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Capítulo 39

Joelle Baumeister solía reprimir sus sentimientos, era la hermana que menos problemas daba de su familia. Sin embargo, tras las noticias de sus dos hermanas fallecidas había comenzado a cambiar considerablemente, llevándola a perder el sentido durante varias veces, pero aquel día comenzaba a sospechar que algo más ocurría dentro de las murallas. Desde aquel día que encontró al titán de la Muralla María, solía tener pesadillas cada vez que dormía recordando aquel rostro inerte pero con unos ojos dormidos en una pesadilla sin fin.

Despertó agitada de su sueño de la noche, encendió una vela en su habitación tratando de calmarse, su respiración agitada que brindaba al compás de su palpitante corazón la hicieron caminar en su habitación tratando de calmarse.

Miró hacia la ventana de su habitación, observando primero su reflejo lleno de miedo y su rostro desfigurado por el terror, trató de dirigir su mirada hacia el horizonte, recordando a su familia y amigos, varios de ellos muertos.

—Ojalá puedan saber quién... —susurró Joelle al borde de las lágrimas— quién me ha obligado a vivir todo esto.

Sus ojos se abrieron tratando de calmarse al recordar a aquellos que tenían la verdad sobre los titanes: los miembros del culto de las murallas custodiados por la Guarnición.

Fue casi corriendo hacia el comedor del cuartel. Debido a que no había nadie a altas horas de la noche decidió hacer un refrigerio para ambos hombres.

Caminó en dirección a la guarnición donde su conocido estaba resguardado junto al Pastor Nick, ambos estaban siendo ocultados de su propios miembros del culto en vista de haber "traicionado" sus votos de silencio, pero aquello les había dado una pista más sobre la verdad de la vida que llevaban desde hace más de cien años y ella deseaba que le dijeran más.

Tocó la madera de la puerta en busca de una respuesta, pero al no obtener alguna decidió abrir lentamente esta, encontrándose con uno de los peores escenarios.

Inmóvil, tiró sin querer la charola de comida que traía para ambos hombres, deteniendo el grito de alaridos que provenían de aquella habitación de horror.

—¿¡Quién anda ahí!? —cerró la puerta tras de sí y comenzó a correr al ver las figuras de dos personas torturando al Pastor Nick.

Enganchó su equipo tridimensional sobre uno de los edificios que estaba cerca, tratando de alejarse de aquel lugar. Pensó en las alternativas que podía tener para librarse de aquella terrible situación, pero el miedo comenzaba a tomarla.

Miró hacia atrás buscando a algún atacante detrás de ella, suspiró de alivio al no encontrar a ninguno más persiguiendola, esta vez había sido más rápida.

Esta vez no podría ir con Hange, era demasiado peligroso para tratar de liarla en esta situación, fue entonces que recordó las palabras que Moblit alguna vez le dijo:

«Puedes recurrir a mí si no hay nadie más para ti» sintió alivio de haber recordado esa frase de aquel amable hombre.

Entró con sigilo y a la vez apresurada a las oficinas de los subcapitanes de la Legión, necesitaba ver cuanto antes a Moblit Berner.

Tocó un par de veces a la puerta del soldado, pero al no obtener respuesta comenzó a tocar cada vez con más fuerza y rapidez hasta que la puerta le fue abierta, encontrándose con un somnoliento Moblit.

—Jo, que gusto verte por aquí, ¿todo bien? —bostezo el soldado aún dormido, pero sus sentidos se despertaron al ser tomado a la fuerza por la menor y ser arrastrado dentro de su propio cuarto—¡O-oye, ¿q-qué haces?! —su boca fue tapada por la pelirroja quien cerró la puerta.

—Necesito que te calmes primero —pidió la de lentes soltando poco a poco la boca del castaño, acercó su oreja hacia la puerta intentando escuchar algo, pero al pareces no hubo nada—. Debemos ver a Hange ahora mismo.

—Oye, sé que tú y Hange están...

—¡No seas idiota, no es eso! —le interrumpió algo sonrojada Joelle gritando en susurros—No es eso, pero algo malo está ocurriendo, creo que para este momento, el Pastor Nick debe estar muerto.

Moblit jadeo sorprendido. Tomó su chaqueta y sosteniendo de la temblorosa mano de Joelle comenzaron a caminar hacia la habitación de Hange.

—¿Se dieron cuenta que los viste? —preguntó con la voz agitada Moblit, Jo negó.

—No lo creo. En ese momento iba a llevarles comida a William y al Pastor Nick...

—Espera, ¿quién es William? —inquirió preocupado Moblit.

—Es alguien cercano a mi familia, lo conozco de...

—No me refiero a eso, sino que no lo había visto junto a Pastor Nick después de ir a Ehrmich.

Ambos detuvieron sus pasos y se miraron preocupados.

—¿Qué...? —se preguntaron al mismo tiempo.

Comenzaron a correr hacia el cuarto de Hange golpeando la puerta alterados, encontrándose con Hange aún somnolienta.

—¿Chicos, qué es lo que pasa? —se talló los ojos tratando de despertarse al ver los preocupados semblantes de ambos soldados.

—T-tenemos un problema, líder Hange

—No —rectificó Joelle—. Tenemos dos terribles problemas —tomó aire antes de soltar lo que había ocurrido, era aún difícil asimilar lo que había visto— probablemente el Pastor Nick ha muerto.

Sin pensarlo dos veces Hange se puso su abrigo y se colocó las pantuflas para seguir a ambos soldados.

—¿Dices que estiró la pata? ¿Cómo fue que llegaron los rumores de que estaba aquí? —trataba de encontrar respuestas Hange, pero era difícil en aquel escenario.

—Aún no hay forma de confirmarlo en este momento —repuso Moblit tratando de calmar a su superior— la policía militar debe estar actualmente investigando.

Llegaron lo más pronto posible hasta la Guarnición de Trost, donde habían sido llevados ambos hombres.

—¡Nick! —abrió la puerta Hange encontrándose con el cadáver de aquel hombre, Joelle jadeo asustada de la escena, preguntándose si eso le habían hecho a William también.

Joelle escondió su rostro en el pecho de la castaña, aquella escena de muerte quedaría plasmada en su vida. Hange la abrazó acercandola a ella, sabía de lo que estaba ocasionando en ella esa imagen, aunque también sentía el mismo temor que la menor.

—¡Hey! ¡No es tu lugar como para venir a hacer un revuelo en la escena del crimen! —gritó uno de los soldados impidiendo el paso a ambas chicas.

—¡Retírese! —ordenó el otro soldado negando el paso con su arma.

—¡Déjenme entrar! ¡Es un preciado amigo mío! —exclamó Hange.

—¡Éramos allegadas de él —agregó nerviosa la pelirroja.

—Mis disculpas, señoritas, esta es nuestra jurisdicción. Todas las pertenencias en la habitación fueron robadas —describió el hombre mayor de la policía—. Estamos tratando el caso como un robo y homicidio, seguro deben estar al tanto sobre el aumento en robos a mano armada.

—No puede ser... —musito asustada Joelle.

—¿Qué clase de ladrón irrumpe en una base militar para robar cosas? —indagó Hange.

—¿Qué insinúa?

—¡¿No ven sus dedos?! ¿Por qué le han arrancado todas sus uñas? —señalo sus propias manos alterada—¡Su rostro muestra signos de trauma directo! ¿Por dónde entró este supuesto ladrón? ¡¿Cuál es el arma del crimen?!

—¿A qué división perteneces? —inquirió alterado el pelinegro tomando de la chaqueta a Hange.

—La cuarta división —respondió Hange.

La mano mayor de Moblit quitó la del policía militar soltando a  Hange, dirigiendo todos su atención al molesto castaño quien se presentó a los otros dos:

—Esta es la capitana Hange, de la cuarta división, subcapitán Moblit Berner y soldado elite Joelle Baumeister.

Con molestia el pelinegro se soltó del agarre del alto, suspirando con molestia.

—Son una división pequeña y aún así se dan esos aires... ustedes ¿no tienen su propio trabajo que hacer?

—¿Disculpe? —preguntó molesta Joelle, siendo ignorada.

—¿No tienen otra cosa que hacer después del último baño de sangre sin sentido? Como por ejemplo, ¿planear el siguiente? ¿Por qué no se van a vivir fuera de las murallas? Nos ahorraríamos todos los impuestos destinados a ayudarles.

El otro soldado comenzó a soltar ligeras carcajadas burlándose de los tres soldados, sintiéndose incómodos por aquellos terribles comentarios.

»¿No entienden? Esta vez no se trató de un titán, esto es un asesinato causado por el hombre —arrastró las palabras con burla, molestando más a la pelirroja que guardaba su puño detrás de ella—. Hemos estado tratando con esta porquería durante décadas. ¿Cuántas veces han tenido experiencia en una investigación criminal? Si no la has tenido, lárgate. Ve y busca a un titán al cual alimentar o algo —acercó su rostro de desprecio a la gafuda, qien fue alejada de él por la mano de Joelle. Ambos hombres comenzaron a mofarse de los tres soldados—. Qué dolor de cabeza... ¿sorprendidos? ¿Pueden moverse?

—¿De qué cargo son ustedes? —inquirió la pelirroja.

—Somos la primera división de la policía central militar —habló de nuevo el pelinegro, puesto que su compañero seguía burlándose de ambos soldados.

Como si de un secreto que reveló se tratara, el mayor levantó la cabeza nervioso, sospechando de la pelirroja que también desconfiaba en las palabras de aquel hombre.

—¡¿Por qué la policía militar a cargo de la defensa de la capital, está en un lugar apartado como el sur de Trost?! —pensó en voz alta Moblit.

—Me preguntaba por qué se veía tan viejo...

—No es uno de los locales —apoyó Jo.

—¿Cómo es que esto no tiene sentido para ustedes? Con la guarnición en las murallas, ¿no habían notado el deterioro de la seguridad pública? En pequeñas ciudades como estas, ¿es más importante que reforzar la seguridad? A diferencia de ustedes, nosotros la policía militar nos encontramos siempre ocupados. No todos tenemos el tiempo de charlar y engordarnos con los impuestos.

—¡Oh, conque así es! —Hange tomó de la mano al soldado en guardia, masajeando con sus manos los nudillos del hombre, Joelle fijó su mirada en la mano grande del hombre—Quizá porque he estado comiendo gratis durante tanto tiempo... en el momento en que ví a un oficial de alto rango como usted ¡estaba tan emocionada! ¡Por favor, deme su mano! —la mirada de emoción de la gafuda cambió a una de tristeza—Así que fue así... él se topó con un bandido... Nick... debiste estar muy asustado. Muy lamentable.

El pelinegro suspiró suavizando su postura—Teniendo en cuenta su lugar en la sociedad y su riqueza, no es de extrañar que fuese el blanco de un robo. Después de todo, las herramientas del culto de las murallas son muy caras.

—¡¿Eh?! Nick... ¿tenía algo que ver con el culto de las murallas? —inquirió credula la castaña.

—¿Qué dijiste? —quedó tenso ante tal pregunta el pelinegro, era evidente que había dicho algo que no correspondía y los tres soldados lo notaronnotaron—¿No era la Legión de Reconocimiento la que daba alojamiento en la guarnición al padre Nick?

—Sí, de hecho yo lo traje aquí. Somos amigos muy cercanos, y él acababa de perder su hogar a causa de los disturbios locales —Hange agachó la cabeza dolida—. Claro, la guarnición no es el mejor de los lugares pero, fue un alojamiento temporal hasta que pudiera encontrar otro lugar donde vivir, pero siempre pensé que solo era un carpintero, al menos eso fue lo que escribí en todos los documentos. Él escapó hacia aquí con las manos vacías. Cuando llegó, al menos, yo no lo ví con ninguna clase de parafernalia del culto de las murallas. Por otro lado, tampoco escuché  a Nick mencionar nada sobre el culto. Sinceramente, él estaba tan asustado de ser cazado por los titanes que ni siquiera se atrevía a salir de su habitación —apretó su agarre en la mano del hombre, quien bajó la mirada inexpresivo de la declaración de Hange—. Para la gente que vive aquí, entender a Nick es... imposible.

—Tú...

—Pero supongo que yo tampoco entendía a Nick al cien porciento, ¿cierto?

—Auch. Sueltame.

—¡Oh! ¡Perdón, perdón, debí dejarme llevar! —soltó dejando las manos al aire jugueteando con sus dedos—Bueno... los dejaré a ustedes dos con la investigación y, cuando atrapen a los culpables por favor denle a esos despreciables villanos mis saludos. Y díganles: tal vez una justicia más poderosa o alguna especie de bien está detrás de ustedes o quizá están convencidos de estar siguiendo órdenes... o tal vez piensen que no tienen otra alternativa ¡pero esas excusas no son para mí! ¡Definitivamente haré que los criminales sientan un dolor cien veces mas doloroso al que sintió mi amigo! ¡Qué lástima! —los tres soldados se despidieron con el puño sobre el pecho y comenzando a alejarse.

»¡Asegúrense de decirle esto a esos bandidos! ¡Y con esto, adiós! —comenzaron a salir de aquel edificio.

—Capitana... ¿son ellos? —cuestionó Moblit, ambos le seguían el paso a la capitana.

—Sí... —respondió Hange—el oficial de la primera división de la policía central militar sus nudillos estaban heridos.

—Hange tiene razón —respaldó Joelle—, seguramente el Pastor Nick fue torturado por la primera división de la policía militar y después se reunió con su creador.

—Jo, ¿por qué no hablaste acerca de William? —inquirió Hange, Joelle suspiró.

—No, es posible que... mejor hay que hacer algo al respecto. Creo en la gran posibilidad de que aquel hombre de tan elevados principios, haya delatado a su compañero.

Joelle odiaba la idea de que aquel hombre que conocía por años era un cómplice de lo que estuvieran planeando los militares, quería creer en que pudo haber escapado de aquella habitación de terror, comenzando lo más pronto posible una búsqueda para William Dok.

Los soldados comenzaron a caminar de regreso al cuartel, ese día partirían hacia donde estaba Eren Jaeger y Historia Reiss resguardados.

El humo del cigarro nublo levemente la vista de los hombres que estaban viendo a lo lejos a los soldados que habían descubierto su plan.

—¿Estás seguro que ella es una Baumeister? —inquirió el soldado agitando su mano para deshacer el humo que se formaba sobre su cara.

—Sí, pero su hermana y su padre son quienes más importan. Ellos son los únicos que pueden descifrar junto a Historia y Eren el secreto que residimos —tosio levemente el pelinegro debido al humo—. Si los reunimos con el señor Rod, podremos por fin rescatar al fundador. Si me lo permiten, yo personalmente hablaré con él... —el chasquido de lengua del otro lo interrumpió—. Todo sea por vengar a mi querida Charlotte —susurró siendo apenas audible aquellas palabras para los dos hombres.

—Oye cerdo, ¿no tuviste suficiente con delatar a tu superior y dejarlo ahí? Tú ya has hecho parte de tu trabajo, no te desvíes de lo que te toca y déjame lo demás a mí —acomodó su sombrero cubriendo su rostro dejando ver su sonrisa burlona—. Inocencio y yo nos encargaremos del trabajo sucio, tú encargate de llevar a la hija de regreso esos asquerosos de donde nunca debió irse. Después hablaremos con Reiss para solucionar esta porquería de una vez por todas.

🌸
Lamento que este capítulo sea bastante corto, prometo que después traere más largos, pero era importante enfocar esto que comienza a dar pie con el arco de la Insurrección jeje.

Espero que les haya gustado este capítulo y nos vemos en el próximo OVA, cuídense. 💗

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