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Capítulo 12

KAISAAC

Flipo en colores.

—La chiquilla es princesa —afirmo aunque suena a pregunta y veo al pelirrojo de dos metros asentir—. Me he hecho hermano de una princesa del reino vecino —hablo en el mismo tono señalándome a mí mismo y él vuelve a decir que sí con la cabeza.

Estamos los dos caminando por el maldito bosque y ya llevamos toda la noche entera buscando a la, ahora, desaparecida. Hemos salido vencedor de la pequeña batalla que tuvimos, bueno, el gigante que está a mi lado ha salido vencedor, yo solamente he estado allí de cono; como mucho, de vez en cuando extendía alguna que otra rama de árbol para ayudar, pero éste los quemaba igual que a sus enemigos.

Sin embargo, no hemos... ha conseguido acabar con el que mandaba ya que huyó con unos cuantos más.

Le he tenido que insistir mucho para que me cuente cosas de la hermanita esa que tengo. Al final, al ver que sí, Kristal me debía una explicación y que yo soy su amigo/hermano, ha optado por contarme algo por encima.

Ella es la segunda princesa del Reino Mágico Celestial y huyó del castillo con una excusa que rompe el cliché de la boda; no debía casarse ni nada y estaba teniendo una cómoda vida, pero lo que quería la chiquilla era salir al exterior a sufrir. Con la ayuda de su hermana mayor, lo consiguió pero algunos nobles se enteraron y ahora van a por ella con la intención de apoderarse de las cartas que lleva encima y que solo la illa puede usarlo.

—Pero repito: no se lo digas a nadie más, ¿entendido? Ya está habiendo algunos que van detrás de ella, lo último que necesitamos es que vengan más gente.

Lo entiendo, lo entiendo. Mantener mi boca cerrada no es problema alguna, lo que ahora me preocupa es que no aparece. ¿Acaso ha escavado un hoyo y se metió allí dentro?

—¡Somos tontos! —exclama de repente el pelirrojo haciendo que le mire de inmediato. Al notar mi ojos sobre él, habla de nuevo:—. Estamos en un bosque lleno de árboles y plantas, y tú eres un mago elemental de plantas.

—¿Y qué?

Armin golpea su frente con la mano derecha murmurando un "Madre mía".

—A cambio de los dos ojos extra que tienes, has ofrecido tu inteligencia, ¿cierto? Controlas a las plantas, trata de sentir la presencia de las personas que están en el bosque y busca la de Kristal—explica señalando mi collar.

No sabía que también tenía yo esa función. Un rastreador.

—¿Cómo funciona? —pregunto tocando mi collar.

—Inspira con profundidad y despeja tu mente, eso ayudará a fortalecer el vínculo con tu arma.

Él ya sabe perfectamente que no soy alguien de clase alta, sino un campesino; sin embargo, al ver que soy amigo de su amiga, me lo va a dejar pasar y, de paso, me enseñará a usarlo de manera correcta.

Hago lo que me pide y siento una sensación extraña recorrer mis brazos acompañado de un escalofríos en mi espalda. Mi cuerpo se comienza a relajar, creo que está surgiendo efecto y estoy consiguiendo conectar con el bosque.

—¡Pero no te duermas!

Ese grito repentino hace que dé un pequeño brinco en mi sitio. Con la mano, palmeo dos veces mis cachetes para mantenerme despierto. He dicho ya que después de una dura pelea, pasamos la noche entera buscando a la chiquilla, ¿no? Tengo demasiado sueño y mi familia se estarán preocupando al ver que no regreso.

Pruebo de nuevo el proceso, tratando de no dormirme otra vez. La sensación es similar a la anterior, solo que sí funciona. Extiendo mi brazo hacia un árbol sintiendo una descarga eléctrica apenas notable en la palma de la mano y, junto a eso, en mi mente comienza a surgir un plano del bosque con los seres vivos que habitan en ella.

—¿Ves a Kristal? —pregunta Armin al ver que lo he logrado.

—No —niego aún concentrado—, es como si ya se hubiera salido del bosque. —Lo recorro una vez más y veo una otra figura humana acercarse—. Tenemos compañía.

Señalo la dirección que siento por donde saldrá pero pasa el rato y no aparece nadie. ¿Desapareció? Juro que he visto en mi cabeza alguien acercarse.

—¿Interrumpo algo? —La voz suena por la dirección contraria a la que había señalado.

Un chico pelinegro que me suena mucho de haberle visto por alguna parte..., ¿de qué? Ni idea, solo sé que seguro que le he visto, de eso no cabe duda alguna.

Armin avanza un paso y le mira al recién llegado con desconfianza.

—¿Eres...?

¡El secuestrador!

—¡El secuestrador de quien huía Kristal! —grito señalándole al acordarme que es el cómplice del albino de la espada extravagante.

El pelirrojo prende sus manos en llamas al segundo de haber oído aquello haciendo que el recién llegado retroceda unos pasos con torpeza y los ojos abiertos de par en par.

—¡Me llamo Dam y no soy un secuestrador, lo juro! —se defiende con las manos extendidas pretendiendo que Armin se calme.

—¿Crees que nos creeremos eso? He visto cómo escapaba de vosotros, yo mismo le ayudé y la chiquilla me contó más o menos las cosas.

Abre la boca con intención de replicar y después lo cierra de nuevo al ver que no puede argumentar nada en su defensa. Con los puños apretados en el aire, los ojos cerrados y labios en línea... parece que esté estreñido e intenta cagar en vez de pensar en una forma de aclarar todo.

Sin embargo, para su suerte, antes de que Armin le convierta en cenizas, una luz aparece frente a él convirtiéndose en una manta de humo que poco a poco se va disipando hasta dejar ver una figura un tanto extraño que lleva puesto unos cascos de alas. En su mano se puede ver que tiene cogido un peine junto a una carta. Extiende el brazo y entrega todo eso al chico secuestrador llamado Dam.

—Es de Kristal... —murmura mirando el peine y después a la carta frunciendo el ceño. Levanta la vista para observar la figura sin comprender nada—. Ella..., esto... ¿Cómo?

Las preguntas para luego. Me acerco a él a pasos rápidos y le arrebato la carta de sus manos con intención de leerla. A ver si hay suerte y nos dice dónde se ha metido. Me parece muy mal que haya enviado un mensaje a ese secuestrador y no a nosotros que le salvamos la vida y pasamos la noche buscándola.

A todo ésto, ¿cómo ha conseguido que esta... "cosa" le obedeciera?

—La illa dice: "Hola, Dam. Soy Kristal, la chica que huyó después de que le compraras el peine ese tan bonito. Te escribo porque estoy con el conde y nos dirigimos hacia el Reino Guerrero. Espero que estés bien y contestes la carta; nos vemos allí. Por ciento, estoy bien, el conde no me ha matado y prometió no hacerlo, pero corre el pequeño riesgo de que me quede muda."

¿Qué peine?

Miro lo que tiene el azabache en sus manos. Vale, ese peine.

¿Qué conde?

Supongo que el albino ese de mecha negra.

¿Cómo que dejarla muda? Con lo bonita que es su voz.

Observo a Armin y éste tiene los ojos puestos en la figura del casco que trajo la carta.

—¿Eres un espíritu de Kristal? —pregunta a lo que le responde asintiendo la cabeza—. Y, ¿ella está bien? —La figura señala la carta.

Creo que querrá decir que lo que dice la carta es verdad y que ella no está en peligr... ¿¡Un espíritu de Kristal!? Cuántas cosas más me ha ocultado la niña, a saber; ya se lo preguntaré una vez que nos hayamos reunido. Bueno, hay que responderle y, como si supiera de mis intenciones, el espíritu saca una hoja dispuesto a escribir.

Dirijo mi mirada hacia ese Dam, según lo que pone la carta, parece que no es un mal tipo ni nada por el estilo. Si se van a dirigir al Reino Guerrero, tendremos que seguirle para poder llegar.

—¿Vas a ir al Reino Guerrero, no? —cuestiona Armin al chico a lo que éste asiente—. Iré contigo. Se supone que tengo que garantizar la seguridad de Kristal.

—¡Yo voy también! —anuncio acercándome a ellos. En realidad no tengo el porqué, pero, aparte de que me preocupa mi hermanita, ésto es más interesante y divertido que ir a vender lechugas todos los días—. Pero, ¿podemos ir primero a la aldea de las plantas? No quiero que mi familia se preocupen; tengo que avisarles de que voy a estar fuera de casa.

Sé que Armin no tendrá problema alguna, por lo que nuestros ojos se enfoca en lo que dirá el tal Dam de ésto. Parece indiferente y no le importa demasiado.

—Sé que el conde está bien y que se va a reunir conmigo en el Reino Guerrero, mientras que vosotros solo tengáis intención de ir a buscar a la pequeñaja, no tengo problema en llevaros conmigo.

—Todo hecho entonces. —Me sitúo cara a cara delante del espíritu para que sepa lo que puede comenzar a escribir—. Escribe: "Illa, soy tu hermano. Armin ya me ha contado las cosas más o menos por encima y estamos ahora con uno de los chicos que te habían secuestrado. Vamos a dirigirnos los tres al Reino Guerrero y allí nos reuniremos, pero tenemos que ir primero a la Aldea de Plantas para avisar a mi familia. Ah sí, como se atreva a dejarte muda el conde ese, se la va tener que ver conmigo.

—¡Y conmigo!

—Eso lo ha dicho Armin." —concluyo la carta.

La figura con cascos de alas se esfuma de nuevo dejando un rastro de humo otra vez que se va disipando hasta desaparecer.

Por lo menos sé que la niña está bien. Bueno, a casa se ha dicho.

KRISTAL

Es un momento incómodo, de eso no cabe duda. Hettui tiene la espada desenvainada hacia un grupo de hombres que nos tiene rodeados y yo me encuentro justo pegadita a él a sus espaldas.

—Probad a intentar matarla de nuevo, si os atrevéis —gruñe el conde haciendo barrera con su brazo libre para que me quede detrás.

Ha sonado bonito y todo, pero sé que es porque le puedo guiar a la mazmorra y más le vale mantenerme viva.

Uno de los hombres se levanta ya que antes Hettui le había dado una patada que le mandó casi al subsuelo al saltar de repente hacia nosotros.

—Nadie quiere matarla, queremos matarte a ti —aclara sujetando su estómago mientras retrocede unos pasos para posicionarse con los de su grupo.

—Pero no te haremos nada si nos entregas la chica que está escondida detrás de ti —habla esa asquerosa voz de borracho que tanto odio.

Creía que Armin y Kaisaac terminó con él.

—No sabía que tú también tenías enemigos —murmura el conde para mí.

<<Si supieras que tengo a casi toda la nobleza del reino como enemigo...>>

Tengo que pensar en una excusa ya. Hay que librarse de ese asqueroso conde marrón y, al mismo tiempo, no revelar mi identidad a Hettui. Es hora de sacar mis dotes de actriz.

—El día en que me viste en la cueva, estaba yo huyendo de esos... ¡traficantes!, sí, traficantes. Me querían vender al mercado negro y prostituirme solo para ganar dinero. Eso es asqueroso, ¿no te parece? —miento con una voz un tanto rota y frágil, poniendo mi mejor carita de corderito indefenso.

—¿Quién eres? Diga su nombre —interroga ese calvo morrón.

Hettui dirige su mirada amarilla a él.

—Conde del sector-A, Reino Guerrero, Hettui.

Es hora de armar bardo.

—¡Conde, sálvame! No dejes que me vendan, por favor. Soy una persona, no un objeto —lamento con toda mi alma haciendo que todos los presentes me miren raro; el conde incluido.

—Joven conde, no le recomiendo entrometerse en ésto. ¿Acaso piensa llevarse a nuestra segunda...?

—¡Mercancía! —interrumpo antes de que ese diga "princesa"—. Me están llamando mercancía, encima la segunda, conde —lloriqueo con una expresión que da penita.

El albino hace un corte horizontal hacia los hombres causando algunas muertes, pero la mayoría lograron esquivarlo. El conde de Lucía, ya impaciente, hace aparecer su libro celestial.

—Es de la noble del Reino Mágico Celestial —murmura Hettui para después dirigirse a mí—. ¿Sabes escalar árboles? —Asiento. Ha habido veces que he intentado escapar de esa manera del castillo; tengo práctica—. Súbete a uno y espera a que termine.

No hace falta que me lo repita una segunda vez. Corro hacia el árbol más cercano pero que también mantenga una cierta distancia de la pelea. Me subo a ella sin dificultad alguna y observo la escena desde arriba.

Básicamente, los hombres esos no son rivales contra Hettui, el único problema sería el conde ese. Al estar los dos fuera de sus reinos correspondientes, no causa gran mal el matarse mutuamente. El conde de Lucía, hasta donde yo sé, despertó el poder de Caos; no sé si será una ventaja para Hettui ya que, aunque la defensa del calvo no será muy buena; los ataques sí. 

Narremos ésto de otra manera.

A Hettui le llamaremos Uno y al otro Cero.

Uno ataca con un corte directo a la altura de cuello, pero Cero reacciona e invoca —sin decir conjuro— un ¿qué?, oh, un muro bien alto que acaba partiéndose en dos y muchos otros pedacitos. Ahora es el turno de Cero para atacar, de su libro sale una espada celestial de color rojo; Uno está en problemas, Uno está en problemas. Esa espada es un peligro, ¿podrá Uno vencerle? Solo queda rezar a que no lo haya invocado con ganas de matar... ¡Oh mierda, la hemos cagado; Cero quiere matar a Uno!

—Carta celestial, escucha mi voz y préstame tu poder; ¡espada!

Lanzo la carta seleccionada al aire y de ella —por un milagro de Dios— sale una espada azul que corta el trayecto de la roja. Vale, he conseguido salvar a Uno, pero me está costando media vida en mantener la espada a raya. No es por la concentración, sino falta de poder y manejo; además, soy de Orden y él de Caos, se ve claramente que estoy en desventaja.

Cero concentra su atención en mí e intenta derrotar mi espada con la suya. No lo tiene difícil, lo está consiguiendo. Mi invocación se transforma en humo azul y la carta vuelve a mis manos mientras que la espada roja busca sangre y muerte.

—¡Ahg! —Un grito de dolor desgarrador resuena y la espada roja desaparece al mismo que el cuerpo de Cero cae al suelo desangrándose por una herida profunda del cuello.

Uno ha salido vencedor. Fin de la narración.

Vaya, el conde Hettui no ha perdido tiempo. Ha aprovechado que yo le estaba distrayendo para rajarle; no me llega a sorprender esa agresividad. Le veo acercarse hacia mi árbol esperando a que baje ya.

—Espera, esto tomará tiempo. Subir es una cosa y bajar es otra —justifico teniendo cuidado de dónde pisar.

La pierna derecha toma vida propia y se posa donde no se debe haciéndome resbalar. Mis manos no reaccionaron a tiempo en agarrase a algo y me caigo de culo cerrando con fuerza los ojos. Menos mal que el árbol que he elegido no era tan alto como para matarme de ese golpe, pero sí me haré mucho daño.

Unos brazos me agarran a tiempo cogiéndome al estilo princesa. Abro los ojos encontrándome con esa mirada amarilla y de verdad que en este preciso momento, el conde Hettui me parece el ser más guapo que hay en el mundo.

Llega un momento en el que siento que estoy volando en el aire y, de repente, me estampo contra el suelo.

Suelto un quejido de dolor y, al segundo dirijo mis ojos hacia el maldito albino amargado señalándole con el dedo acusador. Inspiro con profundidad.

—Me parece bien si me hubieras dejado caer así sin más; me parece bien que me hayas cogido para después dejarme caer de tus brazos, no me importaría demasiado. Pero, ¿¡tenías que lanzarme!? ¡Ese lanzamiento sobraba!, ¿lo sabías?

Me ha lanzado lejos de él, literalmente. Como si fuera un saco de patatas en sus brazos y él lo tirara así al suelo sin importancia.

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PALABRAS: 2714

¡Hola, hola!

Nuevo capítulo 7u7r

Kaisaac, Armin y Dam se dirigen juntos a la aldea, ¿sucederá algo o irá todo sobre ruedas?

Ha habido una mini pelea en donde han salido victoriosos Hettui y Kristal, pero muy feo lo que le ha hecho a la pobre protagonista, wey; la lanzó lejos como un saco de patatas.

¿Va a seguir todo perfectamente o se tendrán que enfrentar a algunos enemigos más?

¿Qué ocurrirá en el siguiente capítulo?

Aquí os he dejado el capítulo 12, espero que os haya gustado. Por cierto, la historia ya ha llegado a sus mil leídas uwu. Muchísimas gracias!! ♥♥

¡PREGUNTA!

—¿Escribís historias también? ¿Soléis hacerlo escuchando música? Si es que sí, ¿qué tipo de música?

Yo sí, y de géneros muy variados. Todo depende de con cuáles me obsesione. Por ejemplo, antes escuchaba los de "The Greastest Showman" y/o "Descendientes" junto a todas las de "Disney"; y, últimamente me he obsesionado con canciones chinas y a veces lloro incluso. Demasiado sentimental yo xd.

Bueno, eso ha sido todo por hoy uwu.

¡Se os quiere!

¡Saluditos!

Dyiiana~

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