C16 || ARREPENTIMIENTO
Ryker en mi vida es un hábito adquirido por la frecuencia de su presencia, como el resto de las cosas tenerlo no se siente tan intenso hasta que desaparece dejando un hueco en tu vida.
¿En qué momento me acostumbre a él? ¿Existió un momento exacto?
Si es así, no lo modifiquen. Lo que viví con él es algo que no quiero perder ni en mil años, las risas y sonrisas, los estremecimientos, molestias y enojos, los celos, la libido. Todo forma parte de un conjunto llamado felicidad y la felicidad me recuerda que estoy viva.
Apago el radio luego de finalizar la novela. Me encantan los culebrones y cuanto más lacrimógenos mejor. Me río yo sola. Es muy loco, pero en este capítulo la protagonista «Maria Fernanda del Pilar» se peleó con su amor «Andrés Maximiliano Dávila» porque él no quiso seguirla en su proyecto de vida. Ahora ambos están muy tristes, pero María Fernanda va a seguir adelante con su vida con o sin él.
Lo loco es que siento que algo así me sucede. Si ella puede seguir yo también.
Mi madre no está en casa. En la mañana, luego de asegurarse de que estaba bien, se fue al trabajo. Le dije que era por los acontecimientos pretéritos de la fecha y entendió mi renuencia a ir a la escuela, solo que esta vez el día del calendario no es solo lo que influye en mi tristeza. El silencio y la soledad suman a mi estado decaído.
Un día como hoy ellos se llevaron a papá y nosotras tuvimos que huir. Un día como hoy, pero de hace diez años descubrí que no debía temer de los fantasmas porque los seres vivos era mucho más aterradores.
Tomo uno de los libros del estante de madera en la pared guardándolo en mi habitual mochila azabache antes de colocármela y salir en busca de lo que carezco. Elijo el único sitio que me ha acogido como si fuese mi casa.
El parque.
El lago del parque me recibe sonriente, despierto. Tomo asiento en la roca a su lado abandonando mi mochila en el suelo, luego de extraer el libro.
369.
Busco la página en la que me detuve antes. El libro expone las creencias del autor sobre la química en el amor, la explicación del porqué nos enamoramos. La cual sólo me lleva a una conclusión: «No importa como se desarrolle, es y seguirá siendo amor, el sentimiento más anhelado por los humanos». Sea cual sea el propósito de tu vida, todos buscamos amor, incluso el propio, pero todos a lo largo de nuestra existencia vamos a por ello.
Un perro me olisquea arrancándome un grito y dejo caer el libro dando un brinco que me deja a metros del perro. Intento imitar ese sonido peculiar que hacen algunos para ahuyentar a los perros, pero no me sale. Pongo ambas manos hacia adelante.
—Por favor, perrito hermoso —suplico—. Quédate ahí mismo. No te muevas, no me ataques.
Le rezo a dios y todas las deidades que puedan existir pidiéndole por mí y mi integridad física.
—Stanford. —Los vellos de la piel se erizan.
No. Puede. Ser.
—No puedo creer que mi propio perro me abandone —vocifera, acercándose—. Ven aquí, traidor. Hoy no comerás si te demoras en venir a mí.
Ahuyento al perro con las manos instándolo a irse hasta su dueño. No quiero que me vea. Para mi suerte el perro corre en dirección a la voz y yo me giro frente al lago colocándome la palma de las manos sobre mi cara. Respiro pausadamente intentando calmar los latidos furiosos de mi corazón.
No puedo ni leer en paz.
—Toma —dicen a mi espalda y me giro bruscamente encontrándome con sus ojos vivos—. Esto es tuyo.
Asiento y tomo el libro intentando hacer el menor contacto posible. Mis ojos se quedan anclados al suelo cuando el libro vuelve a estar en mi posesión. Lo maldigo internamente por no irse y ya. Estoy enojada y quiero mi derecho a ello, no puede solo estar ahí y creer que lo olvidé todo.
Se queda estático logrando que me remueva incómoda, acomodando cabellos sueltos detrás de mi oreja. Mi vista está en cualquier lado y no puedo contenerlo por más tiempo.
—Si me disculpas. —Mi intento de pasarle triunfante por el lado se desvanece cuando me toma del brazo.
«Te perdono todo» dice un muy derretido cerebro, al cual mando a callar porque no ayuda en nada.
—Deja que le ponga la correa al perro para que te sientas más segura. —Se voltea en dirección al perro haciendo justo lo que dijo.
¿En serio? ¿Es todo lo que dirá?
Camina unos pasos lejos de mí, manteniéndose dentro de mi radar. Lo observo disimuladamente, sonriendo ante la imagen que proyecta jugueteando con su perro, el cual mueve una muy agitada cola y lo ve como si fuese lo más maravilloso que pudiese existir.
Tomo mi mochila y mi orgullo colocándomelos con dignidad, avanzando lejos de él. Me robó el lugar y es lo último que me robará.
—¿Huyes? —pregunta y Stanford ladra.
¿Me dijo cobarde o es que no entiendo el idioma perruno?
—Todo está dicho. —Intensifico el agarre en el asa de mi mochila—. Y dado, porque eso hiciste, me golpeaste.
Sus pasos fuertes y duros se sienten en la hierba mientras yo sigo en mi posición, sin atreverme a enfrentarlo. «A este juego pueden jugar dos, pero él me gana todas las putas veces». Su presencia a mis espaldas envía esa corriente eléctrica a navegar por todo mi ser.
—No digas estupideces. —Su mandíbula está tan apretada que a penas entiendo con claridad sus palabras—. Solo necesitaba que no hablaras más, porque tu maldita manía de querer tener la última palabra siempre, no estaba haciendo cosas buenas por mi paciencia. Ahora, si no me quieres hablar sigue tu puto camino, pero que sepas que voy a seguir buscándote y buscándote porque no te vas a librar de mí tan fácilmente.
Arrugo las cejas y me volteo.
—¿Y si te digo que quiero terminar toda esta mierda? ¿Eh? —El tono de mi voz aumenta con mi enojo, mientras aprieto los puños maltratándome las manos—. ¿Qué cojones vas a hacer si te doy calabazas?
La sonrisa satírica que me dedica me hace tragar grueso.
—Voy a insistir hasta que me pongas una maldita orden de alejamiento, porque, ¿sabes qué? —Se acerca peligrosamente. Dios, muéstrale lo que es el espacio personal—. Tú estás tan desesperadamente loca por mí como yo por ti.
Cierro los ojos, momentáneamente, esforzándome en vano por controlar mi respiración errática.
—Ese es el problema del ser humano —le digo por lo bajo abriendo una brecha entre nosotros—. Asumir, creerse con la suficiente ventaja sobre alguien para asegurar lo que siente y no es así, porque a veces ven solo lo que quieren ver, no lo que es. Pasan por encima de los demás y luego dicen "ella quería", siendo igual de culpables.
—En este caso estoy seguro de lo que digo.
—Puede ser que esté tan loca por ti como tú lo estás por mí, pero te digo algo —concedo a mi manera—. Mi cometido en esta vida no es sanar a las personas tóxicas.
A mi alrededor resuena una estruendosa y divertida carcajada que me hace callarme de una. Se cruza de brazos negando con la cabeza sin detenerse.
—¿Yo soy tóxico? —se burla—. Las personas tóxicas son las que te lastiman más de lo que te dan buenos momentos y yo no te veo lastimada.
—También la que afecta directa y negativamente a sus más cercanos debido, entre otros aspectos, a su personalidad egocéntrica y narcisista —asevero—. Una persona tóxica tiene patrones típicos de un egocéntrico como, por ejemplo, el de ser poco empático con relación a lo que piensan los demás.
—Te vas a arrepentir de tus putas palabras. —Guarda algo en mi mochila—. Adiós, Livi Dessen.
Se aleja, sin más, luego de chiflarle al dálmata que corre tras él arrastrando la correa. Siento el escozor en mis ojos y me trago el nudo de mi garganta peleando por todos los medios para mantenerme de pie. Nunca me han arrancado parte de mi piel, pero esto se siente como si la hubiese perdido.
Sin nada más que hacer en este lugar vuelvo andando a mi casa. Arrastro los pies y no porto la barbilla en alto como otros días. No sé exactamente lo que siento, no puedo definirlo con palabras, lo único que puedo asegurar es que las relaciones interpersonales son demasiado complicadas y sorpresivas. No sabes cual será el último momento con esa persona, si ella te decepcionará o tú a ella, no sabes si luego de que todo se desmorone sentirás culpa por ello.
—Buenas a las... —me detengo un momento—. Ah, no, que ni telarañas hay.
Es una locura, o probablemente no, pero desearía que mis muebles fuesen como los de "La Bella y la Bestia". La Sra. Potts sería como una abuela, siempre cuidándome y mimándome, haciéndome ricas comidas. ¿Tendré una tetera con la que pueda hablar aunque no me responda?
Voy a la cocina buscando leche en el refrigerado, soy una fanática empedernida. ¿Quieres comenzar una guerra? Toma mi leche y lo conseguirás.
Lumiere sería ese tío divertido y jovial que alumbraría mis más oscuros días, a quien le confiaría mis travesuras y le mentiría a todas sus novias diciéndoles que son mis favoritas. Subo las escaleras, camino a mi habitación. La puerta está cerrada y no pierdo tiempo cuando ya estoy sentada en mi cama con el vaso de leche en la mano. Hoy no sabe igual. La vida hoy se me antoja insípida.
Chip sería ese hermano que siempre deseé tener y por razones de externas a mí y a mis padres no consentiremos.
¿Y Din Don?
Din Don ese tío amargado que ha perdido la luz debido a los tantos golpes recibidos en la vida, el sabio que brindas los mejores consejos y poco se equivoca. Él me diría ahora mismo que a veces soy muy dura y radical con las personas, porque ellos se pueden equivocar, pero luego rectificar. Que eso es el querer rectificar los errores y recibir el perdón a cambio. Que las personas sorprenden, pero no debo esperar nada ellas para no decepcionarme.
Quizás ese ha sido mi problema desde el inicio, he acrecentado sus falla buscando una excusa para alejarme. Porque en el fondo tengo miedo, porque en el fondo creo que si me decepciono de los demás tendré una excusa válida para volver a levantar mis muros y encerrarme en mi torre. Entonces, ahí está el error. El mundo es cruel, mucho, pero hay personas en él que lo hacen el lugar ideal para estar.
La humedad nubla mi visión impidiéndome ver con nitidez el tablón frente a mí, donde hay un pequeño resumen de los avances que he tenido sobre las desapariciones a manos de MM. Trae un papel adherido con una nota:
«Puede que a veces tos-casi siempre-tos sea muy brusco y no sepa reaccionar ante tu manía de no cerrar la boca cuando estoy al límite, pero si de algo estoy convencido es de que jamás huiré de ti. Puedo ser tu Watson, tu Frank Farmer o tu Romeo (¿en serio yo he dicho eso?. La cosa es que quiero estar cerca de la forma que sea. Perdón por lo de ayer, RW»
Bien, sé que mi reacción no es la más normal, pero la primera reacción de mi cerebro es soltarlo todo y correr al baño donde me meto debajo de la ducha y grito emocionada.
Contexto. Mi cabeza trabajó a mil por hora y lo primero en lo que pude pensar fue "necesito estar presentable". No sé cómo haría, pero lo buscaría. Empapo mi cuerpo con crema y perfume desprendiendo un olor afrutado, algo como ciruela jugosa y fresia exprimida. Un jersey ancho sin escote y una falda de cuero negro, unos botines de mezclilla y el pelo suelto. Vamos, lo normal, lo típico.
Me detengo a revisar el resumen que me proporcionó en un vano esfuerzo por develar algo, pero es solo una pérdida de tiempo. No me revela nada nuevo. Se divide en tres secciones síntomas, víctimas y coincidencias. La última es tan escasa como inexistente. No hay coincidencia sobre ellos, solo los síntomas, ni amigos, ni clases, nada.
Suspiro rendida.
Miro el reloj en mi mano esperando sean las cinco de la tarde para pedirle permiso a mi mamá, como buena hija responsable, e ir al parque con la esperanza de volverlo a encontrar paseando a su asesino en serie Stanford o jugando fútbol. Giro el anillo en mi dedo como si fuese la actividad más divertida del mundo. Sentada frente a mi escritorio observando exactamente lo que se conoce como la nada.
Bien. La ansiedad me está carcomiendo hasta el último órgano y la noria en mi cabeza imagina cincuenta escenarios diferentes de cómo puede empezar, desarrollar y concluir nuestra próxima conversación. «Te vas a arrepentir de tus putas palabras». La frase hace eco en mi cabeza poniéndome a tragar duro.
¿Podrías no ser tan dura y radical a veces, Livi Margarita?
Busco el libro que me leía antes en el parque, con la esperanza de despejar mi cabeza y volar a otro mundo. Esta vez parece atornillada a la realidad, pero haré un esfuerzo. Necesito distraer mi mente.
Saco el libro y junto a él salta una flor con una puta nota adherida. ¿En qué momento? No la tuvo en la mano mientras hablábamos, o quizás estuve lo suficientemente ocupada en rehuir su mirada que no me di cuenta. Es una flor de cinco pétalos, amarilla y probablemente fue arrancada de su habitad sin cuidado alguno, según se mira. Tomo la nota y la desdoblo.
¡Qué pesadito este con sus notitas de los cojones! Bien que me encantan, que hasta se me salen corazones de los ojos y todo.
«Siguiendo un patrón de romance literario debería yo fingir molestia por sus actos reprochables, pero como me pones tan caliente y yo soy fácil, no haré que pelees por mí, no de esa forma tan aburrida y tomaré tu arrepentimiento como un "volvemos a estar en paz y lujuria" por lo que cariño, llámame. RW.»
Y su número debajo.
Pero, ¿qué se ha creído este? Una risotada me toma por completo y la intento contener, maldiciendo su maldito ego. Me va a asfixiar y me hundirá en las perversidades de la hipoxifilia.
Ahora solo debo esperar unas horas hasta que llegue mi madre. Unas pocas horas. Solo un poquito más.
Tres aburridas horas después.
—Cariño —vocifera la persona más anhelada de la Tierra. Al menos por mí y al menos hoy.
Bajo las escaleras corriendo y la abrazo. Bien, estoy pareciendo una trastornada y no es para nada raro que me haya aprendido de memoria el número de Ryker en estas últimas horas.
—¿Todo bien? —pregunta mamá extrañada.
«Dios, si es que soy la leche disimulando. Ni se me nota, pero ni una pizca». Nótese el sarcasmo.
—Sí, mami. —Suelto una risa nerviosa—. Es que odio estar sola aquí.
Acaricio su rostro. Hace tanto tiempo no hacia eso, desde los seis años. Extraño esos momentos donde éramos una familia normal, sin nadie asediando y destruyendo.
—¿Me haces un bizcocho? —le hago ojitos en medio del puchero—. Tengo muchísima hambre, solo he tomado leche.
Mentira no es.
—Si, cariño. —Me devuelve la caricia—. ¿Dejas mi bolso en mi habitación, por favor?
Asiento encantada de la vida. Beso su mejilla y salgo disparada escaleras arriba con su bolso en mi poder. Es un segundo lo que me cuenta entrar, abandonar el mencionado en la silla de su escritorio y tomar su móvil. Gracias a la confianza y el respeto que nos tenemos —y estoy quebrando— mi madre prescinde de bloquear su celular con alguna contraseña.
Busco la aplicación de mensajes e inserto el número del susodicho agregando al cuerpo:
«Por cada travesura una regla, por cada regla rota un castigo. He quebrado más de una saltando de travesura en travesura. ¿Hay un castigo digno para mí? L.D»
Borro el mensaje con una sonrisa en el rostro. ¿Ya qué? Solo queda esperar a que venga a por mí.
||~𑁍~♡~𑁍~||~𑁍~♡~𑁍~||~𑁍~♡~||
Capítulo dedicado a: ThalynekoQueen
¡Hola, hola!
A ver, tengo que contarles que estoy participando con esta historia en un concurso de la Editorial_Pluma_Azul , espero para el próximo capítulo darles noticias.
Y pues este capítulo fue dedicado a una hermosa chica que hizo una crítica a la historia en EditorialLatina , quería dejarles en Link, pero no se pudo. A las chicas del grupo de WhatsApp se las enviaré por allá, si alguien la quiere leer me piden el link por pv.
Quería pedirles algo, un favor. Votar y comentar es cien por ciento gratis y me ayuda muchísimo, así que háganme ese pequeño favor 🥺
¿Algo que quieran decirme?
Los amito mucho.
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