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VIII: Restricción -3

—Yublan... —exclama una nueva voz entrando al canal.

—Luna —espeta Jaeger identificándola

—Yo me haré cargo de esto —aclama subiendo a gran velocidad hacia el cielo —Si se enfrían los núcleos se podrá evitar la fisión nuclear.

—Apóstol Wagner por favor absténgase, la temperatura para congelarlos esta sobre su tolerancia, enfriarlas sin un compañero la matará —exclama Jaeger.

—El único con el derecho de empuñarme está muerto...

—Wagner no puede...

—Solo dime. ¿funcionará...?

—Los datos confirman que si... —responde con un nudo en el corazón

—Es todo lo que necesitaba escuchar..., —concluye Luna lanzando su comunicador al vacío.

—¡Yublan ¿Qué demonios esta pasando?! —Exclama el apóstol Loud —¿Qué es lo que luna está planeando?

—Luna... planea romper la restricción...

Ante esa afirmación todos los presentes en la sala de control al igual que los apóstoles restantes en babel palidecieron, incluso Nora aun en su estado reaccionó.

Conforme la mujer subía el aire que respiraba se volvía más helado, mientras las estrellas se veían cada vez más claras y más cerca que nunca.

Luna libero un suspiró mientras el agua de las nubes empieza a aglomerarse en su espalda, dando forma a una entidad, un hombre de barba de nubes y un cuerpo formado por hielo.

—Bóreas, sintetiza todo tu poder, entrégame toda tu fuerza—ordena

—Sí, mi reina... —responde el Wraith quebrando su corazón, destruyendo su esencia y entregándosela a Luna — Solo por unos segundos libera todas las restricciones y entrégame tu verdadero poder.

Desde que se ha tenido conocimiento las 4 armas sagradas y sus doncellas guardianas han existido en la historia, pasando de mano en mano de distintos héroes que siempre han usado el poder en nombre de lo que es justo.

No obstante, las doncellas guardianas limitan su poder a su compañero y pese a ser en esencia un arma sagrada, no poseen la capacidad de liberar su verdadera fuerza por su cuenta.

Es una maldición impuesta por los mismos dioses y una restricción con la que han cargado desde el principio de los tiempos.

—Ven a mi...

Tras esas palabras del brazo izquierdo a mujer empieza a brotar forzosamente una espada de hielo negro con Runas talladas, destrozándolo en cristales de hielo.

Con su mano derecha Luna nota el mango de la espada, al mover su filo de un lado a otro este deja una estela de escarcha a su paso que emulaba el polvo de un cometa.

—¡Luna maldita sea tu no eres así! — Reclama Grettell tratando de salir del Hospital, impedida por Aiden.

—Grettell debes detenerte, ya no hay nada que podamos hacer... —Aclama Aiden —El precio por romper la restricción...

—...Es la vida de la doncella sagrada —Expone Yublan en la sala de control —Nadie puede detener lo que va a pasar.

Las ojivas estaban llegando a su altitud desde diferentes partes del mundo; un gran miedo inundó a la mujer quien solo podía pensar en sus seres queridos y en lo que estos pensarán de ella.

En su propia cobardía sentenció el destino de muchos para mantener a salvo a su familia, esta vez su vida sería el precio para proteger a quienes ama.

Al divisar los misiles, La mujer exhalo un fuerte grito, nombrando el nombre verdadero del arma en sus manos activando su poder...

—"Excalibur" — Grita blandiendo su espada.

De un tajo circular el cielo se cubrió de blanco a lo largo de la ciudad, del país y de una gran fracción del planeta, hasta congelar la atmósfera del planeta entero en cuestión de minutos.

En ese mismo instante dentro de una de las residencias de la ciudad de Babel, una mujer observaba el cielo plateado con tristeza al tiempo que abrazaba a sus 3 hijos.

Los misiles quedaron suspendidos en el aire y la temperatura de sus núcleos de uranio bajo tanto que fueron reducidos a simples rocas, mientras que el cuerpo de Luna empezó a disiparse como escarcha en el viento, cayendo junto a la nieve en cada rincón del planeta.

En diferentes partes del mundo la gente ignorante de lo que había ocurrido veía al cielo con asombro, pero Nora observaba con Horror como otra persona cercana a ella le era arrebatada de sus manos.

Hace varios años...

La grabación continúa, en esta ocasión centrando al en aquel entonces apóstol Jaeger.

—Realmente yo me uní a los apóstoles por las creencias Surtristas, siempre he sido alguien movido por la fe y si la salvación para los humanos y los usuarios es posible, me gustaría apostar por ello —Aclama Yublan.

—Es... un ¿sentimiento lindo? — Espeta la camarógrafa.

—No te culpo si no lo entiendes, se podría decir que todas las personas buscan la paz a su manera...

El video se corta nuevamente, en esta ocasión mostrando a la apóstol Wagner.

—La guerra es algo que requiere fondos y estrategia, sin ellos solo seria una matanza sin sentido —Expone la mujer —toma como referencia la gran depresión en Alemania después de la segunda guerra mundial...

—Oye Luna no voy a mentirte, no me interesa, porque no mejor nos hablas de ti, y de ese anillo en tu dedo — Aclama la camarógrafa.

—Tu, ¡que crees que estas pensando...! — Reclama ruborizándose.

En ese momento la grabación se corta, pero inmediatamente regresa con la apóstol.

—Este anillo pertenecía a la familia de mi difunto esposo —Aclama la mujer —Antes de la guerra o de todo esto el fue diagnosticado con una enfermedad terminal; trabaje día y noche y acumule tanto capital como nunca antes lo había hecho, aun ni todo el dinero del mundo pudo salvarlo.

—Perdón, no quería traer un tema tan profundo...

—Descuida, ¿preguntaste porque me volví un apóstol? —Señala — creo que descubrí que hay cosas que valen más que el dinero.

Nuevamente la imagen se corta, esta vez mostrando a un hombre de ojos y cabellos negros quien mostraba una amigable sonrisa a la cámara.

—¿Qué es lo que deseo al final de esta guerra?, dime, ¿Qué crees tú que deseo? — Pregunta el hombre.

—No sé qué estas insinuando Jack...

En ese momento el apóstol Kruger toma la cámara y le da la vuelta, mostrando un primer plano de Nora quien se sonroja ante la cámara.

—Nora Waller ¿Qué deseas tu al final de esta guerra? — Pregunta el apóstol Kruger.

—¡Yo!, yo quiero que todos estén vivos y sanos al final de esto —Responde.

—Eso me hace sentir mal...

—No fue mi intención, en serio, quizás, poder casarme con la persona que amo —espeta la joven con un rostro ruborizado.

En ese momento Kruger posa la cámara sobre una mesa, y toma suavemente las manos de Nora, antes de que ambos compartan un beso, tras eso la batería de la cámara se descarga y la grabación termina.

De regreso en el presente...

El cuchillo en el pecho de Nora empezó a brotar hacia afuera, siendo lanzado por los aires, mientras la herida se cauterizaba en un fuego rojo por sí misma.

Douglas quien seguía en el lugar la vio a ella en el suelo levantarse tras estar al borde de la muerte, vulnerable como hace años.

—¿Por qué paso esto?, no lo entiendo, era lo suficientemente fuerte para evitarlo, pero ella lo hizo de todos modos, ¿Por qué lo hizo? —espeta Nora desvariando.

—Quizás ella así lo quería... —exclama Douglas —Las manos de todos están manchadas de sangre, la gente los vera y los recordaran como los villanos de la historia, quizás lo hizo porque no podía retener la culpa. O quizás, quería proteger a alguien, quizás en el momento temía más el daño que las bombas le harían a un ser querido que su propia vida, un sacrificio por amor por así decirlo.

—¿De verdad crees eso?

—No hay forma segura de saberlo, pero...

Antes de ser capaz de terminar de hablar, Nora corre y posa su rostro contra el pecho del doctor; en ese momento cada día de los últimos años regresaron a su mente.

La criatura en su pecho había mostrado muchas caras a lo largo de este tiempo, pero esta, la más vulnerable, simplemente no era aceptable a los ojos del doctor.

—¿Qué está haciendo? —pregunta con un tono confundido.

—No lo sé, solo podría quedarse así, sería malo si alguien me viera así —exclama.

—Las diosas no pueden permitirse verse llorar, está bien...

—¿Cómo acabamos así? Se supone que ya los habíamos desarmado a todos.

—La humanidad es equiparable a un virus, es cuando crees que ya lo has curado que muestran sus verdaderos colmillos, están desesperados eso los hace más peligrosos que nunca.

—¿Qué esto nunca acabará? —pregunta.

—Solo acabará cuando uno de los bandos sea completamente exterminado, si no desea que nadie más muera por usted, entonces acabe con todos sus enemigos, sus esperanzas, su voluntad, sus ambiciones y deseos, arrebáteselo todo, ahí entonces, esta guerra habrá terminado, solo si esta disp...

—Lo hare... —afirma interrumpiéndolo —Les quitaré todo, quería que el mundo se uniese, pero ahora veo, que la verdadera forma de unir al mundo es a la fuerza y en mis manos.

—Señorita, ¿qué está diciendo? —pregunta el doctor con una leve sonrisa.

—Digo que para que el mundo renazca de las cenizas yo me convertiré en el fuego, y diezmare a todo lo que encuentre en mi camino...

—Se hará según sus órdenes —afirma reverenciándose a ella.

Las Naciones Unidas habían llegado demasiado lejos esta vez, si el ataque hubiese tenido éxito, no solo el culto Surtrista hubiera sido eliminado, también hubiesen vuelto inhabitable la superficie del planeta, algo grande estaba por pasar las señales estaban ahí, aunque no fuesen capaces de verlas.

Continuará...

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