Parte Unica
- ¡Tiene setenta años! -Chilla de diversión Tiffany en su programa de entrevistas.-
- Solo sucedió. -Ríe avergonzada la estrella de cine.-
- Pero tiene la edad de ser tu padre. -Dice incrédula.-
Apaga el televisor.
Mañana cumple sesenta y cinco años y no necesita ver esto.
Se desliza a su habitación refunfuñando sin interés de volver a ver la TV.
Pero tampoco lo suficientemente cansado como para irse a dormir temprano.
Se aproximo a su cama.
Abrió el tercer cajón de su cómoda de noche y recato un tubo de lubricante y un consolador personalizado.
Con sus dientes desenrosco la tapa antes de tumbarse en la cama para echarse un poco en la rajadura.
El líquido frío con aroma a azúcar se desliza contra su carne más sensible, provocándole un golpe de sensaciones que le da escalofríos.
Como un cubo de hielo en la espalda.
Abandona el tubo y comenzó a masajear la abertura.
Primero se tenso.
Poco a poco fue relajándose bajo su propio toque.
Paso la mayoría de su adolescencia haciéndolo, así que sabe dónde y cómo tocar.
Unos minutos después, con la cadera alzada y la cabeza hundida en la almohada con sus dientes aferrados a esta, en un intento de ahogar sus jadeos y pequeños gemidos.
Dilatado y con sus erecciones erguidas, goteantes y palpitantes.
Pidiendo atencion.
Con un gemido ahogado palpo el colchón en busca del dildo.
Se humedeció los labios.
Encontró el objeto fálico y lo condujo a su entrada.
Snake no tardó en viajar con su lengua hasta toparse con sus pollas duras.
Empuja con cuidado, sintiendo como la pieza fría se deslizaba dentro de su cuerpo.
Soltó un quejido antes de lamer la base hasta llegar a la punta, dejando que sus dientes rozarán su músculo palpitante.
Tuvo que cerrar los ojos al sentirse tan instimulado y lleno.
Retira el dildo para hundirlo de nuevo en un segundo, comenzando a envestirse en una tortuosa y placentera lentitud.
Luego hizo círculos con su lengua alrededor del eje, procediendo con el mismo lento y tortuoso ritmo.
Los jadeos y gemidos atorados en su garganta aumentaron en aullidos sofocados que llenaba la habitación, junto con el eventual sonido de succión.
Se concedió unos minutos disfrutando de aquellas sensaciones.
Lo bueno de su genética es que podía mantener ambas longitudes sin que empezara a quejarse de la intrusión, o tener el molesto reflejo de vomitó.
El placer sacudía su cuerpo en oleadas que lo hacían temblar.
Afuera.
chupa.
Adentro.
Succión.
Afuera.
Lame.
Adentro
Una y otra vez.
Volviendo loco su sistema nervioso.
Graciosa forma de decirlo porque el lobo a su lado parecía tener un cortocircuito.
Estaba aquí, tranquilo leyendo una revista de chismes cuando su esposo llegó a hacer lo que está haciendo.
El corazón le latía acelerado, golpeando su pecho y su parte baja le ardía por la excitación.
Y la serpiente se atrevía a ignorarlo.
En un movimiento rápido el reptil es arrastrado abajó del mamífero.
- ¡Tienes el real aquí! -Reprocha.-
Ese dildo lo mandado hacer con la forma de su miembro.
¿Que? No iba a darle como regalo de aniversario el pene de otro hombre.
Se lo dio precisamente y exclusivamente para que lo usara cuando no estuviera.
- ¿Algún problema? -Pregunta descontento después de escupir sus apéndices.-
- Si. -Señala el súbito y salvaje calor que se arremolinaba en una erección.-
- ¿Y eso que tiene que ver conmigo? -
Su espalda se arquea al sentir ser empalado dé repente, estirado y lleno, abarcando más aquellos puntos que lo volvían loco.
- Cariño. -Hunde el juguete en el interior de su pareja.- ¿Qué otra razón hay para haberte llevado al altar? -
Wolf besa febrilmente la boca de Snake, continuando de molerlo por dentro, baja a su delgado cuello que mordió con fuerza para dejarle una marca.
- Bastardo. -Masculle el mayor entre jadeos.-
Es ignorado para volver a ser besado con fervor, lleno de necesidad y pasión, sin cansarse de explorar esa boca ya conocida.
Entre meciéndose con cada mordida sobre sus labios, recorriendo esos dientes afilados, el calor de su lengua y su suave paladar.
Snake acariciando una de sus mejillas, luego su cuello, bajando a su pecho y abdomen.
Tirón.
- ¡No lo saques! -Se tapa la boca al ver que suplico.-
Ahí estaba esa maldita sonrisa complacida del lobo.
- Lo remplazaré con algo mejor. -Consuela con sonrisa retorcida.-
Como si se tratara de una despedida, volvió a mover la mano para penetrarlo en forma constante, recibiendo a cambio gemidos de placer.
Antes de que pudiera darse cuenta, el lobo lo arrastro pegándolo a su pecho, y quedarán acostados de costado uno frente al otro.
Ambos observándose fijamente; miradas profundas y ansiosas, pozos de lujuria que los absorbían por completo, volviendo el momento de intimidad más húmedo y caliente.
Entonces empezó; el objeto desapareciendo dentro de él, empujando lo suficientemente despacio para enloquecer a la serpiente, fácilmente entrando gracias a que la carne estaba acostumbrada a ceder rápido.
Sin poder contenerse, Wolf se movió sobre el colchón para realizar unas embestidas contra el cuerpo ajeno.
A la vez que seguía de forma suave pero constante los movimientos de su mano.
Moliendo su cadera en círculos, dejándose disfrutar cada parte suave y firme del cuerpo de su esposo.
Una mano silenciosa acariciándole las escamas y la otra hundiendo con ímpetu el juguete.
Snake arqueo la espalda para mecerse al ritmo marcado por el dildo, actuando como si Wolf solo tuviera suerte de que sus movientes le concedieran la fricción que lo hacía gruñir con cada deliciosa presión que le daba a su entrepierna.
- Dile adiós al imitador. -
Lo arrebata sin piedad.
La serpiente hizo un sonido de pérdida, sus paredes reaccionaron trataron de aferrarse al objeto antes de que saliera por completo y lo invadiera el extraño sentimiento de vacío.
- Y di hola. -Dice después de admirar la escena panorámica del cuerpo de su esposo recostado en la colcha.-
La cálida y húmeda sensación que solo podría darle la polla de su marido abriéndose paso hasta el fondo.
Con un jadeo deja caer la cabeza hacia atrás ante la corriente eléctrica que le atravesaba.
La parte que un dildo no podría imitar, el abrasador calor que le regalaba ese trozo de carne que le encantaba.
Las manos del lobo lo aferraron con fuerza, hundiendo sus dedos a la carne que seguro dejaría marca, para darle una certera estocada, provocando que Snake gritara su nombre.
Entonces lo hizo otra vez, y otra, y otra más, fallándolo, rápido, duro y sin consideración, recordándole que todo lo que tocaba la dura varita le pertenecía.
Nublándose por el placer que les regalaba el cuerpo ajeno.
Tenía la garganta seca pero no podía parar de gemir con esa vara moviéndose hacia adelante y hacia atrás prendiéndolo en llamas.
La cama emitía chillidos mezclados con los gemidos y jadeos de ambos ante la forma tan salvaje de poseerse.
Una y otra vez, bajando y subiendo las caderas que empalaban y era felizmente recibido en un delicioso contoneo donde sentían que su orgasmo se acumulaba en la parte baja del vientre.
Un sonoro gemido ronco salió de ambos mientras explotaban.
Snake liberando su humedad en el vientre de Wolf, arrastrándose en el placer mientras lo profundo de su interior era vertido a borbotones con la semilla de su amado.
Entonces llegó la calma después de la tormenta, una satisfacción confusa llena de plenitud.
Permanecieron abrazados y jadeando, entumecidos y relajados regresando al mundo de su post orgasmo.
Acariciándose con cariños mientras su pulsos volvían a la normalidad.
- ¿Deje en claro mi punto de que el original es el mejor? -
- Cierra la boca. -
Después de cuatro años de casado es bueno aun mantener el factor sorpresa.
De todas formas, Mr. Wolf buscará otro regalo para su cumpleaños, ni de broma le regalara el vibrador.
FIN
Gracias por leer.
Leyeron 1235 Palabras.
Espero que les haya gustado.
Escrito el 13/06/2022
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