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Capítulo 53

—Me alegra saber que solo queda por buscar en la ciudad subterránea —dijo Odelia mientras masajeaba su nuca.

Después de aquella noche de pesadillas, Odelia había decidido avanzar por su cuenta dejando a Darío descansar, mientras que la capitana conseguía los pases para entrar a la ciudad subterránea.

Volver a aquel lugar no le traía buenos recuerdos del todo. No le agradaba el tener que presenciar de nuevo la ciudad que había sido olvidada por los de arriba. Sin embargo, entendía que ninguna de las dos situaciones era envidiable.

Por otro lado, se encontraba el recuerdo de la vez que conoció a sus amigos: Levi, Isabel y Farlan. Aquellos que dieron una lucha apropiada de sus habilidades y de los cuales, recordaba con cariño a sus compañeros fallecidos.

«Quieren saber qué pasó con los corazones que sacrificaron» fueron las palabras que escuchó de Erwin.

»Maldición —susurró cuando comenzó a marearse tras caminar hacia dentro de la ciudad.

—¡¿Jovencita, se encuentra bien?! —llamó una voz anciana, girándose a ver débil a quien la sostenía amablemente para que no cayera.

A pesar de sentirse mal, no pudo evitar sorprenderse debido a la persona que estaba frente a ella. Negó con la cabeza ante su pregunta, ganándose una mirada de confusión.

»¿Te parece si te llevo a mi casa? No es muy lejos de aquí.

—Sí, muchas gracias —respondió Odelia volviéndose a tomar de la cabeza debido al dolor.

Caminaron unos minutos hasta llegar a una pequeña choza que se encontraba en mal estado. Tomó asiento en uno de los asientos de madera que se encontraban ahí, mientras que no dejaba de mirar a la mujer que se encontraba frente a ella.

—Mi nombre es Odelia —trató de entablar una conversación con la mujer de cabellos dorado pálido.

—Mucho gusto, Odelia —sonrió la ojiazul—. Mi nombre no importa mucho, espero que no te moleste.

—No, para nada —respondió la castaña mientras se recuperaba de aquel dolor de cabeza que tuvo.

—¿Sabes? Tu rostro se me hace familiar al de alguien que conocí hace tiempo...

—¿Enserio? —preguntó sorprendida Odelia mientras jugaba con sus dedos— Nunca he visitado este lugar —mintió—, vengo de un pueblo en Trost, pero fui encomendada como mandato de la Reina en buscar niños que fueran huérfanos para darles un techo.

La mayor formó con sus labios una "o" de sorpresa mientras servía un poco de té.

—Me alegra que haya cambios con esta nueva Reina, mis tiempos de juventud eran difíciles, pero con el paso de los años fueron siendo pasables.

Odelia asintió escuchando con atención lo que aquella mujer decía. No había duda de que se había encontrado con Carla Inocencio.

—¿Y vive usted sola? —inquirió la castaña mientras se levantaba a ayudar a la mujer.

—Mi esposo vive conmigo, pero ahora mismo debe estar afuera. También vivía con mi...

Un golpe en la puerta la interrumpió de lo que iba a decir. Odelia ayudó en abrir la puerta para encontrarse con otro hombre mayor que reconoció al instante: Kyklo se encontraba frente a ella.

—Buenas —saludó el hombre algo inseguro mientras miraba a Odelia fijamente.

—¡Querido! —saludó la mayor acercándose para abrazar al hombre tuerto— Ella es Odelia, vino a buscar niños huérfanos por parte del Gobierno. Eso es muy bueno, ¿verdad?

—Sí —respondió sin quitar la mirada seria de la castaña— ¿y cómo llegó hasta aquí?

—¡Oh! Se veía realmente mal, estaba teniendo un fuerte dolor de cabeza y no podía nisiquiera mantenerse sobre el suelo de pie, por lo que decidí ayudarla.

—Ya veo —relajó un poco los hombros el señor.

—Mucho gusto, mi nombre es Odelia —respondió extendiendo la mano hacia el mayor, quien la miró también sorprendido.

—Odelia no es un nombre común... —comentó el mayor entrecerrando los ojos— Disculpa esta pregunta tan personal pero ¿quién es tu padre?

—Yo...

Un estruendo fuera de su casa los hizo alterarse, aasustandose los mayores temiendo algo que Odelia desconocía.

»Quédense aquí, yo iré a ver lo que sucede —pidió Odelia saliendo del edificio.

Se asomó sobre la esquina de la pared, observando a su alrededor buscaba por el origen de aquel ruido, encontrándose solo con unos chicos que estaban peleando.

Soltó un suspiro y volvió a entrar en la casa, observando cómo el lugar se encontraba vacío ahora, pero algo que le llamó la atención fue encontrar una cama cuna para bebés antigua.

Buscó por varios lugares hasta encontrar una tabla del suelo floja, abriendola y encontrándose con la pareja escondidos.

—¿Qué fue eso? —preguntó la señora mirando con miedo a Odelia, cosa que le hizo sentir dolor.

—Tranquilos, solo fueron unos niños peleando —sonrió amablemente la castaña tratando de ayudarlos a subir—. Hablando de niños... Debería irme y no quitarles más su tiempo. Muchas gracias por su hospitalidad y cuídense mucho —se despidió la castaña girándose y salir del lugar, mirando a la pareja en el umbral de la entrada de su humilde casa—. Prometo que vendré por ustedes —dijo mirando hacia el edificio de donde salió y dirigirse donde estaban los niños que encontró— ¡Hey! —llamó a los niños que aún peleaban— ¿dónde están sus padres?

—¡No tenemos, pero a usted no le importa! ¡Lárguese! —exclamó uno de los niños mirando con enojo a la castaña.

—¡Si no va a ayudar, no estorbe! —gritó otro de los niños.

«Si Levi hubiera venido, estoy seguro que los habría pateado» pensó Odelia evitando reírse.

—Bien, ¿qué les parece si hacemos una apuesta? Peleen contra mí. Si me ganan, les compraré lo que quieran y no les molestaré más. Pero si yo gano, entonces tienen que venir conmigo y con sus amigos.

Ambos niños dejaron de pelear y se vieron confundidos.

—¿Por qué te haríamos caso? —preguntó uno de los dos niños.

—No tienen nada qué perder, ¿o sí? Vamos, no sean cobardes y peleen.

Ambos chicos se abalanzaron sobre la castaña molestos por sus palabras, pero la experiencia que Odelia tenía los hizo perder en menos de dos minutos, dejándolos sobre el suelo, pero sin haberlos lastimado, solo cansados.

—Bien, deben cumplir su promesa.

Ambos chicos se levantaron con la mirada rendida y caminaron hacia uno de los callejones donde no había mucha luz, entrando en una casa que estaba en peor estado que la de Kyklo y Carla.

Encendieron la luz del lugar, asombrado a Odelia por el montón de niños que había en el lugar.

—¿Ninguno de ellos tiene padre o alguien que los cuide? —preguntó Odelia aguantando llorar por la terrible escena.

—¡Nosotros podemos cuidarnos solos! ¡No necesitamos de nadie más para hacerlo! —gritó uno de los niños.

Odelia se inclinó hasta quedar a su altura— Por supuesto que son fuertes. Les tengo una propuesta: vengan conmigo a vivir, tenemos un lugar lleno de otros niños arriba. No tienen que pelear por la comida, robar o preocuparse por protegerse entre ustedes. Quizás yo no les sea de confianza, pero allá arriba, la Reina de las murallas cuidará de ustedes. ¿Qué dicen?

—¡Si nos ganas en otra pelea contra todos nosotros, te seguiremos! ¡Pero si pierdes, nos dejarás en paz!

—Trato hecho —sonrió la castaña mientras se colocaba en posición de pelea—. Bien, todos ustedes solo contra mí.

—¡Chicos, ataquen!

Todos corrieron contra la castaña quien pudo esquivarlos hasta cansarlos, pero debido a que eran muchos le tomó tiempo y esfuerzos para continuar.

—¡¿Te rindes?! —grito uno de los chicos colocándose encima de la castaña mientras otros la tomaban de sus extremidades.

—¡S...!

Al lugar entró Darío junto a otros jóvenes que parecían pertenecer a la ciudad, separando a los niños de Odelia.

—¿Quiénes son ustedes y qué hacen aquí? —preguntó una chica de unos 16 años.

—¡Venimos en paz! —alzó los brazos Odelia— Hemos sido enviados por la Reina para poder mudar a todos los huérfanos de las murallas a un orfanato que pronto será inaugurado.

Los tres jóvenes que estaban en el lugar se miraron entre sí— ¿Cómo sabemos que podemos confiar en ti? —preguntó otro chico cruzando de brazos.

—Tenemos un comunicado oficial —mostró Darío sus papeles a los jóvenes, quienes miraron el papel sin tomarlo, indecisos de tratar de leerlo, cosa de la que Odelia se percató.

—¿No saben leer? —preguntó la castaña. Ningún chico habló y todos desviaron su mirada de ella, apenados. Odelia sonrió enternecida y caminó hasta ellos—. Yo soy la capitana Odelia Baumeister, proveniente de la Legión de Reconocimiento y él es mi compañero Darío Inocencio. Por favor, confíen en nosotros.

—No podemos confirmar si ese documento sea oficial o no, ¿qué otra razón tienen para llevarnos?

—De haber sido un intento de secuestro o algo parecido, mi compañero y yo somos lo suficientemente capaces de pelear, pero hemos venido en paz. Incluso hay otros niños que esperan por nosotros. En menos de una semana tenemos que estar en la capital y poder resguardar a los niños —explicó Odelia—. No los obligaremos a venir con nosotros pero, ¿pueden imaginar la vida que tendrán aquí? En cambio, arriba pueden tener oportunidades de vivir con tranquilidad. ¿Qué dicen, desean confiar en nosotros?

Los tres chicos se miraron entre ellos por tomar una decisión. Odelia apretaba su puño esperando por una respuesta afirmativa, obteniéndola de inmediato.

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La tarde del verano estaba despejada, dejando ver las maravillas de aquel cielo que los cubría, pintándose de colores amarillos y rojos. Todo aquel que estuviera a la intemperie sentiría el abrazo cálido de la naturaleza como una madre que acuna con amor a su hijo sobre sus brazos. En la lejanía del campo soleado de Sina, las voces de los niños alegres cantaban la nueva victoria de la humanidad, demostrando que aún existían personas que se preocupaban por aquellos que fueron desdichados durante años atrás.


Levi reprimió una sonrisa al ver por la ventana los colores del atardecer reflejados en la chica de la que estaba enamorado. No dudó un segundo en adelantarse a encontrarse con ella, aunque Odelia tenía el mismo destino en mente.

—B-bienvenida —saludó Levi tratando de evitar que su sonrojo y las ganas de abrazarla y no volver a soltarla lo consumieran.

Odelia se mantuvo estoica por unos instantes, para luego rodear en un fugaz abrazo al azabache.

—Gracias por la espera —sonrió Odelia mientras tomaba de la mano a su compañero capitán y seguían su camino junto a los demás niños que la seguían.

Un sentimiento de paz inundó el ser de Levi, disfrutando de aquel contacto que tenían y que era especial para él.

En la entrada de la granja esperaban todos por la castaña, quienes sonrieron al verla llegar junto a los niños, luciendo como una marcha pequeña y tierna.

—¡Es una diosa! —gritaron algunos niños sorprendidos ante la rubia que los miraba emocionada, después miraron a Odelia— ¡No mentías! ¡Es una diosa de verdad!

Antes de que los niños se llevaran a Historia, la castaña separó su agarre de Levi para después abrazar a Historia.

—Gracias por todo —susurró Odelia mientras presionaba su agarre en Historia sin llegar a lastimarla, siendo correspondida en su acto de afecto.

—Gracias por su esfuerzo, Odelia-San —ambas chicas se separaron y Odelia caminó junto a Levi, quien mantenía una diminuta sonrisa.

—Erwin debe estar esperándote —comentó el azabache antes de que se dirigeran a los niños para despedirse de ellos.

—¡Nos vemos pronto, niños! —se despidió Odelia de cada uno de ellos— ¡Sean buenos y pórtense bien! Después los veré.

Los adolescentes del lugar sonrieron y se despidieron de la castaña agradeciendo por su apoyo.

—Los mocosos se quedarán con los mini mocosos para cuidarlos, creo que en el cuartel está la sorpresa de que llevarán algo por parte de la compañia Reeves —comenzó la conversación Levi mientras ayudaba a Odelia a subir a la carreta que esperaba por ambos capitanes.

—Ya veo —respondió Odelia algo distraída, cosa que notó al instante el azabache.

—¿Está todo bien? —preguntó de nuevo Levi ganándose una sonrisa de nerviosismo de Oda.

—Sí, todo bien... —le brindó una sonrisa tratando de convencerlo, pero al darse cuenta que la miraba con un gesto incrédulo— Bueno... es que encontré a alguien ahí abajo —confesó Odelia mientras sentía su carga menos pesada—. Me encontré con los tíos de Darío en la ciudad subterránea —soltó por fin la castaña, sorprendiendo a Levi en la confesión que le dió—, pero incluso, siento que esconden algo más. No solo el hecho de que hayan sido buscados por la policía militar, ella habló de no sólo haber vivido con su esposo, sino también con alguien más.

—¿Crees que fuera con su hermano Xavi? —inquirió Levi, Odelia negó.

—Quizás estoy sacando conclusiones precipitadas, pero encontré una cuna de bebés antigua, probablemente hecha a mano —meditó Odelia mientras colocaba una mano sobre su mentón cubriendo su boca—. No creo que solo su hermano estuviera ahí, sino que un niño también lo estaba.

—¿Entonces crees que...?

—No estoy segura, sin embargo, tampoco quiero decirle a Darío sobre esto, no quiero hacerlo sentir peor de lo que ahora de por sí está sufriendo —declaró Odelia mirando en el carruaje al chico que se encontraba intentando jugar con los demás huérfanos del lugar.

—Creo que sea como sea, deberías decirle que encontraste a su tía o madre, como sea —trató de apoyarla el azabache, recibiendo una mueca de desacuerdo de la castaña—. De por sí es difícil perder durante tu vida a tu madre, ahora imagina que aquella de la que nunca supiste nada aparezca diciendo ser tu tía. Si saben de las razones por las que ella junto a su esposo y su hermano estuvieron huyendo, debe entender las razones que su posible madre tuvo para tener que separarse de él. Y si de verdad quiere redimir todo lo que su familia ha sufrido por el amor que les tiene, debería entenderlo. Sería muy idiota de su parte comportarse de manera inmadura.

Miró de reojo a su acompañante, quien tenía una mirada insegura de hacer caso a lo que su compañero decía. Levi soltó un suspiro de cansancio y se sentó junto a la castaña.

»No te preocupes por eso ahora —posó su mano sobre la cabeza de Odelia, despeinandola un poco—, ya verás que todo podrá solucionarse pronto, mientras tanto, descansa.

—Sí, tienes razón... —sonrió tímidamente la castaña mientras agradecía en silencio el apoyo que su compañero le daba, sintiendo una gran calma tras haberse podido desahogar.

Sin embargo, no podía quitarse de la mente aquella pesadilla que tuvo donde él estaba presente. Se preguntaba si eso se haría realidad, y de cuándo se trataría.

»Siempre y cuando no sea en Shiganshina... —murmuró Odelia, ganándose una mirada de confusión por parte del azabache—. No es nada...

No es nada.

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¿Qué taaaaaal se encuentran? ¿Les gustó el primer capítulo? En primera, me gustaría dedicar este capítulo a honeyyyyyanaaaaa quien ha apoyado mucho esta historia y es algo que agradezco de corazon y espero que le haya gustado el capítulo ❤ Pero debo admitir que lamento que haya sido un poco de relleno pero es que ví un video de EreMika y pues se me vino la inspiración del reencuentro de Odelia y Levi:

https://youtu.be/c_c_GwvpdUE

*Se va a llorar a un rincón porque se acuerda del manga*

Espero que les haya gustado el capítulo y nos vemos al rato con el segundo ❤

PD. : También creo que debo decir que este será el arco más corto de la historia, pero haré mi mejor esfuerzo por detallar cada parte y que se desarrolle tanto la parte original como la ficticia.

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