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Capítulo 11.2 1/2

Recién despertaba, sí, en sábado, por la una de la tarde, creería que con el sol en todo su resplandor pero no, en cambio, era tapado por grandes nubes grises, oscuras, y por algunos truenos leves.

Pestañeó un par de veces, con sus párpados algo pesados.
Terminó por dormir hasta las tres de la madrugada, solo porque perdió el tiempo en su celular sin hacer nada productivo.

Aunque, cuando llegó, por alguna razón estaban algunos de sus hermanos despiertos, esperándolo no a él, en realidad a su hermano Kazajistán que había ido a comprar algunos refrigerios, y por casualidad/desgracia terminó por encontrarlos.

Primero, le cuestionaron a dónde había ido, lo que no tuvo problemas en responder.

"Ah, cierto, tienes de suegro a España, ¡sería imposible decir que no con él de por medio!" Exclamó el ucraniano, riendo.

Nervioso, asintió en automático a eso.

Realmente no fue porque se sintió obligado, de verdad le nació ir, pero pensó que decir la verdad sería vergonzoso.

Luego, se percataron de su leve olor a alcohol.

"¿Eh? ¿Y eso? Fuiste a cenar, no a beber... ¿Nos estás mintiendo?"

"No, espera... Llega a las doce am, oliendo a vodka, y con la ushanka mal acomodada-."

"¡No, no, no! ¡No es lo que piensan!".

Fue complicado explicar -y convencerlos- de que no había hecho lo que sus sucias mentes aseguraban.

Finalmente, después de ese interrogatorio extenso, y de tener que jurarle a sus hermanas que jamás usaría a alguna chica así, pudo pasar a su habitación y descansar, ¡después de tanto!

El solo pedía un día tranquilo... ¿Era complicado tenerlo?

Terminó por levantarse después de ponerse una camisa para cubrir su pecho desnudo, abrió la puerta y bajó por las escaleras para poder almorzar.

Escuchó algunos gritos de sus hermanos, nada del otro mundo o por el cual cubrirse los oídos con cualquier cosa, solo eran peleas tontas por una almohada, en la que participaban -tal vez- todos sus hermanos.

Terminó por bostezar y alzar la ceja al notar que no había algo preparado, solo la muestra que habían cocinado, pero no le dejaron.

Gruñó molesto, no era el problema de sus hermanos, tal vez para la próxima se levantará más temprano o algo así.

Soltó un suspiro y terminó por acomodarse en el sillón marrón de ahí, la sala, sola pero no silenciosa.
Desbloqueó su teléfono para revisar cualquier cosa.

-- Oye, ¿vas a comer? --preguntó Bielorrusia, desde arriba de las escalera.

-- Nop, no tengo hambre --mintió.

Tal vez para no causar molestias, o porque estaba indignado, ¿qué importaba? Ya después comería algo.

La chica solo respondió con "bueno", alzando los hombros y volviendo a la habitación donde tenían aquella batalla.

Siempre fue así su vida, y su rutina, apartado de todos y sin muchas palabras, sin hablar, sin contacto, sin nada interesante qué decir, sin nadie que le exigiera nada.

Y ahora tenía que preocuparse por mantener contacto con alguien, una mentira, ni entiende porqué sigue manteniéndola, si el plan que tenía era hacerla rendirse en la relación.

Pero lo único que hace es darle esperanzas, que idiota.

Cerró los ojos, escuchando como un sonido nacía de su estómago; sí, tenía hambre, y no iba a mentir más.
Además de ser realmente las dos de la tarde.

Tenía una mejor idea que aguantarse el hambre por orgullo.

-- ¿Y cómo vamos a hacer eso, wey?

Así como México, todos los países latinos miembros de la organización soltaban oraciones similares.

Gruñían molestos desde sus asientos, miraban con confusión a OL, con incredulidad, mientras este solo mantenía su mirada en el teléfono, deslizando el dedo y tecleando por momentos.

-- OL, no nos jodas --Colombia igual se mostró confundido.

-- ¿Por qué se quejan? No entiendo el inconveniente --levantó la mirada, aburrido.

-- Pues también fíjate lo que nos estás pidiendo che --Argentina cruzó ambos brazos.

-- No me voy a poner a patrullar junto con los cárteles –reclamó-- Si quieres, vigilo junto a los países, pero no junto a ellos.

OL rodó los ojos, y dejó su teléfono de lado.

-- ¿Por qué no?

-- Tú dinos porqué tendríamos que hacer eso con ellos.

-- Bueno, pensé que, al ser más, y tener más experiencia en este tipo de asuntos, podrían acompañarlos, ya saben, para defensa --explicó, poniéndose de pie-- Para evitar incidentes como el casi secuestro de México.

-- Creo que entre todos podemos contra solo un carro en el que vienen cinco personas --comentó poniendo aquel ejemplo.

-- ¿Crees que los cárteles son tan tontos como para atacar con solo tres personas, sabiendo que ustedes son más?

Infló su mejilla, tomando su teléfono mientras seguía escuchando a sus hermanos debatir y tratar de convencer a OL.

Aunque eran la mayoría los que no veían lo malo o más bien no tenían inconvenientes, era ella y Colombia los que tenían problemas para aceptarlo.

Estaba más que claro para ellos, ¿y si alguien por mera casualidad los ve con ellos? ¿Y si los cárteles estadounidenses aprovechan para tomar fotografías, hacerlas virales y poner alguna descripción engañosa como “incluso las representaciones tienen vínculos con los cárteles, ¡ni hablar del gobierno!”?

Lo tenían presente, y aunque aceptaban que era una gran idea su ayuda, había de por medio su orgullo y dignidad.

Jamás convivirían de una forma amena con personas que son una de las razones por las que el país está tan mal, no tienen toda la culpa, pero al menos no contribuyen a algo positivo y solo daña la imagen del país.

Por eso, simplemente jamás los vería como hijos, como ellos se lo piden.

Miró su teléfono, ahora que lo veía, tenía un mensaje de Rusia.

“¿Te parece si salimos a comer y a pasear?”.

Pestañeó varias veces, le confundía ver aquel mensaje, más por los motivos, pero ya que comenzaba a llevarse bien con él no había algún inconveniente.

Además de que tenía hambre, por "pasión" al tema, había llegado por la mañana para comenzar con las ideas de cómo avanzar en ese problema persistente pero silencioso.

Ahora, solo debía tener una buena razón para irse de ahí.

¿Por qué consideraba ir si quiera?

Tampoco es que estén haciendo algo importante ahí, solo dar vueltas en un tema que la tiene aunque sin llegar a odiarlo como algunas reuniones de la organización celeste.

-- Voy por agua --anunció, poniéndose de pie, caminando hacia la cocina.

Nadie le dio importancia, estaban lo suficientemente ocupados unos diciendo porqué aquello no era buena idea, mientras que otro lo contradecían.

Cerró la puerta de aquel lugar y se apresuró a enviar un mensaje a la Organización.
Este leyó en seguida las instrucciones de "wey, ven", tan claras y directas.

Como le decía, se encaminó -no sin antes decirle a los demás que ya volvía- al lugar donde se encontraba México.

-- ¿Pasa algo? --habló en cuanto entró, casi susurrando.

-- Wey, tengo un chingo de hambre --protestó, recargándose en una silla de ahí.

OL igual tomó asiento;-- Pues, ¿quién te dijo que llegaras sin comer?

-- ¿Me dejas ir a comer? --recargó su barbilla en la mesa mientras sonreía.

Tratando de convencerlo.

-- ¿A dónde irás a comer? ¿O vas con Rusia a hacerle galletas?

-- Ya deja eso, sentido --rodó los ojos.

-- Le hiciste galletas a él y no a mí, si no me quieres ya dímelo.

-- Ya, wey, luego te hago tus galletas para que no andes chillando --esta vez, fue la organización quien sonrió.

-- ¿Podrían ser de chocolate?

-- Depende.

-- ¿De qué?

-- De si puedo ir a comer o no.

-- No tengo pedos con que vayas, pero me pregunto porqué no pides algo en línea.

-- A ver, pues, me invitaron a comer --aclaró, dando por vencido su plan de pasar inadvertida.

-- Uuuuy, ¿quién?

-- Que te valga madres.

-- Si no me dices, no puedes ir.

-- Si no me dejas, no te haré tus galletas.

-- ¡No metas a mas galletas en esto!

-- Chingada madre... --susurró, cerrando los ojos-- 'Ta bien, es Rusia.

No intercambiaron palabras, algo que se le hizo raro, no por el silencio sino por la cara que hizo OL al estar pensando en solo sabe él qué, pasando sus pupilas de lado a lado, moviendo los labios entre palabras inaudibles.

-- Bueno, ya estás, gracias por el permiso.

Comenzó por levantarse mientras guardaba su teléfono en el bolsillo, primero tendría que ir a su casa a ponerse al menos algo decente, no saldrá vestida en pijama para eso.

-- ¿Por qué te esforzaste en ocultar quién era y por qué quieres ir?

Volvió a voltear hacia el de piel pálida, que seguía teniendo marcado el entrecejo.

-- Porque tengo hambre, es comida gratis, y porque si decía quién era, tú y los otros pendejos iban a empezar a chingar con eso, no creas que no sé que están recargados en la puerta escuchando --cruzó los brazos, algo sonrojada y enojada al imaginar por lo que tendrá que pasar hasta la puerta de salida.

-- Solo me sorprende que hayas peleado por ir --levantó las manos, sonriendo.

-- No empieces, cabrón.

-- Uuuuuh, ¿entonces ya te gusta el cabro de Rusia? --Chile irrumpió, de todas formas, la mexicana ya sabía de su presencia.

-- Chile, sigue chingando y te voy a dar otro putazo en la pierna.

-- Dale, Chile no la interrumpas, ¿no ves que se le hace tarde? --Perú entró desde la puerta de el otro lado, dejando ver al resto.

-- Cállate tú, cabrón.

-- Ya se enojó, empezó a usar insultos para defenderse --rió Venezuela, recargado en la mesa.

-- Váyanse a la verga.
Miren, la neta no tengo tiempo pa' escucharlos, tengo un chingo de hambre y si aguanto un minuto sin comer y escuchándolos, me los voy a agarrar a chingasos a todos.

-- No puedes, eres solo una contra diecinueve.

-- ¿Que no puedo dices? --sonrió ladina-- Tal vez no a todos al mismo tiempo, nunca dije que en este momento y avisándoles.

-- Ya, ya, pues, México, puedes irte antes de que alguien termine en el suelo con el brazo doblado --ordenó la organización, poniendo fin a todo el desorden de ahí.

-- Gracias --soltó, y salió por la puerta de la derecha.

Consiguió llegar hasta la salida, y en cuanto estuvo afuera, se recargó en la puerta mientras soltaba aire.

Si así serían las siguientes veces -si es que habían- donde ambos se veían, salían o convivían por mínimo que fuese, tendría que mantenerlo en secreto.

El clima logró tranquilizar un poco su enfado, resopló e hizo que algunos de los cabellos que sobresalían de su coleta se sobresaltaran, removiéndose.

Primero tendría que tomar un taxi, después de todo, su carro estaba en un taller por fallas del motor.

Cuando logró que uno de esos carros amarillos se detuvieran, entró y dio la dirección unas tres calles alejadas de la que originalmente está su casa.

Caminó, entró después de introducir la llave, y volvió a recargarse mientras maldecía.

-- ¿Cuántas veces tengo que decir que no se metan a mi casa? --preguntó desde la puerta.

Avanzó hacia el sofá, donde veía a alguien recostado, alguien casi de su altura, ya que le sobre pasaba por algunos centímetros.

-- Templarios, levántate.

-- 'Péreme, deje me termino mi burrito...

-- ¡¿Cuál burrito, cabrón?!

-- ¡A la madre!

Se levantó, casi cayéndose del sofá.
Aún adormilado la miró, talló sus ojos sin comprender del todo dónde estaba o quién estaba frente a él, pero el solo tono autoritario lo hizo sobresaltarse.

En su cabeza, o era alguno de sus jefes/compañeros, o era México.

-- Ah, ya, sí es cierto, estoy en su casa.

-- Sí, ¿se puede saber por qué?

-- ¡Milenio, ven wey! --llamó, sin hacer caso a la pregunta de la nación.

-- ¿Qué fu-? A la madre, ya llegó...

Metro terminó por asomarse desde la puerta de la cocina.

-- Oigan, ya les he dicho que no se metan a mi casa, y menos si no estoy, chingada madre.

-- Ya, jefa, a veces nomás queremos venir de visita --aclamó Templarios.

-- Sí, además de que no hay algún lugar en el que estemos seguros, excepto en la casa de un país que, al parecer, está fuera de nuestros pedos --agregó Metro.

-- Si comienzan a poner dinero para que compre el mandado suficiente para que más personas a parte de mí estaría chingón eh, nomás digo --aclamó al ver como Milenio sostenía un plato con al menos tres quesadillas.

-- Si ese es el problema, cuente con ello --Templarios sonrió, sacó la billetera que llevaba en el bolsillo de su pantalón para dejar ver todo lo que llevaba.

Los billetes sobresalían más, de valores altos.

-- ¡No, wey! No voy a tomar tu dinero --negó al ver como el de piel roja con blanco comenzaba a sacarlos y contarlos.

-- Pero usted acaba de decir que-.

-- Pues ignora lo que dije.

-- Chale, uno queriendo ayudar y usted ni lo deja.

-- ¿Qué?

-- Deleee, usted hagárrelos --Templarios volvió a lo que hacía.

-- Que no, pinche pelota de playa --gruñó.

Metro y Milenio levantaron la cabeza a la par que Templarios.
El mayor de altura levantó una ceja.

-- ¿Eh?

-- ¡No mames, te dijo pelota de playa!

Ambos menores estallaron a carcajadas, sonrojando al bicolor.

-- ¡Nunca lo había visto de esa forma! ¡Neta sí pareces una pelota de playa! --exclamó entre risas, mientras se ahogaba.

Milenio tuvo que poner su plato en un lugar seguro antes de que se le cayera, para poder reír en el suelo, ya que su estómago comenzaba a dolerle.

-- ¡N-no se rían, culeros! --gritó, molesto.

-- ¡Le voy a decir a Jalisco que te diga así ahora! --amenazó Milenio.

-- ¡Le dices y te parto tu madre!

México sonrió de lado, de cierta forma aquello se asemejaba a lo que algunas veces veía en sus estados, su expresión burlesca se terminó convirtiendo en una de mueca de felicidad real.

Aunque luego de percatarse, la deshizo mientras agitaba la cabeza.

Cierto, Cártel de Jalisco era pareja de Templarios.

¿No tenía ella que ver a su pareja para comer?

-- ¡Verga, se me olvidó! --soltó, corriendo hacia su habitación.

Los tres presentes pararon sus acciones al ver su reacción tan repentina.

-- ¿Y 'ora?

-- No pues no sé, pregúntale.

-- ¿Todo bien, jefa?

-- ¡Quedé de verme con alguien para comer y se me olvidó!

-- Oooh, ya.
¿Apoco ya consiguió ligue?

-- Le empiezas y te pongo más apodos, cabrón.

-- No, ya, 'ta bien, con pelota de playa tengo.

-- ¿Quiere que nos vayamos? --preguntó Metro.

-- Como prefieran --respondió, dándole realmente igual si se quedaban o no.

-- 'Tons, ¿qué procede?

-- Yo digo que lo mejor sería irnos.

-- Seehh, mejor.

-- 'Ta bien, ¡luego nos vemos, jefa! Cuídese.

Salieron de ahí, sin tener que hacerlo por la ventana como normalmente lo harían, se fueron con cuidado de no ser vistos.

México solo tomó un pantalón gris tipo pants -ya que, aunque sonara raro, sentía algo de frío-, una blusa normal de color verde, y por último, un suéter negro por el mismo clima, nublado, y con un viento algo frío.

Tuvo que apresurarse, salió casi corriendo de ahí para tomar otro taxi, apenas teniendo tiempo para poner pestillo a la puerta, para ordenarse un poco el cabello, lavarse los dientes, ponerse desodorante, tomar su cartera.

Se agobió de ver el dinero que dijo no tomaría de parte de Templarios en la mesa, bajo el pequeño adornito de vidrio que tenía puesto.
Solo lo ocultó en un cajón, ya después se lo entregaría.

Resopló ya estando dentro del carro, las pequeñas pero persistentes gotas comenzaban a empapar las ventanas, las nubes se teñían de un gris aún más oscuro, algunos truenos sonaban, parecía haber tráfico, definitivamente no era un buen día para salir.

Pero ahí estaba, sentada en la parte de atrás de un taxi, arrepintiéndose de no haberse quedado con OL.

-- Uy, señorita, espero no lleve prisa --soltó el conductor de tez morena, mirando con igual inconformidad que el país la calle repleta de coches.

Simplemente bufó, no le quedaba mucho por hacer.

De igual forma, se suponía que tenían que verse en un lugar pequeño donde había comida rápida de todo tipo, con mesas, un lugar tranquilo y normal para comer, solo que cuando bajó el local estaba cerrado.

Lo único que hizo fue colocarse el gorro que tenía el suéter, echó la cabeza ligeramente hacia atrás, suspiró como muchas veces hizo en el día, esta vez de frustración.

Seguramente Rusia había llegado antes, pero al no verla ni ver el puesto abierto, supuso que no iría, y tal vez él ya se había ido, claro, eso le pasa por llegar tarde.

-- Yo solo quería comer algo --reprochó en voz baja, bajo el pequeño techito de lona que lograba cubrirla un poco.

Está bien, tocaría esperar otro estúpido taxi para volver a casa, darse un baño por lo poco mojada que estaba, comer algo y cambiarse, solo quedaba eso.

Ladeó los labios en una mueca de desagrado.

Sintió como su hombro era tocado un par de veces.
Confundida, volteó hacia atrás, con aquella expresión que cualquiera tendría si le pasara lo mismo que a ella.
Terminó por cambiarla a una de asombro al verlo a él, Rusia, con un suéter casi igual de empapado que el de ella, con una bolsa de plástico y, por lo que veía, dos platos desechables adentro.

-- Perdona que no estuviera aquí, cuando llegué vi que el puesto estaba cerrado, así que fui a comprar unas papas fritas que vi de camino para acá, pero como aceptaste venir, pensé que tú igual tendrías hambre, así que compré dos platillos.
Aunque luego me preocupé porque vi que la lluvia era más intensa, pensé que no vendrías por eso pero decidí venir de todas formas para cerciorarme.

México estaba algo sorprendida, la lluvia seguía fluyendo en medio de ese silencio, acompañado más bien de las gotas estrellándose en los techos, en la calle, en la misma lona.

-- Supongo que hoy no es un buen día para salir --sonrió con ironía.

-- Sí, un mal día para no traer mi ushanka --rió-- Pero por ahora deberíamos buscar donde refugiarnos.

-- Sí, tienes razón.
Deberíamos ir a esa plaza comercial que queda a dos cuadras.

-- Pero vamos a mojarnos más, ¿no prefieres que tomemos un taxi hacia otro lugar o algo?

-- No veo taxi alguno circulando --maldijo.

-- Entonces toca caminar bajo la lluvia --murmuró algo molesto.

-- Vale riata --bajó el ciper de su suéter, quitándoselo por completo y dejando ver solo su blusa de manga larga.

-- ¿Qué estás haciendo?

-- Pues me la quito para cubrirme con esto y no mojarme tanto --explicó, a lo que Rusia asintió.

Rusia.
¿En qué estaba pensando? Debí hacer caso a las advertencias de que vendrían fuertes lluvias.

De todas formas ya no puedo hacer nada, salvo fingir que no odio que mi sudadera esté mojándose; al menos México tiene razón, la plaza queda cerca y veo que hay varias personas que, como nosotros, buscan refugiarse.

Finalmente entramos, como dijo, hay algunas mesas con sillas al rededor en el centro del lugar, por lo que nos sentamos en la que está más cerca de nosotros, dejo los platillos en la mesa y comienzo a quitarme la sudadera, puaj, está realmente mojada.

-- Ay, no, que día más feo.

-- Lo sé, hubiese sido mejor quedarnos en casa --reproché, ella rápidamente destapa sus ojos y me mira alarmada.

-- No mames, ¿lo dije en voz alta? --asiento-- Ay wey, perdón, no lo digo porque me hayas invitado, sino por el clima.

-- No te preocupes, lo entiendo, yo también creo que no es un buen día.

Termino por sacar ambos platos de la bolsa, y deslizo uno de ellos para que quede cerca de ella y entienda que puede comenzar a comer.

Ella entiende y deja a su suéter en el asiento desocupado de su lado, para que se seque.

-- Oye, gracias por invitarme, y por pagar lo que voy a comer --agradece, tomando una de sus papas del montón.

-- Es lo que cualquiera haría, supongo.

Comenzamos a comer en silencio, a veces observo a las personas que vienen y van, algunas están fijamente viendo a la ventana, esperando a que la lluvia se calme.

-- Y, ¿qué cuentas? ¿Por qué te dieron ganas de salir?

-- Bueno, en mi casa no había nada preparado y me daba algo de pereza tener que cocinar, así que me decidí por comer algo comprado.
Luego, pensé que sería buena idea invitarte.

-- No mames, sí, me estaba muriendo de hambre --responde, sonriendo.

-- ¿Y por qué no habías comida?

-- Estaba ocupada atendiendo un asunto.

-- ¿Mm? ¿Qué asunto?

-- Asuntos personales --remarca, lo que me hace saber que debo dejar de hacer preguntas.

-- Está bien.

Pasan unos minutos de silencio hasta que ella parece que va a hablar.

-- ¿Te importa si me alejo un poco? Voy a hacer una llamada --explica, mostrando su teléfono.

-- Está bien, te espero.

Ella se levanta y termina por llegar hasta el lado contrario del lugar.
Por lo que veo, terminó su comida, y a mí solo me sobra un poco, así que lo guardaré.

Miré la pantalla de mi teléfono, sacándolo de mi bolsillo de adentro, argh, a penas daban las tres de la tarde, ¿por qué tuvo que comenzar a llover tan temprano?
De todas formas solo queda esperar a que esto se calme.

-- ¡Rusia-Kun!

Entre cierro los ojos y levanto la mirada, claro, la voz la reconocí desde que gritó mi nombre, solo me confunde que Japón esté aquí.

Arrastrando de la mano a China, que se ve con pocas ganas de correr.

-- ¡Rusia, hola!

Veo como China finalmente puede tomar un descanso, apoyando sus palmas en las rodillas y jadeando, mientras que Japón se ve bastante normal a pesar de probablemente correr lo mismo que él.

-- Hola Japón, hola China --saludo, sonriendo burlesco.

China solo alza la mano sin despegar su vista del suelo.

-- No esperaba verlos aquí honestamente --Japón se veía bastante aliviada, no entiendo porqué pero está bien.

-- Eh, bueno...

-- ¡China, ve a hablar con México! --gritó, empujándolo para darle impulso y que caminara hacia su dirección.

Sigo todo el camino que sigue, pero vuelvo a recordar aquello, Japón está a un lado mío.

No dice nada, solo está observando a China, no entiendo muy bien nada de esto.

-- Y... ¿Qué los trae por aquí? --pregunto, y ella sale de su trance.

-- ¡Ah, bueno! Pensé que sería buena idea salir a caminar por este lugar para ver qué cosas raras podíamos encontrar --explica mientras toma asiento de lado derecho.

-- ¿Por qué buscas aquí? En cuanto a eso, nadie les gana ni a China ni a tí.

-- ¡Oye! --reprocha mientras yo río-- Bueno, más que nada, vinimos a perder el tiempo.

-- Ya veo.

-- ¡Sí! Es más aburrido de lo que pensé no tener junta.

-- Mhmm.

-- Y por eso vinimos, aunque no pensamos que empezaría a llover.

Es extraño hablar con ella, quiero decir, ha pasado un buen tiempo desde que no le hablo, ¿cuándo fue que...?

¿Estás saliendo con México?

A tí ni siquiera te gusta, ¿qué haces saliendo con mi pequeña?

Sí, eso, fue la última vez que hablé con Japón.

De verdad es raro tener que hablar con ella, fue la primer candidata de pareja en la que pude pensar, ¡era la perfecta!

Toda ella es hermosa, dejando de lado su físico, todo de ella siempre me llamó la atención, iba a pedirle ayuda a China para que me ayudara a acercármele.

Pero, ahora, aquí, comienzo a preguntarme, ¿cómo llegué a donde estoy?

Si tenía esos planes, ¿qué hago?

Podría olvidarme de todos los planes, dejar de lado esa apuesta.

Pero siento que no puedo... Supongo que es por el tiempo que ya dejé pasar.
Sí, si la terminara ahora sería muy sospechoso, y no solo me metería en problemas, sino que la lastimaría.

¿Desde cuando me importa si la lastimo o no?

Todo cambió en el momento en el que acepté esa propuesta de Alemania para tener información más cercana, y no he llegado a nada con eso.

Pero no, no la amo, se supone que amo a Japón, ella siempre fue mi objetivo.

De hecho, ¡debería odiarla! ¡Solo por México no tengo la oportunidad de acercarme a Japón como querría!

Pero no tiene la culpa, después de todo, ella solo aceptó eso, ser mi novia sin saber que solo era una apuesta o algo así..

Aunque a veces me pregunto si de verdad siente algo por mí porque al menos al principio no se sentía, es decir, había momentos en los que sentía como ella se desesperaba o algo.

Pero ahora todo va bien por el tiempo que hemos compartido.

Agh, ¿por qué digo que no quiero herirla pero de todas formas la invito a salir y voy a su casa?

Bueno, pero es algo ¿lindo? Tener a alguien con quien convivir, a quienes normalmente les hablo solo me buscan para conversar cuando estamos en la junta.

Alemania es un buen compañero, pero no salimos a algún lado como sería de esperarse, solo cuando hay un tema del que debemos charlar.

China igual, solo convivo con él en algunas juntas, y comenzamos a hablar por un tratado que hicimos juntos.

Supongo que es agradable salir de todo eso y por fin tener a alguien más cercano y que me permita tener alguna excusa para salir.

Debo dejar de quebrarme la cabeza con esas preguntas cuando es claro que solo es empatía, y nada más, agh, ya después pensaré en eso con más claridad.

Aun así, si quiero seguir tras Japón, primero tendría que terminar con México.

Claramente, no sería capaz de hacer algo tan vil y cobarde como engañarlas a ambas.

Que no la ame o eso no quiere decir que tenga derecho a engañarla, no quedaría en un buen lugar.

Después de todo, a mí tampoco me gustaría que me fueran infiel, prefiero que me diga directamente que no tiene interés por mí y que todo termine a que me mienta en la cara.

Y estoy seguro de que a ella tampoco le gustaría.

Ains, ¿por qué pienso en todo esto?

Si me hubiese quedado en casa no estaría así.

-- ¿Rusia?

-- ¿Eh?

-- Creo que no escuchaste nada, ¿cierto?

Me sonríe de lado, medio enojada, no sé ni qué decir.

-- Ah, yo... Sí, bueno, me quedé pensando, perdón.

-- ¡Hahaha! No te preocupes.

Ahora que vuelvo, ¿dónde están México y China?

Giro la vista hacia el frente y los veo, hablando.

Me pregunto de qué tanto hablarán.

Se ven tan cercanos, y nerviosos...

-- ¿Cuánto tiempo llevan hablando? --pregunto rápidamente.

Ella alza los hombros;-- Desde que llegamos, ¿por qué?

-- No, solo me interesaba saberlo.

-- Por cierto, ¿qué hacían ustedes aquí? --sonríe, su cola se contonea de lado a lado y luego para.

-- Eh, porque la invité a salir --alzo una ceja.

-- ¿Por qué la invitarías a salir? --ladea la cabeza.

-- Aah... ¿Porque es mi novia? --respondo con obviedad, aunque me extraña tener que decírselo directamente.

Ella se queda con los ojos entre cerrados, después, veo como su cola se esponja, de esas veces en las que sabemos que los gatos se alteran o se ponen en alerta, abre los ojos, como si hubiese descubierto algo.

-- ¡A-ah! E-es cierto, son pareja haha...

-- Sí, lo somos.

-- Haha, b-bueno, Rusia, ¡nos vemos! --se levanta y sale corriendo, por lo que veo es hacia donde está China.

-- ¡China, China! ¡Tengo que hablar contigo! --toma su brazo y se lo lleva, de nuevo, corriendo.

China muy apenas puede poner un pero o descansar.

¿Por qué parecía tan nerviosa?

Termino por acercarme a México mientras ella sigue viendo el camino por el que se fueron, que por poco y no sacan humo del piso.

-- ¿Todo bien con-?

-- ¡AY, CABRÓN! --parece que la asusté, pega un pequeño salto y me mira asustada, luego, enojada.

-- Haha, lo siento, no quería asustarte.

-- Menos mal.

-- Por cierto, ¿de qué tanto hablaban?

-- ¿E-eh? ¿Quiénes?

-- Tú y China.

¿Seré yo o parece que esos tres ocultan algo?

-- Hablábamos sobre... ¡Las plantas!

-- Ah, plantas.

-- ¡Sí, plantas!

-- ¿Y por qué hablaban de plantas?

-- Bueno, China empezó hablando de flores, y ps así.

Entre cierro los ojos, pues que tema de conversación tan raro.

-- Ajá...

-- Y luego China dijo que le gustaría tener un cactus, y ya luego lo adopta.

-- ¿Adoptar a un cactus?

-- ¡Comprar! ¡Quise decir comprar!

-- Hmmm --sí, definitivamente ocultan algo.

-- ¿Y tú? ¿De qué hablabas con-?

-- ¿Sí recuerdas que eres mi novia?

Joder, ¡¿por qué lo pregunté?!

-- ¿Qué?

Ay no, ya no me puedo echar para atrás, debí pensar mejor la pregunta.

-- ¿Sí lo tienes en cuenta?

-- Eh, sí, lo tengo en cuenta, ¿por qué?

-- Nada más.

Me mira extrañada.

De todas formas, quiero que tenga eso presente.

-- Ah, mira, ya se calmó la lluvia.

-- Sí, ¿quieres ir a casa?

-- Antes de que empiece a llover más fuerte, sí, por favor.

-- Está bien, vamos.

Comenzamos a caminar, por el camino veo a Japón en una mesa de los locales conversando con China, sentados.

Ambos nos miran, China mira a México, y comienza a molestarme.

Gruño mientras frunzo el ceño, rápidamente tomo su mano, parece que llama su atención pero no lo suficiente para preguntar o algo.

Ahora que recuerdo, dejé las papas en la mesa.

Al carajo las papas.

-- Sí está cabrón el clima --soltó Metro bajo aquel árbol, apreciando como algunos carros pasaban y salpicaban agua a las baquetas.

-- Sí, espero que a nuestra jefecita no le esté yendo mal --agregó Templarios.

-- Yo digo que sí, pelota de playa.

-- Vas a terminar fastidiándolo si sigues así, Mil.

-- De hecho no, parece que no le importa, desde que salimos de la casa de México no ha dicho nada, y eso que le he dicho así desde que salimos --alzó ambas cejas.

Ahora, los dos menores miraron a Templarios.

-- Solo me quedé pensando en el hecho de que me puso un apodo y no me dijo como acostumbra.

-- Eh, ¿y eso qué?

-- Es extraño, pero siento que estoy logrando algo.

-- ¿"Logrando algo"?

-- Puede que lo esté sobre analizando, pero, ¿no se les pone apodos a quienes les tienes confianza o porque los relacionas con algo?

-- Ajá...

-- Bueno, me parece lindo que haya pensado en un apodo para mí --sonrió, levemente sonrojado.

-- No mames, ¿te dijo pelota de playa y ya te sientes la verga?

-- Ya entendí a lo que se refiere --intervino Metro-- Se refiere a que parece que está generando un lazo de confianza con México.

-- ¿Creen que algún día realmente me vea como un hijo y me abrace? --preguntó, manteniendo su sonrisa.

-- Solo es un apodo, pendejo, no te sientas tan especial.

-- Me puso un apodo y a ustedes no --se burló-- Realmente no me molesta que me digan así si primero lo dijo ella.

-- ¡Hey, yo también quiero un apodo de ella!

-- ¡Un apodo no demuestra nada!

-- Solo estás molesto porque a tí no te puso uno.

-- Chinga tu madre, pinche pelota culera.

-- Ya te dije que no me molesta que me llamen así.

Actualización de madrugada, ¿cómo de que no?

Yo sé que las extrañaban

¿Cómo han estado, banda?

¿Todo bien, mal, cómo estuvo su fin de semana?

Y buenos días si lees esto de mañana

México: *insulta a Templarios*
C.T: Claramente es una muestra de que me quiere

Bueno pues, no sé si alguien llegue a cachar la referencia sin poner de donde vino, así que mejor la pongo

Para una escena de este cap me inspiré en dos tiras cómicas de un comic que sigo y que me gusta bastante

Saludos si sabes que comic es y también lo sigues ❤

También debo mandar sus respectivos saluditos a:

FannyMartinez297 por hacer a un OL moreno y pelirojo, no te voy a mentir está realmente bueno

El siguiente dibujo, una disculpa a quien lo hizo, pero realmente no recuerdo tu nombre de usser, sería grandioso si te reportas en un comentario o en un mensaje privado, llevo como media hora buscando entre notificaciones, mensajes o algo pero no logro encontrarte y no me gustaría que el dibujo se quedara sin un autor :(

Edit: La autora es AnycatUwU, saludos linda! nwn

Y finalmente a
FBIagente001
por igual hacer uno, específicamente, dijo que era un OL activo, además de hacer dos versiones con fondos diferentes-

Muchas gracias a los que hacen dibujos, votan, comentan y leen en general! Espero que de verdad mi historia sea de su agrado <3

También debo agregar algo

¿Recuerdan que en el capítulo 5 se mencionan al Cártel de Medellín y al Cártel del Valle?

Bueno, pues:
1- Son colombianos jaja, creo que no lo especifiqué.
2- Estos son sus diseños:

Muy simples, pero la verdad es que me gustaron mucho.

Bueno, sin nada más que agregar

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¡Lindo día!

5405 palabras.

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