Capítulo 33
—¡Aquí están! —avisó Mikasa al observar subir a los soldados, Odelia corrió directamente a ellos.
—¿Chicos, están bien? —tomó la mejilla de cada uno con una mano, su rostro reflejaba total preocupación hacia ambos chicos, ellos asinteron en respuesta—. Me alegro mucho. Les prometo que recuperaremos a Eren —sonrió débilmente la castaña, ambos chicos sonrieron.
—No dejaré que Reiner y Berthold se lo lleven sin al menos haber peleado —apretó su puño Mikasa, Odelia sabía la determinación que esta tenía y sabía que haría lo posible por cumplirlo.
—¡Baumeister! —llamó Erwin, ella se despidió de los dos chicos y continuó hacia donde estaba él.
—Se dirigían aquí —señaló Hange con su dedo sobre el mapa al bosque de árboles gigantes—. No tienen motivos para ocultar las pisadas del titán acacorazado, pero creo que es aquí a donde van.
—¿Por qué piensas eso? —preguntó Odelia.
—Estoy corriendo un riesgo, pero aun cuando tienen fuerzas en sus formas de titán, ellos están afuera de la muralla, así que hay una buena oportunidad de que sean rodeados por otros titanes —explicó Hange—. Acaban de estar en una gran batalla, incluso si no están tan exhaustos como Eren, ellos deben estar muy cansados, ¿cierto? Annie estuvo en cama por mucho tiempo. Supongamos que su destino está afuera de la Muralla María. Además, supongamos que no tienen suficiente energía para cruzar esa gran distancia y alcanzar su destino sin descansar.
—Seguramente querrán descansar en un lugar donde los titanes no los alcancen, y hasta que anochezca es que se irán, en la noche es cuando los titanes no se mueven —concluyó Odelia, Hange asintió. Todos tomaron sus cosas para comenzar su camino hacia donde pudieran estar los traidores.
—¡Si llegan al bosque antes del anochecer, es posible que lo logren!
Odelia alcanzó a ver a Jo a unos metros de ella, ambas corrieron antes de que Odelia se fuera.
—¡Jo, quédese con la líder Zoë! —pidió Moblit mientras corría junto a los demás soldados para bajar de la Muralla.
—N-nos vemos luego, Oda. Regresa con vida —se alejó preocupada la pelirroja de su hermana mientras se acercaba para ayudar a la castaña a acomodarse.
—Jo, ¿me vas a contar acerca de tus libros? Me encantaría escucharte —escuchó Odelia mientras se alejaba, sonrió un poco y se acercó junto a Mikasa, Armin y Jean, quienes también se encontraban con el resto del escuadrón de Odelia, el bicolor y Artis hablaban animados.
—¡Chicos, apresúrense! —se colocó sobre su caballo, los demás hicieron lo mismo— ¡Seguiremos con la formación de vanguardia! ¡Estén atentos a su alrededor y preparen sus bengalas! ¡Traeremos a Eren de regreso a nosotros! ¡Lucharemos por nuestra libertad!
Sus pasos sobre los caballos comenzaron a hacer eco en el lugar llano, al frente iba Odelia junto a Erwin, ella tenía un miedo que jamás había tenido, sentía que algo andaba mal detrás de todo lo que estaba ocurriendo, quería pensar en las razones de que aquellos chicos fueran enemigos de la humanidad. ¿Qué los alentaba? ¿Eran los únicos que estaban en contra? El sonido de las bengalas siendo lanzadas la sacaron de sus pensamientos, Erwin dio inmediatamente la orden de que tendrían que dirigirse hacia el frente con la misma ruta lanzando una verde.
Al frente no estaba muy lejos aquel pequeño bosque de árboles gigantes, de solo recordar lo que había ocurrido hace poco, le hacía tener incluso náuseas. Faltaba poco para que llegaran y también era menos de una hora para que anocheciera, pero los titanes no iban a esperar hasta aquel tiempo.
—¿Ahora qué, Erwin? —giró a verle, estaban entrando entre los gigantes troncos, cuando un destello amarillo captó la atención de todos—. Eso debe ser... ¡Podemos asumir que se trata de la luz que proviene de la transformación en titán!
—¿Habremos llegado a tiempo? —se preguntó Erwin- ¡Todos dividanse! ¡Encuentren a Eren y traiganlo de regreso! ¡Asumiremos que los enemigos ya se han transformado en titanes!
—¡Luchar no es la prioridad! No importa lo que pase, ¡el rescate es la prioridad! —exclamó Odelia tratando de transmitir seguridad.
—¡Escuadrón de apoyo! ¡Sigan junto al grupo del capitán Hannes! —ordenó Erwin, todos los nombrados cambiaron sus caballos al uso del equipo tridimensional, escucharon un grito entre los árboles y comenzaron a buscar entre los aires encontrándose con un titán pequeño.
Era diferente de los titanes comunes, lo más seguro es que ese fuera el tercer titán mezclado entre la tropa 104, pero no había explicaciones para que ella guardara ese secreto, había más preguntas, entre ellas era de qué lado se encontraba.
Connor estaba a punto de atacar, pero un soldado con la cabeza rapada lo detuvo:
—¡Por favor, espera! —pidió el chico— ¡Es Ymir! ¡Es Ymir en su forma de titán! —todos se detuvieron frente a la titán, quien no respondía a los llamados del chico— ¡Hey, Ymir! ¿Qué pasó? ¿¡Por qué estás sola!? ¿Dónde está Eren? ¿Y qué hay de Reiner y Berthold?
—¿Esa es Ymir? —preguntó sorprendido Armin.
—¿Se ha transformado en un titán y está luchando con los otros? —cuestionó Mikasa.
—¿¡Ymir!? —esta vez llamó el bicolor— ¿Escapaste de Reiner y los otros? ¿A dónde se fueron?
—¡Oye! —comenzó a patear el rapado sobre la cima de la cabeza del gigante— ¡Di algo, idiota! ¡Estamos apurados!
—¿¡Está buscando a Reiner y los otros!? —se preguntó Armin.
—Algo va mal...
—Tiene razón —concordó el rubio con Odelia—. ¿Por qué nos está mirando así, uno por uno?
—¡Ymir! —gritó una voz desconocida, llegó una chica rubia frente al titán de tres metros— Gracias a Dios ¡estás bien! ¿Eh...?
No pudo decir algo más cuando fue tragada entera por la gigante, sorprendiendo a todos.
—Ella... ¡Se comió a Christa! —espetó el rapado.
—¡No se queden ahí! —gritó Jean comenzando a avanzar impulsado por el gas.
—¡Vamos tras ella! —le siguió Mikasa.
—¡Qué rápida! ¡Se está alejando! —gritaron Connor y Ondine, los demás seguían tras el titán, quien se balanceaba con rapidez entre las ramas, dejando atrás a los escuadrón de Hannes y Odelia.
—¿Por qué, Ymir? —susurró Mikasa.
—Para empezar... ¡Yo nunca pensé que ella estaba de nuestro lado!
—Si... ¡Ella claramente está en contra nuestra! ¡Ella está trabajando con Reiner y los otros! —gritó Armin— ¡Hemos sido engañados por ella!
Odelia y los demás escuchaban en silencio, no entendían de qué hablaban.
—¡Hay que apresurarnos o la perderemos! —gritó Odelia.
Otro destello emergió a las afueras del bosque, alguien más se había convertido en titán. Frente a ellos se encontraba el titán acorazado tratando de huir de ellos ¿adónde iban? Nadie lo sabía.
—¡Se están llevando a Eren! —gritó Mikasa cuando observó que en su hombro se encontraba el otro chico que cargaba con Eren a sus espaldas.
—¡No se detengan! ¡Usen los caballos, vayan tras ellos! —ordenó Hannes, todos hicieron caso— ¡Definitivamente vamos a traerlo de regreso! Eren... Incluso si me cuesta la vida —Odelia se giró a mirarlo, parecía ser la única que lo había escuchado decir eso.
A su lado venían Erwin junto a los demás soldados y una horda de titanes que los perseguían de cerca. Varios soldados habían sido tomados por aquellos gigantes.
—¡Todos los escuadrones! —llamó Erwin a los que estaban bajo su mando— ¡Vayan y hagan que los titanes los sigan! ¡Vengan conmigo!
Algunos gritaron cosas contra el comandante, pero no tuvieron otra opción para salvar sus vidas más que obedecer, aunque era claro que algunos tendrían que sacrificarse, tal como estaba sucediendo en esos instantes.
—¡Erwin! ¡Eres un monstruo! ¿Estás planeando usarnos de cebo de nuevo? —gritó uno de la Policía Militar.
—¡Esa no es mi intención! —respondió el rubio— ¡La Policía Militar está luchando admirablemente! ¡Cumplan sus deberes como soldados!
—¡El titán blindado está intentando escapar con Eren! —informó Odelia colocándose a su lado.
—¡Ya oyeron! ¡Debemos pararlo, no importa cómo!
Les fueron alcanzando el paso, Odelia observó al titán que se sostenía del acorazado, quien escupió a la chica que minutos anteriores la había tragado de un bocado ¡estaba viva!
—¡Erwin, también debemos salvar a esa chica! —señaló Odelia con su dedo a la chica que hablaba con la usuario del titán acercándose a la posición del rubio— ¡Parece ser que la secuestró! ¡Hay que impedirlo!
Aceleraron sus pasos, por fin alcanzando al gigante que amenazaba la humanidad, Hannes y su escuadrón fueron los primeros en anclarse al titán, tratando de atacar las articulaciones de este, Hannes alcanzó a colgarse en la nuca del acorazado, pero fue detenido por el titán de Ymir, cayendo al suelo.
La segunda en atacar fue Mikasa, lastimando uno de los ojos del titán de tres metros.
—¡Reiner, protegenos! —gritó el chico que cargaba a Eren sobre su espalda.
Connor, Ondine y Artis se encontraban sobre el titán, habían conformado junto a los demás en atacar.
—Es inútil, Berthold —habló Jean encima del titán, quedando a la altura de donde estaban protegidos Eren y Berthold—. Llevarlo así es imposible, ¿verdad? Hace ruido y no está ayudando. Lo sé bien. ¡También lo odio, después de todo! Matemoslo juntos. Bueno, sal...
—Berthold ¡devuélvelo! —pidió Mikasa.
—¿Es una mentira, verdad Berthold? ¿Reiner? ¿Nos engañaron todo este tiempo? Eso es cruel... —comentó el rapado— Oye, oye, oye, oye. ¿Están intentando escapar así?
Ninguno del equipo de Odelia comentó algo, solo se dedicaban a escuchar y a tratar de atacar al titán, ellos no tenían ningún vínculo con aquellos traidores, pero se compadecían de los que sí.
—Vamos, chicos. ¿No éramos compañeros que compartimos sufrimientos bajo un mismo techo juntos, hace tres años? —indagó en sus recuerdos Jean— Berthold ¡fue muy artístico el aspecto terrible que tenías mientras dormías! En cierto momento, todo el mundo empezó a esperar tu obra maestra cada mañana, incluso predecíamos el clima de ese día así. Pero tú... dormías haciendo mucho ruido, ¿verdad? Considerando que eras un autor, junto a tus víctimas...
—¿¡Fue todo una mentira!? —le interrumpió el rapado- Cuando nos comprometimos a sobrevivir, cuando dijimos que teníamos que vivir para llegar a ser ancianos y beber juntos... ¿Todo eso fue una mentira? —no hubo respuesta— ¿¡Y bien!? Ustedes... chicos ¿¡qué habían pensado hasta ahora?
—Tan solo concéntrate en cortar sus cuellos —intervino Mikasa—. Si dudas por un momento, no seremos capaces de llevar a Eren a casa. Son una plaga para la humanidad, y eso es suficiente.
—¡Yo no los conozco, pero no me puedo compadecer de las personas que asesinaron a mi familia! ¿¡De verdad les pedirán explicaciones a estos monstruos!? ¡Ellos son los culpables de todas nuestras tragedias! —gritaba Connor dolido.
—No solo se han dedicado a arruinar nuestras vidas desde hace cinco años, sino que continúan arremetiendo contra nosotros ¿¡es que acaso quieren eliminar por todo lo que hemos luchado durante estos años!? ¡Quiénes se creen para arrebatarnos lo que amamos! —expresó con pesar Artis, recordando a sus compañeros caídos.
—Quién... ¡Quién! Quién se creen ¡¿que de verdad quiere matar a la gente?! —se escuchó una voz desde dentro de la mano del titán— ¡¿A quién le gusta hacer algo como esto!? ¿¡Quién creen que quiere hacer algo como esto!? Ser odiado por la gente. Incluso si fuéramos asesinos, lo que hicimos fue natural. Lo que se ha hecho... no se puede deshacer. Pero nosotros no podemos ser perdonados. Solo el tiempo que estuvimos actuando como soldados fue disfrutable. ¡No fue una mentira, Connie! ¡Jean! Es verdad que hemos decepcionado a todos pero... ¡No todo fue una mentira! ¡Realmente pensaba que eran nuestros compañeros! No tenemos forma de disculparnos. Pero, alguien, por favor alguien... Lo ruego... Que alguien nos encuentre.
La voz quebrada del chico hizo callar a todos, pero a tres personas las puso furiosas, habían perdido a sus familias en aquel día que recuerdan aun con amargura, ellos no los iban a perdonar porque no tenían razones para hacerlo. El trío del escuadrón de apoyo buscaba los puntos débiles del titán, pero era difícil al estar en constante movimiento, se estaban hartando de aquella discusión.
—Berthold, devuelve a Eren —sentenció Mikasa.
—No puedo. Alguien tiene que hacerlo. Alguien tiene que manchar sus manos de sangre.
—No se preocupen, entonces nosotros nos marcharemos las manos de su sangre —amenazó Ondine.
—Chicos ¡alejense de ahí! —ordenó Hannes desde su caballo al ver la horda de titanes que venían hacia ellos, al frente estaban Erwin y Odelia, los demás soldados les seguían con los titanes pisandoles los talones— ¡Erwin...! ¡Ha traído los titanes hasta aquí!
—¡Chicos, salten! —ordenó Artis.
Todos hicieron caso y cayeron sobre los caballos, aunque otros cayeron al suelo. Christa fue la única que se quedó con aquellos titanes.
Justo después de caer del titán acorazado, los titanes comunes comenzaron a correr directamente hacia el gigante blindado.
—¡Que todo el mundo se disperse! ¡Alejense de los titanes! —ordenó Erwin.
Aquellos titanes no tenían ningún remordimiento al llevarse aquellas vidas, nunca tuvieron aquella sensación de tener una pelea contra los humanos, nunca lo harían. El panorama era mortal, los soldados sacrificaban sus vidas cuando no tenían razones, todos aquellos eran inocentes, pero era necesario el derramamiento de sangre, o no se podría avanzar. Aquellas vidas ahora sólo sentían miedo, mientras que sus asesinos eran inmunes a sus gritos.
—¿Cómo deberíamos llamar a esto? ¿Infierno?
—No... ¡Tan solo es el principio! —respondió Erwin a Jean mientras avanzaba frente a los demás— ¡Todos a la carga! ¡Toda la supervivencia de la humanidad depende de este momento! ¡Si perdemos a Eren, entonces la humanidad ya no tendrá otra oportunidad! ¡Vamos a recuperar a Eren y a retirarnos! ¡CONSAGREN SUS CORAZONES! —detuvo su galope y se giró hacia los soldados, desenvainando su espada y dejándola deslumbrar con los rayos del ocaso golpeando su empuñadura contra donde estaba fijo su corazón para avanzar al frente.
Todos gritaron siguiendo al comandante de la Legión de Exploración, aquellos gritos trataban de disipar sus temores y enfrentarse contra aquellos gigantes. Jamás podrían obtener la victoria si no se arriesgaban a luchar contra aquello que los detenía.
Corrieron en sus caballos hacia ellos, frente a ellos se encontraba aquellos titanes lanzándose contra el titán acorazado, era su momento para recuperar a Eren.
—¡Avancen! —ordenó Erwin extendiendo sus brazos hacia los lados.
El terror de todos volvió a florecer al ver cómo el comandante era tomado de su brazo derecho por la boca de un titán y llevándolo consigo en su boca.
—¡Comandante Erwin! —gritaron los soldados observando con terror cómo este se alejaba de ellos.
—¡AVANCEN! —gritó con sus fuerzas el rubio, tratando de zafarse de aquella mordida— ¡EREN ESTÁ JUSTO FRENTE A USTEDES! ¡AVANCEN!
Todos hicieron caso a la orden del mayor a excepción de Odelia, quien miró con terror y furia el cómo atacaban al comandante Erwin Smith. Liberó sus espadas de su equipo y se acercó sobre su caballo hacia aquel titán. Se levantó sobre el lomo del equino e impulsada por la fuerza del gas salió volando anclando sus ganchos en la carnuda piel del titán. Soltó un grito de furia antes de cortar con enojo la mandíbula del titán tomando sobre sí a Erwin y cargandolo. Debido a lo rápido que sucedían las cosas, no le dio tiempo para anclar sus cuerdas, rodando por el suelo, cubrió el cuerpo de Erwin con el suyo recibiendo la mayor parte de los golpes, pero aún no terminaba la batalla.
Se levantó con la adrenalina corriendo sobre ella y dirigiéndose sobre los aires nuevamente hacia el titán, cortó primero sus rodillas y esperando a que cayera, se posó sobre su espalda para cortar con rudeza la áspera piel del titán, comenzando a desprender ese aquel asqueroso vapor que significaba su muerte total.
Odelia corrió hacia Erwin, este se encontraba corriendo hacia el caballo de Odelia, sin importarle que había perdido su brazo izquierdo.
—¡Maldición, Erwin! —le siguió Odelia usando su equipo tridimensional, no sabía cuánto le quedaba de gas y sería un problema quedarse en el camino.
No fue que vio a Erwin subirse hacia el acorazado cuando notó el gran problema que había encima de aquel titán. El rubio cortó las sogas que inmovilizaban a Eren y este cayó sobre el caballo de Mikasa, al igual que Erwin sobre el de Odelia, esta tomó las riendas de su caballo cuando pudo posarse sobre él y correr.
—¡Que todo el mundo se retire! —ordenó Erwin dejando atrás a los titanes que se encargaban ahora del acorazado.
—¿¡En qué rayos estabas pensando!? —preguntó alterada Odelia cuando comenzaron a alejarse de la horda de gigantes, no obtuvo respuesta cuando un gran cuerpo cayó frente a ellos, descolocando a los caballos y haciéndolos andar en diferentes direcciones.
Ya no le quedaban muchas espadas de repuesto a Odelia, otro titán se acercaba a ellos peligrosamente, pero la ayuda del titán de Ymir acabando con él les hizo ganar algo de tiempo.
El caballo de Odelia término cediendo al cansancio, dejándolos caer hacia uno de los árboles, quedando inmovilizados y vulnerables ante cualquier titán.
—¡Comandante! —se acercó Odelia mientras junto a otro soldado mientras ayudaban a Erwin a levantarse del suelo.
—Aunque muera aquí, habrá gente que tomará mi lugar —dijo observando a Odelia, ella negó con la cabeza frustrada— ¡No se preocupen por mí, tan solo llévense a Eren de aquí, Odelia! ¡No tenemos ni un segundo que perder!
—¡Deja de decir tonterías y ayúdame a ayudarte! —exclamó Odelia tratando de subirlo al caballo del rubio nuevamente mientras amarraba a su caballo al equino de Erwin.
—¡Comandante! —llegaron otros soldados que comenzaban a cerrarse el paso entre los titanes, dejando en el medio a Odelia y Erwin, observando aterrados lo que sucedía— El titán acorazado... ¡El titán acorazado se está haciendo camino hacia aquí!
Estaban los tres rodeados, no eran los únicos en esa situación y era obvio que no saldrían viva de esta. Odelia solo supo esperar a que un titán la tomara.
Vuelve viva, es una orden.
Odelia habría deseado cumplirlo, ahora mismo tenía un intenso miedo, pero también las ganas de verlo una última vez.
No había hecho nada para cambiar la situación, todo lo que le rodeaba era la destrucción y la muerte persiguiendola, habría deseado estar en casa y tomar el té con su mejor amiga, hablando acerca de la vida que les esperaba cuando pudieran entrar al Cuerpo de Exploración. Era extraño, ahora mismo recordaba aquellas cosas simples de la vida. Deseaba con ver una vez más las sonrisas de sus seres queridos, quería pedirle perdón a Levi por no poder cumplir con su orden.
Había que sacrificar algunas vidas para lograr salir de esta situación una vez más. Si debía ser la suya, había luchado lo suficiente y no se arrepentiría de darles tiempo a los demás.
🌸
¡Hola! Espero que estén bien y les guste este capítulo, ¿qué les pareció? Me gustaría saber sus comentarios y nos vemos pronto 💗
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro