Capítulo 10
-- ¿Una cena...?
Creía que era una broma de mal gusto.
-- ¿Con sus hermanos?
También OL lo creía.
-- ¿Tú? ¿Él? ¿Hermanos? ¿Cena?
Igual el resto de la organización.
Entre cerró los ojos mientras sentía que su al rededor se oscurecía.
Ignoraba las risas de todos los demás, parpadeaba y temblaba un poco mientras seguía viendo la pantalla de su celular.
Bastante incrédula.
-- Debo estar pagando algún pecado...
-- Haha, ¡cálmate, no es tan malo! --Belice trató de animarla al verla en el suelo, acostada.
-- ¿Por qué le afecta tanto? --Guatemala se rascó la cabeza.
-- ¡¿Cómo vergas no me va a afectar?! ¡A tí no te están semi obligando a convivir con alguien que te cae de la verga!
-- No es para tanto...
México se levantó casi de inmediato al escuchar esas palabras.
Chile tembló al tener a la mexicana cerca de él, y más cuando esta le tomó de la camisa con ambas manos.
-- Me gustaría verte en mi situación, cabrón.
-- Bueno, bueno, ya --la organización dio dos aplausos, ganando la atención de todos-- México tiene que prepararse para su c-cita...
-- ¡NO TE RÍAS!
-- ¡No puedo evitarlo! --estalló a carcajadas mientras se sostenía el estómago.
-- Mmmm... --México soltó un puchero mientras cruzaba los brazos.
No podía hacer mucho, quizá si solo fuera una persona la que se burla podría golpearla y someterla.
Pero no podría contra tantas personas -incluyendo a su superior-, solo le quedaba hervir de la rabia al ver como se retorcían de risa.
-- ¿Podrían ayudarla a arreglarse para su cita?
-- Como los odio...
-- ¡Uh, uh! ¡Creo que tengo un vestido en el cuarto de el fondo que te quedaría perfecto! --Bolivia dio algunos brinquitos emocionada.
-- ¡Yo estuve practicando un poco el maquillaje!
-- Yo creo que sé cómo le quedaría lindo el cabello.
Bolivia, Belice y Panamá miraron a México.
-- E-esperen, no van a usarme como muñeco de pruebas --retrocedió.
-- ¡Vas a quedar más hermosa de lo que ya estás!
-- ¡Nononono! ¡SUELTENMEEEEE!
Las tres comenzaron a arrastrarla, mientras México forcejeaba para liberarse y huir a cualquier lado que no fuera aquella casa.
Un intento inútil porque, aunque era fuerte -más fuerte que cada una de ellas por separado-, contra las tres no podría.
Sería una tortura.
No entendía porqué al ruso le había parecido una gran idea invitarla a cenar, en su casa, con sus hermanos.
¿Se había vuelto loco? ¿Había sido un reto? ¿Se equivocó de chat? ¿Alguien más lo escribió?
Creería y entendería cualquiera de las opciones anteriores, pero nunca que a Rusia le nació hacerlo.
Hacía un poco de pucheros mientras obedecía lo que sus hermanas le decían.
"Mira hacia arriba, tengo que ponerte el rimel".
"No te muevas mucho porque luego te quemas, tengo que envolverte este mechón".
"¿Prefieres el vestido negro con flores blancas o el blanco con líneas azules?
¡Oh! Y, ¿qué tacones quieres también?"
-- ¡¿Tengo que usar tacones también?! ¡Aaaaah!
Por fuera, los países escuchaban las leves frases mientras reían.
-- ¿Por qué crees que la haya invitado? --preguntó Venezuela a Brasil.
-- Creo que se equivocó de chat.
Estuvieron un rato hablando sin hacer algo de provecho.
Era cierto que aún tenían el problema de los cárteles estadounidenses y debían atenderlo, pero una pequeña distracción como el sufrimiento de la mexicana no les haría mal.
Hasta OL reconocía que ya habían entrenado demasiado, invirtiendo esfuerzos en caminar solos por la noche intencionalmente para ver si eran testigos de algo sospechoso.
O si ellos mismos intentaban ser secuestrados.
Bastante riesgoso, pero en ninguno de los intentos surgió algo, todo era inútil.
OL se detuvo un momento para observar a todos los presentes.
Hablaban entre ellos, reían, bromeaban.
Dejó su vaso en la barra y prestó atención mientras pensaba, a veces se detenía a procesar todo.
No hacía falta, no había detalles o algo que se le escaparan, solo que de pronto ser conciente de lo que estaba viviendo le aturdían.
Lo hacían detenerse de golpe en lo que estuviera haciendo.
Aquello, lo que vivía, ver a sus países tan alegres, eso...
Era lindo.
¿Todas las organizaciones sentían eso? ¿Todas tenían esa cercanía con sus países? ¿Tan cálida y acogedora?
No lo sabía, sonrió un poco, "tampoco debería importarme" se dijo volviendo a tomar su vaso y a beber un trago.
Nunca lo decía, y nunca lo dijo, pero a veces se ponía a pensar, y llegaba a la conclusión de sentirse orgulloso, a veces su estómago se revolvía de la emoción, de ser lo que era, de hacer lo que son a los latinos.
De ser quien era, era algo tal vez ególatra o narcisista, pero de tan solo existir y de saber su propósito...
Se le herizaba la piel.
-- Tengo mucha suerte... --murmuró.
Volteó al escuchar como la puerta se abría, al igual que todos los países presentes.
-- ¡¿Verdad que quedó hermosísima?!
Abrió más los ojos al ver a las cuatro chicas del cuarto.
México estaba bastante diferente.
Su pelo estaba ligeramente ondulado, llevaba un vestido negro decorado de flores blancas, con una tela que le amarraba la cintura para hacerla más notoria.
El vestido le llegaba hasta la mitad abajo de la rodilla.
Llevaba unos tacones negros no tan altos para evitar caídas.
El maquillaje solo era rimel en las pestañas, el delineado en los ojos y el labial rojo, algo oscuro, y lindo.
-- ¿Todo eso se come Rusia?
-- Tú cállate, pinche Jamaica.
-- Hey, te ves bien --OL llegó hasta estar frente a ella-- Solo si quitaras esa cara de amargo y pusieras una sonrisita.
Negó con la cabeza mientras cerraba los ojos.
-- Wey, sí hicieron un trabajo muy perrón, pero, ¿por qué se pinches esforzaron tanto? Digo, solo voy a ver a Rusia...
-- Pues, pa' que vea lo que tiene y no valora.
-- Bueno, ya estás lista, ¿no? --habló Uruguay.
-- Agh, pues parece que sí.
-- Bien, entonces deja le aviso que pase por tí.
-- ¿Eh?
-- Sí, él se ofreció a venir por tí e ir a dejarte a tu casa.
-- Bueno, entonces creo que primero debería ir a mi casa para que me recoja allá.
-- No es necesario, le envié la ubicación y ya la vio, así que ya viene por tí.
Se quedaron callados por unos momentos.
-- ¿Le enviaste la ubicación...?
-- ¿...De esta casa?
-- Sip.
Uruguay se les quedó viendo sin entender porqué se veían molestos.
-- ¡CABRÓN! ¡AQUÍ ESTÁ OL!
-- ¡¿Por qué mierda hiciste eso?!
Ucrania estalló a carcajadas.
Kazajistán igual reía desde la cocina al ver a Rusia tan enojado.
-- ¡¿Por qué le dijiste que la invitaba a cenar?!
-- E-es que...
Ni siquiera podía hablar, tomaba aire solo para seguir riendo mientras se tiraba al suelo para no tener que hacer el esfuerzos de mantenerse de pie.
-- ¡No consideraste nada! ¡Ni qué voy a hacer, ni la comida, ni si yo quería! ¡Nada!
-- C-creí que como pareja debían convivir más.
-- Pff... --Bielorrusia tembló al tener la mirada penetrante y enojada de Rusia sobre ella-- B-bueno, Ucrania, no debiste hacer eso...
-- Oye, que este cara de sopenco no te intimide --se levantó con ayuda de Letonia-- Además, esto es una venganza.
-- ¿Solo porque no te acompañé a que comparas algo?
-- ¡No es lo que hiciste sino porqué!
-- Pero no tenía razones para hacerlo.
-- ¡Exacto! ¡No tenías razones para no acompañarme!
Frunció el ceño, ¿tanto escándalo por eso?
-- Y no creo que sea justo para la señorita México que solo juegues con ella, así que una cita de consolación estaría bien --sonrió.
Y Rusia gruñó cruzando los brazos.
-- ¿Por qué mejor no te sientas en el pene de Kaza?
Chasqueó la lengua;-- Lo volveré a hacer cuando Japón te haga caso.
-- Aaaaah, ¿de verdad tendré que esperar tanto tiempo?
-- Okey, basta, no quiero que sigan esta conversación --miraron a Bielo-- Hay niñas presentes.
-- ¿"Niñas"?
-- Sí, ¿que no ven que aquí está Lituania y Estonia? Van a perturbarlas.
-- No son unas niñas pequeñas.
-- No pero no saben tanto sobre ese tema, así que ya párenle.
Mejor váyanse a arreglar, y que alguien planee qué hará de cenar, porque no vas a cancelarle a México.
-- ¿Por qué me obligan a hacer cosas que no quiero?
-- Pues, ¡oye! No quiero ni imaginar como México ya se alistó emocionada y tú vas y le cancelas, ¡ni se te ocurra!
-- Además de que tienes que pasar por ella --canturreó el bicolor celeste-amarillo.
-- Tsk, yo no voy a ir por ella.
-- ¿Ah?
-- ¿Por qué no?
-- Yo no la invité, no tendría porqué encargarme de ella.
-- Rusia, es tu novia.
-- Ni siquiera siento algo por ella.
Se quedaron callados, viendo como Rusia subía por las escaleras hasta llegar a su habitación y encerrarse.
Tal vez sí se habían pasado.
-- Vah, Kaza y Bielo, por favor encárgense de la comida --parecía que el ucraniano había tomado el control, por lo que los mencionados asintieron-- Letonia, Lituania, Estonia, ¿podrían organizar un poco? Ahora que veo, está algo desordenado.
Las tres dijeron "sí" a unisonido.
-- Yo, eh, iré por México.
-- ¿Seguro?
-- Sí.
-- Bueno, las llaves del carro están en la mesa.
-- Voy, solo deja que me cambie un poco.
Ucrania igual se fue, un poco más tranquilo, calmando la atmósfera y bajando la tensión.
Bielorrusia miró a Kazajistán.
-- ¿Cuánto crees que Rusia aguante con México?
-- No lo sé, nunca lo había pensado, pero ahora me siento mal de saber que esa farsa va terminar, y va a dejarla herida.
-- Hasta yo me pregunto qué tan necesario era que Rusia le pidiera ser su pareja --ladeó sus labios apenada.
Resopló;-- Yo también, pero lo único que nos queda es intentar llevarnos bien con México, ¿no? Tal vez eso aplaque la culpabilidad.
-- Supongo que tienes razón.
-- Oye, Bielo, no te sientas mal.
Miraron hacia Estonia.
-- Tú no eres la que se metió en una relación solo porque sí, no tienes porqué sentir culpa.
-- ¡Saber toda la trampa que hay detrás me hace igual de culpable!
-- Bueno, sentir culpabilidad y querer arreglar las cosas te libera de esa carga.
Rieron un poco.
-- Bueno, ya, a trabajar --asintieron ante la orden de Kazajistán.
No lo parecía, porque no lo notaron, pero hablaron en voz alta.
Ucrania pudo escucharlos, Rusia pudo escucharlos.
Ucrania pensaba lo mismo que sus hermanos, México no era una persona que le cayera mal, podrían llevarse bien de hecho.
Con la leve discusión pensó en si aceptar la competencia con los ingleses y la francesa fue buena idea, y se cuestiona si presionar a Rusia para que se hiciera pareja de México estuvo bien.
Ahora que lo veía bien, no, no fue una buena idea, y espera que las cosas no vayan a peor.
Rusia por su parte estaba sentado en su cama, no mostraba alguna expresión, solo procesaba todo lo que escuchó de sus hermanos.
Después de todo, sí, México era la víctima en todo ese juego suyo, y al final ella sería la afectada.
No recuerda verla llorar o triste, solo le vio pensativa esa vez que trató de hablar con ella por su reciente secuestro.
Ambos, sentados en la orilla de la banqueta mientras hacía algo de frío.
Tenía la cabeza baja, se veía seria, en realidad parecía reprimir lo que sentía por no querer abrirse ante alguien "desconocido".
No eran amigos, ni conocidos, no tuvieron tanta interacción, y ser pareja de golpe fue... erróneo y precipitado.
Pero ya estaba ahí, sin saber porqué.
-- ¿Qué debo hacer? --murmuró soltando un suspiro.
Miró su habitación, toda oscura, el foco estaba apagado, y el enojo le hicieron percibir el calor en el cuarto.
-- Tal vez... debería ser más comprensivo.
Se guió gracias a la dirección que Rusia recibió de México por Whatsapp.
Tardó un poco en arreglarse e ir por ella -ya que aquella casa parecía estar más lejos de la propia-, pero cuando pasaba por esas casas, por las últimas en aquella colonia, comenzaba a dudar.
¿Por qué le manda la ubicación de un lugar que parece desolado y lejano?
Aunque se alivió al ver a una casa de paredes blancas, algo alejada de las demás, algo que despertó su atención.
Se estacionó y bajó con las llaves en mano, tendría que llegar a la entrada y tocar.
Algo que Rusia debería hacer.
"¿Por qué tuve que meterme en esto?" Pensó golpeando la puerta.
Escuchó algunas pisadas y después de que quitaran el seguro de la puerta, tuvo que inclinar un poco la mirada para ver directo a los ojos a Ecuador.
-- Eh, yooo...
-- Oh, creo que vienes por México, ¿no?
-- Sip.
-- Creí que eso lo tenía que hacer el novio... --mumuró para sí mismo, aunque el europeo alcanzó a escucharlo.
"No te preocupes, yo también lo creo."
-- ¡México, ya vinieron por tí! --dejó la puerta entre abierta y corrió, tal vez para ir por la mexicana.
Esperó por unos momentos ahí, pensando en cualquier cosa hasta que le vino una pregunta a la cabeza.
-- ¿Por qué Ecuador estaba con ella? --y deduce que hay más countries por escuchar sus voces.
-- Perdón por tardar...
Se abrió la puerta completamente, y vio a una México diferente a la que estaba acostumbrado a ver.
Tanto así que no pudo evitar abrir ligeramente la boca.
"¿Todo eso podría comerse Rusia?"
-- Hola, Ucrania.
-- A-ah, hola, México.
Estaba un poco nervioso, más porque no quería que México le preguntara acerca de Rusia.
No sabría como explicarle la situación.
-- Bueno, ¿nos vamos?
-- Sí, está bien.
Por instinto le abrió la puerta del copiloto, no supo bien porqué, solo cuando volvió a la realidad ya estaba abriéndola y haciéndose a un lado para que ella entrara.
-- Eh, gracias haha.
-- No hay de qué.
Cerró la puerta y entró por su lado, de piloto.
-- Vas a decirme metiche o algo, pero, ¿por qué no vino Rusia?
Tragó saliva mientras encendía el carro.
-- Él... Se quedó a arreglarse y me pidió que te recogiera.
-- Oh, entiendo --sonrió.
"Sería una auténtica pena que Rusia se comportara como un patán con ella, agh, no debí hacer eso."
Comenzaba a imaginarse diferentes cosas, como que, al llegar, Rusia no se haya arreglado para nada y se comporte de mal humor.
O que le haga saber por el enojo del momento que no le quiere y que solo era parte de una competencia.
Se arrepiente por completo de haber hecho eso, y reza porque Rusia sea al menos un poco adecuado.
Reza porque respete los modales y valores que URSS les inculcó.
-- ¡Ucra!
-- ¿Eh?
-- Ya me estabas preocupando, llevamos parados desde hace dos minutos.
-- ¡Ah, sí, perdón! Me quedé pensando en algo.
-- Haha, no importa.
Por cierto, ¿cómo estás?
-- Mmm, pues bien --echó a andar el carro-- ¿Y tú?
-- Pues bien igual.
No quería que el resto de camino fuera igual de silencioso, pensó en una pregunta, algo que iniciara una conversación, que liberara lo que ambos tenían en común, algo...
-- Espera, ¿por qué te gusta mi hermano?
México volteó, confundida;-- ¿Qué?
-- Ese poste que tiene cara de sapo por lo amargado y que no tiene nada de carismático, ¿por qué te gusta?
Ella comenzó a reír por lo aleatorio del comentario.
-- ¡Ayyy, no mames! ¿Cómo vas a hablar así de tu hermano?
-- Pues, ¿para qué mentirte? Cualquiera en la familia pensaría que es imposible que alguien se fije en Rusia.
Por eso, me pregunto, ¿qué le viste a la farola andante?
-- Pff, pues... Creo que no hay nada en específico.
Guardó silencio, Ucrania creyó que era para expresar bien lo que sentía, pero en realidad se estaba esforzando por encontrar alguna virtud desde su perspectiva.
-- Pues... Creo que fue su seriedad.
Ucrania alzó las cejas sin despegar la mirada del camino.
-- Sí, sé que te preguntas porqué, pero creo...
Creo que fue cuando guardó la calma e intentó hablar conmigo cuando sucedió todo eso de... el secuestro.
Prestó atención, más interesado.
-- Parece que trató de tranquilizarme, aunque no lo culpo ya que ni él sabía muy bien qué hacer.
-- Ya veo...
"Joder, sí le gusta.
¿No hay alguna forma de que lo olvide y sea feliz con alguien más para que no sufra? ¡Waaaaa, necesito ayudaaa!"
-- ¿Por qué la pregunta?
-- Bueno, es que sigo sin creer que alguien como tú se haya fijado en él.
-- ¿"Alguien como yo"?
-- Sí, me refiero a que te ves llena de energía siempre, y Rusia... pues es Rusia.
-- Mmm, y a tí, ¿quién te gusta?
-- ¿Qué?
-- Bueno, te ves algo mamón, parece que no eres de tener parejas amorosas o algo por el estilo, así que sería interesante saber tus gustos.
-- En realidad no me gusta nadie.
-- ¿Seguro?
-- Eh... --"¿Está chica sabe leer mentes o..?" pensó algo nervioso-- Sí, seguro.
-- Buenop.
Resopló aliviado.
-- Ahora que me acuerdo, alguna vez llegué a pensar que tú y Canadá harían linda pareja.
-- ¿Qué? Haha, ¿por qué?
-- No sé, una vez los vi hablar y pensé en chinga "esos weyes deberían ser pareja".
-- Dios, no se te ocurra pensar de nuevo semejante barbaridad.
-- ¿Por qué? Canadá es un amor de persona.
-- No, eso sí lo entiendo, pero no creo que sea mi tipo, ¡yo quiero a alguien que haga estupideces! O sea, que sea como yo y me siga la corriente en todo.
-- Pff, USA...
-- ¿Qué? ¡No! ¡Él completa y rotundamente un no!
-- ¡HAHAHAHAHA!
"Maldita gorda capitalista".
-- Sí, como suelen pelearse él y Rusia: "¡no te atrebas a decirme así, cerdo soviético!".
-- "¡Cuida lo que sale de tu puta boca!"
-- "A mí no me das órdenes!"
Ambos estallaron a carcajadas.
-- Y luego el puto de ONU se mete y les dice "¿podrían dejar de discutir?", así, bien amargado.
-- Ya sé, las juntas deberían ser exclusivamente para verlos discutir y apostar a quién ganará.
-- ¡Sí! Yo apostaría por USA.
-- ¿Ah, sí? ¿Por qué?
-- No sé, USA tiene ese carácter que puede hacer estallar a Rusia fácilmente de el enojo, y como las peleas físicas están más que prohibidas, solo le quedaría hervir.
-- ¿En serio? Yo creía que Rusia ganaría en los golpes, pero no al hablar.
-- No creo que le guste la idea de tener que ser sometido por FBI, frente a todos, y mientras USA se sigue burlando.
-- Haha, tienes razón.
Prestó atención al ver que ya estaban cerca de la casa, estaban en la calle de hecho.
-- Eh, ya llegamos...
-- Woah, jamás había visitado la casa de ustedes ahora que lo pienso.
"¡Por favor, que Rusia de verdad de haya arreglado un poco y que no sea tan grosero con México!"
Bajaron, Ucrania tomó aire silencioso mientras México seguía apreciando la gran casa que tenía frente a ella.
-- Bueno, ¿gustas pasar?
-- Sí, gracias.
Tardó unos momentos en abrir la puerta haciendo tiempo para quién sabe qué, tal vez que ocurriera un milagro de que le llamaran a la mexicana diciéndole que ocurrió una urgencia y que tenía que volver a casa.
Cualquier cosa ayudaría, pero no podía alargar más aquella situación, por lo que terminó abriendo la puerta.
Primero vio todo arreglado, no era destacable pero comparado a lo que vio antes de irse sí habían hecho un buen trabajo.
Además de que olía bien la comida.
Se alivió un poco haciéndose a un lado para dejarla pasar, a lo que ella asintió en un gesto de agradecimiento.
-- Es linda su casa --sonrió volteando.
-- Gracias, deja te llevo a la sala para que esperes a Rusia.
-- Okey.
Se sentó en el sillón que Ucrania le indicó.
Miraba entretenida los detalles, las paredes pintadas en un rojo, pero no era llamativo, ella lo llamaría "amargado" o "aburrido".
Pensó por unos momentos, sería extraño tener que comer con ellos.
Para empezar, era la primera vez que debía comer en la misma mesa con personas a quienes casi nunca les había hablado.
Aunque, especificando, no era la primera vez que cenaría con ellos.
-- ¡Hola, México!
La voz de Bielorrusia la sacó de sus pensamientos.
-- ¡Woaaaaah! ¡Te ves increíble!
-- E-eh, muchas gracias Bielo, tú igual te ves muy bien con traje.
-- ¡¿Verdad que sí?! ¡Siempre me ha gustado usar traje formal!
-- Pues te queda perfecto.
-- ¡¿Ves, Kaza?! ¡Sí me veo bien!
-- Pareces hombre --le devolvió desde el piso de arriba.
-- ¡Más hombre que tú!
Rió un poco, mientras que Bielo subía al segundo el piso para hacer solo sabe ella qué.
Suspiró, creyó que estar con ellos sería más silencio y algo aburrido, además de tenso.
Pero, por lo que veía, eran nás agradables de lo que parecían.
Ucrania parecía encajar en su personalidad, Bielo se veía como una persona entusiasta, y Kaza podría ser un poco más extrovertido de lo que pensó.
Lo único que encontraba fastidiante sería la actitud de Rusia.
Volteó a su costado derecho y pegó un pequeño salto al ver a tres países -menores de altura para ella- a su lado.
-- ¡Ooooh, Bielo tenía razón, te ves muy bien!
-- ¡Me recuerda a la época de los ochenta!
-- ¡Y su maquillaje es sencillo pero hermoso!
Se incomodó un poco al tener a Estonia, Lituania y Letonia viéndola, diciéndole cumplidos.
Sonrió apenada, sabe que no son niñas pero su comportamiento y estatura las hacían parecer eso.
-- Aww, muchas gracias.
Aunque rápidamente se olvidaron de ella dirigiéndose a la cocina.
Sonreía sonrojada, esas tres también se veían simpáticas, y etan amables con ella.
No será tan pesado el día después de todo.
Escuchó algunas pisadas, no quiso darle importancia, pero sí se preguntó porqué no aparecía nadie.
Al parecer esa persona se había detenido, porque ya no escuchó sus pasos.
-- ¿México?
"Si es otro cumplido, me compro unas papas picantes" apostó para sí misma mientras giraba para ver a el país.
-- Ah, eh, hola, Rusia --saludó amablemente, poniéndose de pie.
-- E-eh, ho-ola...
Sí, tendría que actuar como la novia que quiere mucho a su pareja, sonreír y hablarle bien... Sería bastante castrante de no ser porque sus hermanos ya le habían subido el humor.
-- Te ves bien --mencionó viéndolo de pies a cabeza, aunque era un halago "forzoso", la verdad es que no negaría que se veía bien.
No iba formal, solo llevaba un pantalón de mezclilla oscuro y una camisa de cuadros, no estaba acostumbrada a verlo así, pero no estaba mal.
Rusia en cambio no tenía palabras para describir a México: podría creer que era otra chica de la que estaba acostumbrado a ver.
-- Tú te... te ves increíble --mumuró sonrojado.
"A huevo, hoy como papas picantes".
-- ¡Gracias!
-- Bueno... ¿Gustas irte sentando en la mesa? En cuanto todos bajen, serviré la cena.
-- Sí, está bien.
Tomó asiento y vio como Rusia volvía a subir.
Entre cerró los ojos al pensar que algo tramaban, todos estaban arriba -a excepción de las tres pequeñas que estaban en la cocina-.
Aún así, se centró más en el hecho de que Rusia se había portado bien, no le hizo una cara de pura amargura, pudo notar una pequeña y diminuta sonrisa.
-- Oigan, ¿qué fue eso? --Estonia llamó la atención de sus dos hermanas, susurrando.
-- ¿Qué fue qué?
-- ¿No lo notaste? --Letonia miró a Lituania-- Rusia se sonrojó.
-- No debo ser la única que lo notó, ¿vieron que sonrió también?
Lituania frunció el ceño;-- ¿Creen que alguna hada o ente lo haya visitado para amenazarlo de que debía ser más expresivo?
-- Litu, eso solo pasa en las películas navideñas.
-- De todas formas, ¿por qué reaccionó así?
-- Tal vez se dio cuenta de que estaba siendo injusto con alguien que no lo merecía.
-- ¿Se imaginan que de verdad terminen queriéndose? --Estonia sonrió-- ¡Sería lindo! ¿Verdad?
-- Bueno, no negaré que sus personalidades opuestas suelen chocar la mayoría de las veces, pero creo que podrían complementarse en algunos aspectos, solo es cuestión de que encuentren esas similitudes entre ellos para que tal vez suceda algo entre esos dos.
Lituania y Estonia miraron a Letonia.
-- ¿Tienes que hablar formalmente siempre?
-- Es mi naturaleza --se excusó.
Callaron al ver a Bielo, Ucra, Kaza y a Rusia bajar, mientras hablaban entre ellos.
Menos el ruso, claro.
-- ¡Que bien, ya vamos a comer! Moría de hambre.
Como se dijo, todos se acomodaron en sus lugares al rededor de aquella mesa cuadrada.
Comieron con tranquilidad, intercambiaban algunas palabras, el ambiente no era para nada pesado.
México veía a la familia interactuar, sentía una extraña calidez, no lograba comprender porqué se sentía alegre de estar ahí, le era complicado explicarlo, tal vez era un deja vú.
-- Hey, ¿no va a haber postre?
-- Litu, te serviste tres platos, no me digas que aún tienes hambre --Bielo tomó los platos de todos -que ya estabab vacíos- para dejarlos en el lavadero.
-- ¡Aaaaay! ¡Yo quería galletas!
Se estremeció sin que nadie lo notara, ya sabía porqué sentía que el momento lo estaba repitiendo.
Solo sonrió nostálgica.
-- Si quieres, mañana compramos pastel.
-- Waaa, ¡yo quiero galletas!
-- ¿Qué tiene con las galletas? --preguntó México.
-- Bueno, cuando éramos pequeños, comíamos galletas como postre.
-- Pero, ¡las galletas eran increíbles! --la boca de todos babeó al recordar su sabor.
-- Estaba deliciosas, pero no sabemos qué marca era la que papá compraba, y jamás volvimos a probarlas.
-- Creemos que la compañía cayó en bancarrota y por eso no podemos encontrarlas, una lástima.
-- Oooh, ya, entiendo.
"Entonces no lo recuerdan."
-- Algún día encontraré esas galletas, ¡y será el mejor día de mi vida! --exclamó Lituania.
-- Pero por ahora tendrás que conformarte con las que venden en los super mercados.
Hizo un puchero, se veía algo tierna de esa forma.
-- ¡Oh, oh! ¡México! --la mencionada volteó a ver a Kazajistán-- Ya que eres como de la familia, tengo que presentarte a mi mascota.
Kaza se levantó de la mesa y corrió para subir las escaleras y entrar a su habitación, dejando a México algo aturdida.
"¿Cómo que soy de la familia?"
-- Ay, no, Kaza, ni se te ocurra.
-- Kaza, ¡no vayas a traerla!
-- ¿Traer qué, perdón?
-- ¡A Amber!
-- No la saques de su cristal.
Miraba a Rusia, Ucrania, Bielo, Estonia, se veían molestos mientras le decían que no trajera a la mascota Amber.
Pero, ¿por qué? ¿Era un perro peligroso? ¿O por qué tanta precaución y rostros enfadados?
-- ¡Mira, mira! ¡Esta es Amber!
Tembló, sintió que su cuerpo se tensaba, y creyó por momentos que su piel se volvió pálida.
No entendía cómo Kazajistán era capaz de tener a una serpiente de color rojo, blanco y negro con él, como si fuera cualquier cosa.
Bajó escaleras, por momentos penso que le faltaba aire, pero volvió a la realidad al ver como se le acercaba con la serpiente.
-- No, no mames... --nadie lo veía pero México estaba muriéndose de miedo.
Tal vez no serían tan tranquilo como lo pensó.
-- Kaza, vuelve a dejarla en su cristal.
-- ¿E-esa es Amber?
-- ¡Sí! Me la regaló Australia.
"¿Qué clase de regalo es ese?"
-- Mira, tócala.
Le acercó peligrosamente el reptil, por lo que también ella se inclinó un poco hacia atrás.
Vio como la serpiente sacó la lengua como cualquiera suele hacerlo, trataba con todas sus fuerzas no salir de sus casillas y gritar de miedo, pero le era difícil.
-- N-no, gracias, y-yo pasó.
-- Andaaaa, no hace nada.
-- P-prefiero no arriesgarme.
-- Haha, bueno.
-- Kaza, ¿podrías volver a la habitación y dejar a Amber encerrada? --Bielorrusia también le tenía miedo a aquella serpiente, era la principal razón por la que mejor dormía en otra casa aparte con Estonia, Letonia y Lituania.
-- Pero ella también necesita salir de vez en cuando.
-- No es un perro --Bielo y México si vieron, al parecer concordaba en eso.
Era una pequeña discusión, casi infantil y divertida.
Casi no prestaban atención a nada, más que a Kazajistán discutiendo con Bielorrusia y Ucrania.
-- K-kaza...
El mencionado miró a Estonia;-- ¿Sí?
-- ¿D-dónde está Amber?
Se quedaron callados, Kazajistán buscó por todo su cuerpo algún rastro de la serpiente, pero no estaba.
-- ¡¿Se te escapó?!
-- ¡Ayyy, noooo!
Todos subieron su cuerpo completo a sus asientos, sin dejar los pies colgando.
-- ¡Más te vale encontrarla!
-- ¡Sí! ¡Te dijimos que no la trajeras!
México seguía asustada, más que el resto probablemente, temblaba mientras se aferraba al respaldo de la silla.
Miró con atención a todos los lados para ver si de milagro la encontraba y, así, avisarle a alguien.
Pegó un brinco al verla, no estaba en cualquier lado, estaba enrollada en el pie de alguien.
-- U-ucra... --México apuntó a la pierna del ucraniano.
Este bajó la mirada hasta encontrarse con la serpiente.
-- Oh no...
-- ¡AAAAAAAAH! ¡QUÍTENMELAAAAAAA!
Saltó de la silla totalmente asustado, primero sacudió su pierna para ver si por sí sola se desprendía, pero no.
-- ¡KAZA, QUÍTAMELA, QUÍTAMELAAAAA!
-- No seas exagerado, solo quédate quieto y yo te la quito.
Rusia volteó para ver a México, estaba visiblemente aterrada, sus colores estaban pálidos, y sus labios temblaban.
-- Eh, ¿quieres que salgamos de aquí?
Rápidamente asintió sin verlo, quiso bajar pero Kazajistán sí logró quitar a Amber, solo que se le escapó de las manos y se deslizó hasta quedar bajo el sillón.
-- No creo que quieras bajar por tu cuenta.
Volvió a negar.
-- Bueno, emmmmm...
¿Te importa si te cargo?
-- ¿Ah?
-- ¿Quieres tocar el suelo o no?
Miró hacia abajo, solo debía bajar y caminar o correr hacia la salida, no era tan complicado ni nada, pero su miedo podía más, no se aventuraba, más porque sus piernas temblaban y parecía que había olvidado cómo caminar por el miedo.
No tenía opción.
Perder la dignidad o perder la vida.
-- E-eh... Está bien...
Le daba algo de pena, incluso el color volvió a sí, acompañado de un sonrojo en cada una de sus mejillas.
Rusia finalmente la tomó entre sus brazos, a un estilo de princesa, que le hacía pensar a México que su dignidad frente a ellos ya se había perdido.
Por suerte, los hermanos del ruso estaban ocupados en su propio miedo, temiendo a la serpiente, sin prestar atención en lo absoluto a la pareja.
Rusia caminó hasta llegar a la puerta, la abrió con la mano que a duras penas tenía desocupada, y salió de ahí con México en brazos.
Se quedaron unos momentos así, era extraño pero olvidaron que uno estaba cargando al otro.
México era la más conciente de su posición, miró al europeo a los ojos, esperando a que reaccionara.
Rusia sintio sus ojos sobre él, volteó, e hicieron contacto visual.
Ambos estando ruborizados.
-- ¿Y-ya puedo bajarme?
-- ¡Sí, sí! Perdón.
Se inclinó un poco para dejarla caer suavemente de pie.
-- ¿Eso pasa seguido?
-- ¿Qué?
-- La serpiente...
-- ¿Que se escape? Sí, pasa regularmente.
-- ¡¿Y-y por qué la tienen de mascota?!
Alzó los hombros;-- Kaza se emocionó al verla en un vídeo, y Australia iba pasando cerca, así que lo escuchó.
Se ofreció a darle una serpiente parecida, y aunque le dijimos que no, llegó al día siguiente con Amber.
-- Deberían llevarla a un lugar donde esté mejor vigilada.
-- Se lo decimos pero no nos hace caso, y pues parece que la serpiente ya se acostumbró a nosotros, el único que no se ha acostumbrado a la serpiente es Ucrania, como ya viste...
-- Pff, sí...
No lo culpo, yo me habría puesto igual o peor.
-- Pero si tu escudo es de una águila devorando a una serpiente, creí que no le tendrías miedo o al menos no te inmutarías.
-- ¿Me viste cara de águila? No me respondas.
-- Haha, bueno.
Caminaron en silencio hasta llegar a una pequeña banca que había allí.
-- Oye, por cierto.
-- ¿Sí?
-- ¿Por qué ese cambio tan repentino de vestimenta?
-- Ah, esto, bueno...
Bolivia, Panamá y Belice me ayudaron a arreglarme.
-- Ah, ya veo.
Resopló, tenía un breve resumen mental de su día, resumen que tendría que darles a los chismosos de sus hermanos y de OL.
-- Estuvo lindo el día.
Alzó una ceja;-- ¿En serio?
-- Sí, es que estuvo diferente a lo que estoy acostumbrada.
-- ¿A qué estás acostumbrada?
-- A estar con mis hermanos y con O- --calló.
Rusia miró confundido.
-- A estar con mis hermanos y hacer cualquier cosa --corrigió.
-- Ah, ya veo.
Bueno, pues ya viste más o menos a lo que estoy acostumbrado.
-- Sí, es agradable.
-- A largo plazo no tanto, te recuerdo que no es agradable escuchar gemidos mientras haces cualquier cosa.
-- Dímelo a mí.
Se vieron.
-- ¿Tú tampoco tienes hermanos normales?
-- ¿En qué aspecto podrían parecer normales?
-- Tienes razón.
Eh, ¿quieres que te lleve a casa?
-- Si no es molestia, sí.
-- ¿Y si es molestia? --sonrió ladino.
-- Pues me voy a pie, ahí te ves --comenzó a caminar para alejarse del ruso.
-- ¡Oye, oye, era broma! --mencionó entre risas-- Solo deja que vaya por las llaves del carro.
-- Está bien.
Vio como entró a casa, dejándole un momento de soledad.
No mentiría para nada, estuvo bien su día, podría volver a repetir todo eso.
-- Menos lo de la serpiente... --murmuró.
En cuanto el chico salió de la casa le sonrió, subió al carro y viajaron por un camino diferente al que Ucrania tomó para esta vez ir directamente a la casa de la mexicana.
Cuando llegaron, no supo porqué espero un momento.
-- Oye, eh, diles a tus hermanos que me la pasé muy bien y todo.
-- ¿En serio? Creí que por lo que pasó con Amber tendrías una opinión negativa.
-- Nah, de hecho, creo que fue hasta divertido.
Solo que no se vuelva a repetir.
-- Descuida, no creo que comentamos el mismo error dos veces.
-- Mhmm, bueno, creo que ya me voy.
-- Okey, descansa, México.
-- ¡Igualmente!
Siguió con su par de ojos el carro, se estiró mientras bostezaba, y terminando de mirar, sacó la llave de su casa de su brasier y la introdujo en la cerradura.
Entró, todos las luces estaban apagadas, caminó directo a su casa, no tenía hambre, ni ganas de nada.
Llegó a su habitación y se tiró a la cama, no lo dijo ni nada pero los tacones le habían estado matando, los pies le dolían.
Antes de dormir, giró la cabeza hacia su mesita de noche, donde también había dos cajones.
Al ver al de abajo en específico, recordó la carta que estaba ahí, que guardaba desde hace tiempo.
Suspiró, por última vez en el día.
En el comedor, todo estaba tan silencioso entre ellos dos.
El resto hablaba entre ellos, eran voces apacibles, le tranquilizaban, y le hacían sentirse un poco más feliz que de costumbre.
Una pequeña dejó caer la cuchara en su plato, por lo que ambos adultos prestaron atención.
Así, cayeron en la cuenta de que no solo ella había terminado.
-- ¡Padre, padre! ¿Podemos salir a jugar?
URSS resopló;-- Ya es algo tarde para que salgan a jugar.
-- ¡E-entonces jugaremos en la sala!
La voz de Rusia destacó.
-- ¿Podemos, padre?
Rió enternecida, todos veían al de piel rojiza con los ojitos hechos agua.
-- Agh, solo no duerman tarde.
-- ¡Sí, papá! --exclamaron unisonido.
Salieron corriendo de sus lugares, parecía que llevaban prisa, pero solo querían gastar todas sus energías en jugar.
-- México, México.
Bajó la mirada al sentir un leve jaloneo, encontrando a una pequeña.
-- ¿Sí?
-- ¿Podría mañana hacer como postre las galletas que usted hace? ¡Por favor!
Sonrió, acariciando la mejilla de la tricolor.
-- Claro, Lituania.
-- ¡Woaaaaah! ¡Muchas gracias! --se lanzó a abrazarla.
México correspondió dulcemente, para luego soltarla y dejar que corriera a la sala.
-- URSS, ¿podrías...?
-- Sí, mañana te traeré los ingredientes.
-- Gracias, eres un amor.
-- Tú lo eres más, querida --le sonrió, aún cuando tenía unas ligeras ojeras, para México era el ser más perfecto de todos.
-- Deberías descansar.
-- Lo haré cuando termine.
-- No, tú y yo vamos a dormirnos ahora --demandó.
-- ¿Eres mi pareja o mi madre?
-- Puedo ser ambas si es necesario.
-- Haha, bueno.
-- Si no, no habrá galletas para tí.
-- ¿Ah? ¿Por qué?
-- Por no dormir temprano.
Gruñó, al parecer la chica ganaría esa pelea.
-- Está bieeeen, está bien, solo porque sí quiero comer galletas mañana.
-- Ese es mi niño.
-- Pero me levantas mañana temprano para terminar todo.
-- Hasta vas a tener tu taza de café ya lista.
-- Mmm, perfecto --sonrió estando a su lado.
"Supongo que a su lado todo es perfecto".
No me pregunten porqué puse ese momento extra, porque ni yo lo sé
Nuevo récord de terminar un cap en dos días, joder estoy a tope
Tengo que aprovechar mis últimas vacaciones ;W;
En fin
Quiero mandar un saludo a:
FBIagente001
¡HIZO UN OL SUPER KAWAI! AAAAAAAH
Le quedó hermoso -cry-
Muchas gracias por leerse este capítulo, espero les haya gustado nwn
Cuídense, ahí se ven uwu
6022 palabras.
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