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Capítulo 56

No es que Odelia Baumeister fuera una experta en los temas de la limpieza, pero creía profundamente que para poder tener una conciencia limpia y tranquila, una buena manera de iniciar era por limpiar a fondo la zona donde vivía desde varios años. Es por eso que decidió dejar sin rastros de mancha alguna su alcoba junto a la de su amiga —y de su mente también permanecer limpia de manchas de culpa—. Era obvio que Levi Ackerman siempre la superaría en aquel ámbito tan arraigado desde que lo conocía, pero no deseaba tener su apoyo para la misión que tenía para ese día. Debido a la vergüenza que aún tenía hacia el capitán que la vió en su momento débil, ella optó por ejercer su labor de limpieza por sí sola y darse su tiempo para ello, incluso si eso implicaba que su rutina sería horas antes de la operación de retorno a Shiganshina.

—¿Segura que no quiere que la ayudemos? —preguntó afligida y preocupada Sasha mientras veía a su superiora adentrarse en la tarea de sacudir las sábanas de cada litera que había, sus otras compañeras estaban de acuerdo en ayudar a la castaña, pero esta seguía renuente a su apoyo.

—Estaré bien, chicas. Acabaré esto en un santiamén —sonrió la castaña mientras dejaba de hacer su tarea y limpiaba la capa de sudor que cubría su frente—. Deberían ir a prepararse, la expedición será dentro de unas horas y no deben olvidarse de nada.

—Pero... —Ondine fue interrumpida al sentir las manos de Mikasa y Artis, deteniéndola.

—Nos veremos después, Odelia-San —se despidieron las chicas saliendo de su habitación, hablando entre ellas para decidir qué hacer, faltaban casi dos horas antes de que fuera el desayuno, por lo que tendrían bastante tiempo libre todas.

Odelia sonrió satisfecha al ver cada cama sin arrugas y el lugar libre del olor a polvo.

Deslizó sus dedos por cada mueble de madera que había limpiado. Recordó la práctica de Levi, quien solía deslizar sus dedos incluso en el interior de la madera. Decidió hacer lo mismo y sonrió al no ver ningún rastro de polvo y suciedad en los muebles.

Suspiró y dirigió su mirada a litera que estaba encima de su cama. Sin la necesidad de tener que señalar o tener que escuchar una frase completa, sabía hacia dónde dirigir su mirada si le preguntaran por la que fue la dueña única de esa litera. Por primera vez, tomó lugar en aquel colchón viejo y algo duro, sin embargo, para Odelia era mucho más que eso.

Acarició con gran cuidado la manta que seguía intacta. Odelia miraba hacia el frente sin poder dejar de sentirse mal.

—Isabel, Farlan... ¿qué debería hacer? —preguntó Odelia a la nada mientras evitaba soltar las lágrimas que amenazaban por salir.

Odelia tenía un gran miedo de pensar lo que podría pensar durante la expedición que duraría cerca de un día, y recordar las palabras que Erwin alguna vez le dijo no la ayudaban más.

Optó finalmente por terminar de limpiar lo poco que le quedaba de hacer antes de que comenzara el desayuno.

Tras guardar todos sus instrumentos de limpieza en sus lugares correspondientes, dirigió sus pasos hacía el comedor del cuartel, encontrándose con sus compañeros y subordinados, pero mirando con preocupación la discusión que aparentemente mantenían Hange y Jo.

»¿Qué está ocurriendo aquí? —llamó la castaña la atención de ambas soldados, mientras que Joelle fruncía el ceño molesta, el rostro de Hange mostraba alegría y calma.

—¡Oda! —llamó Hange casi lanzándose sobre su compañera— ¡Debes convencer a Jo de no ir a la expedición! ¡Aún no se recupera de su herida en el brazo y puede ser peligroso para ella ir!

A su mente llegaron dos recuerdos: el día en que se fue de casa para llegar a su nueva vida como soldado, aquel día en que su madre le pedía fervorosamente a su esposo por que su hija no se uniera a la tropa de soldados más peligrosa, sin embargo, se encontraba ahí, recordando eso. Su otra remembranza fue cuando escuchó recientemente la conversación que Erwin y Levi tuvieron. En ambos casos, ella había pasado desapercibida para los que conversaban, siendo mera espectadora de los diálogos donde ella se veía involucrada, poco antes de tomar una decisión que cambiaría el rumbo de su vida. Esta vez se preguntaba qué decisión que tomara sería la que cambie su vida.

—Ella es quien decide a quién proteger —concluyó Odelia mirando seriamente a ambas chicas. Mientras que una le miraba con agradecimiento, la otra la observaba con preocupación y confusión—. Y primero que todo, deberían ir a desayunar.

Las tres entraron en el lugar en silencio y tomaron asiento juntas. A pesar de los farfullos que había en el lugar, Odelia se mantenía concentrada en sus pensamientos, estando un buen rato así hasta que una mano se plantó frente a ella, provocando que se desconcentrara.

—Oye, te estoy hablando, mocosa —frente a él se encontraba un Levi preocupado. Un "¿Eh?" se escuchó por parte de Odelia, el azabache chasqueo la lengua molesto—. ¿Qué tienes? ¿Aún estás con resaca? No debiste tomar tanto, ahora estarás toda idiota para la expedición.

—No es nada —respondió Odelia tomando bocado de su sopa, ahora fría, haciendo un gesto de molestia. Hange y Levi se miraron entre sí, preocupados. Odelia se levantó de su lugar sin levantar la cabeza—. Se me fue el hambre. Nos vemos con Erwin.

—¿Qué le ocurre? —preguntó Levi contrariado al ver la actitud de la castaña, los demás negaron sin saber la respuesta.

—Creo que tú eres el único al que le contará —suspiró Joelle mientras volvía su atención a su plato. Levi fruncio el ceño al ver la poca importancia que su hermana le tenía, aunque la realidad era otra muy contraria a ello, de hecho, esperaba algún resultado de él.

Alguien que pudiera salvar a su hermana.

Haciendo caso al comentario de la pelirroja, Levi se levantó para perseguir a la castaña, mientras que las otras dos chicas veían expectantes hacia la salida, esperando por saber después de un resultado benéfico para la capitana.

Hange miró con preocupación a Joelle, quien parecía estar sobre las nubes desde el día en que retornaron de las murallas cuando ocurrió la batalla contra los titanes cambiantes Reiner y Berthold. No era la misma Jo que conocía, sin embargo, no se había despegado de su superior ni un instante, protegiéndola de todo, incluso de golpearse debido a su distracción. Podía decir que era incluso más sobreprotectora que su amigo de hace años, Moblit.

—¿Qué crees que le pase a Oda? —preguntó Hange tratando de romper la tensión que quizás solo ella sentía.

—A veces hay cosas que es mejor no saber —respondió Joelle dando una mordida a su pan, cosa que molestó a Hange y le provocó quitarle su pan.

Joelle miró molesta a la castaña tratando de retomar lo que era suyo, pero la mayor fue más rápida y la tomó del brazo, obligándola a salir del comedor a la vista de todos. Hange se dirigió hasta su laboratorio, cerrando con seguro el lugar.

Tomó del cuello de la camisa a Joelle, acercándose a ella y mirándola con molestia.

—¡Me vas a decir lo que está pasando contigo y con Odelia! ¡No me importa si nos perdemos la expedición y nos quedamos aquí, no saldremos hasta que me hayas dicho todo! ¡¿Qué pasa?!

A punto de decir lo que ocurría, ambas chicas miraron hacia la puerta al ver a Moblit asustado, observando la escena desde quién sabe cuánto tiempo.

—Y-yo solo... —trató de formular algo, pero le era imposible con ambas miradas pesadas sobre él.

—Moblit —llamó Hange con seriedad mientras el chico abría la puerta de nuevo para salir—, ¿sabes lo que está pasando con Joelle? —Moblit dio un respingo en su lugar preocupado de la reacción de su superior al verla, relajó el cuerpo cuando escuchó la voz de Jo interceder por él.

—Sí, lo sabe —respondió Joelle retando con la mirada a su superiora, quien cambió su semblante de enojo a uno de tristeza.

—¿Acaso no confían en mí para decirme lo que está pasando? —poco a poco soltó a la menor— Si no soy de su confianza, díganlo para hacerlos cambiar de escuadrón.

La habitación se llenó de silencio, Joelle dirigió su mirada a la invención que Connor y Ondine estaban creando y que casi acababan: el brazo de Erwin, aquel metal que no se destruiría fácilmente, justo así como la relación que tenía con su superiora.

—Es que... esto es muy difícil de contar —tomó asiento en una de las sillas que había, Moblit y Hange copiaron su acción y tomaron asiento frente a ella, mientras que Moblit tomó la mano de la menor para apoyarla, Joelle lo miró y sonrió, mientras afirmaba con la cabeza—. Esto...
No me lo tomes a mal, pero es algo muy difícil de contar porque tiene que ver contigo.

Ante la mirada nerviosa de la pelirroja, Hange no pudo evitar colorarse del rostro, poniéndose también nerviosa y ansiosa por lo que la chica le contaría y que su mano derecha ocultó también.

Entretanto, Levi esperaba por recibir una respuesta de la castaña mientras se dirigía a su habitación, sin embargo, una mano lo tomó desprevenido por detrás. No se inmutó por hacer algo cuando reconoció a la perfección aquella mano.

—¿Se va a hacer una costumbre entre nosotros, mocosa? —preguntó molesto Levi mientras veía una sonrisa avergonzada de la castaña.

—Lo siento, las chicas deben estar por llegar a la habitación, sería raro que nos vieran juntos.

Levi bajó la cabeza escondiendo su sonrojo, evitando el hecho de darse cuenta que la castaña se encontraba de la misma forma.

—E-entiendo —habló cuando pudo recomponerse de su estado—. ¿Entonces qué te está pasando? Nos tienes preocupados —preguntó el azabache cruzando de brazos.

Odelia comenzó a jugar con sus dedos, notablemente nerviosa. Levi Ackerman era la última persona con la que quería hablar sobre ese tema.


—Quiero decirte que yo...

La gruesa voz de Erwin llamándolos hizo interrupción en lo que diría la castaña, mientras ella lo observaba con alivio, el otro le rompía con la mirada las piernas, cosa que percató el rubio al acercarse.

—Debemos dirigirnos con el Generalísimo Zackly y los demás altos cargos antes de salir. Los veo en quince minutos en la entrada del lugar con sus caballos.

Tras aquello, dirigió una última mirada llena de preocupación a la castaña, mostrando que la llamaba. Odelia volteó a ver con nerviosismo al azabache, quien suspiró rendido. Como despedida colocó sus manos sobre los hombros de la menor, tratando de apoyarla.

—Si no deseas hablarlo ahora, está bien, solo te pido que no te guardes las cosas para ti sola si son malas, en algún momento explotarás y no sabrás qué hacer. Nosotros estamos para apoyarte, pero necesitamos que hables para saber cómo intervenir —apretó un poco su agarre en la castaña sin llegar a lastimarla—. O incluso si no quieres hablar, solo deja que podamos apoyarte, incluso si no hay palabras de por medio, ¿por favor?

Odelia sonrió un poco más calamada y tomó las manos del azabache, tomándolo por sorpresa.

—Gracias, Levi —sonrió Odelia para gentilmente soltarse del agarre del azabache y correr hacia donde estaba el rubio, dirigiendo una última mirada al azabache y continuar su recorrido.

Levi miró con dulzura a la chica que se alejaba de él, pero su mirada cambió a una de enojo al saber que no estaba cumpliendo lo que se prometió: sentía que no la estaba protegiendo, y le preocupaba más el cómo sería allá afuera una vez que estuvieran dentro de la misión.

Mientras tanto, Odelia se dirigía hacia Erwin en silencio, preguntándose hacia dónde sería que se iban a dirigir, ya que el camino que estaban recorriendo era diferente al de su oficina.

—Jamás te hablé de mi escondite secreto, ¿no es así? —preguntó el rubio tratando de romper la tensión y llamando la atención de la castaña, la cual negó— Lo conocí recientemente que entré en la Legión, nunca quise compartirlo con nadie. Es un lugar que me brinda paz.

Caminaron entre el edificio que parecía un laberinto, pero no fue que una puerta que estaba frente a ellos dando directamente a unas escaleras. Con incertidumbre, Odelia siguió los pasos del rubio, mientras que él de vez en cuando volteaba hacia atrás y le brindaba una pequeña sonrisa.

Ambos se detuvieron en seco hasta llegar a lo que parecía ser la cima del edificio, Erwin dio media vuelta para mirar a Odelia mientras abría la puerta.

La luz enceguecio por algunos instantes a la castaña, pero al poder entrever lo que había frente a ella no pudo evitar asombrarse y sonreír verdaderamente emocionada. Con la emoción reflejada en su rostro, Odelia sonrió al rubio antes de entrar al lugar al aire libre, observando la vista que tenían ambos frente a ellos.

Era diferente a la vista que compartía con Levi en el edificio donde se solían ver y hablar, además que aquella vista de tonalidades cálidas se diferenciaban de la serena y fría noche que solía compartir con el hombre de orbes grisáceos. Alzó su mano hasta la altura de su cadera para sentir la ligera y algo fría brisa que envolvía los cuerpos de ambos soldados, y al mismo tiempo podían sentir los rayos solares bañando su rostro en una caricia de calor. Bajó la mano a su posición inicial y esbozando una sonrisa, dio vuelta sobre sí misma para observar a su acompañante.

—¡Erwin, esto es...!

Al girarse a ver al rubio, se sorprendió al atraparlo observándole, provocando una inquietud dentro de su ser. El rubio comenzó a caminar hacia ella, sin borrar aquel rostro lleno de dulzura que solo podía mostrarle a la castaña.

—Odelia —pronunció su nombre con calma y lentitud, como si fuera la última vez que pudiera volver a articular aquel nombre de la chica que tanto lo había acompañado y apoyado. Colocó su mano sobre una mejilla de la chica de orbes color chocolate, provocando en ella un repullo de conmoción—. Eres mi mejor amiga y todos estos años me has demostrado mucho más que eso. Has tomado parte de lo que prometí consagrar mi corazón por completo a la humanidad pero, para ser sincero, gran parte de mi corazón te pertenece a ti, eres alguien esencial en mi vida y no sé qué haría sin ti en ella. Es por eso que, si algo llega a ocurrir en esta expedición, quiero que tomes una elección de la cual no te arrepientas. Cuento contigo en todo momento y cualquier cosa que ocurra, recuerda que siempre estaré contigo. Sé que mi voluntad vivirá contigo incluso aún si yo...

No pudo terminar de hablar al sentir cómo la castaña lo tomaba de la espalda para cerrar su distancia en un fuerte abrazo, el cual parecía que no quería que jamás se acabara. Pero el tiempo corría sin ninguna compasión por detenerse y ayudarlos a mantenerse así.

—Ya lo sé, ya lo sé... —se repetía la castaña en voz alta mientras derramada lágrimas en silencio, sin observar que los orbes celestes lucían más claros mientras se cristalizaban como los de ella— La elección es simple, pero es tan difícil tomar la correcta.

—Pero... Promete que tomarás la correcta —vibró el pecho del rubio mientras abrazaba con más fuerza a la chica, ella afirmó con una débil voz.

—Lo prometo —habló al ritmo de los latidos de su compañero, de aquel corazón que le pertenecía a ella.

Y donde su corazón también le pertenecía a él.

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Justo antes del atardecer, la Legión de Reconocimiento partiría al que sería su próximo destino: Shiganshina.

Mientras algunos soldados ya esperaban en la Muralla, el Comandante junto a los demás capitanes estaban para despedirse de los altos comandos que cuidaban de las murallas y sus residentes.

Odelia compartió una mirada de despedida con Nile, había sido muy difícil tener que decirle todo lo que había hecho su hermano mayor, pero él comprendió finalmente que su hermano decidió hacer lo mejor que podía por los demás para así poder expiar el sentimiento de culpa que lo atormentaba. Sin embargo, Odelia pasó por alto decir la información que tenía sobre su familia.

Tomando filas para formar el saludo militar, Erwin y los demás miembros de la Legión formaron filas para despedirse con el memorable saludo del puño en el corazón, en donde los demás comandos despidieron de la misma forma a sus compañeros más valientes.

Dirigiéndose en los elevadores hasta la cima de la muralla, los soldados observaron sorprendidos a la multitud de gente que había ido a apoyar al Cuerpo de Exploración.

—¡Recuperen el Muro María! ¡El futuro de la humanidad está en sus manooooooos! —era lo que escuchaban los mayores mientras subían hasta quedar junto a sus demás compañeros.

—¡Capitán Levi! ¡Gracias por salvar a este pueblo! Por favor, ¡todos ustedes vuelvan a salvo! ¡Pero traigan de vuelta nuestras tierra también!

—Qué interesados —comentó en voz baja Levi, Odelia observo una diminuta sonrisa en el azabache, ella se contagio también.

—Bueno... Creo que lo descubrieron después de que hicimos tanto ruido —respondió Odelia.

—En realidad... Yo ordené la carne de la compañía Reeves —declaró uno de los capitanes.

—¡PUEDEN CONTAR CON NOSOTROOOOOOS! —gritaron Jean, Connie, Sasha, Connor, Ondine y Samuel, llamando la atención de los demás soldados que estaban a su alrededor contagiandolos para animarse también.

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que la Legión de Reconocimiento ha tenido una despedida como esta? —se preguntó Odelia sorprendida.

—Quién sabe... —respondió Hange sorprendida— La verdadera pregunta es... ¿La ha tenido alguna vez?

—Hasta donde yo sé, esta es la primera —comentó Erwin sosprendido, esbozando una sonrisa lleno de emoción e inhalando fuertemente para gritar desde lo profundo de su corazón— ¡SIIIIIIII! —gritó con todas sus fuerzas sorprendiendo a sus compañeros, mientras alzaba su único brazo al aire, ganándose la respuesta de los ciudadanos y volviendo a gritar— ¡SIIIIIII! —bajó la mano para tomar su espada y alzarla apuntando al sol que se escondía y que era espectador de la lucha que tendrían aquellos soldados— ¡¡Comienza la operación final para reconquistar la Muralla María!!

Bajaron por el elevador al otro lado de la tierra que les había sido robada y que por tantos años lucharon sin ser en vano. Esta era la batalla en la que podrían dar sentido a todas las muertes que tanto les hicieron perder. La lucha que daría sentido a sus batallas anteriores y a las que en un futuro tendrían también. Todo por recuperar lo que les fue robado años atrás: su libertad.

»¡AVANCEEN! —ordenó Erwin mientras tomaban paso entre los terrenos que alguna vez fueron de ellos y que pronto deseaban retomar.

El retorno a Shiganshina comenzaba.

🌸
¡Hey! ¿Qué tal se encuentran hoy? ¿Qué les pareció el capítulo de hoy? En lo personal, sufrí un poco escribiendo esta parte mientras escuchaba la canción de fondo, espero que les haya gustado este capítulo y pronto nos veremos con más. Cuídense. ❤

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