Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 67

El camino hacia Nedlay fue más difícil que en otras ocasiones, donde los cuatro se dirigían en un carruaje hasta donde se encontraba la casa de los Baumeister.

—Lamento la herida que te hice —habló por lo bajo Kyklo.

Odelia negó con la cabeza. —No se preocupe, cualquiera en esa situación habría actuado de la misma manera. Todos deseamos proteger a los seres que amamos.

Miraron con atención a los dos Inocencio, Carla no dejaba de mirar con dulzura al pelinaranja mientras este le contaba sobre lo que su padre le había hablado años atrás.

—Es un buen muchacho, ¿no es así? —dirigió su mirada hasta aquel que compartía palabras con su esposa y Odelia podía notar de qué se trataba aquella mirada.

—¿No cree que deberían decirle la verdad? —preguntó Odelia.

El rostro de felicidad de Kyklo-san cambió a uno de preocupación.

—¿A-a qué te refieres? —preguntó preocupado el tuerto.

—Darío es su hijo, ¿no es verdad? —la mirada sería carcomía al mayor—. Tranquilo, no le diré nada porque no es mi asunto —dirigió su vista al camino, sintiéndose ansiosa por llegar pronto a casa. Kyklo soltó un suspiro de alivio—. Lo noté por la cuna que tenían en casa y la forma en que lo miraban. Es la misma forma en que padres amorosos observan con orgullo a sus hijos.

Kyklo sonrió amargamente. —Xavi, el hermano de Carla, solía visitarnos con frecuencia debido a la felicidad que le causaba tener un miembro más en la familia. Aunque a Carla y a mí no nos gustaba el nombre, Xavi pidió que se llamara así. Darío tenía muy pocos años cuando la policía militar irrumpió en nuestro hogar en Shiganshina. Aquel día, Xavi estaba de visita y, gracias a los aún poderes que tenía sobre la policía militar, no le fue posible que lo tomaran como fugitivo. Mi cuñado tomó a Darío en brazos mientras nosotros tratábamos de detener la puerta donde los policías entraban... Fue una pesadilla ese día. Pudimos escapar, pero, ese fue el último día que vimos a nuestro niño... hasta ahora —fijó su vista en sus manos y observó detenidamente al de cabellera del color del atardecer—. Ahora mismo... quisiera abrazarlo.

—¿Y por qué no lo hace? Después de todo, son familia. Darío ha sufrido por todo esto y, aunque no sea su culpa, deben decirle la verdad —sugirió Odelia, pero su respuesta fue negada cuando el mayor meneo la cabeza.

—Algunas cosas es mejor mantenerlas así. Como tú lo has dicho, Darío ha sufrido mucho como para tener una razón más para sufrir. Él es fuerte, lo sé, y también reconozco que podrá superarlo. Sin embargo, temo que el tiempo que le tome para perdonarnos, sea mayor al tiempo en que nosotros sigamos vivos. Prefiero vivir a su lado sea lo que me quede vida y tener su favor, a que me deteste por tanto tiempo y solo sea con nuestra muerte que pueda perdonarnos.

Odelia bajó la mirada. Entendía perfectamente aquello que dijo Kyklo-san: "Algunas cosas es mejor mantenerlas así", en silencio; empero, era doloroso mantenerlo así, y es por eso que miraba con tristeza a los dos mayores, sabiendo del dolor que debían estar pasando.

»Tú también escondes algo, ¿verdad? —le preguntó con voz susceptible el mayor, haciendo que la atención completa de Odelia se centrara en él—. Deberías hacer algo al respecto antes que termines como yo, con arrepentimientos y una vida de dolor. Aunque, espero que si no tomas mi consejo, al menos puedas encontrar una salida a tu dolor pronto.

Era como si aquella palabras era las que necesitaba para seguir adelante. Bajó su cabeza permitiendo que sus mechones cubrieran su rostro ahora cubierto de lágrimas, aunque una débil sonrisa acompañaba a su llanto.

—Gracias —fue lo único que pudo responder antes de mantener el silencio de regreso a casa.

Mientras más se acercaban, Odelia y Kyklo sentían su estómago revolverse al pensar en reencontrarse con Cardin. Aquel hombre que había sido importante para los dos. Mientras él sentía su cuerpo débil, el señor Baumeister sabía lo que le esperaba pronto.

La mujer de la casa abrió la puerta al escuchar el llamado de esta, encontrándose con un desconocido, su hija y dos personas que creía haber visto en algún lugar hace mucho tiempo.

—¡Odelia! —llamó sorprendida la mayor al ver a su hija pero su instinto de madre le decía que algo andaba mal, sin embargo, decidió no apresurarse e invitar a pasar a los invitados a su casa mientras esperaba una explicación de su segunda hija con la mirada—. ¡Señor Baumeister, han llegado visitas a la casa! —se encarrero la señora de la casa hasta la biblioteca de su esposo quien, desinteresado, leía un libro.

—Atiendeles de manera amable. Sabes que no se me da muy bien congeniar con la gente que invitas a la casa a tomar el té —se escuchó la voz del mayor—.

—¿No desea ni siquiera ver a tu querida Oda?

Aquello fue suficiente para que el señor Baumeister se levantara de su lugar para comprobar lo que su esposa le decía. Soltó una sonrisa de felicidad al reconocer a simple vista la espalda de su amada hija. Empero, su sonrisa se borró al notar a las otras dos personas al lado de su hija, y la mirada que llevaba en su rostro cuando ella se giró a observarlo.

Esa maldita mirada... era la que alguna vez vió en su padre y también en Joelle tiempo atrás. Ahora, se preguntaba quién era el que le había arrebatado la libertad a su pequeña Oda.

—Papá... —elaboró su mejor sonrisa Odelia para tratar de fingir a su padre su realidad, pero ya era demasiado tarde para ello y ambos lo sabían cuando el señor Baumeister corrió hacia ella para abrazarla, derramando lágrimas de dolor por no haberla protegido.

—Perdóname, no pude protegerte —balbuceo entre lágrimas Cardin Baumeister mientras era correspondido con fuerza por Odelia, quién tratando inútilmente de no llorar habló:

—Nada de esto es tu culpa, no está en ti todo lo que ha pasado —le respondió Odelia.

—Pero no hice nada por procurarte sobre esta terrible pesadilla —con aquellas palabras, se separaron para que el señor Baumeister dirigiera su mirada al otro hombre que estaba en la habitación y que jamás creyó volver a ver—. Kyklo... —musito aquel nombre.

Ambos hombres quedaron frente a frente sin saber qué decir o hacer. Después de instantes silenciosos e incómodos, Kyklo posó su mano sobre el hombro del mayor, oprimiendo para sentir su brazo.

—Ha pasado tanto tiempo... Y seguramente sigo ganandote en músculos.

Sin permitirse derramar lágrimas, Cardin tomó la mano de su viejo compañero de aventuras y con una sonrisa contestó: —Tú eras anormalmente más rápido y fuerte. No me culpes de ser...

No pudo completar su frase cuando cayó al suelo, inconsciente, preocupando a todos los presentes a lo que le sucedía al mayor. Odelia supo en ese momento que tenía que darse prisa.

—Darío, ayúdame a cargar a mi padre hasta su habitación —pidió la castaña mientras tomaba de los costados a su padre, mientras que el pelinaranja tomaba sus piernas y lo alzaban hasta la habitación más cercana del lugar—. Hay que irnos pronto para buscar a tu padre. ¡Él es la última pieza para este rompecabezas! Para así poder...

—No... —se escuchó la voz jadeante del señor Baumeister deteniendo a su hija—.

—¡Papá! ¡No puedo permitir que quedes así! —le reclamó Odelia—.

—No deseo ser libre de esto. Después de todo, si me ayudan a cumplir lo que debi hacer mucho tiempo, moriré —dijo una vez que estuvieron solos en la habitación—.

—¡¿Cómo puedes tener la certeza de que será así de pronto?! ¡No mereces sufrir por algo que estaba fiera de tus manos! —soltó algunas lágrimas Odelia, sintiendo las manos cálidas de su padre limpiar su rostro de sus sollozos.

—Mi querida Oda... No pienses por favor en este viejo y salvate antes de que todo esto pueda empeorar y tú ya no puedas escapar de esta maldición.

Antes de que Odelia pudiera decir una palabra más, los pasos apresurados de los demás llenaron la habitación con escandalosos temores de la señora Baumeister.

—¡Querido! ¡¿Te encuentras bien?! ¡Le he dicho lo importante que es cuidar su salud! ¡Un día de estos me va a matar de los nerviosa que me pone con sus achaques!

—¿Se ha puesto así veces anteriores? —preguntó Odelia preocupada.

—¡Por supuesto! Estos años de vida junto a él me hacen notar que no sólo yo soy la que sufre de palpitaciones y la presión. El señor Baumeister es un hombro completamente terco que siempre minimiza su salud. ¿Por qué crees que siempre esperé en que ustedes se casaran? Aunque ya tengo una poca calma en que Marie junto a Nile será quienes hereden esta casa una vez que tu padre muera, ya que tú ni tú otra hermana fueron capaces de poder casarse. Lo único que le pido a la vida es que al menos antes de que cumplas treinta puedas casarte.

—Mamá... —gruño Odelia molesta y avergonzada, mientras que su madre seguía diciendo varias cosas que se le pasaban por la menta con el fin de demostrar su insatisfacción ante la vida de sus dos hijas menores, pero la duda en Odelia incrementaba al notar que solo habla de Marie, Joelle y ella como sus únicas hijas.

«¿En qué parte de tú corazón tienes a Orlantha y Wanda?» quiso preguntó Odelia a su madre, pero la mano de su padre deteniéndola al saber lo que iba a hacer la obligó a guardar silencio.

—Nosotros ya nos íbamos —declaró Darío cortando la escena tan incómoda que tenían los seis miembros en ella casa.

Odelia dirigió una última mirada a su padre y besó su mano sin antes hacerle una promesa:

—Aun tendrás una flor en tú jardín que tú mismo plantarás —le dijo con firmeza Odelia antes de apretado un segundo su mano para después soltarlo y despedirse en un abrazo. Con una sonrisa falsa adornó su rostro para despedirse de su madre—. Espero que estés orgullosa de mí algún día —se despidió con un sincero pensamiento que solía rondar por su mente.

—Tú y tus hermanas son de los orgullos que tengo en esta vida. Solo no quiero que pasen su vida solas —demostró sinceridad la mayor abrazando con cariño a su hija, provocando que esta derramara lágrimas de alivio y tristeza—. Vuelve con vida y sé feliz siempre.

—Cuídense —pidió Carla con la mirada dirigida al pelinaranja, Kyklo miró a la castaña e inclinó la cabeza en signo de respeto, Odelia hizo lo mismo para después el mayor dirigirse a Darío.

Con las palabras de su madre armandola de valor, Odelia salió de casa junto a Darío dirigiéndose a la salida de Nedlay, donde el distrito Yorness, el lugar donde las esperanzas para salir adelante como Baumeister e Inocencio dependían de ese lugar.

━━━━━━◆❃◆━━━━━━

—¡Somos de parte de la Legión de Exploración! ¡No pueden negarnos la entrada del Distrito! —reclamó Odelia tomando de la chaqueta al soldado de la entrada comenzando a dejarlo sin poder respirar—.

—¡¿Acaso no entiendes, estúpida?! ¡Nadie puede pasar, aún hay Titanes dentro de la muralla! —trató de soltarse el soldado que le ganaba en estatura a Odelia.

—¡Odelia, sueltalo! —le pidió Darío tomando de las manos a Odelia, preocupándose al ver que la herida recién hecha salía sangre recorriendo su antebrazo y cayendo al suelo, dejando que su ropa también se manchara del líquido rojo—. ¡Odelia, basta!

Tras unos minutos a punto de que el rostro del soldado cambiaba de dolor, Odelia recapacito y soltó al soldado, observando con terror sus manos, donde una de ellas estaba cubierta de sangre.

Dirigió su mirada al soldado que estaba tratando de recuperarse en el suelo. No había más soldados a la vista como para poder dejar inmóvil al soldado atandolo.

—Podemos atarlo... —sugirió Odelia ganándose una mirada de miedo del pelinaranja.

—¡¿Estás loca?! ¡No haremos eso! ¡Solo corramos de aquí y quitemosle las bengalas para que así no pueda comunicarse —exclamó dirigiéndose al soldado, sintiendo cómo la silueta de Odelia se acercaba también hacia el soldado.

—¡N-no me toquen! ¡Prometo no decir nada de esto a nadie pero no me lastimen! —rogaba aún agitado el soldado tratando de alejarse de ellos sin tener éxito alguno.

—Deberíamos quitarle el equipo tridimensional también —sugirió Odelia recibiendo una mirada de inseguridad del pelinaranja.

—Si eso quieres... —musito Darío antes de inmovilizar al soldado y que Odelia le quitara el artefacto.

—No te preocupes, no somos aquellos que asesinan gente. Solo necesitamos cerciorarnos de que alguien no esté residiendo en la Muralla María, ¿está bien? —habló calmadamente Odelia mientras quitaba los ajustes del equipo tridimensional al soldado que se había rendido—. Esperamos regresar antes de la noche. Lamentamos las molestias.

Tras ello, dejaron en el suelo al soldado mientras bajaban hacia la muralla María, observando lo plano que estaba el lugar.

—¿Estás segura de que podremos encontrarlo? —preguntó Darío, comenzando a deprimirse y perder la esperanza de reencontrarse con su padre.

—Por supuesto que sí, no pierdas la esperanza. A veces eso es lo único que debemos mantener para querer continuar peleando —fueron las palabras que Odelia declaró antes de fijar su mirada en una de las zonas del lugar—. Puede que nuestra esperanza resurja allá —señaló con su mano un lugar que parecía no ser llamativo pero, si se fijaba la atención en ese lugar, podía observarse una especie de suelo diferente a los otros, dejando ver una posible entrada.

—Debemos tener cuidado con los Titanes. Debido a la zona, no hay probabilidades de encontrarse con varios titanes en el camino, pero no es del todo nulo la posibilidad. Mantén la cordura, Odelia —pidió Darío tras los últimos actos peligrosos que Odelia hizo a lo largo de esos dos días, la castaña le lanzó una mirada de enojo.

Los ojos de Darío brillaron intensamente mientras esperaba por que Odelia tomara la delantera y comenzara a seguirla. Corrió detrás de ella mientras observaban a sus costados la zona desértica al no haber demasiadas casas alrededor.

—Titán de tres metros —observó Darío preocupado al ver en la lejanía a aquel titán, Odelia también dirigió su mirada hacia la derecha.

—Está lo bastante lejos como para alcanzarnos, no te preocupes —trató Odelia de calmar a Darío, siguiendo el paso hacia donde estaba aquel suelo a menos de medio kilómetro.

Sin embargo, parecía que entre más se acercaban se encontraban con titanes por la zona, aunque lo suficientemente lejos como para no ser atacados.

Menos de doscientos metros faltaban para que llegaran hasta aquel lugar desconocido, empero, uno de aquellos titanes comenzaba a andar con más rapidez hacia ellos, preocupando al pelinaranja.

—¡Debemos llegar lo más pronto posible! ¡Quizás sea un anormal! —juzgó la situación Darío correctamente, observando la hilera de dientes del gigante acercándose con rapidez a ellos—. ¡Odelia, ¿qué hacemos?!

—¡Sigue adelante, yo me enfrentaré al titán! —ordenó Odelia dirigiendo su mirada al pelinaranja, quien no podía creer en lo que decía la castaña.

—¡No, no te dejaré aquí sola! —respondió Darío siguiéndole el paso a Odelia.

—¡Maldición, Darío, ve y busca a tu padre ahí! ¡Él es la única esperanza que nos queda!

Sin esperar a que pudiera decir algo, Odelia tomó del brazo a Darío y lo lanzó con todas sus fuerzas a unos metros de donde estaba aquel lugar desconocido. El pelinaranja alzó su cabeza, aturdido, solo para observar cómo Odelia corría hacia el titán.

»¡No permitiré que provoquen las muertes de mis subordinados! ¡No ahora ni nunca más! —soltó un gran grito Odelia mientras anclaba los ganchos de su equipo tridimensional sobre una de las manos del titán, permitiendo que la atrapara y la encerrara en su puño, acercándola hasta su boca hasta tragarla por completo.

—¡ODELIAA! —gritó Darío al observar aquello, comenzando a rasgar sobre las hojas del suelo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, sin poder reaccionar ante un titán que se acercaba con rapidez y silencio hacia él.

La oscuridad que sobresalía de aquel techo le hizo verificar que había algo más sobre el suelo, encontrándose con los ojos que desde hace años extrañaba.

—¿Darío...? —la voz de Xavi Inocencio resonaba en aquel hoyo profindo—. ¡DARÍO! —gritó al ver sobre su hijo un titán abriendo su mandíbula, mientras el hedor llenaba la nuca del pelinaranja.

Una ráfaga fue lo que pudo observar Darío mientas trataba de cubrise del ataque del titán, encontrándose con Odelia llena de sangre evaporandose sobre su cuerpo. Cortó los músculos de la boca del titán a la vez que tomaba impulso para esquivar los dedos gigantes y los cortaba impidiendo que la pudiera tomarla. Con el gas que propulsaba voló hasta quedar suspendida en el aire, preparada para cortar la nueva del titán, tomando fuerza con el gas para caer directamente en la medida necesaria para acabar con él, gastando en el acto un juego de cuchillas. Dirigió su mirada hasta Darío, quien ayudaba a su padre a salir de aquel hoyo.

—¡Darío, apresurate a llevarlo hasta la muralla, yo les cubriré la espalda! —ordenó la castaña al menor, tomando sobre su espalda a su padre y  corriendo los dos en dirección a la muralla.

Las pisadas de un gigante se acercaban cada vez más hasta Odelia, observando cómo faltaban solo menos de trescientos metros para llegar hasta la muralla, mientras las pisadas se escuchaban venir hacia ellos con rapidez y fuerza. Un titán de 10 metros corría hacia Odelia como si la vida le fuera en ello.

Con los latidos acelerados en su corazón corrió y enganchó su equipo en la pared de la muralla, impulsandose hasta estar lo suficientemente alto del titán, alejándose de él.

Sus manos temblaban de la adrenalina del momento, observando en la lejanía al titán que de la tragó, observando cómo su cuerpo se evaporaba.

—Eso estuvo muy cerca... —musito Darío jadeando de lo agitado que estaba.

En ese momento, los dos soldados dirigieron su atención hasta el mayor, quien observaba la situación en silencio.

—Yo... —no pudo continuar cuando el abrazo de Darío lo hizo callar—.

—Perdóname por haberte abandonado —sollozó el pelinaranja siendo correspondido en el abrazo por su padre.

—No. Tú perdóname a mí por no haberte dicho la verdad de todo esto —tomó de los hombros a Darío y con su corazón siendo sincero, continuó: —Yo no soy...

—Ya hay que irnos. Dejamos inconsciente a un soldado —ordenó Odelia mientras se levantaba y dirigía su mirada al mayor de todos, mirándolo suplicante que no dijera nada.

—¡Odelia, por favor! —regaño Darío molesto por interrumpir a su padre—. Papá... ¿qué ibas a decirme?

El señor Inocencio bajó la mirada para levantarla de nuevo y sonreírle a su hijo: —No es nada, mi niño. Me alegro de estar de nuevo junto a tí —dijo abrazándose de nuevo.

—Si lo que dices es que no es nada, que así sea. Sin embargo, lo único que te pido es que no vuelvas a abandonarme —suplicó Darío, recibiendo una negación de Xavi.

—Estos años fueron un sufrimiento para mí, ¿cómo podría desear alejarme un solo segundo de ti? —preguntó con voz temblorosa el canoso.

Odelia posó sus manos en el hombro de cada Inocencio, llamando su atención.

—Por favor, vayamos a casa —pidió Odelia con voz suave, ayudando a levantar al señor Inocencio con el apoyo de Darío—.

—¿Cómo es que supieron que yo estaría aquí? —preguntó Xavi-san sorprendido finalmente.

—Nosotros habíamos viajado por todas las murallas con la intención de también encontrarte, siendo un gran fracaso. Sin embargo, alguien nos contó sobre la existencia de Naraka, por lo que Odelia dedujo que podrías estar aquí. Que cabía la posibilidad de que hubiera creado tu propio "Naraka" —habló Darío dirigiendo su mirada a la espalda de Odelia.

—¿C-cómo es que supieron de Naraka? Para saber, debieron haber tenido contacto con Kyklo y... —dirigió su mirada hasta la espalda de Odelia, quien se giró sobre su hombro para observarlos.

—Creí que tendría que presentarme antes de esto pero está bien... —detuvo su paso para girarse y quedar frente a ambos Inocencio—. Mi nombre es Odelia Baumeister, hija de Cardin Baumeister, uno de los hombres que firmó un pact de silencio para poder vivir en paz. Es por eso que hemos venido aquí, para romper ese pacto de una vez por todas.

🌸
Buenaaaas. ¿Cómo se encuentran hoy? Me gustaría dedicarle este capítulo a sasuichi02 por su apoyo a la historia. Espero que le esté gustando y muchas gracias de verdad por tu apoyo :'3

También me gustaría preguntarles lo que piensan de este capítulo. ¿Qué opinan de la acción de Odelia contra el soldado de las Tropas? :( espero sus respuestas y nos vemos pronto, cuídense ✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro