuándo te quitarás esa cosa? —espetó

—Oh, ¿es por la barba que no me reconoce? La verdad es una diferencia... Independientemente de cualquier cosa, ahora tengo una buena reputación, ¿no es así, Odelia-san?

Los golpes en la puerta le impidieron responder, llevando su mirada hasta el castaño.

—¿Ellos aún están causando problemas? —se quejó el azabache mientras escuchaban los gritos de una niña fuera de su sala, una voz que Odelia reconocía y que sabía que algo malo andaba mal.

La puerta rechino, avisando de la entrada de alguien. Jean entraba en el lugar con dos niños golpeados, los cuales abrieron sus ojos en sorpresa al igual que la castaña. Una gran sorpresa y nuevos encuentros surgían en esa noche.

—Gabi, Falco... ¿qué están haciendo aquí? —la voz de Zeke impidió que Odelia planteara la misma pregunta.

Los otros dos también hicieron preguntas, aunque la mirada afligida de Falco se dirigió a los dos castaños que estaban sentados, bajando la mirada Odelia, nerviosa.

—Entonces, ¿quiénes son estos niños? —preguntó Levi al castaño claro.

—Ellos mataron a Lobov y usaron su equipo tridimensional para embarcarse en el dirigible. Sin mencionar que esta niña disparó a Sasha y Artis... No creo que Sasha pueda sobrevivir antes de llegar a la isla.

Armin y Mikasa se dirigieron hasta donde se encontraban sus dos amigas, prepcupados de lo que había dicho Jean.

En el acto, Hange salió de la cabina de vuelo.

—Les encargo el resto, Onyankopon, Jo —cerró la puerta para dirigir su mirada hasta la castaña que se encontraba frente a ella—. Así que... ¿todo salió como planearon, Zeke Jeager?

—En resumen, sí. Aunque tuvimos unos errores de cálculo —declaró el rubio, desconcertando a los dos niños del lugar.

—Ah... ¿Y estos niños?

—Los errores de cálculo.

—¡Yelena! ¡Era responsabilidad tuya capturar al titan mandíbula así como al titán carguero! ¡Nuestros compañeros muerierpn en vano, ¿sabes?!

—Lo siento... Pero yo me asegure de haber dejado encerrados a los Titanes en el agujero. Incluso así, ellos escaparon. Fue mi culpa... —se disculpa Yelena—.

—Después de todo, el titán bestia arrojó demasiadas rocas a la gente, muchas más de lo previsto... Analizando todo, eso fue algo ridículo, ¿cierto, barbón? —le reclamó Levi, manteniendo su vista fija en el rubio que se mantenía en el suelo con las extremidades regenerándose.

—No me mires así, Levi. Si sigues así, harás que me moje los pantalones. Y tú eres mejor actor, ¿cierto? Tú hablas como si mi muerte tuviera que ser algo inevitable.

—Es que lo es... —susurró Odelia, ganándose la mala mirada de los dos rubios.

El azabache se acercó hasta el de lentes, provocando que este intentara apegarse a la pared al sentir la mirada fría de Levi sobre él.

—Yo soy del tipo que deja la mejor parte para el final porque me gusta seleccionar las cosas.

La mente de Odelia se desconectó de todo lo que había a su alrededor, solo sintiendo su cuerpo temblar al observar la mirada de Connie sobre ella, amenazando sus ojos con dejar salir lágrimas, su mirada oliva aún no creía lo que había pasado en tan pocos minutos, mientras que los gritos de Mikasa, Armin y Artis del otro lado aunaba lo que diría el peligris.

—Sasha... está muerta —por fin pudo declaratoria Connie con su voz temblorosa.

—Connie... ¿qué fue lo que último que dijo Sasha? —preguntó Eren con su voz más apagada de lo normal, cosa que solo reconoció Odelia.

—Carne... Fue eso lo que dijo.

Una ligera risa se escuchó por parte del castaño, dejando perplejos a todos los que estaban ahí.

—Eren, O-odelia... por su culpa, la Legión de Reconocimiento se vió evuelta en esto... Sasha murió por eso.

Aquella muerte era perder la esperanza.

🌸

¡Hola! ¿Cómo se encuentran el día de hoy? Espero que les haya gustado este capítulo... Perdimos a nuestra Sasha :'( Perdón por eso :c

Y pues también, ¿qué piensan sobre la decisión que ha tomado Odelia? ¿Creen que aún pueda cambiar? Me gustaría saber lo que piensan y nos vemos pronto en un nuevo capítulo. Cuídense <3


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