Capítulo 30
¿Por qué la única persona que vi por primera vez fue al Capitán Levi?; pensó Odelia cuando se despertó.
Frente a ella se encontraban aquellos profundos ojos grisáceos observándola con expectación. Se levantó de donde estaba, encontrándose que tenía vendas en todo su cuerpo y su brazo dolía como jamás había tenido dolor. Masajeo su cabeza al sentir una fuerte punzada.
—¿Qué ha pasado aquí? —preguntó consternada—. ¿Cómo es que hemos regresado?
Levi tomó asiento a su lado, su cara reflejaba alivio a pesar de tener el mismo semblante.
—Artis, deberías ir a descansar, yo me encargaré de la capitana —indicó Levi, la chica asintió y le dio una última mirada a su superior, quien aún seguía confundida—. ¿Cómo te sientes?
—Solo me duele el brazo... —respondió la castaña con incertidumbre—. Pero no has contestado a lo que pregunté, ¿qué tanto ha pasado? ¿He dormido mucho?
Levi negó con la cabeza, su semblante pasó de alivio a uno de tristeza, y eso le preocupaba a Odelia, temía que algo malo hubiera ocurrido.
Antes de que pudiera hablar, tocaron nuevamente a la puerta, detrás de ella aparecieron Erwin y Hange, quienes sonrieron aliviados al ver a la enferma comenzar a recuperarse. Se colocaron a los pies de la cama y esperaron a que ella hablara.
—¿Cómo salió la misión? ¿Ya atraparon a esa titán? —preguntó algo animada Odelia, pero la mirada cómplice entre los otros dos la hizo deshacer su sentimiento.
—Ella escapó —declaró Erwin con su voz calmada pero derrotada—. Al parecer pudo llamar en un grito a los titanes y devoraron su cuerpo titán.
—Eso significa que aún sigue suelta... —dedujo la castaña, quiso levantarse de la cama al recordar algo importante—. ¿Y dónde está Eren ahora? ¿Él está bien?
—¿Cómo te sientes ahora? —preguntó Erwin.
—Molesta, todos están evadiendo mi pregunta —cruzó de brazos—. Erwin, ¿qué está pasando?
El rubio suspiró antes de hablar, se sentó junto a Levi y tomó la mano sana de su amiga. En lo más profundo de su ser, Levi habría deseado tener la confianza de esos dos para hacer lo mismo.
—La misión falló, perdimos a muchos soldados y pronto tendremos un juzgado entregaremos a Eren, a mí me consideraron el responsable y todos los que estaban conmigo son cómplices.
—Mi equipo... ¿cómo están ellos? ¿Cómo está el escuadrón de Levi?
Las miradas pasaron al azabache, quien agachó la cabeza recordando lo que había ocurrido.
—Los dejaremos hablar solos. Vamos Erwin, recupérate pronto, Oda —tomó al rubio con algo de fuerza y ambos salieron del lugar, el ojiceleste mostraba cierta molestia.
Salieron de la habitación tan pronto como llegaron, Odelia miró expectante a Levi, esperando que hablara sobre lo que había ocurrido. El ojigris se levantó de su lugar y comenzó que dar vueltas en su habitación antes de comenzar a hablar, pero Odelia se adelantó para tratar de aliviar la tensión, había notado algo extraño en él.
—Estás cojeando de tu pie, ¿estás bien? Deberías ir a ver a la doctora.
—E-estoy bien, gracias —respondió Levi volviendo a tomar asiento junto a ella, quiso tomar su mano de la misma manera que Erwin, lo hizo pero la pasó de lado.
—Quizás deberíamos llamar a nuestros escuadrones, me gustaría verlos.
—No... —respondió Levi, rascó su cabeza de manera ansiosa, no sabía cómo decirle todo lo que había ocurrido mientras ella estaba inconsciente—. Después de que te desmayaste, te dimos a ti y a Artis por muertas. Eren quería que dejaran de haber tantas muertes, quiso transformarse, pero nosotros lo impedimos. Quizá debió haberlo hecho, quizá debimos confiar en Eren antes que él en nosotros y en nuestra propia fuerza... Auruo Brossard, Eld Gin, Petra Ral y Gunther Schultz... consagraron sus corazones entregando sus vidas a favor de la humanidad.
Odelia tomó la mano de Levi, ella sabía lo que significaban ellos para él, debía estar profundamente dolido sus muertes, si ella estaba profundamente dolida no se imaginaba cuánto tuvo que haber aguantado él.
—Levi, de verdad lo lamento —lamentó Odelia apretando su agarre al azabache, quien también se sujetó de ella, algunas lágrimas salieron de él, pero en el fondo se agradecía de no tener que pasar por ese momento solo—. Sabes que puedes contar conmigo en lo que sea. Si me lo permites, estaré junto a ti en lo que necesites.
—Y-yo... lo sé —suspiró Levi limpiándose el resto de lágrimas—. Y te lo agradezco profundamente. Sé que puedo contar contigo, tú también puedes hacerlo.
Sus miradas viajaron la unión de sus manos hasta que sus ojos conectaron de nuevo.
Hasta ahora me doy cuenta de lo diferentes que son sus ojos; pensó Odelia.
Tocaron a la puerta, ruido que los hizo salir de su trance y separarse antes de dejarlos pasar, pero parecían que hubieran visto la situación, pues Erwin se encontraba más serio de lo habitual y Hange sonreía emocionada.
—Les trajimos la cena —habló Erwin—. Levi ha estado ocupado cuidándote, Odelia.
Nuevamente dirigió su mirada al azabache, quien le entregó su bandeja ignorando la mirada de todos los presentes.
—¿Nos perdimos de algo? —preguntó Hange con su tono de emoción propio de ella.
—De nada, cuatro ojos —respondió molesto el azabache mientras comenzaba a comer—. También come —le entregó una cuchara a la castaña, ambos se inclinaron hacia la comida para cubrir sus ruborizadas mejillas—. Tch. Este té no está bien preparado, iré a hacer más, ya vuelvo.
—Ni siquiera te atrevas en volver —habló Erwin—. Espérame allá, tengo que hablar contigo.
—Como sea —azotó la puerta al salir, sobresaltando a los presentes.
—Erwin... Levi acaba de perder a su escuadrón, deberías tener más tacto al hablarle —sugirió Odelia.
—Lo tomaré en cuenta. Pero ahora debemos hablar contigo y otros soldados, pero necesitamos de tu apoyo, además que hablaremos de la estrategia que podamos crear.
—Sabes que tienes mi apoyo, Erwin.
—Siendo así, dejaré que hables un rato con los soldados. Como estás lastimada no creo que puedas reunirte con nosotros.
—Solo es el brazo, lo demás está bien, además que ya casi no me duele. Tengo derecho a saberlo, creo que si voy a estar presente ahí, debo estar bien informada, te prometo que no ocasionaré problemas en la reunión —juntó sus dos manos a modo de súplica, por lo que el comandante suspiró y asintió derrotado—. Iré a cambiarme.
—Espera, necesito que hables primero con ellos. Hange, hazlos pasar —tras la puerta entraron Mikasa y Armin junto a otro soldado de cabello bicolor—. Ellos son testigos cercanos de lo que ocurrió en la expedición.
—Mikasa, Armin... —susurró la castaña, sonrió levemente—. Me alegro de volver a verlos, sabía que serían unos buenos soldados... ¿y quién es su apuesto amigo?
—M-mi nombre es Jean Kirschtein —balbuceo el bicolor.
—Los dejaremos para que hablen solos —salieron de la habitación Erwin y Hange—. Volveremos en diez minutos.
—Cuiden bien de ella —se despidió la gafuda.
—Sí —dijeron los tres soldados al unísono.
Los cuatro quedaron en silencio, ninguno sabía qué decir.
—¿Fue dura la expedición? Me imagino que fue la primera para ustedes, ¿no? —los tres asintieron—. Me preocupa el hecho de que hayan elegido esta división, pero me alegra que sean fuertes y hayan sobrevivido; Armin, Mikasa —ambos alzaron sus miradas a ella—. Perdón por no haberlos visitado antes, los estuve buscando pero cuando fui, probablemente ustedes ya estaban en el cuerpo de entrenamiento.
—Capitana Baumeister, entendemos sus razones —habló Armin—. La Legión tenía muchos problemas en ese tiempo, habría sido difícil hacerse cargo de unos niños.
—Soy Odelia para los tres —rectificó la castaña—. Quizá tengas razón, Armin, pero hubiera querido ayudarlos.
—Odelia-San, usted hizo mucho por Eren desde que la conocíamos, su atención hacia él siempre le hizo querer entrar a la Legión y como yo lo impedía, eso nos hizo más estrechos a Eren y a mí.
—Mikasa... creo que no me he disculpado de aquella vez, ¿verdad? —la azabache negó—. De verdad lo lamento, espero que no haya rencores entre nosotras —despeino el cabello de Mikasa y le dirigió una mirada maternal—. Oye, ¿y Eren y tú ya son novios?
—S-somos familia —respondió nerviosa la chica mientras cubría su sonrojo con su bufanda. Al ver aquello, Jean carraspeó molesto.
—Oh, lo lamento, ¿te gusta Mikasa?
—¡P-por supuesto que no! Solo que si no nos apuramos, el comandante Smith y la líder Hange vendrán.
—Tienes razón, Jean. Bueno, ¿ustedes qué fue lo que vieron?
Cada uno comenzó a contar lo que sabía e hizo, Odelia escuchó con atención y sorprendida a todo lo que había ocurrido cuando ella no estuvo y cuando se desmayó.
Tocaron a la puerta, era hora de que fueran junto a Eren y Levi. El trío de soldados ayudaron a levantarse a Odelia, quería ir a aquella reunión, pero con el dolor que le provocaban aquellas punzadas sería difícil y comenzaba a querer quedarse en cama. Se encontraron con Erwin en el camino, Hange tenía otras cosas que hacer y no estaría presente.
Erwin golpeó la puerta y la abrió para dejar pasar primero a los cadetes y después a ella, hablarían acerca de su estrategia.
—Siento haberlos hecho esperar tanto —saludó Erwin.
—Está bien... —respondió Eren— ¿Armin? ¿Mikasa?
—Hemos descubierto la identidad de quien nosotros pensamos es la titán hembra. Tomen todos asiento —continuó el rubio después de que todos se hayan sentado—. Normalmente, nuestro escuadrón pertenece a la Policía Militar en el distrito de Stohess. Sin embargo, esta vez hemos ideado un plan para capturar a la titán hembra. Bajo las condiciones actuales, no podemos evitar tener que entregar a Eren —la castaña frunció el ceño al escuchar eso, pero el rubio lo ignoró—. De lo contrario, nos será difícil sacar a los que están planeando las murallas. Lo cual también podría potencialmente conducir a la destrucción de la raza humana. Este plan fue diseñado en orden de abrirnos paso a través de todas las dificultades que nosotros hemos experimentado. Nos la jugamos todo en esto... no habrá una oportunidad más.
—¿Comenzamos, entonces? —bostezo la castaña.
Erwin asintió y continuó hablando—: Básicamente, cuando la Policía Militar venga a escoltarnos, Eren escapará en Stohess. Nuestra meta es sacar y capturar al objetivo, evadiendo si es posible su transformación en gigante bajo tierra. Si usamos a Eren como la carnada para capturar al "usuario del titán" quien está tratando de de destruir las paredes, entonces, por supuesto, nosotros no necesitaremos ser convocados. La capital real se debería concentrar más en proteger las murallas.
—Genial —expresó Eren.
—Por cierto, acerca de la titán hembra. Armin fue el único que dedujo eso —la castaña revolvió el cabello del nombrado, le mostraba su orgullo por ser quien lo descubrió—. Y también quien propuso este plan, yo solo he decidido seguir con él. De acuerdo con la hipótesis que Armin formuló al hacer contacto con la titán hembra existe la posibilidad de que la titán hembra se encuentre dentro del escuadrón de entrenamiento #104. Ella fue la única quien ideó el asesinato de los dos gigantes que habíamos capturado. Su nombre es... Annie Leonhart
—¿Annie... es la titán hembra? ¿Cómo podrías pensar algo así?
—Armin —pidió la castaña al ver que el mencionado dudaba en hablar.
—La titán hembra no solo conocía la cara de Eren, sino que ella también reaccionó cuando escuchó el apodo de "aquel que ansía morir" que solo un par de personas conocen —comenzó tartamudeando, pero poco a poco comenzaba a tomar valentía en hablar gracias a la mirada de apoyo de la capitana Baumeister—. Pero la pista más grande que hizo que nosotros sospecháramos que Annie era quien había asesinado a los dos titanes fue el hecho de que eran necesarias habilidades avanzadas para poder asesinarlos, para eso ella usó su equipo de maniobras tridimensionales. Y así, durante el exámen ella enseñó el equipo de Marco para pasar así sin sospechas.
—¿Qué? ¿Por qué Marco está conectado en todo esto? —preguntó Eren.
—No lo sé... quizás estaba imaginando solo cosas.
—Oye chico —llamó Levi a Armin—. Tú hablabas de alguien de quien "pensabas" era la titán hembra, ¿no tienes alguna otra prueba?
—Levi —intervino Odelia—. Creo que me parecen suficientes sus pruebas, la titán hizo mucho para no ser descubierta, pero lo que ha encontrado Armin es de gran valor.
—Solo lo defiendes porque es "tu niño".
Ambos se miraban fijamente, hasta que Mikasa llamó la atención de todos.
—Su cara se parece a la de Annie.
Volvieron a mirarse y dirigieron su atención a la azabache, la castaña asintió como respuesta, algo insegura.
—¿¡De qué diablos están hablando!? —espetó el castaño.
—En otras palabras —continuó hablando Levi— ellos no tienen más pruebas, pero de todas formas seguirán este plan.
—¿Sin pruebas? ¿Están bromeando? —preguntó molesto Eren levantándose de su silla—. Entonces, ¿por qué lo haremos? ¿Qué van a hacer si resulta ser que no es ella?
—Si no es Annie, en ese caso ella quedará limpia de duda —respondió Mikasa.
—Si eso sucede, lo siento mucho por Annie —habló Armin—. Pero aún así... Eren, si nosotros no conseguimos nada tú solo serás llevado a sacrificar dentro de las murallas.
—¿Cómo podían sospechar de Annie, acaso están locos?
—Eren —llamó Mikasa—. ¿Nada te viene a la mente cuando piensas en Annie y la titán? Tú peleaste mano a mano contra la titán hembra ¿acaso no le viste algún movimiento especial de pelea de los que usaba Annie? —todos dirigieron su mirada al moreno, quien procesaba la información—. Tú ya lo sabes, ¿no es así?
—Si no tienen nada más por decir, este será el plan que llevaremos a cabo:
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La sesión acabó y de ahí salió una Odelia molesta, se sentía impotente al no poder ayudar a sus subordinados en una misión tan peligrosa, serían llevados junto a los demás soldados a Stohess y ayudarían a la líder Hange junto a los demás soldados, mientras que Odelia acompañaría a Levi y Erwin con su cuñado Nile.
—Maldición, Erwin ¡tengo derecho a estar con mis soldados! No me puedes impedir esto —reclamó la castaña.
—Odelia, sabes lo que implica que no sigas al pie la estrategia, será peligroso para todos si la echas a perder —le siguieron Erwin y Levi el paso, ella se detuvo frente a ellos.
—Erwin, no puedo arriesgarme a perder a mis soldados, tú sabes que...
—Odelia, confía en nosotros —intervino Levi, sorprendiendo a los otros dos—. Alguna vez me dijiste que debía confiar en ti, ahora hazlo con nosotros. Sabes la situación y lo que esto conlleva, y sabes que no hay nadie más que yo que odie tanto las muertes en vano. Promete que confiarás en nosotros como yo alguna vez lo hice, ¿entiendes?
Derrotada, la castaña afirmó con la cabeza, siguió su rumbo hacia su habitación dejando solos a ambos chicos.
—¿Qué fue todo eso? —inquirió Erwin seriamente.
—Tú me conoces Erwin, solo la trataba de animar.
—¿Eso también implica tomarla de la mano? —preguntó el rubio tras la escena en la enfermería.
—Si lo necesita, sí.
—Creía que no había nada entre ustedes.
—No lo hay —respondió el azabache antes de comenzar a caminar hacia su habitación, dejando a un Erwin confundido y que le comenzó a seguir para obtener respuestas.
Mientras tanto, Odelia se dirigió a su habitación antigua, aún seguía quedándose ahí a petición de su comandante, todo seguía igual a excepción de algo: sobre su cama se encontraba una flor que hasta tomarla, se dio cuenta que era un pensamiento azul. Buscó en su libro lo que podía significar aquello, tras leer las palabras de su significado no pudo evitar sonrojarse, sin embargo, no sabía en quién pudo haberle entregado aquella flor.
Colocó la flor en un vaso de agua que había llevado consigo desde la reunión, colocándolo ahí para evitar que se marchite, su noche se había vuelto amena gracias a ese detalle.
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Espero que les guste este capítulo y pronto nos veremos de nuevo 💗
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