Capítulo 13
KRISTAL
—¿Eso es un barco? —pregunto asombrada señalando ese vehículo gigante sobre las aguas del mar—. ¡Eso es un barco! ¡Conde Hettui, eso es un barco! —grito agarrando su brazo y agitándolo.
Nunca antes había visto un barco, como mucho imágenes dibujados en los libros. Es la primera vez y no puedo estar más emocionada. Sigo sin poder creerme del todo que he podido salir del castillo y que estoy ahora en el exterior conociendo y viendo las cosas que solamente he oído hablar o leído en libros. Es una fantasía para mí.
Una mano se posa en mi cabeza girándolo para que le mire a la cara.
—Hay mucha gente, ni se te ocurra separarte de mí porque no voy a poder encontrarte, ¿entendido? —asiento la cabeza sin apartar la mirada de sus ojos—. Bien, no me hagas repetírtelo o buscarte.
Dicho ésto, él quita la mano de mi cabeza pero yo sigo agarrada de su brazo. No quiero hacer que me busque, qué miedo, por Dios.
Aunque sus palabras y su tono sigue siendo tan duro como siempre, ya no me asusta tanto como antes. Supongo será que me he ido acostumbrando. En todo el trayecto hasta aquí, el puerto, me ha estado enseñando algunas tácticas de pelea y concentración como prometió; por lo menos ahora sé invocar espíritus más simples.
Emprendemos la marcha hacia la multitud. El conde Hettui se ocupa de hacer todo y yo solo me dedico a mirar: hombres con muchos cortes por el cuerpo y cara; una familia de cuatro miembros que bajan del barco; un señor morado con un extraño tatuaje de escorpión que rodea todo su cuello; otro grupo de hombres que llevan grandes hachas encima..., e infinidad de diferentes personas.
El conde termina de hablar y le entrega el dinero a ese chico para después comenzar a caminar. Yo, como aún sigo agarrada de su brazo, me veo arrastrada casi perdiendo el equilibrio, pero me recompongo.
—¿A dónde nos dirigimos? —pregunto.
—Al Reino Asesino Cazador.
¿Al Cazador por qué?
—¿No sería más fácil ir directamente al Guerrero?
—Quiero ver cómo va la cosa en el Cazador, aún no se han decidido a qué bando unirse y, teniendo en cuenta que los Silenciosos han elegido a Ryon; debo de asegurarme si serán enemigos o no —responde sin mirarme.
Creo que es la frase más larga que me ha dirigido desde que le conocí.
Pasamos al lado de los hombres con cicatrices por doquier y ellos me miran para después cuchichear algo entre ellos que no alcanzo a oír pero, por lo visto, el conde sí. Con el solo fulminar con la mirada asesina esa que tiene, ha bastado para callarles a todos.
Subimos al barco correspondiente y, por fin una vez arriba, suelto el brazo del conde para mirar. No hay mucha gente, quizás éste sea en realidad uno no muy grande, pero, para mí que nunca he estado, es alucinante.
Cuando me dispongo a alejarme un poco para explorar mejor, una mano me coge del cuello trasero de la ropa, evitando así mi movimiento.
—Te enseñaré cuál es tu habitación, ni se te ocurra irte por allí sin decírmelo antes —ordena el conde y yo suelto un suspiro asintiendo—. Y, estate más atenta que aún hay gente que te quiere vender como mercancía; créeme, esta vez no serás la segunda sino la principal.
¿Acaso esos hombres querían venderme?
—Gracias, por salvarme me refiero.
—No me viene bien un secuestro en estos momentos.
Sin dirigirnos ninguna palabra más, nos dirigimos hacia las habitaciones. En el camino, nos cruzamos con esos hombres que llevan hachas gigantes encima, pero no se molestaron a mirarnos ni siquiera.
Mi habitación está justo al lado de el del conde. Por lo menos sé que si estoy en problemas solo tengo que gritar para que acuda. Con ese oído tan fino, dudo mucho que no me pueda oír. Sin embargo, no puedo bajar la guardia; aunque Hettui haya conseguido vencer a uno de los conde del Reino Mágico Celestial, no significa que pueda con todos los que vayan a venir. Por muy fuerte que él sea, los de mi reino tampoco se quedan atrás.
La noche ya está cayendo y debo de tener más cuidado de lo normal. No sé si será porque he vivido todo estos años en el castillo que, aunque se diga que es un lugar seguro, solamente me protege de ataques físicos. Mientras que algunos nobles e incluso de la realeza —primos y primas lejanas—, en vez de querer usarme para conseguir apoderarse del poder de las cartas, me quieren muerta ya que les parezco una piedra molesta en su camino.
Obviamente, ellos no son tan tontos de iniciar un asesinato tan a la luz y clara, tratan de hacerlo de la manera más silenciosa mandando a alguien o usando veneno. Aunque todo aquello dejó de ser muy frecuente con forme pasa los años ya que vieron que no soy amenaza alguna al no saber invocar casi nada.
Después de terminarme la cena solitaria —casi no he tocado nada— en mi habitación del barco éste, ya ha caído totalmente la noche y es hora de irse a la cama. Más o menos, mañana por la tarde estaremos en nuestro destino. Solo será un par de horas más, mientras tanto a dormir y esperar a que amanezca.
Me estoy mareando.
Si no lo siento no me lo creo. Quién iba a decir que me mareo en barcos. Ahora, las ganas de vomitar todo lo que no me comida son inmensas y me encuentro fatal. Para colmo, unos pasos provenientes de mi techo resuena haciéndome girar con brusquedad. Algo llega a mi garganta y se baja de nuevo dificultosamente, produciendo una arcada de mi parte.
Mis ojos viajan por la estancia mientras que mi mano palmea mi pecho para aliviar un poco esa sensación de malestar. Siento que estoy paranoica, pero más vale eso que demasiado confiada y que termine mal. Rápidamente —o lo más rápido que puedo en este estado—, coloco un par de almohadas en la cama para después taparlo entero con las sábanas. Me alejo un par de pasos para mirar la figura.
—Estoy muy gorda... —murmuro en voz baja casi inaudible, fijándome en el bulto de la cama.
Resto importancia a ese detalle y cojo una escoba que se encuentra apoyada en la pared justo al lado de un armario no muy grande. Me escondo allí dentro a duras penas y me preparo por si viene alguien. El conde podrá oír todo lo que suceda aquí si me ocurre algo, pero tampoco quiero que llegue para ver cómo me muero; hay que ganar tiempo.
Pasa los minutos en silencio quedando solamente audible las olas del mar. Mi tripa sigue revolviéndose haciéndome creer que nunca voy a acostumbrarme a estar en un barco. La puerta de mi habitación de abre de golpe y unos pasos se acercan con rapidez en dirección a la cama. Oigo cómo quita las sábanas tal y como supuse y, justo en ese momento, salgo del armario con la escoba al aire dispuesta a darle en la cabeza con ella.
El sujeto se gira en seguida, parando el golpe al agarrar el mango de la escoba. Sus ojos amarillos se encuentran con los míos, es entonces cuando le reconozco y suelto mi arma improvisada. Inspiro con profundidad para soltar un suspiro de alivio, pero, ante ese acto, vuelvo a sentir algo subirse por mi garganta.
Me cubro la boca aguantando las ganas de echar la pota.
—Deberías llamar antes de entrar en la habitación de una chica —hablo yendo hacia la cama con la intención de sentarme, esperanzada de que así me sienta mejor.
Él mira las almohadas de la cama, después al armario y, por último, la escoba que ahora se encuentra en el suelo.
—Oí unos pasos y me asusté —confieso al verle observar lo que he montado.
—También he entrado por esos pasos, vienen de arriba. Quédate aquí, subiré a ver qué ocurre.
Asiento la cabeza en respuesta ya que me cuenta demasiado formular palabra alguna. El conde me observa durante unos segundos para después dirigirse hacia la mesilla de la comida y traerme un vaso de agua junto a una naranja.
—Bebe un poco de agua, si no funciona, usa la piel de naranja; el olor calma el mareo y las ganas de vomitar.
Extiendo la mano y agarro lo que me tiende.
—Gracias.
Sin decir nada más, sale de la habitación cerrando la puerta tras de él. Bebo un bocado de agua y me sabe raro; se siente como si me lo tomara de buena mañana recién despierta con el estómago vacío. Pelo la piel de la naranja y trago una sin casi masticarlo.
<<Ha dicho que tengo que utilizar la piel..., ¿debo tragarme eso?>>
Quito un trozo de piel de naranja y, antes de metérmelo en la boca, lo huelo. El olor entra por mis fosas nasales y siento bienestar. Vale, se refería a que tengo que olerlo.
La puerta se abre de nuevo y de allí entran un grupo de hombres con hachas en la mano señalándome. Cierran la única salida que tengo y se acercan más a mí.
—Amigo, hermano, todo se puede hablar, baja el arma —hablo torpemente alarmada.
Si no fuera porque son más de tres personas, usaría las cartas contra ellos. Pero, por pura seguridad —ya que si no consigo acabar con todos, más gente sabrá que tengo unas armas peculiares—, voy a hacer lo que mejor se me da: ganar tiempo.
—¿Qué relación tienes con ese conde del Reino Guerrero? ¿Por qué te mantiene a su lado? —pregunta uno tiene un bigote peculiar.
No les puedo decir que sé cómo llegar a la mazmorra; si les interesa tanto el tema de por qué estoy al lado del conde, seguramente tendrán ellos algo que ver con ese tal Ryon. ¿Qué les digo entonces?, ¿que él se ha enamorado de mí? Ni loca, eso me traería más problemas aún.
—Me debe dinero.
Los cuatro presentes me miran sin creérselo.
—De verdad, me debe dinero. Se le perdió el monedero por alguna parte y yo me encontré con él. Como dijo que él era un conde, pues acepté en ayudar a cambio de que me devolverá el doble —explico como si todo fuera verdad—. Por eso, si me matáis, le estaríais haciendo un favor; ya no tendría que devolver el dinero.
La inteligencia emana de mí. Con esa mentira he conseguido ocultar el hecho de que puedo encontrar la mazmorra y, a la vez, mantener la distancia con el conde sin que me confundan con un ser cercano a él.
—¿Y por eso te mantiene a su lado?, ¿por el dinero? —cuestiona de nuevo el hombre.
Asiento con la cabeza segura de mí misma.
—Exacto, soy su fuente de dinero en estos momentos.
—¿Qué hacemos con ella? —habla ahora un otro hombre que tiene una enorme cicatriz en su cara, partiéndolo por la mitad.
—La matamos y ese conde se quedará sin dinero para poder viajar —propone uno calvo.
¿Matarme? ¿Por qué todos me quieren muertos?
—¿No sería mejor quitarme el dinero? —interrumpo en esa charla antes de que me quieran llevar lejos de este mundo.
—Pero somos asesinos, no ladrones —justifica el último que lleva un pelaje como ropa.
Bueno, me he topado con unos asesinos con honor y todo.
Inspiro otra vez la piel de naranja al sentir de nuevo el malestar por el movimiento del barco y, de mientras, pienso con rapidez una forma de salir ilesa de ésta. Digamos que estos hombres, aunque son musculosos, no me ven muy listos. ¿Y si trato de engañarles?
—¿Sabéis de la leyenda del la maldición del barco? —pregunto con una sonrisa, esperanzada a que se interesen.
Los cuatro se miran entre sí sin saber nada para después dirigir la mirada de nuevo a mí, negando la cabeza. Sonrío ante tal acto y me preparo para contar aclarando primero la garganta:
—Si matáis a una chica indefensa e inocente estando en un barco y que, además, sea de noche; las almas perdidas de los peces y animales marinos muertos de manera injusta por culpa de los pescadores, vendrán a por aquellos asesinos.
—¡Mientes!
—¡No miento! Escucharme y poneros cómodos, voy a contaros todo lo que le ha pasado a un hombre que mató a una chica indefensa solo porque no se atrevió a robarla.
>>Era una noche pacífica, un barco navegaba tranquilamente por la superficie del mar. Una chica llamada... Uva se encontraba en su habitación correspondiente, tranquilamente mareándose por el viaje tan agotador. De repente, la puerta de su cuarto se abrió, dejando paso a un hombre con hacha en la mano.
>>—¿Quién eres? —preguntó alarmada la hermosa, hermosísima joven—. ¿Qué haces aquí?
>>—Necesito dinero pero no quiero robar, por eso te voy a matar —contestó el hombre.
>>Uva se asustó mucho, tanto que gritó el nombre de su... de su... criado que se encontraba en la habitación del al lado.
>>—¡Banana, ayuda!
—¿Acudió, acudió? —pregunta intrigado el de la cicatriz.
—Shh, calla que ahora va. —Aclaro de nuevo la garganta y me arrepiento al segundo al sentir la arcada. Huelo de nuevo la piel de naranja para calmarme.
>>Banana oyó a la hermosa joven, pero era demasiado lento para cuando necesitaban de él, por eso, no consiguió llegar a tiempo. En el momento en que entró en la habitación, Uva ya yacía sin vida en el suelo. La habían matado atrocidad con la hacha clavada en la garg-
Un escalofrío me recorre al imaginarme a mí misma morir así y rápidamente rectifico:
—La habían matado estando ella tendida en el suelo.
—¡No! ¡Uva! —lamenta el que tiene un bigote extraño—. Pobre Uva, ese hombre merece morir.
Me río internamente tratando de no soltar la carcajada aquí mismo.
—Ahora llega la maldición... El hombre asesino ese-
No alcanzo a contra todo ya que la puerta de mi habitación se abre haciendo que estos cuatro hombres se asusten y peguen un pequeño chillido. Miro de quién se trata, encontrándome con el conde que observa arqueando una ceja ante la escena.
Debo salir de aquí.
—Bueno, eso fue todo por hoy. Estoy cansada y debo ir a descansar, podéis quedaros con la habitación si tanto os gusta —hablo poniéndome de pie junto a un tambaleo que en seguida consigo controlar.
—¿Qué? ¡No nos puedes dejar así!
—¿Qué le ocurre al hombre?
—¡Por favor, cuéntanoslo!
Camino hacia el conde aguantándome la risa mientras que él me observa sin entender lo que está pasando aquí.
—Es que estoy cansada, la próxima vez será. Buenas noches.
Empujo levemente al chico albino para que se aleje de la entrada y dejarme paso para salir de la habitación, cerrando la puerta tras de mí. Entonces me acuerdo de mi equipaje y entro de nuevo con una sonrisa para cogerlo y marcharme definitivamente.
—Maldita Banana —hablo dirigiéndome a Hettui—. Si no fuera porque esta Uva sí es lista, habría muerto como la de la historia.
El barco hace un movimiento un tanto brusco causando que el vómito se me suba por la garganta de nuevo. Ante el mareo, me agarro del brazo del conde para mantenerme de pie.
—¿Me puedo quedar contigo? Han ocupado mi habitación y dudo que contar historias me salve la vida de nuevo.
Él camina hacia su habitación dejándome atrás, pero supongo que habrá aceptado; no he oído un no salir de su boca. Sigo sus pasos y entro con él.
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PALABRAS: 2579
¡Hola, hola!
Hoy habrá doble actualización 7u7r.
¿Qué tal os pareció el viaje en barco?
¿Y la historia que ha contado Kristal sobre Uva y Banana?
Al final se han metido en una misma habitación 7u7r
¿Qué ocurrirá en el próximo capítulo?
Bueno, espero que os haya gustado el capítulo, me ha costado un poco editarlo por temor a que se me borre todo así porque sí :') Prometo solucionarlo lo antes posible <3
¡PREGUNTA!
—¿Cuáles son los clichés más vistos de fantasía y paranormal?
Comienzo: De los cuatro elementos, la protagonista tiene que tener los cuatro sí o sí xd
¡Nos leemos en el siguiente cap!
¡Se os quiere!
¡Saluditos!
Dyiiana~
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