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Capítulo 14

¿Cuál es el sentido de vivir, si se vive con miedo? Entonces no estás viviendo.

Rascó su brazo, algo adolorido, y terminó por pasar las yemas de sus dedos sobre la herida de bala que tenía ahí.

Dolía, sí.

Su estómago también dolía, pero tal vez nada de qué preocuparse.

O tal vez sí, tal vez debería comenzar a preocuparse más por su salud, personas dependen de ella como para jugarse la vida así.

¿No pensó? No tuvo en mente a sus hijos, o a sus amigos, padre, madre, ¿realmente no tuvo en mente las consecuencias de resultar gravemente herida?

¿Qué pasó por su cabeza entonces? Solo defenderlo a él, claro, pero ¿tan ciegamente estaba actuando?

En cambio, todo aquello era tan caótico...

Si hubiesen estado todos los miembros de la organización, habrían podido hacer algo.
Tal vez retener a los miembros de la mafia que le atacaron, y tomarlos de rehenes.

Aunque a la mafia no le importa mucho si se asesina a su gente en el nombre del chantaje.

¿Qué había sido todo eso? Solo estaba intentando tener un día normal.

Su vida dejó de ser normal en el momento en el que decidió cambiarla.

De todas formas, ya había un daño ¿irreversible? No era grave, pero era algo traumático, un ataque.

No para ella, pero para Rusia sí.

Debían avanzar con ese asunto, ya se había vuelto un juego antes de que pasara todo ese ataque tan grave, tal vez porque creyó que esos cárteles eran igual o más "pasivos" que los de su nación.

Si no ¿por qué llevaban tanto tiempo sin hacer nada, haciendo ataques nada relevantes? O eran más meticulosos a la hora de atacar, o tuvieron suerte al atacar esta vez.

Le incomodaba de cierta forma el pensar que ahora tenía que avanzar más, era como una desesperación, un calor no asfixiante pero sí generaba cierto dolor en sus cienes.
También era como un temor de saber que estaba haciendo cosas grandes como enfrentarse a problemas de mafias, estaban en un siguiente paso, ¿cómo escalaron tan rápido a eso?

¿Cómo pasaron de ser unas reuniones de chismes a ser una organización? Ya no importaba de todas formas, ya estaba en reales problemas, y tampoco podía pedir ayuda externa, ¿a quién?

"¿Qué tengo qué hacer? ¿O qué podemos hacer? Tenemos que acabar con esto, ya en serio lo hemos pasado por alto como un asunto más, como si solo fuera una misión más de espionaje.

¡Reacciona, México! ¡Deja de hacerte wey! Eso no es un 've a la casa de ONU a ver con quién está en la cama', esto es un 'nuestras vidas corren peligro, además de nuestras naciones'.

Mis hermanos y mi preciado OL pueden estar en peligro también, mis padres también, todos los países en general, solo porque ni el lado de las potencias ni el de nosotros se ha tomado con suficiente seriedad este asunto como para tomar decisiones importantes.

O tal vez ellos las han tomado y... No, ya lo sabríamos.

¿Qué estábamos esperando? ¿Que sucediera algo que nos interesara lo suficiente como para actuar?

Pues entonces ya es el momento... Siempre lo fue, pero supongo que ahora habrá más interés en resolver esto.

Dios mío, la vida era más fácil cuando vivía en la ignorancia...
Pero más aburrida.

Aún así, ¿qué puedo hacer? ¿Tal vez ya meter a las autoridades y potencias en esto? De una forma en la que ellos ya sepan exactamente lo que pasa.

No es secreto que ellos no tienen ni idea de cómo se generó todo este complot, ellos solo saben que los cárteles estadounidenses y mexicanos han estado activos últimamente, pero ¡ni siquiera saben por qué! ¡Ni siquiera saben que se trata de una guerra entre ellos! Básicamente, mi gente está peleando con su gente...

Gente mía y gente suya está muriendo en esto probablemente... No, no probablemente, es un hecho, no tengo derecho a dudarlo después de matar a dos personas.

No me siento orgullosa de eso, pero eran medidas que tenía que tomar si quería tener la oportunidad de llamar a alguien.

Lo mejor será en serio hacerles saber a las potencias y organizaciones qué es lo que pasa, este es un asunto que no puede pasar tan desapercibido, y que no puede ser manejado adecuadamente por pocos países y una organización que apenas lleva un año de vida.

Sino, solo habrá más heridos, no quiero que haya más países lastimados, y peor será si son cercanos míos.

Si son cercanos míos..."

Fue como si sus pensamientos se quedaran callados por un momento, en blanco, no supo porqué sintió un bochorno desesperante en todo su cuerpo, tal vez del hartazgo de toda la situación, o de haber descubierto internamente algo que le afectaba.

¿Tendría que terminar?

Alguien entró por la puerta del comedor, y volvió la vista hacia el plato de fruta con un tenedor que estaba clavado.

No había avanzado en nada, tal vez en dos cuadritos de sandía, lo demás estaba intacto; no era como si tuviera unas inmensas ganas de comer.

-- ¿Cómo sigues, corazón?

España se sentó a su lado, sin estar tan cerca, solo apoyándose en la mesa y dando una rápida revisada a el plato y a México.

Contemplar sus facciones e intentar entender sin preguntarle e incomodarla qué pasaba como para que estuviera tan afligida.
Claro que hay razones, pero creyó que más que estar triste, estaría asustada o algo.

-- Mejor, supongo --ladeó la cabeza.

-- Me alegro.

Aunque no, no podía llegar a ninguna deducción.

-- ¿La... la fruta no te gustó? ¿Prefieres que pida otra cosa?

Tal vez podría pedir cualquier cosa que México quisiera, aún si en aquella cafetería no lo tenía, podría pedirlo de forma externa, pero...

-- No, pa', creo que estoy bien así.
Realmente no tengo ganas de comer.

-- Entiendo.

Quería ayudarla en serio, pero ¿cómo se preparan palabras o acciones para esas situaciones? No le agradaba saber que su pequeña tenía que atravesar por eso.

-- ¿Necesitas hablar? Lo siento, realmente no sé qué decirte --habló, mirando directo a sus ojos.

Era extraño, pero dejaría de lado su propia discordia mental por el bien de México.

-- No hay nada qué decir, tranquilo, me alegra que estés aquí.

Por su parte, con el simple hecho de saber que su padre estaba ahí, preguntándole si estaba bien o si necesitaba algo, podía sonreír levemente.

Era reconfortante de cierta forma.
Aunque cierto que no puede culparlo de no saber qué hacer.

-- Portugal está preocupada, sigue preocupada.

Amplió un poco más su sonrisa, aquella mujer que parecía ser seria y con una actitud de metal ante todos también podía ser una mujer preocupada y paranoica, y esa dualidad era adorable.

-- Yo la quiero mucho --cerró los ojos-- Pero no hay de qué preocuparse de mi parte, todo bien --aseguró.

-- Hay muchos países preocupados de hecho.

-- ¿Cómo cuales?

-- Todos tus hermanos principalmente, no han dejado de llamar.

Cierto, sus hermanos...

-- Ay, ellos, no me van a dejar dormir sola ahora.

Principalmente ellos, son los que tienen la noción de lo que ese ataque conlleva. Vaya, no tendrá oportunidad de siquiera ir a la tienda de la esquina sola porque habrá como siete países que quieran acompañarla.

"Por si acaso".

-- Tabién Usa, Canadá, China, Alemania, Polonia, Japón... Creo que el resto son solo países con curiosidad morbosa.

Un poco sorprendente que en la lista esté Alemania, pero probablemente está más por Rusia que por ella.
Aunque esperaba preocupación por parte de Usa, le gustaría saber cómo lo maneja, o cómo es que se muestra ante las personas que saben que está preocupado.

De parte de China, le parecía adorable.

-- Entiendo --pero tampoco era relevante aquello-- ¿Cómo está Rusia?

-- Él está bien, mencionaron que no hubo daño preocupante más que las cicatrices que van a quedarle --respondió.

Aunque intentó ser lo más suave con la información ya que, a palabras del ruso, podría preocuparla más, de todas formas vio como recargó su cara en sus manos, y sus codos en la mesa.

-- Chingada madre...

-- Amor, yo sé que te preocupa mucho, pero-.

-- No, pa', es que, si no hubiéramos salido, no habría pasado esto --explicó, molesta-- Fui yo la que le dijo que sería buena idea salir a caminar; si no hubiera dicho eso...

-- ¿Cómo ibas a saber que los iban a atacar? No te culpes, por favor, las víctimas nunca tienen la culpa, ¿sí?

No era así.

Ella sabía que no era así.

España también sabía que no era así, y en el fondo, aunque reconoce que habría sido mejor que se quedara en casa, "tampoco puede echarle en cara algo que México no sabía".

-- Ellos querían atacarme a mí, ¿no?

-- ¿Perdón?

-- Ellos son los mismos que cuando intentaron secuestrarme, ¿no es así? --no había forma exacta en la que pudiera decirle "lo sé todo", al menos no por ahora. Lo mejor era mostrar de alguna forma que hizo suposiciones-- Entonces están detrás de mí.

-- México-.

-- ¡Yo sé que algo pasa! No puede ser que solo quieran hacerle daño a un país específico... ¿Para qué querrían a un país como yo?

No supo qué decir.

-- Están detrás de mí, y de todas formas atacaron a Rusia.

No le gustaba mucho a todas las conexiones que llegaba su mente, pero si quería saber qué hacer entonces debía avanzar hacia todo lo que comenzaba a deducir.

-- Si ven a cualquier país conmigo ¿también van a atacarlo?
¿Sería mejor... si me alejo?

Miró a su padre, también estaba incomodado, de tener que responder esas preguntas, o de saber que esas respuestas no eran lo que la mexicana querría escuchar.

-- No podría decir que no tienes la razón...

-- Entonces ¿debo dejarlo?

Tragó saliva.

-- ¿Dejar a quién?

México miró a otro lado, sin decir palabra alguna, y sumida en el silencio, volvió a mirar a su platillo de frutas, tomando uno de los cubos.

No hacía falta explicarlo.

-- ¿Tú quieres dejarlo?

-- ¿No sería lo mejor?

-- No es lo que pienso...

-- ¿Qué es lo que piensas?

-- Bueno, si me permites decirlo --mostró una ligera sonrisa, intentando apaciguar o terminar la tensión tan errática.

México asintió, atenta.

-- Pienso que tienes algo de razón, pero también pienso que es algo que deberías decírselo directamente para que entienda, o tal vez ni siquiera sería necesario terminar tu relación --resumió.

Parecía buena idea, aunque...

-- ¿Entonces qué quedará? ¿Nos mantendremos alejados y solo nos enviaremos mensajes para hablar?

Perteneciendo a una pareja con una persona a la que ama y a la que llega a un nivel de apego grande, pudo entender cuál era el problema principal de su propuesta.

Para empezar, él era quien quería que Rusia y México no estuvieran juntos sabiendo que el europeo solo estaba ahí por una especie de apuesta que hubo entre la familia inglesa y la familia soviética.

Así que juró que el día en el que ellos terminaran, se alegraría, pero también se encargaría de que su princesa se recuperara de todo eso lo más rápido posible, tal vez estaría con ella y le compraría un sin fin de cosas; aunque también se aseguraría de que el ruso sufriera, al menos físicamente.

Entonces, ¿por qué tiene que ser él el que le aconseje si es buena idea o no?
No le parecía buena idea ahora, pero no puede negar que sus ideales anteriores intervienen con sus actuales.

Deberían terminar, ¿pero por qué le cuesta decirlo?

-- Se lo explicaré, pero no es algo que pueda mantener de esa forma --explicó, abrumada.

-- Se me hace muy injusto que existan estos problemas en tu vida --soltó, con un puchero de por medio.

-- A mí también, pero, ya sabes, a menos que consiga resolverlo de raíz y para siempre, seguirá existiendo.

-- Entonces creo que tomaste una decisión...

-- Lamentablemente s-sí.

Volteó hacia ella, era realmente injusto.
 
-- Solo quiero que sepas, mi pequeña hermosa, que voy a estar contigo en cualquier decisión que tomes --la tomó de las mejillas, viendo como sus ojos apenas comenzaban a verse transparentes.

Sí, le dolía tener que verla llorar por, a su juicio, un idiota que no valía la pena. Pero lamentablemente ese idiota que no valía la pena era el novio de su hija.

-- Gracias, pa'.

Aquel lugar parecía un laberinto, tan desesperantemente grande y blanco, un color que llegaba a ser gran molestia para sus ojos y cabeza, sentía que se mareaba al tener que observar la incesante presencia del tono en cualquier cosa que viera.

Le desesperaba, aún no entendía porqué, pero era asfixiante, generaba cierto dolor de migraña, y en cuanto volvió en sí después de tanta queja mental, se dio cuenta de que por fin sus ojos encontraban un color más tranquilizante.

Una puerta, de madera.

De cierta forma, ello no le tranquilizaba, solo hacían que se removiera inquieta, aún estando de pie.

Estuvo algunos segundos así, donde parecía escuchar el sonido de agujas repiqueteando a su alrededor, pasos tras ella, tan constantes, el movimiento de ruedas de camillas; pero, aún así, tenía el continuo pensamiento de que todo estaba inundado en silencio.

Y el silencio le desesperaba.

Así que, harta del ruido blanco, tomó la perilla y la abrió lo más cuidadosa posible, pensando -o más bien deseando- que quien estuviera adentro estaría dormido, y que tal vez tendría una oportunidad de escapar.

Pero no fue así.

-- Rusia... --sus ojos se encontraron, parecía adormilado, y algo aturdido-- ¿Estás bien?

Él sonrió, habían pasado horas desde que no había visto a la mujer.

-- Estaba bien, pero creo que ahora que llegaste estoy mejor --soltó, provocando un sonrojo algo notorio pero quizás irrelevante en México.

Sonrió, cerrando la puerta para caminar hacia el ruso y poder estar a su lado.

-- Pero sí, estoy bien.

-- ¿No... no perforó nada interno?

Era su principal preocupación, algo tan latente desde el momento en el que descubrió esas cortadas, no pudo dejar de pensar en ello desde que tuvo la grotesca imagen frente a ella, tan sangrienta y bizarra.

Rusia solo negó.

-- No, solo fue daño superficial, tranquila.

Curveó un poco sus labios en una mueca de felicidad, no opacada por el tenue dolor que inundaba todo su abdomen.
Levantó con un poco de esfuerzo su mano, y terminó por acariciar la mejilla derecha, verde.

México se sintió cálida en ese momento, dejó a su mejilla recargarse, cerrando los ojos.
Amaba sentir todo eso y amaba poder confiar tan profundamente en alguien.
Pero el sentimiento horrido de estarse engañando, sabiendo cuál era la principal razón por la que estaba en aquel cuarto, la inundó, por lo que tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no hacer notorio su disgusto.

Vaya, ¿eso sentía la Urss quizá? Cuando en lugar de despedirse adecuadamente provocó una pelea para que no se sintiera mal al morir, o más bien para no tener que dar explicaciones.

¿Por ello prefirió generar un descontento con tal de no tener que ver a la mexicana a los ojos y decirle que tal vez era un adiós para siempre?
De cierta forma, lo disculpa, ahora comprende lo difícil que es tener que decirle adiós a alguien.

Aunque, claro, no puede hacer lo mismo, porque la idea de que Rusia pueda sentirse igual de devastado como lo estuvo ella alguna vez le hacen negar.

-- ¿Comiste algo? --se animó a preguntar.

Rusia bufó.

-- Solo un plato de arroz asqueroso con una gelatina que tenía de gelatina lo que yo de ucraniano.

Consiguió soltar una pequeña risa, no esperaba un comentario tan burdo de parte de él.

-- ¿Tanto así?

-- Llamarla gelatina solo sería un insulto para las demás gelatinas --puntualizó, cruzando los brazos.

-- ¿De qué sabor era? --preguntó en un intento de indagar más.

-- ¿Tenía que tener sabor? --sacó la lengua-- Meh, le doy un cero de diez.

-- Tampoco critiques así, todavía de que te dan de comer.

-- ¡Soy Rusia! --se removió entre la sábana-- La representación de un país, esperaba como mínimo un pollo rostizado en una bandeja de plata con un vino.

-- ¿Comer pollo con vino? --arqueó una ceja, aferrándose inconscientemente a la calilla-- Eso suena muy raro.

Rusia asintió, sí, en realidad era raro, nunca lo había comido y lo había soltado solo como ejemplo de lo que en su caso merecía de alimentación.

-- Estoy seguro de que tu gelatina sabe mejor que lo que dan aquí --sonrió.

-- Cualquier gelatina puede saber bien porque sabes que aquí la hacen con prisa --levantó su brazo, aquello parecía ser obvio para ella.

-- Sí, pero tu gelatina sería mejor porque la prepararías tú.

¿Por qué todo lo que decía el ruso parecía ser un recordatorio de su desesperación?
Solo guardó silencio.

-- No recuerdo que alguien de mi familia preparara eso alguna vez.

-- Pues... Deberías intentar prepararla tú.

-- Tal vez luego --dio por terminada aquella conversación-- ¿Cómo estás tú? Escuché muchos disparos.

-- No me preguntes cómo estoy, eres tú el que está en una camilla de hospital --respondió con ironía, apuntando a quien realmente estaba en una situación desagradable.

Rusia entrecerró los ojos.

-- No es para que te rías de mi situación --parpadeó varias veces, como incriminándola con la mirada-- ¿Cómo logramos salir de ahí?

Aquello... No podía responderlo con la verdad.

-- No... no sé, ellos solo se fueron después de esos disparos fallidos... --tembló, tal vez aquella entrecortada respuesta podría ser sospechosa para Rusia.

Pero al parecer no le interesaba, al menos no específicamente eso.

-- ¿Segura que no te hicieron daño alguno?

--Tranquilo, estoy bien --restó relevancia a ello-- Me preocupaba más lo que te hicieran a ti.

Sabe que él es más vulnerable, por más gracioso que pueda parecer, nadie se prepara para ese tipo de ataques, a menos que desgraciadamente sepas con anticipación que va a pasar.

-- Me sigue preocupando lo que pueden hacerle a cualquiera que vean conmigo.

El ruso la miró, confundido.

-- ¿Cualquiera que vean contigo...?

Tal vez era momento de ser honesta.

-- Están atacando por mí, y si alguna vez me intentaron secuestrar, y ahora te atacaron a ti, ¿por qué no lo harían más adelante?

Aquella lluvia de palabras fueron demasiado frías para la espalda de Rusia, que solo emitió un escalofrío, bajando por toda su espina dorsal, hasta procesar por completo esas frases, y aún así, sin terminar de comprenderlas.

-- Amor... Pero no puedes estar sola, eres más vulnerable así... No puedo dejarte sola.

Para él parecía obvio aquello, no podía descuidarla, porque eso solo sería darle ventaja a lo que sea que se estén enfrentando.

-- Pero así van a volver a lastimarte --se quejó, comenzando a desesperarse-- ¡Imagínate si me ven con mi padre! También van a intentar hacerle daño.

Solo había sido un ejemplo dicho por ella, y así como iniciaría su incordia de monólogo, Rusia solo guardó silencio ante la expresión de fastidio de su pareja.

-- En nada le conviene estar conmigo, porque- ¡puede que los lastimen! --exclamó, exasperada-- Soy consciente de lo que implica esto, no puedo ser egoísta y forzar a que se queden conmigo sabiendo que les puede pasar algo.

¿Cómo podría hacer que todo eso quedara claro sin herirlo? O sin herirse a sí misma.
No sabía, ¿qué pasaría después?

-- Para empezar, solo estaría perjudicando a las personas que están a mi alrededor, porque sería como si yo misma quisiese que se quedaran para que sean atacados --justificó, aquello parecía ser un ideal "irracional" que había desarrollado y que probablemente adopto como la verdad absoluta y como una motivación para desesperarse aún más.

Parecía haber desarrollado una paranoia, al menos eso a ojos del ruso.
Porque realmente no podía/quería pensar en otra cosa, al menos no negativa.

-- Y no quiero que se cree un resentimiento u odio por algo que puedo evitar fácilmente.
¿Crees que alguien quiera estar conmigo sabiendo lo que conlleva?

De tan solo penar en todos los países que podrían evitar cruzarse con ella y mirarla con cierto ápice de desagrado y desaprobación temblaba.

No quería estar en esa desagradable situación de estar -para mal- en la mira y boca de todos, que todos los murmullos que haya sean circulando acerca de tus desgracias y comportamientos.

La exclusión que se puede sentir solo por creer que de cierta forma se exponen a un riesgo al estar con ella.
Sería doloroso, ver como personas que normalmente hablarían con ella solo se apartan ante el habla y el tacto de la mexicana.

Solo por la constante histeria colectiva.
Pero lo entiende, es normal que ellos mismos busquen su bienestar, aún si ello implica alejarse de alguien.

Aunque eso no implica que no se sienta mal, sigue sintiendo pesar de solo imaginar la situación que estará por vivir, unas pequeñas lágrimas se deslizaron a través de sus cachetes después de realizarse en un escenario deprimente.

Tantos ojos sobre ella, señalándola como si fuera la culpable de lo que le pasa.

-- No lo entiendo...

Salió de su trance, viendo los ojos de Rusia, que vagaban perdidos por la habitación.

-- Sé que quieres decir que es mejor dejarte sola, pero... ¿De dónde nació esa idea?

-- B-bueno-.

-- No me agrada que pienses eso, no quiero dejarte sola, no quiero que te pase nada en esencia --la miró a los ojos-- ¿Lo dices porque... aún dudas que mis sentimientos sean reales?

La mujer quiso negar, pero antes de siquiera hacerlo, Rusia continuó hablando.

-- México, créeme que los sentimientos más reales que he tenido han salido cuando estoy a tu lado, yo de verdad te amo, y no pienso dejarte ir solo porque temes que me pase algo.

Desesperado, la tomó de la mano.
Quería que aquella country entendiera que estaba a su total disposición, él realmente estaba a sus pies como para que pusiera ese escenario hipotético tan desagradable.

-- ¡Te juro que no me va a pasar nada! --exclamó-- Tendremos aún más cuidado, probablemente tengamos más restricciones, pero te juro que todo va a estar bien, y este asunto va a resolverse...

De todas formas, México rompió en un llanto más abundante, más notorio, y más asfixiante para Rusia.
No quería verla llorar, aún sin comprender del todo porqué lloraba, no quería tener que ser la razón por la que México sufriera.

-- P-pero no quiero que te pase nada, eres en serio muy importante para mí y n-no sé qué haría-a si te pasa algo aún más grave que esto --murmulló entre gimoteos provocados por el llanto, que le impedía tanto expresarse y hablar como le gustaría.

¿Por qué tuvo que dejarse ver tan vulnerable? Siempre disfrutó mucho todo lo que vivía con el ruso, que ni siquiera pensó en el qué haría después de que terminaran, en dado caso de que alguno de los dos dejara de sentir interés.

O en el caso en el que se vieran forzados a terminar...

-- Rusia...
Y-yo creo que...

Cerró los ojos, y tragó su saliva.
Aquello era aún más difícil de expresar que el simple acto de apretar un gatillo y dejar salir una bala.

-- ¿E-estás bien?

Comenzaba a preocuparse de la actitud tan anormal de su pareja, ¿qué estaba intentando decirle? No lo sabía, o más bien no quería pensarlo como posibilidad.

-- Que deberíamos terminar...

Sintió como si todo su sistema se quedara en un estado de estancamiento, dejó de procesar las cosas porque no había nada más qué procesar.
Se quedó sumido en un silencio abismal, que a cada segundo lo consumía más, como si tratara de devorarlo para llevarlo a las profundidades de una oscuridad infernal.

¿Ella estaba hablando en serio?

Ni siquiera se podían ver a los ojos, porque estaban tan aturdidos...

-- Perdón, no puedo estar aquí.

Salió corriendo, soltando la mano que en su momento le dio fuerza para decir todo aquello que le causaba temor.

Rusia solo se quedó viendo a la puerta, atónito.
¿En serio estaban terminando?
¿Acababa de ver cómo el amor de su vida se esfumaba al cruzar por una puerta?

No sabía cómo sentirse.

Hola hoy traigo ganas de deprimirme

/llora

Uno pq la parejita terminó

(Alguien dijo que si la parejita terminaba, iba a necesitar terapia...
/sacar cartera)

Y otra porque de pronto siento que todo me sale mal, aaaaah

¿Está bien el cap? Tuve un bloqueo durante mucho tiempo, perdón qq

Pero x, a escribir para olvidarme de todas las weas que me persiguen

Quiero hacer un cap 14.2, pero que trate de algún otro latinoamericano o de alguna potencia
(No de Rusia, ni de México u OL)
¿Sugerencias?

Y creo que es todo lo que debo decir...

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¡Tengan lindo día!

4189 palabras.

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