Capítulo 11.3
Desde su lugar, sentado, observando todo con su mirada; podía sentirlo, algo estaba mal.
Pero no en el sentido negativo, sino de que había algo fuera de lo normal, tenía la sensación de que algo se le estaba escapando.
Rusia terminó por rendirse, no encontraba aquello que lo dejaba en duda, era momento de dejarlo de lado y concentrarse en cualquier otra cosa para olvidarse del supuesto problema, no podía seguir así el resto del día.
"Hola, Rusia".
Aunque no mostró expresión alguna, le sorprendió y hasta asustó que un número desconocido le hubiese mandado mensaje.
"¿Quién eres?".
"Soy Japón".
Frunció el ceño, aún más confundido.
"¿Cómo conseguiste mi número?".
"Le pedí a Bielo que me lo pasara".
Rechistó molesto, salió de aquel chat para entrar al de su hermana.
"¿Por qué le diste mi número a Japón?".
"Me dijo que necesitaba decirte algo importante".
Terminó por rodar los ojos, no le gustaba que con tan solo esa frase, Bielo pudiera darle su número a cualquiera.
Pero dejando eso de lado, sintió curiosidad al recordar que quien le hablaba era Japón.
¿Qué querría decirle ella a él?
"¿Necesitas algo?"
"Sí, o, bueno, no necesito algo, pero es que... ay T^T".
"¿Qué pasó?".
"Ah, bueno... Lo que pasa es que he estado conviviendo con China, pero el se ha sentido muy deprimido".
Separó por algunos milímetros ambos labios, no entendía bien qué conexión podría tener con él, pero tenía una idea.
Tal vez, como son "amigos", le pida hablar con él o pasar el rato para hacerlo sentir bien.
Aunque era la persona menos indicada para consolar a alguien de esa forma.
"Finalmente entendí que lo que pasaba era que se sentía solo porque nunca había tenido pareja, o algo así".
-- Oh-oh --no pudo evitar soltarlo, aunque fuese en voz baja.
Espera que todo lo que deduce sea erróneo, pero por momentos parace ser la única razón lógica por la que Japón se lo contaría a él.
"¿Y yo cómo entro ahí?".
"Bueno, le dije que sería buena idea que intentara acercarse a alguien".
"No le veo el problema".
"Le dije específicamente que lo intentara con México, ¡perdón! T~T".
"¿Qué?".
"¡De verdad perdón! No recordaba que ustedes dos salían y pensé que México era buena candidata...".
"Oh, ¿y eso hace cuanto fue?".
Era una pregunta algo tonta, sí, pero quería asegurarse.
Seguía sin comprender el problema, al menos no del todo.
"Eh... ¿Hace tres días?".
-- Uh, al menos no es lo que creí de que China está enamorado de mí y Japón intentaba hacérmelo saber para que China tuviera una oportunidad --murmuró resoplando, aliviado.
Aunque, después de eso, claramente le vino otra duda, o más bien comprendió del todo lo que la japonesa quería decir.
"¿Que China está haciendo qué?".
"Intenté decirle desde que nos topamos en ese lugar cuando llovía que tú y ella eran pareja y según yo lo había entendido, pero ahora de todas formas se fue con ella desde que terminó la junta".
"Entonces, ¿eso quiere decir que, hace tres días, cuando ellos dos estában hablando, era porque probablemente China estaba intentando algo con ella?".
"Sí... De verdad perdón, solo creí que era mejor hacértelo saber, ¡en ningún momento apoyaría eso de que China salga con alguien que tiene pareja! Espero puedas comprender...".
Ahora entiende porqué algo estaba diferente; ni China ni México están en sus lugares, y que ambos, específicamente ellos dos no estén, lo hacen enfurecer.
¡Se había burlado de él en su cara! ¿Por eso se veía nerviosa y parecía ocultarle algo? Seguramente ella también estaba interesada en ese oriental y por eso no dijo nada.
Justo lo que jamás aceptaría, si simplemente esa chica no le quería, solo era de decirle eso enfrente, no había necesidad de recurrir a prácticas tan denigrantes para él.
Sin notarlo, ya está saliendo de aquella sala, mirando hacia todos lados sin hacer movimientos bruscos, buscando donde por momentos creía que podrían estar.
Por suerte, logró afinar su oído y escuchar al menos dos voces.
No importó que estuviera irrumpiendo aquella charla, poco le interesó, más cuando supo que en realidad ni siquiera lo notaron.
Estaban ambos, recargados en el barandal de concreto que había en algunos de los ventanales amplios del edificio.
Hablando de quién sabe qué.
-- Мексика?
México y China finalmente voltean hacia él, parecen asustados por un pequeño momento.
-- ¿Rusia? ¿Qué pasa? --México camina umos pasos frente a él, levantando un poco la mirada.
-- ¿Qué hacen ambos aquí?
-- Ah, pues platicando antes de que me vaya.
-- ¿Hay necesidad de apartarse tanto?
-- Bueno, pensamos que este era un buen lugar para hablar.
-- E-ey, eh, creo que-
-- ¿Y de qué hablaban?
-- S-supongo que es algo de lo que no puedo decir --alzó los hombros, nerviosa.
El lugar se queda en silencio, con Rusia intentando interceptar la mirada tanto de la latina como del asiático.
-- Espera, ¿por qué tengo que darte explicaciones? --pregunta, tomando una postura defensiva.
-- Tengo derecho a saber esas respuestas.
-- Creo que es momento de que me vaya --China habla, después de sus vagos tartamudeos e intentos por ser participe de la conversación-- Una disculpa por causar problemas --pide, y camina por el largo pasillo, hasta perderse de vista.
Es cuando se marcha que se ven a los ojos, ambos enojados.
Aunque la expresión es fugas, niega levemente, ¿por qué se alteró así?
Pero igual, tiene derecho a saber lo que preguntó, ¿no? Es su pareja, y si no hubiese problema de por medio, México no dudaría en responderle.
-- ¿Estarás ocupada hoy? --suelta, tratando de olvidar aquella extraña escena que hizo.
México le mira extrañada.
-- Eh, sí, voy a salir a... caminar con... China.
Se ve nerviosa con tan solo mencionar su nombre, ¿qué oculta? ¿Qué ocultan? Se pregunta, no puede evitar pensar mal de ambos, aún cuando no hubiese pistas, había las suficientes para que el desconfiara.
-- Hum, bueno, supongo que tendrás que cancelar esa salida.
No fue pregunta o proposición, fue un mandamiento, lo soltó como si fuera un hecho, cosa que confundió a la mexicana.
-- ¿Cómo?
-- Sí, pienso que es buena idea salir hoy --propone, puede sentir como las palabras salen por sí solas, pero tampoco hace un esfuerzo por retenerlas.
-- Wey, pero ya te dije que tengo planes.
-- ¿Hay algo importante que tengas que hacer con él?
-- Pues... no.
Al parecer se rindió ante su insistencia.
-- Ah, está bien, salgamos --centra sus pupilas a la planta adornando de lado izquierdo.
-- ¡Perfecto! Podemos irnos ahora --toma de la mano izquierda a México. No la jala con fuerza, pero es la suficiente para desconcertarla.
-- ¿Qué? ¡Espera! ¿No estás ocupado con... lo que sea que hagas después de las juntas? --hace una pausa abrupta, procesando bien sus palabras.
-- No, no me necesitan --insiste, haciendo que México ceda ante su jaloneo.
-- ¿Y a dónde se supone que vamos?
-- No lo sé, ¿a dónde quieres ir?
Intenta no arrastrar sus palabras, para no dejar un rastro de odio y celos, además de sospecha y desconfianza.
¿Cómo va a confiar en ambos? Japón acaba de decirle que China intenta salir con México, y luego los ve juntos, ¡era un insulto!
Sí, estaba celoso, ¿y qué? Es normal cuando sabes que tu novia convive con alguien que intenta ligarla, y más ver que a ella parece no importarle.
-- ¿Por qué piensas que es buena idea salir, pero luego nomás no sabes a donde ir? --logra safarce del agarre, aún así, le sigue el paso.
-- Porque es mejor idea que tú decidas el lugar.
-- ¿Y ni tiempo a arreglarme tengo o algo?
-- Te ves bien así --soltó.
-- ¿Hay mucha prisa por irnos? Son la una de la tarde.
-- Nunca es tarde para salir a pasear.
"No mames, me voy a quemar y mi blanco va pasar a ser auténtica piel mexicana" pensó.
Estaba confundida de todo ese comportamiento tan raro por parte del ruso.
-- Por cierto, ¿todo bien? Pareces enojado.
-- Estoy bien.
Aún seguían en una planta algo alta, y por lo que veía, Rusia tenía planes de bajar por las escaleras.
-- Oye, ¿no tienes calor? --preguntó, encontrando una forma en la que podría divertirse.
-- ¿Eh? Un poco, supongo.
-- Y ¿por qué vergas tienen puesto tu gorrito? --intentó tocar una de las orejitas que colgaban a los lados, pero el ruso se hizo a un lado.
-- No toques mi ushanka.
-- ¿Por qué no?
-- Solo no lo hagas, es molesto.
-- Ya he visto tu cabello, si es lo que te incomoda.
Después de que no respondiera, soltó una risa silenciosa.
Alargó su mano derecha y robó la ushanka. Rusia se dio cuenta, y se volteó, molestó.
-- ¡Devuélvemela!
-- ¡Nop!
Se alejó, poniendo su mano tras su espalda.
-- ¿En serio vamos a pelear por esto? --preguntó. Trató de hacee que su tono no fuera molesto.
-- Es de lo poco a lo que le puedo sacar diversión --se encogió de hombros-- Además, es divertido verte moles- no mames.
-- No es divertido.
-- No mames.
-- Ahora dame mi ushanka.
-- ¡No mames!
Confundido, se detuvo;-- ¿Qué pasó?
-- ¿Te digo algo y no te enojas? --sonrió, nerviosa.
-- ¿Eh?
"¿Qué mierdas hizo?".
-- E-es que… tu ushanka…
-- Mi ushanka… --parpadeó un par de veces-- ¿Dónde está?
-- Uh… ¡Te la doy abajo! Y el que llegue primero decide el lugar al que iremos --exclamó, nerviosa.
Rusia frunció el ceño.
-- No necesito tratos extraños, solo quiero mi gorro.
-- ¡Ya dije! Te la doy abajo.
Rodó los ojos, y terminó por mirarla directamente;-- Está bien, pero solo hay un camino.
México rió.
-- Se ve que no tienes imaginación.
-- Entonces yo iré por la puerta ---cruzó los brazos, no había forma -a su juicio- de que la chica encontrara otro camino.
-- Está bien --ambos se prepararon-- Una…dos…¡tres!
Rusia salió corriendo, se sentía extraño y estúpido por aceptar una "apuesta" así, tanto por tener que hacerla como también contra la persona que competía.
Si ganaba, ¿sería un aprovechado por tener ventaja?
¿A dónde irían si él ganaba?
Se detuvo al llegar al tercer piso, recargado en el pilar blanco de una de las puertas.
No estaba en tan buena condición física como para bajar corriendo ocho pisos.
-- Debería hacer más ejercicio --soltó, jadeando.
Cerró los ojos, debía correr, no estar ahí parado.
-- Ni aguantas bajar ocho pisos, no vales madre.
Volteó, y rápidamente se exaltó, pegó un leve brinco, y recuperando su postura recta.
-- ¡¿Q-qué mierda?! --gritó.
México le sonrió, movió la mano, y siguió bajando, ignorando el pánico del ruso.
Este, de todas formas, y asustado, siguió corriendo porque nada le aseguraba que ella podría caer o hacerse daño.
Estaba realmente agotado por poner mucjo esfuerzo, y porque casi nunca se ejercitaba, terminó bajanado lo que le quedaba.
Encontró a la chica, relajada y recargada en una pared.
Como si no acabase de bajar quién sabe cuántos pisos, bajándolos por fuera.
-- ¡¿Q-qué fue eso?! ¡E-estabas…!
-- Te dije que no tenías imaginación --sonrió, engreída-- Toma.
Agarró, algo tembloroso y desconfiado, la prenda, para colocarla en su cabeza.
-- Ah, eh, gracias.
¿Estás bien? ¿No te pasó nada?
Ella se estiró;-- Nah, estoy bien.
-- Eh, bueno --rascó su mejilla-- ¿A dónde quieres ir?
México entrecerró los ojos.
-- Hm, hay un parque cerca de la plaza en la que estuvimos el otro día, sería buena idea ir a ese.
Rusia frunció el ceño, extrañado.
-- ¿En serio? ¿Habiendo más lugares y mejores?
-- Uh, pues, señor, entonces vayamos a un pinche restaurante donde sirvan langosta en bandeja de plata con un vino de doscientos dólares-.
-- Ya entendí, ya entendí, entonces vayamos al parque --interrumpió de inmediato, tampoco quería hacerse el millonario.
-- Eh, ¿estás segura de que aquí quieres estar?
Había muchas personas para su gusto, aunque en una vista objetiva fueran pocas.
Además de estar algo lejos de ellos, simplemente no le gustaba ese lugar.
-- Bastante segura.
Rodó los ojos ante la desición de su pareja.
-- Bueno, ¿y si nos sentamos y... hablamos?
-- Me parece bien.
Caminaron, hasta llegar a una banca, blanca, de concreto, a un lado del césped.
--Oye, como sé que no tienes nada de qué hablar, ¿qué pedo con la serpiente de Kaza? ¿Todavía la tiene?
Soltó aire, recordando a aquel animal;-- Sí, no nos hizo caso
-- Bueno, a ver qué día dejan que Brasil la vea.
-- ¿Eh? --se desconcertó un poco ante la sentencia.
-- Le comenté que tenían una serpiente, y se emocionó --subió ambos hombros.
-- Hum, pues ahí está siempre.
--Seh.
¿Cómo van las cosas con Polonia y Alemania?
Recargó su mejilla en su palma.
-- Supongo que bien, no he hablado con ninguno de ellos porque, al parecer, se están preparando para que el niño, o niña, esté bien.
-- A mí me gustaría poder acercarme a Polonia y hablarle --recargó su brazo izquierdo en el hombro de Rusia-- O sea, no es que sea chismosa, o, bueno, sí, pero ¡es justificado! Obvio a todos nos emociona eso de su embarazo --cruzó ambas piernas-- ONU le ha dado restricciones, ¿no? Tengo entendido que no la deja asistir a las juntas porque es extremadamente rara su condición, y pues me gustaría preguntarle cómo está y todo, tengo mucha curiosidad respecto a eso.
"Mierda, no me gusta esto, ¿por qué estoy tan enojado?".
Y ¿por qué le disgustaba saber que no tenía tanto control sobre ella?
Como para poder meterla en una botella de vidrio, con un corcho, y tenerla dentro de su mochila todo el tiempo.
Tiene miedo, no de algo relevante en realidad, más bien le asfixia no entender lo que pasa.
O, más bien, le asfixia saber probablemente lo que le pasa y no querer admitirlo.
Porque significaría que... ¿perdió? ¿Pero qué perdió?
¿Perdió ante su propia promesa de "jugar" con ella? Su objetivo no era lastimarla, claro, pero sabía que eran una de las cosas que podía lograr.
¿Por qué le avergonzaba el siquiera pensar en las posibilidades?
No podía ni siquiera formularlas en su cabeza, porque irrumpía su propio pensar para no admitirlo.
No era simple rabia lo que sintió al verla con China, o al saber que España sospechó que Jamaica y ella salieran; lo sabía.
Tampoco salía con ella porque no hubiese algo mejor, aún habían asuntos qué resolver y probablemente recibiría un regaño de ONU por faltar a su reunión por la tarde.
Comenzaba a ser tranquilizante saber que ahora podía convivir y salir con alguien sin verse patético.
Antes solo contaba con él mismo, había quienes convivían y hablaban con él, claro, pero tener a alguien cerca que lo tratara diferente, sin formalidades, era interesante.
Pero, ahora que entendía lo que sentía, ¿qué debía hacer?
¿Qué iban a decir sus hermanos, y Alemania, y el resto de países?
¿Cómo iban a reaccionar cuando supieran que, en ese juego de enamorarse, había perdido?
No era su culpa, nunca había recibido ese trato.
Pero ahora tenía a una chica que era agradable, que había roto todo lo malo que pensaba de los latinos, y de ella misma.
¿Qué pasó por su mente cuando los llamó inútiles?
Como fuese, lo entiende, no son inútiles, y pensarlo alguna vez fue un error.
¿Cuántas risas habría en su casa cuando se enteraran de lo que sentía?
Tal vez Ucrania se burle de él por ser tan idiota, al igual que Kaza.
Bielorrusia estamparía su palma en su frente mientras niega, Letonia, Lituania y Estonia se burlarían de él.
¿Alemania? Alemania lo vería con una expresión seria, para después sonreír y decir un "estás jodido".
Uk, Usa y Francia estallarían a carcajadas.
España y Portugal no le creerían.
¿Por qué no puede solo preocuparse por lo que México sienta y no por lo que los demás opinen?
Porque, a fin de cuentas, son personas que también forman parte de la vida de México.
-- ¿Estás escuchándome?
Despertó de su trance al escuchar el tono molesto de la chica.
-- E-eh...
-- No mames Rusia, llevo todo el rato hablando como puñetas --su expresión facial era molesta.
Se veía bastante enfadada.
-- Lo siento, me distraje pensando --se disculpó, algo apenado de ser descubierto.
-- Parece que ando hablando con los arbustos, no mames.
-- De verdad, perdón.
Era un momento bastante bochornoso, y se sentía apenado, pero, de todas formas, no debería sentirse tan mal, ¿no? Un error como esos lo comete cualquiere.
De reojo, se alarmó, también México, amnos se estremecieron, al ver como los arbustos se removían.
Tal vez fue un perro, o un gato, o una ardilla, debía ser algo leve.
-- Sabes, Rusia, ¿por qué no nos movemos de banca? --sugirió México.
Rusia dedujo que a lo mejor y la chica no quería ser asustada por una estupidez como un animal.
-- Está bien, supongo.
Se puso de pie, caminó hasta aquella banca del mismo color y material que la anterior.
Estaba algo lejos, y seguía estando apartada de las demás personas, estaba bien.
Se dio la vuelta, esperando a que la chica estuviera a un lado suyo, pero no, ella seguía en el mismo lugar, viendo entre los arbustos.
Se sorprendió, porque parecía hablar con alguien, lo sabía, sus labios se movían, formulando palabras. Parecía nerviosa, ¿qué oculta? ¿Oculta más cosas?
-- ¿Con quién hablabas? --preguntó en cuanto México llegó frente a él.
Ella frunció el ceño.
-- ¿Qué pedo? Con nadie, no mames, son arbustos.
"¿Cómo supo que me refería a los arbustos?" Se preguntó, y ello lo molestó.
-- Disculpa, pero vi claramente que hablabas --cruzó ambos brazos-- ¿Con quién hablabas?
-- Pues veías mal, yo no estaba hablando con nadie.
-- Odio que me mientan, México, y más que lo hagan cuando la verdad es obvia --soltó, teniendo un leve tic en el ojo.
-- Supongo que todo el mundo, Rusia --obvió, enojada.-- Así que, ¿realmente crees que te miento?
Parecía ser un día de tormenta, no porque el clima lo fuese, sino porque sus emociones estaban al límite, no entendía nada de lo que hacía, realmente era un día extraño desde el inicio de la junta por la mañana, pero aún así lo hacía porque creía que era lo correcto.
¿Por qué parece que todo lo que hace México, intenta que pase desapercibido?
-- ¡Realmente parece que ocultas cosas todo el tiempo! --exclamó, mostrando al fin lo que guardó toda esa tarde.
El viento agitó levemente los arbustos, las hojas de los árboles.
Todo, en la paz que podría haber con ese clima, pero no, en su lugar estaban discutiendo.
-- ¿Qué hablas con China? ¿Qué haces por las tardes? ¿Qué haces que siempre estás ocupada? ¿Por qué estabas hablando con los arbustos?
México miró hacia abajo, una parte de su flequillo derecho cayó hasta cubrir sus ojos.
-- ¡¿Y desde cuándo te importa lo que yo haga en esta relación?!
Gritó exaltada, su cara estaba tenuemente enrojecida y, por alguna razón, podía ver pequeñas gotitas en la esquina del ojo izquierdo; el derecho no era visible.
Entre abrió los labios, sorprendido.
-- ¿A qué te refieres?
Tragó saliva.
-- A-a nada.
Dio la vuelta, comenzaba a marcharse.
Cayó en la cuenta de lo idiota que había sido al reaccionar así, dio algunas zancadas para volver a tomar su brazo.
Ella, que solo iba a hacer un esfuerzo por soltarse, no tuvo tiempo de reaccionar o hacer algo, fue rápidamente envuelta en los brazos de Rusia.
No correspondió, se quedó helada tal vez por unos segundos.
¿Cómo escalaron hasta llegar a eso? ¿Qué estaba pasando?
-- ¿Estás bien?
"Yo solo quería respuestas acerca de los cárteles estadounidenses" pensó con ironía.
-- Sí, lo estoy.
-- ¿Por qué lloraste?
Hizo un intento por soltarse, tal vez creyendo que Rusia le entendería.
Más bien no, optó por apretar solo un poco más; mantuvo esa posición de abrazo, un rato, bajando la mirada.
-- ¿Ya me puedes soltar? Me estoy ahogando...
-- Oh, sí, perdón...
Se veía más calmada, tenía un poco desordenado el pelo por la leve lucha que tuvo para soltarse y en la que, al final, perdió.
-- ¿Por qué lloraste? --volvió a preguntar.
-- Ni yo sé... Aunque, bueno, tampoco es agradable que a alguien le estén chingue y chingue con algo --explicó, entre pequeñas risas.
Ladeó la cabeza, comprendiendo.
-- Oye... ¿Por qué te veías enojado?
"Ah, ahora tengo que explicarlo".
-- Eh, comprenderás que no es precisamente bonito ver que tu novia convive con otra persona, y más si se alejan de todos.
-- ¿Insinuas que crees que te estaba engañando?
Soltó un suspiro, tendría que ser honesto.
-- Hablé con Japón al final de la junta, y me dijo que China había estado acercándose a tí con intenciones románticas.
-- A-ah, eso.
-- Sí, y comprenderás que pensé lo peor.
Por eso, quería saber, ¿de qué hablaban?
-- Es que, chingada madre, no quiero ser una chismosa --rascó su mejilla-- Pero nomás te digo que no, no te soy infiel, si es lo que te preocupaba.
-- Entiendo.
Volvieron a quedarse callados, sentados en la banca de metal pintada de blanco.
-- Aunque, ya que hablamos de Japón, eh..
En una de las pláticas que tuve con China.
-- ¿Sí?
-- Tú, ¿tuviste algún interés por otra country antes?
Se quedó helado, aún con su mirada hacia el frente, como si no le importara esa pregunta.
Pero a la vez, pensaba en una buena respuesta.
-- Pues, sí.
-- ¿Y cómo hiciste para olvidarla tan rápido?
-- ¿Por qué supones que fue reciente?
-- No sé.
-- Bueno, pues, terminas aceptando que no está a tu alcance, o algo así.
-- ¿Y ya no te gusta?
Entrecerró los ojos.
-- ¿Por qué iniciaría una relación con alguien, si me atrae alguien más?
México también los entrecerró.
-- ¿Crees que somos pendejos? --murmuró.
-- ¿Mm?
-- Nada --negó.
-- Y tú, ¿por qué preguntaste eso de "desde cuando me importa lo que hagas"?
-- ¿No podemos dejar de preguntarnos cosas y descansar? --recargó su cabeza en el brazo izquierdo de Rusia.
-- Haha, supongo que es mejor.
Volvieron a guardar sus palabras.
Aun con los ojos cerrados, y sin mueca, habló.
-- A China le gusta Japón.
-- ¿Eh?
-- Y cuando China le dijo que quería tener pareja, Japón pensó que se refería a cualquier otra country.
Por eso se me acercó, pero después me dijo eso, y el tiempo en el que hablamos lo usamos para planear cómo puede acercarse a ella.
-- Oh, ya veo.
-- Como dije, no es muy ético que te lo diga, pero supongo que es mejor a tener que inventar y "ocultar" cosas.
Japón fue la chica que por mucho tiempo idealizó, y que soñó no de forma grotesca, simo de forma sincera.
Pero ahora no siente nada aún sabiendo eso.
Se enojó más cuando supuso ese engaño.
-- ¿Quieres un helado? --preguntó, suponiendo que sería buena idea después de tanto drama.
-- Sí, un helado está bien --abrió los ojos, volvió a ponerse recta-- Entonces, ¿puedo concluir que estabas celoso?
Entrecerró los ojos.
-- ¿Nunca has estado celosa?
-- Algunas veces.
-- Entonces sí.
-- Es raro.
-- ¿Podemos acordar decirlo cuando nos sintamos así?
Miró directo a sus ojos;-- ¿Cómo?
Rusia guardó silencio.
-- Ah, ya entendí --rascó su mejilla-- Sí, estaría bien ser más directos.
Llegó a la entrada de su casa, algo agotada por ese día tan extraño.
Iba a abrir la puerta con la llave que había en su mano derecha, mientras que con la otra sostenía un helado de chocolate que le compró Rusia.
Sin embargo, vio que no era necesario, alguien más entró.
Va a matar a cualquiera que esté ahí.
-- ¡¿Qué chingados les dije sobre entrar a mi casa?! --entró de golpe, enfadada.
Cuando llegó a la sala, paró de golpe.
Sí, eran uno de ellos el que estaba, pero...
-- ¿Te divertiste en tu cita con Rusia? --preguntó OL, sentado en su sillón, y con una sonrisa que no borraba su expresión molesta.
Tragó saliva en seco.
-- N-no estaba con Rusia-.
-- ¿Con quién te vieron tus cárteles entonces?
Miró enojada a Templarios, que estaba sentado en una silla, abrazando una almohada.
-- Perdón, solo me preguntó si sabía dónde estaba usted, y le dije "sí, está con Rusia en un parque" --escondió su cara en la almohada al no querer la filosa mirada de su nación-- No sabía que se lo tomaría mal.
-- Chingada madre.
-- ¡Faltaste a la reunión de hoy! No avisaste, y te la pasaste de puta madre con ese pendejo --se puso de pie, y llegó hasta ella.
-- Puedo explicarlo --sonrió nerviosa.
-- Hm, Templarios, puedes irte.
-- Está bien, ¡adiós! Fue entretenido ser un arbusto --finalizó.
POR FIN TERMINO ESTE CAPÍTULO, DIOS MÍO LO QUE ME COSTÓ
Procedo a mostrar dibujos que mandaron u.u
El siguiente comic fue hecho por FannyMartinez297, ¡te amoooo!
1- OL es el peli rojo de piel morena.
2- El otro se llama Dean, y es un personaje que Fanny creó para una historia que tiene llamada "Afrodita" (amo ese comic). Pueden encontrarla en facebook como @Strawberrieswithcream030 nwn
3- Como dato canónico, a OL le gusta un anime llamado "Kobayashi-San Chi No Maid Dragon" (recomendadísimo)
El siguiente igual es de FannyMartinez297, aRRIBA EL DEAN×OL
Y por último, pero no menos importante, tenemos los dibujos de _LatteDreams_, DIBUJA HERMOSO
Por último, debo agradecer porque esta historia se mantuvo top 1 en la etiqueta de "Latinoamérica" por una semana, y no baja del top 5, ¡qué emoción!
¡Muchas gracias por leer, votar y comentar!
Además de que me alegra haber llegado a los 800 seguidores, ¡gracias!
Y ahora sí
¿Dudas?----->
¿Comentarios?----->
¡Tengan lindo día!
4188 palabras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro