
Capítulo 26
ODELIA
Aún recuerdo el día en que me pregunté contra qué peleaba realmente la raza humana.
Tras la reunión con Hange y los demás, pasaron algunos días llenos de sufrimiento al tener que limpiar a profundidad si quería dormir plácidamente, al igual que pronto sería la entrada de nuevos cadetes a la Legión. Sin embargo, habíamos despertado con la noticia de que los titanes de prueba de Hange habían sido aniquilados.
Los gritos de Hange me hicieron sentirme mal por unos titanes, aquellos que son nuestros enemigos.
Busqué con la mirada a Erwin, creo que ambos pensábamos los mismo. Lentamente nos fuimos acercando hasta quedar lado a lado junto a Levi y su escuadrón, el rubio se acercó a Eren, Levi y yo observamos lo que dirían ambos.
—Eren —llamó Erwin.
—¡Señor!
Comenzaron a hablar, pero era imposible escuchar lo que decían ambos.
—¿Quién crees que pudo haber hecho esto? —pregunté a Levi, quien se giró para verme, negó con la cabeza respondiendo— Debemos prepararnos, creo que...
—Odelia —llamó Erwin interrumpiendome—. Debemos hablar.
Seguí el camino que marcaba, suspiré molesta de que me había interrumpido.
—¿Qué ocurre? —pregunté.
—Esto prueba que hay personas que no desean que sepamos más allá de la información que ya tenemos. Esto lo debió hacer alguien con buenas habilidades y que conociera de nuestros experimentos.
Coloqué mi mano sobre mi mentón pensando, debíamos hacer algo pronto e informar a la Policía Militar.
—Creo que lo único que puedo asegurar es que no quieren que sepamos más, y si es como dices, el enemigo sabe acerca de nuestros movimientos, habrá que tener cuidado en la expedición que tendremos dentro de unos días —Erwin dirigió mi mirada hacia mí, hice lo mismo y hablé casi en susurros, ahora no podíamos fiarnos de nadie—. Erwin, tienen que ser de los nuevos, es lo más probable. Sabes que hemos tenido otros sujetos de pruebas y jamás había pasado algo igual, eso quiere decir que de los soldados que han entrado a la milicia son los que han atacado, a menos que alguien que tuviera conocimiento del uso del equipo tridimensional robara uno y...
—Esto debemos hablarlo en mi oficina —me interrumpió el ojiceleste nuevamente.
—Maldición, Erwin. Deja de interrumpirme —repuse molesta.
Iba a continuar hablando, pero la silueta de los soldados pasando donde nosotros me hizo entender por qué me detuvo.
—Llama a Hange y Mike para hablar sobre la nueva estrategia.
—¿No le dirás a Levi? —pregunté curiosa.
—Eren está en su escuadrón, sería peligroso hacerle saber sobre esto a él y su equipo.
Suspiré algo inconforme, quizás Levi y yo no teníamos una relación amistosa, pero Erwin y él sí, creía que era poca razón el que Eren estuviera allí, pero no podría contradecirlo, él decide qué hacer y qué no.
—Bien —respondí derrotada—. Pero los demás deberían saberlo.
—Primero analicemos a los soldados veteranos, además de Mike y Hange, y personas que hayan podido responder a mi pregunta.
—¿A qué te refieres?
—Me acerqué con los que pude para hacerles una pregunta: ¿Qué crees que es el enemigo? Odelia, ¿tú qué crees?
Medite por algún rato y recordé cuando Erwin le preguntaba a los demás junto a Eren, ahora cobraba sentido por qué se acercaba a los demás.
Ahora, tratando de responder a su pregunta, por supuesto que los titanes eran nuestro enemigos al querer acabar con la poca humanidad que quedaba, sin embargo, también se necesitaba saber las razones de quién sea que haya hecho eso para evitar el progreso de la misma. También quedaba al pendiente el profundizar acerca del titán colosal y acorazado, y si es que no había más titanes como ellos. Era posible que ocultaran la verdad de la humanidad, pero ¿por qué?
—Los que intentan mantener en ignorancia a la humanidad —decidí responder.
—Llama a Hange y Mike, hablaremos sobre esto ahora.
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—Está asqueroso, vuelve a limpiar —ordenó Levi mientras se dirigía con enojo a uno de los soldados, tragué saliva al pensar en que era posible que nos tuviera así toda la noche, me acerqué a él para que me dijera lo que debía hacer—. Has llegado por fin —me miró molesto, aunque me causó gracia su pose de una mano sobre su cintura y la rodilla ligeramente doblada.
—Lo siento, Erwin nos distrajo de la reunión. ¿Qué debo hacer ahora?
—Asea los cuartos y limpia las ventanas —ordenó el azabache.
—¡Como ordene, capitán! —bromee colocando mi puño sobre mi pecho y tomando un pañuelo limpio para colocarlo sobre mi cabeza como él—. ¿Por dónde inicio?
—P-por donde sea, solo no fastidies a mis subordinados —respondió alejándose, me encogí de hombros y empecé a limpiar las ventanas del sucio castillo.
Me solía gustar hacer la limpieza, me dejaba en qué pensar mientras lo hacía, y esta vez no fue una excepción para dejar correr mi mente.
Mañana seguramente harían una revisión de equipos, tanto los nuevos como los viejos soldados serán sometidos a una entrevista, debían encontrar al culpable de lo que hicieron, sin embargo, me resultaba el hecho de que la persona —o personas— que lo hayan hecho tenían una gran habilidad en el uso del equipo tridimensional. Además, había quedado con Erwin que los veteranos de cinco años o más quedaban fuera de lugar de esta investigación, ya que, alrededor de hace cinco años habíamos hecho captura temporal de otros sujetos de prueba, pero accidentalmente fueron asesinados, sin embargo, ambos casos eran diferentes en sobremanera, y el soldado que había hecho eso había muerto hace tiempo, lamentablemente. Es por eso que, decidimos mantener en secreto tanto la estrategia de la expedición y Erwin sugirió que también la posición de Eren
En cuanto a Levi, seguía insistente a la idea de contarle la estrategia del rubio, me atrevo a decir, que era incluso peligroso mantener en secreto el plan, uno nunca sabía qué podía pasar, y en el mundo en el que vivíamos y el órgano militar que nos regía, lo impredecible siempre nos llegaba.
Suspiré cuando por fin terminé de limpiar las ventanas y lo demás que me fue encargado, jamás me habían salido tantos callos por esforzarme tanto limpiando, pero nada que un poco de ortiga bien preparada ayude.
Guardé lo que usé en el compartimento improvisado del castillo para guardar lo de la limpieza. Dirigí mis pasos hasta el pequeño comedor del castillo y observé a la distancia al escuadrón de Levi, los cinco muchachos cenaban tranquilos a la par. A lo lejos estaba Hange, probablemente aún mortificada por la muerte de sus titanes, a su lado, estaban el querido Moblit y el gruñón Levi haciéndole compañía a la castaña.
Me acerqué sigilosamente a ellos junto a mi bandeja de comida, incluso estaba dispuesta a darle mi ración de pan con tal de que se calmara. Sin embargo, no pude evitar escuchar su conversación.
—Por favor. Líder de escuadrón Hange, necesitamos que recobre el ánimo.
En la reunión con Erwin, la castaña no había abierto la boca como en las otras ocasiones, estaba más callada de lo normal cuando estaba seria, lo cual me preocupó mucho.
—Oye, apestosa cuatro ojos —chasqueó la lengua Levi, lo cual me hizo molestar mucho, pero antes de poder interrumpirlo, continuó hablando—. Deja esa tonta cara de estreñida y comienza a comer antes de que se enfríe tu plato, parecerás tonta comiendo algo frío.
—Levi... esos titanes eran todo para mí —sollozó la gafuda, me hizo realmente sentirme mal.
—Tch. Deja de hablar estupideces y comienza a comer de una vez si no quieres que lo haga por ti, y no seré gentil. Y... si terminas todo el plato, quizás te ayude a capturar a otro gigante retrasado.
Observé cómo el sollozo de la castaña se hacía menos, pero seguía con algunas lágrimas cayendo y tras pensarlo un momento, comenzó a comer como si fuera una niña pequeña. Me acerqué junto a ellos y le di la mitad de mi ración de pan, un poco más de la mitad, creo que todos hicimos lo mismo y ella los aceptó. Revolví un poco su cabello para que siguiera comiendo, ella poco a poco comenzó a hacerlo más animada.
—Gracias chicos —sorbio su nariz y continuó comiendo, recargo su cabeza sobre mi hombro y la abracé, quería mucho a Hange como para dejarla sola en esta época de dolor para ella.
Jamás me había contado acerca de su pasado, era algo que hubiera deseado saber de ella, pero la vergüenza de indagar en algo que quizás a ella le disgustara contar no me permitió preguntarle sobre ella.
Continué comiendo los restos de pan que me quedaban, pero me molestaba tener sobre mí la mirada del capitán, ¿andaba algo mal en mí?
Cuando Hange terminó de comer, todos nos dirigimos a nuestras habitaciones, Moblit acompañó a su superior y yo... yo me lamentaba de que la habitación de Levi y la mía estuvieran a la par, por lo que el camino lo hicimos juntos.
El silencio era incómodo, solo resonaban nuestras botas golpeando el suelo, aún faltaban unos minutos para que llegáramos a nuestras habitaciones, sería un martirio.
—Entonces, para nada te gusta la suciedad, ¿verdad? —traté de romper el silencio.
—Tch. A quién le gustaría dormir en la suciedad, ni siquiera a los cerdos —respondió obvio ante mi pregunta. Sí, que pregunta tan estúpida hice. Volvimos a estar en silencio, hasta que creo que el lo notó y decidió romperlo—. So-sobre tu pregunta de la mañana... n-no pude escuchar lo que me ibas a decir.
Bajé la mirada, si Erwin hubiera dejado que Levi supiera sobre el plan, sería fácil para mí hablar de esto, pero ahora era diferente y no podía echarlo a perder.
—Nada, estaba pensando mal —respondí, ojalá me entendiera.
—Si no quieres decírmelo, solo dilo y ya —habló molesto.
—No es eso... —susurré.
Continuamos el camino en silencio, hubiera sido mejor si mantenía mi boca cerrada.
—Mañana será la ceremonia de invitación para los nuevos cadetes —esta vez habló Levi—. ¿Piensas ir?
—Supongo que Erwin querrá que vaya con él para darle la bienvenida a los nuevos soldados. ¿Irás tú?
—Mi escuadrón querrá ver a los nuevos suicidas. Pero yo no me presto para perder el tiempo viendo cómo se acobardan.
Solté una risa ante su expresión a los nuevos soldados, ¿éramos suicidas? Tal vez, pero tenemos un objetivo en mente por el cuál luchar, ¿cuál es el problema en ello?
—No lo entiendo. Entonces, Levi, si crees que somos suicidas, ¿por qué sigues aquí?
—Solo tengo dos malditas razones para seguir aquí.
—¿Y se puede saber cuáles son?
—Prometí al Cejotas seguirlo y ayudarlo y también apoyar a la apestosa cuatro ojos, aunque con la ayuda de un titán mocoso aquí dudo que tenga razones para seguirles ayudando.
—¿Y cuál es la otra?
Se mantuvo en silencio, pude observar cómo fijaba su mirada en mí y volvía a observar al frente. Supongo que era el momento de decirme que guardara silencio.
A veces me molestaba a mí misma por ser tan inquisitiva, siempre terminaba arruinando las cosas cuando comenzaban a ir bien.
Continuamos caminando en silencio hasta llegar a nuestros cuartos continuos. Mañana sería un día largo.
Estaba a punto de entrar a su habitación y yo seguiría caminando hacia el mío, pero su voz me hizo detenerme.
—S-si escuchas algunos gritos provenientes de mi habitación, n-no te asustes, ¿entendido?
Me sorprendí ante su petición, jamás pensé que diría algo así, pero la necesidad de saber a qué se refería me estaba carcomiendo.
—Si no es indiscreción, ¿me podrías explicar?
Desvió su mirada de mí, noté con la poca iluminación un leve sonrojo en su ahora avergonzada cara.
—S-suelo tener terrores nocturnos en las noches, por lo que a veces hago ruido —no supe qué responder—. Pe-pero no duermo mucho, así que no haré muchos problemas.
Jamás creí que alguien como Levi, el hombre más fuerte de la humanidad, tuviera problemas para dormir. Los trastornos de sueños, por lo que una vez recuerdo con Hange, solían ser por el excesivo estrés, Levi tenía en sus manos el título de la liberación de la humanidad y al igual que Erwin y muchos otros, cargaban sobre sus hombros las muertes de nuestros compañeros.
—Está bien. De cualquier manera, si necesitas algo, puedes contar conmigo —dije.
—Gracias, digo lo mismo —respondió como despedida antes de que cerrara la habitación tras él.
Suspiré cansada y entré a mi habitación. Me sentí mal al recordar que Eren iba a dormir en los calabozos, mañana lo iría a visitar, mientras tanto, tenía que descansar para madrugar o desvelarme y despertar al igual que los demás.
Tomé asiento sobre la cama deshaciendo el equipo de maniobras sobre mi cuerpo y desatando los arneses de mis hombros, era difícil traerlos todo el día, indudablemente dejaban marcas y moretones si hacías un mal movimiento, pero con el peligro al día, debíamos estar atentos a lo que pudiera pasar, eran tiempos de mantener la vista a todos lados.
Pasé mi vista por la oscura habitación, para nada era como la que compartía con Isabel desde hace seis años, pero a pesar de que ella no estaba, seguía teniendo la calidez de ella, como solo esa pelirroja podía hacerlo.
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Erwin y yo nos dirigimos a los policías militares que se encontraban con nosotros, entre ellos estaba Orlantha, quien se acercó a saludarme emocionada.
—¡Hermanita! —saludó animada mi hermana casi asfixiandome en su abrazo—. Me alegro que todo vaya bien, lamento lo de aquellos titanes. Buscaremos al culpable, me han dejado encargada de eso. Te prometo que encontraré al culpable, pero dime, ¿qué te trae por aquí?
—Hoy será la ceremonia para los cadetes —respondí separándome lentamente de su abrazo—. Me alegro que estés poco a poco subiendo de puesto.
—¡Yo también! Cuando me asciendan a capitana, te prometo que te invitaré a comer algo de carne. A ti y a tu amigo... ¡Erwin! —alzó la cabeza para encontrarse con la divertida mirada de Erwin sobre ella.
—¿Cómo ha estado, señorita Baumeister?
—No tan bien como usted, puedo asegurar —yo le propiné un codazo a mi hermana, haciendo que esta se quejara del dolor—. Como sea, espero verlos al rato, ahora que me acuerdo, también voy a ir.
Se despidió de nosotros cuando uno de sus compañeros le llamó, observé cómo se alejaba sonriente mientras su compañero nos brindaba una mala cara, especialmente a mí. Me preguntaba cómo podía estar así de relajada con el trabajo que tenían.
Comenzamos a caminar junto a los demás soldados de nuestra milicia, Levi les había permitido a su escuadrón observar la ceremonia de invitación a los soldados detrás de la tarima.
Me alejé de Erwin para acercarme a Eren, no había tenido tiempo para hablar con él.
Posé mi mano sobre su hombro rodeandolo en un abrazo, quizás no se esperaba mi llegada porque se asustó.
—¿Cómo te sientes, Eren? —saludé—. ¿Te están tratando bien?
—El mocoso tiene que enseñarse a trabajar con nosotros, sea titán o no, es un novato como los demás —comentó Auruo, nuevamente con sus aires del capitán Levi—. Nosotros siendo mayores somos...
Todos aguantamos una carcajada al ver cómo el rubio se mordía la lengua, como sucedía desde que los conocía.
—Todo está bien, Odelia-San. Me siento cómodo con los demás respondió Eren.
—¿Y estás descansando bien? Aún me parece injusto que duermas en los calabozos —comenté molesta.
—T-tiene sentido que desconfíen de mí, ni siquiera yo sé cuándo pueda descontrolarme, es mejor que me tengan bajo cuidado.
Quizás no conocía bien a Eren, pero por su actitud, creería ahora mismo que desconfiaba de él mismo; y cómo no, todos lo hacían, me atrevo a decir que incluso yo tenía miedo. Pero si él estaba dispuesto a ayudarnos, debíamos hacerle saber que también confiamos en él. Algo que no hice con el trío de la ciudad subterránea en un principio.
—No te preocupes. ¿Sabes? Debes confiar en ti mismo para dar lo mejor de ti, si desconfías de tus habilidades, no serás capaz de hacer nada.
Dirigió su vista color esmeralda a mí tan rápido como pudo y volvió su vista al frente.
El resto del camino lo pasamos hablando de trivialidades a excepción de Eren y Erwin, quienes se mantuvieron callados hasta llegar la noche y junto con ella, la ceremonia.
Me coloqué junto a los demás chicos para escuchar el discurso desde afuera, pero el rubio me llamó para quedar a su lado.
A lo lejos pude notar a Mikasa y Armin junto a otros cadetes, me preguntaba cuántos se unirían este año. Sin esperar más, Erwin comenzó su discurso:
—Yo soy el Comandante del Cuerpo de Exploración, Erwin Smith. El Cuerpo de Exploración recibe sus políticas de acción encomendadas por el rey mismo. En este día, el propósito de mi discurso a ustedes, nuevos cadetes, no es otro que el invitarlos a nuestro grupo a la hora de su selección. Sin embargo, ustedes ya fueron forzados a tener la experiencia de cómo sería una expedición extramuros debido al ataque sufrido por los titanes en esta ocasión. Aún más, siendo ustedes mismos unos reclutas en formación, no creo que este nivel de sacrificio es una experiencia sin precedentes. Ya conocen el terror a los titanes, también habrán conocido los límites de sus propias fortalezas. Sin embargo, a pesar de que lo que hemos perdido con este ataque ha sido grande, la humanidad ha dado un paso al frente hacia la victoria que hasta ahora no había tenido. Y es como ustedes ya lo saben: Se trata de la existencia misma de Eren Jaeger.
Giré discretamente mi mirada al castaño, quien mantenía su mirada hacia el rubio, que continuaba su discurso.
»Debido a sus esfuerzos y los de él se ha impedido el ingreso de los titanes. Hemos conseguido un pasaje que nos lleve hacia la verdadera naturaleza de los titanes. Acerca de él, es poco lo que les puedo decir aquí, pero, es sin duda alguna nuestro aliado y eso lo demuestra arriesgando su vida al lado nuestro. Además, en el sótano de lo que era su casa en el distrito de Shiganshina, está en medio del misterio que rodea a los titanes. Si logramos hacer nuestro camino hasta ese sótano, podríamos encontrar un camino para liberarnos de más de un siglo de vivir bajo el dominio de los titanes.
Comenzaron a escucharse murmullos entre la multitud, era obvio que la información vendría de peso y ahora se mostraba un nuevo objetivo ante la nueva generación, no como los ciclos anteriores, donde nuestro único objetivo era la eliminación y la investigación de los titanes. Pero ahora, la lucha contra los titanes sería revelar lo que hubiera en aquel sótano, la cual sería nuestra liberacion de la humanidad. Sin embargo, se me hacía se más la extensa explicación de Erwin a los reclutas, me parecía demasiada información. Algo debía tener en mente Erwin ahora mismo.
»Así que hemos llegado a este nivel de alcance. ¡Si logramos conocer su verdadera naturaleza también esta situación cambiaría! —deseaba que parara ahí y no continuara hablando, no al menos de las cifras—. Sin embargo —oh, ahí va; pensé—, para poder investigar apropiadamente esa sola habitación dentro de ese distrito, es menester recuperar la Muralla María. Nuestro objetivo es tal cual dije. Más ahora que ya no podremos usar directamente la puerta del distrito Trost, deberemos tomar la ruta larga por el oriente del distrito Karanesse. Ahora el camino permitía el paso para una gran fuerza, que nos tomó cuatro años también terminó en vano. En esos cuatro años, más del noventa por ciento de nuestros miembros murió. Noventa por ciento en tan sólo cuatro años —recalcó, no era necesario eso—. En nuestras expectativas mínimas, para nuevamente enviar una gran fuerza a la Muralla María, se necesitarían al menos cinco veces esa cantidad de sacrificio y al menos otros veinte años más. Y esos números no son exactamente realistas.
—Maldición, Erwin —susurré.
—El Cuerpo de Exploración está siempre en búsqueda de personal. Debido a que en todas las expediciones tenemos un gran número de bajas, estamos cortos de personal de forma crónica. No pretendo ocultarles nada —declaró Erwin—. Los nuevos cadetes de esta generación dentro de un mes participarán en una expedición extramuros. Necesitamos una ruta de abastecimiento urgentemente. La probabilidad de que los cadetes mueran en una expedición tras murallas es del cincuenta por ciento. Aquellos que superen ello, se volverán unos excelentes soldados con una altísima probabilidad de supervivencia. Aquellos que tras saber este desastre y aún así estén dispuestos a poner su vida en peligro quédense en este mismo lugar —el silencio inundó a los cadetes, quienes miraban sin saber qué hacer al hombre que se encontraba frente a ellos—. Lo diré una vez más: por ingresar al Cuerpo de Exploración, casi todos aquellos que se queden en este lugar es probable que mueran pronto. Pregúntense a sí mismos si pueden sacrificarse en nombre de la humanidad —no dijo más, esa era su última advertencia—. Eso es todo. Aquellos que deseen entrar en otras divisiones, desagrúpense.
Tras aquellas palabras, la mayoría de soldados hicieron lo indicado, comencé a contar mientras se alejaban hasta quedar... 21 soldados. Por dentro lloré de alegría, pero también de preocupación al ver a Armin y Mikasa quedarse.
»Ustedes, si les dicen que mueran, ¿lo harán?
—¡No quiero morir! —se escuchó una voz entre los cadetes.
—Ya veo —habló nuevamente el rubio—. Todos ustedes... tienen un buen semblante. ¡Ahora todos ustedes! ¡Ustedes aquí presentes, les doy la bienvenida como nuevos miembros del Cuerpo de Exploración! ¡Este es un auténtico saludo de honor!
Sentí mi cuerpo erizarse, y como si fuera lo único que existiera ahora mismo, el lugar se alumbró con las antorchas que iluminaban el lugar, dando a conocer cada rostro de los nuevos cadetes.
»¡Consagren sus corazones!
El lugar se llenó con el ruido de los puños golpeando sus pechos, símbolo de la unión que tendrían ahora con la Legión de Reconocimiento, lugar donde sacrificaremos juntos nuestras vidas a causa de un objetivo: la restauración de la humanidad sobre los titanes.
—¡Sí, señor!
🌸
Espero que les haya gustado este capítulo y en esta ocasión me gustaría dedicarle este capítulo a oikawazu quien ha apoyado la historia con sus votos y que es algo que agradezco y aprecio mucho 💗
Espero que disfruten el capítulo y nos vemos pronto.
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