Capítulo 5
KRISTAL
Muchísimas ideas para escapar se me cruzan por la cabeza, pero todas corren un cierto riesgo de la cual no quiero arriesgar mi valiosa vida en ello. Incluso he tenido el impulso de invocar un espíritu para derrotarles, pero no lo hice por una simple razón de la cual llevo lamentando desde el momento en que salí del castillo: no he entrenado invocaciones fuertes. Además, si no llegara a vencerles, me habré expuesto demasiado. La mejor opción que tengo ahora es esperar un momento oportuno en donde me pueda mezclar con la gente y así aprovechar; pero, hasta que eso ocurra, voy a intentar averiguar más de ellos.
Estamos aún caminando por las fronteras, yendo hacia el Reino Mágico Elemental. En todo el trayecto hasta ahora —ha pasado medio día, cabe recalcar—, no me han dirigido palabra alguna.
—Y bueno... ¿Cómo puedo yo dirigirme a ustedes? Su nombre... de dónde vienen... —pregunto de manera casual—. Su familia son conscientes de lo que hacen afuera... —añado en un murmullo para mí misma, haciendo referencia a que, literalmente, casi me dejan si cabeza. Pero en seguida me acuerdo de un detalle causando en mí, arrepentimiento.
<<Mierda..., las orejas del maldito elfo de ojos amarillos>>.
El azabache mira hacia en albino como si le estuviera preguntando si deberían decírmelo o no. El conde ese le echa una ojeada para después fijar sus ojos de nuevo hacia delante y asentir levemente una sola vez.
—Somos del Reino Guerrero. Me llamo Dam —se presenta para después señalar al otro—, y él es el conde del sector A.
Mis ojos se abren de par en par al oír de dónde vienen.
—¿Reino Guerrero? —pregunto para asegurarme de no haberlo oído mal.
Dam asiente con la cabeza acompañada de una sonrisa en la cara.
Apresuro un poco el paso para quedarme a su lado ya que antes estaba un tanto más atrás que ellos. Ni idea de cómo consiguen mantener el ritmo después de tanto tiempo de caminata, yo ya estoy reventada, por eso mis pasos aminoraron.
—He oído que allí hay una cascada preciosa llamada la Cascada del Olvido. Siempre he querido ir a verlo —comento emocionada. Solamente he tenido la oportunidad de admirarlo con la carta del guía.
—Por cierto, ¿cómo te llamas tú? —pregunta Dam.
—Kristal —respondo con una sonrisa—. Soy del Reino Mágico Celestial.
Cómo se nota que Dam es mucho más amigable que el conde amargado.
—Reino Mágico Celestial... —habla el azabache para sí mismo para después dirigir su mirada verde hacia mí de nuevo—. Lo poco que sé de ese reino es que hay dos princesas preciosas y que la mayor, futura heredera al trono, se llama..., ¿Adala?
<<¡Adala tu hermana, que la mía se llama Adaliah!>>.
Si mi hermana le hubiera oído, le habría matado ya con su ojos grises con solo fulminar. Por muy amable que ella sea conmigo ya que soy su hermanita, Adaliah intimida muchísimo. Esa también es la razón por la que la corte no se opuso en absoluto a que recibiera en un futuro el trono; sabe manejar las cosas.
—Es Adaliah. A-da-liah.
El chico levanta las manos en son de paz con una sonrisa de boca abierta, enseñando su perfecta dentadura.
—Vale, vale, lo que tú digas. —Baja las manos y habla de nuevo:—. ¿De verdad que son tan guapas como se dicen?
¿Cómo se supone que tengo que responder a eso? Obvio que sé que las dos somos muy bonitas, pero tampoco es para decirlo así tan directamente. Además, ¿a qué viene ese interés en si somos guapas o no? Quizás sea solo por curiosidad y yo estoy demasiado a la defensiva.
—¿Cómo lo voy a saber yo? —le contesto con otra pregunta—. Lo dices como si hubiera tenido la oportunidad de verlas o conocerlas.
Un suspiro acompañado de un asentimiento es lo que recibo de su parte. Tengo la sensación de que también trata de sacarme información para averiguar quién soy en realidad, o sea que mi faceta de aldeana no les termina de convencer.
Enfoco mis ojos hacia delante y lo que veo es la figura de espaldas del conde. Sin darnos cuenta, Dam y yo nos hemos quedado un tanto atrás al estar hablando.
—Oye —llamo al chico que está a mi lado—, ¿cómo se llama el conde?
Me da demasiada curiosidad este personaje y su actitud de querer matar a todo aquel ser vivo que se le acerque. No sé cómo Dam, un chico tan alegre y simpático, consigue aguantar a ese amargado. ¿O quizás debería ser al revés?
—Se llama Hettui. Le conozco y llevo a su lado desde los seis años siendo su guardia personal —explica con una mirada melancólica dibujada en su cara.
Desde los seis años... ¿Cuántos tendrán ahora? No se ven muy mayores, como mucho no pueden pasar de los veinticinco.
—Y, ¿por qué parece un abuelo gruñón? —pregunto susurrando para evitar que me escuche,
El azabache y yo juntamos un poco la cabeza y así no tener que hablar muy alto. Somos conscientes de que es totalmente en vano; con las orejas que tiene el conde, lo escucha todo. Pero, de esta manera, nos sentimos más tranquilos.
—Ser conde en el Reino Guerrero no es fácil, menos aún si ha tenido que ocuparse del sector principal a los siete años.
Eso de hacerse responsable de todo un sector a tan temprana edad, es normal que pierda sus momentos de niñez y esa alegría. Pero aquello no justifica que vaya queriendo partir en dos a todo aquel que pille.
—La verdad —añade Dam—, gracias a su actitud tan... tan él, nadie le puede amenazar con matar a un ser querido si no da algo a cambio. Teniendo en cuenta que los últimos seres queridos que le queda en la vida consiste en su abuela; una amiga, la cual lleva un par de años sin verse; los reyes; y yo.
Lo que me da a entender de eso es que sus padres ya no están, por eso ha tenido que tomar el deber de ser conde cuando apenas era un niño.
—Bueno —sigue hablando—, mejor dejemos de hablar de él, que si se harta nos va a caer una buena. Mejor cambiemos el tema a ti, ¿tú no te peinas?
Le echo una mirada asesina al mismo tiempo que soplo mi flequillo. Con todo el alboroto de caerme por un túnel y subir volando con la espada esa, hizo de mi pelo todo un nido de pájaro.
—Como nos estamos dirigiendo al Reino Mágico Elemental, tendremos que pasar primero por el Pueblo Entrada; allí ya me compraré un peine o algo.
Apresuramos un poco el paso para alcanzar al conde que sigue caminando sin mirarnos siquiera. Está claro que no le puede importar más personas porque con la personalidad que tiene y sumando la cara del mismísimo Muerte, nadie se le acerca y ya no decir llevarse bien con él.
—¿El Reino Mágico Elemental está dividido en aldeas? —pregunta con curiosidad el chico vestido de negro.
Doy un paso adelante y me giro para mirar a los dos, quedando yo misma caminando de espalda.
—Hay en total de seis aldeas: Tierra, Agua, Aire, Fuego, Planta e Hierro. También hay que sumar el Pueblo Entrada y la ciudad donde se encuentra el castillo que está encima de una colina apartada —explico como toda una experta.
Si se tratase de otros reinos un tanto más lejanos, no sabría decir casi nada de ellos. Pero el Elemental y el Musical los tengo al lado, por lo que me lo sé tan bien como si fuera el mío propio.
El conde y su guardia cruzan mirada mutuamente para después enfocar sus ojos en mí.
—¿Cómo es que sabes tanto? —pregunta el albino que al fin se dignó en hablar.
Porque tengo que saber por lo menos la distribución de los reinos vecinos por si se inicia una guerra. Pero obviamente no les puedo decir eso.
—Porque me lo cuenta mi hermana, que sabe mucho de ésto —digo con total seguridad.
Para la próxima, mejor me quedo con la boca cerrada.
—¿Tenías una hermana? —cuestiona Dam.
—No —respondo alargando la "o"—, tengo una hermana; está viva, no me la cargues con palabras.
🌕🌕🌕
Después de tanto tiempo de caminata, al fin llegamos al Pueblo Entrada del Reino Mágico Elemental. En los alrededores están llenos de gente y mercadillos, comprando y vendiendo. Es momento de aprovechar esta multitud para poder perderme en ella y así librarme de ser el mapa del conde éste.
Me adentro un poco más para mirar el lugar ya que es la primera vez que estoy en un sitio tan animado. Voy acercándome a diferentes puestos, tanto de comida como de materiales, observando lo que hacen.
Las calles son bastantes anchas, tanto como para dejar paso a carrozas como la que justamente pasa delante de mis narices. Me hubieran atropellado si no fuera porque una mano me cogió de la parte trasera del cuello de mi ropa y me levantó alejándome del peligro.
—Para una aldeana que creció en el pueblo, no tienes mucho cuidado con los carros que pasan —comenta el dueño de la mano que me salvó—. Quédate cerca de Dam y no te vayas por allí —añade dejándome en el suelo de nuevo.
<<Estás tú que me voy a quedar quieta ahora>>.
Caminamos entre la multitud y —por lo menos yo— sin saber a dónde nos dirigimos. Dam me toca el hombro y señala un puesto para que nos acerquemos.
—Kristal, hay peines aquí —habla cogiendo uno de madera y se gira hacia el dueño—. ¿Cuánto vale?
—Una moneda de plata y cinco de cobre, joven. Estoy seguro de que a la jovencita le encantará —añade ésto último mirándome con una sonrisa.
El azabache saca las monedas de su bolsillo y se lo entrega al dueño. Después, se gira hacia mí tendiéndome el peine marrón con piedras verdes incrustadas en ella.
—Arregla un poco ese pelo, que si apareces así por las noches, asustarás a todos los que pilles.
Ruedo los ojos ante su comentario para después sonreírle dando las gracias. Cojo el peine y lo meto de momento en mi saco donde llevo las cosas que saqué del castillo. Dam me está cayendo muy bien, por eso, si consigo escapar con éxito, le echaré de menos seguro.
A pasos rápidos, alcanzamos al conde que se está dirigiendo hacia una calle cerca de un puesto de comida. Ahora que me paro un poco y pienso, no he comido nada. Estoy sintiendo hambre.
—Oye, conde —le llamo situándome a su lado con una sonrisa en la cara—, ¿podemos ir a comer algo? Si seguimos así, antes de que os muestre todo el camino, moriré de hambre.
Él me mira durante un segundo y sigue su camino ignorándome por completo. Veo cómo se dirige hacia el puesto de comida y se sienta al rededor de una mesa cuadrada para cuatro personas. Sonrío y corro hacia él, situándome enfrente suyo y con Dam al lado.
La comida que traen es un especial de este lugar. Se trata de una sopa hecha con una baya de diferentes colores que solo crecen en estas tierras, llamada Hyan. Está delicioso, eso sin dudarlo, pero ya es asunto aparte; ahora toca intentar escapar.
—Necesito hacer mis necesidades, ¿dónde hay un baño? —pregunto al ver que ya están poniéndose de pie y dispuestos a marchar.
El dueño del puesto me señala la dirección que debo de tomar y yo corro hacia allí, dejando a los dos chicos donde están, sin moverse.
Entro en el aseo hecho de madera y cierro la puerta. Después, escalo por la pared apoyándome en lo que puedo y trato de salir por la ventana trasera, pero es un tanto difícil ya que es bastante alto; sin embargo, tras varios intentos fallidos en donde pude caer perfectamente de pie, lo conseguí.
Sentada en la ventana con mis pertenencias dentro del saco que está colgado de mi hombro, salto hacia abajo cayéndome de rodillas. No me he hecho mucho daño, solamente me ensucié un poco. Nada que no se pueda arreglar cuando encuentre un lugar para bañarme.
Poniéndome de pie, sacudo mi vertido con la mano y, mirando por última vez atrás, me giro para irme lejos de aquí. Debo de darme prisa si no quiero que me pillen de nuevo.
Lo que no me esperaba en absoluto era que, al girarme y querer empezar a correr, me estampo contra un chico que me mira raro con sus cuatro ojos.
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PALABRAS: 2067.
¡Hola, hola!
Hoy viernes de nuevo y aquí os dejo la actualización. Quería subir dos capítulos, pero no tuve tiempo por los malditos exámenes y trabajos. Lo bueno es que ya son casi los últimos UwU.
Por lo visto, a Kristal la están usando como mapa y ha conseguido escapar, ¿pero con quién se ha chocado?
Ya sabemos que el elfo de ojos amarillos es el conde del sector-A del Reino Guerrero y su nombre es Hettui. ¿Qué os está pareciendo este personaje?
Muchas cosas están por pasar y Kristal tiene que saber en quién confiar y en quién no.
Y... ¿Qué os pareció el capítulo? 7w7 Espero que lo hayáis disfrutado <3.
El nombre de Hettui es un poco chistoso su origen, quizás algún día lo cuente por aquí, pero cuando suceda, ya no le podréis seguir viendo con los mismos ojos xdd.
Por cierto, la imagen de arriba del todo es la de las paredes del castillo del reino perteneciente de Kristal, también la cara trasera de sus cartas celestiales. Lo hizo mi hermana pequeña de 15 que se llama Cristina.
—¿¡Cómo que 15!? ¡Lo hice a los 14! —grita
Vale, vale, no me mates. Bueno, lo hizo a los 14 y ahora tiene 15 la niña.
¡PREGUNTA!
—¿Qué géneros de historias son vuestras favoritas?
La mía creo que ya se puede imaginar; la fantasía UvU, pero si tengo que decir alguna más, el terror y la ficción.
Y bueno, por último quería decir que, dentro de poco, en mi perfil van a haber nuevas historias. Dos en concreto; uno que iré actualizando y otra solo para dar el anuncio de su existencia:
—AYLEN. (la que iré actualizando).
—GRABADO I. DOLL: Ningyo. (es una saga de cinco libros 7w7).
Esto ha sido todo <3333333
¡Se os quiere!
¡Saluditos!
Dyiiana~
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