Capítulo 35
Regresaron a Trost donde Erwin se recuperaría para continuar con los planes que hubieran, si es que no hubiera algo que pudiera interrumpirlos. Odelia y Levi quedaron a cargo de cerciorarse de los experimentos de Hange con Eren, quien comenzaba a tener avances en su titán.
Odelia llamó a la puerta de Erwin, quien tras unos días de reposar, comenzó a recibir visitas de sus compañeros, quien lo vio primero fue Odelia por petición de ambos.
La castaña abrió la puerta al escuchar que le cedían el paso, frente a ella se encontraba el comandante de la Legión. Este le sonrió levemente al verla.
—¿Qué tal ha ido todo afuera? —preguntó el rubio mientras Odelia tomaba asiento en la orilla de la cama.
—Todo está bien por ahora, Hange ha manejado las cosas bastante bien. Es una buen líder —ambos quedaron un rato en silencio sin saber qué decir, Erwin fue quien habló:
—¿Es cierto que a los residentes de la Muralla Rose los llamaron a quedarse en la ciudad subterránea? —Odelia suspiró y asintió.
—Es verdad. Siendo sincera, me preocupa bastante lo que pueda ocurrir allá abajo, ambos sabemos cómo es, y si hay más personas, cuando la comida se termine comenzarán a pelear.
—Lo he pensado también y coincidimos en lo mismo, habrá que hablar con quien sea necesario hacerlo. ¿Crees que puedas hacerlo por mí? —Odelia asintió—. Gracias Oda.
—¿Y tú cómo te sientes?
—Es como si sintiera que mi brazo está aún ahí, pero no es así —dirigió su visita a su brazo y nuevamente a la castaña, sorprendiendose de ella—. ¿Oye, por qué lloras?
—Por mi culpa...
—No fue tu culpa —le interrumpió severamente el rubio—. Y no vuelvas a pensar así, yo decidí estar ahí, probablemente si no hubiéramos estado todos, habríamos quedado allí. A pesar de la formación, la situación está completamente fuerad de control después del choque con el enemigo, sin embargo, nosotros sabemos que este tipo de situaciones si luchamos...
—Sin tener la menor idea de qué es el enemigo —soltó instintivamente la castaña con la mirada fija en el suelo, Erwin se sorprendió de las palabras de la castaña, pero luego se asustó al verla tomarse de la cabeza con fuerza—. No otra vez...
—¿Qué ocurre? —trató de levantarse de su reposo preocupado por verla, pero Odelia se lo impidió—. ¿Tienes otra vez esos dolores de cabeza?
—S-sí. Hace mucho que no los tenía.
—Deberías ir a checar con un doctor.
Odelia negó— Algo me dice que no debo hacerlo. Siento que pronto podré saber lo que ocurre conmigo. Por favor, no me obligues a ir.
Erwin suspiró rendido— Aunque intentara obligarte, te conozco bien como para que me hagas caso en eso, eres muy desobediente aunque eres de las más estrictas.
Ambos rieron levemente y Odelia tomó la mano del rubio y acercó su mano hacia ella acunando su rostro con la mano del rubio. Aunque no quisiera, se sentía culpable de la pérdida de su brazo por no haber reaccionado a tiempo. Erwin lo notó y suspiró cansado.
»Es una orden que no te sientas mal —volvió a hablar Erwin, Odelia apretó su agarre sin lastimarlo—. Bueno, ahora prácticamente serás mi mano derecha.
—No es gracioso, Erwin —sorbio su nariz la castaña mientras limpiaba algunas lágrimas que corrían de ella. El rubio se soltó de ella para limpiar su rostro.
—Estoy hablando en serio. Te iba a pedir que si podías tomar un puesto como mi mano derecha.
—Sabes que soy tu mano derecha, siempre lo seré —sonrió nostálgica Odelia.
Ambos sonrieron y se mantuvieron en silencio durante un rato, solo bastaba la compañía de los dos para sentirse cómodos, las palabras sobraban para ambos.
—Entonces, ¿hay más novedades? —preguntó Erwin retomando su postura de sentarse sobre la cama, Odelia hizo lo mismo y comenzó a mostrarle lo nuevo que ocurrió.
—Como sabes, muchos soldados tanto de la Policía Militar, la Tropa de Guarnición y varios soldados de la Legión: Mike, Nanaba, Gelgar, Lynne y Henning, y Hannes... —suspiró cansada resumiendo los estados de la Legión—. Pero hubo pocos casos de soldados ingresando a la Legión a pesar de no ser la temporada de ingresos, entre ellos Joelle Baumeister —mostró los papeles al rubio, quien los leyó con atención—. Pero también ya sabemos las identidades del titán acorazado y colosal y el de Ymir, solo que no sabemos aún sus intenciones. Además que los dos miembros de culto están en una de las residencias del cuartel en Ehrmich y pronto serán trasladados a Trost, no muy lejos de nosotros. Y por último, Levi ha elegido a su nuevos miembros de su escuadrón. Eso es todo.
Erwin levantó las cejas sorprendido por aquello que escuchaba, había creído que Levi ya no querría tener un nuevo escuadrón y quizás unirse con Odelia no era una mala idea, pero aquel azabache siempre era una caja de sorpresas.
—¿Sabes quiénes van a ser? —preguntó Erwin interesado.
—Los miembros de la tropa 104 —sonrió animada.
—Supongo que hoy llegaran los soldados, ¿no? —inquirió el rubio, Odelia asintió—. ¿Vas a ir? —ella respondió que no— Pensé que sí, deberías hacerlo. Ha pasado por mucho y cambiar de soldados drásticamente debe ser extraño para él, habían estado juntos por bastante tiempo.
—Tienes razón —Odelia suspiró y con cuidado se colocó bajo el cálido abrazo de Erwin—. Pero quería estar contigo un rato, apenas llego y ya me estás corriendo. Eres muy malo.
—No me pasará nada si me quedo aquí, no es como si viniera un titán para quitarme el otro brazo —respondió divertido mientras cedía un lugar a Odelia junto a él, la castaña gruño molesta.
—Si sigues haciendo esos chistes tan malos, quien te arrancará la lengua seré yo para que dejes de decir tonterías —replicó molesta Odelia y escuchó una sonora carcajada del rubio.
—Entonces tendrías que leer mis señas para poder dirigir a los demás, además que tomarías mi puesto para dirigir a todos, ¿te parece bien?
—Si eso implica que dejes de hacer chistes tan malos y estés a salvo, entonces lo haré.
—Me compadezco de mí ante la situación tan extrema para que puedas tomar mi puesto.
Ambos rieron por sus bromas y Odelia suspiró, Erwin la apegó más a su abrazo y la castaña comenzó a preguntarse varias cosas que querría preguntarle al rubio. Se separó de su abrazo para verlo fijamente, Erwin hizo lo mismo sin despegar la mirada de ella y notando su preocupación.
—Erwin, si tomar tu lugar implica que descanses, ¿dejarías la Legión de Reconocimiento?
Erwin suspiró mientras arreglaba los mechones despeinados de su amiga, colocándolos detrás de sus orejas y aplanando su esponjado cabello castaño. Sabía a lo que ella se refería.
—Sabes que para poder dejar la Legión y mi cargo, eso sería con mi muerte o con la conclusión de mi objetivo.
—Estuvimos hablando con Armin, Eren, Mikasa, Hange y Levi. Esos tres chicos son excepcionales, ahora sé de la capacidad que Armin tiene. Ideó el mismo plan y teoría que Hange, donde explica acerca de que los titanes son quienes nos protegen, ellos están dentro de las murallas protegiéndonos de otros titanes, y si Eren puede hacer lo mismo que aquellos titanes colosales o hacer el mismo endurecimiento que conocemos en plenitud de Annie, podríamos sellar la Muralla María. Yo podría hacerme cargo de eso cerciorando la misión, tú podrías quedarte a salvo aquí y cuando regresemos, puedo llevarte yo misma a ver lo que desees ver.
Erwin sonrió ante la preocupación de Odelia, volvió a atraerla a él en un abrazo. La castaña se resignó a aquella respuesta, no hacían palabras para saberlo. Se entendían perfectamente.
—Odelia, yo mismo debo ir a sótano de la casa del doctor Jaeger. Necesito ver con mis propios ojos aquello que puede ser la respuesta que mi padre buscaba tanto.
—Puedes hacerlo esperando aquí. Prometo que regresaré a llevarte yo misma a ese lugar.
—No sería lo mismo. Debo hacerle justicia a nuestros compañeros caídos yendo por mí mismo a ese lugar. Sería injusto que el comandante de la Legión se quedara descansando mientras sus soldados mueren en esa batalla. Tú misma sabes los méritos que he hecho para llegar a esto.
—Lo sé y entiendo tu punto —replicó Odelia—. Pero me preocupa que no sabemos de todo lo que hay allá afuera esperando por atacarnos.
—Por eso mismo yo debo ser quien lidere esa misión. Odelia, ¿alguna vez te he hablado de mi otra preocupación? —la castaña negó— Siempre he sentido el peso de mis compañeros después de cada batalla y como si siempre me observaran para ver de qué ocurrió con los corazones que consagraron. Oda, no soportaría el hecho de que tú te unas a ellos. Eres mi mejor amiga y como una hermana para mí. Pero debo ser sincero contigo por eso mismo: hace tiempo que mi objetivo ha cambiado, desde la esperanza que Eren nos dio al convertirse en titán sé que puedo resolver aquella teoría que mi padre tenía, he sacrificado muchas vidas para ello y sé que aún faltan muchas por sacrificar, me siento como un monstruo al hacerlo por mis objetivos personales y no por la humanidad. Quiero llegar a ese lugar y poder esclarecer mis dudas de una vez por todas. No puedo dejar que nadie más lo haga, incluso si eres tú la que puede hacerlo.
Odelia se apegó al pecho de Erwin, sus palpitaciones eran tranquilas y constantes, dejó escapar algunas lágrimas mientras fijaba su vista al frente de ella, las palabras de Erwin tomaron efecto en ella, era como si viera que frente a ella se encontraban sus dos hermanas y la que era su mejor amiga, sus amigos de la ciudad subterránea y los compañeros caídos en batalla, todos ellos viéndola fijamente. Su pecho dio un vuelco de miedo al entender completamente lo que Erwin sufría.
—Yo tampoco puedo permitir que mueras. No quiero perder a otro hermano más. Eres muy importante para mí y para la Legión, pero yo no puedo permitir que mueras.
Alzó su mirada triste al rubio que la miraba de la misma manera, ambos se volvieron a apegarse a ese fuerte abrazo que querían que durara para siempre. Erwin secó las lágrimas de la castaña antes de volver a hablar:
—Aquello... es de lo que te quiero hablar.
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Había llegado la noche y con ello la brisa fría del verano, a pesar de la vista plena que las murallas les impedían tener sobre el cielo, las estrellas brillaban con fuerza sobre el manto de la oscuridad. Como si sintiera el cálido abrazo de la oscuridad, Odelia caminó hasta las cabañas de los soldados. Deseaba regresar pronto a casa junto a todos. Pero aquello se trataba de un simple sueño, y todo parecía morir con la petición que su hermano le hizo antes de irse.
Con la iluminación de las antorchas sobre el lugar, divisó a los nuevos soldados hablando tranquilamente entre ellos y los soldados del escuadrón de protección, pero a lo lejos se encontraba una pequeña rubia alejada de los demás, se acercó a ella y le colocó la chaqueta que era de su hermana y que dejó. La mirada de susto por parte de la rubia la hizo disculparse.
—Creí que tendrías frío —se excusó la castaña mientras se colocaba a su lado.
—Usted es la capitana Baumeister, ¿no es verdad? —balbuceo apenada la rubia.
—Sí, mucho gusto, Christa Lenz.
—Soy Historia Reiss—corrigió seria la rubia.
—Claro, lo siento —se rascó nerviosa la nuca la castaña—. ¿Qué tal te has sentido en estos días? Debe ser difícil poder asimilar este cambio.
—En realidad me siento cansada de todo —declaró—. Me siento cansada de volver a estar sola...
—¿Lo dices por Ymir? —preguntó la castaña, la rubia afirmó— Ustedes eran muy unidas.
—Sí, pero ella después se fue, me dejó sola en todo esto. Prometí que iba a apoyarla en todo, pero me es imposible no pensar en que las cosas pudieron ser diferentes, me hubiera gustado que se quedara junto a mí —la rubia suspiró y Odelia posó su mano sobre su hombro.
—Aún tienes a tus compañeros. Estoy segura que también te apoyarán —sonrieron levemente.
—Sí, pero no es lo mismo. Ymir y yo nos entendíamos, ambas éramos muy parecidas —la rubia giró a ver a sus compañeros y miró de nuevo a Odelia, quien le invitaba a hablar—. Ambas éramos muy unidas, siempre nos apoyamos cuando ya no queríamos seguir adelante, ella fue quien me incitó a ser yo misma, me mostró lo bien que es vivir para sí misma y no para lo demás, me enseño a querer vivir cuando ya no tenía ganas de hacerlo, y en nuestros últimos momentos pude devolverle el favor. A pesar de todo, ella siguió pensando en mí. Y yo... yo no pude hacer nada —apretó sus puños la rubia, Odelia la miró sorprendida.
Odelia miró al suelo tratando de pensar en decirle algo, pero la chica se adelantó en hablar:
»No se moleste en hablarme para tratar de hacerme sentir mejor —continuó algo molesta y a punto de irse.
—No es eso —trató de detenerla—. Es solo que, creo poder entenderte, no del todo, pero me atrevo a decir que nos parecemos un poco —la rubia se detuvo y giró para mirarla—. También me da miedo el perder a más personas de las que ya he perdido, ese es el precio de unirse a la Legión —se abrazó a sí misma recordando la noticia de Mike y su escuadrón, había sufrido mucho con aquella noticia y aún habían represalias de aquella noticia, y qué decir de las personas que perdió años atrás, aquel sentimiento que compartía con Levi sobre sus amigos y la devastadora noticia de sus dos hermanas muertas—. Pero también están las personas que siguen con nosotros y están ahí para apoyarnos —dijo tratando de convencerse—. Y estoy segura de que ella habría querido que vivieras con la frente en alto.
Historia la miró sorprendida, es como si Ymir hubiera pedido que le dijera eso por última vez—Me pregunto si ellos serían capaces de ser así. Las cosas han cambiado y no sé si me vean igual después de todo el tiempo en que les he mentido —se giró a ver a sus compañeros—. Hemos pasado juntos tres años y me he dedicado a mentirles.
—Estoy segura que te aceptarán. Tú sabes lo que tuviste que vivir y eso no significa que sea fácil poder expresarte con los demás acerca de tu vida, todos tenemos cosas por ocultar, estoy segura que te comprenderán si te quieren —sonrió la castaña, contagiando a la rubia.
Ambas se giraron a ver cómo Sasha y Connie peleaban contra Jean y Artis y las cosquillas de los dos amigos, ganando estos, poco después Jean y Eren volvieron a comenzar a pelear, pero la intervención de Artis cargando a Jean los hizo detenerse antes de que Levi llegara. Ambas chicas se detuvieron a mirar el espectáculo divertidas y poco a poco se acercaron al lugar escuchando la pelea:
—¡Oye! ¡Ven y pelea como hombre! —gritó Eren.
—¡A que estás celoso porque Mikasa no está aquí para defenderte! —respondió con una risa burlona el castaño bicolor mientras era bajado a una distancia considerable del hombro de la chica— Gra-gracias, Artis. Lamento haberte hecho cargarme —dijo en un tono más calmado con la pelicobre.
—N-no hay problema —respondió mientras ambos se sonrojaban.
—¡Con Mikasa no te metas, cara de caballo!
—¡A quién le dices cara de caballo, maldito gigante suicida!
Ambos volvieron a acercarse pero a pesar de las insistencias de Artis para que no pelearan, las patadas de Levi en ambos chicos los hizo detenerse.
Odelia se dirigió una última vez a la rubia:
»Si necesitas hablar con alguien o cualquier cosa, puedes contar conmigo —susurró Odelia, Historia sonrió plenamente—. Tienes una linda sonrisa, evita que se desvanezca.
Las palabras de Odelia le provocaron un ligero sonrojo, pero respondió con otra sincera sonrisa.
—Parecen idiotas cargando con esos costales inútiles —dijo Levi, ganándose la molesta mirada de Artis—. Vengan aquí los de la tropa 104 —la rubia se despidió de Odelia y ella observó a la distancia al azabache a punto de dar su discurso—. Ahorremonos tiempo en estas tonterías: desde ahora son nuevos miembros del escuadrón de operaciones especiales, esto con el fin de proteger al mocosos Eren y Historia. En los próximos días estaremos practicando con el titán de Eren con el fin de tener una nueva misión respecto a la abertura de Shiganshina, por ahora no tenemos una fecha establecida, pero hasta que podamos desarrollar las capacidades del titán de Eren, iremos a la Muralla María.
—¿Cuál es el plan? —preguntó Artis a Odelia mientras los demás se acercaban a su líder.
—Aún no es tiempo, cuando Erwin se recupere, podremos plantear la misión —respondió Odelia.
Los cuatro asintieron a la respuesta de la castaña, algo confundidos por la poca información suelta.
El corto discurso de Levi finalizó y ordenó a sus soldados para ir a dormir, todos obedecieron, ya que al día siguiente comenzarían los entrenamientos para ambos escuadrones, caminó hacia su habitación, pero los pasos apresurados acercándose a Oda la hicieron detenerse y tratar de defenderse golpeando a la altura de la garganta a la persona. Escuchó los quejidos de dolor de quien estaba detrás de ella, se giró al escuchar la familiar voz, encontrándose con Levi masajeando su roja nariz, Odelia se acercó al azabache tratando de ayudarlo.
—Sí que has mejorado —se quejó el ojigris. Odelia se acercó tratando de ayudar al Levi, quien se alejó instantáneamente—. E-estoy bien, solo debo limpiarme. Esta ropa estará asquerosa.
—Ni loco crees que te dejaría así, me sentiría culpable. Al menos déjame ayudarte a ir a la enfermería —le tomó del brazo para dirigirlo y lo hizo levantar la cabeza hasta llegar a la puerta de la enfermería. La castaña tocó la puerta varias veces sin obtener respuesta—. Parece que no están. Deben haber ido a dormir —suspiró preocupada la castaña mientras veía de reojo al azabache, lo volvió a tomar de la mano y caminaron hasta los cuartos—. Tengo una idea.
—M-mocosa ¿qué intentas hacer? —preguntó nervioso Levi, no obtuvo respuesta.
Caminaron hasta la puerta que daba a las recámaras de las mujeres. Odelia abrió la puerta encontrándose con las chicas del escuadrón de Levi cambiándose y también de su escuadrón. El azabache no vio nada debido a su vista hacia arriba, pero supuso que algo andaba mal cuando escuchó las voces femeninas en aquella habitación.
—¿¡Q-qué hace el capitán aquí!? —gritó Sasha mientras se lanzaba detrás de Artis, quien seguía vestida.
No hubo respuesta y Odelia cerró la puerta quedándose afuera del lugar, ninguno dijo nada hasta que el azabache musito nervioso:
—S-si quieres podemos ir a mi habitación —dijo torpemente al cubrir parte de su boca con su palma, Odelia asintió y caminaron apresurados hasta la habitación del azabache, Levi le entregó la llave a Odelia y ella la abrió al instante, ayudando al azabache a sentarse sobre el sofá.
Tomó unos pañuelos del baño de Levi después de buscarlo desesperadamente, limpiando el resto de sangre que caía sobre el mentón del capitán. Odelia se mordió el labio sintiéndose culpable.
—Levi, yo de verdad no quise hacer eso. Me asuste y actué en defensa propia —el azabache asintió levemente mientras se limpiaba también con los papales que tenía a su alcance.
—Yo no debí haber hecho eso de colocarme detrás de ti. Prometo no volver a asustarte.
—Y yo ser más precavida con los demás.
Ambos sonrieron levemente y Odelia se acercó al azabache, este se alejó nervioso y con un notable sonrojo. La castaña posó una mano sobre la frente de Levi.
—¿Q-qué crees que haces?
—Checaba que no tuvieras alguna fractura. Y estás muy rojo, creí que tendrías temperatura.
—S-solo hace mucho calor —trató de defenderse el azabache, ante la mirada confusa de Odelia decidió desviar la mirada, completamente avergonzado.
Odelia suspiró cuando termino de limpiar al azabache. Miró por la ventana y comprobó lo oscuro que estaba. A estas horas ya habrían cerrado las habitaciones.
—Descansa, Levi. Lamento mucho lo que te hice —volvió a disculparse la castaña, este la detuvo.
—Quédate a dormir esta noche —ambos se sonrojaron—. Y-yo siempre duermo en mi oficina, a esta hora de-deben estar cerradas las habitaciones.
—E-está bien —le interrumpió la castaña, Levi le indicó el lugar donde era y se dirigió al baño para usarlo—. Gracias, Levi.
Este suspiró nervioso y acomodó su cuerpo en la silla. Pronto debía entregar los informes del lugar y arreglar las cosas para hospedarse en una cabaña distanciada de todos, sería donde cuidarían de Historia y Eren. Odelia observó el lugar con atención, todo relucia impecable.
»¿Sigues sin poder dormir en tu cama? —llegó Odelia del baño—. Lo siento, debía lavar mi cabello.
—N-no te preocupes —bajó su vista a los papeles tratando de ocultar su nerviosismo.
—¿Esos son los papeles para mudarse a aquel lugar? —inquirió curiosa Odelia mientras se colocaba detrás de Levi, derramando algunas gotas de agua sobre el escritorio. Una cayó sobre el papel— L-lo siento —Odelia se alejó de él, sintiendo la ausencia de su olor.
—Sí. Son esos papeles. ¿Erwin te dijo que también los llenaras?
—Sí, pero por ahora el de mis soldados. Debo arreglar aún unas cosas aquí antes de ir con ustedes.
—Ya veo. Te esperaremos pronto.
—¿Tus soldados ya saben de esto? —Levi negó.
—Mañana se los diré. Les daré el resto del día para irse este fin de semana.
Quedaron en silencio sin saber qué decir. Odelia se levantó se su lugar y se dirigió a la recámara del azabache.
—Descansa. Deja ese trabajo y duerme un poco más.
—No te prometo nada.
Ambos sonrieron y Odelia se asomó hasta que la puerta de la habitación se cerró por completo. Los dos suspiraron aliviados y la castaña procedió a ir a dormir, mientras que Levi sabía que estaría en una lucha consigo mismo por dejar que ella se quedara a metros de él. Sería una noche larga.
Odelia se acostó sobre el colchón de la habitación, cubriéndose con las sábanas de la cama, comenzó a pensar en lo que había ocurrido en unos instantes.
Sin duda, estos colchones son más cómodos que el de los soldados; pensó la castaña con su mirada fija en el techo.
Sus ojos comenzaron a pesar y sintió comenzarse a dormir. Pero el avistamiento de un rayo distando de la habitación la hizo perder el sueño. Suspiró molesta comenzando a mecerse sobre la cama, le asustó aquel rayo y sería difícil conciliar el sueño.
—Debería ir a ver a Levi —pensó en voz alta al ver la neblina que se alzaba entre el suelo al asomarse a la ventana.
Tomó dos frazadas y salió de la habitación, encontrándose con un Levi girando su mirada asustada a la ventana que estaba detrás de él, otro rayo había caído y con más fuerza, incluso la fuerza del trueno resonó en las ventanas. Giró su vista de nuevo a los papeles pero con un notable temblor en sus manos.
Con paso firme y silencioso se acercó detrás del azabache colocando la frazada sobre sus hombros para cubrirlo, Levi se giró nuevamente para verla. Su rostro mostraba el miedo que sentía del trauma que lo atormentaba, Odelia se dio cuenta de ello, pero quizás no le haría bien hablar de eso a ambos. Tomó asiento frente a él colocando su frazada sobre su regazo.
—Las lluvias me regresan a aquel día, aunque no quisiera —se desahogo el azabache. Odelia no supo qué decir al respecto—. L-lo que quiero decir es que gra-gracias por estar conmigo desde el principio. Tu amistad junto a la de Hange y Erwin me ha ayudado a sobrellevar todo. Aunque no lo parezca, siempre estoy agradecido con todos.
Odelia sonrió enternecida por las palabras de la castaña. Estiró su mano hasta tomar la de Levi, tratando de darle aliento.
—Siempre estaré para ti. Vive con la cabeza en alto, estoy segura de que pronto podremos darles sentido a sus sacrificios, ellos están descansando, pero creo que nuestro sacrificio les llegará.
—Gracias, Odelia.
Ambos se miraron fijamente. Odelia despegó la mirada del azabache hacia sus papeles y cortó su unión de manos para tomar algunos papeles que tenía Levi.
—Puedo ayudarte con esto. Así irás a dormir pronto.
—¿Qué hay de ti?
—No te preocupes —sonrió levemente la castaña mientras tomaba una pluma para escribir—. Te aseguro que pronto terminaremos esto.
—Odelia, no puedo vivir con la cabeza en alto.
—¿Por qué dices eso?
—Porque soy demasiado enano para eso.
Ambos sonrieron por la broma del azabache, Odelia lo miró de reojo antes de volver a pegar su visita en los papeles, Levi hizo lo mismo pero la veía en secreto cuando ella estaba distraída.
Pasaron algunas horas y ella cerró los ojos por completo, apoyando su cabeza en sus brazos que se recargaban en la madera del escritorio. Ya habían pasado algunas horas, quizás era más de la media noche y Levi sabía que no conciliaria el sueño, incluso el semblante de descanso de la castaña era un obstáculo para desear cerrar los ojos, solo quería verla.
Se levantó de su asiento para quitarle la frazada que tomó ella, Odelia había tomado las que estaban sucias, pero ni quiso decirlo en el momento, tuvo un afloramiento de sentimientos que no le importó aquello. Pero ahora debía cubrirla con frazadas limpias y eso hizo al tomar una de su cuarto y colocarla en la espalda de la castaña. Ella sonrió levemente aún estando dormida y Levi hizo lo mismo. Recordó las palabras que alguna vez le dijo su hermana.
«Ella dormida parece un ángel» pensó el azabache mientras volvía a tomar su asiento y verla dormida.
Asomó su cabeza hacia atrás, la lluvia había cesado y también aquel fluido de sentimientos que lo atacaron, recordando el miedo de perderla en una próxima batalla, tenía miedo que incluso fuera un sueño lo que estaba viviendo.
Elevó su mano hasta tocar el cabello de ella. No era un sueño. Ese ángel siempre estaba para él cuando se sentía abrumado, y estaría siempre agradecido con aquel bello ángel.
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Si me lo preguntan, este es de mis capítulos favoritos de escribir, simplemente salió desde el fondo de mi cora de pollo y me gustaría dedicarle este capítulo a Yurisa_416 que ha estado apoyando esta historia y que le agradezco mucho uwu
Espero que les haya gustado este capítulo. Nos vemos pronto. ♡'・ᴗ・'♡
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