Capítulo 44
—Ey, eres... ¿no eres Levi? —fueron interceptados durante su camino en el distrito Trost, llamando la atención de las personas alrededor y siendo insultados por los que tenían frente a ellos.
—Están bloqueando mi camino —espeto el azabache tratando de sonar no molesto.
—Primero escúchanos. Escucha a los campesinos por un momento —le impidió el paso uno de los hombres—. Con soldados como tú ocultándose aquí, no podemos hacer nuestros negocios. Nosotros y los otros ciudadanos no confiamos en los soldados, y estamos asustados de estar cerca de ellos. Si no ganamos dinero, no tenemos nada para comer. Pero las tropas de guarnición se fueron sin dejar rastro, y ladrones, aprovechando la oportunidad, nos asaltaron. Y las tasas demuestran que no han disminuido, ni un poco ¿cómo esperas que vivan los civiles? —el hombre hablaba con molestia y decepción, Levi decidió escucharlo, después de todo, las cosas que habían ocurrido también había sido provocado por la Legión y qué decir de lo que pronto ocurriría.
—¿Qué tanto espera el capitán? —se preguntó Ondine susurrando a la oreja de Connor, este le pidió que mantuviera la boca cerrada.
—¿Qué estás haciendo caminando por las calles tan a la vista de todos? ¿Estás comprando? Incluso tienes a mujeres que te hacen compañía. Qué digno.
Connor se hizo intermediario al colocarse delante de las chicas y la chica que eran sus compañeras al ver que los civiles se acercaban peligrosamente a ellas, los demás hicieron igual.
»Si tienes cualquier simpatía, danos algo de dinero y deja a los soldados que comen sin pagar.
El sonido estruendoso de algo yendo detrás de ellos alarmó al mayor de todos.
—¡Ten cuidado! —advirtió el azabache a los demás.
—¿De quién? —preguntó alzando su mirada hacia la multitud alternándose cuando vio que su amigo era pateado por el hombre con el que hablaba, tomándolo de la ropa— ¡Mejor soldado de la humanidad!
—¡Hay un carro que viene hacia aquí! —señaló el azabache poniendo detrás de él al hombre que lo molestaba intentando protegerlo, los demás siguieron su ejemplo a excepción de dos.
—¡Ar...! ¡No! —se corrigió Sasha al hablar— ¡Eren y Christa! ¡Se los llevan de nuevo!
Una vez que la carreta a toda velocidad se perdió entre el polvo que levantó, los civiles observaron la situación asustados.
—Oigan... ustedes —se giraron molestos para discutir con el séquito de soldados, pero ellos habían desaparecido.
Mientras tanto, ellos seguían la carreta donde ambos soldados disfrazados eran secuestrados. Subieron a los tejados de las casas buscando dentro para llevar a cabo su plan.
—¿Qué hay dentro? —preguntó Levi a Mikasa subiendo al mismo edificio, ella no respondió.
—Debemos darnos prisa. La Christa falsa será descubierta pronto, debe estar sufriendo ahora mismo —habló molesta pensando en su pobre amigo rubio, se arrepentía de haberlo dejado. Entonces recordó las palabras de la castaña:
«Evita pelear con tus compañeros, mucho más con tu capitán, aunque no lo creas, se preocupa por todos ustedes, tú también debes cuidar de él, últimamente no se queja pero estoy segura que aún le duele un poco su pierna» recordó sus palabras, con pesar suspiró.
»¿Cómo sigue su pierna, está bien?
Levi se tomó de la rodilla algo sorprendido por su pregunta.
—Me puedo mover. No está mal.
Guardaron silencio al ver a los hombres entrar al almacén de los Reeves, donde estaban resguardados Eren y Christa.
—¿Realmente son Eren y Christa? —preguntó el más bajo de estatura de todos.
—Sí, coinciden con la descripción —respondió una de sus hombres.
—¿Comprobaste que no fuera alguien con disfraz?
Los dos hombres a sus lados se quedaron callados—Aún no.
—Idiota, ¿quieres cometer otro error? —repuso molesto el calvo.
Ambos soldados se acercaron a los balcones del lugar una vez que ellos entraron, acercándose en los costados del edificio para entrar entre las ventanas.
—Connie —llamó en susurros Levi—¿Cuántos hombres hay?
—Solo han entrado tres —respondió el rapado—. Ondine y Connor han tomado al que se pegaba a Ar... Christa.
Ambos azabaches asistieron y tomaron su turno en este momento para bajar.
—¿Dónde están los guardias? —preguntó el más alto de todos buscando a su alrededor mientras su jefe se colocaba unos guantes.
—Hey, hey —llamó el hombre— en casos como este primero debes quitar la tapa...
No les dio tiempo de reaccionar cuando el más alto de todos era recibido con un rodillazo en su cabeza mientras que el hombre del final era lanzado por la espalda hacia el suelo.
—¡Maldición! —gritó el señor Reeves al ver la mala situación en la que se encontraban al ver a Eren y Christa correr hacia él y sus dos hombres con las cuerdas que los ataban.
—¡Connie! ¿¡Realmente solo quedan tres!? —preguntó Mikasa girando sobre su hombro buscando con la mirada al mencionado.
—¡Sí, eso es todo! ¡Ya no hay nadie más alrededor! —asomó su cuerpo sobre la ventana.
Por casi descuido, el hombre sacó un arma de su saco a punto de disparar a la azabache, pero una flecha de Sasha clavando permanente el arma asustó al mayor.
—¿¡Qué pasa si golpea a Mikasa!? —preguntó preocupado el Eren falso.
—¡Es culpa de Mikasa por quitar sus ojos de la presa! —se defendió Sasha agitada.
Una discusión empezó entre ambos hombres mayores comenzó con Levi hablando:
—¿Eres el jefe de esta compañía? —preguntó acercándose al hombre.
—No... No lo soy, solo soy un pobre diablo siendo usado, solo un anciano —mintió con lágrimas en los ojos el viejo—. Por favor no me hagan daño, no sé nada.
El calvo y Mikasa hicieron contacto visual, fue entonces que ella lo recordó.
—Esa vez estabas bloqueando la puerta —comentó Mikasa señalando con el dedo al sujeto—. Es este tipo. He escuchado a sus hombres llamarle presidente.
—¡Esta tipa está loca! —alardeo el hombre, pero las pesadas miradas de Ondine y Connor sobre él lo hicieron sobresaltarse, chasqueando la lengua, derrotado.
—Presidente... no me siento seguro en tu guarida —habló Levi— vayamos a otro lugar.
—No tengo elección —respondió derrotado el hombre.
—Tus hombres se pueden quedar aquí por un rato —repuso el azabache observando a uno de los hombres soltar saliva como un perro—. Armin, ponle bien la mordaza —ordenó Levi señalando al hombre, recibiendo un sí por respuesta del rubio.
—Lo escuché —habló el hombre una vez que tuvo la boca libre—. Realmente eres un chico. A causa de ti yo solía ser normal, pero me convertiste en esto... haz algo al respeto.
Las palabras del hombre dejaron desconcertado al chico, quien fue ayudado por Jean y Ondine a alejarlo de él.
—Nosotros nos encargamos de él —comentó Ondine dando una mala mirada al hombre—. Capitán Levi —llamó la morena señalando al hombre que aún babeaba por el rubio—¿puedo pegarle? Quiero pegarle.
El hombre rodo los ojos negando su petición, la chica miro con enojo al viejo que aún respiraba raro, amordazando con fuerza al hombre haciéndolo quejarse.
»Después me encargaré de ti.
Todos salieron del lugar dirigiéndose a la puerta de Trost, Levi tomó lugar junto al señor Reeves quien se sentó a la orilla de la muralla.
—¿Por qué me has traído hasta aquí? —preguntó el señor Reeves.
—¿Sabes dónde estamos, presidente?
—Es mi ciudad —respondió al azabache—. la puerta central de Trost. Bueno, la ex puerta. O además, la línea más al sur de la humanidad... el borde entre este mundo y el otro. Un lugar aterrador, pero puedo hacer buenos negocios.
—Nosotros lo llamamos el lugar donde los hombres ganaron a los titanes por primera vez. Y además, un lugar que prueba la impotencia de la humanidad —respondió Levi también—. Usamos un titán para cerrar el agujero hecho por un titán. Lo intentamos de varias formas, pero al final nos dimos cuenta de que los humanos no podrían completarlo. Uno de esos es Eren, el chico que intentaste secuestrar.
—¿Así que me has traído aquí para sermonearme? No deberías intentarlo, señor, soy demasiado viejo para eso.
—Sí, paremos —respondió Levi—. Es lastimoso ver a un viejo ser chillado —tomó asiento junto al hombre para tratar de amenizar la situación—. Quiero saber tus motivos y los detalles de tus negociaciones con la Brigada —pidió haciendo alusión al escuadrón de la policía central.
—¿Negociaciones? No hay nada de eso. Solo obedecía órdenes —dijo dando una calada a su puro—. Nuestro motivo es "obedecer órdenes y no perder todo lo que tenemos", pero nuestro ataque nocturno y secuestro fallaron, el gobierno se va a apropiar de todo nuestro patrimonio y nuestros trabajadores quedarán en la calle. Y además, yo y unos cuantos hombres seremos silenciados... moriremos en un accidente misterioso —ambos mantuvieron el silencio y la mirada sobre la extensa vista que tenían de las ciudades, hasta que el señor Reeves volvía a hablar—. Déjame decirte algo, señor: los tipos de la Brigada son unos idiotas. ¿Cómo pueden ser tan estúpidos para pensar que tipos como estos podrían hacer algo contra gente que suele luchar contra titanes? Al final, esa sola chica fue suficiente para derrotarnos a todos ¡no tuvimos ni una sola oportunidad!—señaló alzando su mano hacia donde se encontraba Mikasa, viendo la escena sorprendida mientras el calvo soltaba algunas carcajadas para después volver a fumar su puro—¿Qué piensas señor? ¿Eso fue de ayuda?
—Sí... aparentemente no son muy listos y sé eso pero... ¿vas a permitir que unos idiotas como esos te maten, presidente? —preguntó con incredulidad el azabache.
—Quizá ellos sean idiotas pero, son los que tienen el poder. Tú también casi eres asesinado por tipos que no llevan ropas.
—Ya veo, de hecho tienes razón, pero también podemos matar a titanes. Es verdad, es como con los titanes, si vas a morir de todos modos, mejor que lo intentes.
—No.
—¿Por qué?
—Solo fallare y morirán más de mis hombres.
—No creas eso. Será lo mismo de todos modos.
—¿Qué?
—Trost, tu ciudad está al borde de la bancarrota. Por un tiempo estuvo ocupada por titanes y semidestruida. Aun así, sigue habitando gente aquí. Por supuesto eso es a causa de que hubo trabajadores intentando llenar el agujero y soldados que estaban en guardia en caso de que llegaran titanes. Pero otro motivo es que la compañía Reeves trae tanto gente como trabajos.
Sin embargo, si la compañía Reeves desaparece, entonces la ciudad recibirá su último golpe y desaparecerá. En ese caso, tus empleados no serán los únicos que quedarán en la calle. Excepto para los soldados, todos los habitantes de esta ciudad estarán involucrados. Me pregunto cuantos de ellos serán capaces de sobrevivir al infierno. Ser asesinados por la policía militar es casi mejor.
—Sí, quizá pase eso. Ya que no nos vas a dar a Eren y Christa un gran número de personas morirá. ¿Y entonces? ¡¿Vas a darme el milagro de la humanidad para evitar que mis hombres y los habitantes de esta ciudad se mueran?!
—Exacto. Te daré a Eren y Christa —todos soltaron un grito de sorpresa, Mikasa se acercó a reclamar a su capitán, deteniéndola—0. Pero tengo tres condiciones: Primera, desde ahora los miembros de la compañía Reeves se rebelaran contra la Brigada y el Gobierno junto a nosotros, los Cuerpo de Exploración.
—¡¿Qué?! ¡¿Quieres empezar una guerra?! —grito preocupado el calvo siendo ignorado.
—Segunda, la compañía Reeves confiará plenamente en el cuerpo de exploración.
—¿Confiar? En el mundo de las mercancías esa palabra se usa como broma.
—Actualmente te hablo a ti, Dimo Reeves —habló Levi seriamente—. Te estoy preguntando de tu forma de vivir. ¿Qué tipo de persona eres? ¿Vas a permitir que tus hombres y los habitantes del distrito mueran y sean derrotados, o vas a luchar contra los que tienen el mayor poder en este mundo? Nadie puede decir cuál es la elección idónea, solo elige la que te guste.
—Hah... solo un amateur le pediría a alguien firmar un contrato sin saber todas las condiciones.
—Oh, lo siento. La tercera, desde ahora, cuando la compañía Reeves obtenga comida o alimentos de lujo, preferentemente se los dará a la Legión de Reconocimiento, por ejemplo, té negro o de pasiflora —dijo reprimiendo una sonrisa esperando a ver la sorpresa que se llevaría Odelia al ver que estaba disponible en el almacén del Cuerpo de Reconocimiento su té favorito.
—¡Maravilloso! —gritaron al mismo tiempo Sasha y Ondine, la primera tomó de las manos a su compañera emocionadas—¡Es una condición maravillosa, presidente!
—¡Por favor acepte! —rogó la morena.
El mayor soltó una carcajada antes de estrechar la mano de Levi.
—Eres más ávido de los mercaderes, me gustas —levantó su mano hacia el azabache quien copió sus movimientos.
—Eres listo —escondió su sonrisa entre sus palabras tomando la mano del mayor como cierre de su pacto.
Soltaron sus manos y se levantaron de sus lugares para caminar y planear lo que pronto vendría.
—¿Y realmente dónde están Christa y Eren? —preguntó Dimo al azabache.
—No comas ansias, los resguardamos en un lugar seguro, pronto los verás, mientras tanto, debemos planear cómo sacar la información de los miembros de la Brigada. ¿Tienes contacto con algún miembro de la política militar central? —el viejo asintió.
—Son con los que tenemos contacto hasta ahora, se supone que hoy les haríamos entrega de ambos chicos al primer escuadrón central. Es cuestión de tiempo de contactar con ellos para darles la ubicación de los mocosos.
—Entiendo, entonces el plan comenzará una vez que hablemos con Hange, estoy seguro que se pondrá feliz al tener entre manos a esos dos -pensó en voz alta Levi.
Tras idear durante el camino cómo conseguirían a ambos soldados, llegaron con Hange para hablar acerca de lo ocurrido horas atrás y resumir la alianza que hicieron entre Dimo y Levi, donde el primero contactó con ambos soldados de la policía militar central al decir que tenían a Eren y Christa en su custodia.
Sobraba decir que el camino se había vuelto peligroso al comenzar a llover mientras se dirigían a la colina alejada de la ciudad de Trost, Djel y Ralph iban dentro del vehículo mientras que eran escoltados por otros caballos durante su trayectoria.
—¡Reeves! —llamó el pelinegro abriendo la carpa blanca del vehículo—¿Estás seguro que Eren y Christa están realmente en este lugar?
—¡Sí! ¡Lo tengo encerrado en una cueva después de que haya agotado sus poderes de titán! —respondió Dimo girándose hacia ambos soldados— ¡Deprisa, señor de la Brigada!
Tras aquellas palabras el auto cayó al vacío tras resbalar por las ruedas entre el lodazal dejando en la caída a Ralph y Djel sin poder hacer algo por escapar.
—Esto es terrible —alardeo el señor Reeves al tratar de observar al vacío sin obtener una visión plena de lo que ocurrió— mis hombres, mi caballo...
—¡Hey! ¡Haz algo, nuestra misión...!
—¡Maldición! —interrumpió el calvo a uno de los hombres de la escolta—¡Esto es porque les están dando prisa a los caballos! Les dije que no podríamos pasar por aquí hoy ¡tontos!
—¡De todos modos voy a pedir una búsqueda! —tomó el soldado su caballo para regresar hacia Trost, mientras que Dimo continuó mirando hacia la nada.
Dirigió su vista hacia la otra orilla que separaba los caminos, encontrándose con las siluetas de ambos capitanes cargando con los cuerpos de los policías.
En estos momentos parece que todo va bien, pero esto es solo para ganar tiempo... la pelea absurda comienza ahora.
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—¡Oye espera! ¡Díganme qué quieren! —gritaba del dolor Djel, sus uñas eran preparadas por Hange para ser arrancadas una por una.
—¡Cállate! Es la primera vez que torturo a un humano —respondió Hange mientras acercaba las pinzas a sus delgados y huesos dedos.
—¡Si vas a torturarme pregúntame algo! ¡No pueden romperme las uñas sin preguntarme primero! —sollozo el hombre colocando nerviosa a Hange.
—¡Cállate! ¡Las arrancaré lo primero de todo! —en vez de tomar la uña del hombre, dobló su dedo haciendo gritar al hombre de dolor
La mayoría de los cadetes se esforzaban por inmutarse ante los gritos que venían del sótano.
—Así que empezó... —musito Joelle mirando de reojo hacia la puerta que conducía a las torturas actuales, se levantó de su lugar en la mesa para caminar lejos de todos, mirando consternados a la pelirroja irse.
—¿No deberíamos detenerla? —preguntó Ondine dirigiéndose a Connor quien negó con la cabeza.
—No tenemos razones para hacerlo, espero que esté pensando en algo para hacerlo hablar. No quiero escuchar más sus gritos —se quejó Connor cubriendo los oídos de Ondine mientras que ella hacía lo mismo con los de su amigo.
—Pensé que estaba peleando contra titanes pero siquiera sé quién es el enemigo. ¿Por qué nos involucramos en esto? —se preguntó Jean tomándose de la frente, angustiado.
—No hay otra opción —respondió Eren—, si fallamos aquí, la humanidad será eliminada por titanes. Hacemos un golpe de estado como el plan ideado por el comandante esa vez... no ha acabado, tal vez.
—Somos considerados rebeldes, ¿qué pasará si fallamos? —se preguntó Sasha.
—Seremos decapitados enfrente de todos —respondió Jean con voz tremula.
—Es porque queremos cambiar el sistema que ha permanecido por siglos. No hay precedentes pero... ¿qué hay de tratar volver a la gente de nuestro lado? Podemos tomar ventaja de la confusión causada por los repetidos ataques de titanes. Si logramos despertar a la opinion pública al trasladar la responsabilidad sobre la monarquía, creo que iría bien —declaró Armin mirando nerviosamente a la mesa donde se encontraba recargado—. El único problema es que el caso que el público sea puesto en peligro y muchas vidas podrían perderse, supongo que no se puede hacer nada, todo sea por el bien de la humanidad. Debemos causar un acto que sea significativo y hacerlo sonar como si viniera de la monarquía o de la policía central y así el público nos vería como sus salvadores. No creo que sea tan difícil engañar a las masas de gente. Maldición...
Levantó su mirada a sus demás compañeros quienes lo miraban con preocupación, soltó una mueca tratando de esbozar una sonrisa, siendo en vano su intento.
»Solo bromeo —trató de justificarse el rubio.
—Sabes, estabas mal después que ese pervertido se metió contigo —comentó Jean al rubio mientras detrás de él Ondine respaldaba sus palabras doblando el dedo afirmativamente.
—No te preocupes, en cuanto lo volvamos a ver, yo lo sostendré y tú lo golpeas —chocó su mano con su puño la morena esbozando una sonrisa macabra para después acariciar su melena rubia con cariño.
—Armin siempre fue bueno sacando sombrías medidas improvisadas.
—No recuerdo que creciéramos de esa manera —contrarió Mikasa a Eren.
—Pero... ahora somos criminales —volvió a hablar Armin llamando la atención de todos—. Nuestro actual oponente no es alguien que debemos matar para no ser comidos, son enemigos porque tienen ideas diferentes o incluso porque pertenecen a un cuerpo diferente. Desde ahora tenemos que matar a alguien solo porque... ya no somos buenas personas.
Todos guardaron silencio ante las palabras del rubio, sabían que era verdad pero...
—¿Y qué si es así? —todos se giraron a ver a Ondine— Ellos tampoco son diferentes de nosotros, creo que incluso son peores que nosotros porque... ¿a quién se le ocurriría ocultar las verdades fuera de nuestras murallas? Si nosotros somos malas personas por el simple hecho de querer demostrar la verdad y hacer avanzar a la humanidad, ¿qué pueden ser ellos al hacer lo contrario y retrasar el desarrollo de la humanidad por años?
—Es posible que tengamos que derramar sangre en el proceso, pero ellos tampoco tienen las manos limpias como para poder juzgar a las personas que se han despertado de esta pesadilla —apoyó Connor a la morena—. Todos ellos son culpables de que lleguemos a estos extremos. Así que déjame decirte una cosa, Armin: lo que nosotros hagamos no tiene comparación con lo que ellos han hecho a lo largo de los años, después de todo, nosotros queremos la libertad.
Armin suspiro a punto de replicar su punto, pero los ruidos provenientes del sótano provocaron que olvidara todo lo que estaba a punto de decir. Ahora mismo Hange y Levi torturaban a Djel.
—¿Esto es lo que le hizo a Nick? —preguntó Levi en voz alta mientras limpiaba la sangre de sus guantes, había acabado de golpear al hombre que seguía amarrado a la silla.
—Mira, Sannes —se acercó Hange al hombre con una bandeja sobre sus manos mostrando las filas de uñas arrancadas de él—. Fue algo difícil, aunque al hacerlo me dio la destreza de ello —señaló las uñas que comenzaban a dejar menos rastros de sangre mientras más continuaba—. Lo siento no pude hacerlo tan bien como tú, ¿cuántas debería arrancar para volverme tan buena?
—No tiene fin... ¿cuántas uñas crees que tiene una persona? Después de que has arrancado todas sus uñas o su piel... no importa que tengas una esposa o un recién nacido, no importa, porque todo es para proteger la paz dentro de los muros —proclamó el pelinegro— ¿Sabes por qué nunca ha habido una guerra dentro de estos estrechos muros? ¿Saben que esta paz que disfrutan y que dan por hecho... fue creada por alguien? Nosotros de la primera brigada la protegimos con nuestras manos sucias, cada vez que un conflicto inicia tenemos que pararlo en el acto: profesores excesivamente inteligentes, vejestorios que intentarln crear aterradoras armas que podrían amenazar al rey, parejas estúpidas que trataron volar, ¡prostitutas que viven en granjas de las murallas! Nosotros borramos todo eso ¡es por eso que la humanidad ha llegado tan lejos! ¡Todo gracias a los esfuerzos de la primera brigada! ¡Deberían agradecernos!
—Gracias. Han protegido este lugar del desarrollo tecnológico —agradeció Hange sarcásticamente—, muchas gracias.
—Ustedes deberían ser borrados desde el principio también. Pensamos que solamente morirían una vez que salieran de las murallas, pero ahora son una enfermedad amenazando la paz de este lugar. Erwin y los que se arrastran junto a él esperando su muerte, ojalá sea pronto.
Levi tardó unos instantes en reaccionar, desatando su furia en aquel hombre doblando su nariz.
—Hiciste lo mejor a tu manera, lo entiendo. ¿Deberíamos empezar la tortura? Escucha —lo tomó de la cabeza haciéndolo alzar su vista—, si no contestas correctamente, serás castigado: ¿Quiénes son la familia Reiss?
—Oficialmente, ellos no están relacionados con la familia real, solo son una familia noble que vive entre las murallas. ¿Por qué están interesados en ellos? —respondió Sannes.
—¿Tienen el derecho de revelar información concerniente a los titanes dentro de los muros? ¿Son quienes intentan mantener a la gente lejos de los muros usando la religión?
Las torturas no tardaron en reaparecer en aquella habitación. Mientras tanto, Joelle Baumeister cruzó la línea de lo ordenado a ella para llevar a cabo sus intereses personales, sin saber que eso llevaría a la verdad de su vida dentro de las murallas.
Abrió la puerta donde estaba resguardado el soldado Ralph, recargandose en la puerta y colocando una silla vacía para evitar disturbios.
De su chaqueta sacó un artefacto de sobra de Hange para arrancar las uñas de los dedos, tal como lo hacía ahora su capitana.
Ralph al notar la presencia de la soldado comenzó a gritar por ayuda, siendo silenciado por un golpe contundente de la chica, pero sin dejarlo severamente lastimado.
—¿Sabes? Me imagino que debe ser difícil tener que lidiar con las torturas y asesinatos que has hecho a lo largo de tu carrera —comenzó a hablar la pelirroja tomando una de las manos del mayor, haciéndolo sollozar de miedo—. Pero al verte cómo te soltabas de la risa mientras el Pastor Nick era torturado... ¡me hizo comprender que no te molestaras si hago esto! —alzó la voz usando por primera vez el aparato ejerciendo presión sobre su dedo, haciéndolo soltar un grito de miedo— Dudo mucho que entendieras lo que has hecho y te puedas redimir de ello pero... si quieres permanecer completo y vivo, te recomiendo que comiences a hablar.
Con lágrimas entre los ojos el hombre asintió desesperadamente, balbuceando incoherencias.
De su chaqueta sacó un rollo de papel para comenzar a escribir, dando vuelo a su imaginación.
»En realidad de alegro mucho de haber leído bastante durante mi vida, así podría imaginarme escenarios diferentes, esta no será la excepción, incluso puede ser mi obra maestra —sonrió para sí misma asustando al hombre que se encontraba frente a ella.
Tras algunos minutos entre borrones y escritos, Joelle sonrió hacia Ralph, haciéndolo soltar otro grito de miedo.
—¿¡Q-qué quieres de mí!? ¡Solo te pido que no me mates, tengo una familia a la cual alimentar! —rogó el mayor pataleando sobre su lugar, la pelirroja volvió a brindarle otro golpe.
—Te aseguro que por mis manos no correrá la sangre de alguien que ha cometido crímenes, prefiero considerablemente el que las personas obtengan su merecido por medio de la poca justicia que nos queda. Incluso, me atrevo a decir que soy una chica de paz, pero te aseguro que puedo perder mis principios solo por saber una cosa: ¿Qué tiene que ver la familia Baumeister en todo este problema?
—Y-yo realmente no sé todo, quien conoce más de todo es Djel, él lleva más tiempo que yo en todo esto, así que las respuestas que tengas solo él sabrá responderlas... —contestó con pesar Ralph, sintiendo la culpa de delatar a su compañero. Incrédula, Joelle acercó de nuevo aquel tenebroso aparato a lo largos dedos del hombre amarrado— ¡D-digo la verdad! ¡Djel es alguien devoto a sus ideales, jamás traicionaria sus ideales por los que ha luchado —sollozo de nuevo Ralph. Joelle suspiró rendida.
—Quizás sea lo único en lo que coincida con ustedes. Aunque ahora mismo quiero golpearte hasta que mis nudillos sangren, sigo mis propios principios. Y si tú también quieres seguir el tuyo que es seguir viviendo como una asquerosa rata, entonces deber venir conmigo ahora mismo.
Desató al hombre del asiento y tomándolo del cuello lo hizo comenzar a caminar hasta fuera de la habitación donde estaban Hange y Levi, quienes casualmente iban saliendo de ahí.
—No es bueno, me estaba compadeciendo de él —escuchó decir a Hange entrecerrando la puerta detrás de ella, por lo que hizo su aparición frente a ellos—. ¿Joelle? ¡¿Qué haces aquí?! —gritó en susurros la miope.
—Camina —ordenó la pelirroja al hombre que iba detrás de ella.
De su chaqueta sacó el pergamino que había escrito poco antes y un cuchillo colocándolo sobre su cuello, hizo señas para que ambos soldados se acercaran, comprendiendo al instante la idea de la menor Baumeister.
—No tan despacio —habló esta vez Hange—. Qué patético, has confesado todo después de una sola uña.
—Sannes ya no tiene uñas a diferencia de ti —leyó esta vez Levi.
—A quién le importa, esa es su decisión, por lo que sé puede morirse —habló su parte Ralph—. Estaba loco por las cosas del rey y la paz, era una verdadera molestia. Puedes matarlo.
—No hasta que verifiquemos que lo que dice coincide con lo que has declarado —continuó Levi.
—Qué molesto. Todo lo que les dije es cierto. ¿Tendré una cama en prisión?
—No te preocupes, también tendrás dos comidas al día. Y si Sannes confiesa, los pondremos en la misma habitación —finalizó Hange.
—Vámonos ahora —ordenó la pelirroja guardando el papel en su lugar anterior sin quitar de su cuello el arma filosa.
Sintió que alguien la tomaba de la mano, sorprendiendose de la mirada brillosa de Hange sobre ella
—Gracias. Ya no voy a dudar —susurró la mayor soltandose de Joelle para volver a su habitación.
Joelle reprimió una sonrisa y continuó su camino dejando al hombre en su cuarto y regresar corriendo a escuchar detrás de la puerta donde estaba Djel confesando ahora.
—La familia Reiss es la familia real verdadera... y la familia Baumeister son los únicos que pueden revelar un secreto guardado durante años.
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¿Cómo están hoy? Espero que les haya gustado el capítulo para poder saberlo en los comentarios y nos vemos muy pronto. Cuídense 💗
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