Capítulo 48
Habían pasado casi tres días tras la aprehensión de Erwin y Odelia, recibiendo la mayoría del tiempo palizas para que pudieran hablar todo lo que sabían, sin soltar ninguno de los dos alguna palabra.
Tras visitar a Erwin, Nile se dirigió a la celda donde se encontraba Odelia, quien estaba en el mismo o peor aspecto que Erwin al ser golpeada salvajemente durante esos días.
—Por Dios... ¿Pero qué te han hecho? —trató de ayudarla a acomodarse sobre el suelo, sin tener mucho éxito al estar encadenada de las dos manos a la pared, sin poder recargarse por completo en el suelo— Quisiera pedirte disculpas por lo que has tenido que pasar. Después de todo, somos como hermanos al estar unidos por Marie...
Odelia sonrió levemente, su rostro hinchado de golpes no le permitía ver mucho a su alrededor.
—No importa. Esto es lo que he decidido para que la humanidad siga adelante. Para que Marie, tú y mis sobrinos puedan vivir libremente fuera de estas murallas, por favor, vive ese sueño que yo no podré lograr si mañana muero —respondió con pesadez la castaña, sintiendo su boca llenarse del sabor de hierro debido a las heridas que tenía sobre su boca.
—¿De verdad sigues creyendo que esto ayudará a que la humanidad sea libre? —Odelia levantó con esfuerzo su cabeza para verlo a los ojos, ella asintió en respuesta.
—A menos que alguien se sacrifique por sus ideales, nadie más lo hará en este cruel mundo —contestó una vez más la castaña mientras su voz se hacía cada vez más lenta al igual que su respiración—. Yo... No quiero morir todavía, es por eso que, tú tienes la última palabra mañana porque sabrás lo que es capaz de hacer el lado cruel de este mundo, pero quiero verificar que tú no eres como ellos.
—Erwin me ha dicho que Pixis tiene la decisión en todo el caso, ¿a qué se refiere?
—No, Pixis es quien tiene una tarea importante —corrigió Odelia— Mañana lo presenciaremos, y junto a Erwin, admiraremos en silencio el primero que decidirá en todo esto: tú, Nile Dok.
Nile soltó una risa amarga— Se ve que Erwin y tú son demasiado semejantes al pasar tanto tiempo juntos, es como si se volvieran uno mismo a pesar de estar separados —Odelia abrió un poco más sus ojos en sorpresa, no se esperaba aquellas palabras, reforzando lo que estaba teorizando.
El pelinegro suspiró y se levantó del suelo para salir de la celda, sabía que no podría rescatar nada de información de Odelia, y solo quedaba esperar hasta mañana para ver a ambos soldados de la Legión de Reconocimiento en acción.
Cerró dando un último vistazo a Odelia, donde pudo notar la convicción que había en su mirada oscura que brillaba con la esperanza de que todo saliera como lo planeado. Sin embargo, sus planes fueron arruinados en el instante en que Nile abandonó las mazmorras del edificio cuando una sombra se acercó para entrar a la celda de la castaña y noquearla.
—Tuve muchos problemas para encontrar a tu padre, pero al menos ahora puedo conformarme con tu asquerosa presencia en lo que Rod decida hacer contigo y más adelante con tu familia —fue lo último que escuchó Odelia antes de cerrar los ojos y volver su vista negra.
«De verdad... Ojalá todo pueda salir bien» pidió Odelia en sus adentros mientras era llevada a un lugar que no había sido ordenado por sus superiores de aquel lugar, sino que era llevada para ser parte también de una ceremonia donde Eren e Historia estarían también.
Días atrás había descubierto archivos muertos de generaciones pasadas de la Legión, encontrando los nombres de sesenta años atrás, encontrando el nombre de los primeros comandantes de la Legión: Jorge y su hijo, Carlo Pikale, quienes se encargaron en la época de invención del equipo tridimensional. Jorge Pikale había pasado de ser el primer comandante y "hombre que venció a un titán", a ser el instructor de reclutas de aquel tiempo, teniendo como soldados a Cardin Baumeister y Kyklo, quienes apoyaron el proceso del EDM3D como armamento para ataque a los titanes que hasta ahora seguía en uso. No había más información sobre aquellos años puesto que había sido extraviada años atrás durante el traslado al nuevo cuartel general —o eso decía el informe—, sin embargo, ella sospechaba de algo más y sabía que si una guerra explotaba dentro de los muros por la libertad de expresión y una ley General de información que permitiera dar a conocer la información perdida y obligada a guardar durante todos esos años.
Y ahora tenía como prueba el nombre de su padre en aquellos papeles como verificación de la presencia que tuvo durante esos acontecimientos, sin embargo, no sabía la razón por la que tuviera conocimiento previo de aquellos dos imponentes nombres y la relación tan estrecha que tenía su padre con todo ello, sin saber que el motivo de su búsqueda era por otro motivo mucho más profundo de aquel que ya era de gran peso.
Su mente ahora mismo se encontraba ensimismada en un sueño del que no podía despertar, viendo ante ella un grupo de hombres mayores caminando sobre una tierra de colores distintos, eran las arenas que tanto deseaba ver como Armin y la única persona que reconocía de aquel sueño era a su padre mayor junto a algunos más que no podía ver.
Aquellos sueños regresaban a ella como un presagio que sentía haber vivido ya, quedando solo con el dolor y angustia del momento presente sobre sus hombros.
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Jean apretaba sus puños con impotencia, por su culpa, Armin estaba afuera vomitando y Artis estaba gravemente herida. Todo por su indecisión y egoísmo por no querer manchar sus manos.
Aún recordaba con impotencia aquel momento en que Artis había tomado su lugar, tratando de disparar sin ningún éxito, mientras que la chica aún sin posiblemente desear hacerlo, alzó fuego contra ella disparando en su hombro derecho en un movimiento equivocado, mientras que Armin había dado en el objetivo, dejándola caer sobre Artis, muerta.
Observó a metros de él el cuerpo de Artis descansando, desde que se había desmayado en el camino, sus tres compañeros de escuadrón estuvieron cuidando de ella sin descansar, mientras que Jean se sentía culpable de la situación en la que ella se había arriesgado por él, desconcentrándose de sus pensamientos cuando Mikasa la llamó:
—Es hora de cambiar —le entregó Mikasa el arma para cuidar el alrededor, recibiendo un "Bien" como respuesta por parte del bicolor.
—¿Dónde está Armin? —preguntó preocupado el castaño claro.
—Aún afuera —respondió con pesar Mikasa al recordar a su amigo desmoronarse vomitando y llorando desconsolado.
—Ya veo...
Se levantó del suelo para salir del granero, dando una última mirada a la pelicobre que seguía inconsciente. Deseaba que ese tiempo que tendría para mantener guardia, fuera también para poder meditar en los hechos ocurridos anteriormente, y la decisión que tomaría.
Pasó el tiempo, cediendo a su amiga Sasha el puesto, no sin antes recibir un fuerte abrazo de ella tratando de animarlo, Jean respondió un poco reconfortado al sentir su apoyo.
Al entrar vió a todos acomodados alrededor de una fogata calentando la comida que la tierra les permitía tener para poder recuperarse, tomó asiento en medio de Ondine y Armin, dando casi la mirada al frente del capitán Levi, a quien había dicho tiempo atrás que no seguiría sus órdenes.
El ambiente se sentía bastante tenso y decaído por parte de los tres chicos del escuadrón de apoyo.
—¿C-cómo sigue Artis? —preguntó nervioso el castaño claro alzando levemente su mirada a Samuel, quien estaba frente a él.
—Ha mejorado su situación, ahora sólo está durmiendo —sonrió ligeramente Samuel tratando de calmarlo, sabía que no tenía motivos para enojarse con él.
Mantuvieron el silencio de nuevo hasta que el capitán Levi decidió romperlo:
—¿Qué ocurre, Armin? ¿Perdiste el apetito por estar en un sucio granero?
—No... —respondió desganado el rubio ganándose la mirada de los presentes sobre él— Jean —llamó Armin recibiendo la inmediata respuesta del castaño respondiendo a su llamado—, hay algo que no entiendo... Cuando saqué mi arma pensé que ya era demasiado tarde. Lo siento, después de todo ya tenía la suya apuntándote a ti y después a Artis. Sin embargo... ¿Por qué yo no lo pensé tanto como ella a la hora de disparar?
Se encontraba ahora mismo en una lucha por hablar con aquel chico de ojos tristes, bajó la mirada sintiéndose derrotado en no poder hablar.
—Jean —intervino el azabache al no ver un avance en él—ella titubeó antes de disparar, ¿cierto?
El castaño tensó mandíbula tratando de responder, siendo en vano sus esfuerzos.
—Armin, lo siento. Debí ser el que disparara primero.
—Sí —respondió directo Armin—. La persona que murió por mi arma debió ser amable y tener más valores humanos que yo. Aún así, yo jalé el gatillo sin pensar. Yo...
—Armin —interrumpió Levi—. Has ensuciado tus manos, ya no hay vuelta atrás.
—¡¿Cómo se atreve a expresarlo de esa forma?! —reclamó enojada Mikasa.
—Ahora ve, y trata de aceptar a tu nuevo yo —continuó Levi hablando sin prestar atención a la azabache. Si tus manos estuvieran limpias, Artis ya no estaría con nosotros en este momento. Jalaste del gatillo porque estabas a punto de presenciar la muerte de un compañero. Eres un chico listo, sabías que titubear no salvaría a nadie. Y también sabías que si perdemos a los compañeros y caballos, nuestro futuro sería aún más sombrío. Armin, por ensuciarte las manos es que ahora todos estamos con vida. Gracias.
—Armin —llamó con lágrimas en los ojos Ondine—. Gracias. De no haber sido por ti, Artis habría muerto horas atrás, no eres una mala persona al haber hecho lo que tenías que hacer, estoy segura que ella habría hecho lo mismo, gracias —se arrastró hacia él para abrazarlo—. Sinceramente, no sé qué sería de nosotros tres sin ella a nuestro lado.
El corazón de Armin pudo sentir calma, sabiendo que las palabras de ambos eran ciertas.
—Capitán Levi —llamó Jean—. Yo siempre pensé que... lo que hizo estuvo mal. Más bien, intenté convencerme de que tuvo mal... Después de todo, estoy muy asustado con ensuciarme las manos matando a otras personas... ¡Yo era el que estaba equivocado! ¡La próxima vez voy a disparar el arma! —exclamó decidido Jean, Levi le respondió:
—Sí, por hacer el tonto en verdad estuvimos en peligro.
—En verdad lo lamento.
—Estuviste en una situación muy específica. No puedo decir con seguridad cómo deben ser las cosas puesto que jamás podemos predecir los resultados de este tipo de situación. ¿Crees que lo que hiciste estuvo mal?
—Yo... —antes de que pudiera responder, el sonido de un balazo resonó en el lugar, asustando a todos los presentes y yendo al lugar del sonido proveniente, encontrándose con Connor extrañamente sonriendo y Artis despierta del susto.
—¿Qué diablos pasa aquí? —preguntó con molestia Levi al ver al chico con el arma de su compañera.
—Lo siento. Estaba revisando el por qué el arma de Artis había fallado y entendí la razón, pero al retener la bala se disparó sin querer —respondió rascandose su nuca nervioso.
El azabache chasqueo la lengua con molestia para después portar su atención en la chica que estaba herida. Todos se miraron entre sí para estar de acuerdo en dejar a Jean y Artis solos.
—Connor, ven a cenar ahora mismo, necesitas despejar tu mente antes de que te golpee —le ordenó Levi alejándose junto a los demás de ambos chicos.
—¿C-cómo estás? —preguntó Jean tomando asiento junto a Artis ayudándola a acomodarse.
—Es raro estar sin hacer nada, pero espero recuperarme para poder ayudarlos en lo que necesiten —respondió de forma normal sin prestar atención al rostro de preocupado que la miraba intensamente.
—De verdad lo lamento, de no ser porque dudé, tú no habrías decidido tomar mi lugar.
—En realidad, hayas decidido disparar o no, yo habría tomado tu lugar, después de todo, eres una buena persona. Ja-jamás permitiré que le hagan daño a las personas que aprecio —dijo decidida la pelicobre con un notable sonrojo en su rostro, el castaño actuó igual—. ¿Sabes? Hace unos días estuve en la misma situación que tú, pero ahora entiendo que si no intento avanzar como deba hacerlo, me quedaré estancada, y los demás no decidirán como yo.
Artis tomó con algo de fuerza la mano de su acompañante, brindándole confort y apoyo.
—Te prometo que para la próxima vez no dudaré en protegerte y protegerlos —declaró Jean, sintiendo como prueba de aprobación la cabeza de Artis sobre su hombro.
—Lo sé, después de todo, eres alguien digno de ser un apoyo para todos.
Las palabras de Artis le hicieron recordar con nostalgia a Marco, su mejor amigo, al verlo cómo él siempre lo apoyaba, su corazón sintió un vuelco por dejar salir las lágrimas al saber que alguien más pensaba lo mismo que su amigo fallecido.
Acarició la cabellera de Artis hasta que ella se quedó dormida mientras él comenzaba a sentir los ojos pesados, a lo lejos tres chicos miraban con ternura aquella escena.
—De verdad ellos están juntos, ¿verdad? —inquirió Samuel viendo aquella escena, observó a sus dos compañeros asentir.
—Si pudiera, los dibujaría en este instante, pero nisiquiera tengo ganas de molestarlos —comentó Connor y Ondine concordó con él cruzando de brazos.
—Han pasado por mucho, deberíamos dejarlos descansar sin molestarlos —los otros dos asintieron.
Sabían, después de todo, que probablemente las cosas cambiarían y dejarlos tranquilos era lo único que podían hacer en medio de la crueldad que habían vivido.
Mientras tanto, Levi escuchaba y observaba en silencio todo lo que sus subordinados hacían y decían, deseando hacer lo mismo con la chica que estaba lejos de su protección.
Salió del granero tomando el lugar de Sasha, mientras pensaba en todo lo ocurrido y lo que estaba por venir, sabía que estar con Erwin significaba estar protegida, sin embargo, en su interior había algo que le decía que las cosas no iban bien del todo, sin saber la verdad que tenía.
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Random que los personajes secundarios tengan pareja antes que los protagonistas 🤡
¿Pero qué les pareció? Espero que les haya gustado este capítulo, ya merito vamos a ver a Oda, no se impacienten 😭😭
Cuídense y nos vemos pronto 💗
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