Capítulo 65
Odelia tenía una incógnita que la estaba carcomiendo. Durante los dos días que había estado fuera del cuartel, buscaba la manera de saber por qué solía tener fugaces recuerdos sobre generaciones pasadas y de su padre, pero aún tenía duda sobre algo mucho más antiguo.
Tocó a la habitación de Historia, quien sonrió alegremente al verla, abalanzandose a Odelia en un abrazo.
—Me alegra mucho verla —saludó Historia.
—A mí también —la abrazó de vuelta Odelia—.
Permanecieron un par de minutos así, sin embargo, Odelia parecía no tener algún recuerdo fugaz al tocar a la rubia, por lo que, suavemente se separó de ella.
»¿Deseas que te cepille, o gustas algún peinado, Su Alteza? —bromeó la castaña sacando una sonrisa a la rubia.
—M-me gustaría que me peinara —respondió algo nerviosa Historia—.
—Bien —sonrió Odelia—. ¿Qué te parece el cabello recogido? —le señaló frente al espejo lo que pensaba hacer, ganándose la aprobación de la reina, comenzando a cepillar—.
Tras cada movimiento y cepillado que hacia en aquella cabellera dorada, Odelia comenzaba a impacientarse al no obtener ningún recuerdo. El silencio mantenía al cuarto en completa incomodidad al notar Historia el rostro impasible de su ex superiora.
—¿Está todo bien, Odelia-san? —preguntó algo angustiada Historia—.
—No es nada, pequeña, es solo que creo que no me está saliendo bien del todo —respondió Odelia.
—Estoy segura que se verá bastante bien esto —su mirada de alegría cambió a una de tristeza, algo que Odelia captó al instante—.
—¿Ocurre algo, Historia? —apariciones su cabello, sintiendo una conexión instantánea con ella, observando en su mente a una chica de ropas blancas caer hacia un precipicio—.
Alejó su mano de ella por instinto y miró su mano, preguntándose qué fue lo que había visto.
—N-no es nada —limpió con rapidez un rastro de lágrimas que a Odelia comenzó a angustia más.
—Es sobre aquella carta que leíste, ¿verdad?
Historia asintió: —Es solo que... Extraño mucho a alguien.
Odelia abrazó por detrás a la rubia, correspondiendo a su sentimiento: —Yo también extraño mucho a alguien pero, ¿sabes?, en realidad, ellos no se van totalmente de nuestras vidas. Siempre queda una parte de ellos con nosotros.
Aquella palabras hicieron que Historia se encogiera en su lugar, temblando por evitar llorar.
—Eso lo entiendo pero, aún así duele mucho.
Odelia abrazó más a Historia, cerrando los ojos con fuerza y dejando derramar algunas lágrimas—Lo sé.
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El lugar se encontraba repleto de gente, Odelia se estaba en una esquina de la sala, esperando a que la ceremonia iniciara para poder irse lo más pronto posible. Sin embargo, la mirada gris con la que solía encontrarse no la dejaba pensar en paz.
Ahora que Darío se había recuperado lo suficiente para poder viajar a la ciudad subterránea, esperaba por irse pronto de Trost y alejarse especialmente de cierta persona que insistía en hablar con ella, pero Odelia seguía renuente a hacerlo. A lo lejos observó a los miembros de su escuadrón y el de Levi.
Recientemente Floch Forster había sido ingresado a su escuadrón, quedándose junto a Samuel, Artis, Darío y ella, mientras que el escuadrón de Hange y Joelle parecía estar a punto de disolverse si nadie decidía entrar en la Legión para el próximo año de final de reclutas. A pesar de que su escuadrón le había recibido con los brazos abiertos a su nuevo miembro, sabía que habría conflictos entre ellos. Más entre Artis y Floch.
Caminó con sigilo hasta una de las columnas donde se encontraba cerca el grupo de chicos de la Legión, mientras observaba a una miembro de la policía militar acercarse a todos ellos.
—Marlowe fue muy valiente —escuchó la voz de Jean consolar a aquella chica. La castaña claro respondió con un "sí", Jean se dirigió a su compañero—. ¿No es así, Floch?
—Sí. A pesar de que Marlowe Freudenberg se había unido hace poco al Cuerpo de Exploración en un alistamiento de emergencia, al igual que yo, él fue quien ayudó a que nos mantuviéramos unidos. La Legión de Reconocimiento fue llevada hasta a una esquina donde nos enfrentamos a la aniquilación. La situación parecía perdida. Y mientras todos los demás estaban vulnerables y asustados, Marlowe, Ondine y Connor, fueron quienes nos dieron valor y nos inspiraron
—Oh..
—Él fue... Un gran hombre. —Lo sé. Es probable que por ello mismo nunca me escuchase.—Pero al final... estoy seguro de que de que se arrepentida de haber ido hasta ese lugar.
—Gracias chicos. Si echan a perder la ceremonia sería divertido —se despidió con la voz quebrada la ojiambar, donde Odelia notó al verla, sus ojos completamente vidriosos—.
—¡¿Por qué dijiste algo así?! —le reclamó Jean a Floch—.
—Alguien debe ser honesto sobre todo esto.
—Pues tú no eres el más apto para decir todo lo que has dicho. Eres un cobarde al no superar con valentía aquel encuentro contra el titán bestia —soltó Artis con enojo enfrentándose al pelirrojo, quien respondió de la misma manera—.
—¿Y tú sí? Finalmente, Connor y Ondine decidieron sacrificar sus vidas por tí, ¿y tú qué hiciste? Solo te dedicaste a llorar por ellos y no seguir adelante. Eres igual de cobarde que yo —respondió Floch, dejando herida a Artis al aún sentirse sensible por la muerte de su familia—. Pero eso no viene al caso. En realidad, hubo peores decisiones tomadas allá afuera —expresó dirigiendo su tono soez hasta Armin, quien pudo notarlo fácilmente—.
—Lo sé, estabas dispuesto por salvar al comandante Erwin —dijo Armin.
—Así es. Pensé que la opción correcta era el comandante, no tú. Pero no sólo yo pienso eso, todos los demás también lo piensan. Todos los que leyeron el informe—Floch dirigió su mirada hasta los demás miembros de los otros cuerpos militares—. "¿Por qué no escogieron a Erwin?".
—No sabes nada sobre Armin. No sabes nada —intervino molesto Eren—.
—Correcto, no sé nada. No soy su amigo de la infancia como tú, y nisiquiera somos cercanos. Pero sé por qué fue elegido. Fue por ustedes 2 y el capitán Levi —la presencia de aquel nombre obligó a Odelia a buscar al azabache quien, no muy lejos de todos ellos, observaba con tristeza aquella discusión que comenzaba a tomar calor. Odelia frunció el ceño con molestia—. Dejaron que sus sentimientos les controlaran, tomaron la inyección por sus propios méritos, e hicieron una elección personal. Para dejarlo en claro, no son capaces de dejar ir a alguien cercano a ustedes, ¿verdad?
—Creo que lo mejor es que te calles, Floch —dijo molesto el ojiesmeralda.
—Eren... Eres una de esas personas que piensan muy en su interior que tienen la razón. Es por ello que nunca te rindes. Igual que un niño irrazonable.
—Eren, ya déjalo —se escuchó la voz de Mikasa intervenir—.
—En cambio, Mikasa fue la más madura en esa situación, ya que cuando estaba contra las cuerdas, simplemente se rindió.
—¡Hey! —intermedió Jean en la discusión—. ¡¿Qué les pasa?! Floch, sabes que vamos a tener un servicio memorial por nuestros compañeros caídos.
—¡Sí! ¡Lo hecho, hecho está! ¿Cuál es el punto de traer de vuelta este tema?
—Ustedes... No se opusieron al personal superior, ni trataron de detener a Eren y Mikasa. Solo se quedaron ahí viendo —Floch avanzó unos pasos hacia atrás, dejándole a Odelia una buena vista sobre el chico, al igual que a los demás soldados al llamar su atención—. ¿Para qué son estas medallas? ¿Para quién es este servicio memorial? ¿Qué acaso no pueden ser honestos nisiquiera con aquellos que tomarán el lugar de los caídos? Así otros cobardes como yo no cometerán el error de unirse a la Legión de Reconocimiento. ¿Qué haremos ahora que no está el comandante Erwin? Habrá que sacrificar a los menos importantes como yo en las batallas venideras. ¿Acaso esos jóvenes no tienen el derecho de que les digan que solo valen para eso?
—Floch tiene razón —habló Armin—. El comandante Erwin es quien debió sobrevivir. No soy quien puede darle la vuelta a la situación.
—Ninguno puede darle la vuelta por sí solo, nisiquiera Erwin podía hacerlo —se colocó Odelia detrás de Floch, llamando la atención de todos los presentes, pero dirigiendo su mirada al rubio que le recordaba a su amigo—. Erwin ya no está, y tú no puedes tomar su lugar porque eres diferente a tú manera. Él dió lo que tenía que dar durante varios años, a costa de valientes. No existe ningún cobarde por decidir abrir la puerta de la libertad. "Quienes no sacrifican nada, son los débiles y cobardes". Erwin hizo su sacrificio, Armin también lo hizo, todos los que están aquí y los que ya no tuvieron que hacer un sacrificio para seguir adelante, y es por eso que podemos seguir con su sacrificio. Además, ¿quién puede asegurar que nuestras batallas serán iguales a como lo eran antes de...?
Un recuerdo fugaz pasó por su cabeza, observando en un parpadeo el rostro de un niño llorando. Haciéndola tomarse de la cabeza debido al dolor, algo que solo notaron Artis y Levi, quien se encontraba a lo lejos escuchando todo.
—¡Odelia-san tiene razón! —intervino Eren llamando a su amigo—. Además, ¿qué te garantiza que no puedes tú darle un cambio al asunto? No estoy seguro de mí mismo. No sabemos cuál era la opción correcta ya que nadie sabe lo que nos espera en el futuro. ¿Lo has visto? Lo que está más allá de los muros. Quiero decir... ¿lo sabes?
—El océano —recordó Armin.
—Así es, el océano. Pero aún no lo has visto, ¿verdad? ¡Quién sabe qué es lo que nos espera! Aguas de fuego, suelo de hielo, campos extensos de arena, ¡las posibilidades son infinitas! Pero fuera de estos muros, la libertad es...
De la misma forma, Eren se detuvo como Odelia quien, al haberse recuperado, observó con preocupación al chico al reconocer el mismo dolor que ella sufría.
—Hey, mocosos. Pónganse en fila, ya es hora —intervino Levi, lanzándole una mirada a Odelia lleno de preocupación, el cual solo ella desvió su contacto con aquellos orbes—.
—Floch —le llamó Odelia al pelirrojo, pidiéndole con su mano que se acercara, tomándolo del hombro y mirándolo seriamente dijo—: no tienes derecho a hablar sobre Erwin o Armin. Nadie es el indicado para hacerlo.
Con aquellas palabras serias, un frío recorrió el cuerpo de Floch, pero quien al recomponerse, contestó: —Perdóneme, Odelia-san, pero solo digo lo que creo que es verdad.
—Entonces no vengas a quejarte de Eren, ya que también eres de esos que piensan que tienen la razón siempre. Pero eres un cobarde que no ha querido sacrificar nada.
Floch frunció el ceño molesto, contestó: —¿Y usted que ha hecho para sacrificar la vida del comandante? Usted no estuvo ahí solo hasta que la decisión fue tomada. ¿Qué ha hecho usted para que la decisión que estaba a punto de ser tomada, no fuera cambiada?
—Yo asesiné a Erwin Smith, la esperanza de la humanidad —el pelirrojo abrió los ojos en sorpresa—. Decidí sacrificar a la esperanza de la humanidad por alguien que nos puede llevar a la libertad —con ello, soltó del hombro a Floch, alejándose de él—.
—Basta —se escuchó la voz grave de Levi deteniendola de su paso al colocar su mano sobre su hombro—. Vamos a la formación, se está haciendo tarde.
—¿Qué crees que estoy haciendo? —respondió de manera seria y molesta Odelia, siguiendo su camino y dejando a Levi atrás quien, sin poder creer lo que escuchó, bajó su mano con lentitud y caminó hacia su sendero, observando dolido su mano.
Todos se inclinaron hacia el frente de donde la Reina se encontraba, lista para entregar sus collares de reconocimiento. Saludaron primero todos con el corazón en la mano, para luego esperar por el honor de Su Alteza por entregar sus reconocimientos.
La formación se mostraba por estar en primer lugar Hange al ser la nueva comandante de la Legión de Reconocimiento, seguido de Levi como el capitán del escuadrón de operaciones especiales, a su lado se encontraba Eren por ser el símbolo de libertad que la humanidad necesitaba encontrar, después de él se encontraba Odelia al ser la segunda capitana que quedaba de su escuadrón de apoyo y protección, después de ellos estaban los demás soldados que quedaban de la Legión sobreviviente.
Odelia aún pensaba con preocupación sobre cómo poder recuperar los recuerdos de su padre para así poder liberarlo de su carga. Mientras su demás pasaban por el beso a la mano de Historia como muestra de respeto, nisiquiera se percató del percance que había con Eren quien se quedó atrapado en algo que todos ellos desconocían. Cuando Eren soltó a Historia, Odelia fue la siguiente en que le colocaran su collar de honor, seguido de tomar y besar la mano de su Alteza. En aquel momento, también pasó por lo mismo que Eren, preocupando a todos los demás al notar su condición, excepeto a alguien, que ya creía en lo que veía.
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—Si seremos desterrados en dos semanas. Una vez afuera, ¿qué? ¿Comidos por Titanes? ¿Eso es todo?
—¡He, he! ¡Ese es el punto, Kyklo! ¿Alguna vez has oído hablar acerca de... Naraka?
—No... No lo creo.
—Naraka es un pueblo fuera de los muros. Supuestamente, construido por exiliados. Naraka quiere decir INFIERNO. Parece ser un nombre muy adecuado para un pueblo acechado por demonios come hombres, pero esa es solo mi opinión.
—¿Supuestamente? ¿Qué quieres decir?
—Nadie realmente sabe si Naraka existe o no. Solamente es un rumor. Pero cobra sentido, un lugar oculto para criminales del que no quieren que nadie se entere.
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Ese fue un recuerdo fugaz que Odelia obtuvo, sin embargo, un recuerdo de una familia en túnicas hizo su aparición, mientras que el grito de un hombre que rogaba porque salvaran a su familia y el rostro de temor de una chica, cambiaba de mirada a una de decisión.
—¿Odelia-san? —llamó Historia como a Eren momentos atrás, quien observaba con seriedad aquella mirada que él plasmó minutos atrás.
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—Por favor, cuídese —abrazó Historia a Odelia antes de despedirse.
—Sigue siendo igual de buena.
Poco faltaba para el atardecer y las dos soldados se despedían antes de que la Reina regresara a la Muralla Sina, y donde también, Odelia escaparía de la Legión junto a Darío para buscar a su familia. Ahora que tenía recuerdos sobre su padre, tenía también una pista para encontrar al Xavi Inocencio, el "padre" de Darío y permitir el reencuentro de Kyklo, Carla y Cardin una vez que pudieran revelar la verdad escondida sobre el "hijo del titán".
Una vez que Historia había partido en su carruaje junto a los demás soldados de las demás facciones militares, Odelia entró a su habitación, preparando todas sus cosas antes de partir junto a Darío. Sin embargo, el golpe suave pero incesante a la puerta obligó a Odelia a esconder sus ropas y maletas, esperando porque no fueran Hange, Joelle o Levi.
La sorpresa llegó a los ojos de la castaña al observar frente a ella a Eren, quien le miraba serio y nervioso.
—¿Puedo pasar? —preguntó el moreno rascando su mejilla, nervioso—.
—No son buenas horas para estar fuera, mucho menos en la habitación de una superiora —respondió Odelia tratando de evitar la conversación que creía venir pronto—.
—Solo será un momento. Además, tanto usted como yo sabemos que debemos hablar —respondió.
Odelia suspiró y dejó pasar a la habitación al castaño, quien agradeció la entrada y caminó hasta el asiento del escritorio de la oficina. La ojicafé cerró la puerta, recargandose en ella.
—¿Qué deseas hablar? —preguntó Odelia con voz tan frágil que apenas pudo escucharse en la habitación—. Ten cuidado con lo que hablas, puede que las paredes tengan orejas.
—Solo quiero preguntar —hizo una pausa para voltear a ver a Odelia con lágrimas sobre sus ojos, continuó— ¿qué fue lo que vio sobre sus recuerdos?
Odelia respiró hondo antes de contestar, una lágrima rodó sobre su mejilla mientras abría la boca para hablar:
—He visto nuestro destino. Nuestro doloroso futuro.
Eren enterró sus uñas contra el asiento de la silla, impidiendo que lágrimas cayeran de él.
—Tenemos que actuar desde ahora si queremos poder cambiar lo que ocurrirá —dijo con voz temblorosa Eren mientras se levantaba de su lugar.
Odelia sin saber qué hacer, dirigió sus pasos hasta el moreno, envolviéndolo en un abrazo mientras ambos lloraban.
—Perdóname por no haberte protegido. Haré lo posible para cambiar tu futuro. Prometo ayudarte a ser libre, solo... déjame liberar a mi padre de todo esto.
—¿Qué hay de usted, Odelia-san? —preguntó con lágrimas en los ojos Eren, deteniéndose de llorar y mirando con atención a la castaña, quien bajó la mirada con dolor.
—Yo... yo ya no puedo ser libre. Nunca lo fui ni lo seré —Odelia posó sus dos manos sobre los hombros de Eren, dirigiendo sus dos miradas al mismo tiempo, conectando—. No sé cuál es mi propósito al seguir aquí, y dudo que algún día lo pueda saber. Me prometo proteger a ti y a Armin y Mikasa por lo que, haré todo lo que esté en mis manos para hacerlo.
—¿Y qué hay de su sueño?
Odelia suspiró pesadamente antes de contestar: —Mi sueño... mi sueño es solo un deseo imposible, donde perdí todas mis esperanzas tras la partida de Erwin. Pero no te equivoques, no quiero decir que Armin debió morir. Lo que quiero decir es que, s-solo quería que todos Estuvieramos juntos. Isabel, Farlan, Orlantha, Wanda, Charlotte, Mike, Nanaba, los escuadrones de Levi y Hange... tantos de ellos que no puedo recordarlos... Mi sueño jamás será cumplido si no están todos aquellos a quienes amo junto a mí. Es por eso que debe ser tú quien cumpla su sueño. Eres joven y tienes poco tiempo para poder aprovecharlo todo junto a las personas que amas. Déjame verte cumplir tú sueño por el mío —abrazó de nuevo Odelia a Eren, antes de irse.
—No la defraudaré.
🌸
¡Holaaaa! Me alegra poder verlos de nuevo y en esta ocasión me gustaría dedicarle en agradecimiento a MerceRodriguez394 por su apoyo a la historia, aprecio mucho sus votos y espero que le siga gustando ✨❤
Espero que se encuentren bien y me gustaría saber su opinión acerca de este capítulo, ¿qué creen que hayan hablado Eren y Oda? Pronto lo sabremos y los espero en un nuevo episodio. Cuídense ✨💗
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