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C22 || PIEDRA FRÍA II

Hay canciones que nunca dedicas, pero las escuchas y te hacen pensar en esa persona.

Stone cold, stone cold

Él es eso. Una piedra fría. ¿Me quiere de verdad? No le dolió arrancarme de su lado, en realidad mentí, pero no era suficiente razón para no escucharme.

Maybe if I don't cry, I won't feel anymore

Siento más de lo estrictamente necesario porque él está ahí feliz y yo estoy hecha pedazos. Puedo verlo con sus amigos, de vuelta, con sus estúpidas Barbies, sonriendo. ¿Quiere castigarme? Su ausencia es castigo suficiente.

Mamá me permitió traer el mp3 a la escuela, ella siempre dice que los dolores del alma se curan con música y que, a pesar de no conocer la causa de mi dolor, nada puede ser tan fatal para que no lo cure una lista de canciones tristes.

Se equivoca, poco lo hace y esta vez es una de ellas. La música me hace sentir y sentir me hace recordarlo. No hay peor tortura que querer olvidar a alguien con quien hiciste una lista de recuerdos. Estoy jodida y tocando fondo.

Me adentro a los vestuarios vacíos de los chicos, tomo un marcador de mi estuche y escribo en el espejo más grande:

Espero que no tardes en regresar, te estaré esperando pero no toda la vida,

Rojita.

Seco la lágrima que me escapa al salir del vestuario, aferrada a mi música. ¿Lo bueno de ser invisible? Que lloras, te rompes y agonizas y nadie lo nota.

I wish I could mean this but here's my goodbye

Tantas formas de matarse y uno elige enamorarse. Querer es hermoso, mientras todo marcha bien. Cuando te rompes, no importa de quien sea la culpa, querer duele y no duele como la cortada de un cuchillo, es más bien como incendiar tu cuerpo.

El tiempo no se apiada de mí corriendo lento y siento que agonizo, soy un zombie por fuera y por dentro estoy muriendo. «Solo un poco más» Me aliento. Que te rompan el corazón duele, pero no tener con quien compartirlo es aún peor. Perdí a James por culpa de ese maldito loco de las marionetas, poco después perdí a Ryker y, finalmente, a Endrie. Da igual de quien sea la culpa si al final el resultado es el mismo.

Salgo de mi última clase antes del almuerzo para encontrar a Ry con su grupo de amigos otra vez. Una de las Barbies, después de ser usada por una niña de tres años, lo tiene tomado del brazo y yo aprieto aún más el libro contra mi pecho intentando calmar las sensaciones negativas que se acrecientan.

—Al mundo le hace falta gente que de verdad sienta las cosas que dice —dice cuando paso por su lado. Podría creer que habla con sus amigos, pero no, sé qué es una indirecta en respuesta a la frase en el espejo—. Mentir no rima con querer.

Es un no.

"Un clavo saca a otro clavo". Quien dijo eso no sabía nada de carpintería, porque el clavo solo lo saca el mismo martillo que lo clavó y como la mierda que lo voy a olvidar.

El escozor en mis ojos me lleva de vuelta al patio trasero de la escuela, ubico el asiento más apartado acurrucando mis piernas contra mi pecho. No puedo llegar a casa así, mamá sospecharía y cada día vuelve más temprano por problemas en el trabajo.

—Me gusta que te sientas lo suficientemente fuerte para llorar sin miramientos. —La voz dulce de Mildred me llena los oídos poniéndome a lagrimear con más fuerza—. ¿La mentira salió a la luz?

Mi atención queda exclusiva para ella.

—¿C-cómo sabes?

Me mira severa, como si estuviese ofendida y aburrida a la vez.

—Soy vieja, veo cosas y los conozco. —Rueda los ojos—. Desde que te vi llegar esta mañana supe que todo estaba mal. Me preguntas por las mentiras y a la semana siguiente pelean. Esperé que vinieras voluntariamente a mi, pero incluso siendo quien está mal debo venir yo.

Sorbo por la nariz limpiando con el dorso de mi mano los mocos que se escapan.

—No quería molestarte —explico.—. Aunque me digas cosas como que soy tu nieta y tal, siento que mi dolor es demasiado grande para darle esa carga a otra persona.

—Querida, tu dolor es demasiado grande, justamente, porque no lo compartes. Mi hijo tiene razón cuando dice que "el dolor sana con amor y no con tanto tiempo". —Me atrae a sus brazos estrechándome entre ellos. Lloro más fuerte permitiéndome fluir—.Llora para que así seas más fuerte.

Casi me río.

—¿Cómo así?

—Utilizamos al rededor de 400 músculos al llorar. —Se encoge de hombros—. Aunque para sonreír usamos 430 más menos, deberías sonreír para ser más fuerte.

Una frase se repite en mi cabeza, a veces soy muy lenta procesando las cosas. Me incorporo con lágrimas recientes en los ojos y mejillas.

—¿Hijo? —pregunto confundida—. ¿Tienes un hijo?

Inclino la cabeza con los ojos estrechos. ¿Por qué asumí que no tenía familia?

—Un hijo. —Asiente con calma repetidas veces. —Y un nieto.

Volteo los ojos.

—Yo solo asumí que no tenías familia.

—Mi nieto no es muy apegado, cosas de su personalidad y mi hijo tiene muchas cosas de las que ocuparse. Vivo sola en una casa pequeña cerca del parque.

¿Me habrá visto alguna vez ir allí?

—Es una pena que vivas sola. —Hago una mueca triste con la boca, pero rápidamente me brillan los ojos con la idea que se me cruza por la mente—. ¿Quieres ir que cenar a mi casa hoy? Puedo cocinar para ti.

—¿Y morir envenenada?

—¡Que prejuiciosa! —finjo estar espantada abriendo la boca de par en par con una mano en el pecho—. Soy un chef ejecutivo.

Alza la barbilla como anciana engreída y agita una mano antes de decir.

—Ya lo decidiré yo, quizás no estás a la altura.

Se me sale una carcajada.

—¿Eso es un si?

—Mildred. —Mi expresión risueña se va con la voz que nombra a mi profesora erizándome la piel.

Me remuevo incómoda en el lugar recogiendo mis cosas sin alzar la vista, con trabajo paso saliva convenciéndome de que si lo miro romperé a llorar.

—Dime, querido —contesta ella como si nada.

—Necesito hablar contigo.

Su tono es serio y puedo sentir su mirada sobre mí. Tomo mi mochila incorporándome, me despido casi huyendo del lugar.

—A las seis. —Alzo la voz para que me escuche haciéndole saber la hora de la cena.

Por un momento pensé que lo estaba superando, el dolor se hizo más liviano y tontamente pensé que podía pasar página, dejar fluir el momento sin forzar las cosas y solo esperar el tiempo no estipulado a que reaccionase, pero no. Su severidad no mitigó, mi dolor tampoco y estar cerca de él solo me trae recuerdos, muchos recuerdos que hoy me saben amargos. Fuimos una historia corta que no me aburriré de leer. El ángel y el demonio. La caperucita y él lobo, pero sobre todo eramos nosotros: Rojita y el chico del paraguas. No serlo, me duele demasiado.

Voy tan ensimismada dentro de mí; sí, porque eventualmente paso más tiempo en mi cabeza, que afuera, que choco contra un cuerpo. Por suerte el impacto no es tan fuerte, dado que la persona tiene una complexión delgada, diría que hasta padece hambre.

—Livi, ¿podemos hablar?

Alzo la mirada encontrándome con unos ojos del color del mar.

—Esto parece una puta peli de terror —me burlo, soez—. ¿En qué parte mueres? Para adelantarla, digo.

Intento rebasarlo pero me detiene tomándome por el brazo, justo como hacía Ryker. Bueno, en realidad, como hacen todos pero mejor ni me juzguen.

—Solo quería sacarte de esa mentira. —Comienza a hablar y me tapo los oídos con mis dedos. Vale, si lo escucho, pero digamos que ocupo mis manos en otra cosa que no sea tan violenta—. Te estabas perdiendo, Ry lo estaba notando, incluso no eras tú. Todo el tiempo asustada, evitabas el contacto. Las mentiras suelen destruir, Liv, y yo solo quería que te salieras de toda esa mierda. Lo siento mucho por haberme metido donde no me correspondía, lo hice por ti.

Río sin humor. Mi cara de póquer está activada, nadie me vuelve a joder.

—¿Qué hiciste por mí, Endrie? —pregunto con mi tono de voz apacible. Rabia por dentro, serenidad por fuera—. Ni siquiera me diste un aviso, una opción. Tú solo fuiste a mis espaldas y me clavaste el puñal, destrozaste mi realidad mientras yo creía que eras mi amigo y me dabas tu apoyo. Eres lo peor que me ha tocado conocer y mira que he conocido gente asquerosa.

Intenta hablar, pero lo detengo poniendo mi mano frente a su rostro.

—No vuelvas a acercarte a mí. Punto y final.

Esta vez lo rebaso yendo a la parada del bus. Me remuevo incómoda en el banco recordando que siempre él me acompañaba. ¡Genial, cerebro! Tú sigue ahondando en la herida. Molesta me incorporo tomando el camino más corto hacia mi casa, está más que descartado ir al parque. ¡Dios! Paso las manos por mi cabello con frustración. Le di hasta mi lugar favorito, ahora, ¿a dónde voy?

Llego a casa, mamá no está, por lo que me pongo manos a la obra ordenando todo mi alrededor. Elijo cocinar pollo porque es lo mejor que se me da y hago uno de mis inventos que vendría siendo: pollo con Verduras a la Livi. Me queda delicioso igual, así que ni me pongan esa cara. Sincronizo la radio dejándola ser, voy a dejarlo fluir todo como las olas del mar.

Fluir no forzar, dijo alguien. Perdón por no dar créditos, desconozco de su existencia.

Si mis sentimientos quieren escocer mi alma, los voy a dejar para luego sanarla. No soy débil, me ha tocado muy duro en la vida para que me derrumbe esto.

—Hola, cielo. —La presencia alegre de mi madre llega frente a mí y olfatea antes de continuar—. ¿Pollo? ¿Cereza y fresia en el ambiente? ¿Casa adornada? ¿Esperamos visita?

Sonrío ante su deducción. Soy tan obvia.

—Si. —Doy un salto de emoción—. ¿Te hablé de la señora Mildred, mi profesora de física?

Asiente dejando la compra que trae sobre la alacena. Sus hermosos ojos verdes pálidos con marrón se fijan en mí, reprochándome. La mezcla en ellos es raramente alucinante. Me gustan los ojos de mamá y su sonrisa, es una mujer que no la ha tenido fácil, pero no se ha dejado vencer.

—¿Está mal?

——Livi, llevas desde que llegamos a la ciudad haciendo cosas que están mal. —Su mirada seria me aterroriza secándome la garganta—. ¿Crees que no te conozco o no me doy cuenta? ¿Qué no te escuché en la noche rogando en sueños que te perdonara? Te puse reglas para mantenernos a salvo, pero estás lo suficientemente grande para saber elegir tus batallas, si crees que necesitas mucho esta experiencia, no seré yo quien te reprima, pero vive con las consecuencias de ello.

Me siento la peor persona del mundo cuando veo sus ojos cristalizados. «No, mierda, ¿qué estoy haciendo?» Corro a abrazarla.

—Lo siento, mami. —Una lagrima cae—. Soy una pésima persona, una egoísta y una mentirosa. Siento tanto decepcionarte, yo solo quería saber que se sentía ser libre.

Besa mi frente previo a decir las palabras que me destrozan aún más.

—Pero no eres libre y ya perdí a tu padre, no quiero que tú seas la siguiente.

Beso su mejilla antes de subir a mi habitación. Me encierro en mi santuario envuelta en cuadros de lugares a los que nunca iré o disfrutaré físicamente porque soy una puta prisionera en este mundo injusto.

Comienzo a destrozar cada cuadro encerrándome dentro de mí. «No quiero vivir más así». Golpeo los lienzos contra la madera del escritorio en medio de gritos frustrados. «Libérenme» Lanzo otro contra el televisor y así hasta hacer pedazos todo mi arte, tal cual mi corazón. El arte es pasión, amor, es inspiración del corazón, pero el mío ya no tiene más que dar porque soy una triste prisionera.

Busco el cuadro que me falta por destruir, el que inició mi ruina, pero por más que remuevo entre un traste y otro no lo encuentro.

Oh, dios. Alguien se lo llevó.

El cuadro del lago, el cuadro del beso que pudo ser y no fue, mi único recuerdo por destruir no está.

||~𑁍~~𑁍~||~𑁍~~𑁍~||~𑁍~~||

¡Hola, hola!

Se me olvidó que debía actualizar, xd.

Bueno, ya vieron las perspectivas de cada uno con respecto a la situación.

Los próximos capítulos seguiremos viendo la superación de cada cual, ya sea para romper todo tipo de lazos o enmendarlos.

Si me quieren decir o preguntar algo pulsen al lado y díganme lo que sea.

Por otra parte, quiero pedirles un favor y es que si les gusta la historia voten, comenten mucho y la compartan con sus amigos. De verdad eso me ayudaría muchísimo, por favor. 😭

Los amito.

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