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Capítulo 23

Sí, la humanidad había ganado por primera vez la batalla a los titanes, pero esta era a un gran costo, y sin saber las circunstancias exactas en que lo hicieron. Era la primera vez que se escuchaba de un chico titán, a excepción de una leyenda...

Odelia, quien aún se encontraba con sus compañeros dirigiéndose hacia el cuartel, encontró al chico rubio amigo de Eren quien se dirigía a algún lado, deseaba alcanzarlo para hablar y saber lo que pasaría, pero una mano sobre su hombro y la voz de Erwin la detuvieron:

—Odelia, necesitamos registros acerca de Eren, te pediré que los busques y después me entregues lo que hayas encontrado, incluso de sus familiares y conocidos.

La castaña asintió, decidiendo guardar silencio en el camino para pensar todo lo que había ocurrido, cuando menos se dio cuenta, estaba sola con Levi y Erwin.

—Lo conoces, ¿no? —habló Levi después de un rato de silencio analizando su cara.

—¿A quién le preguntas? —preguntó desorientada la castaña, Levi chasqueó la lengua.

—Al mocoso titán y a esa niña rubia que tanto ves, obviamente.

—No podría decir que sí —repuso Odelia algo incómoda ante su manera de preguntar—. Lo saludaba antes de cada expedición en Shiganshina y después de la caída, lo encontré entre los refugiados en Rose, creo que, ahora lo recuerdo —pausó Odelia mirando de reojo al azabache—. Aquel día ibas conmigo, cuando golpeaste al soldado. Me encontré a Eren en aquel lugar junto con sus amigos, el abuelo del niño rubio, Armin, cuidaba de ellos —continuó Odelia, haciendo énfasis en sus últimas palabras, aclarando que Armin era chico.

—¿Sabes lo que ocurrió con la familia de Eren? —inquirió Erwin, interesado.

—La verdad es que no, ellos estaban solos aquel día. Pero había una niña con ellos, me imagino que era su hermana, quizás.

—Cuando me acerqué con el chico titán desmayado, el rubio y otra chica pelinegra estaban junto a él tratando de sacarlo del cuerpo del gigante —intervino Levi, Odelia asintió.

—Mika, creo que se llama.

—Habrá que buscar también sus expedientes, hay que apresurarnos antes de que sea el juicio. Odelia, encárgate de eso. Levi y yo también ayudaremos pero debemos llenar informes y...

—Lo sé, Erwin —interrumpió Odelia con una media sonrisa—. Sé el trabajo que tendrás, en cuanto tenga un resumen acerca de los chicos, iré a ayudarte.

—Gracias, será de mucha ayuda.

—Entonces iré a los registros del Cuerpo de Entrenamiento. Los veré luego. Buscaré a Shadis.

La chica desvió su rumbo hacia el noroeste del distrito, los dos chicos solo observaron cómo ella se alejaba. Erwin fue el primero en hablar:

—¿Qué piensas acerca de lo que ha ocurrido?

—Estoy sorprendido como todos, ¿por qué lo preguntas?

—Estoy más que sorprendido, la aparición de un titán por decirse así, cambiante, me hace reflexionar en la minúscula información que tenemos acerca de los titanes. Me pregunto qué tanto sabemos de ellos.

Levi decidió mantenerse callado, aunque no lo quisiera, solo deseaba pensar en el bienestar de la chica que ahora se encontraba sola en un mundo que ni él comprendía.

—¿Está bien que ella vaya sola?

—Hange se fue directo a los titanes y no repusiste en ella, Odelia es igual de fuerte e irá a la Muralla Rose, donde no hay peligro, estará bien. Necesito que ella también piense en lo que sucede, estar sola le ayudará en ello. ¿Por qué lo preguntas?

—Es peligroso aún. La cuatro ojos sabe cuidarse sola...

—¿Y Odelia no? —interrumpió Erwin al azabache— Levi, propondré de nuevo a Odelia que se una como capitana. Necesito que suba de puesto pronto. La nombraré subcomandante en cuanto pueda, necesito cerciorarme que ella tomará mi puesto si algo me pasa.

Levi lo miró sorprendido, intentando reflexionar en las palabras del comandante.

—¿Por qué piensas eso?

—Levi. Esta situación nos revela que la humanidad tiene aún esperanzas, pero habrá que sacrificar vidas para ello, si la mía está entre ellas, no dudaré en hacerlo. Ella sabrá manejar la situación si algún día falto, pero necesitaré que la ayudes a que ella acepte.

—No puedes obligarla, es un cargo muy importante —habló Levi molesto.

—Por supuesto que no la obligaría, pero me preocupa en qué manos quedará la Legión si yo llego a morir. Levi, ella es quien ayudará a la liberación de la humanidad, no yo. ¿Sabes? En realidad soy muy egoísta, es mi mejor amiga, pero no soy sincero con ella.

—¿De qué estás hablando?

—Guardo demasiados secretos tanto como sentimientos... Levi, prefiero morir yo a ella.

Y así, comenzó una charla, más bien, una confesión de Erwin acerca de lo que realmente quería y sentía, tanto acerca de Odelia como de sus deseos. Levi comenzó a entender lo que realmente sucedía, sin saber qué decir, solo escuchar.

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—¡Instructor Shadis! —llamó Odelia entrando en la oficina del excomandante.

—¿En qué puedo ayudarle, Baumeister? —saludó serio el moreno, cediendo un asiento a la castaña.

—Ya se ha enterado de lo que ha ocurrido hace unas horas —inició la castaña—. Pero necesito urgentemente los expedientes de los reclutas Eren Jaeger, Mika Ackerman y Armin Arlert, por favor.

—¿A qué se debe eso?

Odelia dudó de explicar lo ocurrido al hombre que se encontraba frente a ella, había olvidado preguntarle a Erwin si esto debería ser guardado como secreto, pero al ser la situación tan delicada, prefería mantener silencio hasta que hubiera indicaciones.

»Lo lamento, pero es información confidencial. Además, estoy rellenando información en base a lo ocurrido hace poco.

—Por favor, coman... Instructor Shadis. Nosotros también necesitamos con urgencia información para poder ayudar con lo que podamos. Usted sabe bien a qué me refiero.

El señor suspiró indicando con su dedo los expedientes de los reclutas del Ciclo No. 104°, Odelia se acercó apresurada a la biblioteca.

—Puedes llevártelo, después lo devolveras —habló Keith levantándose de su silla y comenzando a caminar hacia la ventana, admirando el paisaje tranquilo.

—¡Muchas gracias! —sonrió la castaña yendo hacia la puerta, se despidió con su mano derecha en el pecho y la izquierda en la espalda.

—Sé lo que ocurrió, todo el cuartel de entrenamiento está ayudando también. Jaeger es alguien especial —habló casi inaudible hacia Odelia, quien lo miró con confusión—. Será bueno si analiza a todos los cadetes, creo que le servirá conocerlos.

—Nuevamente, gracias. Con permiso —se despidió de nuevo la castaña, saliendo del lugar.

Salió apresurada del lugar dirigiéndose directamente hacia el cuartel, tendría que tener toda la información que tuviera para el día del juicio. Debía ayudar a Eren.

—¡Pequeña! —se escuchó la voz de Hange detrás de ella—. ¿Has visto al enano?

—No lo he visto, tuve que hacer una diligencia. Seguramente estará con Erwin, ¡nos vemos luego, Hange! —habló Odelia aún caminando, la castaña iba a decirle algo más pero no pudo escucharla.

Entró casi corriendo hacia su habitación, esperando que nadie más la molestara decidió colocar un papel fuera de su puerta: "Ocupada, solo cosas urgentes", la colocaba cuando tenía mucho papeleo o Erwin la llamaba de urgencia.

Sacó las hojas limpias que tenía para llenar su informe. Observó que las hojas del libro estaban acomodadas como el mejor de su ciclo, encontrando primero el de Mikasa Ackerman, hasta ahora notó que recordaba mal su nombre, sin embargo, le sorprendió y alegró el esfuerzo de Mikasa de ser tan fuerte. Se encontró con los tres expedientes de los siguientes tres puestos: unos amigos que provenían del mismo lugar. En el quinto lugar estaba Eren, le alegró mucho su esfuerzo, los demás puestos fueron ocupados por chicos que no conocía pero que imaginaba que eran bastante fuertes, le alegraba los esfuerzos que hacían desde pequeños. Encontró el expediente de Armin fuera de los diez mejores, pero se le reconocía por su inteligencia.

Tras leer los informes de los reclutas, tocaron a su puerta, abrió algo molesta, frente a ella se encontraba Levi.

—Trae tus papeles, analizaremos los mocosos —meneo su cabeza indicando que irían con Erwin, apresurada tomó todo y salieron de la habitación—. ¿Siempre tienes así de sucio? —inquirió con molestia el azabache.

—No, pero últimamente no he estado en mi habitación, por lo que no me ha dado tiempo de limpiar —respondió Odelia algo divertida ante la molestia del pelinegro.

Caminaron en silencio hasta llegar a la oficina del rubio, Levi abrió la puerta cediendo el paso a la castaña, ella agradeció con la cabeza y colocó los papeles y expedientes en el escritorio del ojiazul, quien miró de reojo y curiosidad a lo que estaba frente a él.

—¿Has podido investigar algo? —preguntó Erwin, la castaña le entregó uno de los papeles donde explicaba la situación de cada soldado, el rubio leyó con atención cada uno.

Tocaron a la puerta, un soldado entregaba una carta para la soldado Baumeister:

"22 de Febrero, 850. Saludos cordiales:

El motivo de mi carta es para darle a conocer la información que tengo acerca del soldado Jaeger, es hijo de un amigo cercano, Grisha Jaeger, de quien no se ha dado información de su paradero desde el año 845, dando por terminada su búsqueda en su culminante muerte. Sin embargo, como amigo y conocido del doctor Jaeger, estoy seguro de que su desaparición tiene algo más que buscarse, pero no cuento con las pruebas necesarias para abrir una nueva búsqueda sobre él. Si necesita más información, trataré de conseguirla lo más pronto posible, estoy seguro de que será lo mejor si la Legión se queda con la custodia del chico titán.

El mundo será rescatado por las personas que sean especiales. Odelia Baumeister, usted ayudará a la restauración de la libertad a la humanidad.

Atentamente:

KEITH SHADIS".

Odelia terminó de leer la carta en voz alta, observó a Erwin y Levi rápidamente, tratando de analizar el contenido de la carta.

—Necesitamos hablar con Eren lo más rápido posible —susurró Odelia, chasqueó sus dedos esbozando una sonrisa—. Dejenmelo a mí, conozco a alguien que creo nos ayudará.

Odelia tomó una hoja limpia y comenzó a escribir, Erwin y Levi observaban curiosos a lo que la castaña escribía, tras unos minutos, dejó en bolígrafo a un lado del papel, había finalizado. Se despidió con el saludo militar y se dirigía a la salida de la oficina.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Erwin mientras se levantaba de su lugar-. Te acompañaremos.

Odelia se giró con una sonrisa de emoción, deseaba que el rubio le preguntara.

—Prepárense, iremos a ver a Eren.

Una vez más, Levi y Erwin se miraron confusos, pero decidieron que la seguirían.

Ambos salieron del lugar y Odelia llegó con un soldado para que entregara la carta dirigida a la Policía Militar. Deberían esperar las respuestas para esa misma tarde o mañana temprano.

—¿Qué es lo que tramas hacer, mocosa? —preguntó esta vez Levi cuando regresaron hacia la oficina, ella estaba en medio de los dos chicos.

—Debemos preparar todo, pedí un permiso para visitar a Eren en donde quiera que se encuentre.

Las mentes de los dos chicos hicieron clic. Preocupado, Erwin se dirigió a ella:

—Sabes que es imposible poder verlo antes del juicio, ¿cómo pretendes que lleguemos con él?

La castaña sonrió divertida, negó con la cabeza levemente y respondió:

—Tengo mis contactos particulares, no será un problema verlo si así lo deseamos.

—Más te vale que esto no nos traiga problemas —habló ahora Levi con un tono de preocupación.

━━━━━━◆❃◆━━━━━━

"22 de Febrero, 850. Estimada Capitán Baumeister:

En primer lugar, deseando que te encuentres bien. El motivo de mi carta en esta ocasión es para pedirte el favor más grande que pueda pedirte como hermana y compañeras de milicia: permíteme conocer al chico que ahora se encuentra seguramente resguardado de los demás, déjame conocer a Eren Jeager, quien será juzgado dentro de unos días por la Policía Militar, en cuanto me permitas reunirme con él y contigo, te daré a conocer las razones por mi urgente reunión con él.

Espero que aceptes mi solicitud y con ansias aguardaré por tu respuesta.

Quedo de usted,

ODELIA BAUMEISTER".

"23 de Febrero, 850. Estimada Odelia:

En respuesta a tu pedido, mi respuesta es que te veré en dos días a media noche en la entrada a Stohess.

Mi ayuda te la daré con gusto, aunque no lo creas, no será difícil para el concederte este favor, pero tendrás que pagarme con una visita y más cartas tuyas y quizás la compañía de compañeros tuyos, pensé que la Policía Militar sería interesante, solo espero por la llegada de los nuevos soldados, será divertido como cada año.

Volviendo a nuestro tema, te veré en la entrada de Stohess a media noche, allá te daré más indicaciones, no podrás tardar mucho, solo te digo eso desde ahora.

Esperando nuestro encuentro, me despido,

ORLANTHA BAUMEISTER".


Aquel día había llegado, harían el viaje hasta Stohess Levi, Erwin y Odelia, donde se encontrarían con la hermana de la última.

Después del mediodía salieron de la Pared Rose para llegar a su destino a la hora indicada, dejando a cargo a Hange hasta que el trío de soldados regresara al cuartel.

—¿Está todo listo? —preguntó Erwin antes de subirse a su caballo, los otros dos asintieron—. Bien.

Los tres comenzaron a cabalgar, Odelia iba en medio y los dos hombres en los extremos, Levi era quien miraba de reojo a la castaña. Al llegar a la imponente Muralla, la castaña emitió un sonido que era el código de las hermanas, las compuertas se abrieron instantes después.

La chaqueta de la policía militar cubierta por una cabellera negra hizo a Odelia quedarse tranquila, suspiró y bajó de su equino para encontrarse con la soldado.

Al verse, la menor corrió a abrazar a su hermana, quedaron así unos instantes hasta que Odelia habló:

—Gracias por ayudarnos —habló separándose de la pelinegra para verla.

—No es nada, todo sea por mi hermana —replicó Orlantha pellizcando la mejilla de su hermana, a pesar de ser menor, le ganaba en estatura a Odelia; su semblante de felicidad cambió a uno serio cuando observó a los dos acompañantes de su hermana aún arriba de sus caballos—. ¿Y esos guapos quiénes son? —susurró la pelinegra haciendo soltar una carcajada por parte de Odelia, ambas observaron a los dos tipos y volvieron a verse.

—El rubio es el Comandante Erwin Smith y el otro es el Capitán de Operaciones Especiales, Levi.

—¿Solo Levi, no tiene apellido? —inquirió curiosa la ojiazul—. Lástima que sea tan bajito, le daría mi apellido con mucho gusto —se encogió de hombros y ambas volvieron a reír, llamando la atención de ambos chicos—. Bueno, basta de bromas. Lo importante de ahora es que no tendrán mucho tiempo, deben apresurarse para verlo, soborne a unos compañeros con ir a comer juntos, así que debes de verdad agradecerme en grande —comenzaron a avanzar, Odelia hizo señas a los otros dos de seguirlas—. Por cierto, el chico traía esta llave consigo —sacó de su chaqueta la llave dorada, entregándola a la castaña—. Debes saber que cuando entrevistamos a sus compañeros, uno de ellos declaró que era del sótano de su casa en Shiganshina, la cual, el chico recordaba que ahí estaba la verdad sobre los titanes, según le dijo su padre la última vez que lo vio. Tengan cuidado con él, no ha despertado desde que llegó aquí, ¿entendido? —explicó la pelinegra, los demás escuchaban atentos.

Continuaron su viaje hasta Mitras, donde se encontraba encarcelado el chico titán.

Pronto llegaron a las galeras, bajaron las escaleras hasta llegar a una de ellas.

—Gracias —dijo Odelia mientras se adentraban en el lugar.

Orlantha asintió—: Dense prisa, los esperaré afuera.

Los tres caminaron hacia el último lugar de ahí, observando al chico dormido. Odelia lo miró con tristeza y apretó su agarre a los barrotes que separaban al chico de ellos.

—Tenemos que pensar quién se haráa cargo del chico —habló Erwin tomando asiento en una de las sillas del lugar, la castaña se giró a verlos.

—Propongo a que sea Levi —sugirió Odelia antes de que los otros hablaran—. Yo sería muy indulgente y Erwin no tendría tiempo.

—¿Qué piensas, Levi? —los dos se giraron a verlo, él solo chasqueó la lengua y asintió levemente.

Se escucharon leves quejidos del otro lado de los barrotes, todos volvieron su vista al castaño de al menos quince años que se encontraba frente a ellos.

—¿En dónde estoy? —se quejó el ojiesmeralda mientras miraba confundido a los tres soldados que estaban frente a él, reparó en la muchacha, recordando al instante a la chica que conoció años atrás—. Tú eres...

La castaña saludó como lo hacía frente al muchacho, haciéndolo sonrojar levemente, Levi chasqueó la lengua al notar su rubor.

—Eren Jaeger, nos volvemos a encontrar —habló Odelia—. Ha pasado mucho en estos últimos tres días.

Eren abrió más los ojos por la sorpresa y entreabrió la boca dejando salir un suspiro de asombro. Odelia miró a su amigo rubio, indicando que era su momento de hablar. Brevemente este explicó todo lo que sabían que ocurrió en aquellos días.

—Eren, ¿tienes alguna pregunta? —finalizó de hablar Erwin.

El chico dudó en hablar, Odelia le regaló una sonrisa cálida antes de hablar:

—No te preocupes, puedes preguntar lo que desees, trataremos de ayudarte.

—Yo, yo... —observó de reojo a Odelia, inconscientemente le daba una sensación de paz, tragó saliva y comenzó a hablar— ¿En dónde estamos?

El muchacho quiso moverse, pero las cadenas sobre sus manos lo impidieron, su sorpresa hizo sentir mal a la castaña, quien tampoco había notado su agarre.

—Es tal como lo ves, pero solo diré que estamos en una mazmorra —respondió el rubio—. En este momento, tu cuerpo está a cargo de la policía militar. Hace poco a duras penas se nos concedió el permiso para tener contacto contigo.

—¿Y qué va a pasar ahora? —inquirió preocupado Eren—. Otra cosa, ¿qué fue de los cadetes que estaban conmigo.

—Seguramente están escuchando su historia —respondió Odelia—. Y aparte de ellos dos, a todo el que conozca lo que ocurrió.

El rubio sacó de su chaqueta la llave que traía el castaño siempre con él, este quiso acercarse pero las cadenas lo impidieron.

—Desde ahora, lo que nosotros haremos será casi igual hasta ahora.

—Esa llave... —espetó Eren.

—Así es: es tuya. Te la regresaré más tarde —continuó el rubio—. En tu casa natal, en el sótano de la casa del señor Jaeger en el distrito Shiganshina, ahí reside el misterio de los titanes, ¿cierto?

—Sí... probablemente. Papá eso decía.

—Que por tu pérdida de la memoria no sepas del paradero de tu padre, resulta ser una historia bastante conveniente —interfirió Levi.

—Levi, se supone que llegamos a la conclusión de que no había razones para que él nos mintiera —repuso Odelia, ella y Erwin miraron de reojo al pelinegro.

—Aún estamos sin saber absolutamente nada de nada —continuó Erwin—. Más lo que debemos hacer ahora, es preguntarte por tu deseo.

—¿Mi deseo? —preguntó Eren confundido.

—Para poder investigar sobre tu familia, se necesita recuperar al distrito Shiganshina del Muro María —habló Odelia—. Para poder cerrar rápidamente esa abertura se necesita de un recurso igual de grande: tu fuerza de titán. Al final, lo que rige nuestra suerte son los titanes mismos. ¿Tendrán el titán colosal y el acorazado tus mismo principios?

—Lo que tú desees es la clave —señaló Erwin la llave—. Porque esto será la clave que salvará a la humanidad de esta desesperanza.

Las palabras del rubio le hicieron recordar a Odelia a sus camaradas caídos en batalla, apretó sus uñas contra el dorso de su mano, deseaba escuchar que él quisiera unirse a ellos.

—Yo... —balbuceo el castaño.

—Oye, responde rápido, chico listo —interfirió el pelinegro al notar la actitud de Odelia—. ¿Qué es lo que quieres hacer?

La expresión de confusión por parte de Eren cambió drásticamente a una de determinación y enojo.

—Entrar en el Cuerpo de Exploración. Al fin y al cabo, lo que quiero es acabar con los titanes —respondió decidido Eren, su cambió sorprendió a Odelia, quien ahora solo se dedicaba a observar, aquellas palabras le recordaron al chico que vio alguna vez, aquel desconocido de un ojo, es como si Eren y aquel fueran uno mismo. Se tomó ligeramente de la cabeza del dolor, no quería dar problemas.

—Oh... nada mal —habló Levi—. Erwin, yo asumiré la responsabilidad de cuidar a este mocoso. Dile los de arriba lo mismo —lentamente se acercó a los barrotes junto a Odelia, analizando al chico—. No es que yo esté confiando en él. A la primer señal de que nos traiciona o que se alborote, yo mismo lo mataré —Odelia lo miró sorprendida y molesta, Levi solo ignoró—. Arriba no deberían poner objeciones a eso porque, como sea, solo yo le puedo hacer frente. Te la voy a conceder: tu entrada a la Legión de Reconocimiento.

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