Capítulo 3
ADALIAH
—¡La princesa Kristal ha desaparecido!
—¿Habrá huido anoche?
—¡Manden a un grupo de soldados a buscarla!
<<Kristal, no sé si hice bien en ayudarte a salir. ¿Te habré protegido o expuesto ante un peligro mayor?>>
El castillo está completamente patas arriba, solo espero haber hecho bien en ayudarle anoche. Aquí, dentro de un tiempo, ya no será un lugar seguro y lo último que quiero es que le pase algo.
Camino por el pasillo que me lleva al Gran Salón. En todo el trayecto se oye el escándalo y alboroto de guardias y sirvientes corriendo y gritando; sin embargo, solamente escucho mis propios pasos resonando sobre la superficie del suelo. Severos y tranquilos.
Abro la puerta del Gran Salón y me adentro.
—¿Cómo ha podido pasar? Hemos aumentado guardias y todo, ¿cómo lo ha conseguido?
La voz de mi madre, la reina del Reino Mágico Celestial, se escucha rota y entre lágrimas, lamentando ante la huida de mi hermana pequeña. Enfoco mis ojos grises en ella y comienzo con mi actuación.
Una mujer, pelirroja como yo, llora con sus tres ojos —el tercero está en su frente— mientras que uno de los cuatro brazos de mi padre la envuelve con cariño tratando de calmarla. Me parte el corazón verla así y por un momento me he arrepentido de haber ayudado a Kristal, pero luego recuerdo la razón de mis acciones y se me pasa un poco.
Inspiro con profundidad y dejo salir el aire por la boca.
—¡Padre, madre! Kristal..., ella... —hablo corriendo hacia ellos con lágrimas cayendo por mi mejilla.
El rey, un hombre de cuatro brazos, verde y un tanto rechoncho, me mira con sus ojos totalmente marrones para luego cerrarlos y negar con la cabeza para hacerme entender que ya lo saben y no diga nada más.
—Adaliah, ya lo sabemos —aclara mi madre dejando de llorar un poco—. Estamos enviando a gente a buscarla...
—¡No lo hagan! —exclamo interrumpiéndola.
No he hecho todas esas maniobras para ayudarla a escapar para que después la encuentren a la primera.
Ellos me observan sorprendidos y después cruzan sus miradas sin entender la razón por la que he negado la idea de ir a buscarla.
—Es tu hermana quien está perdida —la voz temblorosa de mi madre se hace oír de nuevo.
—Lo sé, y por eso lo digo —comienzo a explicar—. Hay mucha gente de la nobleza que quieren hacer mal a Kristal, y el hecho de que ya no está protegida en el castillo les dan la oportunidad de ir a por ella.
Los reyes asienten con lentitud la cabeza, estando de acuerdo con lo que les he dicho. Ellos son conscientes de que muchos de la nobleza quieren aprovecharse del poder de Kristal, pero no tenemos pruebas como para poder acusarles.
—Entonces, ¿qué hacemos ahora? —pregunta mi padre.
—Esperar. Cuando se canse de jugar, volverá, sino, para cuando mucha gente se hayan enterado de su escape, mandaremos para buscarla.
🌕🌕🌕
Ya devuelta en mi habitación, me acerco hacia la ventana, abriéndola de par en par para mirar el exterior.
El observar el jardín me hace recordar lo sucedido en la noche anterior. No solamente dejé ir a Kristal, más bien utilicé a ella como excusa para ayudar a ese alguien a escapar. Pero, igualmente quería que ella se alejara del castillo por todo lo que está por suceder.
Espero que se pueda proteger bien allí afuera. Aunque tenga las cartas con ella, no ha practicado mucho el manejo de la invocación por lo que su poder es bastante débil y eso también hay que tener en cuenta que su destreza física tampoco es muy buena que digamos.
La verdad, después de pensarlo así, me estoy preocupando un tanto, pero ya es tarde como para arrepentirse ahora. Lo hecho, hecho está y lo único que puedo hacer es tener esperanza de que consiga cuidarse sola y no meterse en problemas.
Alguien llama a la puerta haciéndome salir de mis pensamientos. Me giro para mirar en su dirección, no sin antes cerrar la ventana, y arreglar un poco el pelo para mantener mi imagen.
—Adelante.
La puerta se abre dejándome ver a un joven gris de pies a cabeza; totalmente exceptuando sus ojos rojos y la boca.
—Princesa —me llama haciendo una reverencia inclinándose hacia delante, después de haber entrado y cerrado la puerta tras él.
—General Duncan, ¿a qué se debe el honor de su llegada?
—Vi desde la ventana a nuestra querida princesa muy desanimada, supuse que algo le preocupaba y vine a ver si podía ayudarla con ese algo —explica con una sonrisa amable en la cara.
—¿Qué le hace pensar que usted podría animarme? —cuestiono arqueando una ceja con diversión.
—Por ser el mejor amigo de mi princesa favorita de todos los tiempos, la conozco desde que éramos niños y eso me da la seguridad de saber con exactitud que puedo ayudarla en lo que sea —responde ladeando la cabeza.
—Entonces —hablo acercándome a él y con el dedo índice presiono su pecho firme—, déjate de toda esa formalidad, que no me acostumbro viniendo de tu parte.
Él suelta una risilla que resuena por toda mi habitación y me mira con cariño desde arriba al ser más alto que yo.
—Si he de ser sincero, ni yo tampoco —responde alejándose de mí para sentarse en mi cama como si fuera la suya.
La verdad es que está muy mal visto que un chico entre en los aposentos de una chica estando solos, ya por no decir sentarse en su cama, pero viniendo de Duncan no tiene mucha importancia; hemos sido así desde que nos conocimos a los cinco años por allí. Siempre hemos estado muy unidos ya que somos mejores amigos, y él es de las pocas personas a quien les cuento absolutamente todo.
Sin embargo, hay cosas que necesito ocultar incluso cuando se trata de él.
MARTE
—¡Dejarme salir! —grito ya harta a los guardias que impiden mi paso.
—No podemos hacer eso.
—Claro que pueden, ¡solo tienen que apartarse! —Hago un intento de empujarles, pero son más musculosos y grandes que yo por lo que no he podido moverles del sitio ni un solo paso.
Maldigo el día en que apoyé la idea de poner a los más voluptuosos como guardias.
—¿Qué pasa aquí? —pregunta una voz a mis espaldas.
—Majestad, la princesa quiere marcharse —explica la situación uno de los vigilantes a mi padre, el rey del Reino Asesino Silencioso.
Dejo escapar una bocanada de aire con molestia y me giro para enfrentarme al hombre alto de ojos totalmente blanco al igual que el pelo corto y una tez azul oscuro. Años atrás habría corrido hacia sus brazos para abrazarle, pero ahora ya no. No después de todo lo que ha hecho.
—Padre —le llamo como saludo por obligación, no porque quiera. Aunque su sangre corra por mis venas, él ya no es el mismo que el de años atrás.
—Marte, ¿a dónde crees que vas? Allí afuera es todo un peligro ahora y una princesa debe de quedarse en el castillo. —Frunzo el ceño y aprieto los puños.
—Si sabes perfectamente que es un peligro, ¿por qué le has mandado a la boca del lobo entonces? ¿Cómo has podido?
—Él es un hombre, debe salir a defender el reino. Tú eres mujer, tu deber es quedarte hasta que vuelva —habla con firmeza para después tomar un suspiro y posar su mano en mi hombro con cariño—. Marte, hija mía, sabes que no tengo opción.
Suelto una risa sin ganas. ¿Defender el reino? ¿No tenía opción? Si no estuviera al corriente de todo lo que está pasando, me lo habría creído y pedido perdón.
—Proteger el reino dices, ¿a qué coste? Solo teníamos un enemigo, y tú te has aliado con él mandando a una de las personas más importantes de vida para trabajar bajo sus órdenes. ¿Has protegido el reino? Obvio que sí. Pero a cambio has traicionado al mundo; a los otros reinos que confiaban en ti; a mí.
—Es fácil decirlo, hija, pero si estuvieras e mi lugar...
—¡Si estuviera en tu lugar...! —le corto la frase furiosa. Cada excusa que pone para justificarse solo hace que mi enojo suba—... Habría luchado junto a los demás y no rendirme sin haberlo intentado antes. Voy a ir a buscarle, y vosotros no me vais a detener.
Doy media vuelta con la intención de salir del castillo, pero los guardias de la puerta siguen impidiendo mi paso. Les fulmino con mis ojos rojos al mismo tiempo que saco mi daga con el filo curvado de color verde oscuro, dispuesta a atacar y no me importa si hiero a alguien.
En el Reino Asesino Silencioso, las armas vinculadas son dagas o cuchillas. Algunas tienen una que otra característica especial como el mío que contiene veneno y afecta a la víctima tanto si le corto directamente o le doy un toque a la comida o bebida que vaya a tomar.
—Dejarla salir —ordena mi padre y después dirige su palabra a mí—. Marte, este castillo es tu casa, este reino es tu hogar. Cuando se te haya ido el enfado y quieras volver, las puertas siempre estarán abiertas. Mientras tanto, cuídate mucho estando fuera.
—Obvio que volveré. Sé perfectamente que el reino es mi hogar y el castillo mi casa, pero ya no estoy tan segura de que los que viven allí siguen siendo mi familia.
Sin añadir nada más, emprendo mi marcha para salir antes de que cambie de idea. No sé por dónde puedo comenzar a buscarle, pero esa no es la única cosa que quiero hacer; debo de forjar alianza. Hay aún varios reinos que no se han decidido a qué bando pertenecer y necesito convencerles de que unirse al enemigo no es una solución.
El reino más próximo al mío es el Reino Asesino Cazador, bueno, y también el Reino Arcano, pero entrar allí es como entrar en una ilusión, por eso, sola ni en broma pienso ir. Hasta donde yo sé, los asesinos cazadores se están inclinando más en aliarse con los que quieren defender este mundo de las garras del mal, así que no debo de preocuparme por ellos y mejor será que me dirija hacia los reinos mágicos.
De momento, según lo que me han contado, de los diez reinos que hay, los que oficialmente se han aliado con el enemigo son dos: el mío y el Reino Caballería Oscuro. El reino que claramente ha declarado la guerra hacia los oponentes es el Guerrero, y los demás aún no se sabe excepto el Musical, que ha querido mantenerse fuera de todo ésto.
Guardo la daga en su funda que se encuentra en mi espalda baja. No digo que sea capaz de vencer a un ejército entero, pero, de momento, creo ser lo suficientemente fuerte como para protegerme de los peligros que me pueden acechar al alejarme de las murallas del castillo. He entrenado bien todos estos años con mis hermanos, tanto de la misma madre como los que no.
Mi padre tiene muchísimas concubinas o mujer menos legítima, como queráis llamarlo. Yo soy hija de la reina, la señora principal del castillo, pero, con el tiempo, ya muy pocas siguen guardando respeto a mi madre y eso me llega a molestar bastante, más cuando el rey no hace nada al respecto.
<<Mi reino, mi gente; esperad mi regreso>>.
///////////////////////
Palabras: 1905
¡Hola, hola!
Estamos a viernes de nuevo así que aquí tenéis el capítulo prometido <33
Vale, quizás esperabais lo que pasará con Kristal y el men ese que la quiere matar, pero la trama exigía esto, srry ::>-<::
¿Qué pensáis de Adaliah? ¿Os parece un personaje fiable?
¿Qué es eso de que ayudó a Kristal con intención de dejar escapar a otra persona? ¿Quién podría ser?
Ya se ha dado a conocer el mejor amigo de la princesa Adaliah, ¿qué os parece?
Por otro lado, hay un personaje nuevo, ¿qué pensáis de Marte?
¿Qué influencia tendrá en la trama?
Y, ¿de quién se tratará esa persona tan importante para ella?
Bueno, son muchas preguntas sin respuestas aún, pero quién sabe, quizás sea algo de lo que estáis pensando 7u7r
¡PREGUNTA!
—¿Qué tipos de protagonistas son las que más odiáis?
Yo tengo literalmente una lista pero solo nombraré a las que consiguieron entrar en el top 3:
1. Las bobas azucaradas y re enamoradas.
Se tratan de aquellas protagonistas en donde la trama les han hecho enamorarse al primer capítulo. Eso, si se maneja bien, no me llega a molestar ni nada, además, por cosas que hacen me dan gracia y todo.
Pero, cuando la cosa se repite en cualquier libro que ves, te dan ganas de pegarte tres tiros. Esas protagonistas se la pasan pensando en el men las 24/7 como si fueran el centro de su vida.
Creo que no tengo que dar más información porque seguro que la habréis leído.
2. Las protagonistas antagonistas.
No estoy diciendo que una protagonista que pertenezca al grupo antagonista está mal, la verdad me llega a gustar. Lo que me refiero son aquellas que actúan casi como las antagonistas pero por el hecho de ser protagonista, está correcto y tiene justificación.
3. La chica fría.
Personalmente —como todas las anteriores—, estas protagonistas me encantan, pero solo CUANDO LO MANEJAN BIEN.
No sé de las veces que he leído que la chica es fría y antisocial y que no cuenta sus cosas y su pasado a nadie, pero cuando al primero que se lo pregunta, ¡BUM! Le narra su vida entera.
"Soy una chica fría y me cuesta hablar de mis cosas con la gente." al segundo: "Mi madre murió en un accidente de coche cuando era muy pequeña, mi padre, desde ese entonces, me abandonó por el trabajo mientras que mi hermano, a causa de la tristeza, ahora se folla a medio instituto."
Uff, ya me he desahogado. Siento que últimamente estoy echando hate por todo pero bueno, es desde mi punto de vista y allí lo dejo xddd.
Por cierto, ¿queréis saber qué es lo que le pasará a Kristal? Ya he publicado el capítulo, pueden ir a verlo :333
¡Se os quiere!
¡Saluditos!
Dyiiana~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro