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Capítulo 18

ODELIA

No se necesitaba de luz para entender la destrucción que causó aquel titán, llamado colosal, y la advertencia que nos dio el titán acorazado, mostrándonos el poder que tenía para poner a la humanidad al borde de la extinción en pocos instantes.

Levi tenía su agarre sobre mí mientras cabalgamos sobre mi caballo, pudimos encontrarlo. Pero pronto iba a amanecer y debíamos llegar al muro Rose antes que los titanes pudieran activarse. Lo más probable es que ya hayan dado la noticia de que lo titanes atravesaron el Muro María, esperaba que fuera así.

—Ya casi llegamos —susurró el azabache detrás de mí.

Asentí dando unos golpes en el costado de ni equino para que acelerara el paso.

La herida en la cabeza de Levi lo hizo flaquear un poco antes de comenzar a galopar, por lo que decidimos que yo manejaría al caballo. Acaricie la cabeza del animal y pude sentir un pequeño alivio al poder divisar la imponente Muralla Rose no muy lejos de nosotros.

A pesar de sentirme bien por ello, no sabía cómo decirle a William y a Wanda que sus cónyuges habían muerto en aquella pesadilla.

Charlotte pudo evitar el terror que había ahí, pero, George fue valiente hasta el último momento, quién diría que un titán diferente a los demás iba a aplastarlo junto a sus compañeros.

Apreté la correa del caballo tratando de calmarme, no era momento para ponerme sentimental. Debía ser fuerte por ellos, aunque no podía evitar sentir el peso de sus muertes sobre mis hombros. ¿Con cuántos más tendría que cargar?

Lancé una bengala que tenía de la expedición, llamando para que abrieran la puerta, ojalá que hubiera alguien para recibir el llamado.

Esperar unos minutos fue lo más denso que me ha ocurrido, sintiendo que habían pasado horas cuando finalmente abrieron las compuertas. Suspiré aliviada y entramos al distrito Trost. En la entrada se encontraba Rico, quien se volvió la capitán de escuadrón de las Tropas Estacionarias.

—¡Baumeister, informe! —me llamó la platinada mientras se acercaba a nosotros en su equipo tridimensional.

—¡Los titanes han destruido la Muralla María!

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—¿Cómo sientes tu cabeza? —pregunté mientras le hacía un vendaje encima de su oscuro cabello.

—No era necesario esto —chasqueó la lengua, imité su acto.

—No seas tonto, debes cuidarte si quieres pelear.

—Lo mismo digo —señaló a mis brazos, que estaban llenos de moretones por el golpe que me dio aquel titán.

Fue un alivio que no tuviera alguna herida mayor más que los golpes por el choque con los ladrillos.

—Ya me encargaré de eso, ahora debes descansar hasta que nos den órdenes, ¿entendido?

—Como sea.

Ambos salimos de la enfermería, dirigiéndose cada uno a su habitación. Erwin había pasado a visitarnos y nos dio la indicación de descansar, era imposible trabajar bien si estábamos heridos, aunque me sentí mal por no poder contraatacar, por otro lado sentí alivio de poder descansar.

Me senté sobre la silla del pequeño escritorio para escribir una carta a mi familia indicando que estaba bien. Las noticias correrían rápido y mi madre se volvería loca, aunque ahora había razón para poder hacerlo. Dirigí mis palabras a Marie:

"26 de Enero, 845. Querida Marie:

Espero que todos en casa se encuentren bien, lo estoy a pesar de haber dado batalla en el distrito Shiganshina. Me temo que, las noticias que daré no son buenas, al contrario. Me aflige tener que comunicar la muerte de dos personas, no sé cuando volveré a casa, por lo que te lo hago saber aquí: Charlotte Dok y George Wickham dieron sus vidas, descansando de esta horrible vida. No deseo entrar en detalles, la noticia es mala como para detallar la terrible tragedia de mantenernos enjaulados sin poder pelear por un poco de libertad.

Lo único que puedo dar de buena noticia es que Wanda ha podido salir a tiempo del Muro María en uno de los barcos, pronto la tendremos entre nosotros de nuevo, buscaré información para poder regresarla a casa y William salió a Sina poco antes del ataque.

Solo espero en que esta carta llegue pronto a ustedes para poder comunicarnos, las cosas aquí se pondrán de cabeza, por lo que dudo que vaya a casa dentro de un tiempo, hasta que las cosas mejoren o nos den alguna indicación. Cuida de padre y madre hasta que regrese a casa.

Tuya,

ODELIA BAUMEISTER".

Frote mis manos sobre mis muslos limpiando el sudor que había en mis palmas, sellé la carta y la guardé cuando la terminé de escribir.

Me recoste sobre mi cama, tratando de conciliar el sueño y pude lograrlo, pero solo por unas tres horas, a pesar de ello, no me sentí cansada. Decidí salir de mi habitación, con la esperanza de poder ayudar en algo, me di cuenta que Erwin estaba detrás de mi puerta a punto de tocar.

—¿Pudiste descansar? —negué con la cabeza—. Necesito que vengas conmigo y llenes unos papeles con lo que viste allá en Shiganshina.

Asentí y comencé a caminar junto a él, el camino fue silencioso pero sin incomodar, hasta que recordé que no sabía nada del pelinegro.

—¿Has hablado con Levi, cómo está él? —pregunté.

—Está bien, también vendrá a llenar su informe. ¿Por qué la pregunta?

—Durante la expedición recibió un golpe en su cabeza y antes de venir, se sintió un poco mareado.

—Entiendo, te preocupa entonces.

—Lo normal, debemos cuidarnos entre compañeros.

—Entiendo —sonrió el rubio, no entendí por qué lo hizo.

Llegamos a su oficina, giró el pomo de la puerta dejándome pasar primero y cerrando la puerta tras él. Tomó asiento en su escritorio y acto seguido hice lo mismo en uno de los asientos. Me entregó una hoja para llenar con el informe de lo sucedido.

—¿Han planeado algo para recuperar el muro? —inquirí preocupada.

—No, no sabemos qué hacer —me sentí mal por su tono de frustración que tenía en su voz, entregué la hoja, llenando con todo lo que vi e hice en aquel lapso de tiempo. Erwin comenzó a leer el texto.

—Por ahora deberíamos eliminar a todos los titanes posibles —sugerí, fue entonces que recordé lo que Levi me dijo—: Por cierto, te agradezco por haber mandado a Levi, no sé qué habría sido de mí sin él —hablé recordando lo que me dijo el azabache cuando nos encontramos.

—Pero yo... —unos golpes en la puerta lo interrumpieron de hablar, permitiendo la entrada y dejando ver a Levi en la entrada—. Me alegro que estés aquí, puedes llenar tu informe —el azabache asintió tomando asiento junto a mí.

Miré por el rabillo del ojo su letra, había mejorado mucho en este tiempo, incluso era mejor que la mía. Erwin miró lo mismo que yo y soltó una sonrisa.

—¿Por qué sonríes? —preguntó serio el azabache sin despegar su mirada del papel.

—Tienes muy buena caligrafía —respondió el rubio.

—Tuve una buena maestra —repuso el azabache entregando el papel escrito al ojiceleste, me sentí un poco feliz por unos momentos.

El pelinegro fue el primero en levantarse de su lugar para retirarse, pero la voz de Erwin nos indicó quedarnos, quería hablar con nosotros de algo más:

—Quería proponerles algo. Su habilidad es muy buena, sería un desperdicio que quedaran en un escuadrón, y he pensado que cuando me vuelva Comandante, una de las cosas que haré será proponerlos como capitanes de escuadrón, ¿qué piensan?

Casi me ahogaba con mi propia saliva cuando terminó de hablar.

—Erwin, ¡es una locura! —exclamé nerviosa, al menos, yo no deseaba ser capitana, no tan pronto.

—Yo les enseñaré lo que deban hacer, no es difícil, además, tendrán un aumento en su salario, aunque lamentablemente no será mucho. Pero estoy seguro que su fuerza ayudará a la humanidad.

—Lo pensaré —respondí inmediatamente mientras me levantaba de mi asiento.

Volvieron a tocar a la puerta, eran Moblit y Hange.

—Buenos días —saludó Moblit acercándose a mí—. Es una carta para ti.

—Gracias —tras eso, el muchacho salió de la habitación.

Abrí el sobre, Hange hablaba con Erwin del mismo tema que el rubio habló con Levi y yo, Hange aceptó de inmediato, me preguntaba si debía hacer lo mismo.

Comencé a leer el contenido de la carta, cuando finalice, me di cuenta que estábamos solos Erwin y yo. Estaba sorprendida de la noticia.

—¿Buenas noticias? —inquirió el rubio mientras sonreía un poco.

¿Eran buenas noticias? No sabía qué pensar.

—¿Marie se casará?

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