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Capítulo 3

ODELIA

El capitán y el comandante se miraban preocupados. Yo me crucé de brazos molesta que no me creyera el segundo acerca de lo que inmediatamente informé una vez que llegué al cuartel.

—Entonces... ¿me dices que Lobov está planeando un ataque? —Asentí—.

—Además pronto se comunicarán con algunos usuarios de la ciudad subterránea, ellos se plantearán unirse a la Brigada. Comandante, capitán Erwin, estoy segura que ellos serán profesionales en este tipo de asuntos, por lo que un descuido puede costarles la vida.

Todos callamos un instante. No sabía si continuar hablando cuando el rubio fue rompió el silencio.

—¿Sabes por qué quieren matarme?

—Se supone que es por unos papeles, me imagino que ustedes saben a qué se refiere pero yo no —al decir eso, el capitán soltó un suspiro aliviado y me dedicó una mirada de ahora tranquilidad.

—Ya veo, él entonces es el que lidera el plan para derrocar al cuerpo militar¹ —afirmé dudosa, no sabía qué habría hecho aquel Lobov para tener que llegar al extremo de matar a alguien, pero si llegaba a esa decisión también hablaba de las cosas que pudo haber hecho antes para estar en la posición de la que ahora vive, un cerdo rico—. Gracias por tu información, soldado Baumeister. Puedes retirarte.

Me despedí con el puño en el corazón, pero antes de salir de la oficina, la voz del Comandante Shadis me interceptó:

—¿De casualidad sabes el nombre de los miembros de aquellos?

Supe al momento a lo que se refería, me di la vuelta para contestar dirigiendo mi mirada a ambos hombres de altura colosal:

—Solo que su líder se llama Levi, solo Levi.

Tras esas palabras salí del lugar para dirigirme al patio principal del cuartel, solté un suspiro. Nunca creí tener que enlazarme en estos tipos de embrollos; ahora, posiblemente mi cabeza pronto correría peligro si alguien se enteraba que yo le di la información a ellos. Ahora solo era cuestión de tiempo para saber qué harían.

Abracé por detrás a mi hermana. Sentir que me correspondía me hacía sentir mejor, siempre fue así desde que tenía memoria.

—¿Qué ocurrió? —Me soltó para tomarme de las manos y colocarme frente a ella, cruzando nuestras miradas—. ¿Hablaste con el capitán y el comandante? ¿Qué dijeron?

Su voz se escuchaba más agitada de lo normal. Desde que me enteré que el capitán Erwin era el hombre que le hacía perder los estribos, no dudé de hablar con él y darle a enterarse a ella de lo que estaba ocurriendo.

—Creo que aún lo pensarán, el problema es que no sabían el aspecto físico de aquellos. Es cuestión de suerte, tiempo y astucia encontrarlos primero que Lobov y sus secuaces, y si les ofrecen dinero y su salida a la superficie estoy segura que lo harán sin rechistar.

—Tranquila, Oda, aún no conocemos con exactitud a ellos, es posible que no quieran aceptar o incluso se arrepientan cuando estén aquí.

Solté un suspiro separándome de ella y tomando asiento en una silla de la mesa donde estaba mi hermana antes. Me dolía la sien de tener que preocuparme de más por lo que pudiera ocurrir. Esto no lo tenía previsto en mi expectativa de unirme a la Legión, pensé que solo sería matar titanes, no tener que acabar con los humanos tampoco, pero quizás era lo necesario.

—Solo espero que tengas la razón, querida hermana.

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Mi ayuda era la comida, la comida del cuartel no era la mejor pero podría ayudar a calmar mi ansiedad que tenía, me habían citado a la oficina del capitán Smith y dentro de quince minutos tendría que ir.

Guardé un pedazo de pan en el bolsillo de la chaqueta para después de la junta, en el camino me encontré a Hange quien se acercó a mí con grandes zancadas; ella es del tipo de personas que no puedes odiar aunque te lo propongas, se unió a mi en un abrazo que me dejó sin aire mientras gritaba repetidas veces mi nombre

—Hange, ¿qué te trae por aquí? —hablé cuando logré estabilizar mi respiración.

—Estuve hablando con el cejotas, quiere verte dentro de un rato. —Me dio risa la expresión que hizo del capitán, pero me preocupó lo drásticamente que cambió su semblante de una vivaz a uno completamente serio—. Es acerca de... ya sabes, quiere ir ahí y creo que desea que vayas con él.

Me cayó como balde de agua fría aquella orden. Era probable que para eso me llamara pero no quería que fuera así. Asentí con mi cabeza y en un leve roce de mi mano con su hombro me despedí. 

El camino se me hizo más pesado, ¿cómo es que me asustaba más enfrentarme a humanos que a titanes? Aunque aún no había enfrentado a ninguno de los dos, me ponía tensa más sobre lo primero.

Al cabo de unos minutos llegué a la puerta. Iba a tocar la puerta pero esta se abrió cuando tenía la mano alzada. Crucé mi mirada con sus orbes azules los cuales me indicaron que pasara al interior.

—Toma asiento. —Hice caso tomando una silla que estaba frente al escritorio que fue donde él se sentó—. En primera instancia, te agradezco que me hayas hecho conocer acerca de lo que Lobov había planeado. Como imaginarás, yo tampoco me quedaré de brazos cruzados. Haremos que siga el plan como lo tienen calculado. Lograremos que entren a la Legión de Reconocimiento.

Mi mirada en ese entonces estaba dirigida a los movimientos nerviosos de mis pies, pero tras escuchar sus palabras lo observé asombrada y petrificada por eso. Sin duda era arriesgarse a que lo tomara por la espalda.

—¿No cree que es mucho riesgo, capitán? 

Trataba que mi semblante estuviera estoico pero me era imposible. Por lo que sabía del rubio era que siempre tenía una idea que pareciera demasiado loca para los demás, pero casi siempre acertaba con sus suposiciones.

Se levantó de su lugar dirigiendo su cuerpo a un extremo de la oficina, observando el horizonte por la ventana.

—Puede que tengas razón, pero los que no sacrifican nada, simplemente son débiles —sus palabras entraron en lo más profundo de mi ser—. Y poniendo confianza en ti, confesaré que anteriormente visité la ciudad subterránea y pude analizar las habilidades de los tres. —Me sorprendió lo perspicaz que era para tomar decisiones. Entonces era probable que supiera de todo desde un principio—. Pero tampoco creas que lo tomaré a la ligera, tendré que hacer algún plan y para eso necesito una mente que sea capaz de pensar otra perspectiva que no sea la mía. —Dio un giro sobre sí para ahora observarse neutral—. Necesitaré de tu ayuda, Baumeister.

Sentí que me caía de la silla cuando escuché aquellas palabras.

— ¿Yo? —No podía creerlo. Miré al suelo, pensativa—. No creo ser de mucha ayuda, usted es muy listo, ¿por qué cree que puedo hacer algo bien?

Escuché sus pisadas hasta quedar frente a mí, posó una de sus manos y tomó la mía, su calidez era reconfortante. Alcé mi mirada y pude ver con claridad su semblante tranquilo, un brillo en sus ojos que era inexplicable.

—Estoy seguro que harás un gran trabajo, Oda. ¿Puedo llamarte así? —Asentí dubitativa, sentía que mis mejillas se calentaban—. Tu filosofía es interesante, además que tu manera de pensar las cosas de manera desarrollada son importantes para que el plan salga bien. Estoy seguro que haremos un gran equipo, ¿te gustaría trabajar conmigo?

Por un momento lo pensé, tenía miedo de echarlo a perder pero como él dijo: Aquel que no sacrifica, no puede nombrarse como alguien que daría su valentía por la humanidad, sería alguien débil que vería por su bienestar. Mi rostro cambió a una mirada decidida.

—Confiaré en usted, capitán.

—Me alegra escuchar eso. Bienvenida al equipo. —Ahora su mano estaba estirada esperando que la estrechara, no me lo pensé y acepté gustosa para separar nuestras manos rápidamente—. Teniendo todo claro, pediré permiso y lo más pronto posible iremos a la ciudad subterránea, si es que el comandante me da la aprobación. Por ahora, ¿tienes algo en mente para hacer?

Me quedé pensando mientras veía cómo se alejaba para volver a tomar asiento en su silla. Su semblante a pesar de mostrarse impasible, podía notarse el ánimo; en realidad, podía asegurar que su mirada brillante era prueba de ello. Con sus expectativas sobre mí, sentí la inspiración para poder hablar.

—Primeramente, hay que apresurarnos a dar con ellos. Me enteré de aquello porque lo escuché de sus trabajadores mientras daba una vuelta y tuve que sacarles la información... No me pregunte cómo. —Al recordar la manera en que los abordé me sentí mal; ¡qué diría de mí porque usé la fuerza bruta!—. Y además, creo que debemos tomar en cuenta las circunstancias en las que están. Si nosotros les tendemos la mano es posible que lo acepten. No conozco mucho acerca del historial de Lobov pero dudo que juegue limpio. Si ellos aceptan es porque los van a chantajear con algo, y siendo la ciudad subterránea de donde vienen podemos darles un techo y una permanencia en la superficie... —Me detuve al ver que el capitán me miraba orgulloso. Sentí mis mejillas sonrojarse—. Es por eso que si vamos a hacer que no cedan ante Lobov y nos cuenten por voluntad lo que saben, debemos chantajearlos también de quedarse.

—Pensé que dirías que darles la permanencia definitiva en vez de manipular sus objetivos —dijo sorprendido, tenía razón—. Podemos ver cómo son, sus habilidades y si tienen lo necesario podemos dejarlos vivir aquí, ¿no crees? Sería lo mismo si les prometemos una estadía permanente en la superficie y se lleven la sorpresa de que fueron usados. Tal como haría Lobov.

Me impactó lo último, pero era probable. La ciudad subterránea era un lugar que en caso de tener que evacuar, la gente de Sina estaría a salvo ahí, pero poco a poco fue olvidado y ahora solo las personas pobres vivían ahí, tenían menos libertad que nosotros. Negarle ese atisbo de luz a alguien era como quitarle una parte vital del cuerpo.

Asentí algo desganada, el no conocer a alguien y darle hospedaje me hacía sentir como darle mis pertenencias a un ladrón. Pero si el capitán tenía sus razonesY yo no podría contradecirlo.

—Hablando de sus habilidades, habrá que saber cómo tienen un equipo de maniobras, si es que tienen para cada uno —solté aún pensando en todo lo que habría que aclarar con ellos—. También tenemos que hacer que se acoplen a los demás reclutas y viceversa, no pueden haber más problemas de los que ya hay... ¡Ah! Además si lo que realmente también buscan es su cabeza, creo que sería importante que no estén en su escuadrón si deciden entrar en la Legión.

—Tienes razón. Necesitaré que vayas conmigo para recordarme lo que tengamos que hablar con ellos —aquellas palabras en vez de mantenerme entusiasmada hizo lo contrario, lo cual fu notado por el mayor—. No te preocupes, también vendrán otros dos soldados para que no sea peligroso.

Acepté desganada, no tenía intenciones de ir ahí pero si el capitán lo decidía, debía hacerlo.

Quedamos hablando un rato más hasta que fue la hora de la comida. El capitán se quedaría para hacer papeleos de no sé qué. Su último favor era que le llevara la comida a su oficina.
Antes de salir de la oficina me acerqué nuevamente a la orilla de su escritorio, aún no me había disculpado.

—Yo quería decirle que... siento lo de aquel día, lo que dije creo que estuvo fuera de lugar. No tengo por qué entrevistarlo con preguntas y mucho menos meterme en su vida personal. —Incliné mi cabeza en forma de disculpa—. Lo siento, capitán.

Una sonora pero leve carcajada vino de parte del rubio, me reincorporé confundida por su risa.

— Como dije antes, tu filosofía y forma de pensar me atrajeron a que trabajaras en mi escuadrón, así que no tienes que disculparte. Y puedes llamarme Erwin, varios lo hacen.

Suspiré algo aliviada y le respondí con una sonrisa, coloqué mi puño en el corazón y me dirigí a la salida. Por fin pude respirar con claridad y ahora estaba feliz, me alegraba saber el tipo de persona que era el hombre del que mi hermana estaba enamorada.

Dirigí mis pasos hacia el comedor, le diría a Marie que ella le llevara la comida para así se conocieran más, una sonrisa malévola salió de mí y a grandes zancadas fui a buscar a mi querida y hermosa hermana.

A pesar de que estaba feliz por el momento, no salía de mi cabeza la misión de viajar al subterráneo, me pregunto cómo será.



GLOSARIO

¹El cuerpo militar donde Odelia, su hermana y Erwin Smith se encuentran actualmente es la Legión de Reconocimiento o también llamado Cuerpo de Exploración, el cual se encarga de salir al exterior de las Murallas y combatir a los titanes; la tasa de muertes es la más alta, por lo que es la menos elegida entre los cadetes que eligen facciones militares. Sin embargo, el Cuerpo de Exploración está considerada como la mejor división militar en términos de calidad y preparación tanto de oficiales como de soldados rasos.

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