Capítulo 11
La noche comenzó a volverse más oscura, obligando a los soldados a ir a descansar mientras que otros fueron a hacer guardia alrededor del antiguo cuartel, poniendo en alerta a los soldados. Para fortuna de Odelia, ella formó parte de los que pudieron ir directo a dormir tras un largo día, ubicándose en una de las paredes donde encima de ella había una ventana para así poder descansar y escuchar en caso de una emergencia.
A lo lejos, un azabache observaba las acciones de su compañera de combate quien se disponía a dormir y que no se enteró por completo de la presencia del ojigris observando con sigilo sus movimientos.
Odelia se acercó al trío de amigos para despedirse de la pelirroja Isabel tras haberla escuchado hablar, pero al ver que estaba dormida decidió no despertarla.
—Buenas noches, chicos —se despidió la castaña en voz baja alejándose hacia su cama improvisada siguiendo la acción de su amiga. A pesar de que ninguno de los dos chicos le respondió, no se sintió ofendida.
—Levi, ahora que lo pienso, ella es muy apegada a Erwin ¿no lo crees? —sugirió entre susurros el castaño claro mientras se acomodaba sobre su cobija que quedaba sobre el suelo.
—No me interesa, Farlan. —Imitó el azabache al de ojos celestes acomodándose a su lado, decidido a no seguir los consejos de su amigo. No esta vez.
—Creo que sería buena idea aliarnos con ella, al final de todo parece ser una buena persona para ser engañada... Ella podría ser la clave para acercarnos a Erwin.
Un silencio permaneció entre ambos aunque el alrededor realizara leves ruidos en la habitación.
El eco de los latidos de Levi resonaban en el frío cuarto cuando escuchó el plan de Farlan. El hecho de tener que atacarla era el momento idóneo para dejar a Erwin solo y tomar venganza contra el rubio, pero algo dentro de sí le impedía aceptar ese paso.
»Aunque, a decir verdad, no me siento convencido de continuar este plan. —La sinceridad en la mirada de Farlan decía por él su nula energía y decisión para llevar a cabo su propio plan, algo que alivió por dentro al azabache sin darse cuenta.
Levi lo meditó, a pesar de que tuvieron sus riñas, ella decidió cambiar por Isabel, quien ahora consideraba su amiga y viceversa, y a pesar de que era alguien demasiado cercano a quien tenía que asesinar, no sentía el deseo de acabar con ella.
—No me importa conocer a los demás, en cuanto terminemos lo que comenzamos, nos largamos de aquí. —Observó por última vez el rostro de Odelia descansando, como si se tratara de su despedida.
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Pronto llegó la mañana y, con eso, la activación de los titanes por sus instintos mortales. De acuerdo con la información reunida desde tiempo atrás y gracias al esfuerzo y sacrificio de otros soldados, la Legión de Reconocimiento contaba con los hechos de la activación de los titanes: "Tal como un humano, se ha comprobado que los titanes dejan de estar activos durante la noche, específicamente, cuando la luz solar es privada de su cuerpo", explicaba un informe de años atrás. Aquellos tipos de datos es los que Hange Zoe estaba tan entusiasmada en corroborar o confirmar, por lo que en esta expedición esperaba que el Comandante Shadis decidiera explorar el lado más cercano de los gigantes, aunque nadie esperaba que el cambio de clima jugara en su contra.
—¡Todos los escuadrones ejecuten la formación a larga distancia! —ordenó Erwin desde su caballo—. ¡Ejecuten la formación de exploración a larga distancia!
A lo lejos los soldados pudieron divisar la bengala roja siendo disparada por la derecha. Rápidamente dispararon la bengala verde, informando que habían recibido la señal con total claridad, dejando impresionados a Levi y Odelia, quienes a pesar de no estar en el mismo escuadrón, fueron testigos de la nueva comunicación de la Legión de Exploración.
La formación cambió de rumbo catorce veces, antes de que una gran tormenta irrumpiera sus planes.
—Erwin —llamó el Comandante Shadis—, ¿ves esto?
Nubes negras irrumpían en los azules cielos formando una gran nube negra que amenazaba con irrumpir su camino.
Odelia al ver el espectáculo del cielo recordó lo que alguna vez su padre le enseñó acerca de las nubes del cielo y lo que hacían.
—Nimboestratos —murmuró la castaña recordando el nombre del tipo de nube que los amenazaba—. ¡Capitán! ¡Habrá que apresurarnos si no queremos que la nube nos alcance!
—¡¿De qué hablas, Baumeister?! —inquirió el comandante en mugat del rubio.
—Esa nube se llama nimboestrato. —Señaló al cielo— ¡Si nos alcanza, su lluvia será tan densa que no podremos ver las señales de humo! ¡Es posible que incluso una capa de niebla cubra la zona!
—Esto no debería estar pasando... ¡Todos estén alertas! ¡Estamos a punto de entrar en algo terrible! —indicó el hombre de mayor edad tratando de encontrar una alternativa a su desfavorable situación en lo que los soldados pasaban la voz a sus compañeros.
Tras aquellas palabras, alrededor de unos minutos las nubes cubrieron completamente el paisaje dejando caer intensas gotas de lluvia sobre los rostros de los soldados, impidiendo que vieran con claridad del camino. A pesar de cubrirse con la capucha de la capa del Cuerpo de Exploración, era imposible ver con claridad lo que ocurría alrededor.
—¡Hey no rompan filas! Permanezcan juntos —gritó Flagon a sus compañeros de escuadrón que apenas y podían verse entre sí debido a la lluvia.
—¡No puedo oír nada de lo que dices! —interrumpió Isabel a su superior, intentando cubrirse de la lluvia
—¡Isabel! ¡Farlan! ¡No se separen —indicó el azabache tratando de divisar a sus compañeros
—¡A este ritmo, perderemos comunicación con los demás escuadrones! —gritó Shadis desde su lugar.
—¡Entonces disolvamos la formación! —contestó Erwin.
La lluvia se llevaba consigo las palabras de cualquiera que intentara comunicarse con el otro, era como si cada letra se deslizara entre las gotas directamente hacia el suelo, imposibilitando la comunicación entre la mayoría de los escuadrones.
Odelia, entretanto, trataba de buscar con la mirada a su hermana, ubicándola en su misma posición, dejando a la castaña tranquila por el momento.
Erwin intentó lanzar una bengala indicando el final de la expedición, pero debido a la lluvia fue imposible hacerlo. El color de la bengala se perdía entre el color gris y blanco que los comenzaba a rodear, recorriendo un escalofrío sobre su espalda mojada.
—El humo es... —no pudo terminar de hablar al encontrar una solución rápida a la peligrosa situación donde se encontraban.
«Las señales de humo ya no son una opción viable, Odelia tenía razón» pensó el rubio mientras miraba enojado al cielo y volvía su vista al frente, esperando que nadie llegara a encontrarse con un titán. Ahora mismo, pendían de un hilo para salir la mayoría vivos de ahí.
—¡Protejan las bengalas! ¡No nos servirán si se mojan! —gritó con todas sus fuerzas Shadis, tratando de ser escuchado—. ¡Perderemos de vista el escuadrón! ¡No cierren los ojos!
—Maldición. —Las manos sobre las riendas del caballo de Odelia comenzaron a temblar aligerando su agarre.
—¡Comandante! —llamó Erwin—, me temo que hemos perdido la capacidad de exploración —dijo derrotado el rubio mientras trataba de mostrar su mirada concentrada hacia el frente.
—Llegamos a un punto donde estamos vulnerables a un ataque de los titanes en cualquier momento —musito Odelia, tomando con fuerza las riendas de su corcel que ahora se encontraba mojado, mientras cerraba los ojos por el miedo que comenzaba a dirigir su cuerpo.
Ni la chica ni su caballo se dieron cuenta que una piedra de tamaño considerable terminó por hacer tropezar al equino, sacando a volar por los aires a la castaña que terminó con grandes dolores y poca fuerza para seguir despierta por el golpe que recibió en la cabeza. Desafortunadamente, nadie notó su accidente, dejándola atrás del camino y perdiendo de su vista la silueta de sus compañeros, amigos y familia.
»Creo que hasta aquí llegó mi vida, fue buena.
Estaba dispuesta a rendirse mientras cerraba sus ojos por el cansancio, pero el sonido de lo que parecía ser una bomba la hizo abrirlos nuevamente para observar su entorno, algo dentro de ella le decía que no debía rendirse. « Es verdad, aún queda la formación de atrás. Quizás pueda reunirme con Turret, Isabel y los demás», trataba de engañar a su consciencia de encontrar a todos en buen estado.
Con esfuerzos, silbó buscando a su animal quien llegó a su llamado; subió sobre este tratando de seguir de dónde provenía el lugar, encontrándose con una escena que probablemente la marcaría para siempre. Cuerpos desmembrados y con un semblante de horror, era todo lo que había alrededor: muerte y miedo. Se podía divisar entre la espesa lluvia los rastros de sangre y cuerpo sobre el suelo, además del inundante olor a sangre que se mezclaba con la tierra mojada y el olor de la lluvia de ese lugar.
Sus piernas temblaron ante tal escenario y las náuseas se hicieron presentes en su estómago, cubrió su boca tratando de calmarse y siguió las huellas de lo que parecía ser el galope de un caballo. Con dolor, tuvo que dejar a sus compañeros caídos que parecían observarla seguir su camino, dejando ansiosa a la castaña por dejarlos atrás.
A lo lejos pudo divisar las siluetas gigantes de sus enemigos naturales. Soltó un jadeo al ver cómo Isabel trataba de cortar la nuca de un titán pero le fue imposible; cortaba en direcciones erróneas, quedándose atrapada en la espalda del titán.
—¡Her-herm-mano!
Fueron las últimas palabras de Isabel Magnolia antes de ser devorada por un titán anormal que se abalanzó hacia ella, dejando marcadas las mentes de todos los presentes, recordando la impotencia y la debilidad que tenían frente a los titanes aún después de tantos años de intentar combatirlos.
—¡Isabel...! ¡Maldito bastardo! —gritó Farlan acercándose al titán, pero su equipo tridimensional no ayudaba—. ¡Demonios, está desconectado!
—¡Farlan! —gritó la castaña tratando de detenerlo al notar que el equipo del castaño claro no funcionaba.
La silueta de alguien más se adelantó a Odelia en ayudar, dejando ver a un Flagon Turret furioso ante la muerte de sus compañeros soldados.
—¡Estás equivocado si crees que me iré dejando a mis subordinados atrás! —Corrió sin rumbo aparente dejando atrás a su subordinado—. ¡Church! ¡Encuentra un caballo! ¡Tú y cualquier otro que esté vivo necesitan salir de aquí!
Odelia tomó carrera al notar un titán detrás de Flagon, pero era imposible llegar a tiempo y poder entre los dos ayudarlo.
—¡Detrás de ti! ¡Hay uno más! —advirtió Farlan tratando de ayudar a su capitán.
La mano gigante lo tomó por sorpresa, dejando a la vista un daño considerable al ser tomado tan fuerte y dejando en shock a todos los presentes.
—¡Flagon! —gritó la castaña acercándose al titán para asesinarlo, pero corrió con la misma suerte que Turret, siendo atrapada por un titán.
Como pudo, cortó con sus cuchillas la mano del titán, dándole tiempo para escapar de su agarre y como antes lo hizo, derribarlo ahora por los pies dejándolo tirado, en un corte limpio logró rebanar la nuca del titán. «Uno menos» trató de calmar su mente, pero al ver la escena caótica que vivía, se dio cuenta que no hizo nada por cuidar a sus compañeros. Un titán había tomado al indefenso Farlan entre sus gigantes y fuertes dedos, apretando con cada segundo más al ojiceleste que era difícil cada vez más respirar
Odelia, atónita, observaba cómo aquel burlón y serio chico se despedía alzando una mano y golpeando su pecho, marcando perfectamente el saludo militar que tanto le costó realizar alguna vez.
—¡No lo permitiré! —Comenzó a correr la castaña hacia el titán que emanaba sangre del soldado Church al cual terminó por tragar en dos partes, siendo dividido exactamente por el torso por sus gigantes dientes.
Alguien se había adelantado a su objetivo cortando repetidas veces el cuerpo del titán sacando del torso del gigante la mitad del cuerpo del fallecido Farlan. El soldado Levi, cegado por la ira, vengaría la muerte de su familia.
Odelia no podía moverse, el dolor en sus costillas y una pierna le impedía caminar; respiraba con dificultad y lágrimas que se combinaban con las gotas de lluvia salían de lo más profundo de su débil ser. Cayó de rodillas mirando con tristeza y furia la escena que no pudo detener. Solo podía observar cómo cuatro titanes se acercaban peligrosamente al azabache. con dificultad se acercó a rastras hacia ellos tratando de ayudar en algo, pero al acercarse se dio cuenta que Levi había hecho todo solo en un abrir y cerrar de ojos.
—Hey, imbécil. ¿Los humanos tienen buen sabor? —hablaba con un semblante lleno de odio el ojigris mientras se acercaba a uno de los titanes restantes—. Vamos, ¿estaban sabrosos? ¡Contesta! Ustedes... ustedes acabaron con lo que tenía. Espero que esto les duela como a mí.
Odelia no reconocía a aquel pelinegro orgulloso y testarudo, frente a ella se encontraba un Levi sediento inundado de dolor e ira. Aquel joven lanzaba gritos al aire mientras se acercaba a terminar con la vida del último titán, dejándolo en el suelo con un corte en la nuca que finalmente acabó con su vida.
Sin darse cuenta hasta abrir los ojos, frente a él se encontraba la cabeza de Isabel, con una mirada vacía y que denotaba miedo cuando estuvo en sus últimos momentos viva. Con dolor, usó sus dedos llenos de barro y sangre para cerrar los ojos verdes apagados de su hermana, dejándole descansar de aquella pesadilla. Al mismo tiempo, se podía escuchar el galope de caballos andando, dando tranquilidad a la castaña y dejándola caer rendida al suelo lleno de barro y sangre. Sonrió al ver que habían llegado los refuerzos, observó a lo lejos con dificultad al azabache, quien miraba al suelo y agachándose cerró también los ojos de su amigo Farlan Church.
—¡Hey! ¡¿Hay sobrevivientes?! —una voz se acercaba a ellos, sin percatarse que Odelia estaba ahí, dejando a una Marie preocupada por su hermana.
—¡Levi! —gritó el rubio desde su caballo, acercándose al pelinegro—, ¿fuiste el único que logró salir con vida? Los restos de estos titanes... los mataste todos tú solo.
No lo dejó terminar cuando Levi se abalanzó hacia el rubio tirándolo del caballo. Mike, quien parecía ser el único testigo, fue ordenado a retroceder por el mismo rubio que ahora permanecía inclinado frente al azabache.
—Erwin... —llamó la ronca voz del pelinegro, iracundo y con el odio inyectado en los ojos; tenía sobre el cuello del rubio su filosa espada, apuntando a moverse en cualquier movimiento sospechoso contra el pecho de Erwin—. ¡Voy a matarte, maldito! Esa es la única razón por la que estoy aquí.
La lluvia era densa, pero dejaba ver el peligro del momento mientras ambos mantenían su contacto visual, ninguno iba a ceder ante el otro.
—Tus amigos... —volvió a hablar Erwin—. Deben haber muerto. Ya veo.. —Sacó del interior de su chaqueta un sobre y lo lanzó al suelo lleno de lodo, ensuciándose y mojándose al entrar en contacto con el exterior. Aquel documento era el que buscaban Levi y sus amigos; soltó un jadeo al ver que era tal como predijo Farlan—. Estos son los documentos relacionados con Lobov.
—Bastardo —exclamó el pelinegro, abriendo sus ojos en sorpresa y furia—. ¿Lo sabías?
—Lamento que haya tomado tanto tiempo —contestó Erwin.
Enterró el ojigris la espada sobre el hombro del hombre que estaba hincado frente a él, soltando el segundo un alarido de dolor.
—Hey. ¡¿Qué tratas de hacer?! —preguntó el azabache mientras enterraba lentamente el objeto filoso que sostenía, dejando que saliera de la herida el líquido carmesí de Erwin.
—Fue un engaño —repuso Erwin con voz débil.
—¿Qué?
—Sabía que Lobov estaba malversando fondos usando lo que quedaba de las expediciones suspendidas tiempo atrás. Quería pruebas definitivas, suficientes para acusarlo, así que difundí información falsa sobre él.
La cara de incredulidad del azabache le confirmaban a Erwin que no sabía nada sobre ello. Nadie a excepción de él y Shadis sabían con exactitud lo que tramaban. El rubio continuó hablando:
»Lobov es un hombre vigilante, imaginé que trataría de hacer algo para confirmar la existencia de los documentos. En efecto, él fue con ustedes tres con la petición... —hizo una pausa, sabían ambos a lo que se refería el rubio—. Cualquier movimiento seguro dejaría un rastro, y no me tomó mucho tiempo seguirle la pista y obtener la evidencia. Mientras más actuaba por su cuenta, más obtenía evidencia necesaria.
—Si sabías todo eso, ¿por qué hiciste que nos uniéramos a la Legión de Reconocimiento? —inquirió el azabache, aún amenazando con su espada en mano.
—Porque tus habilidades en batalla son verdaderamente excepcionales —respondió Erwin—. Y también porque quería usarlos, los que hicieron un trato con Lobov para deshacernos de él. Pero ya nada de eso importa. Los verdaderos documentos están en manos del Generalísimo Zackly. Es el fin de Lobov —finalizó.
—Mis amigos... ¡perdieron su vida por nada! Solo nos arrastraste a tus planes sin valor, pero ahora voy a arrastrarte, también.
El sonido de las espadas golpeando hizo eco en el lugar, Mike se acercó para ver de cerca lo ocurrido, encontrando a Odelia detener la espada del azabache que apuntaba a la cabeza de Erwin, chocando con la de ella en su máximo esfuerzo por intentar detenerlo de cometer una locura.
—N-no te atrevas —habló con dificultad la castaña, encontrándose con la vista sorprendida de Erwin y Levi, no se esperaban que ella apareciera para tratar de mediar la situación.
—¿Planes sin valor? —Erwin sostuvo lo que estaba enterrado en su cuello con su mano, apoyando la fuerza que la castaña ponía en no dejar que la espada de dolor de Levi superara el débil esfuerzo de Odelia por mantener a ambos calmados—. ¿Quién mató a mis subordinados, a tus amigos? ¿Fui yo? ¿O fuiste tú?
Odelia soltó un jadeo, recordando aquella dolorosa escena.
—Erwin... —trató de interrumpir la castaña a su superior evitando que el dolor de sus palabras también recayera nuevamente en Levi, quien no lograba salir del trance de dolor a su manera.
—Aún si hubieran logrado emboscarme, ¿enserio crees que habrían salido ilesos?
—Si no los hubiera dejado atrás —susurró el azabache, alejando con lentitud la espada de la piel del rubio—. Tienes razón. Mi arrogancia, mi maldito orgullo...
—¡No, te equivocas! ¡Son los titanes! ¿De dónde provienen los titanes? ¿Por qué existen? ¿Por qué devoran a los humanos? —interrumpió el rubio—. No tengo las respuestas, nadie las tiene.
Erwin poco a poco comenzó a levantarse, Odelia se alejó entre ambos chicos para que pudieran verse. Miró la sangre que caía del rubio por su herida y tratando de improvisar lo mejor posible, arrancó la tela de su camisa blanca para crear un torniquete temporal, mientras dejaba que el rubio continuara hablando:
»¡Limitados por la ignorancia, seguiremos siendo devorados por los titanes! Si solo quedamos dentro de las murallas, nunca escaparemos de esta pesadilla. ¡Mira bien a tu alrededor! —Señaló con su dedo al campo que era cubierto por un cielo que comenzaba a despejarse de las grises nubes que los cubrían, dejando un panorama despejado del dolor para Levi.
»No importa cuán lejos vayas, no hay muros aquí. En este amplio espacio creo que hay algo ahí, iluminando nuestra desesperación. Pero están aquellos que buscan evitar que nos aventuremos más allá de los muros. ¡Están consumidos por pensamientos egoístas de sus propias pérdidas y ganancias dentro de los muros donde es seguro! Es natural, durante los pasados cien años, rodeados por las murallas, los ojos de la humanidad han sido nublados. No son capaces de ver el panorama que yace del otro lado. ¿Qué hay de ti, Levi? ¿Dejarás que tu vista siga nublada? —Erwin se acercaba con seguridad hacia su adversario, embriagado de la adrenalina del momento, colocándose frente al pelinegro hasta hacerlo retroceder un poco—. ¿Me matarás y regresarás a la oscuridad del subterráneo? No renunciaremos a nuestra expedición fuera de los muros. ¡Pelea con el Cuerpo de Reconocimiento, Levi! ¡La humanidad necesita tu fuerza!
Odelia miró con orgullo a ambos chicos, el cielo se iluminó con la luz del sol, se acercó a Erwin para parar su sangrado con la poca fuerza que le quedaba; colocó una mano sobre el hombro del rubio antes de acercarse a Mike. Su alrededor comenzó a nublarse cayendo de rodillas, finalmente satisfecha, escuchando las voces de Mike y Erwin llamarla por su nombre, y la silueta de los tres chicos acercarse a ella.
—Chicos... perdónenme —fue lo único que pudo pronunciar antes de caer desmayada.
«¡Nos veremos al rato, Odelia-san!»; recordó las palabras de la chica de ojos vivaces y animados. Ojos que ya no volverían a verla.
«No te preocupes, esperaremos aquí » era como si pudiera escuchar la serena voz de Farlan, aquella voz que no volvería a escuchar.
Isabel Magnolia y Farlan Church eran los primeros nombres que le harían recordar a Lei y Odelia su fortaleza por seguir avanzando hacia la libertad que merecían desde que nacieron en este cruel mundo.
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Con dificultad abrió los ojos, dándose cuenta que era transportada sobre una carreta llena de otros heridos. A su lado iba en su caballo Marie, revisando con la mirada de vez en cuando que su hermana despertara. Alzó su mirada, estaban a campo abierto, regresando a las murallas con la derrotada marcada en sus rostros y corazones heridos.
Al instante, los recuerdos de hace poco le llegaron a la mente, haciéndola tomarse de la cabeza por el profundo dolor. Lágrimas de arrepentimiento por no haber actuado la consumían por dentro.
—¿Dónde está Levi? —fue lo primero que pudo decir con su voz ronca, recordando lo que había pasado al ver la muerte tomando a sus amigos sin mancha de culpa.
—Está en su caballo, atrás —respondió la rubia mientras miraba con pena a su hermana al recordar el estado en que la había encontrado, cuando en ese instante pensó que la perdía—. Deberías descansar, has pasado por mucho hoy.
Levantó su cuerpo sentándose sobre la madera de la carreta, buscando al azabache que parecía seguir en shock dirigir a su caballo. Miró a los que estaban tendidos en el suelo debido a sus heridas y comenzó a ayudar en todo lo que podía, no quería volver a cometer el mismo error.
—Lo siento tanto... —susurraba en repetidas veces la castaña tratando de contener las lágrimas, pero era imposible hacerlo.
Pronto llegaron a la Muralla María, siendo el alivio de muchos de los soldados encontrarse finalmente a salvo. Ya no les importaba lo que decía la gente de ellos, simplemente querían llegar a casa y descansar de la pesadilla que vivieron atrás.
—Llegaron menos de la mitad que cuando salieron. ¡En esto gastan nuestros impuestos! —las críticas e insultos no se hicieron esperar.
Marie, quien a pesar de tener un corazón noble, estaba acostumbrada a aquellos insultos; a diferencia de su hermana quien sollozó en silencio al pensar en que tenían razón, no por pensar que los demás eran inútiles, sino ella.
Lo primero que hizo al llegar al cuartel fue ir directamente a su cuarto y encerrarse, sacando los gritos que había ahogado todo este tiempo, sintiendo la impotencia de que aquella pelirroja ya no estaría ahí para querer aprender cosas nuevas y divertidas. Tampoco estaría un Farlan que bromeaba con su amiga. Y qué pensar de cómo se estaría sintiendo Levi ahora.
No le importaba estar herida, solo quería sanar el dolor de la impotencia que la consumía. La cruel lluvia no se llevó consigo el dolor de los recuerdos y la impotencia de su debilidad contra los titanes.
🌸
Banda, Farlan e Isabel murieron 😔
Espero que les haya gustado el capítulo, en lo personal me sentí muy triste conforme lo escribía porque a ambos chicos los aprecio mucho y me duele el efecto que hizo en Levi, pero siempre vamos a querer a ambos unu espero que les haya gustado este capítulo y lloren conmigo porfas jaja:'( lamento si no quedó bien, siento que no le hace justicia a lo que realmente se siente con aquella horrible escena :c
Nos vemos en viernes.
También quiero agradecerles mucho el apoyo que le dan a esta historia y que se abran a leerla, escribo con el corazón cada palabra y me alegra que les guste la historia. Ahora vamos apenas a la mitad del primer arco pero faltan muchas más aventuras por parte de los residentes de Paradis y espero a que me sigan acompañando en esta historia. Con amor, cuídense. ♡
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