Capítulo 14
KRISTAL
Así que ésto es el Reino Asesino Cazador..., no me desagrada. Estamos en el puerto y acabamos de bajarnos del barco. Básicamente, todo aquí está lleno de vegetación. Hay una calle ante nosotros y, en los costado, detrás de los puestos, se extiende un bosque que no sé dónde termina.
El conde Hettui se sitúa a mi lado y me extiende el brazo.
—Mucha gente, no te pierdas —aclara al ver que miro sin comprender su acción.
Agarro su brazo y los dos comenzamos a caminar por la calle repleta de personas que hablan animadamente de cosas que para mí son murmullos en masa que no se entiende ni pío. Mi atención recae en una chica —porque su vestimenta es diferente al de los restos— que observa a una familia de tres miembros, donde el padre tiene a la hija sentada en sus hombros y la madre riendo al ver tan feliz a la pequeña.
—¿Habéis oído que la princesa del Reino Asesino Silencioso, al no estar de acuerdo con su padre por la alianza con el enemigo, huyó del castillo? Me siento orgullosa de esa niña —comenta una mujer a mi lado, dirigiéndose a otra que escucha atentamente.
Me fijo mejor en la cara de la joven y creo haberla visto por alguna parte, aunque me parece imposible; no conozco a tanta gente.
—Esa cara... —murmuro para mí misma pero el conde lo escucha igualmente, poniendo su atención en ella también.
La muchacha de pelo negro con unos cuernos de buey no muy grandes, se da cuenta dirigiendo sus ojos rojos hacia nosotros. La veo mirar por debajo de su flequillo al conde después de escanearme de arriba a abajo. Camina sin prisa en nuestra dirección y se detiene delante de Hettui.
—Eres del Reino Guerrero —afirma y entonces veo mejor su cara.
—Ares...
Su atención de posa en mí y me escanea de nuevo.
—¿Conoces a mi hermano? ¿Dónde te has encontrado con él? —pregunta emocionada agarrando mi mano.
¿Hermana del Ares ese? Sí, son clavaditos, literalmente aunque solo en el físico. Eso quiere decir que ella esa princesa del Reino Asesino Silencioso.
—No es que nos conozcamos. Se ha presentado y me ha besado la mano, solo eso —explico omitiendo la parte de que sabe quién soy en realidad.
Ella suelta mi mano y lleva la suya hacia la boca.
—¿Cuñada...?
¿¡Le gusta mi hermana!?
<<Duncan, tienes competencia>>.
—Mi hermana ya tiene a alguien, el general Duncan no es fácil de derrotar. Creo que no me vas a tener de cuñada.
La pelinegra arquea una ceja.
—¿El general Duncan? ¿Reino Mágico Celestial? —cuestiona.
Llevo la mano para tapar mi boca. Si es princesa, ¿cómo no va a oír de él? Es uno de los generales más fuertes del reino y el más honrado.
—Sí, mi cuñado es tan reconocido que incluso le conocen por aquí.
El conde debe estar perdido escuchando la conversación detrás de mí.
—¿El general Duncan ha puesto los cuernos a la princesa Adaliah con tu hermana? —cuestiona de nuevo sin creérselo. Normal, si se escucha de esta manera, yo tampoco me lo creería—. O sea, esa pareja aún no confirmada lo saben muchos. Una hermana mía quiso casarse con él para una alianza y él lo rechazó al igual que la primera princesa, quien tampoco estuvo a favor —explica mirándome fijamente a los ojos.
Solo me queda decir: perdón, Duncan.
—Me parece muy mal. ¡Pobre princesa y pobre de mi hermana! —exclamo y ella asiente la cabeza.
—Dejando ese asunto a parte, tú —se dirige de nuevo hacia el conde, señalándole—, aún no me has contestado. ¿Eres del Reino Guerrero, verdad?
El conde Hettui agarra mi cuello trasero de la ropa y estira de ella para posicionarme detrás de él. La pelinegra, al ver la escena, en su cara se forma una sonrisa de boca cerrada que lo oculta en seguida con una profunda inspiración.
—¿Eres la princesa que se negó a la alianza? —pregunta el conde a lo que ella asiente.
—Me llamo Marte. —Mira en mi dirección detrás de Hettui y me saluda con la mano junto a una sonrisa.
—Yo Kristal.
No tengo problema en decir mi nombre, la segunda princesa no es muy tomada en cuenta y por ello casi nadie me conoce.
—Conde del sector-A, Reino Guerrero —interfiere Hettui haciendo que los ojos rojos de Marte viaje hacia él.
Ella sonríe felizmente ante la respuesta. Miro hacia Hettui que, aunque su cara no muestre mucho, sé que sabe la razón de esa alegría. ¿Me estoy perdiendo algo? Bueno, seguro que sí porque no sé aún nada de eso de las alianzas y lo que está ocurriendo entre todos los reinos.
Aparto mi cabeza de ellos para mirar otra dirección y me encuentro de nuevo con ese hombre del tatuaje de escorpión. Ignora por completo el hecho de que tengo mis ojos morados clavados en él —o es que ni cuenta se ha dado— y camina perdiéndose en la multitud.
Inconscientemente, doy un paso hacia la dirección en donde se ha marchado. Ese hombre tiene algo que no me encaja y no sé por qué. ¿Ese tatuaje me ha llamado mucho la atención? No lo sé, si ni me gusta. Una mano agarra mi muñeca haciendo que salga de mis pensamientos volviendo a tierra.
—¿A dónde vas? —pregunta el conde.
¿Tan fuerte pisé como para que me oyera?
Señalo hacia la multitud que gritan y hablan alegremente mientras van de puesto en puesto para comprar o mirar algo que les interese.
—Me distraje y sin darme cuenta me fui hacia ellos —excuso.
No le voy a decir que me parece sospechoso alguien con un tatuaje de serpiente que no ha mostrado indicios de querer atacarnos o malherirnos. Es descabellado desconfiar de todo aquel que pase delante de tus narices aunque sé que eso es lo que le ocurre al conde; no coge confianza.
—Kristal —me llama Marte—, ya que vienes del Reino Mágico Celestial, ¿sabes si han mostrado alguna prueba de que se vayan a aliar con Ryon?
¡Jamás! O sea, si él es el malo, Adaliah y mis padres jamás aceptarían una alianza con ellos. Confío en que no y apostaría mi vida en ello si es necesario.
—Estoy segura de que no.
Ella sonríe asintiendo con la cabeza.
—Entonces me dirigiré primero al Reino Mágico Celestial y después al Musical para probar si quieren intervenir en ésto a bien. Los Elementales ya están ayudando sutilmente sin que ese Ryon se entere del todo —explica con emoción—. Kristal, si ves a mi hermano de nuevo, dile que le estoy buscando.
Respondo con un sí y ella fija su vista hacia el barco que ya está por irse.
—Nos volveremos a ver, ¡adiós!
La vemos alejarse y subir a ese barco que va hacia los reinos mágicos supongo, ya que allí es a donde se quiere dirigir.
—¿De qué habéis hablado? La veo muy emocionada —pregunto curiosa.
—Nada importante. Solo que nos estamos dirigiendo al Reino Guerrero y le he dicho que los reinos mágicos aún no se han decidido del todo; si quiere forjar alianza, mejor ir hacia allí que es lo que tenía pensado hacer desde un principio.
—¿Crees que lo logrará?
El conde comienza a caminar de nuevo y yo le alcanzo al instante para no quedarme atrás. Antes de adentrarnos a la multitud, me agarro de su brazo dejando que él me guíe.
—Lo dudo, pero no viene mal que alguien lo intente. Además, no se sabe si se puede confiar en ella o no.
—A mí me parece de fiar —mascullo observando los puestos.
—¿Cómo no? Si te ha llamado cuñada.
Exacto, me ha llamado cuñada. Si no es por mi hermana será por su hermano, ¿acaso piensa que Ares y yo estamos enamorados? El príncipe ese es guapo, pero no por eso me vaya a gustar... Además, ¿cómo es que sabe quién soy? Dijo que me vio huir del castillo con la ayuda de Adaliah, ¿ella sabrá ésto?
Dios, una bofetada mental, por favor.
¿Cómo puedo sospechar de mi propia hermana? Obvio que ella no estará enterada. O sea, si lo supiera, aunque no hayamos declarado la guerra contra el Ryon ese, seguro que atraparía a Ares en vez de dejarle ir.
—Oye, conde Hettui.
—Habla.
—¿Qué haremos ahora?
Me mira de reojo durante unos segundo como si se lo pensara.
—Vamos a ir a comer algo —habla finalmente.
Ahora que lo dice, por el mareo del barco, no he comido casi nada. Si me tragaba algo lo vomitaba. Poso mi mano libre en el estómago y sí, tengo hambre. Asiento feliz la cabeza y me dejo guiar por el conde hacia un puesto de comida un tanto más alejada y tranquila. Al adentrarnos, nos recibe un chico que aparenta un tanto más mayor que nosotros.
—Bienvenidos —saluda haciendo una inclinación para después volver a ponerse recto. Sus ojos se posan en mí y me sonríe—. Vaya, llevo años con este negocio y debo decir que eres la chica más guapa que ha pisado estos suelos.
Sonrío orgullosa y coloco los mechones de mi pelo detrás de la oreja. Sé que soy guapa —más ahora que ya no tengo tan mal el pelo, aunque la ropa sigue un tanto rota—, pero aquello no influye en que me haga feliz cada vez que me lo recuerden.
—Se ve que su negocio no va muy bien si solamente ha entrado esta única chica aquí —comenta el conde con indiferencia, sentándose en un sitio.
La sonrisa de mi rostro va desapareciendo. Inspiro con profundidad y pestañeo un par de veces antes de girarme y sentarme junto al maldito amargado ese.
—¿Qué haremos después de ésto? —pregunto con un poco de sueño al no haber dormido bien anoche.
—Directamente al Reino Guerrero.
Arqueo una ceja sin comprender.
—¿No habías dicho que querías saber si este reino se volverá enemigo o amigo? —cuestiono recordando sus palabras.
—A partir de lo que hablan por la calle, todos apoyan mucho lo que ha hecho la princesa del Reino Asesino Silencioso; el rey de aquí no va a querer montar una alianza con el enemigo ahora que el pueblo apoya las acciones de esa chica —explica con los ojos cerrados y los dedos apoyados en la sien. Se ve que tampoco ha dormido bien.
DAM
—Bien, ¿sabéis ya lo que debemos de hacer? —pregunta por quinta vez el chico de cuatro ojos.
Estamos ya en la Aldea de Plantas, llegando casi a su casa. En todo el camino ha estado ideando y planeando una historieta con el fin de dejar a su familia sin que se preocupen por él.
—Que sí, chico —responde el pelirrojo cruzando los brazos al pecho.
Caminamos un par de minutos más hasta detenernos frente a una casa grande pero no de muy buenas condiciones. El castaño de cuatro ojos avanza y toca la puerta, momentos después le abre una chica de cabello corto y ojos verdes totalmente.
—¡Kaisaac! ¡Ya era hora de que volvieras! ¿Sabes cómo de preocupados estaba tu mamá?
—¡Perdón! Es que me surgió algo... Traigo invitados —añade con una sonrisa lo último.
Ella nos pasa la mirada de arriba a abajo y finalmente, decide echarse a un lado para darnos acceso. Entramos con una sonrisa saludando a todos los que nos podamos encontrar.
—¿Estoy viendo doble? —me murmura Armin mirando a otra chica idéntica a la de la puerta.
—Creo que triple... —añado al fijar mi vista en una otra igual.
—En realidad es cuádruple, son cuatrillizas —aclara Kaisaac—. Mis primas. Allá están mis dos hermanas. —Señala a dos chicas, una muy alta y la otra enana.
—¡Kaisaac, hijo mío!
La voz de una mujer interrumpe en la habitación haciendo que todos nos giremos hacia ella. Se trata de una señora flacucha de tonalidad azul claro, tiene el cabello en un moño alto que algunos mechones salen de ella. Abraza a su hijo con alegría y alivio al verle de vuelta.
—¡Mamá, mamá! Que hay gente aquí... —La madre le suelta y fija sus ojos amarillos en nosotros.
—Vosotros sois...
Armin se aclara la garganta y da un paso al frente.
—Soy el segundo hijo del conde de la Aldea de Fuego, Armin —se presenta haciendo que todos los presentes se queden callados al instante.
Algunos miembros de la familia se miran entre sí sin saber qué es lo que ocurre ni tampoco cómo reaccionar a ésto. El pelirrojo al ver lo nerviosos que se han puesto, rápidamente interviene:
—Tranquilos, solo vengo a hacer una propuesta. Su hijo, Kaisaac, me ha ayudado con un par de problemas que he tenido y me gustaría llevármelo para que aprenda a ser un soldado a mi lado; un guardia personal —explica de memoria todo lo que el otro le dijo antes—. Ahora me tengo que dirigir al Reino Guerrero, y de verdad que me vendría muy bien.
La mujer, madre de la familia, se lo piensa durante unos instantes pasando la mirada de Kaisaac a Armin y viceversa. Después de ello, deja escapar un largo suspiro.
—Poder ser un guardia personal de alguien de la nobleza es un gran honor, no voy a cortar el camino a mi hijo. Pero, como madre quiero saber si se tendrá que exponer a un gran peligro.
—Puede estar tranquila, solamente es una visita al Reino Guerrero y que necesito a alguien que me ayude con algunas cosas, nada más.
Una de las dos hermanas del castaño —la alta— se acerca hasta quedarse a mi lado, observándome fijamente sin perder detalle.
—¿Y tú eres...? —pregunta bajando levemente la cabeza al ser un tanto más alta que yo.
Hago memoria sobre lo que me ha dicho Kaisaac si me preguntan sobre mí.
—Me llamo Dam, un otro guardia personal del señor Armin —me presento y ella me sonríe.
—Hola, yo soy Uraxa, hermana mayor de Kaisaac —responde con un leve sonrojo.
¿Por qué se está sonrojando? Tengo miedo...
Levanto un poco la cabeza y la miro. Ella sigue sonriendo pestañeando de forma coqueta y aquello hace que un escalofrío pase por mi espalda. Menos mal que la madre interrumpe todo con su voz porque sino me va a dar un algo aquí mismo.
—¿Cuándo os tendréis que ir?
—Lo mejor será ahora mismo —contesto dejando a Armin con la palabra en la boca.
Me he enfrentado a ejércitos y asesinos sin sentir miedo jamás, pero la hermana del castaño supera a todo eso. La principal razón será porque cuando siento que estoy en peligro, normalmente utilizo mi espada y cortar la amenaza esa; sin embargo, no puedo hacer eso a la chica que está ahora mismo muy pegada a mí.
—¿Y si mejor os vais mañana? —propone la chica alta llamada Uraxa— Así pasamos el último día con Kaisaac antes de que se vaya. ¿Te parece bien? —pregunta lo último dirigiéndose a mí.
Aparto lentamente mis ojos bien abiertos de ella para dirigirlo hacia los dos cómplices que tengo en este caso. Suplico ayuda con la mirada y ellos simplemente se apartan observando a otro lado, fingiendo como si no me vieran.
Menos mal que son cómplices, si llegan a ser los enemigos, a saber lo que me hará.
Vuelvo a posar mis ojos verdes en ella y asiento sin remedio acompañado de una sonrisa.
—Saldremos mañana entonces.
Conde, ¿dónde estás? Te echo de menos, contigo no me pasaba ésto.
////////////////////////////////
PALABRAS: 2587
¡Hola, hola!
Ya tengo 14 capítulos publicados, lool. Alucino, he mantenido eso de actualizar todos los viernes HDJKAHDIHDEJ
Ale, Marte ha dado señales de vida de nuevo. ¿Qué le esperará en los reinos mágicos?
El conde y Kristal se van a dirigir definitivamente al Reino Guerrero, ¿con qué personas se topará Kristal allí? ¿La única familia que le queda aún a Hettui? ¿Una chica enamorada del conde?
¿Qué le espera en el Reino Guerrero? ¿Una misión nueva?
Por otra parte, pobre Dam JAJAJAJAJAJA Me dio pena escribirlo y todo xd
¿Qué os parece la familia de Kaisaac?
Espero que os haya gustado el cap uwu ♥
¡PREGUNTA!
—¿Cuáles son los clichés más vistos en general?
Comienzo con la protagonista que no está buena pero tiene mejor figura que las animadoras cuando ella no hace ni pajo (cuando saben hacer literalmente todo) y la cara más bonita de todo el instituto. Dios, ¿tanto cuesta admitir que es guapa? LOOL
Bueno, eso fue todo por hoy.
¡Se os quiere!
¡Saluditos!
Dyiiana~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro