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Capítulo 62

La mirada de todos los que estaban en la muralla se dirigió hasta el pelinaranja que comenzaba a despertarse, siendo aturdido ligeramente por el efusivo abrazo de Artis.

—¡Darío! —exclamó repetidas veces su nombre al sentirse aliviada—. Me alegra que hayas despertado.

—A-artis —esbozó una pequeña sonrisa al observar a ella y después a su alrededor. Alzó su mirada de nuevo a ella, confundido—. ¿Dónde están Connor y Ondine?

La pelicobre bajó la mirada al recordar lo vivido horas atrás. Solo pudo negar con la cabeza mientras desviaba sus ojos hacia el suelo.

—N-no pudieron lograrlo. Se sa-sacrificaron para salvarnos a Samuel y a mí. Y nosotros no hicimos algo para salvarlos —respondió con sus manos cubriendo su rostro empapado de lágrimas—.

Con sus labios temblando, Darío acercó a Artis hasta él para rodearla en un abrazo que fue correspondido al instante.

—Lamento tanto que hayas sufrido por esto —expresó con profundo dolor en su voz—. Nosotros haremos que su sacrificio haya valido la pena. Ellos hicieron mucho por nosotros, ahora terminaremos lo que ellos dejaron pospuesto —Artis asintió en respuesta—.

—Darío, nos alegra que estés bien —se acercó Jean junto a los demás que estaban conscientes, el pelinaranja sonrió débilmente en agradecimiento—.

—¿Qué fue lo que pasó allá? —preguntó preocupada Joelle, esperando saber por lo que ocurrió con su hermana mayor—.

El pelinaranja bajó la mirada al recordar lo que había ocurrido horas atrás.

—La explosión a causa del titán colosal nos alcanzó —inició—, sobre nosotros iba a caer los restos de una casa, Odelia-san usó su lanza relámpago para darnos tiempo y espacio para evitar los escombros, pero su mano se atoró y la lanza cayó cerca de nosotros, mientras que su mano se lastimó gravemente —explicó con pesar el pelinaranja—. Ella fue muy valiente.

Joelle suspiró al escuchar todo lo que vivió su hermana, mientras miraba hacia el último momento en que vio a su hermana antes de irse junto a los demás.

»Ahora mismo, ¿dónde se encuentra Odelia? —preguntó preocupado Darío al no verla—.

—Ella está junto a Hange, Levi, Eren y Mikasa regresando a la casa de los Jaeger —respondió la pelicobre—.

—¡¿En el estado en que ésta?! ¡Es bastante peligroso que se lo tome a la ligera su herida!

—Pero no quiso hacer caso al capitán Levi —esta vez agregó Jean—.

—Tratamos todos de impedirlo, pero finalmente se fue —apoyó Connie a su amigo, dejando inquieto a Darío, Joelle y Artis sin saber qué decir, ya que eran los únicos que podían entenderla—.

—Solo espero que no le lastime lo que ella sabrá. Que haya valido pena su sacrificio —susurró la último Joelle al referirse a Erwin, sin saber que Artis alcanzó a escucharla—.

Mientras tanto, los cinco soldados que caminaban rumbo a la casa dónde se escondía la verdad se encontraban ansiosos, donde tres de ellos recordaban con dolor aquel día. A cada paso que daban, los recuerdos dolorosos de Eren, Mikasa y Odelia crecían a cada instante, dándose cuenta Levi en el rostro de Odelia, recordando el día en que se escabullo de los soldados tras llegar de expedición hasta donde se encontraba Odelia, teniendo un mal presentimiento de aquel día, y no se equivocaba cuando notó aquel titán de sesenta metros, perdiendo de vista por segundos a la castaña, hasta poder encontrarla de nuevo. A su vez, Odelia recordaba el rostro de dolor de su mejor amiga antes de fallecer, sintiéndose culpable de la muerte de ella y del ser que crecía en su vientre. No había día en que no la recordara. Y los dos niños de Shiganshina, sentían la sangre recorrer sus dedos al intentar levantar la madera que aplastaba a su madre, pero que finalmente su poca fuerza no se los permitió, comenzando una era de odio en uno de aquellos dos niños, aquel que solo deseaba la libertad.

—Lo único bueno es que el fuego no alcanzó esa área —rompió Hange el incómodo silencio al darse cuenta de los sentimientos de los soldados—. ¿Esa es la casa? —preguntó al observar una casa a lo lejos, aplastada por una roca—.


Por cada paso que daban, cuando retiraban una a una los obstáculos que obstruían el paso hacia la verdad, el corazón de Odelia parecía palpitar con tanta fuerza esperando por la verdad, aunque sabía que no iría a ningún lado. Soltó un sonido gutural cuando quedaron frente a la puerta solo esperando a que fuera abierta por Eren.

La espera de tantos años llegaba a su fin.

—Esta llave... Esta llave no abre la puerta —fueron las palabras que la sacaron de su mente, sintiendo su cuerpo romperse ante ello—

—Hazte a un lado, abriré la puerta —apartó Levi a los dos castaños, pateando la entrada y ganándose un regaño de Hange pero, finalmente, con la puerta abierta—.

El olor a polvo recorría cada centímetro de aquel pequeño cuarto, mientras que sentía que la oscuridad de la habitación la consumía lentamente. Agradeció mentalidad a Hange por no olvidar su linterna, ayudando aquella luz a calmarla.

Los otros dos mayores comenzaron a inspeccionar los libros que contenían los muebles del doctor Jaeger, sin encontrar nada sospechoso en ellos, mientras que el dúo de Shiganshina y la soldado de Nedlay no podían salir de su trance. Levi observó preocupado a Odelia.

—No se queden parados, mocosos —mandó el azabache mirando a los dos menores para pasar después su vista a la castaña, quien le devolvió la mirada—. La intuición de Erwin no está equivocada.

—¡Sí, señor! —respondieron Mikasa y Eren al unísono, mientras que Odelia asentía con la cabeza cómo respuesta—.

Mientras que Eren buscaba entre los libros, Mikasa y Odelia se dirigieron hacia el escritorio que estaba en el lugar, ambas chicas soltaron un jadeo al encontrar una apertura.

—Eren...

—Levi...

Las dos llamaron al mismo tiempo. Los otros tres se acercaron hasta ellas, iluminando el lado del escritorio, observando con atención la cerradura que había ahí.

—Rápido, Eren —la voz de Odelia temblaba, sintiendo las emociones recorrer su garganta—.

Odelia esbozó una sonrisa al escuchar el clic que creaba la llave al encajar en la cerradura, comenzando a girar hasta abrirse.

—Está abierta... —confirmó Eren sin poder creer lo que veía, abriendo el cajón por completo—. ¡¿E-está vacía?! —exclamó nervioso al ver nada por dentro—.

—Mira de cerca, hay dos capas al fondo —señaló el interior—.

Sin poder esperar, Odelia acercó su mano hasta la madera del cajón, tomando una tabla saliente del interior, encontrando tres libros perfectamente  alineados.

—Hay un hedor de aceite de menta y carbón vegetal. Estaba tratando de prevenir plagas y humedad —inspeccionó Hange lo que venía con los libros—.

—Hay tres libros aquí.

—Esto debe ser lo que estamos buscando —Odelia afirmó ante el comentario de Levi—.

«Esto es lo que Erwin buscaba».

Todos se miraron entre sí antes de que Eren y Mikasa abrieran juntos la primera página del libro, mientras los otros tres observaban expectantes por el contenido. Como si estuvieran de acuerdo, todos abrieron sus ojos de par en par al mismo tiempo al observar un retrato.

—¿Esto es un retrato pintado? —se preguntó Eren al observar aquella que parecía ser una familia—.

—No. Está demasiado detallado para haber sido dibujado por manos humanas —respondió Odelia con los ojos brillando de la emoción, pero un dolor comenzó a embargarla, a pesar de ello, decidió mantenerlo en silencio a fin de no interrumpir el momento—.

—“Esto no es una pintura. Esto fue creado utilizando la reflexión de la luz en un material especial. Esto es llamado una ‘fotografía’. Viene del exterior de las murallas, donde la vida es hermosísima para la humanidad. En realidad, los humanos no están extintos en lo absoluto. Sinceramente, espero que quien sea que tome este libro sea un buen compatriota. Pensaba, ‘¿por dónde debería comenzar está historia?’ y pensé en ese día... ese día le encontré con la verdad de este mundo”.

Los ojos de Odelia se ampliaron. Toda la verdad que Erwin buscaba se hallaba aquí y ella podía responder por él su pregunta, finalmente. "¿Cómo demostrar que hay más gente viviendo afuera, aún si no hay textos o personas que pudieran respaldarlo?".

Levi desvió la mirada hasta Odelia, observando con un atisbo de miedo la sonrisa que pasaba en el rostro de ella. Era como si hubiera retratado la sonrisa y la mirada perdida que tenía hacia la nada. Aquella sonrisa le recordó a la vez en que supieron algo de la verdad. La sonrisa que Erwin provocó un dolor en ella, ahora Odelia la retrataba, y él no la entendía. No los entendía.

Sin decir una sola palabra, Odelia acercó su mano hasta la de Eren y Mikasa, cerrando la portada del libro— Ya debemos irnos —ordenó con el rostro estoico la castaña, asustando incluso a los dos menores por su fría mirada—. Debemos asumir la responsabilidad por evadir órdenes, en cuanto lleguemos a Trost, quedaremos bajó custodia oficial —Odelia tenía razón, por lo que los demás no pudieron contradecirla. Comenzaron a caminar hacia la salida del lugar, pero la castaña se detuvo de nuevo, dejando perplejos a los otros cuatro, esperando una palabra de ella—. Pueden avanzar sin mí, debo hacer algo. Nos vemos.

Sin esperar una réplica, salió corriendo en una dirección desconocida para todos. Levi dirigió su mirada hasta Hange esperando una aprobación para seguirla, pedido aprobado de inmediato.

Avanzó ansiosamente mientras buscaba entre los escombros a la castaña. Observó a lo lejos una silueta que reconocía perfectamente, acercándose a ella en sigilo mientras dirigía su mirada hacia donde ella observaba. Sus ojos se abrieron en sorpresa al encontrar el esqueleto de un cuerpo que estaba debajo de los escombros.

—Ella era Charlotte, no pude hacer nada para salvarlos aquel día —rompió el fúnebre silencio la castaña—. Mi mejor amiga estaba esperando por un bebé, pero aquel día me lo arrebató todo. Mí desgracia empezó desde ahí —apretó con fuerza sus puños por evitar llorar, mientras presionaba sus dientes sobre su labio inferior—. Se supone que yo debía de morir afuera, no que la muerte le llegara donde se suponía que era el lugar para protegerla. Mis dos mejores amigos murieron aquí... y yo no hice nada para protegerlos.

Sin saber qué decir, solo la observó inclinarse hasta intentar tocar lo que quedaba del cuerpo de su amiga, pero fue impedido por el agarre del azabache.

—Podría ser peligroso tocarla sin alguna protección, nos llevaremos su cadáver a un lugar seguro antes de irnos —le prometió el azabache dejando un poco más calmada a Odelia instándole a regresar junto a los demás que seguramente se encontraban sobre la muralla—.

El camino fue silencioso, donde la intensa mirada gris reposaba en las hebras castañas que cubrían el perfilado rostro decaído de su acompañante. Las miradas de los demás no se hicieron esperar al confirmar que Samuel ya había despertado.

Artis y Darío lloraban de alegría al saber que su compañero estaba bien, mientras tanto, Odelia solo se mantenía a la distancia de ellos tres.

—¿Dónde están Ondine y Connor? —preguntó Odelia, notando cómo el cuerpo de Artis se tensaba ante aquella pregunta—.

—Ellos...

Pequeñas lágrimas comenzaron a caer del rostro de la pelicobre, sin saber cómo disculparse por no haber podido protegerlos. Enterrando sus uñas en sus rodillas, fijó su expectante mirada detrás de ella al sentir una calidad mano, reconociendo que era su capitana.

—Gracias por no rendirte —sonrió sinceramente Odelia, sorprendiendose al sentirse rodeada en un abrazo por la castaña, el cual correspondido casi de manera inmediata—.

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—Erwin alguna vez me preguntó: "El hecho de que no existan fuera de las murallas, ¿cómo es que determinamos eso exactamente?" Él dijo eso ya que no podemos movernos libremente en el exterior. ¿Cómo podemos concluir que todos los que están allá afuera han sido asesinados por los titanes? Pero los libros de historia establecen muy claro que "todos ellos han sido devorados". Si los libros fueran realmente objetivos, la enunciación debería ser "probablemente todos ellos han sido devorados". Esto significa que había una agenda detrás de esta conclusión sesgada. Por ejemplo, si la monarquía, la cual contribuye a los libros, quería que la humanidad creyera que "No hay otros humanos que sobrevivieron en el exterior". Cuando escuché a Erwin decir esto, lo primero que pensé fue... "Él está sobre pensando", incluso me burlé de él por decir tal cosa sin sentido todo el tiempo. Pero ahora, en este punto...

«Nile, un día te mostraré que mi hipótesis era cierta» recordó el rostro vivaz del joven Erwin durante sus días de entrenamiento.

«No mueras antes de eso...» bromeó en aquel mismo instante, donde aquellas palabras que pronunció años atrás ahora se reproducían en su mente una y otra vez.

—Debemos disculparnos con él en persona entonces —agregó Darius a su discurso, tratando de animar al pelinegro al notar su preocupación—.

—Ya casi está amaneciendo. Si de verdad tuvieron éxito, deben estar por regresar —comentó Dot, esperando por que sus plegarias del éxito fueran escuchadas, mientras que un soldado avisaba de su regreso—.

—¡El Cuerpo de Reconocimiento volvió!

Tras sus palabras, la humanidad se alzó en voz para recibir a los que esperaban nombrar como "Héroes de la humanidad", sin embargo, ¿qué pensarían de ellos al ver regresar solo 14 soldados de cientos de ellos?

Rico Brzenska fue la primera en encontrar el dolor en la mirada perdida de Odelia al ayudarla a subir a la cima de la muralla junto a los demás soldados.

—¡VOLVIMOS A TOMAR LA MURALLA MARÍA! ¡FUIMOS VICTORIOSOS! —celebraban varios de ellos con lágrimas en los ojos mientras que, en silencio, los soldados de la cima escuchaban todas sus esperanzas las cuales, probablemente, pronto serían destrozadas con el paso del tiempo.

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¡Hola! ¿Cómo se encuentran el día de hoy? Espero que les guste este capítulo ¡ya descubrieron el sótano! ❤💔 ¿Qué creen que vaya a pasar de ahora en adelante? Espero que les guste y nos vemos pronto. Cuídense 💗

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