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Capítulo 37

La tarde concurrió sin ningún problema dentro de la Legión, Odelia se encontraba junto a sus soldados y sus demás compañeros en su primera vez entrenando como escuadrón de operaciones especiales, donde demostraron sus capacidades físicas en un combate de cuerpo a cuerpo.

Debido a la pierna lastimada que aún tenía el capitán Levi, el entrenamiento fue dirigido mayormente por la capitana Odelia, ella se encargaba de demostrar junto a otros soldados los ejercicios que debían hacer, cosa que le molestaba a cierto azabache debido a los acercamientos que tenía con los menores, aunque finalmente ella era quien mantenía la distancia y terminaba derrotando a sus contrincantes. Solo hubo una excepción en la soldado Artis Bernhart, quien derrotó a la mayor Baumeister en su lucha falsa, dando ganas al azabache de levantarse de su lugar, mientras que la soldado Mikasa Ackerman se encontraba en reposo.

—¿Disfrutando la vista, enano? —se sentó Hange junto a Levi— Debo admitir que Odelia es muy bonita, pero deberías calmarte en tu apego a ella. La vas a cansar.

—¿De qué hablas, cuatro ojos? Deja de decir tonterías y dime a qué viniste.

La gafuda suspiró antes de hablar—: El viaje ha cambiado nuevamente, hemos visto que la situación está empeorando, por lo que debemos llevarnos a Eren lo más pronto posible.

—Estoy seguro que solo lo dices para verlo en su forma de titán —cruzó de brazos Levi y chasqueo la lengua al escuchar la sonora carcajada de Hange contra su oreja—. ¿Quieres dejarme sordo o sin sentido del olor? Hasta acá me llega tu olor de hocico titánico. ¿Desde cuándo no te lavas?

—Realmente no lo recuerdo —se encogió de hombros la castaña—. Pero hablando enserio, necesitamos sacar a Eren de aquí lo más pronto posible, no queremos que los problemas lleguen hasta la Sede de la Legión, debemos evitar más problemas de los que ya tenemos. Regresamos de una lucha contra los titanes que destruyeron la muralla María hace cinco años sin poder hacer que pagaran por sus cometidos, y estamos ante una chica que está muda y fría.

—Tch. Sabía que esto sería una gran pérdida, gastamos vidas en vano.

—No realmente —intervino Hange—. Pudimos preservar a la humanidad ante un nuevo ataque, pero lo hicimos por muy poco y sin tener información de esos tres. Tenemos como última esperanza el reconquistar la Muralla de Shiganshina y María. Como suele decir Erwin: estamos a un paso más de descubrir la verdad sobre los titanes, pero para eso necesitamos sacrificar aún más de lo que ya hemos hecho —su mirada se dirigía a la vista de los diez soldados que se encontraban luchando y la capitana que los veía con orgullo.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó con un tono de preocupación notable.

—Solo digo lo que es notorio, las vidas de personas y de soldados correrán riesgos de ahora en adelante —de su chaqueta sacó un pequeño cuaderno de pasta verde, en letras bordadas de color dorado venía el nombre de Wanda Baumeister—. Encontramos esto en Ragako. Por ahora no se lo muestres ni a Oda ni Jo, ambas están sensibles por las muertes de sus hermanas.

—¿Dijiste hermanas? Odelia habló solo de su hermana Orlantha muerta, no de dos hermanas.

—Hace poco descubrimos una teoría que después le presentaremos a Erwin y a ti, pero si es verdad lo que creemos, Wanda Baumeister de Wickham murió en la Muralla Rose.

Levi miró asombrado a la gafuda, no podía creer lo difícil que debía ser para ella tener que cargar con las muertes de sus hermanas en menos de dos días.

Hojeo las páginas de aquel cuaderno verde, encontrándose con la última página escrita por aquella chica:

A veces puedes encontrar a tu familia en personas que no comparten tus lazos de sangre, esto no significa que no ame a mi familia real, pero la familia Springer ha demostrado ser más mi familia y preocuparse más por mí sin tener que hacerme sentir menos.

¿Soy egoísta al pensar esto? Mis padres y mis hermanas siempre se cuestionaban de las decisiones que tomaba, siendo sincera, la mayoría de las veces siempre erraba en lo que elegía, pero me habían enseñado a nunca arrepentirme de lo que decidía para mi vida, pero el modo en que me corrergían siempre me dolía. Solo mi hermana Odelia era la que más era sensata conmigo a pesar de que la desquiciaba, la extraño mucho a pesar de lo que le hice.

Pero si me dieran a elegir entre mis dos familias, prefiero estar en Ragako con las personas que me cuidaron todo este tiempo, aunque sé que debo regresar a casa pronto.

Levi cerró el cuaderno y se lo entregó a Hange, le dolía lo que pensaba la chica.

Era verdad que no conocía al resto de la familia de Odelia a excepción de su hermana Marie, pero ambas Baumeister habían demostrado ser buenas personas, no sería la excepción con su familia y mucho menos con su hermana. La vió sufrir por muchos años por su ausencia.

—Deberías entregárselo tú misma, yo no debo interferir en esto —suspiró el azabache.

—Pero tú eres más unido a ella, yo no podría hacer esto.

—Quizá tengas razón, pero tú eres la que más sabe de titanes que yo, tú puedes ayudarla a sobrellevar esto, yo ya veré qué hago.

Hange suspiró y se levantó para irse de ahí, sabía que no convencería a Levi de lo que pedía, dio unas palmadas en la espalda del azabache.

—Eres muy malo, pero puede que tengas razón. En fin, hoy por la noche los chicos se irán, mañana tendremos una reunión con Erwin, por favor, avisa a Oda de ello.

Ambos se mantuvieron en silencio, Levi recordó algo importante, había olvidado hablar con Hange y ver hace poco a William Dok le hizo recordar algo de años atrás.

—¿Dónde están el Pastor Nick y William Dok? —preguntó el azabache, desde que regresaron los soldados de la batalla contra los titanes había dejado a otros soldados a cargo de ambos hombres religiosos, cosa que sabía que a Hange y Odelia les preocuparía.

—Ya los despache a la guarnición de Trost, estarán seguros ahí.

—Qué amable de tu parte, ¿te encariñaste acaso con ese viejo de Nick?

—¡Es un buen tipo! —soltó una carcajada cantarina la castaña— De cualquier manera, ahora nuestros objetivos son protegerlos, quién sabe qué puedan hacer con ellos los líderes del culto cuando se den cuenta de que nos dieron información importante. Supongo que no tenía otro remedio que cubrirlos al terminar metiéndolos en este gran lío, ¿no lo crees?

—Quizá tengas razón, cuatro ojos. No confío en ninguno de esos dos, y mucho menos en ese tal William, aquel hombre es conocido de Odelia, pero se me hace muy sospechoso. Ten mucho cuidado.

La chica se despidió antes de que Odelia llegara junto a ellos, quedándose con Levi.

—¿Por qué no vino a saludar Hange? —preguntó confundida la castaña.

—Mañana tendremos reunión con Erwin. Por lo que hoy los chicos tendrán que viajar.

Odelia sonrió calmada y regresó junto a los chicos, Levi también sonrió cuando nadie lo vió, sabía que esa plena sonrisa tenía mucho sin verla y agradecía verla nuevamente. Pero le preocupaba también el tiempo que pasaría para volver a verla, la noticia de mañana sería grave.

—¡Vengan todos, chicos! —llamó la atención Odelia de los presentes— Ha habido un cambio de planes y el día de hoy tendrán que salir hacia donde estaremos haciendo los experimentos con Eren —explicó posando su mirada en el ojiesmeralda, este asintió como respuesta—. Por lo que deben tener lo más pronto posible lo que necesiten ¿entendido? —todos respondieron afirmativamente al mismo tiempo— Bien, entonces vayan a comer y alisten lo necesario, nosotros los alcanzaremos mañana, Levi les dará las tareas a realizar.

La castaña se giró a ver a Levi, quien se levantó de su lugar para hablar:

—Mocosos, quiero que el lugar quede limpio, no quiero ver basura en el lugar o se las verán conmigo —la mayoría jadearon del susto por la expresiva molestia del azabache, solo Mikasa permanecía estoica ante el imponente soldado—. También se llevarán con ustedes los víveres para el tiempo que estemos allá —Sasha, Connie, Ondine y Connor se vieron sonrientes—. Y no quiero que ni siquiera una migaja de pan falte, todo está contado exclusivamente. ¿Entendieron, mocosos? —todos respondieron de la misma forma—. Ya lárguense.

Todos se dispersaron entre el patio de entrenamiento, ambos capitanes suspiraron algo cansados.

—Bien, te veo en la comida —se despidió la castaña.

Levi no dijo nada cuando ella ya se había ido, suspiró y comenzó a caminar lentamente hacia su oficina. El sonido de pasos acercándose y tomándolo del brazo lo hizo estar a punto de atacar, pero escuchar la voz nerviosa de Odelia junto a él lo detuvo:

—¡Espera! ¡Soy yo! —soltó una risa nerviosa la castaña— Me acabo de dar cuenta que ya habías mejorado pero desde la mañana volviste a cojear un poco más ¿fue cuando corriste hacia el laboratorio de Hange? Lo siento mucho.

—N-no es nada, era una emergencia —rascó su mejilla nerviosamente Levi—. Gracias por ayudarme.

—Es lo que menos puedo hacer —sonrió levemente la castaña separándose de su agarre al azabache—. Bueno, nos vemos en la comida.

La chica se alejó corriendo del azabache dirigiéndose probablemente a la cabaña de mujeres.

«Quizás se iría a despedir de las mocosas, tan típico de ella» pensó el azabache soltando una ligera sonrisa.

Soltó un gruñido de molestia y entró en su oficina, sentía que el acercamiento de Odelia a él lo hacia actuar de maneras que él pensaba imposibles. Suspiró angustiado, no quería sentir un apego por ella, pero era como si su ser le pidiera estar cerca de ella.

Mientras tanto, Odelia se dirigió a las jóvenes que se encontraban en la habitación a punto de irse, después de la comida estarían las carretas que los llevarían hacia su nuevo destino. Se sentó en la cama de Mikasa, quien estaba recostada algo molesta, aun seguía lastimada.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Odelia acariciando la melena azabache de la menor.

—E-estoy bien —respondió casi en susurro Mikasa, quien disfrutaba de los mimos que hace mucho no recibía.

—Te ayudaré con tu ropa, debes descansar todo lo posible, ¿entendido? —Mikasa asintió un tanto avergonzada, Odelia sonrió enternecida— La ropa interior la puedes guardar tú misma.

Las demás chicas hicieron sus maletas y fueron a comer, Odelia estaba a punto de irse a comer también, pero Mikasa le pidió que se quedara.

—¿Está bien Eren? —Odelia asintió y Mikasa sonrió levemente— Gracias.

—Cuando te recuperes lo podrás ver, por ahora descansa y no hagas esfuerzos.

Mikasa asintió derrotada, es justo lo que le iba a pedir a Odelia, parecía que ella la conocía muy bien. Odelia se levantó de su asiento, pero la mano de Mikasa tomándola hizo detenerse nuevamente. Guió su mirada hasta la menor, mordía sus labios tratando de contener sus lágrimas, haciendo que Odelia se preocupara por Mikasa.

—Tengo miedo de perderlo —declaró la azabache, Odelia apretó levemente su agarre en Mikasa, tratando de darle confort—. Es como si siempre estuviera un paso delante de nosotros, pero yo quiero ir a su lado.

Con delicadeza secó el rastro de lágrimas de la azabache, la levantó un poco para abrazarla.

—Aún si él fuera delante, siempre regresará a ti —sonrió la castaña—. Pero si lo necesitas, llora todo lo que quieras llorar, este es el momento.

Los ojos de la azabache se cristalizaron, soltó su llanto que había guardado en todo este tiempo, soltando el dolor de su cuerpo y también el de su ser, aún le dolía la muerte de Hannes y se sentía dolida por el rechazo que tuvo de parte de Eren en aquel día.

—Sé que Eren espera de mí que continúe a su lado, pero es bastante difícil si él se aleja —sollozó la azabache, Odelia solo se reservaba a escuchar la y abrazarla, sabía que debía dejar hablar a Mikasa si es que quería soltar todo lo que sentía. Tras unos minutos de estar así, la azabache se calmó—. Gra-gracias por escucharme —se separó de Odelia mostrándole una débil sonrisa—. Lamento haber mojado su camisa —sorbio su nariz.

—¿Te sientes mejor? —le entregó un pañuelo que solía llevar consigo, Mikasa asintió y tomó el pañuelo limpiandose—. Eso es lo que importa, sabes que me siento mal de no haber podido estar con ustedes años atrás y quiero arreglar eso, pero no sólo es remordimiento, deseo que los tres estén bien, como lo han demostrado durante estos años estando juntos.

Tocaron a la puerta y Odelia revisó quién llamaba, llevándose la sorpresa de que el ojiesmeralda se encontraba nervioso frente a la puerta.

—¿E-está Mikasa? —preguntó el castaño, Odelia asintió dubitativa—¿P-puede entregarle esto? —de la mano que tenía detrás de él se encontraba un pequeño ramo de flores, imaginaba que eran las favoritas de Mikasa y Odelia sonrió conmovida.

—Iré por su comida, ¿puedes cuidar de ella mientras tanto?

Antes de que el chico pudiera replicar algo, Odelia lo tomó de la manga de la chaqueta y lo jaló hacia el espacio de la habitación, dejando a ambos jóvenes nerviosos y sonrojados. La castaña salió rápidamente de ahí y soltó una ligera risa traviesa.

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Las cosas comenzaban a ser alistadas para que los chicos se fueran esa misma tarde. La mayoría se había despedido de sus capitanes.

—Eren, ven un momento —pidió Odelia al moreno, quien llegó de inmediato con la mayor, tomándolo de las manos—. Cuida que Mikasa no hagas esfuerzos, solo a ti te escuchará.

—S-sí, Odelia-San. Haré lo que pueda —suspiró Eren.

—También asegúrate de ayudar a los demás a saber cómo limpiar y cómo...

—Entendido, Odelia-San —sonrió nervioso.

—Lo lamento —rio nerviosa la castaña—. Es solo que me preocupa si estarán bien.

—Le prometo que así será, yo mismo soy el único que queda del escuadrón de Operaciones Especiales anterior —dijo eso con un tono de tristeza, Odelia entendió y suspiró.

—Estoy seguro que serás un gran guía para enseñarle a tus compañeros, después de todo ya se conocen bien —trató de tranquilizarle la castaña, revolviendo un poco el cabello de Eren—. Sé un buen chico y cuida de los demás, ¿bien? Es un favor —el chico sonrió levemente y afirmó con la cabeza el pedido de Odelia—. Eres un gran chico.

Se despidió de él en un profundo abrazo, los que estaban cerca vieron su despedida.

—¿Eh? ¿Por qué solo Eren recibe un abrazo de la capitana Odelia? —se quejó Connor.

—¡Vamos todos contra la capitana! —gritó Sasha.

Ambos chicos corrieron hacia la capitana lanzándose a sus brazos provocando que se tambaleara un poco, pero recibiendolos con gusto a ambos chicos.

—¡Malditos! ¡Yo también quiero! —se quejó Jean tomando de la mano a Artis para ir con la castaña mayor.

En realidad todos se fueron contra la castaña en un fuerte abrazo entre todos y después para cada uno.

—Oigan, mocosos. Dejen de molestar a la capitana, no es su mamá para estarlos mimando como niños pequeños —se quejó Levi acercándose a la escena.

—Vamos, Levi. No te pongas celoso —bromeó Hange acercándose a él.

—Solo lo dices porque tú no puedes abrazar a su hermana.

—¡¿Qué?! —exclamó Hange sonrojada y mirando hacia donde estaban las dos hermanas hablando. Con grandes zancadas se acercó hasta donde estaba la pelirroja—T-ten un buen viaje —se despidió la gafuda acercándose a la hermana menor para abrazarla, pero ella se alejó consternada.

—¿De qué hablas, Hange-San? Yo me quedaré aquí —desvió la mirada sonrojada, provocando la risa nerviosa en Hange. Odelia rio divertida de la escena y Levi agachó la cabeza para evitar reírse.

—¡Enano! ¡Ven para acá! —gritó algo molesta la castaña, pero ganando sus nervios sobre ella.

—Pareces la mamá de todos estos chicos —se acercó de nuevo Jo a su hermana divertida, Odelia sonrió.

—Si es que no tengo hijos propios, que estos sean mis pequeños.

—A veces eres tan cursi que me dan náuseas —bromeó Jo.

—Ja, ja —espetó Odelia con una mirada afilada sobre su hermana—. Ya te quiero ver cuando tengas tu propio escuadrón. Por cierto, qué cruel de tu parte decidir ir al escuadrón de Hange que al mío —colocó una mano sobre su pecho fingiendo su dolor, Jo rodo los ojos.

—Prefiero estar del lado de alguien más veterano  —cruzó de brazos Joelle.

—Pues tus mejillas que están del color de tu cabello no me dicen lo mismo.

La chica soltó un chasquido de lengua antes de alejarse de su hermana e ir a un lado de su capitana. Odelia soltó una pequeña carcajada al ver a su hermana y Hange juntas.

Tras algunos minutos despidiéndose, los chicos de ambos escuadrones partieron hacia su destino a excepción de Connie, quien fue junto al escuadrón de Hange a visitar nuevamente el pueblo fantasma Ragako. Horas después de que los chicos se habían ido del cuartel, y aunque le daba pena reconocerlo, Odelia se sentía aliviada de tener la habitación para ella.

Tomó un bolígrafo para comenzar a escribir una carta para sus familiares, hacía mucho que no escribía en plena paz, pero esa acabó pronto cuando Moblit llamó a su habitación.

»¿Qué tal te va con ambas chicas? —saludó la castaña a su compañero, quien suspiró de cansancio.

—Pensé que tu hermana era tranquila, ahora debo soportar los gritos eufóricos de ambas —ambos rieron levemente y el semblante relajado del chico cambió a una seria que Odelia reconocía perfectamente—. Ya comienzan a haber revueltas en el subterráneo, la Policía Militar informó de dos casos de robo.

Odelia suspiró, sospechaba que eso sucedería pero que no fuera tan pronto, incluso era injusto que comenzaran a robar cuando aún era posible que hubiera comida para el resto de la semana.

—Supongo que debemos ir a firmar la aprobación de la muralla, ¿no?

Moblit afirmó ante su pregunta y junto a los otros capitanes testigos de lo ocurrido durante esas batallas también fueron a aquella reunión, se debatería la verificación de la Muralla y aprobar si era seguro vivir en ella.

La multitud aumentaba conforme pasaba el tiempo en el cuartel de la policía de Trost, ella junto a otros compañeros fueron a aquella reunión, sintiéndose incómoda con el ambiente del lugar.

Odelia suspiró aliviada al divisar a lo lejos a su amiga de la tropa de guarnición, ambas se encontraron en medio de la multitud y tomadas de las manos caminaron hacia el comandante Pixis.

—Señorita Odelia, cuánto tiempo sin verla —saludó cortésmente el calvo, Odelia asintió.

—Es bueno verlo en sus cinco sentidos, Comandante Pixis —los tres rieron—. Me gustaría invitarlo a ir mañana a visitar al comandante Smith. Ha estado recuperándose favorablemente y aseguro que su visita también puede reconfortarlo.

—Gracias al cuidado de mis soldados es que sigo en mis cabales, y con mucho gusto aceptaré su invitación si me promete que la veré —bromeó el hombro colocando una mano sobre el hombro de la castaña. Esta asintió divertida a sus cumplidos.

—¡Atención todos! —llamó un soldado de alto rango desde el estrado—Viene a juicio la aprobación del regreso de la humanidad a la Muralla María, el Generalísimo Zackly tomará la palabra de este asunto:

Tras una larga deliberación, fue decidido declarar como segura la Muralla María tras una verificación integral y estructural de la Muralla, que tomaría al menos otra semana para dar de alta a los ciudadanos resguardados en la ciudad subterránea.

Odelia suspiró cansada una vez llegó al cuartel de la Legión, había sido cansado el calor que se encerraba en el lugar, y desde la mañana no se sentía del todo bien.

Entró a su habitación despojandose de sus prendas de su uniforme decidida a dormir, vistiendo con su pantalón de vestir casual. Debido a la poca luz de la noche, pudo divisar a su alrededor notando que las camas de las chicas quedaron destendidas, Odelia suspiró y comenzó a acomodarlas una por una.

Al llegar a la cama de Mikasa se encontró con una de las flores que Eren le había regalado a Mikasa, probablemente se le cayó y no se dió cuenta. Tomó el tallo de la flor para colocarla en agua, pero no se dió cuenta de las espinas que traía consigo la flor, pinchando uno de sus dedos a tal punto de incluso sacarle sangre. Soltó un quejido de dolor y tras aquella punzada observó un pequeño rayo de luz rodear su mano, dejando consternada a la castaña.

Si vista se nublo quedando su mente en blanco, yendo a su vista una escena devastadora que jamás había visto: todas las personas que conocía y amaba estaban muertas, a sus pies estaban la cabezas de sus amigos como alguna vez encontró a Isabel, en todo alrededor se encontraban restos de cuerpos, aquello que sea que ocurría se sentía tan real que incluso podía sentir el olor a sangre entrar en sus narices. Adentrándose en aquella sangrienta escena se encontraba el cuerpo inerte de una persona que conocía hace tiempo: Levi Ackerman yacía muerto.

Despertó de golpe de aquella visión, sintiendo frío en su ser e intensos mareos y náuseas, sus piernas dejaron de responder y su alrededor daba vueltas sin parar, su vista estaba nublada y no podía divisar a la persona que estaba frente a ella llamándola por su nombre.

—¡Odelia! —por fin pudo escuchar la voz de Levi, quien miraba con terror a aquella chica que no respondía a a sus llamados.

—¿E-eres tú, Levi? —preguntó con lágrimas en los ojos la castaña, con la poca fuerza que tenía antes de desvanecerse tomó la mano del azabache— Tus manos están frías —besó los nudillos de su mano antes de desmayarse.

🌸
¡Hola! Espero que les haya gustado este capítulo a quien me gustaría dedicarlo a Milaxxx35 quien ha Estado leyendo esta historia y espero que le esté gustando (๑•ᴗ•๑)♡

Por otra parte, ¿qué creen que signifique el sueño que tuvo Odelia? 👀 espero sus comentarios y nos vemos pronto 💖

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