V: Nieve que cae al atardecer 2
El hombre toma un fuerte impulso y golpea el costado de la chica haciéndola gritar, se recompone y lanza un segundo y tercer golpe.
Pero antes de poder lanzar el cuarto la joven salta sobre él, con sus piernas sujeta su brazo mientras muerde violentamente su mano hasta que suelta el tubo.
El hombre retrocede, mientras Rebecca se balancea sobre las cadenas soltando el nudo y liberando sus manos, rápidamente envuelve su nudillo izquierdo en la cadena, mientras toma el tubo de hierro con la mano derecha.
El hombre frente a ella corre hacia una mesa tomando de esta un fusil de ráfagas, apuntando a la chica.
—¿Cuál es la cadencia de tiro de una AN-94? —pregunta el hombre mientras empieza a disparar.
—60 balas por segundo, cargador de 100 balas, tiempo de recarga promedio 4.6 segundos —responde mientras esquiva los disparos.
El cargador se agota y el hombre lanza el arma a un lado, mientras ella arremete con el tubo de hierro.
—¿Cuál es la posición de la rótula humana, en la pierna derecha? —pregunta.
—45.5 centímetros con respecto al suelo —responde mientras trata de golpear al hombre en la rodilla.
—Error, es 45.3 centímetros.
El hombre esquiva el tubo y en el proceso patea fuertemente a Rebeca en el rostro, lanzándola hacia atrás haciéndola soltar el tubo; el hombre toma un par de cuchillos de la mesa junto a él, mientras patea el tubo lejos del lugar.
—¿Cuál es la mejor forma de enfrentarse a oponentes con armas blancas de corta distancia? —pregunta mientras arremete contra ella.
—Mantén la distancia, concéntrate en tu entorno y en ti mismo, cualquier cosa es un arma —responde mientras esquiva sus rápidos y feroces ataques.
—Correcto, pero olvidaste una cosa....
El hombre lanza uno de los cuchillos, enterrándolo en la pierna de la joven, ella se pone en guardia, pero él la deshace con mucha facilidad, lanzándola fuertemente contra el suelo, sujetando su cuello y con el cuchillo restante arremete con el golpe final.
—Ahora estás muerta..., de nuevo —espeta mientras se muestra como el enterró el cuchillo a unos centímetros de su oreja —Tú oponente nunca peleará limpiamente, si piensas demasiado tu siguiente movimiento le darás a tu atacante la oportunidad de acabar contigo.
—Sí, señor...
—Falta meno de un mes para que cumplan 16 años, será nuestra única oportunidad para acabar con Victoria de una vez por todas —afirma mientras la ayuda a levantarse —No podemos dejar nada al azar, si ella nos descubre antes de acercarnos lo suficiente todo esto termina.
—¡Sí, tío Reinhardt!
La rabia, la humillación todo el dolor que había soportado en el eterno último año, si todo salía según el plan, podría devolver cada una de esas humillaciones a esa maldita zorra.
Hace 15 meses...
Para entonces habían pasado ocho meses desde que Reinhardt había salido del país completando una misión encomendada por Victoria la actual líder del clan.
Tras el asalto de la alianza, los agentes en el exterior del grupo Lantrosu, fueron llamados de regreso a la ciudad para mantener las apariencias, Reinhardt a pesar de eso solo estaba preocupado por sus primos.
Ellos eran los que estaban en mayor peligro ante la alianza, pero al llegar la imagen que vio, solamente fue la de un monstruo.
En lugar de estar huyendo o preocupada de alguna manera, Victoria yacía sentada en su oficina completamente satisfecha como un emperador en su trono.
—Querido primo gracias a dios que estás a salvo —exclama la mujer con una sonrisa.
—Victoria, no esperaba encontrarte en este estado —espeta confundido
—Los últimos días han sido hermosos —responde levantándose de su escritorio, sujetando unas correas.
Al levantarse del escritorio, la escena se volvió aberrante y repulsiva, como si fueran un par de perros, Victoria caminaba con las hijas de Grettell a cada lado, despojadas de toda dignidad o derecho humano.
La escena revolvió el estómago de Reinhardt quien no podía hacer más que ver a su prima a los ojos.
—Esperaba que ya las hubieses asesinado —exclama asqueado por la situación.
—Quise divertirme un poco, si mueren todo termina, quiero que mi hermana se retuerza en su tumba el mayor tiempo que pueda. —responde mientras deliberadamente pisa la mano de una de las hermanas con un tacón.
Victoria claramente disfrutaba esto más que nadie. En el pasado todos en la familia admiraban a Grettell y a Victoria por igual, fuertes, hermosas y hábiles, individualmente se habían convertido en cazadoras inigualables.
Una de ellas estaría destinada a convertirse en la próxima líder del clan, pero luego Grettell los traiciono.
Se alió con los Inmundanos y ataco a humanos inocentes además de ser indirectamente responsable de la muerte del anterior líder del clan, su propio padre.
Pero la verdadera razón por la que Grettell fue repudiada por cada miembro de la familia y haber sido denigrada hasta ser considerada una Inmundana, eran esas repulsivas criaturas a los pies de Victoria, Mestizas portadoras de la sangre Van Helsing manchada con la sangre de los Inmundanos.
—Solo espero que al final esto los calme a los tres... —espeta refiriéndose a los líderes.
—Querido primo, las cosas han cambiado, el grupo Lantrosu ahora posee un único líder —afirma con una sonrisa —Me di cuenta de que Dragos y Reiner me retenían, por eso les pedí que dejaran su puesto en el acto, Reiner es inteligente y cedió su puesto sin cuestionar, pero el hermano Dragos..., él fue un poco más obstinado...
—Espera, ¿fue...?
Victoria con orgullo apunta al suelo a sus pies, y Reinhardt nota como la marca de la sombra de un hombre incinerado cubría el suelo y las paredes tras él.
—Él vivió como basura, pero murió siendo arte —espeta con una sonrisa.
—Victoria pero que has hecho, tienes alguna idea de...
—No, tengo plena idea de lo que hice, se bien lo que hice, sé que no es el método que nuestro padre habría aprobado, pero con esto, el apellido Van Helsing seguirá existiendo otro siglo —responde.
Reiner se encogió de hombros, él sabía que no tendría posibilidad alguna de enfrentar a Victoria, no solo poseía el aura y un ejército a su disposición, también posee la herencia de la fundadora.
Por lo que él era incapaz de contradecirla, en ese punto se preguntaba ¿Quién era realmente el monstruo en la habitación?
Unos días después...
La noche había caído y una fuerte tormenta azotó a la ciudad, Reinhardt no podía quedarse en ese lugar, Victoria había enloquecido completamente, era una bomba de tiempo y no se quedaría a verla estallar.
Mientras salía del edificio, fue capaz de ver como una de las hijas de Grettell, permanecía sentada en plena tormenta frente a las puertas del hotel.
Reinhardt solo vio esta deplorable escena como más evidencia del porque debía irse de ahí, sin cuestionarse más cruzó a la chica, únicamente diciendo adiós, mientras se alejaba.
Cerca de ahí, el viento había arrancado un árbol del suelo haciéndolo volar justo a donde estaba la joven, al notarlo Reinhardt trato de decir algo, pero ella estaba demasiado lejos y el viento soplaba con fuerza.
Un par de sombras emergieron de los pies de Reinhardt, tomando forma alrededor de la chica, un hombre rubio de ojos verdes usando una armadura azul y otro con los mismos rasgos, pero usando un uniforme de soldado de la primera guerra mundial.
Ambas apariciones arremetiendo contra el árbol, salvando a la chica con el poder de sus herencias.
La herencia, el poder principal de la familia Van Helsing, un arma espiritual con poderes sobrenaturales creada a partir del alma y la voluntad de los ancestros de la familia, usando a un descendiente vivo como medio.
Reinhardt estaba sin palabras, las apariciones frente a él eran claramente Leonard y Anthon Van Helsing, los ancestros con los que él tenía un pacto y cuyas herencias solo él podía usar, no obstante, él no los había invocado ni tenía la intención de hacerlo.
Era imposible, los ancestros de la familia solo pueden pactar con una persona a la vez, solo aquellos quienes poseen la herencia de la fundadora pueden llamar a los demás ancestros sin necesidad del pacto.
Esa chica aún era muy joven para formar un pacto, no obstante, e inclusive con su sangre mestiza y su cuerpo y mente destrozada estaba bajo la protección de la fundadora.
Reinhardt cubre a la chica con su abrigo y la lleva de regreso al hotel...
Los meses siguientes fueron los más duros, Rebecca claramente disponía de un poder bruto inigualable, capaz de superar a Victoria si se entrenaba adecuadamente, lo primero por hacer era desintoxicarla.
Reinhardt originalmente había iniciado este experimento por curiosidad, pero tras pasar varios meses dentro del hotel, pudo ver con claridad como la personalidad trastornada de Victoria empezaba a trasmitirse entre sus parientes.
Victoria se había vuelto un cáncer para la familia, si su ideología se mantenía en este estado, no era posible imaginar que podría pasar en el futuro...
La adicción al Belt de Rebecca era fuerte, y la abstinencia destrozó su cuerpo y su mente en más de un sentido, inclusive trato de quitarse la vida en más de una ocasión, pero meses de tratamiento a espaldas de Victoria eventualmente dieron fruto.
Consciente de su situación Rebecca primero sucumbió al miedo, el miedo se volvió impotencia, pero al final se manifestó como una hirviente rabia.
Los meses siguientes, Rebecca daría apariencias de seguir bajo el dominio del Belt, mientras en secreto entrenaba con Reinhardt hasta el anhelado día.
El compromiso fue duro, y ver como su hermana seguía atrapada en su trance la desmoralizaba, pero con cada golpe, cada violación, cada juego perverso, cada insulto, cada bala y cada corte, le recordaba porque hacia todo esto.
Cuando las dos cumplan sus 16 años serán capaces de formalizar un pacto con uno de sus ancestros, Rebecca ya había estudiado las historias y proezas de muchos de ellos quienes aún no poseían un pacto con nadie, y quienes no aprobarían el camino por el que se está guiando a la familia.
En cuanto suenen las campanadas del 2 de febrero, realizaría un pacto con veintiún ancestros, nunca nadie en la historia había hecho tantos a la vez, los riesgos estaban presentes, pero ella no tenía nada que perder.
1 de febrero del 2052...
La noche había caído, faltaban pocos minutos para la media noche, y en el suelo del almacén se veían dibujados una serie de círculos de sal, mientras en la entrada entre la oscuridad yacían esperando un grupo de hombres enmascarados parados junto a Reinhardt.
—Mirror, se está haciendo tarde, ¿seguro que no se ha acobardado? —pregunta un hombre mayor con una máscara blanca con una luna pintada.
—Ella vendrá Kincade, solo ten paciencia —responde cuando la puerta del lugar se abre.
La luz de la luna iluminó el lugar revelando a los 6 enmascarados que acompañan a Reinhardt, mientras que por la puerta ingresaba Rebecca con el cabello recortado hasta el cuello, teñido de rojo después de mucho tiempo.
—Espero no haber llegado tarde —exclama
—Llegaste justo a tiempo —responde Reinhardt
—¿Quiénes son ellos? —pregunta la joven intrigada.
—Son un Gremio de Riders con los que trabajo ocasionalmente...—responde el hombre.
—Mucho gusto señorita —exclama un enmascarado con traje formal capa y un sombrero de copa, y una sonrisa con hoyuelos en su máscara, saludando fuerte mente —Permítame presentarme, mi nombre es Clown soy el capitán del Gremio "Paimon", Mirror nos ha hablado mucho de ti, tu historia y la de tu hermana, me parece simplemente triste, me muero por darle su merecido a esa despreciable mujer...
—¿Mirror? —pregunta sabiendo que se refiere a Reinhardt.
—A Clown le gustan los nombres claves —responde Reinhardt —Ahora lo importante, solo faltan unos segundos para la media noche, es hora de empezar.
La luna se posiciona en su punto más alto, dando la señal de la media noche, Rebecca se ubica en el centro de los veintiún círculos en el suelo, se pone de rodillas he inicia una plegaria.
—En el principio dios creó la luz y esta a su vez dio a luz a la vida, y la oscuridad dando vida a los demonios, la creación de la oscuridad amenazaba a la de la luz, así que dios dejó caer su sangre a la tierra creando al hombre, aquel que enfrentaría a la oscuridad y la haría retroceder. —Los círculos en el suelo empiezan a brillar en un tono plateado similar a la luz de la luna en una noche nevada —Mi nombre es Rebecca Van Helsing, trigésimo cuarta generación, hija de Grettell Van Helsing, suplico por su protección y su fuerza para defender este mundo de las criaturas que atentan contra la creación de la luz, por favor suplico a mis antepasados en este lugar, préstenme su fuerza, aunque sea solo esta noche, háganlo y mi sangre será suya.
Alrededor de la joven se empezaban a manifestar figuras espectrales, cada una de ellas con vestimentas y armas de épocas diferentes, la más cercana portadora de una lanza realizó un pequeño corte en su mejilla.
La sangre de Rebecca empezó a flotar hasta el arma, mientras los demás espectros a su alrededor empezaban a hacer lo mismo hasta que veintiún incisiones drenaban la sangre de la chica.
Una a una las armas se detuvieron hasta quedar suspendidas en el aire con un aspecto sólido; Rebecca levanta su mano y ordena a las armas entrar a su cuerpo y siguiendo sus órdenes las veintiún armas ingresan en forma de orbes de luz.
Un gran ardor empieza a invadirla, para ella no era extraña esta reacción, lo máximo que un Van Helsing había pactado con los ancestros eran 6 en una vida, e incluso hubo una diferencia de uno o dos años entre pactos, pero Rebecca había hecho veintiuno en una noche.
Su cuerpo ardía como si una jauría de dragones se retorciese en su interior, pero incluso así no era nada comparado con la abstinencia al Belt, si debía cargar con ese dolor toda la noche o incluso por el resto de su vida, por muy corta que pueda llegar a ser, estaba dispuesta a hacerlo.
Con mucho esfuerzo la joven se levanta del suelo, Reinhardt lentamente se acerca a su lado, observa su rostro, pero al verlo queda perplejo con la imagen, docenas de irises se movían en sus ojos como un enjambre de abejas.
—¿Rebecca?, ¿estás bien? —pregunta el hombre, impactado por la escena; Rebecca cierra los ojos y responde.
—Sí, estoy perfectamente —exclamó abriendo los ojos volviendo a su forma normal —No tenemos mucho....
Al tratar de dar un paso, titubea a causa de la falta de sangre, pero es atrapada por Reinhardt quien la ve con preocupación.
—No trates de forzarte, podemos si quieres....
—No... —exclama decidida —El juego de Victoria Van Helsing acaba esta noche, de una forma u otra...
Continuará...
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