Capítulo único
Miró desde lejos y esperó pacientemente para ver la cola meneándose por debajo de la silla. Sonrió al notar que esta acarició la mochila que colgaba sobre el respaldo antes de volver a esconderse por debajo de la mesa, de seguro porque los alumnos se movieron por el pasillo y el híbrido temió que lo pisaran.
ChanYeol apenas recordaba cuándo empezó todo, cuándo fue el momento exacto en que sus ojos se toparon con esa cosita peluda y de ahí no se movieron, ansiosos por buscarlo todas las mañanas cuando llegaba al colegio y cuando salía el recreo, ansioso por ver la colita azabache moverse por entre los demás alumnos, todos iguales y monótonos con su uniforme bien planchado. BaekHyun, sin embargo, debía ajustar su uniforme para que la cola no le incomodara en los pantalones y eso lo hacía ver increíblemente tierno.
Llamó su atención desde el primer momento, cuando que se lo encontró un lunes por la mañana, el primer día del penúltimo año de colegio, donde estuvo ansioso a morir porque no veía a su grupo de amigos debido a sus vacaciones en un pueblo costero vecino. No obstante, su sorpresa fue magnífica cuando descubrió que no solo tenía un nuevo compañero que venía de un pueblito recóndito, sino que, además, era un híbrido, de esos que salían en televisión y que solo habitaban en la gran ciudad. Desde ese momento, ese personaje peludito lo conquistó por completo, pero no podía hacer mucho más que mirarlo desde lejos, especialmente porque BaekHyun no era precisa muy hablador y desde que lo miró con cierto recelo y miedo desde abajo, ChanYeol supuso que no le caía bien, de seguro porque era un gigantón. Por eso mismo no le quedó mucho más que observarlo a la distancia, como un admirador secreto, para así ver las partes animales que se movían por sí solas, como si de un acto inconsciente se tratasen, o cuando titubeaba al hablar y lo rígida que se ponía su cola cuando debían hacer fila para cualquier cosa y tenía gente por detrás.
Y claro, BaekHyun lo ignorarla deliberadamente, como hacía con todos sus compañeros, y no era para menos, después de todo la mayoría de ellos se entretenía burlándose de él y ChanYeol no terminaba de entender por qué, a fin de cuentas el otro era increíblemente encantador y, a pesar de que no hablaba más que para los trabajos grupales, su voz era agradable y nunca trató mal a nadie. Pero entonces ¿por qué a él lo trataban tan mal? De igual forma, no había mucho que pudiera hacer, no tenía más que mirarlo desde lejos, apreciar su sonrisa bonita cuando miraba por la ventana y el movimiento de sus orejitas cuando tenía picazón de nariz.
Quiso acercarse, por supuesto, pero no era tan valiente como para imaginarse que el chico estarían interesado en escucharlo; apenas le prestaba atención en los trabajos que hacían juntos e imaginaba que no lo escucharía ni aunque lo intentará. Sin embargo, se conformaba con admirarlo y sentir un cosquilleo en todo el cuerpo cuando se topaba con el chico y su cola accidentalmente chocaba contra su antebrazo, cosa que pasaba pocas veces, pero cada vez que sucedía ChanYeol se estremecía y la sonrisa se le arrancaba por entre los labios.
—¡Oye, gata! —Dirigió la mirada hacia donde provino la voz a pesar de que no lo llamaron a él, sino que al lindo chico de cabello negro que se encogió en su asiento mientras se hacía el desentendido y subía sus lentes con timidez, con la vista fija en la pizarra que estaba del otro lado del salón.
Estaban en la sala de clases y el profesor salió durante un momento para buscar unas cosas en el salón de profesores, así que estaban solos. Debido a eso ChanYeol pasó prácticamente desapercibido cuando se puso de pie y se acercó hasta la mesa del pelinegro al ver que el chico aquel que le habló se acercó hasta el híbrido.
Su corazón comenzó a revolotear como loco y no por cosas buenas precisamente. Estaba tan acostumbrado a ver cómo se burlaban de su compañero bajito que debería considerarse hasta cotidiano, pero él no estaba precisamente cómodo con ello y ya desde hace un mes que decidió que no permitiría que volvieran a molestar al híbrido, no obstante, era la primera vez que realmente hacía algo para evitarlo.
—¡BaekHyun! —lo llamó un tanto alterado.
El aludido abrió los ojos con asombro al verlo aparecer de repente delante de su puesto. Le sorprendió, claro. No se hablaban, no se conocían, pero —al menos en palabras de su amigo—: BaekHyun debe ser idiota si no ve lo loco que te tiene.
De reojo vio como el otro chico, el cual posiblemente llamó al híbrido con la intención de burlarse, detuvo su caminar y los miró de reojo mientras hablaba entre dientes con uno de sus amigos, al parecer poseyendo buenos modales para no interrumpirlos, pero no para burlarse de otros. O pudiera que sencillamente pensara que burlarse de un joven chico que tenía orejas y cola de gatos era justificativo.
—¿Sucede algo? —susurró BaekHyun de manera nerviosa cuando miró en su dirección.
ChanYeol nunca antes se acercó al chico por voluntad propia a pesar de que llevaba meses con ganas de hacerlo, especialmente aquellas veces donde alguien intentó burlarse de su compañero por su condición. Es decir, estuvo durante semanas intentando defenderlo y no era que temiera hacerlo, pero a veces simplemente no podía llegar y entrometerse, no le salía, se bloqueaba y se quedaba inmóvil a pesar de que luego lloriqueaba consigo mismo porque no pudo defender al chico que le gustaba como debería.
Muchas veces se preguntó por que sucedía todo, por que había gente que se esforzaba por tratar mal al chiquillo cuando era completamente normal, bueno, a medias. Después de todo, sabían acerca de la existencia de los híbridos, los veían todos los días por televisión, en las teleseries y en los programas de variedades. Sin embargo, vivían en un pueblo pequeño, prácticamente en el campo, donde tenían una mente demasiado cerrada porque no conocían. Desde que los híbridos se incluyeron en igualdad de derechos y deberes de acuerdo a las políticas del Estado BaekHyun eran el primer híbrido que convivía con ellos, que se educaba en la escuela local, que vivía con sus padres adoptivos. Antes de él hubieron otros híbridos, profesores suplentes o sujetos que hacían conferencias de cualquier cosa, sin embargo, el chico era el primero que convivía a la par y probablemente por ello era tan chocante para los adolescentes del lugar.
—Yo... —Se mordió la lengua al escuchar al otro dudar.
El pelinegro se acomodó la gorra negra y ChanYeol secretamente deseó ver las orejas peludas que BaekHyun siempre ocultaba debajo de ese grueso pedazo de tela, de seguro porque no era difícil captar la molestia de sus compañeros y probablemente esa fuera la manera con la que el chico intentaba ocultarse a sí mismo y a las razones por las cuales los demás se burlaban.
—¿Podemos hablar un momento durante el recreo? —soltó más convencido, como si recordara por qué se plantó delante del azabache en primer lugar.
BaekHyun pareció sorprendido ante su propuesta, pero luego de pensárselo por unos segundos asintió. Sus expresiones no dijeron mucho más que estaba confundido y se suponía que él debería estar bien con eso porque no lo rechazó ni nada por el estilo, aunque realmente habló para distraer a sus otros compañeros y desviar la atención, no para acordar un momento donde confesarse y pensar que el híbrido estuvo de acuerdo con acordar eso lo puso nervioso. Por ello, ChanYeol se pasó el horario de clases martillándose la cabeza, pensando en cómo se le ocurrió intervenir de esa manera y que debía hacer algo ahora que tenía la cita prácticamente acordada con su compañero. ¿Debería inventarse algo? ¿Podría entablar una conversación sobre algo tan mundano como el clima? ¿O estaría obligado a mostrarse tan serio como pareció estarlo cuando le pidió que charlaran?
A causa de ello ambos terminaron cerca de uno de los árboles más grandes que había en el patio del colegio, un abeto viejo, un ejemplar que servía como fondo para los cuadros de las fotografías de los egresados y que adornaban para celebraciones importantes. Era un sitio de encuentro común, por lo que no servía precisamente para pasar desapercibido y ChanYeol se arrepintió de citar a BaekHyun ahí, ya que se dio cuenta que su encuentro llamó la atención de otras personas y eso le pareció ridículo.
—¿Qué necesitas decirme? —El pelinegro se mostró nervioso y se sonrojó una vez que se miraron a los ojos.
—Bueno... —El nerviosismo le recorrió el cuerpo por completo y tuvo sincera preocupación por desmayarse.
Verdaderamente, no tenía nada para decir. Sí, hubieron muchas cosas que ChanYeol se guardó en aquel mismo instante, cosas que podían ir desde su infinito desagrado por sus compañeros acosadores hasta esa actitud esquiva y hasta de víctima de BaekHyun, pero no creyó que fuera el momento apropiado para confesar todo aquello que retuvo durante meses, primero porque no tenía la confianza para llegar y hablar de algo así, y segundo, porque se sentía avergonzado de no hacer nada acorde para aportar en positivo a la situación que vivía diariamente su compañero.
—¿Tienes la tarea de matemática? —preguntó algo atolondrado, como si escuchara muchas voces diciéndole qué podría decir y francamente fue algo así, después de todo, había una especie de disco rallado vomitándole todas las ocurrencias que servían como posibles salvavidas en esa situación.
—Ehh... —Su compañero se mostró confundido, por supuesto—. Claro. Pudiste decirme en clases, así te la ofrecería.
La cola del híbrido salió de su posición inicial, siempre apegada a su espalda, escondida debajo de la chaqueta del traje del uniforme escolar o entre sus piernas, para moverse juguetona por detrás del pequeño cuerpo. Supuso que la acción la efectuó ante la sensación de inquietud e imaginó que fue así porque estaba un poco erizada y parecía hasta intranquila moviéndose de un lado a otro, posiblemente olvidándose por qué la ocultaba en primer lugar.
La conversación murió ahí y ChanYeol no quiso eso, pero tampoco halló manera para mantener a BaekHyun con él, aunque fueran unos minutitos más. El híbrido se mostró titubeante cuando ambos guardaron silencio y se miraron, como si esperaran que el otro dijera algo y él estuvo perfectamente seguro de que no podría conseguir mucho más de su compañero, así que se animó a seguir teniéndolo a su lado, aunque fuesen por unos pocos segundos.
—¿E-Entendiste lo que dijo el profesor Lee sobre álgebra? —Nervioso se rascó por detrás de la oreja y se removió entre sus pies.
Frente a él la cola de BaekHyun se entumeció a su espalda—. Oh, eh... Sí, creo. —El azabache soltó una risita nerviosa que luego escondió por detrás de su antebrazos y a ChanYeol no pudo parecerle más encantador. Quiso apretarle las mejillas—. ¿H-Hay algo de eso que te complica?
—¡Sí! —Se arrepintió de inmediato de su arrebato, dado que el cuerpo ajeno se sobresaltó, aunque BaekHyun no pareció asustado. De hecho, este volvió a reír, ya más nervioso que tímido—. E-Ecuaciones... —El contrario le asintió ligeramente, como si esperara que le dijera algo más y él estuvo tentado a decirle que lo tenía nervioso a morir y que dudaba que pudiera decir algo coherente teniéndolo delante—. Cuadro...
—¿Ecuaciones cuadráticas?
—¡Eso!
El híbrido soltó una pequeña risa, esa vez sin esconderse y mirando hacia la cima del árbol, al parecer genuinamente contento por su comentario idiota, pero a ChanYeol le dio completamente igual porque BaekHyun se vio particularmente feliz y la cola del chico se movió por su contorno, saliendo de su habitual escondite por dentro de su espalda para rodearle el torso y acercarse hacia el frente, hacia él...ChanYeol quiso que lo acariciara, pero se encontraba demasiado lejos para ello.
Al parecer el contrario notó su entumecimiento, el cual le era satisfactorio porque generaba un hormigueo, pero su compañero no pareció interpretarlo así porque se calló de inmediato, volvió a esconder la cola y lo miró avergonzado.
—Disculpa. No quise burlarme de ti —musitó el otro apenado.
—Oh, no, no. No lo tomé así. —Asintió con sus palabras dichas de forma errática, urgido por evitar que el pelinegro se viera abrumado por malas sensaciones—. De hecho, me gusta verte y escucharte reír.
Se dio cuenta de lo que dijo hasta cuatro segundos después, cuando BaekHyun procesó más rápido que él sus propias palabras porque el chico perdió la sonrisa por completo y lo miró sorprendido desde abajo —dado que era mucho más bajito que él—, casi tristón, como si le dijera un insulto, y ChanYeol de verdad temió meter la pata porque no quiso arruinar la corta conversación que tuvo con el otro más allá de temas estudiantiles. Bueno, seguía siendo estudiantiles, pero al menos se reían un poco.
—Oh, bueno. Y-Yo creo que debería... —El híbrido apuntó a sus espaldas, claramente indicando que estaría por marcharse.
—Sí, claro. O sea, por supuesto. Sí... —Asintió para darle a entender al contrario sus intenciones, aunque de seguro con sus palabras estuvo más que claro. Sin embargo, se sintió morir cuando lo vio asentir y darse media vuelta—. N-No. ¡No! No quise decir eso. O sea...
BaekHyun se volvió a mirarlo con las cejas fruncidas, pero no por eso pareció molesto, más bien el chico tenía expresión de que se estaba aguantando la risa y sus pequeños ojos vidriosos se lo confirmaron, así que no le sorprendió demasiado cuando el chico se largó a reír y volvió acercarse a él, esa vez con la cola meneándose alegremente detrás del menudo cuerpo.
—ChanYeol, ¿cierto?
Sonrió a más no poder y asintió—. Sí.
—Te pasaré la tarea para cuando termine el recreo.
—¿Q-Qué? P-Pero...
El contrario no le permitió continuar y simplemente se fue, dejándolo solo debajo del frondoso árbol monumental del establecimiento, con medio colegio mirando en su dirección porque se le ocurrió hablar con el híbrido y no se le pegó la sarna, como se burlaban alguno de sus compañeros. Claro, a ChanYeol no podía parecerle más ridículo el actuar de los demás, llenos de insultos incoherentes e infantiles, como unos pre-pubertos que eran ignorantes de la vida misma, con pensamiento limitante y poco reflexivos. ¿Acaso él era distinto? Probablemente, porque si los demás no se permitían darle una oportunidad a su nuevo compañero eran unos idiotas. Él no era uno de ellos, claro que no, aunque sí se tardó bastante tiempo en plantarse ante BaekHyun en primer lugar y decidió que no desaprovecharía la oportunidad
—¡BaekHyun! —gritó y aleteó con la mano en lo alto antes de correr los pocos metros que el otro logró adelantarle. Como supuso, el aludido se mostró realmente confundido de qué lo llamara—. ¿Te gustaría ir conmigo al baile de fin de año?
El chico levantó ambas cejas, totalmente descolocado y él quiso insistirle con que se veía precioso, tierno, bonito y hasta caliente con ese ceño fruncido y los labios crispados, pero ese último pensamiento era demasiado como para comentarlo, más aún cuando se trataba de BaekHyun, quien apenas recibía un hola pocas veces a la semana de parte de sus compañeros. Y claro, ChanYeol pensó mucho en el otro y se le olvidó pensar en sí mismo, en su postura, expresiones y, por sobre todo, en qué dijo porque recién ahí fue consciente de las palabras que salieron de su boda y del significado real que estas tuvieron. Ante ello su sonrojo fue evidente y de seguro los compañeros que los observaban a lo lejos se rieron de ello, claro, pero los adultos debieron pensar que hacían competiciones de aguantar la respiración o alguna cosa semejante por lo rojo que estaban ambos.
—¿Quieres ir conmigo al baile? —preguntó BaekHyun pausadamente, como si aún no encontrara palabras para expresarse o como si pensara que en cualquier momento estaría por largarse a reír y eso le pareció infinitamente triste.
Quiso decir algo inteligente, pero al final rio nervioso y se agarró el pelo ligeramente más largo de la nuca en un gesto intranquilo, como sí arrancándose los pelos pudiera conseguir algo y su gesto no pareció tranquilizar a BaekHyun porque este arrugó la nariz y miró hacia otro lado por unos cortos segundos, concentrándose en la corteza ligeramente húmeda del árbol ahora un poco lejano.
—¿Por qué irías conmigo? —susurró el otro sin desviar la mirada del abeto y él abrió la boca en automático.
—Porque me gustas —confesó sin quererlo, provocando que luego fuera él quien estuviera intranquilo y agonizando.
BaekHyun se quedó paralizado ante lo que dijo, pero permaneció en el mismo lugar mientras no dejaba de mirarlo a los ojos. A ChanYeol la respiración se le entrecortó y sintió que en cualquier momento podría parársele el corazón.
—¿Estás jugando conmigo o de verdad...? —El híbrido descendió con el volumen de sus palabras, como si esperara que eso fuera suficiente para que captara la respuesta que esperaba y en el fondo fue así. A ChanYeol no se le hizo muy difícil imaginar por dónde se dirigían las dudas del contrario.
Respiró profundamente y prefirió tragarse toda la vergüenza. Después de todo, llevaba un tiempo mirando al chico, atento a sus cualidades animales, a sus ojos preciosos y a esa forma absurda que tenían sus compañeros de tratarlo, manera completamente inequívoca que él también replicó porque no hizo nada y eso lo convirtió en otro actor del sistema abusivo. ¿Se dio cuenta de su error? Por supuesto que sí y estaba dispuesto a remediarlo, por eso estaba ahí en primer lugar. Por ende, era su momento para olvidarse de todos los temores y ser tan sincero como siempre quiso serlo.
—Me gustas. —Arrugó la nariz y se cruzó de brazos, intentando aparentar desinterés, cosa que claramente no funcionó porque su sonrojo lo hacía verse como un tomate.
—¿Qué?
La cola pasó de un entumecimiento inicial a un movimiento errático, meneándose de un lado a otro y ChanYeol no supo qué significaba eso exactamente y se lamentó no leerse un libro sobre el lenguaje de los gatos o al menos buscar en internet. BaekHyun solía tener la cola baja siempre, escondida entre las piernas, y esa era la única interpretación que conocía, pero esa cola frenética le indicó que era mejor correr lejos.
—No me estoy burlando de ti —aseguró y lo hizo sin titubear porque se sintió ofendido incluso, más aún al notar la mandíbula apretada del contrario—E-Es difícil para mí plantarme aquí y decírtelo.
A BaekHyun se le cortó la respiración y la cola se relajó por completo, aunque adoptó cierta rigidez con un pequeño declive en la cima. ChanYeol no tenía ni idea de qué significaba eso, pero pudo hacerse una idea al ver los ojos amplios de su interlocutor y los hombros tensos, con la cabeza en alto y la espalda recta. Se veía como un gatito de verdad y a él le siguió pareciendo igual de encantador.
Tomó una profunda respiración y acabó negando con la cabeza. De repente tuvo unas ganas infinitas de salir de ahí, correr hasta su casa, encerrarse en su habitación y desvanecerse en la cama.
—No me respondas —susurró algo ahogado y acabo dándose la vuelta para marcharse de ahí.
Logró escapar del híbrido y por suerte de la siguiente clase también porque de verdad no quería volver a enfrentarse a BaekHyun, ya no quería verlo más. Que vergüenza, que atrocidad. ¿Cómo se le pudo pasar por la cabeza que sería buena idea? BaekHyun no lo conocía, nunca convivió con él de ningún modo y no había manera de que siquiera le cayera bien, ¿cómo pudo imaginarse que le daría una oportunidad? Siempre fue invisible y eso se dio porque él mismo lo permitió, si se hubiera destacado como un príncipe de brillante armadura sería distinto, si tan solo...
–Yeol... —Miró hacia quien le habló y de inmediato formó un puchero cuando su amigo suspiró—. Oí lo de BaekHyun.
—No lo menciones —se quejó casi sin voz y arrugó la nariz.
Aún se encontraba en enfermería ante la excusa de que se sentía terriblemente mal del estómago y por suerte el profesor no quiso verlo morir y le creyó cuando le dijo que tenía ganas de vomitar, así que se pasó los primeros minutos sintiéndose un desdichado mientras era acompañado por la enfermera, quien pareció más entretenida viendo el drama de la primera hora de la tarde que de un alumnos supuestamente enfermo.
—¿Estás molesto con él? —pregunto JongIn, su amigo, un tanto inseguro y se dejó caer lentamente en la camilla a su lado. Desde hace rato que la enfermera desapareció con la excusa de que la llamaron desde dirección.
—Por supuesto que no. No es su culpa que yo no le guste.
—¿Te rechazó?
Se lo pensó un poco antes de responder—: No realmente. Bueno, no me respondió, yo solo... No quería que me mirara así.
—¿Así como? —Su amigo soltó una pequeña risa, como si estuviera divertido con su forma de expresarse y él quiso propinarle un empujón para que cayera de la camilla.
—No lo sé. —Se encogió de hombros—. De lo que estoy seguro es que no le gusto.
—¿Y cómo estás tan seguro de eso?
—¡No lo sé! —alegó exasperado—. Él... parecía tenerme miedo... —Miró sus propias manos, las hizo puño y suspiró.
—Creo que solo falta que te acerques más a él y que le des la confianza. —JongIn se mostró convencido de sus propias palabras—. No puedes esperar que las cosas surjan de la noche a la mañana, ¿no? Ya sabes que hay algunos inconvenientes entre los compañero y BaekHyun. No deberías esperar que todo sea de maravilla si primero no dejas que te conozcas.
—Lo sé, pero...
—Te dije que debías ser su amigo primero —reprochó el otro—. ¿Por qué le dijiste que te gustaba?
—¡No lo sé! —lloriqueó—. Me puse nervioso. C-Creí era lo mejor y... y... —Tomó aire profundamente y cerró los ojos un momento—. Su colita estaba extraña. De verdad pensé que saltaría a arañar mi cara.
—Imbécil. —Se quedó completamente rígido al escuchar una tercera voz en la habitación.
Sus ojos afligidos y temerosos se dirigieron hacia el emisor de aquel insulto y directamente su nivel de agobio se hizo aún más intenso porque estaba BaekHyun ahí con su cola crispada, el ceño fruncido y las orejas sin ocultarse por debajo de la gorra que en esos momentos llevaba entre las manos, afirmando la visera con un puño. Estaba enfadado y se le notaba con tan solo observar sus orejas alzadas de forma tensa, en una postura defensiva y alerta.
El chico sencillamente se fue y JongIn alcanzó a pegarle un manotazo para que despabilara y gracias a eso se echó a correr detrás del otro, a quien, por suerte, no tardó en atrapar. Sí, atrapar, porque al final se sujetó de la muñeca de BaekHyun y lo hizo detenerse en un acto inconsciente y también inconsecuente porque la mirada enfadada que le dio su compañero no le pareció para nada tranquilizadora.
—Suéltame antes de que te arañe la cara.
Su corazón se quebró—. No... Yo...
Al notar que el contrario insistió con su ceño fruncido y con la tensión del brazo decidió soltarlo. Bueno, decidió, pero realmente no lo hizo porque justamente pasaron los estudiantes de dos cursos menores trotando por el pasillo exterior, al parecer en dirección hacia la cancha de atletismo, cosa que lo llevó a apegarse a la pared y a llevarse a BaekHyun consigo, por lo que terminó golpeándose la mano con la pared mientras aún sujetaba al contrario por la muñeca.
Su corazón se detuvo cuando sintió el pelaje de la cola de su compañero rozar con la muñeca de uno de sus brazos.
—Suéltame.
—Sí, perdón. —Rápidamente quitó las manos, alejándose del tacto tibio que le proporcionó el felino—. De verdad lo siento, por esto y por lo otro.
Contra todo pronóstico, el chico se mantuvo ahí, mirándolo reticente—. Quería saber si estabas bien... —BaekHyun puso los ojos en blanco y luego susurró—: No fue mi intención escucharte.
—¿De verdad? —Se sorprendió con lo primero, por supuesto. ¿Cómo no hacerlo? El chico a pesar de todo tuvo el detalle de disculparse o algo así mientras él solo dijo cosa tras cosa para malinterpretar y ciertamente no supo cómo afrontar y solucionar todo lo que sucedió en apenas un día, pero se dio cuenta que no había manera de solucionarlo, lo pudo comprobar cuando el híbrido se cruzó de brazos y acentuó su expresión de molestia.
—Si estás de acuerdo... —Alzó la mirada al escucharlo hablar—, te daré la oportunidad de explicarte.
Su sorpresa fue tal que no pudo ni sonreír cuando fue lo que más quiso hacer y solo sujetó el papel rasgado que le entregó su compañero, en el cual estaba escrito un número de teléfono con letra pulcra. Para cuando salió de su estupor BaekHyun ya se fue, pero eso no lo desánimo porque cuando registró el número se dio cuenta que no era ninguna broma y que de verdad el único híbrido que conocía —y que, además, le gustaba— le dio su contacto.
—¡No me tienes que contar que lo vi con mis propios ojitos! —chilló JongIn apenas salió de su ensimismamiento inicial y se encaminó hacia enfermería, encontrándose a su amigo apoyado en el marcó de la puerta y mirando en su dirección.
Y quizás debió molestarle que el otro husmeara, pero se encontró demasiado contento como para ponerse a pensar en ese tipo de pequeñeces, así que apenas salieron del colegio entró a su aplicación de mensajería gratis y le mandó un mensaje al contacto, por lo que recibió una devolución del saludo y una imagen de perfil que le indicó que su número ya fue ingresado en la lista de contactos del otro. Su corazón no pudo aletear más emocionado cuando no solo vio a BaekHyun sonriéndole a la cámara, sino que también a sus preciosas orejitas a la vista y al chico sujetándose de un perro salchicha como si su vida dependiera de eso. ChanYeol realmente quiso besarlo, pero se conformó con darle un beso efímero a través de la pantalla.
No quise ofenderte con lo del arañazo, de verdad. 🥺🙏🏻
No pensé que me harías daño.
[...]
Se disculpó a través del chat apenas tuvo oportunidad y quiso seguir escribiendo, continuar explicándose, pero al final ni hizo nada porque el otro se le adelantó con su respuesta:
Lo sé. También escuché que pensaste que te tenía miedo y dijiste 'colita'. ¿Quién dice 'colita' cuando insulta a alguien? 🤣
Sonrió a más no poder y envió una respuesta con muchos emojis sonrientes y llorando a la vez porque se sintió así en ese momento. Fue justamente esa pila de sentimientos lo que lo hizo mandar un mensaje apresurado, seguro de que no tendría el valor suficiente si no lo hacía en otra ocasión.
¿Quieres salir conmigo este viernes? Podemos ver una película o comer algo... 👉🏻👈🏻
Así mismo dejó la propuesta y se esforzó por mantenerse vivo los siete segundos que BaekHyun se tardó en contestarle.
Me parece mejor comer algo mientras vemos una película. 👀
La sonrisa se mostró ancha en su cara e intentó no lanzar de la emoción el teléfono hasta el otro lado de su habitación. Aún con la emoción y todo se atrevió a escribir:
Es una cita. 🌟
Bueno. 😳
—¡Mamá! —chilló emocionado y terminó lanzando el teléfono de igual modo, aunque procuró hacerlo contra la cama.
Corrió escaleras abajo para contarle a su madre lo dichosos que se sentía, pero quedó a medias porque se le olvidó por un momento que dejó a BaekHyun en visto y eso lo hizo correr escaleras arriba nuevamente para quedarse mirando la pantalla durante un momento, inseguro de cómo responder porque no quiso mostrarse tan animado como realmente se sentía, definitivamente no. Ya paso mucha vergüenza en tan poco tiempo.
¿Juguemos a esto de las preguntas tontas? 🙊
No responderé preguntas que tengan que ver con mis orejas y cola. 🤭
Sus ojos cayeron desanimados y crispó los labios, entristecido.
Yo solo quería saber si debías lavarlas con un champú diferente... 😩
Respondió más con sincera curiosidad que en broma y por suerte BaekHyun no se lo tomó mal porque le envío una serie de caritas riendo y acabaron hablando de lo pesado que era el profesor Kim con su tendencia a la literatura fatalista y las uñas pintadas de amarillo flúor. Sí, así mismo, se pintaba las uñas de amarillo flúor en las noches de los viernes o al menos eso concluyeron entre risas y una serie de stickers que se robaron entre sí.
—Hola —sonrió a más no poder y tuvo miedo de asustar a BaekHyun con sus expresiones, pero este término sonriéndole de igual forma.
—Hola.
ChanYeol ni siquiera tuvo tiempo para pensar en lo que realmente sucedía, su cerebro estuvo demasiado ocupado en ser feliz y en decir las palabras indicadas cuando se tratara del híbrido, tanto así que realmente no se percató de que lo lograba, que se acercaba a su compañero bajito como deseó en un inicio y, a pesar de que el contrario nunca se mostró atraído de una forma distinta hacia él, al menos le dio la oportunidad de conocerlo y eso era más que suficiente para él.
Tuvieron una primera cita —como le gustaba llamarla ChanYeol— llena de sonrisas nerviosas, cuerpos estremeciéndose y una colita que al inicio estuvo escondida por entre las piernas de su acompañante, pero que al finalizar el día, y luego de comer mucho helado y reír como idiotas en pleno centro comercial, ya revoloteaba tranquilamente por detrás de la espalda de su dueño, serpenteando con la elegancia propia de un felino.
Para su desgracia, durante el primer encuentro no logró ver las orejitas gatunas del otro y estas se tardaron muchísimo en mostrarse. ChanYeol se esforzó en mantenerse de forma amigable, sin intentar absolutamente nada más porque le pareció claro que BaekHyun no iba por ese lado y lo consideró mejor así, por lo que tan solo se conformó con hacerlo reír y en molestarle incluso porque se dio cuenta que su compañero disfrutaba de la atención, en el buen sentido de la palabra. Era como un minino después de todo y para dos meses después ChanYeol ya leyó demasiados libros sobre el lenguaje de los gatos como para sentirse todo un experto para contentar a BaekHyun.
El chico no habló del tema que los unió en primera instancia y él se esforzó en sentirse bien con ello, pero llegó un punto donde se dio cuenta que definitivamente fue rechazado y ya no le pareció tan entretenido tener al otro sonriéndole tan bonito porque su nueva relación pareció normalizar al híbrido entre sus compañeros y algunos de ellos se le acercaron, primeramente, para hacerle preguntas curiosas sobre ser combinación de distintas especies, ya después todos parecieron querer acercarse a BaekHyun porque vieron aquello de lo que ChanYeol se estuvo admirando todo ese último tiempo.
¿Se sintió mal por no ser el único? Por supuesto que no. Estaba infinitamente contento de que su nuevo amigo pudiera integrarse de esa manera con sus compañeros, después de todo, aquel era uno de los complejos más importantes en el diario vivir del otro y desde que se dio cuenta de la mirada tristona y ofendida que le presentó su compañero el primer día que hablaron se dio cuenta que no quería que se volviera a sentir así jamás, especialmente porque ya entendía que los posicionamientos iniciales de la cola o de su propio cuerpo eran un claro reflejo de una personalidad temerosa e insegura. Sin embargo, la señora Byun —sí, porque ya la conoció y hacía unos brownies* exquisitos— le confirmó que este BaekHyun era su verdadero BaekHyun, ese chico alegre, lleno de risas, bromas y ojitos encantadores que la señora Byun insistió en que significaba que estaba enamorado y a él lo hizo entrar en estado catatónico porque era triste pensar que se esforzó en conquistarlo todo ese tiempo para que luego llegara otro espécimen a mimarlo de esa forma. De igual manera, sabía que no podía hacer mucho más que fingir una sonrisa y mantenerse ahí como un buen amigo. Al menos lo soportó bien hasta cuando la cola de BaekHyun se empezó a enredar en sus brazos o a rozarle las piernas, ahí ya se le detenía el puto corazón y lo disponía a acabar con su amistad porque el tiempo pasaba, le gustaba su amigo y... Maldición, él movimiento elegante le parecía demasiado coqueto y ya llevaba muchas tiempo masturbándose debido al pelinegro y se sentía sumamente impuro haciéndolo cuando luego tenía que verle la cara al chico y fingir que era el ser más feliz de la Tierra. La parte buena fue que encontró una página porno por internet con actores híbridos.
—¿En qué piensas? —Pegó un brinco del susto y BaekHyun rio—. Llevas un tiempo extraño. Sabes que puedes contar conmigo, ¿cierto?
Quiso apretarle las mejillas, besarle los labios y ponerse a hablar como idiota, diciendo cosas como "¿quién es el bebé más bonito?" o "a shi que shi, si es Baek el coshito más lindo de la tiega".
—Soy idiota —susurró para sí mismo a modo de lamento y a su lado sonó una risa contenta.
—¿Cómo? —El híbrido pareció entretenido y animado a su lado; como admirando, comentó JongIn un día de esos, cuando por fin hallaron un momento donde el chico no estaba con su novio ni él con BaekHyun o los cuatro juntos partiéndose de la risa.
Se llevaban bien y ninguno de los dos pareció molesto o incómodo con la presencia de un nuevo integrante en el grupo, quizás así se sintió BaekHyun en un inicio, pero logró acoplarse fácilmente, al menos con la ayuda de ChanYeol. Sin embargo, no tardó nada en independizarse de él y probablemente por ello se entristeció tanto, y no era que no quisiera que el pelinegro no fuera independiente, por supuesto que no, más bien era esa sensación de agonía que sentía cada vez que pensaba que dentro de poco no se convertiría en nadie más que otro de sus amigos, así como lo era JongIn para el híbrido o incluso algunos de sus propios compañeros, los cuales se acercaron al chico de tal manera que era hasta irrisorio.
Solo hacía falta que te conocieran, le dijo una vez y BaekHyun terminó llorando contra su pecho porque llevaban un rato hablando de sus sentimientos mientras estaban sentados en la habitación del azabache luego de una partida intensa de videojuegos. Bueno, de los dos fue el otro quien realmente ahondó en sus sentimientos.
—¡Ya...! —Recibió un ligero golpe con la almohada y él solo rio, contento porque llevaba ganándole a BaekHyun cinco partidas seguidas—. ¿De verdad no me dirás que te pasa?
Se sintió confundido con ese cambio de tema, pero acabó dándose cuenta que en realidad el otro estuvo toda la tarde queriendo introducir el tema y que no, no hablaba sobre si teñirse la cola o no, sino que de la cara de desgraciado que tenía día por medio, de su postura desgarbada y desanimada y de sus ojos perdidos que miraban un punto fijo por la ventana, como si pudiera encontrar ahí algún problema ante sus desaires amorosos.
—De verdad no es nada —bromeó y le propinó al otro un empujón indoloro. Con BaekHyun era mejor bromear.
—Yeol... —amenazó su interlocutor y él dejó que lo mataran en la partida. Ya nada tenía sentido en esa vida.
—Solo estoy pensando en teñir el pelo —mintió y, para su sorpresa, volvió a llegarle otro golpe con el blando objeto.
—No me mientas. —Sus ojos grandes se dirigieron hacia los del más bajo y este suspiró antes de desviar la mirada, apoyando la espalda en el costado de la cama mientras volvía la vista a la televisión—. Sé que no te sientes bien con algo y de verdad quiero que me cuentes de ello, Yeol. Siempre me has ayudado.
—Sabes que no estoy obligado a contarte, ¿cierto? —susurró con suavidad, sin intenciones ni temor de ofender porque la cola del chico ya llevaba un tiempo descansando sobre su regazo.
—Sé que no estás obligado a contarme, pero al menos dime cómo puedo ayudarte. —El pelinegro arrugó el rostro, al parecer genuinamente preocupado—. Llevas un tiempo así, meses incluso. No preguntes ni cómo, pero me di cuenta que no me puedes mentir, así que suéltalo.
Suspiró y miró fijamente al contrario, quien alzó ambas cejas en espera de que abriera la boca y de seguro se tardó mucho en hacerlo porque el chico terminó acercando la cola a su cuerpo para dejarla reposar de forma tensa sobre la alfombra.
El solo hizo una mueca y suspiró—. Te diré si me prometes que no usarás más la gorra.
—¿Qué tiene que ver eso? —se quejó el contrario y él quiso decirle que tenía mucho que ver porque BaekHyun avanzó mucho en su desenvolvimiento con los demás, pero aún tenía reticencia a sacarse la gorra y ni siquiera ChanYeol lo vio así por más de diez minutos, cosa que también era escasa porque apenas pasó un par de veces contadas cuando llegó a la casa de BaekHyun antes de lo estimado y este aún tenía el pelo húmedo por la ducha reciente.
—Es mi condición —susurró y cuando el contrario finalmente se sacó el trozo de tela gruesa lo confirmó—. Prométeme que no la usarás para ocultarte.
—¿Qué? Pero ¿por qué...? —El híbrido se quedó con la frase a medias porque a él se le ocurrió hacer algo que durante mucho tiempo espero hacer: acariciarlo. Lo acarició sin malicia, sin segundas intenciones, solo con la dicha de sentir el suave pelaje contra la piel de sus dedos, los cuales cosquillearon sin brusquedad por detrás de la oreja del chico, quien se encogió de inmediato ante el tacto, pero luego cerró los ojos, acercó la cabeza hacia él y gimió profundo. Si no fuera porque estaba triste se le pararía el pene de paso.
—Supe que JongDae, del salón de al lado, te invitó al baile. —Los ojos del contrario se abrieron amplios frente a él y ChanYeol se esforzó en mostrarse tan tranquilo como consideró que debía estarlo y en continuar con sus caricias, aunque la postura del híbrido cambió por completo—. Es guapo y simpático. ¿Irás con él?
—Es muy bajo —soltó el otro escuetamente, como si esa fuera la respuesta más certera y él realmente no entendió por qué.
—¿Te gusta la gente más alta? —Su compañero asintió y él pensó en algún otro pretendiente del chico—. ¿Qué tal YiFan?
—No, porque es chino. —Hizo una línea con los labios, ligeramente molesto por el comentario del contrario—. Ay, no me pongas esa cara. Es broma.
Claro, bromear. ChanYeol no debió dejar de hacerlo.
Apartó la mano de la cabeza del contrario y volvió a tomar el mando de la consola para continuar con el juego y hacer como que lo que pasó realmente no pasó, pero al final el chico terminó sujetándolo por la muñeca para detenerlo y a él se le cortó la puta respiración porque el otro tenía una mirada demasiado intensa.
—Lo que dijiste aquella vez... —Se le cortó la respiración al escuchar al otro hablar con cuidado, temeroso de sus próximos movimientos—. ¿De verdad te gusto? —ChanYeol quiso huir, realmente deseó hacerlo—. ¿Incluso a pesar de que yo sea... así? —El pelinegro se apuntó a sí mismo y su cola revoloteó un poco antes de esconderse detrás de su espalda.
Detalles como esos ChanYeol ya los notó antes y la mayoría de las veces le quitaba la maldita respiración porque el chico era precioso. Recordó que ya para ese momento estaba completamente cagado y que daban igual sus miedos porque el otro era sincero con sus dudas y complejos y él debía serlo también.
—Eso es lo que más me gusta de ti. —Se encogió de hombros, pareciendo despreocupado, e ignoró lo caliente de sus mejillas—. Desde ese momento y hasta hoy fue y es lo que más me gusta de ti.
Su mirada se perdió en la consola encendida con la luz azulada y realmente deseó que el tema acabara ahí, que BaekHyun decidiera no ahondar más porque ciertamente no se sentía capaz de enfrentar todo lo que conllevaba ser el amigo friendzoneado.
—¿De verdad? —BaekHyun pareció realmente sorprendido—. Pero si a nadie le gustaba eso de mí.
—A mí sí —dijo inmediatamente, sabiendo que el chico se ponía triste por la falta de aceptación. Sin embargo, lo dijo de forma genuina, con total sinceridad—. M-Me gustas desde que te vi por primera vez.
—¿Y esta vez me escucharás? —preguntó con calma el pelinegro y él frunció en ceño.
—¿A qué te refieres?
—Esa vez me dijiste que no querías escucharme. ¿Lo harás ahora? —BaekHyun lo miró directo a los ojos y él volvió a quedarse sin respiración. A esas alturas temió que lo matara de un ataque al corazón.
—Y-Yo... —titubeó con los ojos fijos en el otro, totalmente inseguro. El híbrido solo le alzó las cejas en señal de que esperaba por su respuesta—. No, no quiero saberlo.
El chico chasqueó la lengua, se dejó caer sobre la alfombra con la vista fija en la televisión encendida y cruzó los brazos frente al pecho. ChanYeol no entendió directamente que significó aquello, pero supuso que no estaba del todo bien por las expresiones de su compañero.
—Bueno. Si no lo quieres hacer tú entonces lo haré yo.
—¿Ah? —soltó confundido y estuvo dispuesto a profundizar con otra interrogante, pero al final su amigo terminó dejándolo totalmente fuera de sí cuando se le ocurrió subirse sobre sus piernas y besarle los labios.
Murió, en ese preciso instante se le fue la vida por completo y se esforzó por mantener el raciocinio, pero realmente su cuerpo no respondió a su cerebro y terminó sintiéndose un maldito patán porque rodeó a BaekHyun con sus brazos como si fuera suyo y le comió la boca a tal punto que se excitó, sus manos recorrieron el cuerpo ajeno sin mesura y el profano siempre era él, al menos hasta que se le ocurrió acariciarle al contrario una de sus orejas felinas y el vaivén de caderas del otro fue evidente y excitante, mandándolo a volar a la luna porque era imposible que BaekHyun le siguiera aquel sucio juego; imposible creyó él, pero al final resultó que el azabache dejó de besar sus labios netamente para detenerse a mordisquear su cuello y justo ahí le dio tiempo para abrir los ojos y notar de reojo la pequeña orejita gatuna moviéndose.
—B-Baek... —gimió y las caderas ajenas rotaron contra las suyas.
Empezó a sentirse erecto por debajo de la ropa y eso lo asustó, principalmente porque no deseaba espantar a su amigo a pesar de que fue este quien se subió a su regazo en primer lugar, quien le besó los labios y quien estaba en ese preciso momento acariciándole los brazos que apenas eran cubiertos por la delegada tela de la camiseta.
—Baek —lo llamó nuevamente, esa vez con la voz más seria.
—¿Qué? —El chico se alejó y a ChanYeol se le paró el puto corazón porque lo tuvo sentado sobre su regazo, con los muslos anchos acariciando sus costados, los labios rojos por las constantes mordidas, el pelo revuelto y la ropa desencajada por todo lo que lo toqueteó.
—Tus orejas son preciosas —soltó sin ser consciente e incluso frunció el ceño porque el híbrido le parecía tan bonito que resultaba frustrante, como cuando quieres apretar a un niño por lo tierno que es.
—¿Me detuviste para decirme eso? —se burló el pelinegro.
—No realmente. —Le sonrió, aunque se sintió infinitamente nervioso—. Pero ¿te distes cuenta de qué estás haciendo?
—¿Qué pregunta es esa, Yeol? —se burló el otro y él se sonrojó, aunque, contra todo pronóstico, BaekHyun solo soltó una risa enternecida.
Se quedó completamente quieto, mirando al otro a los ojos porque notó algo distinto en su actuar más allá de la confianza, claro. Eran amigos y a pesar de que llevaban poco tiempo conociéndose de una forma así de estrecha, no era difícil para BaekHyun dialogar, al menos de temas que no eran del todo profundos. Sin embargo, en esa ocasión el corazón de ChanYeol estuvo muy expuesto.
—Yeol.
—Mmh... —Alzó la cabeza para mirar a su amigo. Todo ese tiempo se entretuvo con la vista pérdida en algún lado.
—Me gustas.
Se quedó completamente estático y esperó pacientemente la risotada, pero esta no llegó. De hecho, lo primero que vio fue como el rostro del híbrido se entristeció lentamente antes de que este decidiera salir de su regazo para volver a sentarse a su lado, dándole la espalda y concentrándose en el televisor que se encontraba con la consola a modo de reposo.
—Me iré a casa —susurró el otro mientras buscaba sus cosas repartidas por el lugar.
—¿Qué? —Se sintió entrar en pánico de inmediato—. ¿Por qué te vas?
—Porque me siento incómodo.
Por inercia bloqueó el camino del pelinegro cuando este quiso dirigirse hacia la salida de la habitación. El chico le frunció el ceño, pero él solo soltó un suspiró porque se dio cuenta de que era un idiota.
—También me gustas —soltó y los ojos ajenos por fin no lo esquivaron—. Sabes que me gustas. Te lo comenté.
—No creí que fuera cierto... —Quiso decir algo, pero al final el otro se le adelantó—: Bueno, en un inicio directamente no te creí y luego de conocerte supuse que sí y quise confirmarlo.
—Pues sí, confirmado. Me gustas.
Su compañero apretó los labios con la finalidad de ocultar una sonrisa, cosa que hizo de una forma muy penosa porque al final se mostró todo precioso frente a él con su sonrisa amplia, las orejas alzadas en una postura relajada y la cola meneándose tranquilamente por detrás. Estaba contento.
—¿Entonces...? —El contrario quiso encaminar la conversación hacia algún otro lado, pero él no entendió y de seguro su expresión reflejó aquello—. ¿Qué harás?
—¿Con qué?
—Con nosotros —El híbrido se mordió el labio inferior durante un breve momento—; con el baile.
—Oh, claro. Ehh...
¿Por qué tenía que decirlo él, maldición? A pesar de que sus sentimientos fueron correspondidos se sentía igual de nervioso. Sin embargo, llegó a la rápida conclusión de que no podía seguir haciéndose el Imbécil.
—¿Irías conmigo al baile? —soltó de sopetón y hasta con cierta brusquedad.
El chico frente a él sonrió ampliamente, pero también se sonrojó y miró hacia el suelo mientras la cola se movía lentamente detrás de él. Al parecer el contrario volvió a sentirse nervioso y eso lo enterneció.
—Está bien —susurró sin mirarlo y ChanYeol apretó los labios para que no se notara demasiado su sonrisa.
—Pero necesito pedirte un favor. —El chico alzó la cabeza y las cejas al mirarlo, curioso—. ¿Podrías ir sin algo en la cabeza? Me gustaría ver tus orejas. —Se acercó hasta BaekHyun con cuidado para no asustarlo y acarició una de sus orejas negras y peludas. ChanYeol no pudo evitar sonreír al verlas. Nunca las observó tan de cerca—. De verdad me gustas así como eres, BaekHyun. No tienes por qué ocultarte.
Le dio una suave sonrisa al chico y este luego de un pequeño momento de silencio sonrió con él. El contrario le pasó los brazos por los hombros para volver a besarlo y dar pie a una noche no muy distinta de todas aquellas otras donde estuvo con el chico, no obstante, aquel día y los restantes se la pasaron más apegados de lo normal, con las manos puestas en el cuerpo del otro como si necesitaran tocarlo, los labios buscando encontrarse y sus corazones latiendo como locos por el otro y por una festividad escolar que prontamente llegaría, pero que no significaba nada a comparación con lo que ambos sentían.
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*Brownies: Bizcocho de chocolate.
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Orejas ocultas
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