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C18 || MI GRANITO DE ARENA

Juguemos un juego: ¿Qué probabilidades hay?

No, no ese juego donde exponen una probabilidad, cuentan juntos hasta tres y si coinciden en el número la probabilidad se cumple. Es uno mucho más fácil, yo pregunto, yo respondo.

¿Qué probabilidades hay de que salga allá afuera y sea atrapada por mis captores? 50/50

¿Qué probabilidades hay de que salga allá afuera y Ryker me diga que se terminó? 50/50

¿Qué probabilidades hay de que mi mamá se entere sobre mi corrupción y me encierre? 50/50

Toda nuestra vida se resume a probabilidades. Quizás varíe el porcentaje, pero seguirás viviendo del "¿que probabilidades hay?"; porque no tenemos la certeza de lo que pasará al minuto siguiente. Como yo, que le digo a mi madre que necesito ir caminando al instituto para drenar todos mis sentimientos negativos, pero en realidad estoy subiendo al auto del chico que ayer me dió la mejor tarde de mi vida, mi chico del paraguas. ¿Qué probabilidades habían hace una semana de que eso sucediera?

—Buenos días, lobo salvaje. —Río encantada de la vida.

—Buenos días, rojita.

Deja un corto beso en mis labios antes de incorporarse a la carretera, conduciendo hasta unas calles antes del instituto donde aparca el auto. Su paraguas cubre mi cabeza como de costumbre. Vamos bajo el mismo y al ver el semejante diluvio que cae, nos hago detener haciéndole frente.

—Quiero un beso bajo la lluvia.

Se ríe.

—Deja de ser tan cliché. —Se rasca una ceja mientras, supongo, espera a que avance.

—Quiero que todo me recuerde a ti y voy a sumar esto a la lista.

Me abalanzo sobre él, agarrándolo del cuello mientras de puntitas inicio un beso profundo y emocionante. No se hace de rogar separando los labios y participando en el beso, siento su mano en mi cintura acalorándome la vida. Al terminar el beso deja otro ósculo sobre mi nariz.

—Te daré todos los momentos que desees, rojita.

No escondo la felicidad que me abarca m ante sus palabras. El aleteo de mi corazón y las mariposas asesinas en mi estómago me estremecen, recordándome que estoy viva, que él me hace sentir viva; porque puedo estar bien por mi cuenta, pero él explota mi potencial.

No coincidimos muchas veces en el día después de la primera clase. Osea, eso está bien para mí, no quiero que ninguno de los dos vaya a hastiarse del otro. Quiero hacer funcionar esto que está iniciando y no tiene definición.

El mural de desaparecidos ha acrecentado de buena manera, de lo que fueron tres ahora son ocho, siete alumnos y una profesora. Hay ocho personas en sabrá Dios donde ni en qué condiciones. Allá afuera, hay ocho familias sufriendo esa pérdida y un montón de ineptos policías están ahí, mirando el tiempo correr, esperando la hora de salida para ir para su casa. Todos continúan su vida a pesar de que son ocho las desapariciones porque ahora el mundo es así: a nadie le importa el bienestar del otro y no somos lo suficientemente humanos para tendernos la mano entre nuestra propia especie.

—La situación se está agravando —comenta Endrie mientras la profesora se voltea un momento a copiar unas fórmulas físicas en la pizarra—. Ya no van por uno, están atacando en manada.

—Está —corrijo, copiando las fórmulas de la pizarra.

—¿Cómo que está? —pregunta, enarcando una ceja. Su mirada inquisitiva no me da paz por lo que vuelvo la mirada hacia él, contestándole.

Bien, no estaba en mis planes irme de lengua larga, pero pregunto yo: ¿Quién lo manda a hablarme mientras estoy enfocada en otra cosa?

—Pudimos rescatar el móvil de Rocket de la piscina. Para hacerte corto el cuento un chat llamó mi atención, estaba en una aplicación de mensajería que no conocía y las iniciales de su inusual nombre coinciden con las del escrito en la camisa del día en que murió Rocket. Maestro Marioneta. ¿La desventaja? Las conversaciones estaban borradas.

Me muerdo el labio intentando concentrarme en lo que escribo, ya que, he tenido que borrar varias veces por algunas incongruencias que he escrito. Endrie no para de darle a la sin hueso y no sé cómo hacerlo callar.

—Deberíamos escribirle —sugiere tranquilo y volteo hacia él en automático, como si hubiese enloquecido.

—No lo sé, End. —Ladeo la boca—. Es peligroso, no sabemos su metodología.

—Si estás en ventaja es diferente —me anima—. Debemos hacer algo por todas las personas que están siendo secuestradas.

Muerdo mi lapicero, excluyendo a la clase de mi atención.

—¿Y si acudimos a la policía? Ellos pueden ayudar.

—Ellos nos van a sacar del medio y harán como hasta ahora, sentarse en la comisaría a beber café. Tú has logrado más que ellos.

Un poco de razón si tiene, vamos, que tiene toda la razón. La policía hasta ahora solo ha dicho que no hay avances, fingen movilizarse, pero nada pasa, nada sucede y siguen desapareciendo más alumnos y/o profesores. Espera un momento, hay una coincidencia importante aquí, las desapariciones son solo en este instituto, por ende el secuestrador está aquí o muy cerca.

Finjo un suspiro de derrota como si no hubiese armado un rompecabezas dentro de mí.

—Tengo una condición. —Asiente y continúo—. Ry no puede saberlo.

Una chispa de diversión se enciende en sus ojos.

—Ry, ¿eh? —Me codea—. Eres una zorra rápida. ¿Son novios?

—No. —Niego con la cabeza riéndome de mi propio chiste—, somos seres humanos.

La campana suena finalizando las clases del día y yo me aventuro a un recorrido, por el pasillo, con Endrie. Llegamos a la entrada y como si nos estuviésemos pasando drogas, cuchicheamos.

—Vamos al laboratorio de informática —dice Endrie en un tono bajo—. Encontraremos un computador que nos venga bien, siempre está vacío.

Asiento dándole la razón.

—Bien, solo debo inventarme una excusa para Ryker.

—Genial, no tendrás que esperar —dice señalando a mis espaldas—. Ahí viene. Actúa natural.

El nerviosismo se hace presente en cuanto su presencia se toma mis ojos y su voz me dice al oído.

—Rojita. —El paraguas me cubre y rehuyo de su mirada.

—Hola, Ry.

Mi tono no ha sido el mejor, y joder, me pesa mentirle, ocultarle la verdad.

—¿Me perdí de algo? —Alza una ceja, inquisitivo.

—No —respondo casi al instante.

—Bien, asumiré que estás cansada.

—Ry, estoy diciendo que todo está bien.

—Quien te conoce sabe cuando tu hola es diferente. —Alza la ceja de vuelta como diciendo: «Estás rara».

Y dale la mula al trigo. ¡Que te quiero mentir, imbécil! No tiene derecho a hacerme derretir incluso en este momento y mucho menos ponerme más nerviosa. Me siento tan enamoradamente culpable.

—Bien, estoy exhausta y debo quedarme para hacer un trabajo con End.

—End —saborea el nombre como un trago amargo. Desvía la vista de mi posándola en mi amigo—. Endrie, ¿qué dije sobre Livi?

El canoso inducido levanta las manos en señal de rendición.

—Solo somos amigos, mi rey. —Se ríe—. En todo caso si me gustara alguno de los dos ese serías tú.

Ry sonríe, pero yo no le veo el chiste. Puede que mis orejas estén un poco rojas de la rabia, pero no me comportaré como él.

—Era de esperarse, pero gay, bisexual o el coño de tu madre, mantente a raya con Livi.

Me cruzo de brazos con el rostro enrojecido. Ya tengo dos motivos: un troglodita y un roba novios.

—¿Y qué será lo próximo? —me molesto—. ¿Hacerme un hijo?

—No pongas ideas en mi cabeza, rojita. —Se encoge de hombros—. No me importaría hacerlo.

Destruye un poco más el espacio entre nosotros haciendo lo mismo con mi autocontrol. Acaricia un mechón de mi pelo, antes de llevarlo tras mi oreja.

—Aprende una cosa. No puedes influir en los deseos y/o decisiones de otros, pero sí puedes actuar en consecuencia limitando sus alcances.

—Estás siendo inconsecuente —lo riño.

—Inconsecuente o no, sigo siendo tu elección. —Besa mi frente—. Ve a hacer tu tarea, te espero aquí.

Me ahuyenta agitando una mano, instándome a alejarme de él. Endrie me toma por el brazo para que camine, aún sumida en los encantos succionadores de mi chico, camino al paso de mi amigo en dirección al laboratorio de informática, pero antes de llegar se escucha su voz.

—No la toques tanto.

Echo a reír saliendo de mi ensimismación. Endrie se aleja de mi toque como si fuera fuego y niega mientras resopla.

—Genial, soy controlado por tu novio posesivo. —se cruza de brazos, con fingida molestia—. ¿Debo pedirle permiso antes de hablarte?

Suelto una carcajada acercándome a él hasta rodearlo con mis brazos por su cintura y atraerlo en un fuerte abrazo.

—Si le haces caso te vas a volver loco. No dejes que te afecte.

—Claro, seguro a ti te castiga a base de embestidas feroces, pero yo lo más feroz que me voy a llevar es un puñetazo por toda mi sensual cara.

Suelto otra estruendosa carcajada mientras entramos al solitario salón de computadores. Tomamos una de las mesas del fondo quedando en una esquina, donde nadie puede ver lo que hacemos. Digo, en el hipotético caso de que alguien entrase, ya que estamos nosotros y el supervisor, quién parece más dormido que despierto.

El computador está encendido por lo que solo abro el navegador insertando el nombre de la aplicación:

Telegram.

El logo azul con un avión de papel en blanco salta a mi vista junto a un montón de reseñas. Toco el enlace introduciéndome en la web que me da la opción de ingresar a ella. Dado el caso de que no tengo un celular, presiono registrarme insertando mis datos junto con el número de celular de Endrie, logrando así ser parte de la comunidad.

Sé que deben estar pensando, ¿cómo sabe ella de todo eso si su madre no le permite usar computadores, móvil o tablet? Déjenme les recuerdo que en la escuela se da "informática básica" por lo cual sé manejar perfectamente un computador y me defiendo en el uso de los celulares.

Busco "Maestro Marioneta" apoyándome en mis recuerdos para escribirle al perfil correcto. Lo hallo, pero algo muy raro sucede, no está la típica bandeja vacía, sino que a mis ojos salta un cuestionario con cinco preguntas que debo responder.

El silencio sepulcral del laboratorio es interrumpido por el tono de llamada del celular de Endrie logrando que me sobresalte. Lo observo para ver cómo me devuelve una sonrisa de disculpa y se aleja a contestar la llamada.

Decido esperarlo para realizar el cuestionario juntos; sin embargo, cuando regresa se disculpa alegando que debe irse.

—Mi madre me ha llamado que necesita que esté en casa para un almuerzo familiar/de negocios importante. —Voltea los ojos guardando su celular dentro de la mochila—. Tonterías a las que debo asistir, ya que, nací de una pareja de empresarios exitosos.

Asiento sin empatizar con el sentimiento y le regalo una sonrisa a modo de despedida.

—Si Ry te pregunta le dices eso mismo, agregándole que me has dejado avanzando en él para no atrasarnos o algo así.

—Como se entere de que todo es una mentira...

—Si se entera de la verdad ahora mismo, no creo que puedas correr lo suficientemente lejos. —Le sonrío falsamente—. Tu elección, tu destino.

Vuelvo al ordenador mientras me habla.

—¿Conservar mis extremidades en que categoría entra?

—En la de vete que tu madre te llama y que Ry no sepa la verdad jamás. Por el bien de ambos.

Niega con la cabeza como si estuviese loca. Pobre ingenuo cree que Ry no es capaz de golpearle, como a saco de boxeo, por lo que estamos haciendo. Lo veo en sus ojos, no tiene límites cuando se trata de mí y eso definitivamente enciende algo positivo en mi interior. Aunque a veces me moleste su actitud disfruto de verlo en su fase más cruda, más animal, más lobuna. A fin de cuentas, yo soy su luna llena, su rojita.

Sacudo la cabeza concentrándome en el cuestionario, supongo que de cualquier manera me permitirán el acceso por lo cual decido ser sincera.

1. Tengo el móvil/tablet siempre cerca.

Del uno al cinco un cero, marco la opción "nunca"

2. El móvil es lo primero que miro al despertarme y lo último que miro antes de dormir.

Otro cero. Si fuese a ganarme dinero creo que seguiría pobre.

3. Necesito el móvil para hacer cualquier tipo de actividad.

Negativo, otro "nunca"

4. Miro el móvil también cuando estoy con amigos.

Ni siquiera tengo amigos, quisiera decir, pero menos que eso tengo móvil y vuelvo a marcar "nunca"

5. Estoy nervioso cuando no tengo el móvil, está sin batería o sin cobertura.

Por última vez, presiono el nunca activando una alerta roja en la pantalla que dice "ACCESO DENEGADO". Me creo una cuenta nueva y vuelvo a intentarlo, nada, no se que debo marcar para ello por lo que me frustro frotándome la cara.

El clip de la puerta llama mi atención, percibiendo la figura de Ry dirigiéndose hacia mí. No se necesita mucho tiempo para darse cuenta de que bajo presión o desprevenida no actúo de la mejor manera, quiero decir, actúo de la peor manera. Cierro la pestaña apagando la pantalla en modo Flash sintiendo cada paso más cerca, más amenazante.

—¿Qué sucede?

—Ya me voy.

—Explícame que te sucede. ¿Por qué has estado actuando de una forma un tanto extraña desde la tarde?

Se cruza de brazos impidiendo que avance y me remuevo incómoda. Si sigue así voy a acabar por soltar toda la verdad.

—¿Si? —Me río nerviosa, rascando mi cabeza—. Solo es cansancio y responsabilidades, nada más.

Me alcanza besándome por poco más de un minuto, supongo. El encargado nos llama la atención y salimos como si nada del lugar. Camino bajo su paraguas sin poder evitar exudar felicidad.

—Oye —lo llamo consiguiendo su atención. Enredo mis dedos entre los suyos aferrándome a la parte interior de su codo con la mano libre—. Quiero que tengas muy presente que te quiero, te quiero de verdad.

Sonríe abandonando un beso rápido en mi nariz.

—Repite eso último.

—Te quiero, ¿vale? Prometo no volver a huir.

Algo se me aprieta en el corazón. Si bien algo aprendí es que nada permanece oculto por siempre y si se entera, antes de que pueda contarle yo, necesito que esté seguro de que lo quiero para que no me odie. ¿Estoy siendo dramática? Probablemente, pero las mentiras son como un cancer, que come de adentro hacia afuera destruyendo todo a su paso.

—Prometo no volver a dejarte inconsciente, a pesar de que colmes mi paciencia.

Me saca una enorme carcajada alivianando el dolor latente en mi pecho. Algo me grita «díselo», pero necesito obtener más información antes de que me obligue a alejarme de algo que me puede lastimar.

Él es lo más importante para mí, pero no lo es todo y no puedo concebir un mundo donde yo no ayude a otros que me necesitan. Yo sé lo que es vértelas sola y sin amparo, no quiero que ellos se sientan igual.

Puedo aportar mi granito de arena.

||~𑁍~~𑁍~||~𑁍~~𑁍~||~𑁍~~||

Capítulo dedicado a: PatriciaR31
Mi preciosa princesa manos mágicas está de cumpleaños mñn, felicidades adelantadas, mi amor.

¡Hola, hola!

¿Qué piensan de la decisión de Livi? Necesito saber que piensan ustedes, xd.

Man, esos lectores fantasma que tengo yo, ¿qué esperan para comentar? ¿Qué esperan para hablarme? Ahí están algunos lectores que saben que he hecho amistad con todos los que me comentan (no porque me comenten, sino porque así los conozco, sino, ni modo, xd)

Háblenme, amores, me encantaría conocerlos a todos.

Los amito.

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