C24 || PERSPECTIVA
Ryker.
La vida está llena de contradicciones. Por ejemplo, la vida es larga y es corta, nunca digas nunca, ahora llueve y no llueve. Esperen, que viene la mejor: la amo y la odio al mismo tiempo. Esa es la que más me define actualemenhe, es la que más se apega a lo que sucedía en mi cabeza mientras nuestros labios rosaban hace a penas un hora. Mi carne aclama la suya, mi calma aclama su caos, pero mi rencor repele su cercanía.
Mis contradicciones, dudas y rencores barren con todo lo que está a mi alcance al llegar a mi habitación. Detrás de mis ojos algo arde y me niego a aceptar lo que es, lo que me pasa. Puedes formar una vida de muros y silencio que siempre llegará una persona que sacudirá tu mundo.
Mis padres se detienen en la puerta sobresaltados por los estruendos, mi madre asustada, mi padre impasible. Pueden ver quien es mi maestro.
—Si quieres ganar una batalla, no permitas que externos influyan en tus sentimientos. Ellos te coaccionan y tú necesitas de toda la frialdad posible para calcular tu alrededor. —Habla con su voz gemela de su expresión.
Tomo uno de mis trofeos haciendolo añicos contra la pared.
—No puedo —grito, maltratándome el cuero cabelludo—. Eso no sirve cuando la guerra es contra ti mismo, papá. No sirve cuando eres un manojo de contradicciones y estás tan dañado que no puedes dejar de lado tu rencor y perdonar.
—Con más razón, hijo. —Adelanta unos pasos a mi madre adentrándose en mi habitación—. Si permites que otros desestabilicen tu centro de control no podrás encontrar una solución, un punto de paz, porque te convertirás en un ser autodestructivo.
Camino de un lado a otro como un lobo enjaulado, es un relajante natural, siempre que estoy sobrecargado purgo de esa manera. Miro a mi madre por encima del hombro de mi padre, sus ojos se encuentran cristalizado y mi rabia aumenta.
—¿Por qué estás a punto de llorar? —Se queda callada ante mi arrebato, solo me mira con esos ojos tristes que no le veía hace mucho—. ¿Ahora ves tus errores, mamá? Espero que estés feliz de ver en lo que convertiste a tu hijo con tus engaños y cobardía.
Papá me da una mirada reprochadora que en este momento me da igual. Los monstruos no nacen, se hacen y entre ellos dos me hicieron a mí: un monstruo despreciable, que solo obtuvo paz en unos brazos que ahora están muy lejos de ser su refugio. Mi padre hace el amago de abrir la boca para reprenderme, pero una voz femenina le cierra la boca dejándolo estupefacto.
—No puedes juzgarme una mierda porque sí, yo te mentí, pero te serví de escudo por años, yo fui quien soporte el dolor en silencio porque estaba aterrorizada, sí, pero nunca iba a permitir que le hicieran daño a mi hijo.
Mi madre, la mujer más delicada y susceptible del mundo, nos cierra la boca en un dos por tres obligándome a desaforar mis sentimientos en mis molares. No grita, pero el timbre de su voz se escucha seguro y casi logra que tiemblen los objetos en mi habitación.
—Puedes llamarme mentirosa, pero cobarde no; porque incluso asustada enfrenté mis miedos para protegerte. No soy una súper heroína, no tengo madera para ello, pero no temo decir que fui el escudo de mi hijo, que pese a todo hoy está a mi lado y en perfecto estado.
Es más baja que yo por lo que mi cabeza está ligeramente inclina hacia abajo mientras la de ella lo está hacia arriba. No hay ni un atisbo de la mujer que veo día a día. Sigo sin creer lo que tengo delante, siempre me mostró una mujer débil, capaz de soportar maltratos por temor, pero realmente, detrás de esa delicadeza hay una mujer mucho más fuerte y de temer de lo que muchos pueden pensar.
Situaciones que cambian la perspectiva.
—¿Cómo hago para no ver que tus malas decisiones me orillaron a ser lo que soy hoy? —Le hablo bajo, conteniéndome para no faltarle al respeto. Amo a mi madre y ahora mismo me siento más intimidado por ella de lo que nunca he estado—. Explícame, ¿cómo cambiar las piezas del juego y poder perdonar mentiras que me han jodido la vida otras tantas veces?
Su expresión no flaquea haciéndome sentir pequeño.
—Perdonando, amor, tú puedes perdonar. —Su rostro se suaviza por unos instantes fugaces, tanto así que ahora estoy dudando de si fue real—. Tú también me orillaste a algo que no quería hacer, ¿alguna vez te reclamé? Te entendí y lo enfrenté porque era la única forma de estar juntos y en paz. O acaso, ¿crees que yo estaba enamorada de Robert cuando me casé con él? Tenía que comportarme como su esposa en todos los ámbitos, ¿crees que por ser una prostituta fue fácil para mí? No, no lo era. Mi única suerte fue que te encontraste al hombre más maravilloso de la tierra, quien se dedicó a conquistarme en lugar de forzarme. Si bien me he callado por años, ya no más. No te aguanto un maltrato más, soy tan Winston como tú y como señora te lo digo una única vez: si vuelves a maltratarme te vas de mi casa porque yo te crié mejor que esto.
Una lágrima cae por mi mejilla.
—Yo... —me trago el cúmulo de llanto alojado en mi garganta—. No me di cuenta, carajo, mamá.
Me acerco a ella rápidamente para abrazarla. Envuelvo mis manos a su alrededor brindándole el confort que no le di en su momento, cuando el rencor me carcomía. He sido una persona realmente egoísta, me encerré en mi dolor apartando a todos y desprotegiendo a mi madre, mi ángel.
Es curioso como nos creemos capaces de juzgar al conocer sólo una parte de la historia. Nos cerramos y adjudicamos nuestras desdichas a otros, cuando la realidad es que esas personas hicieron por ti más que tú mismo.
—Está es mi familia, carajo.
Mi padre se une al abrazo y es entonces cuando me doy cuenta de que él es nuestra bendición, el protagonista de un cómic de superhéroes; porque él es todo eso para nosotros a pesar de sus fallas. Construimos una familia que ha permanecido tambaleante todo este tiempo por mi causa.
No puedo cambiar el mundo, pero puedo aportar un poco de mí. Incluso, podría trabajar en mí para luego trabajar en el mundo. El caso es que no importa cuanto mal haya a tu alrededor si puedes brindarte luz, será quien inicie el cambio, o quizás no, pero al menos te habrás salvado.
Rompemos el abrazo.
—Mamá, te pido perdón y perdono tus errores —concedo. Bien, no esperen que llore ni que mis palabras salgan en una súplica, ese no sería yo—. No más rencores. Quizas fui un poco duro...
—¿Quizás? ¿Un poco? —interviene mi padre, alucinando.
—Sí, he dicho quizás y un poco, ¿quién te dio permiso de entrar a mi habitación, en primer lugar?
Mi madre sonríe negando con la cabeza mientras mi padre entrecierra sus fieros ojos oscuros en mi dirección antes de sonreírme.
—Estoy bien con eso —dice acariciando el pecho de su marido—. Ahora viene lo más difícil porque a mí me amas demasiado para vivir la vida enfadado, pero sé de cierto rencor que no estás muy accesible a superar.
Volteo los ojos incomodo.
—No hablaré de eso con ustedes. —Me alejo recostándome en la cama.
El silencio se instala en la habitación y alzo mi cabeza creyendo que por fin se han ido, pero no, ahí están uno al lado del otro como si nada, mirándome fijamente.
—He dicho "no. hablaré. de..."
—¿Quién enseñó a nuestro hijo a hablar? —pregunta mi padre con su mirada reprochadora a mi madre—. Merece ser torturado por semejante tontería.
Mamá se ríe, pero rápido recompone su papel.
—No sé quien le dijo a esa señora que los animales salvajes hablan.
—Ja. Ja. Ja. —Finjo reír—. No me hace ni puta gracia. Déjenme en paz.
Me volteo en la cama dándoles la espalda. Los pasos de mi madre, delicados, se acercan besando mi cabeza pero es mi padre quien habla.
—El amor no se deja para después, hijo.
Él y sus consejos pendejos. Está bien, siempre son sabios, pero no quita que me amarguen la noche, el sueño y la existencia. Vamos que ni dormir puedo dándole vueltas a sus palabras.
El sol se asoma por la ventana y maldigo cada segundo que pasé dándole vueltas a cosas que deberían estar claras para mí. Su sonrisa tímida se instala en mi cabeza, eso siempre ocurre cada que mi paraguas la cubre, es tan fácil hacerla feliz que duele. Yo saco sus sonrisas más hermosas, sus sonrisas sacan mis sensaciones más devastadoras. Ella es mi luna llena y yo su lobo, también es mi caperucita, mi tranquilidad, mi soplo de aire fresco. A la mierda, esa mujer me ha jodido la cabeza.
Nada más recordar que le dije que sería su Romeo... tengo que estar muy pendejo para decir tantas estupideces. Mejor me voy a la escuela antes de que se me haga tarde.
Como una maldición, cuando llego es lo primero que veo. Estoy apoyado en la pared, la cabeza hueca de Verónica está a mi lado prendida de mi brazo, si no fuera por cómo se le enrojece la cara a Livi cuando nos ve, ya le hubiese cortado los brazos. Babosa.
Tengo que controlar mis impulsos de ir a cubrirla con mi paraguas cuando la lluvia se agita y ella no se detiene a cubrirse con el paraguas que trae en el brazo, sino que deja que el agua la moje.
Maldita terca, se va a resfriar.
La observo al máximo aprovechando que no me ve, distingo sus bonitos ojos verdes vigilados por una sombra oscura, no durmió bien. Sus labios usualmente cubiertos por brillo labial transparente, están limpios. Me entra la urgencia de ir hacia ella, como en su casa, de cuidarla y mimarla hasta el cansancio.
Pero, no, no puedo acercarme a ella otra vez con la duda latente en mi interior. Lo había intentado en su casa, había batallado contra mis deseos de sentir el tacto de su cálida piel y; sin embargo, ambos sentimientos son tan fuertes que no puedo elegir uno. Por ello no puedo acercarme hasta estar seguro, ya que, la estoy haciendo sufrir y ella tiene razón, no se merecen que la traten así. Cometió un error como mamá, quizo ser mi escudo y aunque no es una opción viable no puedo culparla por quererme.
—Salúdala —le ordeno a uno de los chicos que me rodea, señalándola.
El moreno enarca una ceja y le lanzo una mirada dura que es más que suficiente para cumpla con lo pedido sin andar interrogando tanto.
—Buenos días, hermosa —dice en un tono meloso que él piensa que es sexy.
La conozco tan bien que sé que odia ese tono, los apodos que indiquen sobre su aspecto físico le parecen juzgadores a menos que se lo diga alguien en quien confía, porque sabe que está viendo más allá de su físico. A pesar de ello finge que no me ha visto y responde con una sonrisa.
—Buenos días, guapo.
Casi puedo ver una mueca en su cara al decir esa palabra. Mi adorable y dulce Rojita, estás ahí, provocándome. ¿Quieres que vaya a por ti?
—Las desapariciones no cesan —dice uno de los delanteros del equipo. Es rubio casi albino—.!Han desaparecido en total quince personas, la policía no encuentra pistas y la única coincidencia es el instituto.
Y el chat.
Mi rostro cambia de inmediato al darme cuenta de algo: Livi sigue interactuando con ese imbécil. No me preocupa, sé cómo detener esto.
Bien, puede que lo de no preocuparme fuese la sustitución a mis verdaderas y violentas intenciones, pero solo puede ser, no es nada seguro.
Tomo del cuello de la camisa a Endrie al entrar en los vestidores de chicos, para su mala suerte tenemos gimnasia a primera hora. Sus ojos se explayan y puedo sentirlo temblar.
—No vengo a besarte, ni a declararte mi amor eterno —me le burlo a la cara—. Vengo a pedirte de la manera más pasiva y atenta que elimines la maldita cuenta por la que Livi se está comunicando con ese maniático.
Niega desesperadamente con la cabeza intentando hablar y sonrío.
—¿Me negarás que es tuya la cuenta? —le pregunto burlón.
—No... no... —Le tiembla hasta el alma, casi parece mi abuela.
Suelto un lado de su camisa golpeándole la parte posterior de la cabeza.
—Desembucha.
—No voy a hacerlo. —Esta vez habla fuerte y claro destapando el hoyo negro que es mi ira—. No voy que traicionar de nuevo a Livi, jamás me perdonará.
Tuerzo la boca fingiendo que lo pienso.
—Diría que te lo mereces, pero hiciste algo bueno por mí por lo cual no pienso hacerte la vida un yogurt... —Su expresión recupera tranquilidad y prosigo—. No, a menos que elimines la puta cuenta.
Asiente ganándose la aprobación en una sonrisa complacida y no es hasta que me aseguro que la cuenta ha quedado eliminada, que lo dejo ir.
Esto tiene dos motivos y uno de ellos es cumplir mi promesa, mientras yo esté cerca nadie va a lastimar a mi rojita. Nadie.
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Capítulo dedicado a: just_sabrinaaa
¡Hola, hola!
Esa promesa del final🔥 Ese fuego que hay entre ellos😩
Me encanta la familia Winston🥺
Quería pedirles perdón porque sé que tengo bastantes errores gramaticales, estoy trabajando en arreglarlo. Ténganme paciencia.
Últimamente mis notas están más pobres, xd.
Nos vemos prontito.
Los amito.
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