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C31 || SECUESTRADO

Ryker.

El colapso es una mala forma que tu cuerpo tiene de explicarte que no da para más. Es el decaimiento grave y brusco de la presión arterial que causa insuficiencia circulatoria. Hay momentos en los que no das para más, simplemente tu cerebro no asimila el agrego de otra información, ya sea esta pequeña o grande y es cuando presenciamos el colapso. Es el apagón general destinado para purgar y reiniciarse.

Por supuesto, eso no le pasa a Livi, serían demasiado fáciles nuestras vidas si ella gozara de ciertos privilegios. Su cuerpo se mantiene en un constante estado de euforia mientras se atraganta con la dona que se robó de la fiesta. Permanece inquieta en el asiento trasero del auto, a donde debo echar vistazos para que no cometa una imprudencia.

—Ry, amor, tengo hambre.

La palabra hace estragos en mi estómago y debo tomar algunas respiraciones para no írmele encima y comerle la boca. No sé si la usa porque sabe que me engatusa, o solo porque su estado mental apenas le permite pensar.

—Sí, amor, es lógico.

—¿Cómo que lógico? —intervine KJ fomentando mis ganas de abrirle la cabeza de pájaro loco, a ver qué tiene. ¿Seguro no es una marioneta evolucionada? Hasta Pinocho tiene más raciocinio—. Si vació la bandeja de donas.

Cuatro se comió.

—Te dije que luego te lo explico —repito, por decimoquinta vez, la misma frase.

Estoy conduciendo en dirección a casa de mi abuela, necesitamos compartir y analizar todas las pistas que tenemos. El rostro del idiota se vuelve una mueca arrugada y Livi estalla en carcajadas como si fuese lo más gracioso del mundo.

«¿Qué tiene de malo ser mi novio?» —preguntó. Me está llevando al límite.

—¿Ella no estaba llorando hace cinco minutos? —Vuelve a preguntar arrugando la nariz.

¡Santos cojones!

—¡Que está drogada, carajo! Deja ser tan intenso y cierra tu puta boca. —Alzo la voz con la paciencia en cero.

—¿Está drogada?

—¿Estoy drogada? —preguntan al unísono y siento ganas de lanzarme por la ventanilla cuando la escucho alterada.

Maldita marihuana, no se supone que tú relajabas. Me concentro en la carretera, solo observándola de vez en cuando y dejándola descargue su frustración con KJ por haberse dejado drogar y yo no haberle avisado. No para farfullar entre risas y decir si debía advertirle, que la droga es mala. Dios mío, si esta mujer me desquicia lúcida, drogada es un grano en el culo.

«La amas» —me recuerda mi cerebro, haciéndome reír.

¿Por qué otra mierda soportaría esto? Estoy enamorado hasta las trancas. Maldita mierda de neurotrasmisores y no sé que más, maldita pieza perfecta que es Livi en mi puzzle.

—Llegamos.

Por primera vez, agradezco tener cerca a KJ quien se encarga de seguirle sus idioteces a una Livi drogada mientras que yo parezco padre de familia cuidando a sus dos hijos: uno idiota por naturaleza y la otra drogada.

¿Por qué nunca me escucha y luego me culpa por no detenerla?

Mildred abre la puerta mirando a ambos chicos con las cejas arrugadas, los deja pasar y se vuelve hacia mí con la intención escrita en el rostro.

—No me preguntes, en las fiestas hay drogas y los impulsos son el hobbie favorito de Livi. —Le hago saber, un poco exasperado.

Cierra la puerta detrás de mí y me sigue a la sala de estar.

—Métela a bañar, le haré un té con limón. —me dice arrastrando los pies a mi espalda. Bosteza y prosigue—. Estos niños que se creen que una tiene veinte años y puede despertarse a las tres de la mañana sin ningún problema.

Farfulla por lo bajo, pero alcanzo a escucharla. Haciendo oídos sordos le digo:

—Tomaré una botella de agua.

—Si ya tomaste mis horas de sueño, ¿qué más da una botellita de agua?

Se va hacia la cocina dejándome solo con mis risas, tiene cada cosas. Obligo a mi pequeña roja a tomarse toda la botella de agua, la subo a bañar en lo que está el té y no para de magrearme, besarme y tentarme. Llora cuando se convence de que no haré algo con ella en ese estado y menos en el baño de casa de mi abuela.

—Eso es porque ya no me amas. —Sorbe mientras limpia el residuo de mucosa que le brota por la nariz—. Estás siendo tan cruel e injusto.

Se me abalanza encima, otra vez, buscando mi boca. Me besa y lo hace por tantos minutos que parece que quien se bañó fui yo y no ella.

—Más, más. —Se sale de la bañera, quedando a horcajadas sobre mi cuerpo acuclillado. El balance de sus caderas juega con mi cordura y la bajo buscando una toalla.

El llanto se hace más profundo, sus lágrimas son gruesas y odio verla llorar; sin embargo, me convenzo de que esta vez no tiene motivos más que manipularme, como en la fiesta. Joder, he sido lo mejor con ella. No deja de llorar y le acaricio el rostro, cierra los ojos instantáneamente disfrutando de las caricias.

—Te amo. —Le beso la punta de la nariz convenciéndola para vestirla.

Cuando está lista la cargo como si fuese mi bebé y desciendo las escaleras con ella, descansando su cuerpo en el sofá de tres plazas.

—Toma, mi vida. —Mi abuela le extiende el té y la escucho quejarse; porque no le gusta el limón, que mejor le den leche.

Solo basta una mirada mía para que se ponga a beber sin volver a pronunciar palabra con un puchero en los labios. «Mimada». Media hora después, cuando ya está más en sí misma decido qué es hora de terminar con esto. Ella duerme en mi regazo mientras le cuento a KJ lo sucedido dentro de esa casa, relato cada detalle y él me explica más menos lo que encontró.

—No había mucho, pero sí recortes de periódicos sobre una fábrica, el dueño de esta y unas búsquedas perturbadoras en su historial de google. —Se encoge de hombros—. Aquí hay algo mucho más extraño y retorcido de lo que estamos creyendo. Miedo me da.

Le doy la razón con un asentimiento, absorbiendo cada información que me da. Mañana tendré que repetirle todo a Livi con lujo de detalles o me comerá vivo.

—¿Y si hablamos con él? —pregunta Mildred en medio de un bostezo—. Quizás quiera colaborar.

—Sí. —KJ suelta una estruendosa carcajada consiguiendo que Livi se remueva incómoda, llevo la vista hacia él y...—. Perdón. —Se dirige a mí antes de volver a Mildred—. Puedo colaborar con mis puños. ¿Lo secuestramos?

La cara se le ilumina y me río cuidando no despertar a mi chica.

—¿Estás loco? —le digo, jocoso—. Deja de ver películas de narcos y centrémonos en la realidad.

—Yo creo que no es mala idea —comenta mi adormilada abuela, y no sé si lo dice para que nos vayamos y la dejes dormir, o porque realmente ve la posibilidad.

De cualquier manera la miro, descolocado.

—¿Abuela enloqueciste? —me burlo mientras acaricio el cabello de Livi.

—Hay alguien allá afuera convirtiendo a la gente en marionetas, ¿y tú pregunta es si enloquecí?

Me encojo de hombros incorporándome para llevar a Livi a su casa antes de que amanezca y su madre no la encuentre ahí. KJ se despide diciendo que irá caminando, aunque insisto en llevarlo, y yo pongo en marcha el coche vigilando a una Livi dormida en el asiento trasero.

Me cuesta demasiado tumbarla en su cama y no quedarme velando su sueño, pero es lo correcto así que doy media vuelta y salgo por la ventana. Treinta minutos después, estoy dando vueltas en la cama con la incertidumbre de cómo se sentiría dormir a su lado y despertar con ella. Sin duda, lo más hermoso del mundo.

La mañana llega y con ella mi rutina diaria. Desayuno con mis padres, quienes no dejan de molestarme sobre Livi.

—Si tuviésemos un hijo que nos presentase a su novia —se lamenta mamá embadurnando su tostada en mermelada—. ¿Qué habremos hecho mal, cariño?

Mi padre se ríe, negando con la cabeza.

—No lo presiones, cariño. —Me observa con orgullo—. El niño sabrá cuál es el momento adecuado para ello.

Pincho un trozo de queso.

—Exacto, mamá. —Adentro la comida en mi boca, mastico y continuo—. Deja de presionarme y deja de ser maleducada, en la mesa no se habla.

Me señala con el cuchillo de la mantequilla y me río de lo adorable que se ve, incluso, en ese momento. Me hace pensar en ella, ¿cómo estará ahora?

—Me marcho. —Limpio mi boca con la servilleta, desmesuradamente—. Con permiso, sus altezas.

No vuelvo a mencionar palabra cuando ya estoy sobre las cuatro ruedas del auto, en dirección al instituto. Las expectativas sobre este día eran las normales, estar con mi novia y hacer cosas normales con mis amigos no muy normales, en fin, normalidad y tranquilidad solo un día, pero no. Mis amigos son anormales y mi novia muy persuasiva.

—Haré lo que quieras, cuando quieras y a la hora que quieras. —Sí, ese es todo su discurso de convencimiento, pero como ve mi actitud impasible prosigue—. Por tres días. —Levanta tres de sus deditos—. Vamos Ry sé un buen novio, carajo, que ayer me dejaste como tetera hirviendo y no te lo recrimino.

La señalo con el dedo índice. —Ya lo haces.

—¿Sabes qué? Lo haremos sin ti. —Alzo una ceja—. Sí, no me mires así. Lo haré yo sola y si nos atrapan estaré castigada toda la vida, pero habrá valido la pena.

—¿Más chantajes emocionales? —Volteo los ojos, dentro de la ataraxia que es mi mundo y amenazan con derrumbar.

Bate sus pestañas con rapidez mostrándome esa linda sonrisa de niña buena.

—¿Funciona?

—Sé buena esclava y lléveme la mochila que pesa mucho. —Se la suelto echando a andar hacia el vestuario de chicos.

Siento refunfuños detrás que no hacen más que divertirme. No eres la única que hará enojar al otro.

—Los espero en el laboratorio de física —dice, antes de desaparecer de mi alrededor.

El plan es que KJ y yo llevemos a ese idiota al laboratorio de física, bien, será a mi manera.

—Hola, Endrie —saludo, amigable—. ¡Qué va! No tengo paciencia para esto.

Golpeo sobre su vena carótida desmatándolo en el acto, lo acomodo sobre mi hombro aprovechando que todos están en clases y no tendré que lidiar con preguntas innecesarias. Me adentro en el laboratorio sentándolo en una de las sillas, amarro sus manos y piernas de una forma que no pueda desatarse o levantarse.

—¿Alguien tiene alcohol? —pregunto, presionando el interior de mis ojos con los dedos pulgar e índice.

—Yo traje un botiquín. —se apresura la abuela—. Por si alguien terminaba herido, quien sabe.

—Mildred —la regaña Livi—. Se supone debes poner el orden, no contribuir a él.

—Y se supone que tú no debes consumir canabbis sativa y bien drogadita que ibas ayer. —Se mueve tomando una gasa, la embadurna de alcohol y viene a por el chico.

—¡Qué no sabía que tenía eso! —Aprieta los puños molesta—. Fue un error.

Voy por ella y la abrazo disipando su mal genio. Dios, esta mujer es capaz de golpearnos a todos con su cara angelical. La abuela despierta al chico y yo me quedo a un lado observando mientras Livi permanece en primera plana cuando abre sus ojos luciendo desorientado.

—¿Qué...? —Mira a su alrededor desorientado y el que se dé cuenta de que está atado con nosotros alrededor, creo que no ayuda al millón de interrogantes que se debe estar haciendo—. ¿Qué hacen?

KJ se tráquea los dedos como malote de un filme de acción quedando frente a él y desde la distancia me río. Endrie sigue intentando desatarse obteniendo como resultado el fracaso.

—Te voy a golpear hasta el ego —le dice y la cara de miedo de Endrie no se hace esperar.

Livi ríe nerviosa y mi abuela pone cara de aburrimiento.

—No es cierto —dice mi chica mostrando su lado oscuro—. A menos que no cooperes. Así que puedes empezar hablando ya.

—¿Qué quieren saber?

Parece dispuesto a colaborar y sostengo mi cabeza con la palma de mi mano. Le llego por detrás prensando mis dedos en su nuca.

—Ayer, de casualidad, salimos a dar un paseo hasta cierta casa del árbol. —Su cuerpo se tensa bajo mi agarre—. Nos entretuvimos con un show de marionetas, ahora dime tú, ¿qué mierda significa eso?

Se remueve en su asiento intentando soltarse pero al ver que no lo logra se calma. Nos observa con miedo, sus movimientos son cuidados.

—No es lo que ustedes creen.

—Dijo el marido de la amante, ah no, fue la mujer infiel. Lo que sea, la cuestión es que eso dicen siempre y no te creemos. —KJ solo abre la boca para decir estupideces, siempre que habla lo compruebo.

—Si quieres que te crea cuéntanos la verdad —pide Livi.

No sé si me da ternura o me molesta la inocencia de Livi, sus ganas de creer en las personas y pensar que porque te digan que el cielo es verde, lo será. Tantos mentirosos en el mundo y ella se acercó al peor.

—Rojita, estás siendo bastante crédula e ingenua. Te dirá lo que quieres oír para que confíes en él.

—Me subestimas Ryker, subestimas mi capacidad para leer las expresiones. —Me reta con la mirada, pero no me va a detener.

La esclava en estos tres días es ella.

—El buen mentiroso se cree, incluso, su propia mentira. —Alzo una ceja, desafiante.

Pasa de mí, torciendo la mirada, para enfocarse en el canoso.

—¿Quién es? ¿Eres tú? ¿Alguien más? ¿Cuál es su objetivo? —Lanza preguntas directas.

—Purgar el mundo, ese es el objetivo.

—¿De qué? ¿Quién? ¿Estás con él? ¿Cómo lo detengo. —Se desespera soltando preguntas como balas la ametralladora.

—No puedo decir nada. —Espero equivocarme, pero su voz suena suplicante.

Por cuanto voy a suplicarle yo a un montón de anormales. Esta es la decisión más estúpida e inconsecuente que se ha tomado en la historia de los anormales. Bien, formo parte de ella, pero fue solo por el soborno de mi rojita.

—Está mintiendo, joder. Ratona, déjame darle unos puños y verás cómo colabora.

—Estoy diciendo que no puedo hablar, carajo. —Se le aguan los ojos y la vena del cuello le salta—. Quiero deshacerme de él tanto como ustedes.

KJ se adelanta todo emocionado creyendo que es su turno para golpearlo. Un puño en la boca de su estómago lo detiene sacándole el aire. La carcajada estruendosa no la puedo contener cuando veo la cara de suficiencia de mi Livi mostrando su puño y al trigueño doblado sobre su estómago, quejumbroso.

—Dije no a la violencia, cenutrio.

La abuela solo hace mirar desde su silla de perra jefa, riéndose de todo lo qué pasa.

—No puedo decirles nada, Livi. —Endrie vuelve a hablar con un tono lastimero y un toque de súplica—. ¿Por qué crees que te pedí ayuda? Porque confío en tus capacidades, eres centrada, inteligente y compasiva. Ryker también es un cerebro, pero no le importa la humanidad; sin embargo, en cinco años que lo conozco has sido la única persona por la que ha mostrado un interés genuino más allá de las sonrisas falsas, por lo que contaba con él para frenarte cuando fuese necesario. Esa fue la razón por la que te expuse, sin Ryker estábamos en peligro y no pensaba permitir que te dañaran.

La carcajada de KJ es lo único que rompe el silencio.

—¿Qué estoy viendo? ¿Netflix? ¿HBO? ¿La rosa de Guadalupe? —Se ríe como si no hubiese un mañana—. No puedo creerlo.

Livi se agacha haciendo acopio de toda su compasión. Sus rodillas están dobladas y sus ojos puestos en Endrie, ella cree en él. Pese a todas las cosas que han pasado, ella tiene esa capacidad.

—Si quieres que te crea, necesito que me ayudes a destruirlo. —Rraga antes de continuar—. Necesito detenerlo, volver a la vida a las marionetas. Tiene que haber alguna manera, necesito devolverle la vida a James y los demás.

Incluso a mí me removió algo ver a todas esas personas jóvenes con la vida en pausa.

—Piensa en todo lo que te he dicho. Reúne las piezas que tienes y arma el puzzle, Livi. —Le sonríe—. Todos juntos serán capaces.

Livi se levanta, ofuscada. La observo como se pasa las manos por la cara intentando calmarse y recuperar todas las imágenes. Es tan bonita y magnética que ni siquiera pierdo el tiempo fingiendo que lo qué pasa afuera me interesa, no me importa lo que otros hagan ni intento detener la discusión entre la abuela y KJ porque una quiere desatarlo y el otro cree que golpearlo es lo factible.

Mi niña se menea de un lado a otro sobre sus pies, su ceño está fruncido y hasta acá puedo oír su cerebro trabajando a todo motor. Descubro el momento exacto en el que da con una pieza importante, en la que todo se esclarece para ella. Sus párpados se expanden y los rasgos se le iluminan.

—Lo tengo —dice, sonriente chasqueando los dedos.

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Capítulo dedicado a: AMIRA6710

¡Hola, hola!

Mis amores, les deseo una hermosa y feliz navidad. Aquí les dejo el capítulo que tocaba mñn como regalo de navidad. Espero que lo disfruten y me regalen muchos votos y comentarios.

¿Teorías? ¿Qué creen de lo sucedido? ¿Qué creen que se viene?

Los amito con mi vida😍

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