Capítulo 15
HETTUI
He tenido que echar somnífero para que ella se quedara dormida y que así el mareo del barco no la afectara, pero ahora no se despierta.
—Oye, ya hemos llegado —la llamo por décima vez y por fin da señales de que sigue viva, removiéndose un poco en la cama.
Abre levemente los ojos para después volverlos a cerrar, se ve que el efecto aún no se le ha pasado. Dejo salir un suspiro al ver que es imposible que camine en este estado, por lo que no me queda otra que ayudarla.
La levanto de donde está y, supongo que será porque todo su cuerpo está dormido, pesa más que las demás veces. Paso su brazo por mi cuello para posarlo en mis hombros y así, con su equipaje también, nos salimos del barco.
Veo en el puerto cerca de nosotros unos carruajes simples para los viajeros y me dirijo a esa dirección.
—Hacia la Casa del conde —le revelo el destino al que quiero llegar y, seguido de ello, me subo con la niña.
La dejo recostada en el asiento y el cochero emprende el corto viaje ya que no está muy lejos. Por el camino, veo que las calles siguen igual de animadas que antes, creo que incluso más. Varias miradas se dirige hacia mi dirección para después cuchichear de algo que alcanzo a oír perfectamente.
—¿Ese no es el conde? Lleva a una chica a su lado.
—¿Será que alguien consiguió enamorarle?
—Eso quiere decir que pronto va a haber boda, ¿no?
Más de esos rumores comienza a inundar por doquier y yo solamente puedo suspirar observando a la chica dormida —que en realidad está más muerta que dormida—. La ligera sensación de que quizás me haya pasado con el somnífero hace presencia en mí.
Seguimos así durante unos minutos más hasta que finalmente el cochero se detiene frente a la entrada de una casa que está rodeada de unas paredes blancas. El hombre se baja del carruaje para abrirnos la puerta.
—Conde, ya hemos llegado.
Como si hubieran previsto mi llegada, varios criados se acercan para ayudarme con las cosas y pagan a ese hombre por el viaje. Una sirvienta coge el equipaje de la niña y camina a nuestro lado hasta detenernos en la entrada ante una señora mayor que me observa sonriente.
—Ya estoy de vuelta, abu.
Abu es mi abuela de parte materna, y la única familia de sangre que aún me queda. Ella aparta la mirada de mí para posarlo en la chica dormida que tengo agarrada. Otras dos sirvientas se acercan y yo les entrego la niña para que cuiden de ella.
—Abu, le he dado demasiado somnífero. Cuida de ella, ahora tengo que ir a ver al rey.
Ella abre sus ojos azules como el cielo pasando la mirada de la niña a mí y viceversa.
—¡Hettui! —grita mi nombre de repente—, ¿¡qué le has hecho a la niña!? —pregunta preocupada cogiendo la cara de la dormida y observarla detenidamente—. Estoy feliz de que hayas querido traer al fin una chica a casa, pero, ¿de esta manera? Dios mío, Dios mío. —Toma una pausa para tranquilizarse y procesar lo ocurrido—. ¿No le habrás hecho nada, verdad? —Abro la boca para responder pero ella me interrumpe sin darme la oportunidad de explicar nada—. Me da igual, te tienes que responsabilizar de ella; ella será mi pronuera.
Mi abuela es así, siempre está diciendo que debo de buscarme una esposa ya para que me ayude con las cosas y también comenzar a dejar descendencia a esta familia. También hay otros claros motivos que intentamos evitar a toda costa a que suceda.
—Abu, te lo explicaré todo cuando vuelva, ¿sí? Ahora cuida de ella y haz que se despierte; no ha comido nada en todo el trayecto.
Ella suspira y asiente con la cabeza dándome a entender que lo comprendió. Hago una reverencia y salgo por la puerta para subirme de nuevo al carruaje e irme en dirección al castillo real. Preparo mentalmente las cosas que debo de decirle al rey, él confía plenamente en mí, es más, si no fuera por él, después de la muerte de mis padres, el sector-A habría caído en otras manos.
Después de llegar y que el rey me conceda el permiso para entrar y hablar, me detengo ante él y la reina haciendo una reverencia.
—Hettui, cariño, no hay otras personas presente —habla la reina para hacerme entender que no tengo que preocuparme por las formalidades, pero para mí son imprescindibles; ellos mantenieron el sector-A además de ayudarme y salvarme muchas veces.
La reina es la mejor amiga de mi madre, por eso que ellos tienen un trato especial hacia mí. Por otra parte, también se debe a que, aun sabiendo quién es el culpable que ha causado al muerte de mis padres, no podemos hacer nada ya que no tenemos las pruebas.
—Rey, reina. Vengo a informarles de algunas cosas.
Procedo a explicarles las cosas, casi todo ya que he omitido la parte de la niña de pelo lila; ya les diré de ella en un futuro, pero ahora es mejor no alzar la voz del poder que tiene. Aunque diga que solo estamos nosotros, las paredes del castillo siempre tiene orejas y ojos que espían lo que no se debe. No es del todo seguro.
—Definitivamente, el Reino Asesino Silencioso se ha unido al enemigo, por eso, no te contengas la próxima vez que veas al príncipe Ares.
Asiento ante lo dicho por el rey. La próxima vez que vea al príncipe Ares, ya no huiré.
—Hettui, dejando un momento eso de lado, tienes una nueva misión.
KRISTAL
¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado hasta aquí?
Miro la estancia en donde me encuentro, pasando mi mirada en cada una de las chicas que tiene una bandeja de ropa y accesorios en la mano. ¿No habré vuelto al castillo verdad?
—Hey, jovencita, aquí, aquí —habla una voz al lado de la cama en donde me encuentro, incitando a que mire en su dirección.
Mis ojos morados chocan con unas azules. Se trata de una anciana de pelo blanco en un moño arreglado con algunos accesorios dorados enganchado en el pelo. Tiene una piel pálida casi a blanco y me sonríe de una manera cariñosa.
—¿Eres...?
—Me puedes llamar abu, soy la abuela de Hettui; tu prosuegra —se presenta ella señalándose a sí misma. Abro la boca para replicar pero ella me agarra de la mano para sacarme de la cama—. Mira que eres bonita. Venga, vamos a darte un baño y después a vestirte bien.
¿Prosuegra? ¿Abuela del conde Hettui? ¿Un baño?
Me estoy perdiendo.
Dejándome guiar por completo, me llevan a una parte de la habitación en donde hay una bañera de madera con agua caliente y pétalos de rosas en ella. Las chicas que por lo visto son sirvientas, me quitan la ropa que llevo hasta dejarme desnuda por completo. La anciana me mira con duda en sus ojos.
—¿No tienes complejos en que te desnuden así? —pregunta.
No, he crecido en el castillo y allí, para bañarse, también hay un grupo de sirviente ayudando.
—Aún sigo perdida —respondo mirando a todo lo que hay en mi alrededor.
La anciana se sienta al lado de la bañera una vez que me han metido dentro. Coge una esponja de mar y comienza a frotarme con una sonrisa.
—Ésto me recuerda cuando bañaba a mi hija. La madre de Hettui —me aclara en un susurro lo último y yo solamente puedo sonreír.
—No deberías hacer ésto, ¿no? —cuestiono—. O sea, eres la abuela del conde Hettui...
Ella es noble de los nobles, y ahora me está bañando a mí que, como no saben mi verdadera identidad, piensan que soy una aldeana normal.
—¿Le has llamado conde Hettui? ¿Te ha dejado? ¿No se ha molestado? —Niego con la cabeza ante sus preguntas y después rápidamente rectifico asintiendo.
—Me ha dicho que no le llame así, pero no le hice caso y le seguí llamando de esa manera. No me dijo nada más por lo que supuse que ya le daba igual.
La anciana se ríe ante mis palabras y sigue limpiándome con la esponja.
—Tranquila, ahora vamos a secarte y ponerte una ropa bonita.
Pero..., ¿qué hay de mi otra ropa? Mi favorita...
Un vestido largo, blanco con degradados lilas, en donde la parte trasera se arrastra por los suelos y la delantera mostrando un poco los zapatos color crema. Muy bonito, pero ni en el castillo me pongo cosas así, como mucho en algunas fiestas donde hayan muchas personas importantes. No sé cómo Adaliah puede soportar todo ésto, y eso que su vestimenta es más cargada y va acompañada de tiara a veces.
Me sientan en la silla para comenzar a hacer cosas con mi pelo, primero lo cepillan y después un moño complicado y elaborado. Sin embargo, lo sueltan de nuevo e intentan otro peinado.
—¿Y si lo dejamos suelto? —pregunto al ver que no se deciden.
La anciana asiente y coge un accesorio que es como un colgante para colocarlo en mi cabeza con la parte central encima de mi flequillo. Hace unos últimos arreglos para finalmente hacerme levantar y observarme con una sonrisa en la cara.
—Preciosa, perfecta para ser la condesa del sector-A.
Quiero aclararle las cosas y decirle la verdad; su nieto y yo no tenemos nada. Pero, es que esta anciana está tan feliz que me duele. Mejor esperar al conde Hettui, cuando vuelva él se lo explicará. Al fin y al cabo, él me metió en ésto.
🌕🌕🌕
Me aburro... demasiado.
Estoy caminando por el jardín de la Casa del conde. La abu dijo que tenía sueño y debía irse a descansar; me ha permitido pasear por allí a mi libertad. ¿Cuándo volverá Hettui? Ahora mismo, en la situación en la que estoy, siento que escapé del castillo para encerrarme en otra jaula más pequeña.
A pasos lentos, ya que no tengo prisa ni nada, me dirijo hacia la puerta principal. ¿Y si salgo?, aquí dentro moriré de aburrimiento. Los guardias que vigilan la entrada me ven acercar con intención de salir y me abren la puerta grande.
Vaya, fue más fácil de lo que creía.
Doy un paso al exterior y mis ojos se encuentran con una figura que pasea de un lado a otro indecisa. Deja de caminar para finalmente girarse hacia la puerta, chocando sus ojos naranjas conmigo. Me mira de arriba a abajo y después se queda cabizbaja.
—¿Hola? —saludo con duda acercándome a ella.
—Hola... —murmura a lo bajo como si se sintiera inferior a mí, pero en seguida reacciona levantando la vista con la cabeza alta y aclarando la garganta—. Digo, hola —repite ya más segura de sí misma—. Me llamo Rewyra, hija del marqués Jrowa.
Marqués... está por encima del conde.
—Yo me llamo Kristal... solo Kristal.
Una sonrisa amable se asoma en su cara y mira de puntillas lo que hay detrás de mí.
—¿El conde no está? —pregunta curiosa.
—Aún no ha vuelto, pero creo que tampoco va a tardar mucho más.
En su cara veo desilusión durante unos segundos para después sonreír de nuevo un tanto incómoda. Vaya, viéndola así, creo que le gusta el conde Hettui.
—No importa, igualmente vine a buscarte a ti —habla restando importancia a lo anterior. Con el dedo, me señalo a mí misma—. Sí, supongo que eres nueva aquí y no tendrás a nadie con quien jugar, yo tampoco tengo muchos amigos; ¿te llevo a algún lugar?
¿Buscarme a mí? ¿Cómo se ha enterado ella de mi existencia? Tal vez tenga a alguien infiltrado entre la gente del conde que le informa de las cosas, eso pasa muy seguido en el castillo y es un peligro. Por eso siempre hay que tener cuidado de lo que vayas a decir.
—Ah, perdón. Quizás no estés enterada, pero casi todos los del sector-A saben de tu existencia. Y, pues yo escuché cosas... y vine a hacerte compañía —explica con un poco de nerviosismo.
No sé yo, parece maja y todo eso, pero tal vez no deba fiarme del todo. Sin embargo, es solamente ir a jugar, ¿qué me puede pasar? No le he hecho nada, dudo que ella me odie como para querer causarme daño.
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PALABRAS: 2073
¡Hola, hola!
Aquí el nuevo capítulo no muy largo. Srry, debo admitir que la pereza pudo conmigo.
¿De qué tratará de la nueva misión del conde Hettui?
¿Qué os parece la abu? Está decidida de que Kristal será la futura esposa del conde uwu.
¿Quién es la chica nueva que ha parecido? ¿Os inspira confianza? ¿La vais a odiar?
¿Kristal se marchará con ella? ¿Le ocurrirá algo? ¿Qué ocurrirá?
Bueno, eso fue el capítulo 15 7u7r. ¿Qué os pareció? ¿Os gustó? Creo que Kristal ya tiene competencia, pero yo no soy capaz de odiar a esa chica, me entenderéis más adelante <3. Ella aparece en un de las frases del inicio en el apartado que subí xd.
¡PREGUNTA!
—¿Qué clases de chicas rivales de la protagonista odiáis?
Yo las que se hacen las débiles y echan toda la culpa a la pobrecilla. Aunque debo decir que la protagonista es débil siempre en las historias así y lo odio.
Y eso fue todo por hoy uwu.
¡Se os quiere!
¡Saluditos!
Dyiiana~
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