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Capítulo 01

Un Evento Inesperado
🦋

Las mañanas de Oriana en Gardenia solían empezar siempre igual, con el dulce trinar de las aves, el tictac del reloj, la cálida luz solar dando en su mejilla y con su hermano Isidoro saltando sobre ella para aplastarla a las ocho y tres de la mañana.

—Arriba Oriana, vamos, ya salió el Sol—exclamó el adolescente de catorce años mientras saltaba una y otra vez sobre su hermana quitándole el aire.

—¡Bájate! Son vacaciones, deberías dormir hasta el mediodía—con toda la fuerza que pudo reunir Oriana se levantó de golpe lanzando a su hermano al piso, con agresividad corrió los mechones de cabello negro que estaban en su cara y clavó sus tormentosos ojos grises en Isidoro—¡La puerta tenía llave!

—Y yo tenía un clip, deberías ver todo lo que se aprende en internet.

Isidoro se lanzó nuevamente sobre su hermana para levantarla tirando de su pierna mientras que ella se sujetaba de la cabecera de su cama para poder seguir durmiendo, en un último intento de resistencia Oriana tomó su almohada para ahogar a su hermanito, lo cual obviamente se desarrolló en una pelea de almohadas.

—Lo juro—dijo una voz desde la puerta deteniendo su juego—La próxima vez que alguien elogie el comportamiento de ustedes dos me le reiré en frente de su cara.

Los dos adolescentes en el piso rodaron los ojos.

—Oh mírenme, soy el Señor Lorenzo Perfecto—se burló Isidoro fingiendo tener clase—Hice boxeo, corro por las mañanas todos los fines de semana, tengo una novia que parece modelo y tiene cerebro…

—¡Oye!

—Y no olvides mis más grandes éxitos—añadió Oriana burlándose al igual que su hermanito—El décimo tercer gran concierto desafinado en la ducha del baño, la sinfonía pedorrina en mí habitación, la armonía de explosiones en la cocina al mediodía…

—Oriana, detente—suplicó el joven intentando apelar a la habitual madurez de su hermanita mientras su rostro se sonrojaba cada vez más.

—Y mi favorito personal, la mejor clase de educación sexual jamás terminada.

Lorenzo se abalanzó sobre sus hermanos menores y comenzó a hacerles cosquillas en un intento de que abandonen la alianza en su contra, él los amaba, pero preferiría cuando Oriana estaba en alianza con él y no lo acribillaba junto con Isidoro.

Las toses de Oriana eliminaron cualquier rastro de diversión que hubiera entre los tres hermanos, mientras Lorenzo la sentaba recta y la instaba a seguir su respiración, Isidoro se lanzó a través de la habitación para conseguir el inhalador en el escritorio de su hermana.

El aire comenzó a ingresar de nuevo a los pulmones de la chica mientras cerraba los ojos en búsqueda de evitar la culpa, no era su culpa tener asma, no era su culpa que sus vías respiratorias decidieran cerrarse, no era su culpa

—¿Estás bien?—la voz temblorosa de su hermano mayor la trajo de vuelta a la tierra. Miró a Lorenzo, con su suave cabello castaño y cariñosos ojos cafés deformados en preocupación por ella, no era su culpa, no era su culpa

—Claro, no fue nada—respondió Oriana dándole la sonrisa más tranquilizadora que pudo hacer—Ya deberíamos desayunar, estoy murien… estoy tan hambrienta.

Ignorando el elefante en la habitación los dos chicos salieron para dejarla vestirse, una vez en soledad Oriana se dejó caer en su cama observando sus manos temblorosas, tomó el collar en la mesita de noche al lado de su cama para apretarlo contra su pecho mientras inhalaba y exhalaba tratando de tranquilizarse e impedir que las lágrimas retenidas en sus ojos aumentaran.

•━━✷━━•

En la casa de al lado vivía una bonita pelirroja llamada Bloom quien se encontraba durmiendo pacíficamente luego de quedarse hasta tarde dibujando, por supuesto que para su madre Vanessa ya era hora más que aceptable para que se levantara y aprovechara sus vacaciones, así que decidió usar una mentira piadosa al verla dormida tan profundamente.

—Bloom, ya casi son las nueve ¿No tenías clases con la profesora Mildred?

El grito de horror de la pelirroja fue prueba suficiente de que su pequeño truco surtió efecto, incluso logró despertar a su conejo mascota, Kiko.

—¿Pog ge nu meh degpedtage?—se quejaba Bloom cepillándose los dientes—¡Sabes que ella me odia! ¿Cómo es que no sonó la alarma?—fue sólo después de terminar de vestirse que se detuvo a pensar—Espera un segundo, la alarma no sonó porque ya estoy de vacaciones ¡Mamá! ¡No es gracioso!

Pero la mujer de cabello castaño ya se había marchado de la habitación riéndose de su hija, la pobre pelirroja no tuvo de otra que tomar a su conejito en brazos y bajar a la cocina.

—Buen día cariño—saludó su padre dejando su café y periódico de lado—¿Cómo amaneciste?

—Horrible, tú esposa me despertó de un susto, a mí, a tu pobre y buena hijita—se quejó Bloom dramáticamente, incluso logró sacar unas lagrimitas en los bordes de sus ojos azules.

—Esposa ¿Cómo pudiste hacer algo tan maquiavélico a mí pobre y buena hija?—siguió el juego su padre.

—Demasiado temprano para sus obras de teatro—advirtió con una sonrisa a su esposo Mike y su hija artista—Desayunen bien y a empezar el día con fuerza, disfruta tú fin de semana antes de ayudarme en la florería.

—Bien, empezaré con fuerza—estuvo de acuerdo Bloom mientras se sentaba en la mesa después de darle su desayuno a Kiko, juntó las manos con un golpe en señal de súplica—Por favor, déjenme ir a la playa con mis amigas.

—Bloom, hemos hablado de esto desde tu cumpleaños número dieciséis, aún eres muy joven—le recordó Vanessa uniéndose a la mesa.

—Y ya tengo dieciocho, diecinueve en seis meses más, creo que ya soy lo suficiente mayor—se quejó hundiendo los dientes en su tostada.

—Cuando tengas veintiuno podrás hacer lo que quieras Bloom, pero todavía eres una niña, nuestra niña—la imágen de una pequeña pelirroja de coletas se superpuso ante la visión de Mike de su hija adolescente.

—No es justo, luego usarán la carta de mientras vivas bajo nuestro techo…—la pelirroja soltó un suspiro intentando controlarse, si se ponía caprichosa jamás los convencería, necesitaba negociar—Escuchen, no es como si fuera a ir con desconocidos, sólo Oriana, Selina y yo, las conocen desde niñas. Puedo entender lo del viaje a Irlanda con Eldora, pero la playa apenas está a unas horas de viaje.

—Bloom, lo siento, pero la respuesta sigue siendo no. Además pronto nos iremos a esquiar, para variar las vacaciones de este año—el resto del desayuno transcurrió en un silencio resignado hasta que Bloom tomó a Kiko y se marchó, pero Vanessa no pudo evitar volcar su preocupación sobre Mike—¿Crees que estamos siendo muy estrictos? Bloom ha demostrado ser confiable, Selina es una buena chica y Oriana ciertamente sabe cómo evitar que hagan tonterías.

—Amor, también me molesta pero aún es peligroso, mira esto—le señaló Mike pasándole el periódico—La desaparición de jóvenes en las costas aumentó e incluso…

—Encontraron parte de sus cuerpos que estaban… Oh cielos—Vanessa cambió la página bruscamente ante las imágenes más grotescas.

—Se que no podemos asegurarnos de que esté completamente segura en Gardenia pero aún así…

—No, está bien, Gardenia es segura, sólo deseo que Selina y Eldora también estén seguras en su viaje a Irlanda.

•━━✷━━•

Bloom subió a Kiko al canasto de su bicicleta y trabó el armazón de metal que servía como jaula, luego sacó la bicicleta del garaje para dirigirse en busca de su amiga.

—Siempre será igual con ellos, nunca seré lo suficientemente mayor—se lamentaba Bloom, hablar con Kiko era algo que hacía de ves en cuando, incluso parecía escucharla a veces.

—Eso es porque son tus padres—Bloom giró su rostro encontrándose con su amiga Oriana quien la miraba con diversión en sus ojos grises, tenía su cabello atado en una coleta alta además de llevar pantalón deportivo holgado y una blusa suelta un talle más grande, sus manos sostenían las correas de la mochila en su espalda—Y en menor medida, si te refieres a tú plan de ir a la playa estas vacaciones, podría ser por todas las desapariciones que han estado ocurriendo.

—¿Desapariciones?

—Sí, ya sabes, de jóvenes entre dieciséis y veinticinco años… ¿Acaso no ves las noticias?—Oriana rodó los ojos ante su confusión, Bloom sabía que se perdía en las nubes más veces de las que ella podía bajarla—Los han estado mutilando, llegaron algunos pedazos a las costas incluso con marcas de mordidas, el turismo de las playas está en la cuerda floja, de hecho, nosotros iremos a acampar estás vacaciones y por lo que oí del tío Mike ustedes irán a esquiar.

Bloom asintió mientras asimilaba la información, claramente la costa era peligrosa en esos momentos pero habría preferido que sus padres se lo dijeran en lugar de negarse sin explicación alguna más que su edad.

—Oh no—murmuró Oriana de repente, dos segundos después supo a que se refería.

—¡Eh, Bloom, Oriana! ¿Todavía con esa chatarra de pedales?

Mitzi fue la compañera de clases de Bloom desde que empezó la secundaria, era parte del club de periodismo y su animosidad hacia ella aún no había terminado incluso después de concluir con su educación, siempre sabía cómo tocar sus nervios. Ella las observaba apoyada contra el pequeño pilar de su casa mientras dos de sus amigos intentaban subir una moto en la van.

—Mitzi, hola ¿Cómo va todo?—preguntó Oriana fingiendo una sonrisa mientras Bloom murmuraba por lo bajo que no había nada de malo con la bicicleta que le regalaron sus padres.

—Oí que tú y Andy terminaron—directo al grano por supuesto, Oriana tuvo que hacer un gran esfuerzo para no rodar los ojos, todos sabían que Bloom y Andy habían terminado, era lo que pasaba en ciudades amistosas como la suya—¿Aún así pasarás las vacaciones en Gardenia?

—De hecho nos vamos dentro de unas semanas, Mitzi—respondió por primera vez Bloom luego de controlar su temperamento.

—A la misma playa de siempre de seguro—la firme mano de Oriana en el brazo de Bloom fue lo que le impidió a Mitzi tener una nariz sangrando—Bien, me siento generosa así que te enviaré una postal desde España, podría darte una nueva perspectiva.

—Gracias Mitzi, pero iremos a esquiar este año

—¿En serio? Pues lo siento por tus padres, aún recuerdo lo desastroso que fue el viaje de quinto año.

—Por supuesto que lo haces—dijo Bloom apretando los dientes.

Las tres recordaban ese viaje, Bloom apenas había terminado de aprender y debido a una jugarreta de Mitzi la pelirroja tropezó durante la bajada, lo único bueno de eso fue que la pelirroja y Andy se volvieron cercanos.

—¿Esa moto es nueva Mitzi?—preguntó Oriana tratando de desviar la conversación y crear una salida rápida.

—¡Tengan cuidado!—les rugió cuando los chicos casi la dejan caer—Es súper nueva ¿No es genial?

—Mucho, esperamos que te diviertas en tus vacaciones Mitzi y mantente lejos de las playas.

—Que tengas bonitas vacaciones, nos vemos luego—dijo rápido Bloom antes de subir a su bicicleta y salir como rayo, Oriana la siguió corriendo—Pero que presumida es.

—Vamos Llamita, no empieces a arder—dijo con cariño Oriana—No querrás que te vea así antes de su viaje.

Selina era la amiga de ambas que pronto se iría a Irlanda con Eldora, una agradable mujer que les permitía pasar las tardes en su jardín y con quién tomaban el té mientras les contaba historias maravillosas sobre héroes, hadas y brujas. Incluso les había dado a las tres unas bonitas pulseras que jamás se quitaban.

—¿Qué sucede?—preguntó Bloom ante la intensa mirada plateada.

—¿Dónde está tú pulsera Bloom?—dos segundos después se arrepintió de haber preguntado, pues la pelirroja se sobresaltó y perdió el control de la bicicleta casi chocando con un auto—¡Bloom!

La nombrada se mantuvo sostenida con fuerza al poste de luz contra el que se estrelló ante su maniobra para esquivar el auto, le tomó unos segundos volver en sí antes de darse cuenta que su amiga despotricaba con el señor Genaro de la frutería.

—…¡Estaba en rojo! ¡Por supuesto que el cobarde saldría huyendo!

—Vamos Orianella, concéntrate en lo bueno, mira, Fioralba está bien—la azabache se concentró en Bloom mientras la ayudaba a estabilizarse, luego se fijó en que Kiko y la bicicleta no tuvieran ningún daño—Tomen, unas manzanas para recuperar la paz ¿Estás bien?

—Si… si, fue sólo el susto, me dejó un poco en shock—respondió Bloom tomando una de las tres manzanas—Muchas gracias señor Genaro.

—No es nada niñas, pero tengan más cuidado—ambas asintieron antes de despedirse para seguir su camino—Salúdame a tú madre Bloom y dile que tengo un descuento en frutillas.

•━━✷━━•

—No te arrancaré la cabeza sólo porque olvidaste por un día nuestra pulsera Bloom—la regañó Selina antes de darle una mordida a su manzana, una vez que llegaron a su casa Oriana se aseguró de contarle lo ocurrido.

—Fue algo del momento, no te preocupes por ello.

—Eres mí amiga, por supuesto que me voy a preocupar—la joven de cabello verde dirigió su mirada a la otra chica—¿Podrás mantenerla a salvo tú sola?

—Haré mí mayor esfuerzo, te lo prometo.

—¡Oigan! Todavía estoy aquí—las dos chicas se rieron ante el puchero de la pelirroja, Oriana no pudo evitar tocar su pequeña nariz llena de pecas.

—Selina, el taxi espera—le recordó la mujer desde el interior del auto.

—¡Ya voy abuela!—informó Selina tirando el corazón de su manzana antes de abrazar a sus amigas—Las voy a extrañar tanto.

—Y nosotras a ti, pero seguiremos aquí para cuando regreses—le prometió Bloom.

—Diviértete y ten mucho cuidado, evita acercarte a la costa en lo posible—recordó Oriana con preocupación.

Las amigas se separaron, Selina prometió cuidarse y subió al taxi con su abuela, las tres se observaron hasta que el auto dobló la esquina. Bloom y Oriana siguieron caminando mientras comían sus manzanas en dirección al parque de Gardenia, no solían estar allí mucho tiempo ya que preferían pasarlo en el jardín de Eldora todas juntas, pero ahora ellas no estarían por algunas semanas por lo que se sentía mal ingresar solas.

Ya en el parque las dos chicas buscaron un árbol con buena sombra para sentarse debajo, Bloom apoyó la bicicleta liberando a Kiko para que jugara un poco no muy lejos de su vista, luego se sentó al lado de Oriana apoyando la cabeza en su hombro, simplemente se quedaron así, en silencio, escuchando el sonido del viento en los árboles y sintiendo la calidez del Sol a su alrededor. Eso hasta que Kiko volvió asustado.

—¿Qué sucede Kiko?—preguntó Bloom con ternura acariciando la cabecita grisácea de su mascota—¿Otra vez te encontraste con esas aterradoras ardillas? ¿Deberíamos robarles algunas de sus nueces?

Pero Kiko parecía decidido a mostrarles aquello que lo asustaba tanto, si sus tironeos del pantalón de Bloom les indicaba algo, la pelirroja miró a su amiga en busca de consejo pero esta ya se encontraba de pie tendiéndole la mano para ayudarla a levantarse.

—Sabes que Kiko es insistente cuando quiere algo, las mascotas son como sus dueños—explicó Oriana haciendo fuerza para levantarla.

—¿Acaso insinúas algo?—dijo burlona Bloom mientras comenzaba a caminar siguiendo a su conejo entre los árboles—Porque hasta donde sé Ketzy sigue durmiendo.

—Error—una lengua bífida salió cerca del cuello de la azabache, Bloom la miró con extrañeza ante lo cual Oriana bajó un poco su blusa por el hombro mostrando la cabecita de su serpiente mascota, luego ajustó un poco la blusa demostrándole a la pelirroja que el resto del cuerpo estaba envuelto alrededor de su torso.

—Loca, estás completamente lista para el manicomio—pero sin advertencia fue tirada hacia el suelo sintiendo como algo pasó por encima de su cabeza.

—Haz silencio—ordenó Oriana siendo absorbida por la vista ante ellas, estiró el brazo para que su serpiente se quedara cerca de un arbusto y empujó a Kiko levemente hacia ella quien lo enrolló con seguridad por lo que Bloom decidió posar sus ojos en el claro bordeado por árboles e ignorar la quemadura a la altura de su cabeza en el árbol tras ella.

Los finos hilos dorados de su cabello fueron lo primero que le llamó la atención de la chica en el centro del claro, quizás porque resplandecían ante la luz solar o quizás porque enmarcaban a la belleza de piel bronceada que tenía un bastón en sus manos, vestía un top y unos shorts naranjas brillantes con botas del mismo tono hasta debajo de las rodillas, llevaba brazaletes de plata en sus muñecas similares a los pequeños que ataban su cabello en dos coletas, lo más llamativo quizás fue lo que había en su espalda, azules, traslúcidas, brillantes ¡Eran alas! Bueno, quizás el amarillento gran ogro y los demonios como sombras condensadas frente a ella también eran un poco llamativos.

Una voz gutural dijo palabras extrañas, el ogro probablemente si su boca moviéndose indicaba algo, pero una burbujeante voz suave lo contrarresto, Bloom se lamentó por no poder entender sobre lo que hablaban pero la chica de cabello rubios claramente estaba siendo atacada.

—¡Que mala suerte! ¡No entiendo nada!—se quejó la pelirroja en susurros a su amiga.

—El ogro le quiere quitar el cetro a la rubia, pero la rubia no piensa entregárselo, algo sobre una herencia familiar o algo así—murmuró Oriana sin despegar sus ojos de la batalla o quizás si lo hizo durante un segundo ya que tenía un fierro entre sus manos, no notó cuando lo consiguió—¡Presta más atención!

Bloom decidió hacerle caso a su amiga luego de ser regañada, así que intentó agudizar su oído mientras acariciaba la cabecita de Kiko en un intento de tranquilizarlo, sabía que Ketzy lo protegería.

—… princesa… vil criatura… con esos asquerosos demonios ¡Sol ardiente!—un rayo luminoso salió del cetro de plata y pareció cortar a varios demonios que se extinguieron en una explosión de lo que esperaba no fuera sangre, las manchas en el suelo se desvanecían en lucesitas luego de unos segundos.

—No te creas mucho princesita, incluso con ese cetro en tus manos llegarás a tú límite—exclamó el ogro enviando más demonios al ataque—Haz estado transformada por mucho tiempo para ser una novata.

Las dos amigas se miraron preocupadas incluso sin saber a qué se refería el ogro podían notar que la rubia ya estaba agotada, su caída debido a un golpe del ogro, que este le quitara quitara su cetro y que los demonios la retuvieran en el suelo les indicó que era su momento de interferir… aunque no estuvieran muy seguras de cómo.

—¡Oye! ¡Déjala en paz!—exclamó Bloom fiel a ella misma, sus deseos de golpear a alguien habían estado en ebullición bajo su piel desde que se encontró con Mitzy—O sino yo… espera un momento ¿Qué puedo hacer yo?

—¡Atáquenla!—ordenó el ogro con fiereza aferrándose al cetro que tanto le había costado conseguir.

El resultado fueron tres demonios bateados con un fierro.

—Tú no se, pero yo voy a intentar hacerlos puré—exclamó Oriana al mismo tiempo que aplastaba la cabeza de un demonio contra el suelo haciéndolo estallar, la mancha que cayó en su rostro sólo la hizo parecer lunática—¡Ve a ayudarla, yo te cubro!

Fue así como Bloom se encontró pateando y pisoteando a los cuatro demonios que sujetaban a la chica bonita al suelo. Bloom estaba agitada, asustada, con el cuerpo ardiente y sintiendo las pulsaciones de su corazón que trataban de hacer estallar sus venas pero no podía dejar a la chica sin importar cuánto la rasguñaron esos demonios, la alarma en los ojos mieles de la joven la hicieron voltear para ver cómo media docena de demonios se abalanzaban sobre ella, Oriana estaba ocupada bateando a la otra mitad y por la mirada de pánico que le dio notó que no llegaría a tiempo, todo dependía de ella pero lo único que podía hacer era cubrirse con sus brazos.

—¡ALÉJENSE!—Bloom sintió la quemadura en su garganta ante el imperativo rugido, si hubiera cerrado los ojos se habría perdido la esfera rojiza que la envolvió repentinamente repeliendo a los demonios, pero el agotamiento le llegó igual de rápido haciéndola caer al suelo de rodillas.

—¡Vaya! Ese sí que fue un buen ataque—elogió la rubia con una sonrisa a pesar del claro esfuerzo que realizaba para sentarse luego de ser liberada de los demonios—En Solaria estaríamos muy complacidos de tenerte en nuestra armada.

Bloom notó a la distancia como Oriana suspiró con alivio al ver qué ambas estaban a salvo, pero fue ese segundo de distracción lo que bastó para que el ogro la capturara de las muñecas y la sostuviera en el aire balanceándola con una mano de un lado a otro, la chica ahogó un gemido de dolor.

—¿Creen que unas simples gaianas pueden venir e interferir?

—¡Déjala ir ahora mismo!—exigió la rubia dando un pisotón en el césped—¡Esto es entre tú y yo, ogro!

—¡Pues debieron pensarlo antes de interferir, ahora sufrirán las consecuencias!—la joven que sostenía murmuró algo con dificultad—¿Qué?

—¡QUE ME SUELTES!—ordenó Oriana liberando una explosión sólida de energía que eliminó a los demonios restante dejando sólo a los tres más alejados de ella y lanzó al ogro hacia los árboles quien soltó el cetro, la azabache cayó al suelo respirando con dificultad y rogando por no tener un ataque de asma en ese mismo instante, había dejado su inhalador en la mochila la cual se encontraba en el canasto de la bicicleta de Bloom.

Bloom corrió hasta su amiga para verificar su estado, siempre le había preocupado no poder hacer nada durante uno de sus ataques. La rubia caminó hasta ellas para recoger su cetro, luego miró con los ojos brillantes de curiosidad a sus dos salvadoras, las ideas fluyendo como un manantial por su cabeza. Un quejido hizo que las tres chicas giraran sus cabezas hacia el ogro caído.

—Bien, es hora de acabar con esto, necesito un buen baño—murmuró la rubia antes de apuntar hacia él—¡He recuperado mí cetro ogro, ya no tienes posibilidad de derrotarme!

Al parecer él lo sabía puesto que los tres demonios que quedaban se le acercaron antes de desaparecer. Bloom notó que uno de ellos tenía un pedazo de tela celeste en su boca así que bajo la mirada encontrándose con su pantorrilla izquierda algo ensangrentada y un pedazo faltante del pantalón, por un segundo se preguntó que tan alta estaba su adrenalina para no haber sentido esa mordida.

—Eso dejará una marca—murmuró molesta, le gustaba ese pantalón.

—Ese fue un gran combate, realmente…—dijo la rubia antes de cerrar los ojos y caer al suelo, entre las dos apenas lograron que no golpeara su cabeza, seguía respirando así que probablemente sólo era agotamiento, recién notaron que estaba tan lastimada y rasguñada cómo ellas. Su traje de dos piezas se transformó en un vestido igual de raro color naranja con azul claro, Bloom y Oriana se miraron confundidas.

—Bueno… ¿Y ahora qué?

Oriana se encogió de hombros.

•━━✷━━•

El ogro apareció en un lugar oscuro cubierto de niebla, los demonios a su alrededor se dispersaron rápidamente ante el sonido de unos tacones.

—Haz fallado, Knut—una voz gélida arrastró las palabras produciéndole escalofríos—No es la primera vez, pero podría ser la última.

—Realmente no fue mí culpa señorita, tenía el cetro en mis manos hasta que esas dos gaianas aparecieron…

—¿Gaianas?—cuestionó una segunda voz retumbante—¡Já! Dinos Knut ¿Cómo es que dos insignificantes gaianas pudieron impedirte obedecer nuestra orden?

—No eran normales, lucharon contra los demonios de sombra y los hicieron estallar como si nada, ambas usaban magia como faewyrds.

—No ha habido faewyrds en Gaia desde hace siglos, descríbelas—volvió a hablar la primera voz.

—Bueno… ellas eran… déjeme ver…

—Knut—llamó su atención una tercera voz, esta era más atrayente—¿Dónde están tus anteojos?

—Aquí mismo señorita—indicó el ogro sacándolo de su bolsillo.

—¡Pues póntelos!—gritaron las tres a la vez.

—¡Te hemos dicho que no te los quites!—rugió la segunda voz mientras le obedecía—Un ogro cegato, hay que ver.

—Sólo debe recordar no quitárselos, no pasa nada—dijo la tercera voz.

—¡Deja de defenderlo!

—¡Silencio!—ordenó la primera voz—Esas faewyrds gaianas podrían servirnos de algo, he leído sobre ellas, caprichosas y soberbias, sólo importan sus deseos…

—Uno de los demonios consiguió arrancar un pedazo de su ropa, un troll de caza podría guiarnos hacia ellas.

—De acuerdo, vayan y traigan ese cetro.

—¡Esta vez sin fallas!

•━━✷━━•

Oriana cayó agotada en su cama una vez que llegó a su habitación, Ketzy se enroscó alrededor de su brazo antes de sisearle en el rostro, la joven le sonrió.

—Tuvimos una mañana extraña ¿No crees Ketzy?—la joven se puso de espaldas dejando a su mascota acurrucarse en su pecho, mientras intentaba buscarle la lógica a lo ocurrido.

Con algo de esfuerzo lograron llevar a la rubia hasta la casa de Bloom dónde la dejaron en la habitación de invitados y desinfectaron un poco sus heridas, Bloom logró cambiarse antes de que llegara Vanessa pero Oriana debió salir por la ventana para evitar ser vista en ese estado. Entró a su casa en silencio y se cambió lo más rápido posible ignorando el dolor en su cuerpo luego fue como si nada y le dijo a Vanessa que Bloom la invitó a almorzar, en susurros se enteró que la pelirroja siguió su sugerencia de comunicar que la rubia era la prima de Wanda que necesitaba un lugar donde quedarse, para su suerte fue una mentira creíble. Una tos seca hizo que su serpiente la mirara, tomó su inhalador sin dudar y lo puso en su boca, si bien desde que sucedió aquello sentía como si su pecho se hubiese aliviado, sus pulmones dolían más que nunca al respirar, casi podía sentir algo raspando las paredes de sus pulmones. Sabía que a Bloom le dolía la garganta y estaba segura que fue por el rugido que soltó, lo que sea que habían hecho en el parque les había afectado negativamente a sus cuerpos.

—Pareces haber tenido una mañana algo interesante—dijo una voz dulce, el fantasma anaranjado que la acompañaba desde niña apareció flotando sobre ella.

—¿Qué tan interesante puede ser una extraña hada cuando tienes tú fantasma personal?—replicó con burla.

—Oh, recuerdo la expresión para eso—sonrió el fantasma con alegría—Touché.

—Te he enseñado bien—la expresión de la joven de cabello oscuro cayó—¿Qué fue lo que ocurrió, Daffy?

—Creo que en el fondo sabes la respuesta Dyi—fue la devolución del fantasma, su traslúcida mano acarició su cabello aunque no podía tocarla—No pienses en ello ahora, duerme un poco, necesitas descansar.

Con un etéreo canto de cálidas palabras Oriana se quedó dormida. Fue horas más tarde cuando Oriana despertó identificando la mano que acariciaba su cabello como la de Lorenzo. Sus ojos cafés la ahogaban en cariño y le recordaban su despertar esa mañana, no era su culpa

—¿Tuviste una buena siesta?—preguntó su hermano en un dulce susurro.

—Fue reparadora—y no mentía, el dolor en su cuerpo había disminuido un poco—Bloom y yo tuvimos una mañana bastante curiosa—le comentó como si no fuera importante.

—Por mucho que quiera escuchar esa historia la cual algo me dice que es más que curiosa debemos esperar, te desperté porque papá volvió.

—Creí que estaría en la comisaría todo el fin de semana.

—Parece que alguien se ofreció a tomar su turno, está en el living ¿Vamos?

Oriana asintió mientras aceptaba la ayuda de su hermano para levantarse, espero a que Ketzy se enrrollara en ella de nuevo antes de salir de su habitación. Ya dejaría que su hermano pensara que estaba loca más tarde.

•━━✷━━•

Fue durante la noche ya en su cama cuando Bloom comenzó a pensar en la locura que terminó metida durante la mañana, se suponía que sólo le desearía buen viaje a Selina y luego se relajaría en el parque con su otra amiga, ella no debía terminar luchando contra demonios de sombras del tamaño de perros y un ogro de al menos dos metros para defender a una completa desconocida que lanzaba rayos de luz y flotaba sobre el suelo. No iba a mentir, una parte de ella se encontraba extasiada a pesar del intenso dolor de garganta que aún tenía por… lo que sea que pasó en el parque, pero había otra parte de ella (la cual estaba bastante segura que fue influenciada por Oriana) que no quería emocionarse por nada pensando que había sido ella la que provocó esa… magia.

Kiko subió a la cama en busca de algunos mimos antes de dormir, algo que ella no estaba muy segura de conseguir debido al miedo que finalmente se asentaba en ella, ahora podía recordar las garras afiladas rasguñando su piel y los largos dientes clavándose en su pantorrilla izquierda, ni hablar de los moretones que pronto aparecerían en su cuerpo. Unas pequeñas lágrimas cayeron de sus ojos, de inmediato tapó su boca con la mano para evitar que saliera algún ruido. Le hubiese gustado tanto llamar a Oriana.

A medida que el cansancio del día la golpeaba provocando su somnolencia los recuerdos atacaron su mente, los demonios eran demasiados, Oriana no podía defenderla, había más ogros… Las pesadillas inundaban sus sueños provocando una chispa, una pequeña cerca de la alfombra junto a la puerta, luego otra y otra y otra y…

Oriana se despertó de golpe muy agitada, en la tarde se quedó dormida por el agotamiento por lo que su mente no había podido jugar con ella pero fue muy distinto ahora. Todo fue igual que en la mañana pero esta vez no hubo magia que protegiera a Bloom, ella no llegó a tiempo, las dos chicas terminaron desfiguradas y frías en el suelo ensangrentado, el ogro comenzó a reírse antes de lanzarla a lo lejos para caer en el duro pavimento cubierto de sangre, ahora había gritos, decenas de personas gritando, bebés llorando y mujeres riendo, cuando el humo llegó a su nariz se despertó sentándose en la cama, el problema fue que el olor a humo aún permanecía. Poco le importó si el ruido que hizo la ventana cuando la estrelló contra la pared despertó a sus hermanos.

Había humo saliendo de la habitación de Bloom.

Oriana no recuerda haber abierto la puerta de su casa, sólo la de los Peters, más tarde se daría cuenta que el dolor en su cuerpo no era por lo del parque o por cómo se saltaba los escalones mientras corría a la habitación de su amiga sino por haber saltado desde su habitación al suelo sin escuchar los gritos de su hermano, pero ahora sólo importaba la puerta que se interponía entre ella y su amiga en peligro.

—¡Bloom, aléjate de la puerta!—se aseguró de gritar antes de lanzar todo su peso a la madera.

Las lágrimas de Bloom corrían por sus mejillas mientras abrazaba a Kiko contra su pecho arrinconada en la única parte de la habitación que no estaba en llamas, sintió como el viento empujaba su espalda mientras atravesaba el incendio para abrazar a Bloom protectoramente.

El viento cantaba en sus oídos, escuchó pasos apresurados y el sonido del extintor antes de que se detuviera.

—¿Y el fuego?—escuchó preguntar a Mike, levantando la vista Oriana notó que no quedaba ni una pequeña llamita. Había sectores quemados, mayormente cerca de la puerta, los papeles de Bloom estaban esparcidos por toda la habitación y la ventana abierta de par en par con los vidrios rotos, nadie sabría decir si en la habitación hubo un incendio o pasó un huracán.

—¿Sacaste la puerta de sus goznes?—cuestionó Vanessa con incredulidad, notó las partes de pared que se cayeron, luego notó a sus dos hermanos tras la madre de su amiga, Lorenzo tenía una mirada pétrea en su rostro.

—Sabes, ahora mismo me encantaría escuchar sobre tú mañana bastante curiosa.

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