C38 || MANTENERSE EN PIE
A veces, siento que la vida es como una relación tóxica, te pide más de lo que está dispuesta a dar. Cree que puede subsanar nueve situaciones catastróficas con una excepcional, nueve a cambio de una es mucha pérdida para mí.
Nunca he pedido nada, he soportado y cargado con un destino que no labré ni elegí. ¿Pedí acaso un poco de piedad? No. En dieciocho años esta es la primera vez que desearé y no planearé el camino. Necesito tener fe para no hundirme, necesito un dios al que aferrarme en días como este, cuando siento que el hoyo negro me atrapa.
Endrie me ha traído a casa de Mildred porque no quería responder las preguntas de mamá, sé lo histérica que se pondría si conociera la verdad. Me deshago en lágrimas permaneciendo sentada en un sofá, apartada. Mis ojos son como un río que corre sin detenerse, mi nariz está realmente roja e incluso hablar es complicado cuando me ahogo en cada intento.
Vuelvo a sentir ese sentimiento de abandono, similar a que sentí a los siete años cuando papá desapareció.
—Ratona, mírame. —Las manos de KJ se posan a cada lado de mi rostro, de igual manera que hizo End unas horas atrás—, no puedes seguir así. Te necesitamos de este lado. Funcionamos como un todo, ¿recuerdas?
Intento calmar mi llanto tomando respiraciones profundas, pero cada intento de salir del hoyo me devuelve al punto de partida cuando los recuerdos vuelven arrasando con todo mi autocontrol.
—No... —Hago mi mayor esfuerzo por hablar, sin embargo, el aire se corta y no me lo permite.
Me abrazo a KJ deshaciéndome en sus brazos.
Ry. Mi chico del paraguas. Mi lobo.
Me estaba acostumbrando a ser alguien a quien amaba. Supongo que me gustaba la forma en que me ayudó a escapar de mi rutina.
Sus manos me acarician entretanto me envuelve con ellas, reconfortándome.
—Sin ti no lo lograremos, ratona. Ponte de pie. —Su tono es bajo y dulce, pero no es el de él, no me reconforta—. Ryker estará bien, pero necesitamos que te enfoques.
End sale de cocina llamando nuestra atención, está encorvado y traga varias veces antes de dirigir su mirada a nosotros.
—No funciona. —No sé de qué habla, sin embargo, tan sólo escuchar esas palabras en este momento es suficiente para romperme—. Livi, Livi, calma. Déjame explicarte.
Se acerca a paso rápido cuando mi llanto se vuelve aún más agudo. Están ambos a mi lado pretendiendo sosegar mi dolor con sus caricias y palabras, pero no existe una palabra en el mundo que mitigue mi dolor. O tal vez si...
—Basta. —Mildred alza la voz, apareciendo en la sala de estar. El impacto de su reacción me deja petrificada en el lugar con la vista fija en ella—. Deja de llorar, de rendirte y quedarte en un rincón lamentándote de lo sucedido. Ry es mi nieto, lo amo con mi vida, ¿crees que no estoy hecha polvo por dentro? A diferencia de ti, estoy de pie buscando soluciones. Así que busca tu espada y mata al dragón, porque aquí el príncipe es el que está en apuros.
Trago duro ante sus palabras y por más que busco lágrimas para llorar no me salen, solo siento ese vacío en el pecho y una estupefacción de campeonato.
—Comparto tu dolor, pequeña. —Su tono se suaviza al percibir mi reacción—, pero, te necesitamos.
Da unos toques ligeros en mi cabeza.
—Necesito de esa cabeza loca que ha unido todas las piezas del puzzle.
Me lanzo sobre ella, abrazándola con muchísima fuerza hasta que siento como recupero parte de mi fortaleza. Seguiré marchita por dentro hasta que tenga a Ry de vuelta y me pueda regar, pero voy a hacer todo para que ello suceda; porque la fe sin acción es como un celular sin batería, no sirve de nada.
—Bien. —Me aparto de ella secando la humedad bajo mis ojos—. Cuéntenme sus problemas, leales caballeros de la corte.
—Corte el que te voy a dar en el ojos por débil. —recrimina KJ, desde su asiento en el sofá grande.
Le sonrío con suficiencia.
—Te voy a demostrar lo que esta débil puede hacer.
A partir de ahí todo mejora y le agradezco a la vida por enseñarme que leer te hace grande. Los problemas se acaban cuando tú mismo los solucionas, y que el apoyo de tus seres queridos es indispensable para alcanzar la meta.
Mildred tenía razón, no era buen momento para echarse a llorar y rogarle a santo alguno que hiciera el trabajo por ti; porque si bien la fe es bonita y mueve montañas, debes llevarla de la mano con soluciones, pues el profesor te da clases más eres tú quien debe absorber los conocimientos y ponerlos en práctica.
—End, ¿terminaste el pegamento? —le pregunto, mientras releo el capítulo del Sahumerio en un libro de magia negra.
Mi amigo de pelo blanco detiene su cometido para me observarme.
—¿Qué?
—Te dije hace seis minutos y cuarenta y uno, dos, tres...
—¿Qué me dijiste? —Me agota la paciencia y lo fulmino con la mirada.
Todavía tiene el descaro de reírse en mi cara mientras revuelve la mezcla en el fogón.
—Que vinieras a ver qué tal. Siento qué hay algo que se nos escapa.
Dejo el taburete acercándome a la hornilla. Tuvimos que usar una caldera lo suficientemente grande para que sobrase, luego de pegar cada trozo de James. Me siento como una bruja haciendo pociones en sus calderas.
Extraigo un poco de la mezcla con un cucharón y refresco el líquido soplando sobre él, paso mi dedo llevándome parte del contenido en este. Me toma menos de un segundo salir corriendo para aclarar el dedo con agua fresca, puesto que el resquemor me estaba causando dolor. Seco mis manos con un pañuelo notando el enrojecimiento y la hinchazón en el dedo, eso es buena señal de que el pegamento es realmente fuerte de otra manera pegar la madera sería imposible.
—Esto no va a funcionar —le digo observando la mezcla—. Falta algo, End. Necesitamos un ingrediente con propiedad regenerativa y que de paso suavice el efecto secundario del pegamento.
Enarca una ceja en mi dirección.
—¿Regenerativa?
—Sí, tonto. Es una persona, por mucho que ahora sea un... bueno, varios pedazos de madera, cuando vuelva a la normalidad el pegamento no va a restablecer sus tejidos, necesitamos un componente que si lo haga.
Arruga su ceño mientras piensa a la vez que yo lo hago con él, presiona su mandíbula con sus dedos índice y pulgar, con la mirada perdida en el espacio.
—Los turbelarios. —dice End de la nada—. Son de los animales con mejores capacidades regenerativas naturales.
—Ya, pero, ¿de dónde vamos a sacar al platelminto?
Asiente repetidas veces frunciendo los labios hacia un lado.
—Bueno, sí, es difícil, pero...
—En el instituto. —Lo interrumpo—. En el laboratorio de biología, en clase me fijaba en ellos porque no había nada más que hacer.
—¿Atender a clases no era una opción? —Enarca un ceja, divertido.
Me río.
—No me interesaba saber cómo mis neurotransmisores me traicionaban haciéndome gravitar hasta Ryker.
Hace un gesto con la mano dándome la razón y sus dedos terminan en una especie de revólver que me señala.
—Buen punto.
Cerramos la puerta de la casa con la llave que nos ha dejado Mil y vamos camino al instituto. Mildred y KJ fueron a buscar una cierta cantidad de hierbas para el Sahumerio, entretanto nosotros terminábamos el pegamento.
—Oye, quieres mucho a James, ¿cierto? —me pregunta Endrie de camino.
Vamos en la bici que Mildred tenía abandonada en el patio trasero, espero no se enoje por haberla tomado, o peor aún, que esté rota y sea yo quien necesite el pegamento luego del accidente.
—Sí. —Sonrío—. James es un chico increíble. Creo que todos ustedes son increíbles y amo como bajo todos esos estereotipos impuestos por las sociedades, bajo la gran capa de errores cometidos y malas experiencias, está su verdadero yo. Les agradezco que me hayan demostrado que no soy invisible, no soy una aberración; pero por sobre todo que me hayan regalado tantas experiencias. Soy más sabia gracias a ustedes.
—Sí, pero no le quitemos el mérito a los mil libros que has leído —bromea haciéndome reír—. Estoy feliz de ser tu amigo.
Golpeo su hombro con suavidad.
—Yo también estoy feliz de ello.
Entrar al instituto es tarea fácil cuando el portero es fiel admirador de Mildred y ella nuestra profesora-abuela. Inventamos que vamos a buscar algo que ella se dejó y le prometemos que hablaremos con ella para que le dé una cita.
No sé qué pensará Ryker de ello, pero por mi parte es un rotundo no. No quiero que nadie nos quite la atención de Mild ni un segundo.
Culpo a Ry por mi nueva cualidad acaparadora.
—Bien, esto está listo —me dice End cuando hemos terminado de cocinar la mezcla.
Ha funcionado de maravilla puesto que la baba del platelminto suavizó la capacidad corrosiva del pegamento y le agregó propiedades regenerativas. Ahora solo queda aplicarlo en James y rezar para que todo salga bien.
—Y esto. —KJ entra por la puerta del frente junto a Mildred, mostrando una gran cantidad de hierbas dentro de un saco—. Ahora explícanos cuál es el plan, querida cerebrito.
Milded mi mira escéptica y aprovecho el momento para que nos pongamos manos a la obra.
—Les explico mi plan mientras armamos a James, ¿les parece?
Todos asienten. KJ trae la caja donde están sus restos y con cuidado la vierte sobre el gran mesón en la cocina. Lo vacié mientras End terminaba de cocinar el pegamento para tener espacio.
—Bien. El sahumerio es un tipo de purificación, elimina la magia negra o malas energías del ambiente—les explico mientras esparzo la mezcla con cuidado y agilidad para pegar la cabeza al tronco—. El ente de Lynn es maligno, por lo cual debe funcionar. Las marionetas están encerradas en una habitación, algo factible para nosotros, de esta manera será fácil devolverlos a su forma humana.
El humo es la puerta entre los dos mundos y yo pienso abrir esa puerta para devolver todo lo que no pertenece a este.
—El dilema será curar al resto de los alumnos y profesores que han iniciado su transformación. —interviene Mildred y le sonrío como si fuese una pequeña ingenua.
—Eso ya lo había pensado. —Tomo el brazo restante percatándome de que casi hemos acabado. El trabajo en equipo no tiene competencia—. Daremos una fiesta en casa de End, si me lo permites claro está, invitaremos a todos los estudiantes y profesores. ¿Quién se pierde una fiesta de Halloween en esta ciudad?
Sonrío triunfante.
—Te recuerdo que mandaste a todos a apagar los celulares porque venía una tormenta eléctrica.
Me río del gran chiste que acaba de hacer KJ.
—La tormenta nunca llegó, incluso, el tiempo ha mejorado. Eso fue una medida desesperada, nada planeado. Los celulares para este momento deben estar encendidos, las personas continuando con su vida y creyendo que la chica del laboratorio de física estaba loca. —Me río de mí misma, no sé cómo se ocurrió esa locura—. Avísenles a todos sobre la fiesta de Halloween hoy a las diez. Nos desharemos de todos los monstruos.
Se me escapa una sonrisa maliciosa que dejo ser. No encuentro nada más gratificante que destrozar a ese maldito espectro que me ha lastimado con creces.
—¡Listo! —dice KJ al terminar con el último trozo.
Nos encontramos todos en un punto para un abrazo y las lágrimas me llenan los ojos cuando veo una tarea cumplida. Hemos salvado a James y no solo eso, vamos a salvar a toda la ciudad; porque no viviré en paz si tanta gente está vacía por dentro.
—Somos el mejor equipo del mundo —grito manteniendo el abrazo.
Nos separamos entre risas cuando KJ dice: —El Club de los Distorsionados.
—A, b, c, d, e-res la mejor. —Se entusiasma End, chocando cinco conmigo.
—¿Yo? —inquieto entre risas—. Todos juntos somos los mejores.
Mildred me da un abrazo que me colma de amor y seguridad, ese abrazo que de alguna forma dice "gracias".
—Eres una chica con mucha fortaleza —susurra en mi oído. Le devuelvo el abrazo con la misma magnitud que el suyo sintiéndome un poco más cerca de la victoria.
—Ahora, todos a disfrazarnos que se viene la derrota del villano.
De vuelta a casa, ya no me siento tan fuerte, o si me sentía fuerte hasta que vislumbre en la oscuridad el envoltorio metalizado del regalo que nunca abrí. Hay cosas importantes que se dejan para después, cosas que pierden el sabor a felicidad sustituyéndose por la nostalgia.
Me acerco al regalo, decidida a abrirlo. Quito el lazo, levanto el papel precinta que mantiene unidas las cuatro extremidades del papel dejando a un vista una bonita caja.
No importa cuánto tiempo pase, si eres importante para alguien recordará hasta el más mínimo detalle de ti.
Tomo la pulsera plateada en mis manos, está rodeada por dijes de un paraguas abierto, un cerrado, una con lloviznas, uno semiabierto y uno con un diamante falso en forma de LR, la parte vertical de la L coincide con la de la R quedando la primera volteada para el lado equivocado.
Con lágrimas en los ojos me la cuelgo en la mano. No pienso quitármela nunca.
Lo otro que encuentro me hace sonreír a la vez que las mejillas se me inundan con un líquido salado. El libro de Stephen Hawking que una vez Mild me recomendó y nunca pude comprar: "Agujeros Negros".
No sé cuánto tiempo pasa, pero para cuando dejo de llorar, abrazada al libro, falta una y media para que KJ pase por mí.
Voy a derrotar al Maestro en su propio terreno. El dragón nunca será más fuerte que la princesa, y yo soy una maldita reina.
Comienzo a maquillarme con las ideas claras y la mente despejada. No me cabe ni una partícula más de dolor en el cuerpo, pero si hay algo que me impulsa a seguir siempre ha sido el miedo a perder más de lo que ya he perdido.
Siempre se puede un poquito más. El mal es así, arrasa con todo de a poco hasta que te quita la vida; pero a mí nadie me va a quitar nada más.
||~𑁍~♡~𑁍~||~𑁍~♡~𑁍~||~𑁍~♡~𑁍~||
¡Hola, hola!
¡AAHHH! Livi como perra empoderada es todo lo que está bien en esta vida. Cuéntenme. ¿Qué les pareció el capítulo?
Aquí, contándoles un poquito de mi vida, ya terminé las pruebas🤩 y he salido muy bien.
Sé que no tiene nada que ver, pero vi la peli de ATDMV y la amé 😍 No sé porqué tiene tan malos comentarios siendo una adaptación😢. Me hicieron muy feliz los cambios y lloré 😎🤣
Les dejo el maravilloso trabajo de @zu.rss (en Instagram) quien dibujó a nuestra hermosa Livi😍
Los amito.
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