Capítulo 55
Ojalá pudieran escuchar la canción de fondo cuando comience la segunda parte del capítulo, espero que lo disfruten ❤
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Los cuatro miraban sorprendidos al lugar que los había roto por completo: Ragako. Connie mordía su labio inferior tratando de no llorar, mientras que Joelle se había tirado al suelo, susurrando varios "lo siento". Odelia se encontraba mirando de lejos y Darío miraba sorprendido su alrededor, ahora tendría más razones para cambiar de parecer.
—La lamento mucho, Odelia —se acercó a colocar una mano sobre su hombro, tratando de consolarla—. Siento haber sido tan egoísta. Ahora lo entiendo...
—No te disculpes por algo que está fuera de tu alcance —respondió algo molesta.
Ninguno podría haber previsto esto, mucho menos ellos. Sin embargo, que esto ocurriera significaba una cosa...
«Todo por lo que Erwin había luchado, ahora tenía razones para ser real» se decía Odelia tratando una razón para aguantar el dolor que llevaba por dentro y que había escondido. Pronto sería la expedición al retorno de la Muralla María y un motivo que tenía para llegar hasta Shiganshina era el poder darle una justificación a las muertes de sus dos hermanas.
—Deberíamos comenzar a buscar algo que nos pueda ayudar con este incidente y saber la verdad sobre esto, ¿no? —pidió Connie limpiándose el rastro de lágrimas de su rostro.
Odelia asintió— Debemos encontrar lo posible antes de regresar al cuartel... Connie... ¿Puedes llevarnos con tu madre? —pidió la castaña con mucho dolor, Connie asintió algo inseguro.
Cabalgaron en sus caballos hasta llegar a la casa de la que era la mamá de Connie. Casa donde también vivió Wanda junto a los Springer mientras era dada como desaparecida.
El titán que estaba boca arriba movió los ojos al escuchar a los soldados galopar hasta donde estaba.
—B-b-bien... —se escuchó la voz grave del titán dirigiéndose a los presentes, quienes en vez de sentir miedo, el pesar los invasión, mucho más al menos de todos en el lugar.
—Estoy en casa —dijo con lágrimas en los ojos el rapado mientras era rodeado en un abrazo por Odelia, quien con cautela, se acercó con Connie en brazos para hablar con el gigante:
—Señora Springer, quizá no me reconozca. Mi nombre es Odelia Baumeister y soy hermana de la muchacha que recogieron cinco años atrás. Wanda... era una niña muy alegre y obstinada, me dolió mucho cuando se fue de mi lado y no supe nada más sobre ella, sin embargo, cuando ocurrió esta tragedia, mi hermana al igual que todos en este pueblo fueron convertidos en titán y aún no sabemos la razón —declaró Odelia en un hilo de voz—. Pero prometo que la devolveremos a la normalidad y usted podrá volver a abrazar a su hijo. Mientras tanto... ¡Permítame cuidar de él!
—se separó del agarre con Connie para inclinarse hacia adelante— Déjeme proteger a cada uno de ellos, así me cueste la vida —susurró lo último la castaña.
Se limpió con el dorso de su mano y se levantó, para después volver a abrazar a Connie junto a su hermana.
—Prometo que los protegeré —susurró la castaña mientras abrazaba con fuerza a ambos chicos.
—Oda, yo... Perdóname —susurró la pelirroja mientras se aferraba al abrazo con su hermana.
¿Cuántos más tendrían que sacrificarse? Ninguno lo sabía, por lo que sus disculpas hacia sus fallecidos ahora ya no cobraban sentido alguno.
Tras unas horas de búsqueda, sabían que no podrían encontrar nada, por lo que regresaron al cuartel antes del anochecer.
Mientras iban en sus caballos, Odelia decidió que debía hablar pronto con Joelle acerca de la información que tenía sobre su familia y su padre.
—Jo... —llamó Odelia, captando la atención instantánea de su hermana— ¿Alguna vez has sentido algo como... El instinto de proteger a alguien, incluso con tu propia vida?
Joelle colocó su mano libre sobre la herida que no sanaba por completo en su hombro— Sí —respondió seria la pelirroja—. De hecho, por proteger a Hange fue que obtuve esta herida, ¿por qué?
Odelia entreabrió su boca y después fruncio los labios.
«Entonces ella ahora lo tiene...» bajó la mirada Odelia comprendiendo la gran unión que había tenido Joelle con Hange.
—No es nada... —contestó la castaña tratando de pensar qué hacer. No sabía si contarle la verdad a su hermana sobre su familia y dejarla saber su desdicha.
—Si no fuera nada... No me habrías preguntado eso —respondió la pelirroja bajando la cabeza—. Si confías en mí, por favor, dime lo que está pasando.
Odelia suspiró antes de comenzar a hablar con su hermana durante el trayecto sobre lo que sabían de la familia Baumeister, mientras que Darío explicaba todo lo demás que sabía.
»¿Eso significa que probablemente haya decidido proteger a Hange? —preguntó con la voz débil la pelirroja al saber toda la verdad y conectar los puntos que su hermana le había explicado con lo que sintió días atrás cuando estuvo junto a Hange en la muralla.
—No lo decidiste, tu instinto Baumeister fue el que decidió —respondió la castaña decaída.
Joelle detuvo el paso y se mantuvo quieta meditando en silencio. Los demás se detuvieron también a esperarla, mirando sorprendidos las lágrimas que salían de la pelirroja.
—Maldición, ahora me dices que ni mi parte lógica puede decidir por mí, y que debo atenerme a lo que mis instintos digan... Qué estupidez, y qué vergüenza.
Mantuvieron el silencio durante unos minutos, Connie era el más confundido de todos, pero entendía que esta vez no debía preguntar.
—No podemos quedarnos aquí, debemos avanzar —pidió Odelia mientras tomaba las riendas de su caballo y lo ordenaba a seguir el camino, los demás le siguieron en el trayecto silencioso.
—¿Tú ya lo encontraste? —Joelle alcanzó su caballo para hablar— Me refiero a... ya sabes... esa persona.
Odelia meditó la pregunta de su hermana, preguntándose cuándo llegaría ese momento. Negó con la cabeza como respuesta.
—No, pero tengo miedo de creer que ya no falta mucho para eso.
Joelle miró con tristeza su hermana al verla sufrir por esperar su destino.
Odelia no se sintió sorprendida ante esa pregunta, ella misma se había planteado lo mismo desde días atrás al conocer la información que tenía hasta ahora. Entendía el menester que tenía por preguntar a su padre sobre aquel descubrimiento que obtuvo, pero el miedo era mucho mayor que su curiosidad por descubrir la verdad detrás de todo.
»La verdad es que no me importaría, siempre y cuando no interfiera en mi meta por la libertad... —respondió Odelia tratando de esbozar una falsa sonrisa. Joelle la miró mal.
—¿Y qué hay de tu libertad? ¿Cómo pretendes salvar a la humanidad si no puedes salvarte a ti misma de tu pasado?
Odelia miró con sorpresa para luego bajar la mirada. Joelle tenía razón.
«¿Pero qué puedo hacer? En realidad, lo único que me queda es esperar por ese momento... Y adaptarme a las circunstancias, ¿no es así?» se dijo a sí misma Odelia, aceptando su realidad como Baumeister.
—Andando —ordenó Odelia mientras apresuraba el galope de su caballo, a la par que los demás le seguían el paso.
Faltaban menos de tres días para la operación que se llevaría a cabo, por lo que debía haber una manera para que pudiera tranquilizarse antes de que la cosa que podría cambiar su vida, ocurriera en el peor escenario posible: en el retorno a Shiganshina.
Tras llegar a Trost, decidió entrenar junto a su escuadrón el resto de la tarde, hasta el día siguiente que tendría junta con Erwin, Levi y Hange junto a otros soldados capitanes sobre la expedición en espera.
—¿Qué dijo Shadis sobre lo que sabía? —preguntó Odelia al ser informada de los acontecimientos ocurridos durante su ausencia.
—Lo sabrás en cuanto lleguen los demás —respondió Hange algo ansiosa.
Tras sus palabras, tocaron a la puerta los presentes del lugar, saludando a sus compañeros mientras todos tomaban asiento en el lugar.
—Bien, damos inicio a esta reunión —habló Erwin mientras todos prestaban atención al rubio, para después dar la palabras a Hange.
—Comencemos con la información que Shadis tiene sobre el padre de Eren, Grisha Jaeger, de Eren, Historia y Odelia sobre los acontecimientos que pudieron ver. En base a la información que nos dieron, él fue encontrado fuera de las murallas más o menos hace unos 20 años: su memoria era nula acerca de su vida, y lo único que recordaba era que trabajaba como doctor. Sin documentos, ni siquiera un acta de nacimiento, solo su palabra. La última vez que vió a Grisha, fue cuando se llevó a Eren consigo, encontrando al niño en medio del bosque y nadie a su lado. Mientras que hacía alusión a los seres especiales de este mundo que es dentro de nuestros muros... Él... —Hange apretaba sus puños, preocupando a sus tres compañeros.
—En otras palabras, el padre de Eren, Grisha Jaeger, ciertamente podría ser un humano que vino del otro lado de los muros —intervino Erwin.
—Sí... —respondió Hange tratando de calmarse— y él era un titán cambiante, al igual que Annie, Reiner y Berthold. Pero al contrario de esos tres, el quería ayudar a la gente dentro de los puntos.
—Cuando escuché que estaba interesado en la Legión de Reconocimiento, hubiera deseado que nos pudiese ayudar más —habló uno de los presentes.
—No estoy segura... —respondió Hange— considerando qué tanto Grisha sabía, él podría incluso haber sabido algo acerca de los conocimientos que son pasados a través de la familia Reiss. Y de ser así, eligió no difundir esa información para que así el Gobierno Real no se diera cuenta. Pero cuando el muro María fue destruido, él fue directamente hacia donde los Reiss, los verdaderos gobernantes, y cometió ese acto de locura. Probablemente estaba investigando al gobierno real por su cuenta luego de entrar a los muros. En cualquier caso, él habría necesitado de una gran determinación para hacer lo que hizo. Y fue este hombre quien quería mostrarle a su hijo de diez años, un futuro esperanzador que la Legión busca en un cuarto en el sótano de su casa. Un cuarto que, en su último aliento, él dijo que contenía todo. ¿Qué piensas que podría haber ahí? Algo que tenía prohibido decir...
—No —respondieron al mismo tiempo Odelia y Erwin, la castaña cedió la palabra a su superior.
—Algo que no era capaz de decir, incluso si quería hacerlo. En otras palabras, esas "memorias del mundo" que el primer rey de los Reiss borró de nuestras memorias. Al menos eso me gustaría pensar, pero... No hay manera que podamos saberlo con seguridad si solo especulamos. Nuestras preparaciones están completas por hoy. La operación de retomar el Muro María se llevará a cabo en dos días.
—¿Qué hay en el sótano? Si queremos saber, tendremos que ir por nosotros mismos —declaró Odelia.
—¿Acaso no es así como hacemos las cosas? —le apoyó Erwin con una sonrisa en el rostro, contagiando a los demás con aquellas palabras.
Tras aquello, se despidieron de los demás soldados, prometiendo trabajar bajo el mayor secreto posible, y con la probabilidad de probar carne. Hange y Odelia salieron junto a los demás, haciendo broma de cómo la gafuda se sentía atraída por el ex comandante.
—Si mi hermana escuchara esto, no podría imaginar su cara —rio la castaña haciendo segunda a las burlas que le hacían, pero se quedó callada al ver a Hange tratando de escuchar la conversación que tendrían los soldados que quedaron dentro del lugar— ¿Sucede algo? —preguntó la castaña entre susurros acercándose a la miope.
—No, nada —rio nerviosa la castaña mientras se apresuraba a abrazar de lado a su amiga y caminar—. ¿Ya te conté que una vez de niña yo...?
—¡Espera! —exclamó la castaña revisando los interiores de sus ropas— Olvidé mi pluma y cuaderno, ¡ya vuelvo!
—¡Oda, espera! —fue lo que escuchó de Hange antes de correr de nuevo hacia la oficina.
Detuvo sus pasos de golpe al escuchar que Levi y Erwin conversaban. Se recargó sobre la puerta para escuchar mejor.
—Quizá esto sea apresurado —escuchó la voz de Levi— ¿Pero qué haremos después de retomar el Muro María? Asumo que concebir un plan de defensa será lo primero, pero ¿después de eso?
—Eliminar amenazas —respondió el rubio—. Parece haber alguien fuera de las murallas que ésta determinado a vernos comidos por los titanes. Y la pregunta a quienes son ellos nos guía hasta ese sótano si queremos una respuesta. Así como dije, pensaremos en qué hacer después, luego de ir a ese sótano.
—Te das cuenta que estoy preguntando esto porque no sé si seguirás vivo en ese entonces, ¿verdad? No puedes mover tu cuerpo como solías hacerlo antes... Así como estás, luces como comida para titanes. Dejemos que Odelia y Hange lideren las tropas. Yo no cargaré ningún equipaje extra. Te quedarás aquí y esperarás por buenas noticias. Les diré que me quejé hasta que te diste por vencido... En realidad, eso es lo que planeo hacer. ¿Entendido?
—No —respondió el rubio tras unos instantes de mantenerse callado, asombrando a Levi y Odelia—. No me importa si soy comida. Úsenme como carnada. La cadena de comando será la misma de siempre. Si yo no puedo liderar, Hange tomará mi lugar. Si no puede, lo hará el siguiente en línea. Admito que esto luce como una operación difícil, pero será la de mayor importancia para la humanidad. He hecho todo lo que he podido para asegurar su éxito. Yo elaboré esta exploración. Si yo no estoy a la cabeza, tendrá menos posibilidades de tener éxito. Incluso si es Odelia o Hange quien sea el candidato para realizar esta operación, no tendrá los mismos resultados.
—Tienes razón, la operación podría fallar, y si mueres mientras estamos en ella, estaremos acabados —debatió de nuevo el azabache—. Tú solo necesitas sentarte y pensar. Eso es suficiente. Podrás causarle más problemas a los titanes y contribuir al bien a la humanidad haciendo eso que cualquiera otra cosa. Además, ¿has pensado en la felicidad de Odelia a la que podrás contribuir si decides quedarte aquí? Ella más que nadie ha trabajado y sacrificado muchas cosas para revelar la verdad. Escuché tu conversación con ella cuando te recuperaste de la pérdida de tu brazo —un sonido gutural vino de Odelia, sintiendo sus piernas a punto de desfallecer—, ella es quien ha decidido portar el nombramiento de comandante para asegurar tu bienestar. Ha decidido cuidar primero de ti que de ella misma. ¿De verdad dejarás que todo pase sin reconocer el valor de sus esfuerzos? Vete al demonio al decir que solo tú te has esforzado, Odelia es quien ha estado a tu lado para cuidarte que a ella misma. ¿En serio piensas ser egoísta y dejar a un lado tu contribución a su felicidad y bienestar emocional? Al decidir salir a esa expedición, tú mismo te sacrificarás a ti y a ella.
—No, eso no es cierto. Puedo contribuir más si dirijo esta operacion y...
—Oye, oye, oye. Espera, espera. Si me das una excusa más, te romperé las piernas. Trataré de romperlas de modo que sean fáciles de arreglar después. Pero debo asegurarme de que estés aquí durante la exploración de retomar el Muro María... Hasta ir al baño te costará más por un tiempo.
Tanto Odelia como Erwin soltaron una sonrisa, seguida de una carcajada del rubio.
—Eso no sería nada bueno. Tienes razón, quizás sea lo mejor para este soldado herido evadir las líneas del frente —respondió Erwin, abriendo un ligero atisbo de calma y esperanza a la castaña, que fue arruinado con sus siguientes palabras—: Pero verás... Debo estar ahí para el momento en que aprendamos la verdad de este mundo.
—¿Eso es importante para ti? ¿Más que tus piernas? —preguntó Levi.
—Sí.
—¿Más que la victoria de la humanidad?
—Sí —respondió de nuevo con firmeza.
—¿Mucho más que la felicidad de la que tú llamas amiga y familia?
Aquella preguntó tomó por sorpresa a ambos soldados. Odelia apretó sus puños esperando una respuesta, pero el silencio que reinaba el lugar la hizo optar por irse en silencio, derrotada.
Dirigió sus pasos al lugar al que nunca en su vida creyó que iría, mientras las lágrimas advertían de salir de sus orbes.
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La cena sorpresa de los soldados los hizo comenzar una guerra de comida entre ellos mismos. Mientras que unos peleaban a muerte por un trozo de carne, otros comían en silencio y con la vergüenza de sus demás compañeros, arrepintiéndose de haber gastado el presupuesto de un bimestre de la Legión en comida cara para esa noche.
Mientras tanto, luego de haber golpeado a sus subordinados en un arrebato de enojo e impotencia tras la conversación que tuvo con su superior hace poco, Levi ahora buscaba con diligencia y un gran dolor de cabeza a la que era su compañera de trabajo, guardando un poco de comida a la que tuvieron derecho esa noche como enardecedor para su pronta misión.
—Disculpen —le habló a dos transeúntes que pasaban frente a él, llamando su atención—. ¿Han visto de casualidad a una chica de cabello castaño, ojos cafés, y como de esta altura? —alzó su mano el azabache señalando la altura de su compañera.
La pareja de transeúntes se miró entre sí y afirmaron con la cabeza.
—Tenga cuidado, estaba muy borracha y traía una botella en mano. Creo que se fue en esa dirección —señaló uno de los dos al trayecto que daba a un pasillo oscuro.
Caminó con sigilo y su sensación de mantenerse alerta también se activó mientras se adentraba en aquel camino. Era tan oscuro que ni podía ver sus propios pies, preocupándose por poder ver si alguien estaba al acecho.
Mientras más se acercaba al lugar, escuchaba voces familiares haciéndose cada vez más cercanas, mientras una luz se abría paso hacia él.
Una mano lo tomó desprevenido, y a punto de atacar se dio cuenta que la chica de ojos vivaces le colocaba un dedo sobre sus labios con su otra mano pidiendo guardar silencio, a lo que él hizo caso, molesto. Permanecieron de pie mientras escuchaban la conversación que el trío de Shiganshina tenía, mientras ellos oían con la cabeza baja.
—Cuando recuperemos el Muro María y derrotemos a todos los enemigos que nos ataquen... ¿Seremos capaces de volver? ¿Volver a esos días? —habló Mikasa.
Tomados de la mano, entraron con sigilo al interior de aquel edificio del cuartel que tenía las puertas abiertas, mientras se recargaban en una de las puertas.
—Los traeremos de vuelta —se escuchó la voz de Eren—. Pero... no todo va a volver.
La castaña reafirmó su agarre en el azabache, mientras sus corazones se dividían en el dolor de aquella conversación y los sentimientos viejos que tenían al mantenerse conectados de las manos.
—Sí... —dijo en un hilo de voz la azabache.
—Eso no es todo... El mar —trató de animar la conversación Armin, que incluso los corazones de los dos espectadores secretos se regocijaban—. El mar es... como un lago gigante, lleno de tanta agua salada que los comerciantes pueden gastar sus vidas enteras recolectando sal y aún así no podrían tenerla toda. Los titanes no son la única cosa fuera de las murallas. Agua de fuego, tierra de hielo, campos nevados de arena... —Odelia fruncio los labios al recordar aquellas mismas maravillas de las que su padre le hablaba y que ella le heredó a Isabel durante su tiempo estando juntas, esa fue una de las razones que ambas tuvieron para luchar y no rendirse— Me uní a la Legión de Reconocimiento con el fin de ver todo eso —declaró Armin.
—S-sí, supongo que fue así —le apoyó Eren.
—¡Así que empecemos yendo al mar! ¡Agua salada que se extiende a lo largo del horizonte!
—Agua tan extensa que incluso se funde con el cielo —susurró Odelia, llamando la atención de su acompañante.
—¡Incluso hay especies de peces que solo puedes encontrar allí!
—Infinidad de seres vivos exóticos. Cada uno, igual de bello a su manera.
—Sigues sin creerme, ¿cierto? ¡Lo juro, están allí, solo espera! —se escuchaba la voz emocionada del rubio.
—Oh, está bien —respondió Eren siendo contagiado por la animada voz de su amigo—. Entonces creo que tendré que verlo por mí mismo.
—Es una promesa ¡¿de acuerdo?!
Tomaron asiento mirándose fijamente, Levi desvió la mirada y le arrebató la botella de licor a la castaña, dándose cuenta que estaba casi vacía.
—M-maldición —susurró el azabache mientras agitaba la botella para ver líquido restante, sin tener éxito—. ¿Cuántas de estas botellas bebiste?
Odelia encogió de hombros con una sonrisa torcida— ¿Tal vez tres? —respondió de la misma manera tratando de mantener la voz baja
Levi chasqueo la lengua notablemente molesto. Asomó la cabeza al darse cuenta que ya no estaban las voces de los tres jóvenes, para darse cuenta también que seguían tomados de la mano.
—Y-ya se fueron —observó Levi levantándose—. ¡Y-ya puedes soltarme!
—¡No quiero! —gritó la castaña mientras zarandeaba la mano que la sostenía, mientras soltaba unas lágrimas y el líquido nasal verde escurría de su nariz— Déjame aquí si queres irte. No me importa. ¡Me caes mal! ¡Eres un orgulloso! ¡Dame mi botella, te voy a golpear!
La castaña trató de levantarse, pero debido a lo borracha que estaba, cayó hacia atrás.
De no ser por la mano que rápidamente Levi colocó en su espalda, esa caída le habría dejado adolorida durante varios días.
—Estúpida mocosa, no vuelvo a dejar que te emborraches —se dijo a si mismo mientras trataba de sostenerla a ella y también todo lo demás que tenía a la mano.
Tras unos minutos de ayudarla a poder estar de pie, la alentó a caminar, pero sus pies no se movían y su mirada cristalina estaba fija en el suelo.
»¿Qué pasa? Te llevaré a tu habitación —jaló de su brazo el azabache, sin tener éxito alguno en hacerla andar.
—N-no quiero i-ir a mi habitación —se soltó del ojigris y cruzó de brazos, haciendo otro berrinche mientras inflaba sus mejillas—. P-por f-favor hip n-no me lleves.
Levi no pudo resistirse una vez más a los pedidos de la castaña. Soltó un suspiro antes de darle su bolsa con la cena a la castaña mientras dejaba en algún cesto cercano la botella vacía. Se inclinó quedando a espaldas a Odelia, mientras esperaba que ella reaccionara.
—S-si no quieres parecer una borracha asquerosa mañana aquí, sube a mi espalda y no te sueltes —ordenó Levi mientras cubría su sonrojo.
Odelia tragó grueso antes de hacer lo que el azabache le indicó. Se sonrojó al escuchar un quejido por parte de Levi.
—Lo sé, estoy gorda —sollozó Odelia mientras recargaba su rostro sobre el hueco del cuello de Levi.
—No es eso —respondió molesto el azabache—. Es que me estas pellizcando —se explicó, Odelia se dio cuenta del agarre que tenía sobre su piel, soltandolo y pidiendo disculpas.
—¿E-entonces no estoy gorda? —preguntó en un hilo de voz Odelia.
—Por supuesto que no. A-así estás bien. Nadie tiene un cuerpo perfecto, y al tener músculos es obvio que vas a pesar un poco más, pero estás dentro de tu peso.
«Así me gustas» imaginó el azabache cómo habría sido decirle eso.
Agitó su cabeza para borrar esos pensamientos.
»Entonces... ¿Dónde es que quieres ir? —preguntó Levi girando levemente su cabeza para observarla.
—Quiero ir a la azotea... Nuestra azotea —dijo rodeando sus brazos en el cuello de Levi, aferrándose a él y poniendo nervioso al azabache.
—E-entendido —respondió Levi dirigiendo sus pasos al lugar pedido.
Sus pasos apresurados disimulaban su respiración agitada por los nervios que impedían escuchar los acelerados latidos que su corazón ejercía, mirando por completo el sendero que conocía a la perfección.
—Levi... —llamó Odelia con voz suave sobre su oreja, poniendo de punta los vellos del azabache— C-creo que... V-voy a vomitar.
—Tragatelo —pidió Levi nervioso mientras reafirmaba su agarre en las piernas de Odelia y apresuraba su paso—. Ya casi llegamos, aguanta un poco.
—N-no creo poder —dijo Odelia mientras colocaba una mano sobre su boca.
Levi la bajó antes de subir las escaleras que llevaban a su destino. Giró sobre sí para prestar atención a la pálida castaña.
La ayudó a caminar hasta un bote de basura y la reclinó para que soltara todo lo que quisiera.
—Sueltalo todo —trazaba círculos sobre la espalda de su compañera, mirándola con pesar y pensando la razón por la que se habría decidido emborrachar.
Tras algunos sonidos de que comenzaba a soltar arqueadas, Levi la tomó de su cabello para que no se llegara a manchar mientras vomitaba.
Odelia se giró a verlo levantándose para observarlo. Viendo un rastro del líquido cayendo de su mentón, Levi sacó un pañuelo de su pantalón y limpió con la tela el rastro de vómito.
»Debes dejar de hacer estas cosas —regañó Levi a la castaña mientras la levantaba, mirando ligeramente hacia arriba para verla—. Beber no es bueno, mañana tendrás dolor de cabeza y pasado es la expedición, mocosa.
—L-levi... —sorbió su nariz mientras trataba de agarrar la mano de su acompañante, colocándolos nervioso—. ¡Gra-gracias por estar siempre para mí! —exclamó pegando su rostro al pecho del azabache, dejándolo completamente rojo mientras sus sollozos se ahogaban en el pecho de su acompañante— D-de verdad no sé cómo pagarte esto, cualquier cosa que quieras, yo lo haré, sin rechistar. Voy a ser tu perro. Seguiré tus órdenes sin reberlarme ante ti. ¡Lo prometo!
—Odelia... —musito acariciando su cabeza, era lo único que podía hacer en ese momento.
La nombrada alzó la cabeza encontrándose ambas miradas fijamente.
Momento que fue arruinado por el hilo de moco que hacia puente entre la nariz de la castaña y la camisa del azabache.
«Entonces no eran lágrimas lo que era húmedo...» pensó Levi respirando profundamente para no enojarse y explotar.
—L-lo siento —dijo débilmente Odelia mientras trataba de limpiar su desastre bajando la mirada de nuevo, donde en su camino se encontró de nuevo con el pañuelo de Levi limpiando su camisa y después a ella.
—Me debes un pañuelo. Solo eso, mocosa sucia. Y que ya no hagas estas estupideces.
Odelia asintió decidida a hacer caso, mientras retomaban sus posiciones anteriores y alcanzaban su destino.
—Siempre me he preguntado cómo es que hueles tan bien —soltó de repente Odelia aspirando lentamente el aroma del zabache, haciendo que sus adentros se estremecieran.
—Tch. Q-qué cosas dices, mocosa.
Odelia solo se limitó a soltar una carcajada para después aferrarse al cuello de su protector.
Tras llegar a su lugar de destino, Levi la ayudó a bajarse de él y dejar que tomara asiento, mientras tomaba las manos de Odelia para señalar la bolsa de comida.
»Ví que no comiste durante la noche, así que te traje algo —se excusó el azabache.
No es que mintiera. Estaba preocupado por la castaña a quien no había visto desde tiempo atrás, pero las ganas de verla fue lo que lo impulsó a actuar de esa manera. Quería verla.
Tomó asiento junto a ella y la observó comer la carne que probablemente ahora estaría fría.
—Gracias —sonrió Odelia enternecida por su acto, haciéndola soltar lágrimas de nuevo y preocupando a su acompañante—. E-eres u-n s-sol snif. Te mereces la felicidad del mundo.
Levi apretó su puño, murmurando cosas imperceptibles para la castaña.
—No es nada —soltó después de un par de minutos, mirando directamente a los ojos a su acompañante, quien sonrió de nuevo y dirigió su mirada al cielo, Levi copió su acción.
«¿Cómo será ese cielo junto a ella?»
Aquel cielo repleto de estrellas que se mantenían en guardia por ellos, eran las únicas testigos de los sentimientos a flote que Levi y Odelia tenían al ver aquel protector nocturno custodiando sus sentimientos ocultos, mientras que uno mostraba su asombro al cielo oscuro y centelleante, el otro no podía apartar su mirada de aquel a quien creía el ser más hermoso que conoció en su nuevo mundo.
«¿Cómo será ese cielo junto a Odelia?»
Probablemente tendría que saber la respuesta en otra ocasión, pues su atención se mantenía fija en aquella que era la captora de sus sentimientos.
—Esto es...
No había las palabras exactas para poder expresarlo, rebajando su vista a una expresión al tratar de igualar su esplendor.
—Esto es realmente hermoso —ambos miraron al cielo estrellado, mientras veían pequeñas líneas fugaces pasar frente a ellos.
Levi bajó de nuevo su mirada hacia la castaña, sonriendo levemente al notar que la vista que ahora tenía y no podía compararse al montón de estrellas monótonas frente a él.
—Es realmente hermosa —soltó el azabache clavando sus ojos en los orbes oscuros de su acompañante—. L-la Luna e-está hermosa...
—¡Lo sé! Es tan...
Sus ojos se encontraron con aquellos azules grisáceo que siempre le habían llamado la atención y en los cuales...
...No hacía falta mirar al cielo para ver las estrellas en sus ojos.
»Es tan hermoso —sonrió Odelia desviando la mirada del azabache, mientras él aún la miraba con dulzura. Sin embargo, su mirada cambió a una de preocupación al ver cambiar el semblante de la castaña a uno melancólico—. Yo... Quiero disculparme por todo.
—¿De qué hablas? —preguntó confundido el azabache mientras se acercaba lentamente a su acompañante.
Odelia se abrazó a sí misma, dispuesta a desahogarse— Es que... no pude salvar a Isabel y Farlan, y tu escuadrón anterior también murió... Todo por mi ineptitud. Hay tantas cosas que yo... Siento que estoy incluso ocultando cosas.
La castaña cubrió su rostro con sus manos, para al instante sentir cómo las frías manos de su acompañante la descubrían de su zona de protección, mirando el semblante tranquilo de Levi, calmandola de su sentir.
—Nosotros... Seguimos peleando por ellos, ¿no es así? —Odelia abrió los ojos de par en par y sus ojos comenzaron a empañarse— Entonces... Continuemos luchando —se mantuvieron en silencio algunos minutos. Levi tomó tembloroso la mano de Odelia, haciendo que volviera a mirarlo—. Mi nombre es Levi Ackerman, sobrino de Kenny e hijo de Kuchel Ackerman. Eres la primera a la que le digo esto. Kenny me dijo esto cuando lo encontré moribundo —se sinceró el azabache—, todos tenemos cosas por ocultar, y eso no significa que sea malo.
Odelia asintió mientras trataba de calmarse de no llorar de nuevo, acunandose en el pecho de Levi.
—Tu corazón va muy rápido, Levi Ackerman —los ojos de Odelia comenzaban a pesar debido a la travesía que tuvo aquella noche.
—Debe ser... Porque solo tú es quien me pone de cabeza todo, Oda —sonrió Levi mientras acariciaba su cabello, observando que ella se había quedado dormida.
«Muchas gracias por todo... Oda»
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Perdón, pero me encanta escribir soft ✋
¿Qué les pareció el capítulo de hoy? La verdad estoy feliz de que este sea el primer capítulo con el que empezamos el año Jsjs ¿que tal se la han pasado? También me gustaría agradecer este capítulo a LaTetricaEsa que le ayudó a tener la idea para este capítulo jsjsjs. Espero que les haya gustado porque lamento tener que decir que después de esto ya empieza lo feo *llora* pero espero que disfruten esto mucho y pronto nos veremos.
Espero que se encuentren bien y con esto me despido, cuídense ❤
PD. : Perdón por el RivaMika del final xD no encontré otro vídeo. Decidí meter aquí la canción porque es superior bonita.
PD. 2: Me gustaría decir que es como una despedida de ellos dos... ¡Cuídense!
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